El principe Lestat - Anne Rice
deseaba escucharla. Ella se sentía tan cerca de él como nunca se había sentido de nadie. Estar tendida a su lado era perfecto. No habría sabido decir si estaba triste o supremamente feliz. Así pues, le contó lo que jamás les había contado a sus amigas. Le habló del tío Lestan. Empezó hablando en voz muy baja. Primero describió el terremoto y aquel repentino ascenso a los cielos, hacia las estrellas. Luego le describió su figura, le habló de lo misterioso que era, le explicó que él había guiado toda su vida. Dijo algo sobre el horrible centro cristiano y saltó enseguida a la noche en
que fue rescatada: de nuevo el espectacular ascenso, el viento, las nubes y todas las estrellas sobre ella, en medio del cielo desnudo. Habló de Louis, del tío Lestan, de su vida desde que era muy niña. Le dijo que a veces pensaba en su madre, en aquella isla, y en la casualidad de que el tío Lestan la hubiera salvado, la hubiera querido y protegido. Bruscamente, Gardner se incorporó en la cama. Cogiendo un albornoz blanco de felpa, se puso de pie, se envolvió en él y se alejó hacia la chimenea. Permaneció allí largo rato con la cabeza gacha. Puso las manos sobre la repisa y dejó escapar un sonoro
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deseaba escucharla.<br />
<strong>El</strong>la se sentía tan cerca de él como<br />
nunca se había sentido de nadie. Estar<br />
tendida a su lado era perfecto. No habría<br />
sabido decir si estaba triste o<br />
supremamente feliz.<br />
Así pues, le contó lo que jamás les<br />
había contado a sus amigas. Le habló del<br />
tío Lestan.<br />
Empezó hablando en voz muy baja.<br />
Primero describió el terremoto y aquel<br />
repentino ascenso a los cielos, hacia las<br />
estrellas. Luego le describió su figura, le<br />
habló de lo misterioso que era, le<br />
explicó que él había guiado toda su<br />
vida. Dijo algo sobre el horrible centro<br />
cristiano y saltó enseguida a la noche en