El principe Lestat - Anne Rice
toda exactitud. Se apoyó en la repisa de la chimenea más cercana a mi escritorio, aunque apenas le llegaba el codo. En esa postura, tenía el aspecto de un delgado y grácil muchacho. Sus ojos relucieron vivamente mientras me sonreía. —Te quiero, ¿lo sabes? —Nunca lo habría dicho —dije—. Hummm. Bueno. —Me encogí de hombros—. Parece que un montón de gente me ama, mortales e inmortales por igual. No puedo evitarlo. Soy el vampiro más deslumbrante del planeta, aunque por qué razón exactamente nunca lo sabré. ¿No fuiste afortunada al tenerme por hijo precisamente a mí, al
cazador de lobos que se presentó en París y consiguió atraer a un monstruo? —Eso tampoco era honrado de mi parte. ¿Por qué sentía que debía mantenerla a raya? —Hablo en serio. Estás espléndido —dijo ella—. Tienes el pelo más blanco. ¿Cómo es eso? —Al parecer, es consecuencia de haber sido quemado. Repetidamente. Pero es lo bastante rubio aún como para que no me queje. Tú también estás espléndida. ¿Qué sabes de todo este asunto, de lo que está ocurriendo? Ella permaneció callada un momento. Finalmente dijo: —Nunca creas que te aman de
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Se apoyó en la repisa de la chimenea<br />
más cercana a mi escritorio, aunque<br />
apenas le llegaba el codo. En esa<br />
postura, tenía el aspecto de un delgado y<br />
grácil muchacho. Sus ojos relucieron<br />
vivamente mientras me sonreía.<br />
—Te quiero, ¿lo sabes?<br />
—Nunca lo habría dicho —dije—.<br />
Hummm. Bueno. —Me encogí de<br />
hombros—. Parece que un montón de<br />
gente me ama, mortales e inmortales por<br />
igual. No puedo evitarlo. Soy el<br />
vampiro más deslumbrante del planeta,<br />
aunque por qué razón exactamente nunca<br />
lo sabré. ¿No fuiste afortunada al<br />
tenerme por hijo precisamente a mí, al