El principe Lestat - Anne Rice
no podían captar los oídos humanos. Esperaba que así los vampiros de todo el mundo recibieran el mensaje. El problema era que muchos vampiros tampoco lo oían. Así pues, cuando Benji empezó a emitir por la radio de Internet, desechó ese truco. Él hablaba normalmente, nos hablaba a Nosotros, y no hacía caso de los fanáticos de los vampiros o los adeptos del rollo gótico que llamaban al programa. Los descartaba con facilidad por el timbre de sus voces para poder dedicar el tiempo de emisión a los verdaderos Hijos de la Oscuridad. La exquisita música de piano de Sybelle era una parte fundamental del
programa, que a veces duraba cinco o seis horas por noche, y otras, en cambio, no se emitía. Pero el mensaje de Benji pronto se propagó de un extremo a otro de la tierra: «Somos una tribu, queremos sobrevivir y los ancianos no nos están ayudando». Ahora bien, cuando empezó a hablar de todo esto, de los huérfanos y los indefensos que poblaban cada ciudad de la tierra y de la negligencia y el egoísmo de los «ancianos», yo pensé que alguien iba a sentirse ofendido, que lo silenciarían o al menos le pararían los pies de un modo expeditivo. Pero Benji había diagnosticado bien
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no podían captar los oídos humanos.<br />
Esperaba que así los vampiros de todo<br />
el mundo recibieran el mensaje. <strong>El</strong><br />
problema era que muchos vampiros<br />
tampoco lo oían. Así pues, cuando Benji<br />
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desechó ese truco. Él hablaba<br />
normalmente, nos hablaba a Nosotros, y<br />
no hacía caso de los fanáticos de los<br />
vampiros o los adeptos del rollo gótico<br />
que llamaban al programa. Los<br />
descartaba con facilidad por el timbre<br />
de sus voces para poder dedicar el<br />
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La exquisita música de piano de<br />
Sybelle era una parte fundamental del