El principe Lestat - Anne Rice
verlo. Pero ahora esta Voz pretendía que todo empezara otra vez, y no estaba dispuesto a escucharla. Él iba a cazar a Roma o a Florencia porque estas ciudades proporcionaban los únicos territorios de caza seguros y abundantes, pero no pensaba ir a Roma a quemar a nadie. Everard había sido creado hacía setecientos años en Francia por el gran vampiro Rhoshamandes, hacedor de todo un linaje de vampiros de Landen, como él los llamó —Benedict, Allesandra, Eleni, Eugénie, Notker y Everard—, la mayoría de los cuales habían perecido sin duda con el transcurso de los siglos. Pero él había
sobrevivido. Cierto que había sido capturado por la asamblea de los Hijos de Satán —aquellos infames y supersticiosos vampiros que convertían su miserable existencia en una religión —, y los había acabado sirviendo, aunque solo después de que lo torturaran y dejaran morir de hambre. En los años del Renacimiento, ya no recordaba exactamente cuándo, Armand, el jefe de la pequeña y cruel asamblea parisina, lo envió a los Hijos de Satán de Roma para averiguar cómo iban allí las cosas. Bueno, resultó que la asamblea estaba en ruinas y que su líder, Santino, llevaba una vida blasfema y se ataviaba con joyas y ropas mundanas, burlándose de
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verlo. Pero ahora esta Voz pretendía que<br />
todo empezara otra vez, y no estaba<br />
dispuesto a escucharla. Él iba a cazar a<br />
Roma o a Florencia porque estas<br />
ciudades proporcionaban los únicos<br />
territorios de caza seguros y abundantes,<br />
pero no pensaba ir a Roma a quemar a<br />
nadie.<br />
Everard había sido creado hacía<br />
setecientos años en Francia por el gran<br />
vampiro Rhoshamandes, hacedor de<br />
todo un linaje de vampiros de Landen,<br />
como él los llamó —Benedict,<br />
Allesandra, <strong>El</strong>eni, Eugénie, Notker y<br />
Everard—, la mayoría de los cuales<br />
habían perecido sin duda con el<br />
transcurso de los siglos. Pero él había