El principe Lestat - Anne Rice
disculpa sea aceptada. Eres miembro de esta tribu. No veo que seas una amenaza para nadie de los presentes. Si alguien discrepa de mí, que hable ahora o calle para siempre. Nadie alzó la voz. Pero había lágrimas en los ojos de la regia y canosa Allesandra mientras yo pronunciaba estas palabras y Rhoshamandes se sentaba con una reverencia. No sé si nadie, aparte de mí, captó la mirada penetrante que me lanzó Everard y el disimulado gesto negativo que hizo con la cabeza. Benedict parecía confundido, así que me dirigí a él. —Ahora vuelves a gozar de buena
eputación —dije—. Fuese lo que fuese lo que hicieras, y las razones que te movieron a hacerlo, ahora todo está olvidado. Yo sabía, sin embargo, que eso era poco consuelo para él. Viviría durante años con el horror de lo que había hecho. Para entonces, eran casi las cuatro de la madrugada; amanecería en poco más de dos horas. Permanecí en silencio en la cabecera de la mesa. Sentía todos los ojos fijos en mí, y más inquisitivos que nunca. Notaba con especial intensidad el escrutinio de Seth y Fareed, aunque no sabía bien cuál era el motivo.
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- Page 1710 and 1711: amortiguado, a lo lejos. Su cuerpo
- Page 1712 and 1713: estuviera saliendo a borbotones de
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disculpa sea aceptada. Eres miembro de<br />
esta tribu. No veo que seas una amenaza<br />
para nadie de los presentes. Si alguien<br />
discrepa de mí, que hable ahora o calle<br />
para siempre.<br />
Nadie alzó la voz.<br />
Pero había lágrimas en los ojos de la<br />
regia y canosa Allesandra mientras yo<br />
pronunciaba estas palabras y<br />
Rhoshamandes se sentaba con una<br />
reverencia. No sé si nadie, aparte de mí,<br />
captó la mirada penetrante que me lanzó<br />
Everard y el disimulado gesto negativo<br />
que hizo con la cabeza.<br />
Benedict parecía confundido, así que<br />
me dirigí a él.<br />
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