El principe Lestat - Anne Rice

09.12.2015 Views

ienintencionados pueden matar a los poderosos con sorprendente eficacia, aunque exista entre ellos una disparidad tan enorme. ¿Me sentía por ello más dispuesto a perdonarlos? No. Maharet había sufrido una muerte ignominiosa, y yo aún estaba rabioso: lo estaba desde que había visto los edificios quemados del Amazonas y los restos abrasados de los cuerpos. La gran Maharet. Debía contener mi rabia por ahora. Hubo un breve intervalo de silencio y luego la Voz me gritó que sería mejor que aprovechara esta conversación íntima con mi hijo, porque podría muy bien ser la última. Pero se le notaba

desanimado. Sin verdadero entusiasmo. Viktor quería hacerme algunas preguntas sobre lo ocurrido y, cuando empezó a hablar de nuevo, la Voz enmudeció. Yo me sentía más bien reacio a contarle lo que había hecho, pero la propia Rose lo había presenciado, así que se lo dije. —Todos nosotros somos humanos y sobrenaturales —dije—. No importa cuánto tiempo vivamos. Y pocos humanos resisten la visión de una mano o un brazo cortados. Ha sido la mejor manera de paralizarlo: cambiar el equilibrio de fuerzas con un par de golpes de efecto. Y, francamente,

desanimado. Sin verdadero entusiasmo.<br />

Viktor quería hacerme algunas<br />

preguntas sobre lo ocurrido y, cuando<br />

empezó a hablar de nuevo, la Voz<br />

enmudeció.<br />

Yo me sentía más bien reacio a<br />

contarle lo que había hecho, pero la<br />

propia Rose lo había presenciado, así<br />

que se lo dije.<br />

—Todos nosotros somos humanos y<br />

sobrenaturales —dije—. No importa<br />

cuánto tiempo vivamos. Y pocos<br />

humanos resisten la visión de una mano<br />

o un brazo cortados. Ha sido la mejor<br />

manera de paralizarlo: cambiar el<br />

equilibrio de fuerzas con un par de<br />

golpes de efecto. Y, francamente,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!