El principe Lestat - Anne Rice
creías que iba a funcionar un plan tan estúpido? La Voz se presentó en mi interior en un estado furioso. —¡Destruiré a tu hijo! —gritó—. No podrás detenerme. —Sí, sí —dije, riendo y dando un paso tras otro sobre los recuadros dorados de la mesa—. Ya lo sé. Ya he escuchado antes tus amenazas. ¿No te das cuenta de que yo soy el único aquí que te ama de verdad? Había llegado al final y, repentinamente, me senté en un lado del borde de la mesa, junto a Rhoshamandes, que me miraba completamente furioso.
Me saqué el hacha del abrigo con la mano derecha, mientras con la otra sujetaba el brazo izquierdo de Rhoshamandes, y le asesté un tajo en la muñeca con un golpe violento. Fue cuestión de una décima de segundo. La hoja curva centelleó maravillosamente bajo la luz de la araña y la mano seccionada salió volando y cayó sobre la mesa. Rhoshamandes gritó aterrorizado. Todos los demás soltaron una exclamación ahogada y se removieron en sus sillas. Rhoshamandes miró la mano cortada, la sangre que le salía de la muñeca y trató de zafarse de mí. Pero como yo esperaba, no
- Page 1526 and 1527: Ese ser nos está asesinando. Sybel
- Page 1528 and 1529: imaginación. Uno ha de tener imagi
- Page 1530 and 1531: sus objetivos, tiene un desesperado
- Page 1532 and 1533: misma facilidad que si hubieran sid
- Page 1534 and 1535: Ella habría podido con cualquiera
- Page 1536 and 1537: accederemos a nada hasta que nos de
- Page 1538 and 1539: adica en ser tan frágil como una g
- Page 1540 and 1541: —. ¿Qué quieres decir? Fue Fare
- Page 1542 and 1543: empezar. Ni tampoco sé si la idea
- Page 1544 and 1545: —La cuestión es que por muy inte
- Page 1546 and 1547: ignoraban. —Todavía no sabemos q
- Page 1548 and 1549: causaban daño. Una definición muy
- Page 1550 and 1551: ayudarán ahora. Estás hablando de
- Page 1552 and 1553: que casualmente… ¡es nuestro esp
- Page 1554 and 1555: —Creo —dijo— que el Príncipe
- Page 1556 and 1557: audibles por una escalera de hierro
- Page 1558 and 1559: lado, se acercó adonde se hallaba
- Page 1560 and 1561: sobre la mesa—. Si pulso este bot
- Page 1562 and 1563: 24 Lestat EL QUE CORTA EL NUDO Inte
- Page 1564 and 1565: por así llamarla. —Miró a Benji
- Page 1566 and 1567: —Sí —dijo Fareed tranquilament
- Page 1568 and 1569: la Voz tiene muchas cosas que apren
- Page 1570 and 1571: cruel—. Ya os lo he dicho: una se
- Page 1572 and 1573: ver morir a Benji y Sybelle? —No
- Page 1574 and 1575: —, porque ella se encuentra a sal
- Page 1578 and 1579: consiguió zafarse. No podía mover
- Page 1580 and 1581: asesté otro hachazo justo por deba
- Page 1582 and 1583: infierno y llamaría a Benedict par
- Page 1584 and 1585: cómo hablas a través de este tel
- Page 1586 and 1587: envíe fotografías de todo? En efe
- Page 1588 and 1589: Benedict—. Ella me está siguiend
- Page 1590 and 1591: Benedict—. Él está bien. Yo no
- Page 1592 and 1593: femenina, creo que la de Bianca, tr
- Page 1594 and 1595: Rhoshamandes, le puso las manos con
- Page 1596 and 1597: que seguía allí. —Rhosh, ¿est
- Page 1598 and 1599: Rose se había sentado contra la pa
- Page 1600 and 1601: salido corriendo. Estalló en sollo
- Page 1602 and 1603: pero no vi sino expresiones comunes
- Page 1604 and 1605: y su propio pellejo. Rhoshamandes n
- Page 1606 and 1607: lentamente, desvió la mirada. —H
- Page 1608 and 1609: por el césped que ardían con llam
- Page 1610 and 1611: embriagadora. El cielo brillaba en
- Page 1612 and 1613: en los días espantosos de revoluci
- Page 1614 and 1615: —Padre —susurró. Asentí, sin
- Page 1616 and 1617: Entonces vi a Mekare muy cerca. Ros
- Page 1618 and 1619: ninguno, tenía ya. —¡Una tumba!
- Page 1620 and 1621: orden. —Bueno, yo todavía no he
- Page 1622 and 1623: 26 Lestat REHENES DE LA FORTUNA Hab
- Page 1624 and 1625: la pintura reciente. Como es habitu
Me saqué el hacha del abrigo con la<br />
mano derecha, mientras con la otra<br />
sujetaba el brazo izquierdo de<br />
Rhoshamandes, y le asesté un tajo en la<br />
muñeca con un golpe violento.<br />
Fue cuestión de una décima de<br />
segundo. La hoja curva centelleó<br />
maravillosamente bajo la luz de la araña<br />
y la mano seccionada salió volando y<br />
cayó sobre la mesa. Rhoshamandes gritó<br />
aterrorizado. Todos los demás soltaron<br />
una exclamación ahogada y se<br />
removieron en sus sillas.<br />
Rhoshamandes miró la mano<br />
cortada, la sangre que le salía de la<br />
muñeca y trató de zafarse de mí.<br />
Pero como yo esperaba, no