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Historia del Tiempo
Presente
Retazos de la Historia
candidatura, ni tenía fondo de armario
(un traje antiguo que aún conservo),
ni decoradores, ni se me ocurría
como acercar el Colegio a ningún
sitio. Mi propuesta electoral era que
a la fiesta de la patrona, igual que la
Junta de Gobierno venía invitando a
los representantes de las instituciones
(prisión, policía, juzgados), se
debía invitar a los representantes de
la clientela (un desahuciado, un quebrado,
algún delincuente peligroso).
Pero como yo no discutía con nadie,
porque soy poco discutidor, tenía
que ganar uno de los otros, y ese fue
el amigo Simón.
Yo ocupé un honroso tercer
puesto, con una pequeña diferencia
de votos con respecto al vencedor de
no más de doscientos o quinientos.
Tuve más de cuarenta votos, Todos
de ejercientes. No me votó ningún
no ejerciente. Esto último me sorprendió
porque pensaba que no me
conocían y, por lo tanto, que alguno
picaría. Decididamente, creo que sí
me conocían. Ya sabéis que el voto
de los ejercientes vale por dos. Así
que, en realidad, me votaron veintipico,
no vayamos a pensar que el encargado
del recuento de los sufragios
veía doble por encontrarse en sospechoso
estado.
No, sé de buena fuente que pasó el
pertinente control anti-doping, control
que, por cierto, no pasó ningún
votante, que es lo que se debería
hacer en todas las elecciones. No es
baladí esta cuestión, señoras y señores.
Me parece mal que un sistema
democrático no controle el estado de
quienes ejercen el sufragio activo, de
quienes van a decidir las personas
que asumen las responsabilidades
en cualquier ámbito, provocando
con esta omisión la posibilidad de
incurrir en vicios del consentimiento
al momento del ejercicio de este
sagrado derecho. Vicios ocultos en
unos casos. Públicos en otros, como
es el mío.
Como es bien sabido, ganó el aspirante
a los puntos, aunque con la
mayoría del resto de puestos electos
procedentes de la otra candidatura.
Cosa curiosa, pero todos sabemos de
las extravagancias y veleidades del
cuerpo electoral. Es como si gana
Rajoy y tiene que gobernar con Fernández
de la Vega, Rubalcaba, etc.
Ante esta inesperada tesitura, Decano,
por un lado y resto de cargos en
posición contraria al mismo, a este
humilde aspirante le sobrevino la
profunda y gran primera duda postelectoral
por resolver.
Nada más acabar el recuento de
votos, me encontré en la tesitura de
decidir con quien me iba a ir a comer.
No fue tarea sencilla la resolución de
SALA DE TOGAS
ABRIL 2012
Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería 97