El principe Lestat - Anne Rice
Pero no me dejó entrar, no quiso escucharme. Y con Jayman a su lado, no puedo vencerla. Al menos, yo sola. Únicamente podría con los demás. Y los demás se están reuniendo en Nueva York. Bajé la cabeza. Me sentí profundamente turbado por sus palabras. No podía creer que la situación fuera a llegar a tal extremo, a una batalla entre ancianos, a una batalla violenta. Pero ¿qué otra clase de batalla podía ser? —Muy bien, entonces que se reúnan los grandes Hijos de los Milenios — dije—. ¡Yo no soy un Hijo de los Milenios! —Vamos, Lestat —respondió ella—.
Tú bebiste la sangre de la Madre en grandes cantidades, y lo sabes. Tienes una voluntad indomable que cuenta por sí sola como un don sobrenatural. —Fui embaucado por Akasha — dije, suspirando—. Ya ves de qué me sirvió la voluntad. Tengo emociones indomables, sí. Lo cual no es lo mismo que tener una voluntad indomable. —Ahora entiendo por qué te llaman «príncipe malcriado» —dijo Sevraine con paciencia—. Vas a venir a Nueva York, y tú lo sabes. No sabía qué decir. ¿Qué significado podía tener que la Voz quisiera sumarse a una reunión en Nueva York, cuando la realidad era que la Voz emanaba de
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Tú bebiste la sangre de la Madre en<br />
grandes cantidades, y lo sabes. Tienes<br />
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sí sola como un don sobrenatural.<br />
—Fui embaucado por Akasha —<br />
dije, suspirando—. Ya ves de qué me<br />
sirvió la voluntad. Tengo emociones<br />
indomables, sí. Lo cual no es lo mismo<br />
que tener una voluntad indomable.<br />
—Ahora entiendo por qué te llaman<br />
«príncipe malcriado» —dijo Sevraine<br />
con paciencia—. Vas a venir a Nueva<br />
York, y tú lo sabes.<br />
No sabía qué decir. ¿Qué significado<br />
podía tener que la Voz quisiera sumarse<br />
a una reunión en Nueva York, cuando la<br />
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