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Retazos de la Historia<br />

Historia del Tiempo<br />

Presente<br />

la cuestión, más teniendo en cuenta<br />

que no me querían en ninguno de los<br />

dos lados. Por fin, y tras una hábil<br />

maniobra logística, logré colarme en<br />

la comida de mi gran amigo –compañero<br />

de Instituto, aunque él no<br />

se acuerde, yo sí, que en un partido<br />

de fútbol hizo de árbitro y nos birló<br />

un penalti- José Arturo Pérez Moreno.<br />

Me incliné por el perdedor y su<br />

equipo, aunque nunca he llegado a<br />

dilucidar realmente si tan importante<br />

determinación llegué a adoptarla<br />

por mi intrínseco apego los perdedores.<br />

Analizando con detenimiento<br />

este importante asunto, cabe también<br />

la posibilidad de que el menú y<br />

el restaurante se me antojaban más<br />

atractivos –era en el Torreluz y había<br />

jamón de pata negra y gambas-.<br />

Aunque también está la posibilidad<br />

nunca desdeñable de que eran más<br />

atractivas las compañeras de esa opción<br />

colegial.<br />

El impacto público tras la presentación<br />

de la candidatura llegó a<br />

tener un gran eco social, pues salió<br />

incluso en la crónica de sucesos de<br />

la prensa. Ese gran impacto se tradujo<br />

en una clara división de opiniones.<br />

Estaban, por un lado, los que se<br />

acordaron de mi padre, y por otro los<br />

que se acordaron de mi madre, más<br />

o menos lo que suele ocurrir con el<br />

árbitro de fútbol tras el pitido final.<br />

Esta historia produjo en mi entorno<br />

una unión familiar nunca antes conocida.<br />

Todos empezaron a ponerse<br />

careta para salir a la vía pública. Me<br />

retiraron la palabra, yo que siempre<br />

he tenido una gran comunicación<br />

con ellos, principalmente en el aspecto<br />

crematístico con mi padre –<br />

papá, dame dinero- y en el culinario<br />

con mi madre –mamá qué hay de<br />

comer-. Tuve, incluso, que recurrir a<br />

un lenguaje de signos para comunicarme,<br />

que mal que bien controlaba<br />

cuando estaba de cuerpo presente,<br />

pero se me hacía más dificultoso por<br />

teléfono.<br />

Pero esto de la presentación de<br />

mi candidatura no respondió, como<br />

me consta que algunos pensaron –sí<br />

Manolo-, a un estado de enajenación<br />

mental transitoria, en una conceptualización<br />

psiquiátrica contemporánea<br />

alejada de rigor científico, sino<br />

exclusivamente a un inocente animus<br />

agitativo de las masas, que se<br />

encontraban muy mansas. Sólo me<br />

presenté para sacar a relucir los valores<br />

de los otros candidatos y sacar<br />

a relucir la importancia del evento.<br />

Sólo me presenté para que la masa<br />

colegial reaccionara y participara<br />

masivamente en el proceso electoral,<br />

y vaya si lo conseguí, porque todo el<br />

mundo se volcó en mis contendientes,<br />

mientras a mí me iban volcando<br />

por ahí y escondiendo mi programa<br />

electoral, que era en color y todo.<br />

Tanto lo escondieron que ni yo ahora<br />

lo encuentro<br />

Mi candidatura no iba contra nadie.<br />

En aquel tiempo, estuve pulsando<br />

a pie de Juzgado y a pie de<br />

cafetería (bueno, vamos a dejarlo<br />

en a pie de cafetería, que el Juzgado<br />

perjudica seriamente la salud, como<br />

me decía mi Esthercica, así que íbamos<br />

lo impresciendible -100 veces-),<br />

estuve pulsando, decía, las sensaciones,<br />

las emociones, las impresiones<br />

que latían en el cuerpo electoral ante<br />

la llamada a las urnas y la verdad es<br />

que a la gente no se le notaba con<br />

buen cuerpo.<br />

Más bien, el denominador común<br />

era la flojedad del cuerpo, la<br />

indiferencia, por no llamarle apatía,<br />

desgana, abulia o despreocupación.<br />

Entonces aquí, en plan Jaime Jiménez<br />

Arbe (El Solitario), pero desarmado<br />

y desalmado, decidí, sin esperar<br />

nada a cambio, que había que<br />

articular mecanismos hábiles al buen<br />

fin de engrandecimiento de la institución,<br />

a la que siempre he defendido<br />

encarniza y desinteresadamente en<br />

todos los foros. Nunca me la he pasado<br />

por el foro. Puedo admitir que<br />

de manera un tanto peculiar, vale.<br />

Es decir, intentando su disolución,<br />

imprecando o maldiciendo su existencia,<br />

denigrándola o calumniándola.<br />

Pero de manera inocente, con<br />

enorme respeto, siempre con buenas<br />

intenciones y, en cualquier caso, con<br />

propuestas constructivas, como, por<br />

ejemplo, la madre de todas ellas, que<br />

no es ni más ni menos que instalar en<br />

la sede colegial una cafetería.<br />

Como espacio hábil a los anteriores<br />

efectos, propongo la sala de<br />

reuniones de la Junta de Gobierno<br />

y que ésta se reúna en el bar, que<br />

seguro que adoptarán acuerdos con<br />

más mesura, cordura e, incluso, ternura.<br />

O en la biblioteca, con Isabel<br />

de camarera y yo de cocinero. Sé que<br />

ellos están de acuerdo, pero no debe<br />

ser políticamente correcto. Almería<br />

debe ser diferente, porque aquí, el<br />

Letrado que suscribe, ha arreglado<br />

algún pleito con los compañeros de<br />

Granada y Jaén en la cafetería de<br />

las respectivas sedes colegiales, que<br />

allí sí que las tienen. También los<br />

he desarreglado, pero creo que por<br />

insuficiencia de ingesta líquida. De<br />

todos modos, y en estos casos, al<br />

menos hemos echao un ratico y estoy<br />

en condiciones de asegurar que<br />

impulsaría la vida colegial en una dimensión<br />

desconocida, quizás incluso<br />

hasta su propia disolución.<br />

Y es todo lo que me se ocurre en<br />

función de la realidad esquematizadora<br />

y globalmente considerada de<br />

la relaciones disyuntivas que operan<br />

en la macroestructura subyacente<br />

del ámbito ejecutivo concordante<br />

y, evidentemente, paradigmático a<br />

que hace referencia la eventualidad<br />

rigorista del materialismo singular,<br />

atendiendo siempre, cómo no, a la<br />

percepción indicativa de que trae<br />

causa la coyuntura dimensional e inteligible<br />

de los marcos conceptuales<br />

que son ajenos al status quo, pero<br />

considerado este desde un punto de<br />

vista subliminalmente alejado de la<br />

teoría de la metamorfosis. •<br />

FUENTES<br />

• “Amanece que no es poco”.<br />

José Luis Cuerda (1982)<br />

• “Dirk Tracy”. Warren Beatty<br />

(1990)<br />

• “El robobo de la jojoya”. Alvaro<br />

Sáenz de Heredia (1991)<br />

• “The Sound and the Fury”.<br />

Wylliam Faulkner (1929)<br />

• La de los peces, con un tercio<br />

en la mano.<br />

• “Sodoma y Gomera I”. Marcel<br />

Proust (1922)<br />

• “Lolita”. Nabucodonosor<br />

(hace mucho tiempo)<br />

• Yo (hace un rato).<br />

*El autor no se hace responsable<br />

de sus expresiones, ni de ninguna de<br />

las manifestaciones contenidas en<br />

este “trabajo”.<br />

98<br />

ABRIL 2012<br />

SALA DE TOGAS<br />

Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería

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