SDT65 ok

Colaboraciones
gastos, muchas veces de devengo incierto
(ahorro-anticipación).
b) Que en casos de importante
desigualdad de ingresos entre ambos
progenitores, determinar que cada
uno de ellos se ocupe del alimento
básico a los hijos en el tiempo en el
que los tenga en su compañía, corriendo
a cargo del progenitor que
disfrute de mejor fortuna, el importe
del resto de los gastos correspondientes
a los hijos comunes. En todo
caso, el hecho de que uno de los
padres carezca de ingresos o sean
insuficientes, no debe impedir el establecimiento
de la guarda y custodia
conjunta, pero necesariamente el
progenitor con medios deberá correr
con el gasto de los hijos, mediante el
abono de una pensión alimenticia o
afrontando directamente el pago de
los gastos de los hijos. Criterio éste
al que se le puede reprochar falta de
proporcionalidad, especialmente si
el progenitor más débil económicamente,
disfruta del uso de la vivienda
familiar; pero si hablamos de custodia
compartida, lo normal es que
esté presidida por principios de flexibilidad,
concordia, entendimiento
y máximo beneficio de los menores.
c) Que se establezca una proporción
en la contribución de cada progenitor
a los gastos de los menores
(por ejemplo 60% el padre y 40% la
madre), teniendo en cuenta el beneficio
del uso y disfrute de la vivienda
familiar y los ingresos conocidos
de cada uno de los padres, lo que
puede ser más ajustado al principio
de proporcionalidad. Desde luego
que surgirán problemas operativos,
como dificultad de precisar la suma
exacta para atención de las necesidades
de los menores e incluso la
circunstancia de que ambos progenitores
tengan que rendirse cuentas,
pero una vez más, siendo lo prioritario
garantizar o proteger el interés de
los menores, habrá por mor de esta
prioridad que limar asperezas.
Es ciertamente difícil establecer
reglas en materia de custodia compartida,
pues cada caso debe ser
analizado y aplicado de manera diferente,
dependiente de las situaciones
familiares de los menores y de la
pareja que cesa en su vida en común.
4. Consideración Final.
A estas alturas ya creo que todos pensamos,
que los hijos no son propiedad
exclusiva de ninguno de los padres y
que las actitudes egoístas no caben.
Suena como expresión del pasado,
aquella frase de algunas madres, cuando
refiriéndose a los hijos decían “estos
son míos, porque yo los he parido”.
Muchos que no son parte en el conflicto
de pareja, como abuelos, tíos,
primos, pierden en no pocas ocasiones
el trato con sus nietos, sobrinos o primos,
por la actitud del todo reprobable
del padre o de la madre que ejercen de
propietarios de los hijos. Como decía
Jacinto Benavente “el único egoísmo
aceptable es el de procurar que todos
estén bien para estar uno mejor”.
Transcurridos ya un tiempo de la
introducción en la Ley de la guarda
y custodia compartida, vemos que la
práctica se ha quedado en la sanción
de una posibilidad que va ganando
cuerpo día a día, en los casos de
existir acuerdo entre los progenitores,
pero que en cualquier otro supuesto de
falta de acuerdo entre ambos padres,
es hablar de una aguja en un pajar. •
SALA DE TOGAS
ABRIL 2012
Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería 77