El principe Lestat - Anne Rice
tono y pestañeó como ante una luz deslumbrante. —¿Qué te importa a ti, en particular —insistió—, lo que nos suceda a nosotros, a unas criaturas como nosotros? Gremt reflexionó. Tarde o temprano debería revelarlo todo. Tarde o temprano debería poner sobre la mesa lo que sabía. Pero ¿había llegado el momento?, ¿y cuántas veces tendría que confesarlo todo? Ahora ya había averiguado lo que quería saber de Arjun, y ya lo había consolado, tal como era su intención. Y también había visto con sus propios ojos a Pandora, con quien tenía una inmensa deuda. Pero no
estaba seguro de si podía responder plenamente a sus preguntas. —Tú me eres muy querida —le dijo con una voz tenue pero firme—. Y me produce cierto placer, después de todos estos años, de todos estos siglos, poder decirte al fin que eres, y has sido siempre, un estrella reluciente en mi camino, cuando tú no tenías ningún medio de saberlo. Ella se quedó intrigada y algo aplacada, pero no satisfecha. Aguardó. Su pálido rostro, aunque esta noche se lo había restregado con aceite y ceniza para que resultara menos luminoso, tenía un aspecto bíblico y virginal debido a sus ropajes y a la delicadeza de sus
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estaba seguro de si podía responder<br />
plenamente a sus preguntas.<br />
—Tú me eres muy querida —le dijo<br />
con una voz tenue pero firme—. Y me<br />
produce cierto placer, después de todos<br />
estos años, de todos estos siglos, poder<br />
decirte al fin que eres, y has sido<br />
siempre, un estrella reluciente en mi<br />
camino, cuando tú no tenías ningún<br />
medio de saberlo.<br />
<strong>El</strong>la se quedó intrigada y algo<br />
aplacada, pero no satisfecha. Aguardó.<br />
Su pálido rostro, aunque esta noche se lo<br />
había restregado con aceite y ceniza<br />
para que resultara menos luminoso, tenía<br />
un aspecto bíblico y virginal debido a<br />
sus ropajes y a la delicadeza de sus