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Opinión
trabajo), determina que el órgano de interlocución con
los empresarios, serán las secciones sindicales, si asume
la mayoría de los miembros del comité o delegados de
personal esta modificación es, sin duda, una andanada
dirigida a la línea de flotación de los sindicatos:
Las secciones sindicales, fueron reguladas en la Ley
Orgánica de libertad Sindical en su artículo 8,1, y las
configuran como un elemento de organización interna
del propio sindicato, el cual, puede crear secciones sindicales,
libremente y en cualquier empresa, teniendo todas
las secciones sindicales capacidad de negociación
colectiva, la Reforma pues, se
compadece con la Ley Orgánica,
pero la propia ley orgánica,
en su artículo 10, determina
que sólo las secciones
sindicales creadas
en las empresas de más
de 250 trabajadores
tienen virtualidad jurídico-laboral,
pues son
las únicas que pueden designar
delegados sindicales,
que se equiparan, en derechos y
garantías, a los delegados de personal
elegidos en las elecciones sindicales y, aunque
no formen parte del comité de empresa, pueden asistir a
sus reuniones y a los demás órganos internos de la empresa
en materia de seguridad, y deben ser oídos por la
empresa, previamente a la adopción de medidas de carácter
colectivo que afecten a los trabajadores en general
y a los afiliados a su sindicato en particular; en los demás
casos, es decir en las empresas de menos de 250 trabajadores,
las secciones sindicales, que pueden existir, los
sindicatos no pueden nombrar delegados sindicales, aunque
la secciones si se pueden: celebrar reuniones, previa
notificación al empresario; recaudar cuotas; distribuir
información sindical, fuera de las horas de trabajo y sin
perturbar la actividad normal de la empresa; y recibir la
información que le remita su sindicato.
Así las cosas, a los sindicatos sólo les ha parecido
“rentable” crear y fomentar secciones sindicales en
las grandes empresas, habiendo hecho dejación de su
derecho a crearlas en el resto. Ahora se encuentran, sin
estructura sindical en las micro, pequeñas y medianas
empresas, y no existe, pues, tejido sindical en el seno de
las empresas de menos de 250 trabajadores, por lo que
los sindicatos carecen hoy de estructuras organizadas y
preparadas para ser interlocutores con los empresarios,
en esos trascendentales temas de movilidad geográfica y
modificación de las condiciones sustanciales, debilidad
estructural que ha sido hábilmente aprovechada por el
Gobierno en el Real Decreto.
Los sindicatos, han seguido una errónea política de
acción sindical en el seno de las empresas de menos de
250 trabajadores, pues sólo se han preocupado, como ya
he dicho, en sindicalizar a las empresas que le hacían
aumentar el número de delegados, olvidándose del resto,
error que se hace aún mas patente si tenemos en cuenta
que el 53,2 % de los trabajadores en España prestan sus
servicios para empresas de menos de 250 trabajadores
(datos del Ministerio de Trabajo, 2009).
Otro detalle importante a tener en cuenta, para comprender
como el Real Decreto 3/2012 ha cogido a los
sindicatos con el paso cambiado, o, como podría decir
algún repipi “los han pillado en el baño haciendo aguas
mayores” es, el nuevo modelo de negociación colectiva
diseñado por el Real Decreto Ley, en el que
se le da preponderancia al convenio
de empresa sobre el sectorial y
se facilita enormemente la
decisión empresarial de
descuelgue del convenio;
los sindicatos en
este tema se encuentran
como en el anterior,
sin estructuras
organizadas ni preparadas
para ser interlocutores
con los empresarios. Si
los sindicatos no lo remedian,
van a tener que ser los trabajadores
los que negocien con sus empresarios, los términos
del descuelgue y los convenios colectivos de empresa,
ya que, la estructura actual de los sindicales no
está engrasada convenientemente, primero: para que le
lleguen las noticias de las intenciones de descuelgue de
pequeño empresario, y segundo: para dar soporte técnico,
legal y apoyo sindical a esos trabajadores que deben
negociar.
Estas carencias organizativas y estructurales, y
esta es una opinión de carácter estrictamente personal, es
consecuencia de que la política de acción sindical en la
que los propios sindicatos se han basado hasta ahora, es
más propia del siglo XIX e incompatible con la que sería
deseable para hoy y que, sin duda, se le exigirá a partir
de la entrada en vigor del Real Decreto Ley.
Repasemos cual ha sido la acción sindical de los sindicatos:
Los sindicatos, siempre desde el convencimiento de
proteger cuanto más y mejor a todos los trabajadores
y de que así lo hacían, se han limitado a dotarse del
número de delegados sindicales y de personal suficiente
para poder ser considerados como sindicato representativo
de cada uno de los sectores y poder sentarse en las
mesas negociadoras de los convenios sectoriales, y así,
imponer sus criterios frente a los sindicatos “hermanos”
menos representativos y oponerlos a los de la patronal;
para ello, se han servido en las empresas de más de 250
trabajadores a través de las secciones sindicales, y con el
resto de empresas se han limitado a enviar cada cuatro
años, días antes de que debieran celebrarse elecciones,
a sus agentes electorales (normalmente liberados sindi-
SALA DE TOGAS
ABRIL 2012
Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería 9