El principe Lestat - Anne Rice
ninguno, tenía ya. —¡Una tumba! —gruñó—. Una tumba. Tras unos instantes, Mekare entró en la casa, en la tumba, y el desdichado y sollozante Benedict desfiló tras ella, sin mirar en nuestra dirección. Una figura sumisa y derrotada, la de Benedict, hermosa como la de su hacedor, con los ojos enrojecidos, caminando con un aire moderno, informal, desprovisto de ese porte imponente que adoptaban los ancianos con tanta naturalidad. Cualquiera habría dicho que era solo un chico, un estudiante, un simple adolescente. Seth, que iba junto a él, se detuvo al
llegar a mi altura. —¿Qué quieres hacer con él? —me preguntó—. Con ambos. —Me lo preguntas a mí —dije con cierta irritación—. Quizá debiéramos decidirlo en consejo. —Apenas oía mi propia voz por encima de la Voz—. Yo solo me he comprometido a devolverle a Rhoshamandes sus miembros seccionados. Ahora bien, lo que venga después… —Mátalos a los dos —dijo la Voz —. Me han fallado. Mátalos cruelmente. —Los demás, obviamente, aceptarán tu decisión —dijo Seth—. Tú eres nuestro líder ahora. ¿Por qué esperar a que se pronuncie el consejo? Da la
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- Page 1570 and 1571: cruel—. Ya os lo he dicho: una se
- Page 1572 and 1573: ver morir a Benji y Sybelle? —No
- Page 1574 and 1575: —, porque ella se encuentra a sal
- Page 1576 and 1577: creías que iba a funcionar un plan
- Page 1578 and 1579: consiguió zafarse. No podía mover
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- Page 1584 and 1585: cómo hablas a través de este tel
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- Page 1588 and 1589: Benedict—. Ella me está siguiend
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- Page 1604 and 1605: y su propio pellejo. Rhoshamandes n
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ninguno, tenía ya.<br />
—¡Una tumba! —gruñó—. Una<br />
tumba.<br />
Tras unos instantes, Mekare entró en<br />
la casa, en la tumba, y el desdichado y<br />
sollozante Benedict desfiló tras ella, sin<br />
mirar en nuestra dirección. Una figura<br />
sumisa y derrotada, la de Benedict,<br />
hermosa como la de su hacedor, con los<br />
ojos enrojecidos, caminando con un aire<br />
moderno, informal, desprovisto de ese<br />
porte imponente que adoptaban los<br />
ancianos con tanta naturalidad.<br />
Cualquiera habría dicho que era solo un<br />
chico, un estudiante, un simple<br />
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Seth, que iba junto a él, se detuvo al