El principe Lestat - Anne Rice
ocurriendo —dije—. Me voy allí ahora. Después de verla, me reuniré con vosotros en Manaos, que queda bastante lejos de donde ella está, ¿no? David asintió. Dijo que conocía un pequeño y moderno centro turístico en la jungla, a unos cincuenta kilómetros de Manaos, junto al río Acajatuba. Ah, estos gentlemen ingleses siempre saben cómo moverse con estilo por las tierras vírgenes. Sonreí. Quedamos en reunirnos allí. —¿Estás preparado para hacer el viaje esta noche? —me preguntó. —Completamente. Es hacia el oeste. Ganaremos seis horas de oscuridad. Vamos.
—¿Te das cuenta de que corres cierto peligro, no? —dijo David—. Vas a actuar contra el expreso deseo de Maharet. —Claro —dije—. Pero ¿por qué habéis acudido a mí? ¿No queríais que hiciera algo? ¿Por qué me miráis así? —Nosotros te hemos llamado para instarte a que vinieras a Nueva York con nosotros —dijo Jesse tímidamente—, para pedirte que convocaras una reunión con todos los poderosos de la tribu. —A mí no me necesitáis para eso — dije—. Id vosotros. Convocad la reunión. —Pero solo vendrá todo el mundo si la convocas tú —dijo David.
- Page 860 and 861: —¡Qué debes pensar de mí! —
- Page 862 and 863: York, un joven bebedor de sangre ll
- Page 864 and 865: como algunos otros ancianos. —¿Y
- Page 866 and 867: tono y pestañeó como ante una luz
- Page 868 and 869: asgos. Pero por detrás de esa cara
- Page 870 and 871: de lo que este había dicho. —Y t
- Page 872 and 873: —, en la costa del sur de Italia.
- Page 874 and 875: ¿iba a creer que él era aquel ser
- Page 876 and 877: Ahora Gremt sintió que ella no le
- Page 878 and 879: La rodeó y se acercó a Gremt. Qu
- Page 880 and 881: verlos a todos. Y entonces se lo co
- Page 882 and 883: la mano y darles lo que pudiera, ah
- Page 884 and 885: jóvenes que se mantuvieran alejado
- Page 886 and 887: y bastardos. Estaban masacrando a m
- Page 888 and 889: —Esa Voz está despertando a los
- Page 890 and 891: Ahora Benji se dirigió a la Voz.
- Page 892 and 893: con sinuosas callejas empedradas e
- Page 894 and 895: —Claro que no, su Alteza Real —
- Page 896 and 897: explicarle a él o a cualquiera.
- Page 898 and 899: —Desbarraba, sobre todo. La mitad
- Page 900 and 901: Maharet. —¿Y ella qué dijo? —
- Page 902 and 903: ella le advirtió que no intentara
- Page 904 and 905: chocaban entre sí, que se sucedía
- Page 906 and 907: ueno, a todos nosotros. —Yo no cr
- Page 908 and 909: la Voz lo tiene controlado. ¿No es
- Page 912 and 913: —¿Y quién es todo el mundo? Yo
- Page 914 and 915: Luego, procurando hacerlo lo mejor
- Page 916 and 917: estaba preguntando ella en la antig
- Page 918 and 919: Yo no lo conocía y, desde entonces
- Page 920 and 921: también como habría hecho una ni
- Page 922 and 923: pero era impotente frente a aquella
- Page 924 and 925: traté de pensar qué podía hacer.
- Page 926 and 927: destello de inteligencia, pero era
- Page 928 and 929: fracasado; que yo podía tocar simp
- Page 930 and 931: mano lentamente y dejé que mis ded
- Page 932 and 933: —Muy bien —dije—. He venido a
- Page 934 and 935: pensamientos febriles se acompañar
- Page 936 and 937: engullirlo. Vi los restos de unas c
- Page 938 and 939: —¿O qué? —preguntó Jesse.
- Page 940 and 941: Guatemala. ¿Para qué? ¿Qué pod
- Page 942 and 943: volví a entrar en la suite. David
- Page 944 and 945: adquiriendo cada vez más habilidad
- Page 946 and 947: ecobrado la conciencia, está habla
- Page 948 and 949: posible que ni siquiera sepa todav
- Page 950 and 951: hecho. ¿Ya es demasiado tarde? Sil
- Page 952 and 953: pregunté—. ¿No estás simplemen
- Page 954 and 955: Pasé muy despacio, desapercibido,
- Page 956 and 957: —¿Estás orgulloso de ti mismo,
- Page 958 and 959: caminaba solo por las calles ansian
—¿Te das cuenta de que corres<br />
cierto peligro, no? —dijo David—. Vas<br />
a actuar contra el expreso deseo de<br />
Maharet.<br />
—Claro —dije—. Pero ¿por qué<br />
habéis acudido a mí? ¿No queríais que<br />
hiciera algo? ¿Por qué me miráis así?<br />
—Nosotros te hemos llamado para<br />
instarte a que vinieras a Nueva York con<br />
nosotros —dijo Jesse tímidamente—,<br />
para pedirte que convocaras una reunión<br />
con todos los poderosos de la tribu.<br />
—A mí no me necesitáis para eso —<br />
dije—. Id vosotros. Convocad la<br />
reunión.<br />
—Pero solo vendrá todo el mundo si<br />
la convocas tú —dijo David.