Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad
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dálmine-siderca 22 de octubre. Al paro se habían adherido los 500 obreros de Cometarsa. Desde la UOM-Campana se solicitó la intervención del Ministerio de Trabajo, “ante la situación planteada en esta ciudad en las empresas Dálmine-Siderca y Cometarsa, 7.000 familias afectadas”. (116) Quien entonces informaba desde la Unidad Regional VII de San Nicolás de la DIPBA era el comisario Carlos Glorio, quien escribe un día después que trabajadores y la empresa habían mantenido una negociación en la sede del ministerio de Trabajo en Zárate y que desde el organismo se “intimó a la parte obrera a reiniciar de inmediato las actividades laborales”. La repuesta obrera fue realizar un paro a partir de las 21 hs con presencia en los puestos de trabajo. Concluía el informe del día 23: “De esta forma, el 23, se hicieron presentes en los establecimientos los representantes ministeriales, quienes constataron el no acatamiento de la intimación antes aludida. De continuar esta anormalidad, es de prever la presentación de la fuerza pública para desalojar a los obreros en conflicto”. Entonces, los obreros activos se reunían en los vestuarios de la acería, de a unos treinta por vez y por sector, debiendo sortear los cuestionamientos de un subteniente que exigía nombres y documentos. La inmediata convocatoria a una asamblea fue producto del intento de la empresa de presionar de forma pública para resolver el conflicto. La movilización y la asamblea se realizaron en “el campito”, un terreno con un planchel que hacía de escenario, enfrente de las mismas oficinas de Relaciones Laborales. Se trajo al único coche parlante de Campana y ante unas 2000 personas —las que salían del turno mañana y las que entraban al turno de tarde— los miembros de la comisión interna buscaron desmovilizar la protesta. Las tensiones no se aplacaron y un miembro de aquella propuso el voto a mano alzada. (117) Cuando se predispuso a contar, el delegado Carlos Elorriaga subió al escenario y cuestionó el método, pues se prestaba a suficientes arbitrariedades. La nueva propuesta fue la de dividir a los obreros: quienes estaban por el sí de un lado, el resto del otro, lo que contribuyó a tensar aún más la escena. Según el recuerdo de Elorriaga, él mismo agarró el micrófono, preguntó quiénes estaban a favor del paro, y al ver una abrumadora cantidad de manos levantadas, lo sentenció. Entonces, los militares ya estaban adentro del predio y el mayor José Aníbal Zapata, detrás suyo. “Vamos a charlar abajo”, le espetó Zapata, exigiéndole su (116) Ministerio de Trabajo, Expedientes Generales, Nº 679.742, 26/10/1979. (117) Según Elorriaga, se trataba de Camafleitas. Según Theis, era Riedel. Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado 307
Zona norte de la provincia de Buenos Aires, Capital Federal y sur de Santa Fe nombre y apellido. Elorriaga se presentó y dijo que era un “coordinador” gremial elegido por la empresa. El oficial les exigió desalojar, pues “si se quedan es para trabajar”, (118) pero los obreros se negaron, pues no podían garantizarles que todos podrían entrar luego. Otros recuerdan que Zapata dijo a uno de los que impulsaban la movilización: “... se acabó. Es la última vez que lo mando llamar. La próxima lo mando a buscar”. (119) Al día siguiente, la empresa aceptaba el reclamo obrero. La producción no se reinició sin antes cerciorarse los trabajadores de que todos estuvieran seguros y no fueran perseguidos o detenidos. Rodolfo Amarilla cuenta que el compromiso asumido cuando se levantó el paro se firmó en el Ministerio de Trabajo. Recuerda Pitter que entre los resultados de dicho acuerdo figuró el de garantizar la representación gremial y que esto se cumplió para los supervisores metalúrgicos. (120) Como decíamos, Orlando Gómez, del PC, estuvo detenido varios días, “como apriete”, recuerda Theis. El mismo Elorriaga fue buscado en su casa dos días después de levantado el paro, detenido y llevado al Tolueno, centro de tortura y detención en Campana. Allí, sentado en su escritorio, lo esperaba Zapata, quien en malos términos le exigió que abandonara la actitud confrontativa o lo harían desaparecer, pues “El Tolueno es grande”. La misma amenaza hizo a su familia de forma telefónica. Después de estar todo un día, fue liberado, pero meses más tarde sería despedido. Torrente fue desaparecido el 18 de marzo de 1980. Gordillo también habría sido detenido entonces. (121) Infojus - Sistema Argentino de Información Jurídica Sobre otras víctimas obreras de Dálmine-Siderca tenemos menos referencias, pero no sería erróneo afirmar que muchos trabajadores, más que los mencionados aquí, fueron detenidos y secuestrados en aquellos años. Ello surge de la experiencia reciente vivida por víctimas y familiares de Zárate y de Campana, quienes a lo largo de los últimos años han recibido distintos testimonios de extrabajadores que se acercan a las actividades realizadas por la memoria, la verdad y la justicia, para relatar sus vivencias. Un ejemplo de ello es el caso de Vicente, trabajador en Dálmine-Siderca a través (118) Declaración testimonial de Carlos Elorriaga, op. cit. (119) Majul, Luis, op. cit. (120) Entrevista a Eduardo Pitter, cit. (121) Testimonios de Ángel Recupero y Luis Alberto Tavares, en Majul, Luis, op. cit. Este periodista historiza ambos secuestros inmediatamente posteriores al golpe, lo que no coincide con las fechas del secuestro y del mismo conflicto. 308
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nombre y apellido. Elorriaga se pres<strong>en</strong>tó y dijo que era un “coordinador”<br />
gremial elegido por la empresa. El oficial les exigió <strong>de</strong>salojar, pues “si se<br />
quedan es para trabajar”, (118) pero los obreros se negaron, pues no podían<br />
garantizarles que todos podrían <strong>en</strong>trar luego. Otros recuerdan que Zapata<br />
dijo a uno <strong>de</strong> los que impulsaban la movilización: “... se acabó. Es la última<br />
vez que lo mando llamar. La próxima lo mando a buscar”. (119)<br />
Al día sigui<strong>en</strong>te, la empresa aceptaba el reclamo obrero. La producción<br />
no se reinició sin antes cerciorarse los trabajadores <strong>de</strong> que todos estuvieran<br />
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acuerdo figuró el <strong>de</strong> garantizar la repres<strong>en</strong>tación gremial y que esto se<br />
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“como apriete”, recuerda Theis. El mismo Elorriaga fue buscado <strong>en</strong> su<br />
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La misma am<strong>en</strong>aza hizo a su familia <strong>de</strong> forma telefónica. Después <strong>de</strong> estar<br />
todo un día, fue liberado, pero meses más tar<strong>de</strong> sería <strong>de</strong>spedido. Torr<strong>en</strong>te<br />
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pero no sería erróneo afirmar que muchos trabajadores, más que los<br />
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<strong>de</strong> Campana, qui<strong>en</strong>es a lo largo <strong>de</strong> los últimos años han recibido distintos<br />
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(118) Declaración testimonial <strong>de</strong> Carlos Elorriaga, op. cit.<br />
(119) Majul, Luis, op. cit.<br />
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(121) Testimonios <strong>de</strong> Ángel Recupero y Luis Alberto Tavares, <strong>en</strong> Majul, Luis, op. cit. Este periodista<br />
historiza ambos secuestros inmediatam<strong>en</strong>te posteriores al golpe, lo que no coinci<strong>de</strong><br />
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