El principe Lestat - Anne Rice
esultaban visibles para cualquiera y no solo para mí. Tuve la certeza automática de que este espíritu nunca había sido un ser humano. No era un fantasma. No: tenía que ser una criatura procedente de otro dominio, por la sencilla razón de que su cuerpo, como una obra griega clásica, era totalmente ideal y no poseía nada peculiar, ninguna particularidad. En suma, este era el mejor cuerpo de espíritu que había visto jamás. Y me sonreía, al parecer complacido por mi silenciosa pero evidente fascinación. Tenía un pelo oscuro, perfecto y ondulado que enmarcaba su rostro al modo griego clásico, y la cara podría
haber pertenecido a una escultura griega. Pese a tanta perfección, sin embargo, aquel ser vivía y respiraba en el cuerpo que él mismo se había confeccionado. Yo no entendía cómo podía latirle el corazón, ni cómo podía subirle la sangre a la cara ahora mismo, o dar esa impresión al menos, porque no percibía el olor de la sangre, pero en todo caso era un espíritu espléndido. Habíamos llegado junto a la mesa, que debía medir un metro de ancho y estaba hecha de una madera tan antigua que percibí incluso el olor de las generaciones de aceites con que la habían untado. Ellos estaban jugando a cartas sobre esa mesa, con una baraja de
- Page 1200 and 1201: enzarzándose en cruentas batallas,
- Page 1202 and 1203: mayoría de las veces empleé el Do
- Page 1204 and 1205: Gregory—. No hay uno solo de noso
- Page 1206 and 1207: comporta como si el infierno no tuv
- Page 1208 and 1209: aquellos que lo superaban en poder,
- Page 1210 and 1211: Armand—. Nosotros contamos aquí
- Page 1212 and 1213: Gregory observó cómo se adelantab
- Page 1214 and 1215: volcán Pacaya en Guatemala. —Per
- Page 1216 and 1217: variaciones. Flavius y Davis aparec
- Page 1218 and 1219: noche, él llevaba corto su pelo ru
- Page 1220 and 1221: su inevitable porte de estatua de m
- Page 1222 and 1223: con destruirlo, pero retomándolo c
- Page 1224 and 1225: el centro del salón y lo recorrió
- Page 1226 and 1227: ahora, damas y caballeros de la Noc
- Page 1228 and 1229: confiara plenamente en Gregory, má
- Page 1230 and 1231: Transcurrió una hora. Tal vez más
- Page 1232 and 1233: puerta con su pequeña compañía.
- Page 1234 and 1235: 18 Lestat SEVRAINE Y LAS CUEVAS DE
- Page 1236 and 1237: de la luna esa tierra mágica situa
- Page 1238 and 1239: primera de una serie de cámaras m
- Page 1240 and 1241: ealidad, de la propia montaña. All
- Page 1242 and 1243: aquello estaba iluminado con la pot
- Page 1244 and 1245: además, había sido creada por Mar
- Page 1246 and 1247: cabellera suelta le daba un aire de
- Page 1248 and 1249: distintas formas y apariencias. Per
- Page 1252 and 1253: naipes preciosos y relucientes. —
- Page 1254 and 1255: No sabes cuántas noches te he segu
- Page 1256 and 1257: las manos con más fuerza. El coraz
- Page 1258 and 1259: todo, entrando y saliendo de la loc
- Page 1260 and 1261: cabello plateado le caía, suelto y
- Page 1262 and 1263: misma parecía estremecida mientras
- Page 1264 and 1265: espera todo el mundo que tú dirija
- Page 1266 and 1267: normal, sin adoptar un tono confide
- Page 1268 and 1269: apartado con una repugnancia inmedi
- Page 1270 and 1271: —Eleni y Eugénie —dije—. San
- Page 1272 and 1273: etirarme a un rincón oscuro y asim
- Page 1274 and 1275: acababa de registrar nada por el mo
- Page 1276 and 1277: mías: un sencillo traje oscuro y u
- Page 1278 and 1279: Pero no me dejó entrar, no quiso e
- Page 1280 and 1281: Mekare? ¿Podría la Voz obligar a
- Page 1282 and 1283: Mira, deberíamos ir a verla ahora
- Page 1284 and 1285: y pienso plantarle cara. Puedo lleg
- Page 1286 and 1287: hay otros procedentes de nuestro mu
- Page 1288 and 1289: empezara a obrar por su cuenta. Esc
- Page 1290 and 1291: este tiempo, ella no confía en mí
- Page 1292 and 1293: nosotros. —Debo ir a ver a Mahare
- Page 1294 and 1295: tu hijo no es de la Sangre. Silenci
- Page 1296 and 1297: una imagen completa del muchacho. E
- Page 1298 and 1299: derivando bruscamente hacia la furi
esultaban visibles para cualquiera y no<br />
solo para mí.<br />
Tuve la certeza automática de que<br />
este espíritu nunca había sido un ser<br />
humano. No era un fantasma. No: tenía<br />
que ser una criatura procedente de otro<br />
dominio, por la sencilla razón de que su<br />
cuerpo, como una obra griega clásica,<br />
era totalmente ideal y no poseía nada<br />
peculiar, ninguna particularidad.<br />
En suma, este era el mejor cuerpo de<br />
espíritu que había visto jamás. Y me<br />
sonreía, al parecer complacido por mi<br />
silenciosa pero evidente fascinación.<br />
Tenía un pelo oscuro, perfecto y<br />
ondulado que enmarcaba su rostro al<br />
modo griego clásico, y la cara podría