El principe Lestat - Anne Rice
—David y Jesse se han unido a los demás —dijo Gremt. —¿Y qué sabes tú de Maharet ahora mismo? —le pregunté, dando un puñetazo en la mesa. —No soy omnisciente —dijo Gremt en voz baja—. Podría abandonar este cuerpo y viajar allí, invisible y silencioso, con relativa facilidad. Pero he renunciado a ese poder. Me he adiestrado a mí mismo para caminar, hablar, ver y oír como un ser humano. Y, además, lo que le esté pasando a Maharet ninguno de nosotros puede cambiarlo. Aparté la silla y me puse de pie. —Ahora necesito estar solo —dije
—. Esto es demasiado, sencillamente. Necesito pasearme solo por ahí fuera… No sé lo que haré. Aún tenemos bastantes horas para hablarlo. Quiero estar solo. Vosotros sin duda debéis ir a Nueva York. Todos vosotros. Y debéis luchar contra la Voz con todo vuestro poder. En cuanto a mí… no sé. Sevraine se levantó, rodeó la mesa y me tomó del brazo. —Muy bien —dijo—. Sal a pasear si no hay otro remedio. Pero tengo algo que tal vez pueda ayudarte en tus reflexiones: algo que he preparado especialmente para ti. Me llevó fuera de la estancia y por un largo pasadizo cubierto de oro
- Page 1256 and 1257: las manos con más fuerza. El coraz
- Page 1258 and 1259: todo, entrando y saliendo de la loc
- Page 1260 and 1261: cabello plateado le caía, suelto y
- Page 1262 and 1263: misma parecía estremecida mientras
- Page 1264 and 1265: espera todo el mundo que tú dirija
- Page 1266 and 1267: normal, sin adoptar un tono confide
- Page 1268 and 1269: apartado con una repugnancia inmedi
- Page 1270 and 1271: —Eleni y Eugénie —dije—. San
- Page 1272 and 1273: etirarme a un rincón oscuro y asim
- Page 1274 and 1275: acababa de registrar nada por el mo
- Page 1276 and 1277: mías: un sencillo traje oscuro y u
- Page 1278 and 1279: Pero no me dejó entrar, no quiso e
- Page 1280 and 1281: Mekare? ¿Podría la Voz obligar a
- Page 1282 and 1283: Mira, deberíamos ir a verla ahora
- Page 1284 and 1285: y pienso plantarle cara. Puedo lleg
- Page 1286 and 1287: hay otros procedentes de nuestro mu
- Page 1288 and 1289: empezara a obrar por su cuenta. Esc
- Page 1290 and 1291: este tiempo, ella no confía en mí
- Page 1292 and 1293: nosotros. —Debo ir a ver a Mahare
- Page 1294 and 1295: tu hijo no es de la Sangre. Silenci
- Page 1296 and 1297: una imagen completa del muchacho. E
- Page 1298 and 1299: derivando bruscamente hacia la furi
- Page 1300 and 1301: poner ninguna pasión. Me tenía si
- Page 1302 and 1303: y a la de Eugénie, sentada a su la
- Page 1304 and 1305: destruirte. —¡Cuéntame ahora mi
- Page 1308 and 1309: eluciente, como muchos de los que y
- Page 1310 and 1311: nuevo, maldiciéndola con las peore
- Page 1312 and 1313: y ensayó otra estrategia. ¿Acaso
- Page 1314 and 1315: su vida dedicada al contrabando, el
- Page 1316 and 1317: un tono confidencial, ahí mismo.
- Page 1318 and 1319: haber confiado en mí. Pero se hab
- Page 1320 and 1321: profusamente iluminados. Las parede
- Page 1322 and 1323: cargada de humedad, y la luz de las
- Page 1324 and 1325: música lo que veían, no a nosotro
- Page 1326 and 1327: magnífico rostro. Frente tersa, ra
- Page 1328 and 1329: inevitables que habrás de hacerte,
- Page 1330 and 1331: forma de existencia que ahora compa
- Page 1332 and 1333: frescas y esas suaves colchas de la
- Page 1334 and 1335: 19 Rhoshamandes INFAME Y MONSTRUOSO
- Page 1336 and 1337: consciente de que no podía superar
- Page 1338 and 1339: telepáticamente sordos entre sí,
- Page 1340 and 1341: y tú desafíes a la luz del sol.
- Page 1342 and 1343: ¿No estaban locos los de la Primer
- Page 1344 and 1345: incluso dos mil. Ya había sucedido
- Page 1346 and 1347: a los jóvenes con bolsas y tubos d
- Page 1348 and 1349: de simular ese sistema, alguien —
- Page 1350 and 1351: mente de Mekare, idiota —dijo la
- Page 1352 and 1353: arreglaba para controlarlo en su jo
- Page 1354 and 1355: que seamos, ni los bienes que posea
—. Esto es demasiado, sencillamente.<br />
Necesito pasearme solo por ahí fuera…<br />
No sé lo que haré. Aún tenemos<br />
bastantes horas para hablarlo. Quiero<br />
estar solo. Vosotros sin duda debéis ir a<br />
Nueva York. Todos vosotros. Y debéis<br />
luchar contra la Voz con todo vuestro<br />
poder. En cuanto a mí… no sé.<br />
Sevraine se levantó, rodeó la mesa y<br />
me tomó del brazo.<br />
—Muy bien —dijo—. Sal a pasear<br />
si no hay otro remedio. Pero tengo algo<br />
que tal vez pueda ayudarte en tus<br />
reflexiones: algo que he preparado<br />
especialmente para ti.<br />
Me llevó fuera de la estancia y por<br />
un largo pasadizo cubierto de oro