El principe Lestat - Anne Rice
cuatro años con la destrucción de nuestro santuario de Java. Bueno, Jayman continúa con nosotros, y yo voy y vengo a mi antojo. Y nadie me ha prohibido expresamente que recurra a vosotros. Pero hay algo que va mal, terriblemente mal. Tengo miedo. Temo que nuestro mundo no vaya a perdurar… a menos que hagamos algo. Nuestro mundo. Estaba bien claro lo que quería decir. Mekare albergaba en su interior el espíritu que nos animaba a todos. Si ella era destruida, todos seríamos destruidos. Todos los bebedores de sangre del mundo serían destruidos, incluida aquella chusma que rodeaba ahora el hotel.
—Hubo algunos signos iniciales — dijo Jesse, titubeando—, pero yo no los capté. Solo retrospectivamente llegué a darme cuenta de lo que estaba ocurriendo. Ambos sabéis lo mucho que la Gran Familia significaba para Maharet. Tú, Lestat, no estabas con nosotros cuando ella contó la historia, pero ya la conocías y escribiste el relato completo con toda exactitud. Tú, David, también conoces todo esto. Los descendientes humanos de mi tía la han mantenido viva a lo largo de los milenios. Ella inventaba en cada generación un personaje humano para sí misma, y así podía cuidar de la Gran Familia, ocuparse de los archivos
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cuatro años con la destrucción de<br />
nuestro santuario de Java. Bueno,<br />
Jayman continúa con nosotros, y yo voy<br />
y vengo a mi antojo. Y nadie me ha<br />
prohibido expresamente que recurra a<br />
vosotros. Pero hay algo que va mal,<br />
terriblemente mal. Tengo miedo. Temo<br />
que nuestro mundo no vaya a perdurar…<br />
a menos que hagamos algo.<br />
Nuestro mundo. Estaba bien claro lo<br />
que quería decir. Mekare albergaba en<br />
su interior el espíritu que nos animaba a<br />
todos. Si ella era destruida, todos<br />
seríamos destruidos. Todos los<br />
bebedores de sangre del mundo serían<br />
destruidos, incluida aquella chusma que<br />
rodeaba ahora el hotel.