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Opinión<br />
La casa de los espejos<br />
Desde hace muchos<br />
años suelo levantarme<br />
temprano, sin<br />
necesidad de que suene el<br />
despertador. Creo que es la<br />
herencia que me dejaron más de doce años acudiendo<br />
todos los días al puerto pesquero a la intempestiva<br />
hora de las cinco de la mañana; todavía<br />
recuerdo aquellas mañanas frías, y la mala uva que<br />
me gastaba y que no se me iba hasta que no me tomaba<br />
el primer café y me peleaba (verbalmente)<br />
con alguno de los tíos que por allí pululaban en<br />
idéntico estado anímico al mío.<br />
Pero mi vida ha cambiado bastante, y ahora, recién<br />
levantado, en vez de vestirme a toda prisa sin tan siquiera<br />
quitarme el pijama, con toda tranquilidad enciendo<br />
el televisor para sintonizar un conocido canal de noticias.<br />
Lo que no ha cambiado es lo de mala uva, y mientras<br />
preparo el desayuno y miro del reojo la tele, esta se agrava,<br />
porque todas las mañanas, una tras otra, tengo el dudoso<br />
honor de presenciar, en riguroso directo, como unos<br />
señores elegidos por todos nosotros, sin ningún tipo de<br />
pudor, piden todo tipo de renuncias y sacrificios a<br />
quienes nada o muy poco tienen mientras disfrutan<br />
de un amplio elenco de privilegios<br />
y prerrogativas.<br />
Esta sociedad avanza a velocidad<br />
de vértigo, y si hace unos años pudimos<br />
ver una guerra televisada,<br />
ahora tenemos la oportunidad<br />
“Fácilmente aceptamos la realidad, acaso<br />
porque intuimos que nada es real.”<br />
de presenciar en tiempo real el<br />
cierre por liquidación del estado<br />
de bienestar y cómo se nos<br />
relega a la condición de ciudadanos<br />
de segunda.... o mejor dicho,<br />
perdemos esa condición para<br />
convertirnos en meros consumidores:<br />
el principio de inmediación como<br />
instrumento en manos de los grupos mediáticos<br />
que sustentan a los ostentadores del<br />
poder, para ganarse la aquiescencia de una ciudadanía<br />
que con pasmosa facilidad ha aceptado una realidad<br />
virtual, -acaso porque intuye que no es real- plagada de<br />
consecuencias superficiales y una larga lista de excusas<br />
absolutorias, viniendo al caso recordar el gesto de Duchamp<br />
de colocar un orinal sobre la pared de un museo y<br />
El inmortal, Jorge-Luis Borges.<br />
Julián Cazorla<br />
ABOGADO (Colegiado 2.256)<br />
realizar una inversión dialéctica<br />
del sujeto y el predicado,<br />
“porque está en el museo<br />
es arte”.<br />
Siguiendo a Olagüe, los hechos materiales e<br />
ideológicos que estructuran una unidad histórica<br />
determinan la evolución de los acontecimientos,<br />
al encontrase en relación causal con las ideas que<br />
dirigen las acciones de los hombres y de la sociedad,<br />
concurriendo un sincronismo entre la evolución<br />
de las ideas y los acontecimientos considerados<br />
en sentido amplio.<br />
Tenemos fácil acceso a unos medios de comunicación<br />
que en vez de cubrir acontecimientos están enredados<br />
en ellos, centrándose en una mera exhibición de<br />
símbolos y en dotar a episodios subalternos de vital relevancia,<br />
lo que a fin de cuentas constituye la destrucción<br />
del nexo entre ideas y hechos, y en definitiva el secuestro<br />
de la voluntad de la sociedad civil: aceptamos con absoluta<br />
naturalidad la retransmisión de la masiva restricción<br />
y perdida de derechos, lo que no es de extrañar cuando<br />
previamente hemos sido adiestrados para presenciar<br />
guerras, secuestros y crímenes de estado hipotéticamente<br />
cometidos en defensa de<br />
nuestra seguridad y bienestar.<br />
“<br />
Una auténtica cortina de humo,<br />
un mito de la caverna donde las<br />
sombras ya no son escenificadas<br />
en forma de juego de luces sino<br />
mediante símbolos que únicamente<br />
invitan a un desenfrenado<br />
consumo, ha venido a sustituir a<br />
las ideas-fuerza que vinieron a<br />
inspirar la existencia del estado<br />
social, democrático y de derecho,<br />
al igual que los movimientos sociales<br />
que auspiciaron su nacimiento han<br />
entrado en un grave proceso esclerótico,<br />
sin tan siquiera llegar a su cenit, y es que<br />
una clase política inoperante ha sido incapaz de<br />
cristalizar en norma lo que por desgracia ha quedado en<br />
mera declaración de derechos.<br />
El poder incluso ha llegado a engullir toda manifestación<br />
cultural o artística con relevancia global, borrando<br />
distinción alguna entre el esteticismo de la política y la po-<br />
Esta sociedad avanza a<br />
velocidad de vértigo, y si hace<br />
unos años pudimos ver una<br />
guerra televisada, ahora tenemos<br />
la oportunidad de presenciar<br />
en tiempo real el cierre por<br />
liquidación del estado de<br />
bienestar y cómo se nos<br />
relega a la condición<br />
de ciudadanos de<br />
segunda”<br />
12<br />
ABRIL 2012<br />
SALA DE TOGAS<br />
Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería