El principe Lestat - Anne Rice
¿Cómo conseguiste sobrevivir? Tesjamen asintió, todavía contemplando el mar. —Los bosques eran muy frondosos en aquellos tiempos. Tú lo recordarás. La gente de hoy no tiene ni idea de lo que eran los bosques antiguos, aquellas tierras salvajes cubiertas de árboles jóvenes y viejos que se extendían por toda Europa y contra cuyo avance debía combatir cada aldea, cada pueblo y cada ciudad para mantenerse con vida. Por aquel laberinto yo me deslizaba como una lagartija. Me alimentaba de los bichos del bosque. Me alimentaba de las criaturas que no podían huir de mí aunque yo no pudiera caminar sin un
tremendo dolor, pues el sol me sorprendía una y otra vez en los precarios huecos donde me refugiaba y me quemaba aún más la piel. Con estas manos, no era capaz de cavar lo bastante hondo para protegerme de sus rayos. Se miró los dedos. —Al cabo de un tiempo —dijo con un suspiro—, encontré a una mujer en una humilde choza. Una mujer ingeniosa, una sanadora. Lo que los hombres llaman una bruja o una hechicera. Se llamaba Hesketh. Era una prisionera del horror, como yo. »Pero le supliqué que me cobijara. Ella no pudo destruirme; se sentía fascinada, mi sufrimiento había
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- Page 952 and 953: pregunté—. ¿No estás simplemen
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- Page 956 and 957: —¿Estás orgulloso de ti mismo,
- Page 958 and 959: caminaba solo por las calles ansian
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sorprendía una y otra vez en los<br />
precarios huecos donde me refugiaba y<br />
me quemaba aún más la piel. Con estas<br />
manos, no era capaz de cavar lo bastante<br />
hondo para protegerme de sus rayos.<br />
Se miró los dedos.<br />
—Al cabo de un tiempo —dijo con<br />
un suspiro—, encontré a una mujer en<br />
una humilde choza. Una mujer ingeniosa,<br />
una sanadora. Lo que los hombres<br />
llaman una bruja o una hechicera. Se<br />
llamaba Hesketh. Era una prisionera del<br />
horror, como yo.<br />
»Pero le supliqué que me cobijara.<br />
<strong>El</strong>la no pudo destruirme; se sentía<br />
fascinada, mi sufrimiento había