El principe Lestat - Anne Rice

09.12.2015 Views

su pañuelo y lo alzó temblando, sin ver nada. Ellos estaban cerca. La multitud de humanos le tenía sin cuidado. Oyó aquel corazón poderoso, aquel anciano corazón que tenía que ser el corazón de Armand. Una piel de frialdad sobrenatural tocó la suya. Alguien le había quitado el pañuelo de la mano y le estaba secando los ojos, limpiando los regueros de sangre que tenía en la cara. Abrió los ojos. Era Armand. Pelo castaño rojizo, cara de adolescente y los ojos oscuros y ardientes de un inmortal que había vagado por el mundo durante medio milenio. Ah, esa era en verdad la cara

de un serafín sacada directamente del techo de una iglesia. «Mi vida está en tus manos». A uno y otro lado, había gente aplaudiendo, hombres y mujeres que lo ovacionaban por su actuación: gente inocente que no sabía lo que él era. Gente que ni siquiera había reparado en esas lágrimas de sangre que fatalmente lo delataban. La noche relucía con la luz de las farolas, con las hileras interminables de ventanas iluminadas, y el calor del día se elevaba del pavimento, y los tiernos arbolitos soltaban sus hojas diminutas bajo una brisa cálida. —Ven adentro —le dijo Armand en

su pañuelo y lo alzó temblando, sin ver<br />

nada.<br />

<strong>El</strong>los estaban cerca. La multitud de<br />

humanos le tenía sin cuidado. Oyó aquel<br />

corazón poderoso, aquel anciano<br />

corazón que tenía que ser el corazón de<br />

Armand. Una piel de frialdad<br />

sobrenatural tocó la suya. Alguien le<br />

había quitado el pañuelo de la mano y le<br />

estaba secando los ojos, limpiando los<br />

regueros de sangre que tenía en la cara.<br />

Abrió los ojos.<br />

Era Armand. Pelo castaño rojizo,<br />

cara de adolescente y los ojos oscuros y<br />

ardientes de un inmortal que había<br />

vagado por el mundo durante medio<br />

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