El principe Lestat - Anne Rice
donde había intentado, de joven, convertirse en un bailarín de Broadway. Estaba seguro de que el pasado ya no podía dañarlo, pero quería poner a prueba esa esperanzada convicción. En voz baja, Gregory le explicó que su viejo compatriota Killer, de la Banda del Colmillo, estaba vivo: que el joven Antoine se lo había encontrado en su camino a Nueva York. Esta información aplacó el viejo sentimiento de culpa que le había quedado a Davis por haber sido rescatado de la masacre tras el concierto de Lestat, dejando allí a Killer. —Quizá todo esto acabará siendo para bien, en cierto sentido —dijo Davis, escrutando el rostro de Gregory
—. Quizás el sueño de Benji sea posible, ¿no crees?, y al final seamos capaces de juntarnos todos. En los viejos tiempos, cada banda iba por su lado, moviéndose por callejones, suburbios y cementerios… —Lo sé —dijo Gregory. Habían hablado muchas veces de cómo vivían los no-muertos antes de que Lestat hubiera alzado la voz y les hubiera contado la historia de sus orígenes. Los bares de vampiros, los refugios ostentosos, las bandas errantes… Sí, todo aquello. —¿No habrá un modo de que vivamos todos en paz? —dijo Davis. Obviamente, él se sentía tan a salvo bajo
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donde había intentado, de joven,<br />
convertirse en un bailarín de Broadway.<br />
Estaba seguro de que el pasado ya no<br />
podía dañarlo, pero quería poner a<br />
prueba esa esperanzada convicción.<br />
En voz baja, Gregory le explicó que<br />
su viejo compatriota Killer, de la Banda<br />
del Colmillo, estaba vivo: que el joven<br />
Antoine se lo había encontrado en su<br />
camino a Nueva York. Esta información<br />
aplacó el viejo sentimiento de culpa que<br />
le había quedado a Davis por haber sido<br />
rescatado de la masacre tras el concierto<br />
de <strong>Lestat</strong>, dejando allí a Killer.<br />
—Quizá todo esto acabará siendo<br />
para bien, en cierto sentido —dijo<br />
Davis, escrutando el rostro de Gregory