El principe Lestat - Anne Rice
el centro del salón y lo recorrió con la mirada. Medía tal vez un metro cincuenta y ocho y, sin embargo, era un hombre perfectamente proporcionado. Saltaba a la vista que el sombrero era parte integral de su atavío y que nadie iba a molestarse en decirle que un caballero debe quitarse el sombrero en una casa. Él no iba a quitárselo, el sombrero formaba parte de él. —Os doy a todos las gracias por venir —dijo. Su voz infantil resonaba con claridad y nitidez, y con una seguridad imperiosa—. He interrumpido la emisión para informaros de lo siguiente. La Voz ha llamado a nuestras líneas y nos ha hablado mediante las
cuerdas vocales de un vampiro. La Voz dice que está tratando de acudir a nuestro encuentro. —¿Cómo puedes estar seguro de que era la Voz? —preguntó Armand. —Era la Voz, Armand —dijo Benji, dirigiéndole una ligera inclinación de deferencia—. He hablado yo mismo con ese ser, claro está, y me ha repetido cosas que me había dicho antes en privado. —Benji se dio unos golpecitos en un lado de la cabeza, por debajo del ala del sombrero—. Me ha citado fragmentos de poesía que ya me había recitado telepáticamente. Era la Voz. Y la Voz dice que está intentando con todas sus fuerzas acudir a nuestro encuentro. Y
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el centro del salón y lo recorrió con la<br />
mirada. Medía tal vez un metro<br />
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hombre perfectamente proporcionado.<br />
Saltaba a la vista que el sombrero era<br />
parte integral de su atavío y que nadie<br />
iba a molestarse en decirle que un<br />
caballero debe quitarse el sombrero en<br />
una casa. Él no iba a quitárselo, el<br />
sombrero formaba parte de él.<br />
—Os doy a todos las gracias por<br />
venir —dijo. Su voz infantil resonaba<br />
con claridad y nitidez, y con una<br />
seguridad imperiosa—. He interrumpido<br />
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líneas y nos ha hablado mediante las