El principe Lestat - Anne Rice
—Se está muriendo —dijo alguien. Era una de las chicas del colegio, de aquel horrible colegio, pero las otras chicas se rieron y se burlaron. —¡Está fingiendo, es una mentirosa, es una guarra! Risas y risas en la negrura. Y Gardner con su cantinela: —Eres mía, Rose. Te perdono lo que me hiciste. Eres mía. El tío Lestan agarró a Gardner del cuello, lo apartó de ella y se lo llevó a rastras. Gardner gruñía, gritaba, forcejeaba. Mordió al tío Lestan en la mano, pero el tío Lestan le apartó la cara de un tirón, tensándole el cuello como si fuera una media elástica —Rose
jadeaba, gritaba—, y entonces la cabeza de Gardner empezó a fundirse: su boca se retorció hacia abajo, sus ojos sangraban, negros, fluidos, horrendos; y, al final, la cabeza entera quedó colgando del cuello roto y arrugado, y el cuerpo se desmoronó en un gran charco de sangre. Sangre hermosa. —¡Rose, bebe de mí! —dijo el tío Lestan—. Yo soy la Sangre. Yo soy la vida. —¡No hagas eso, niña! —gritó la señora Hays. Ella alzó la mano hacia el pelo dorado del tío Lestan, alzó la mano hacia él, hacia su rostro reluciente. Tu sangre.
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—Se está muriendo —dijo alguien.<br />
Era una de las chicas del colegio, de<br />
aquel horrible colegio, pero las otras<br />
chicas se rieron y se burlaron.<br />
—¡Está fingiendo, es una mentirosa,<br />
es una guarra!<br />
Risas y risas en la negrura. Y<br />
Gardner con su cantinela:<br />
—Eres mía, Rose. Te perdono lo que<br />
me hiciste. Eres mía.<br />
<strong>El</strong> tío Lestan agarró a Gardner del<br />
cuello, lo apartó de ella y se lo llevó a<br />
rastras. Gardner gruñía, gritaba,<br />
forcejeaba. Mordió al tío Lestan en la<br />
mano, pero el tío Lestan le apartó la<br />
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como si fuera una media elástica —Rose