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Historias de la mala
vida en la provincia
Retazos de la Historia
> Ilustración de cómo serían las
huertas de Mojácar en la época.
Cervantes no sabía si alguna vez
volvería de nuevo al hogar, y tendría
que sustentarse de alguna manera
en adelante. El robo, pues era
un mal menor completamente necesario.
Por el testimonio de Juan de Ortega
sabemos que los dos rufianes
se llevaron al principio a Elvira de
Cervantes hasta una torre de la
costa de Mojácar y allí la tuvieron
algunos días, en verdadera bacanal
amatoria: “que venido de fuera
este testigo, de Granada, le dixeron
como el dicho Alonso García y
Diego Mateo se avían llevado a la
susodicha e que avían estado en la
Granatilla, término desta çibdad”.
La Granatilla era una estancia o torre
de vigilancia costera situada a
medio camino entre la torre del Perulico
y la torre de la Carbonera, es
decir una estancia muy apartada,
abrupta, a la que sólo se podía llegar
a caballo.
El proceso, tal y como ha llegado
hasta nosotros, está incompleto,
pues sólo tenemos las actuaciones
judiciales que se llevaron a cabo
hasta el día 17 de junio de 1551.
Nos falta toda la parte final y la
sentencia. No sabemos si al cabo
se produjo el perdón por parte de
Alonso Sánchez hacia su mujer Elvira
de Cervantes, y si los proxenetas
fueron capturados y puestos a
disposición de la justicia. Lo último
que tenemos es la orden dada
por el Capitán General del reino de
Granada a las justicias de todos los
pueblos para la búsqueda y captura
de los tres fugados.
Sí sabemos que para el viejo alcalde
mojaquero Lorenzo Mateo la
actuación inapropiada de su hijo
Diego, fue toda una afrenta para la
familia. Según contó Juan de Ortega,
el 9 de junio de 1551, su sobrino
no había vuelto por la casa del
padre desde la noche del rapto.
Sin embargo el personaje mejor
caracterizado es Alonso García
Cabezas, a quién el marido ultrajado
convierte en putero y proxeneta
conocido en toda la región, incluso
en Lorca, Cartagena y en las minas
de Los Alumbres de Mazarrón: “es
honbre de mal bevir e bive sin
ofiçio ni hazienda ninguna que él
tenga, sino de vagamundo, rufián,
jugador y traer mugeres a ganar
por el mundo”.
Una opinión muy parecida sobre
este individuo era la que tenía el
regidor Juan de Ortega: “que no le
conoze hazienda ninguna a Alonso
García e que lo ve jugar, y en lo
que toca a mugeres que abrá dos
años poco más o menos que estan-
SALA DE TOGAS
ABRIL 2012
Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería 93