de los Palacios
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a invadir el espacio capitalino, edificados ahora bajo <strong>los</strong> paradigmas <strong>de</strong><br />
la École <strong>de</strong>s Beaux Arts <strong>de</strong> Paris, <strong>de</strong> la corriente higienista y <strong>de</strong> la construcción<br />
mo<strong>de</strong>rna.<br />
Nacen edificios sofisticados, elegantes y hasta lujosos, pero que se han<br />
<strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> <strong>los</strong> espacios innecesarios y presentan una distribución<br />
mucho más confortable, amigable y familiar. Vemos ejemp<strong>los</strong> notables<br />
<strong>de</strong> esta nueva concepción resi<strong>de</strong>ncial en la gran casa que perteneció a la<br />
familia Edwards Mackenna en la Alameda, lujosísima pero altamente<br />
cómoda, concentrando alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l hall sólo cuatro salones que eran<br />
utilizados diariamente; o la mo<strong>de</strong>rna casa <strong>de</strong> la familia Díaz Salas en<br />
la calle Almirante Barroso, don<strong>de</strong> la escalera <strong>de</strong> mármol arabescato le<br />
otorga ese refinamiento palaciego, pero cuyos salones están pensados<br />
para ser utilizados por la familia a diario, en una justa medida entre<br />
funcionalidad y lujo.<br />
Surgen eso sí, algunas excepciones durante el 1900, creados bajo el prisma<br />
romántico <strong>de</strong> <strong>los</strong> viejos palacios, inmuebles grandiosos que aun sobreviven,<br />
que pertenecieron seguramente a aquel<strong>los</strong> que no quisieron abandonar<br />
las viejas costumbres <strong>de</strong> sus antepasados, y podían costearlas. Entre el<strong>los</strong><br />
está el palacio <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Fernando Yrarrázaval en la Alameda, el<br />
palacio <strong>de</strong> Luis Eguiguren en la calle Dieciocho –que incluía un teatro<br />
privado–, el palacio <strong>de</strong> Rafael Ariztía, el palacio <strong>de</strong> la familia Bustamante<br />
y su vecina perteneciente a la familia Campino; o el sorpren<strong>de</strong>nte y<br />
tardío palacio <strong>de</strong> Augusto Bruna frente al Parque Forestal, <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />
2.000 metros cuadrados, con parque, pabellón <strong>de</strong> portería y cocheras.<br />
Esta guía que ambiciosamente se llama La Ruta <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Palacios</strong> y gran<strong>de</strong>s casas <strong>de</strong><br />
Santiago, busca evi<strong>de</strong>nciar, registrar y dar a conocer <strong>los</strong> últimos exponentes<br />
resi<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> esa época romántica que fue el siglo xix y principios <strong>de</strong>l<br />
xx. Un llamativo recorrido a través <strong>de</strong> la Alameda, el Parque Forestal, la<br />
calle Dieciocho, <strong>los</strong> alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong>l Congreso y <strong>de</strong>l Teatro Municipal, la<br />
Plaza Brasil, y otros puntos aislados <strong>de</strong> nuestra capital, que siguen conservando<br />
en mayor o menor grado, <strong>los</strong> vestigios <strong>de</strong> un diseño hoy perdido.<br />
Es preciso entonces, valorar estos edificios que hoy se encuentran<br />
<strong>de</strong>sperdigados por el centro <strong>de</strong> Santiago, como mudos testigos <strong>de</strong> una<br />
época olvidada, capaces <strong>de</strong> reflejar mejor que cualquier documento, las<br />
costumbres, predilecciones estéticas, la historia, ingeniería y avances tecnológicos,<br />
<strong>de</strong> un breve momento <strong>de</strong> nuestra historia, don<strong>de</strong> la riqueza y la<br />
fantasía se unieron para crear obras <strong>de</strong> diseño único, dignas <strong>de</strong> conservar.<br />
Mario Rojas Torrejón<br />
Conservador y Restaurador <strong>de</strong> bienes culturales<br />
El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la arquitectura resi<strong>de</strong>ncial en el centro <strong>de</strong> Santiago se<br />
eclipsará a fines <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1920, época <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s transformaciones,<br />
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>spertar social y un cambio <strong>de</strong> paradigma en las nuevas generaciones,<br />
que inspirados en el concepto <strong>de</strong> ciudad jardín, y con fortunas<br />
mucho más reducidas, buscarán la casa comprimida, cómoda, fácil <strong>de</strong><br />
calefaccionar, con pequeño jardín y viables <strong>de</strong> mantener.<br />
El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s resi<strong>de</strong>ncias se concentrará ahora en <strong>los</strong><br />
sectores <strong>de</strong> Gran Avenida, Ñuñoa y Provi<strong>de</strong>ncia, y posteriormente<br />
en El Golf, Vitacura y La Reina. Seguimos hoy reduciéndonos, pues<br />
la vida mo<strong>de</strong>rna, la exp<strong>los</strong>ión <strong>de</strong>mográfica y la búsqueda <strong>de</strong> otros<br />
i<strong>de</strong>ales, ha hecho que entendamos <strong>de</strong> otra forma lo que significa vivir<br />
y habitar <strong>los</strong> espacios.<br />
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