El principe Lestat - Anne Rice
produce una agrupación de fuerzas, Benji se encargará de difundirlo. —Hummm. —Everard meneó la cabeza—. ¿Una agrupación? ¿Como la otra vez? ¿Un gran enfrentamiento para acabar con la Voz malvada, tal como se acabó con la malvada Reina? ¿Y cómo te enfrentas con una Voz que puede colarse en cualquier momento en la cabeza de cualquiera y que quizá puede oír lo que estoy diciendo… e incluso pensando? —Buena pregunta —dijo Raymond Gallant—. Todo dependerá de lo que quiera realmente la Voz, ¿no? —¿Y qué puede querer —dijo Everard—, aparte de indisponernos a
unos contra otros? Las tres criaturas se pusieron de pie. Tesjamen le tendió la mano. Everard también se levantó en señal de respeto. —Me traéis a la memoria otros tiempos mejores, la verdad sea dicha — murmuró a pesar de sí mismo. De repente, se sentía furioso consigo mismo por ponerse tan sentimental. —¿Y qué tiempos fueron esos? — preguntó Tesjamen amablemente. —Cuando Rhoshamandes aún estaba… Ay, no sé. Hace cientos de años, antes de que los Hijos de Satán destruyeran su castillo. Antes de que lo destruyeran todo. Eso es lo que ocurre
- Page 758 and 759: las normas que él había impuesto
- Page 760 and 761: Aunque eso era una tontería, en re
- Page 762 and 763: ezando para que la Voz desaparecier
- Page 764 and 765: música, se lo metió en el bolsill
- Page 766 and 767: Esas cosas las encargaba por Intern
- Page 768 and 769: de siempre, una taza de café ameri
- Page 770 and 771: tez cérea como las gardenias, los
- Page 772 and 773: ondulado y una cara de rasgos noble
- Page 774 and 775: presenciarlo. Y pretendías que que
- Page 776 and 777: vampiro. Pero consiguió dominarse
- Page 778 and 779: en efecto, el pétalo de una garden
- Page 780 and 781: voluntad. Él había pensado que el
- Page 782 and 783: dijo Everard, burlón—. Tú debes
- Page 784 and 785: entornaron al sonreír. Tenía una
- Page 786 and 787: había visto a un bebedor de sangre
- Page 788 and 789: insufriblemente vulgar en aquel com
- Page 790 and 791: con suavidad el fantasma del pelo l
- Page 792 and 793: —¿Por qué no podemos unirnos
- Page 794 and 795: —No creo que sea el único en est
- Page 796 and 797: Rhoshamandes la Sangre con tanta el
- Page 798 and 799: —La mayor parte de lo que dice so
- Page 800 and 801: porque las ráfagas no penetran en
- Page 802 and 803: Rhoshamandes, con sus túnicas de c
- Page 804 and 805: y respetaba hasta tal punto que hab
- Page 806 and 807: perfeccionar lo que somos, no alter
- Page 810 and 811: cuando los bebedores de sangre se u
- Page 812 and 813: de Everard. «Tiene que estar muert
- Page 814 and 815: —dijo Everard, rechazando el dolo
- Page 816 and 817: Lo deseaba, pero no podía hacerlo,
- Page 818 and 819: Ah, pero resulta sorprendente. Sabe
- Page 820 and 821: eclutaran y les enseñaran a materi
- Page 822 and 823: Quemaré sus bibliotecas, sus peque
- Page 824 and 825: carretera rural, y el runrún de la
- Page 826 and 827: Sangre»? Los seres humanos ya no s
- Page 828 and 829: ecuerdos de su existencia anterior
- Page 830 and 831: siquiera», solía decir. Everard t
- Page 832 and 833: Rhoshamandes consideraba su petici
- Page 834 and 835: para encender la chimenea. Se levan
- Page 836 and 837: escalando el muro. La arrastró hac
- Page 838 and 839: del cuello seccionados y de los vas
- Page 840 and 841: Los enterró con la pala, alisando
- Page 842 and 843: —Ancianos de la tribu —decía B
- Page 844 and 845: atendían durante el día. El vampi
- Page 846 and 847: tarjeta de visita blanca donde figu
- Page 848 and 849: —. Siempre he sido tu amigo. Llev
- Page 850 and 851: sus estimados amigos. Le dije que n
- Page 852 and 853: jóvenes? —Se apresuró a respond
- Page 854 and 855: —¿Qué sucedió en Calcuta? —E
- Page 856 and 857: cerrados para saborear el momento,
unos contra otros?<br />
Las tres criaturas se pusieron de pie.<br />
Tesjamen le tendió la mano.<br />
Everard también se levantó en señal<br />
de respeto.<br />
—Me traéis a la memoria otros<br />
tiempos mejores, la verdad sea dicha —<br />
murmuró a pesar de sí mismo. De<br />
repente, se sentía furioso consigo mismo<br />
por ponerse tan sentimental.<br />
—¿Y qué tiempos fueron esos? —<br />
preguntó Tesjamen amablemente.<br />
—Cuando Rhoshamandes aún<br />
estaba… Ay, no sé. Hace cientos de<br />
años, antes de que los Hijos de Satán<br />
destruyeran su castillo. Antes de que lo<br />
destruyeran todo. Eso es lo que ocurre