El principe Lestat - Anne Rice
obviamente, deseaba saber todo lo posible al respecto. —Bueno, si no hay nada más —dije —, me gustaría retirarme. He convertido esa biblioteca francesa en mi guarida y creo que ya me está esperando. Tengo más necesidad de descansar quizá que en ningún otro momento de mi vida. —Una cosa más —dijo Seth—. Tú albergas ahora el Germen. Tú eres la Fuente. La Fuente Primordial. —¿Sí? —dije con paciencia, aguardando. —Tu destino es nuestro destino — dijo. —¿Sí? —Has de prometer que nunca te
escabullirás, que nunca intentarás ocultarte de nosotros, que nunca serás negligente con tu propia persona, del mismo modo que cualquier monarca terrenal de cuyo destino dependa la paz de un reino. —Soy consciente de ello —dije, reprimiendo un ligero arranque de cólera—. Ahora soy vuestro —dije, por difícil que me resultara. Me recorrió un escalofrío, un horrible presentimiento—. Pertenezco al reino. Lo sé. Bruscamente, Everard, el joven bebedor de sangre de Italia, tomó la palabra. —Pero ¿esa cosa está callada ahora dentro de ti? —preguntó—. ¿Está
- Page 1706 and 1707: ahora parecía de piedra. Su cara s
- Page 1708 and 1709: ojo arrancado había caído al suel
- Page 1710 and 1711: amortiguado, a lo lejos. Su cuerpo
- Page 1712 and 1713: estuviera saliendo a borbotones de
- Page 1714 and 1715: se había derrumbado sobre el lado
- Page 1716 and 1717: mundo entero. Nunca habían parecid
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- Page 1720 and 1721: volveré a estar solo». —No, nun
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- Page 1744 and 1745: —Nos espera a todos mucho trabajo
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- Page 1776 and 1777: inspiró una cierta simpatía, un s
- Page 1778 and 1779: aviso. Ya me doy cuenta de que te e
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- Page 1788 and 1789: frente a ellos. Estaba ahí, sí, p
- Page 1790 and 1791: saludaras y los invitaras a tu casa
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obviamente, deseaba saber todo lo<br />
posible al respecto.<br />
—Bueno, si no hay nada más —dije<br />
—, me gustaría retirarme. He convertido<br />
esa biblioteca francesa en mi guarida y<br />
creo que ya me está esperando. Tengo<br />
más necesidad de descansar quizá que<br />
en ningún otro momento de mi vida.<br />
—Una cosa más —dijo Seth—. Tú<br />
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Fuente. La Fuente Primordial.<br />
—¿Sí? —dije con paciencia,<br />
aguardando.<br />
—Tu destino es nuestro destino —<br />
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