El principe Lestat - Anne Rice
nada. Reflexioné sobre las muchas cosas que la Voz me había dicho. —No creo que pueda controlar al cuerpo huésped en absoluto —dije—. El cuerpo huésped se ha atrofiado. Demasiados siglos sin sangre humana fresca, sin contacto humano o vampírico; demasiada oscuridad durante demasiado tiempo. Ella asintió. Se volvió, apoyó la espalda en la repisa y cruzó los brazos. —Su primer objetivo será salir de ese cuerpo —dijo—. Pero después, ¿qué hará? Todo dependerá del nuevo cuerpo huésped y de sus poderes. Si con algún ardid pudiéramos meterlo en un cuerpo joven de neófito, haríamos una buena
jugada. —¿Por qué dices eso? —Si se trata otra vez de un cuerpo anciano, de un cuerpo realmente anciano, ese ser puede exponerse a sí mismo al sol y hacer que mueran así la mitad de los vampiros del mundo, como sucedió en los tiempos antiguos. Si es un cuerpo joven, se destruirá a sí mismo al intentarlo. —¡Mon Dieu, ni siquiera se me había ocurrido! —dije. —Precisamente por eso debemos unirnos todos —dijo—. Y el lugar ha de ser Nueva York, desde luego. Pero primero debemos reclutar a Sevraine. —¿Te das cuenta de que la Voz nos
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jugada.<br />
—¿Por qué dices eso?<br />
—Si se trata otra vez de un cuerpo<br />
anciano, de un cuerpo realmente<br />
anciano, ese ser puede exponerse a sí<br />
mismo al sol y hacer que mueran así la<br />
mitad de los vampiros del mundo, como<br />
sucedió en los tiempos antiguos. Si es un<br />
cuerpo joven, se destruirá a sí mismo al<br />
intentarlo.<br />
—¡Mon Dieu, ni siquiera se me<br />
había ocurrido! —dije.<br />
—Precisamente por eso debemos<br />
unirnos todos —dijo—. Y el lugar ha de<br />
ser Nueva York, desde luego. Pero<br />
primero debemos reclutar a Sevraine.<br />
—¿Te das cuenta de que la Voz nos