El principe Lestat - Anne Rice
que seamos, ni los bienes que poseamos. No podemos vivir sin amor. Es imposible. Y ellos lo saben; tan jóvenes, y ya lo saben. Rhosh se sentó con sigilo junto a él y le acarició la espalda. La suave camisa de algodón cubría su piel tersa. Su cuello y su rizado pelo castaño tenían un tacto sedoso. Rhosh se inclinó y lo besó en la mejilla. —Despierta, Ganímedes —dijo—. Tu hacedor te necesita. Recorrió con la mano las caderas del joven y sus esbeltos y fuertes muslos, sintiendo los músculos férreos bajo la tela tejana almidonada. ¿Acaso había habido en la Sangre un cuerpo más
cercano a la perfección? Bueno, quizás el de Allesandra, antes de que se convirtiera en una bruja retorcida, lasciva y enloquecida, en un monstruo harapiento de los Hijos de Satán. Pero este era sin duda el cuerpo situado en segundo lugar. Benedict se despertó con un sobresalto, mirando ciegamente la penumbra. —La Voz —murmuró sobre la almohada—. La Voz dice que vayamos, ¿verdad? —E iremos. Pero tú debes permanecer siempre cinco metros por detrás. Y solo has de venir cuando yo te llame.
- Page 1304 and 1305: destruirte. —¡Cuéntame ahora mi
- Page 1306 and 1307: —David y Jesse se han unido a los
- Page 1308 and 1309: eluciente, como muchos de los que y
- Page 1310 and 1311: nuevo, maldiciéndola con las peore
- Page 1312 and 1313: y ensayó otra estrategia. ¿Acaso
- Page 1314 and 1315: su vida dedicada al contrabando, el
- Page 1316 and 1317: un tono confidencial, ahí mismo.
- Page 1318 and 1319: haber confiado en mí. Pero se hab
- Page 1320 and 1321: profusamente iluminados. Las parede
- Page 1322 and 1323: cargada de humedad, y la luz de las
- Page 1324 and 1325: música lo que veían, no a nosotro
- Page 1326 and 1327: magnífico rostro. Frente tersa, ra
- Page 1328 and 1329: inevitables que habrás de hacerte,
- Page 1330 and 1331: forma de existencia que ahora compa
- Page 1332 and 1333: frescas y esas suaves colchas de la
- Page 1334 and 1335: 19 Rhoshamandes INFAME Y MONSTRUOSO
- Page 1336 and 1337: consciente de que no podía superar
- Page 1338 and 1339: telepáticamente sordos entre sí,
- Page 1340 and 1341: y tú desafíes a la luz del sol.
- Page 1342 and 1343: ¿No estaban locos los de la Primer
- Page 1344 and 1345: incluso dos mil. Ya había sucedido
- Page 1346 and 1347: a los jóvenes con bolsas y tubos d
- Page 1348 and 1349: de simular ese sistema, alguien —
- Page 1350 and 1351: mente de Mekare, idiota —dijo la
- Page 1352 and 1353: arreglaba para controlarlo en su jo
- Page 1356 and 1357: —¿Cinco metros frente a unos mon
- Page 1358 and 1359: las bibliotecas de los monasterios
- Page 1360 and 1361: silenciosamente hacia la jungla que
- Page 1362 and 1363: Voz. —¡Y no me atrevo a intentar
- Page 1364 and 1365: cuchilla poderosa. Percibía el olo
- Page 1366 and 1367: por sus mejillas, como las lágrima
- Page 1368 and 1369: impacto. Esta vez, Rhosh empleó el
- Page 1370 and 1371: aquellos a los que había conocido
- Page 1372 and 1373: Los ojos de Maharet se movieron par
- Page 1374 and 1375: Toda la cabeza era un trozo de carb
- Page 1376 and 1377: pensó que moriría bajo su peso ab
- Page 1378 and 1379: en un tono desesperado—. ¡Tómam
- Page 1380 and 1381: ayuda —dijo Rhosh—. Necesito ay
- Page 1382 and 1383: Maharet y aguardaban al acecho, cad
- Page 1384 and 1385: Jamás habría podido beber una got
- Page 1386 and 1387: La Voz se echó a reír. Rio y rio
- Page 1388 and 1389: únicamente, Fareed tal vez no cump
- Page 1390 and 1391: Tercera parte Ragnarök en la capit
- Page 1392 and 1393: labios, Viktor la distraía con su
- Page 1394 and 1395: Y, además, Thorne, el bebedor de s
- Page 1396 and 1397: preguntas de Rose, explicándole la
- Page 1398 and 1399: inesperado. Pero su encanto se hall
- Page 1400 and 1401: sobre la mesa. Miraba la mesa fijam
- Page 1402 and 1403: tomando lo que se llama una decisi
que seamos, ni los bienes que poseamos.<br />
No podemos vivir sin amor. Es<br />
imposible. Y ellos lo saben; tan jóvenes,<br />
y ya lo saben.<br />
Rhosh se sentó con sigilo junto a él y<br />
le acarició la espalda. La suave camisa<br />
de algodón cubría su piel tersa. Su<br />
cuello y su rizado pelo castaño tenían un<br />
tacto sedoso. Rhosh se inclinó y lo besó<br />
en la mejilla.<br />
—Despierta, Ganímedes —dijo—.<br />
Tu hacedor te necesita.<br />
Recorrió con la mano las caderas<br />
del joven y sus esbeltos y fuertes<br />
muslos, sintiendo los músculos férreos<br />
bajo la tela tejana almidonada. ¿Acaso<br />
había habido en la Sangre un cuerpo más