El principe Lestat - Anne Rice
—Soy amigo de tu tío, Rose —dijo —. Me llamo Louis. —Lo pronunció a la francesa: «Louie»—. Confía en mí, Rose. Tu tío llegará pronto. Está en camino. Él cuidará de ti, pero yo me quedaré hasta que llegue. La siguiente vez que abrió los ojos, se sintió de un modo totalmente distinto. Todo el dolor y la presión en el pecho y el estómago habían desaparecido. Habían evacuado de su cuerpo todos los desperdicios, dedujo. Y al pensar en lo asqueroso que debía de haber sido — unos dedos hurgando en su carne sucia, sacando toda la inmundicia— volvió a sentirse avergonzada y lloró sobre la almohada. Se sintió culpable y
desdichada. El hombre de pelo negro le acarició la cabeza y le dijo que no se preocupara más. —Tu tía Julie está en camino. Tu tío también. Vuelve a dormirte, Rose. Aunque estaba atontada y confusa, veía que le estaban administrando fluidos y algo blanco, algún tipo de alimentación intravenosa. Entró la doctora y dijo que Rose debería seguir internada una semana, pero que el «peligro» ya había pasado. Se había salvado por los pelos, desde luego. Pero se pondría bien. La infección estaba controlada; ahora Rose estaba hidratada adecuadamente. El hombre llamado Louis dio las gracias a la doctora y la
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—Soy amigo de tu tío, Rose —dijo<br />
—. Me llamo Louis. —Lo pronunció a<br />
la francesa: «Louie»—. Confía en mí,<br />
Rose. Tu tío llegará pronto. Está en<br />
camino. Él cuidará de ti, pero yo me<br />
quedaré hasta que llegue.<br />
La siguiente vez que abrió los ojos,<br />
se sintió de un modo totalmente distinto.<br />
Todo el dolor y la presión en el pecho y<br />
el estómago habían desaparecido.<br />
Habían evacuado de su cuerpo todos los<br />
desperdicios, dedujo. Y al pensar en lo<br />
asqueroso que debía de haber sido —<br />
unos dedos hurgando en su carne sucia,<br />
sacando toda la inmundicia— volvió a<br />
sentirse avergonzada y lloró sobre la<br />
almohada. Se sintió culpable y