El principe Lestat - Anne Rice

09.12.2015 Views

La Génesis de la Sangre En el principio existían los espíritus. Eran seres invisibles que solo podían ver u oír los hechiceros y brujas más poderosos. A algunos se los consideraba malvados; a otros se los ensalzaba como a dioses. Eran capaces de hallar objetos perdidos, de espiar al enemigo e incluso, a veces, de modificar el clima. Dos grandes hechiceras, las hermanas gemelas Mekare y Maharet, vivían en un precioso valle, junto al monte Carmelo, en comunidad con los

espíritus. Uno de esos espíritus, el grande y poderoso Amel, era capaz con sus malas artes de extraer sangre de los seres humanos. En pequeñas cantidades, la sangre formaba parte del misterio alquímico del espíritu, aunque nadie sabía de qué modo exactamente. Amel amaba a la bruja Mekare y siempre estaba ansioso por servirla. Ella lo veía como ninguna hechicera lo había visto; por eso la amaba. Un día llegaron tropas enemigas: soldados de la poderosa reina Akasha de Egipto. La Reina deseaba apresar a las hechiceras; quería sus conocimientos, sus secretos. La perversa soberana destruyó el

espíritus. Uno de esos espíritus, el<br />

grande y poderoso Amel, era capaz con<br />

sus malas artes de extraer sangre de los<br />

seres humanos. En pequeñas cantidades,<br />

la sangre formaba parte del misterio<br />

alquímico del espíritu, aunque nadie<br />

sabía de qué modo exactamente. Amel<br />

amaba a la bruja Mekare y siempre<br />

estaba ansioso por servirla. <strong>El</strong>la lo veía<br />

como ninguna hechicera lo había visto;<br />

por eso la amaba.<br />

Un día llegaron tropas enemigas:<br />

soldados de la poderosa reina Akasha<br />

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las hechiceras; quería sus<br />

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