El principe Lestat - Anne Rice

09.12.2015 Views

familia, los cuales nunca entendían del todo de qué estaba hablando. Miró para otro lado. No iba a despreciar a Seth. No iba a tratar de intimidarlo. Si algo había aprendido de su larga estancia en este mundo era que él podía intimidar a la gente mucho más allá de sus intenciones de hacerlo. Cuando te habla una estatua, una estatua capaz de respirar y moverse, la impresión es más bien horrorosa. Pero con Fareed y Seth, Gregory deseaba mantener un trato cordial. —Quiero que seamos hermanos —le había dicho a Seth en voz baja—. Me gustaría que hubiera una palabra más

adecuada para los hermanos y hermanas de todo el mundo, algo más específico que «clan» o «linaje». Pero vosotros sois de mi clan. He intercambiado sangre con vosotros, y eso os convierte en parte de mi clan de Sangre. Pero todos somos del mismo clan. Se había quedado mirando con impotencia la chimenea ornamentada. Mármol con vetas negras. Dorados franceses. Morillos de oro resplandeciente. Dejó que cobrara vida su oído sobrenatural; oyó voces más allá de los cristales: las voces de millones, en ondas suaves y sinuosas, puntuadas por la música de los gritos, de las plegarias, de las risas.

familia, los cuales nunca entendían del<br />

todo de qué estaba hablando.<br />

Miró para otro lado.<br />

No iba a despreciar a Seth. No iba a<br />

tratar de intimidarlo. Si algo había<br />

aprendido de su larga estancia en este<br />

mundo era que él podía intimidar a la<br />

gente mucho más allá de sus intenciones<br />

de hacerlo.<br />

Cuando te habla una estatua, una<br />

estatua capaz de respirar y moverse, la<br />

impresión es más bien horrorosa.<br />

Pero con Fareed y Seth, Gregory<br />

deseaba mantener un trato cordial.<br />

—Quiero que seamos hermanos —le<br />

había dicho a Seth en voz baja—. Me<br />

gustaría que hubiera una palabra más

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