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de los Palacios

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público <strong>de</strong>terminado, que podrá penetrar en la mansión según el grado <strong>de</strong><br />

intimidad que tenga con la familia propietaria. En una fiesta o banquete<br />

se utilizarán sólo <strong>los</strong> recintos <strong>de</strong>finidos como sociales: el recibidor, el hall,<br />

la sala <strong>de</strong> baile, la <strong>de</strong> música, el comedor, el salón <strong>de</strong> juegos o la sala <strong>de</strong><br />

té; mientras que para visitas casuales, tan sólo se usará un corredor, y<br />

si se tiene suerte, se le hará pasar al recibidor o al escritorio, siempre<br />

ubicados próximos a la puerta <strong>de</strong> entrada. Los familiares o amigos más<br />

íntimos, gozarán <strong>de</strong> privilegios como acce<strong>de</strong>r a las estancias privadas:<br />

comedores <strong>de</strong> diario, salitas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso, inverna<strong>de</strong>ros, bibliotecas,<br />

pinacotecas e incluso salas <strong>de</strong> teatros.<br />

Palacio Lazcano, Calle Agustinas (c.1885)<br />

<strong>de</strong> la calle Huérfanos o el palacio Errázuriz <strong>de</strong> la Alameda, buscaron estos<br />

mismos personajes, esti<strong>los</strong> mucho más originales, inspirados en <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong>l Egipto faraónico, la monumentalidad <strong>de</strong>l imperio<br />

Persa, el misticismo <strong>de</strong> la India, la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la China imperial o la<br />

fascinante Alhambra. Nacen entonces <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados “revivals”, que<br />

tuvieron sus mayores exponentes en <strong>los</strong> palacios arabescos <strong>de</strong> Francisco Ossa<br />

y <strong>de</strong> la familia Concha Cazotte, o el castillo escocés <strong>de</strong>l señor Urmeneta.<br />

Todos estos edificios fueron <strong>de</strong>nominados en su momento como palacios,<br />

pero ¿qué encerraban y <strong>los</strong> hacían distintos <strong>de</strong> otras casas?<br />

El afrancesamiento <strong>de</strong> la sociedad chilena generó profundos cambios a<br />

la hora <strong>de</strong> relacionarse: se adoptan costumbres mucho más estrictas y<br />

protocolares, inspiradas en su mayoría en el Paris <strong>de</strong>l Segundo Imperio<br />

francés, dominado por la ostentosa corte <strong>de</strong> Napoleón III. Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

personajes chilenos que ejemplifica fielmente estos cambios, fue el General<br />

Blanco Encalada y su mujer Carmen Gana, quienes eran conocidos por<br />

sus refinados modales y una ceremoniosa vida a la francesa, trasladada a<br />

ese hôtel particulier que habían hecho levantar en la calle Agustinas.<br />

Sin importar el estilo predominante en la construcción, <strong>los</strong> palacios santiaguinos<br />

comparten esa necesidad <strong>de</strong> jerarquizar <strong>los</strong> recintos, enfocándo<strong>los</strong><br />

en cumplir estrictamente una función específica en un momento y para un<br />

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No solo el visitante tiene un área <strong>de</strong> movimiento <strong>de</strong>terminada, sino<br />

que hombres y mujeres tendrán espacios diferenciados don<strong>de</strong> reunirse.<br />

Nacen entonces <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados salones <strong>de</strong> madame, <strong>los</strong> boudoir, las salas<br />

<strong>de</strong> fumar, <strong>los</strong> billares, las salas <strong>de</strong> estudio, las capillas o salas <strong>de</strong> costura.<br />

El palacio en sí mismo es un intrincado engranaje social y familiar que<br />

a pesar <strong>de</strong> su envergadura, no permite la libertad <strong>de</strong> movimiento <strong>de</strong> sus<br />

ocupantes, y necesita por obligación, la adopción <strong>de</strong> un estilo <strong>de</strong> vida<br />

que hoy nos parece incomprensible.<br />

José Tomás Urmeneta por ejemplo, contrató en Inglaterra a un ejército <strong>de</strong><br />

sirvientes y lacayos, <strong>de</strong>stinados a aten<strong>de</strong>r las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> él, su mujer<br />

e hija, que habitaban alas distintas <strong>de</strong> su palacio, cumpliendo funciones<br />

específicas normadas por el rígido estilo <strong>de</strong> vida inglés.<br />

Asimismo, Francisco Subercaseaux volvíó a Chile acompañado <strong>de</strong> cuatro<br />

empleadas francesas <strong>de</strong> confianza, su cocinero personal, el chofer y la<br />

femme <strong>de</strong> chambre <strong>de</strong> su mujer, para ser atendidos en su nueva mansión<br />

<strong>de</strong> la calle Agustinas. El palacio Cousiño por otro lado, era habitado<br />

intermitentemente por la familia, pero mantenía un servicio estable <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong> 50 empleados.<br />

No <strong>de</strong>be resultarnos extraño entonces, que estos gran<strong>de</strong>s palacios hayan<br />

ido perdiendo sentido a medida que sus ocupantes originales se fueron<br />

extinguiendo, <strong>de</strong>sapareciendo con el<strong>los</strong> ese estilo <strong>de</strong> vida, esas costumbres<br />

y necesida<strong>de</strong>s; así como también el incalculable patrimonio económico,<br />

que, repartido ya en las nuevas generaciones, resultaba insuficiente para<br />

mantener este tipo <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncias. Evoluciona entonces la casa burguesa, en<br />

inmuebles mucho más funcionales que a principios <strong>de</strong>l siglo xx comienzan<br />

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