Suplemento Cultural Tres Mil 5 de Diciembre de 2015
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NO. 1329 / SÁBADO 5 / DIciembre / <strong>2015</strong> FUNDADO EL 24 DE MARZO DE 1990<br />
fotografía<br />
>Elvis Aviv Guzmán,<br />
La plática<br />
(El Salvador)
“Cada uno <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor” (Napoleón Bonaparte)<br />
Recordando<br />
la Piedra <strong>de</strong>l Grito<br />
Como los cafés que se me hacen eternas<br />
esperas con los amigos, así me ha sucedido<br />
con lugares a los que me encantaría<br />
regresar. El tiempo llega a bordar una<br />
enorme frontera infranqueable. Justo<br />
como las promesas que hacen los adultos a los niños, los<br />
cuales aunque los gran<strong>de</strong>s lo olvi<strong>de</strong>n jamás lo hacen los<br />
pequeños.<br />
Extraño las barrosas calles <strong>de</strong>l invierno en las zonas<br />
montañosas <strong>de</strong> Oriente, esas en los que no cualquier<br />
vehículo subía y más <strong>de</strong> una vez quedamos atrapados,<br />
pero el lugar era suficiente para el alivio y había algo<br />
cómodo para el espíritu: los árboles, la tierra, el cielo.<br />
En las alturas <strong>de</strong> Ciudad Barrios me acompañaba Carlos<br />
Orellana a gritar. Sí, gritar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la piedra <strong>de</strong>l grito. Una<br />
roca que auguraba el lugar <strong>de</strong> comunicación antes que el<br />
celular se extendiera por todas partes.<br />
“¡Heeeey, heeey, Chepeeeeee!”, gritaba don Carlos. Y al<br />
alre<strong>de</strong>dor todo era árboles y un hermoso paisaje pintado<br />
por José Mejía Vi<strong>de</strong>s. Des<strong>de</strong> ahí se ven las islas <strong>de</strong>l Golfo<br />
<strong>de</strong> Fonseca, algunas montañas <strong>de</strong> Honduras y Nicaragua,<br />
también el caserío La Joya <strong>de</strong>l Matazano, por supuesto<br />
que San Francisco Gotera y Osicala. Todo un banquete<br />
<strong>de</strong> vista.<br />
Bitácora<br />
Mauricio Vallejo Márquez<br />
coordinador<br />
<strong>Suplemento</strong> <strong>Tres</strong> mil<br />
La subida <strong>de</strong> por sí, era un reto. Pero la brisa fresca<br />
ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> cafetales y vegetación era suficiente<br />
Don Carlos Orellana no era Alvarenga, aunque había<br />
emparentado con el resto <strong>de</strong> los Alvarenga que habitaban<br />
aquel caserío <strong>de</strong>l mismo nombre y trabaja <strong>de</strong> talabartero,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> mi guío en esas montañas.<br />
Le <strong>de</strong>jé encargado un estuche para mi navaja, que<br />
probablemente no lo ha elaborado aún, así como sucedió<br />
en las tres ocasiones en que nos vimos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarle<br />
el pedido.<br />
“Es que como al tiempo nos vemos, yo pensé que no iba<br />
a venir”, me dijo las tres veces.<br />
Ya van más <strong>de</strong> diez años <strong>de</strong> ese último viaje, y aunque<br />
quisiera regresar, el tiempo seguro ha forjado una férrea<br />
distancia entre esos días y hoy. Diez años sin saber <strong>de</strong><br />
la gente pue<strong>de</strong> cambiarlo todo. Don Carlos no era un<br />
jovencito, tenía 51 años, así que seguramente pue<strong>de</strong> que<br />
no lo encuentre. Tal vez se animó a cruzar el río Gran<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l Norte, o cambió <strong>de</strong> vivienda. “Los días son duros”, me<br />
<strong>de</strong>cía. Pero, me encantaba su vida, verlo ahí trabajando<br />
el cuero, dando martillazos <strong>de</strong>licados y precisos,<br />
cortando con la navaja y la brisa dando testimonio <strong>de</strong> la<br />
tranquilidad <strong>de</strong> aquellas tierras. ¿Será que seguirá igual<br />
aquella bonanza? No lo sé. Sin embargo aquella década<br />
que viajaba tanto por el Oriente sigue en mí, aunque ya<br />
no regrese físicamente, si cierro los ojos me veo aún<br />
haciendo equilibrio en esa mítica Piedra <strong>de</strong>l Grito.<br />
@vallejomarquez<br />
vallejomarquez.blogspot.com<br />
El único suplemento cultural<br />
<strong>de</strong> El Salvador<br />
Mauricio Vallejo Márquez<br />
2 TRESMIL Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong><br />
Neocolonialismo en el Siglo XXI sin rock nuclear<br />
El conflicto bélico en los territorios<br />
<strong>de</strong> Siria, Iraq, Turquía y conexos<br />
producirá nuevas fronteras y probablemente<br />
nuevas naciones, como en tiempos<br />
coloniales imperialistas, nada que no esté<br />
reseñado en la memoria colectiva: refugiados,<br />
atrocida<strong>de</strong>s, matanzas, <strong>de</strong>litos contra<br />
la humanidad, etc. Es muy sintomático que<br />
las potencias luchen en principio contra un<br />
grupo <strong>de</strong> rebel<strong>de</strong>s armados que no es Estado,<br />
ni exista legalmente, ni siquiera un grupo<br />
étnico, pero <strong>de</strong> contraparte posee armas,<br />
dinero y voluntarios <strong>de</strong> diversas naciones<br />
etc., el Estado Islámico agrupa a fanáticos<br />
musulmanes que comenten crímenes contra<br />
inocentes <strong>de</strong> otras nacionalida<strong>de</strong>s. En ciertos<br />
aspectos el escenario bélico recuerda la<br />
guerra civil española (1936), con la suma <strong>de</strong><br />
naciones a favor o en contra, en España se<br />
comprobaron nuevas armas y fuerza área, al<br />
igual que insólitas alianzas entre fanáticos<br />
falangistas católicos y musulmanes apoyando<br />
a Francisco Franco versus Brigadas<br />
Internacionales que se oponían al naciente<br />
fascismo <strong>de</strong> Hitler y Mussolini, ese preludio<br />
<strong>de</strong> sangre sería la sinfonía <strong>de</strong> la muerte tres<br />
años <strong>de</strong>spués con la invasión <strong>de</strong> Polonia el 1<br />
<strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1939. Entre los miembros<br />
latinoamericanos <strong>de</strong> las Brigadas Internacionales<br />
se encentraban: Siqueiros, Juan<br />
<strong>de</strong> la Cabada, Silvestre Revueltas, Octavio<br />
Paz y otros; años <strong>de</strong>spués Octavio Paz haría<br />
referencia a esos acontecimientos en su libro:<br />
Lecturas para mujeres<br />
Invitada por el entonces Secretario <strong>de</strong><br />
Instrucción Pública, el escritor, político<br />
y pensador mexicano, José Vasconcelos<br />
(1882-1959), Gabriela Mistral (1889-1957), llega<br />
al legendario Valle <strong>de</strong>l Águila y la Serpiente, en<br />
1922. Su estadía abarcará dos años fructíferos,<br />
en los cuales colaborará estrechamente en<br />
la organización educativa <strong>de</strong> aquella gran<br />
república.<br />
Un aporte clave a la cultura continental, será<br />
la publicación -por encargo y patrocinio <strong>de</strong>l<br />
gobierno azteca- <strong>de</strong>l libro “Lecturas para<br />
mujeres” (1923), una hermosa selección <strong>de</strong><br />
textos literarios, profundos, pero asequibles,<br />
para el alma humana, sedienta <strong>de</strong> nobles<br />
aspiraciones.<br />
Maestra, diplomática, poetisa intensa. Mujer<br />
preocupada por la realidad <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong><br />
los pobres <strong>de</strong> América. La voz <strong>de</strong> Gabriela<br />
Mistral va directa a la escuela <strong>de</strong> su tiempo, y<br />
<strong>de</strong>l actual.<br />
Escuchémosla en la introducción al volumen<br />
citado: “El maestro verda<strong>de</strong>ro tendrá siempre<br />
algo <strong>de</strong> artista: no po<strong>de</strong>mos aceptar esa especie<br />
<strong>de</strong> ´jefe <strong>de</strong> faenas´ o <strong>de</strong> ´capataz <strong>de</strong> hacienda´, en<br />
que algunos quieren convertir al conductor <strong>de</strong> los<br />
espíritus. En cuanto a lo tercero, a la amenidad,<br />
creo que hay ya <strong>de</strong>masiado hastío en la pedagogía<br />
seca, fría y muerta, que es la nuestra. Tal vez esa<br />
Director Diario Co Latino: Francisco Valencia.<br />
Coordinador: Mauricio Vallejo Márquez.<br />
Colaboradores: Caralvá, José Roberto Cea, Augusto Crespín, Julio Iraheta<br />
Santos, Álvaro Darío Lara, Tirso Canales, Jenifer Valiente, Luis Antonio Chávez,<br />
Rob Escobar, Elvis Aviv Guzmán, Wilfredo Arriola y Bilal Arif Portillo. Armando<br />
Molina (San Francisco), Dora Olivia Magaña (Los Ángeles), Rafael Lara-Martínez<br />
(Nuevo México), Alfonso Velis-Tobar (Canadá), Perla Rivera Núñez (Honduras) y<br />
Edgar Quisquinay (Guatemala).<br />
El Laberinto <strong>de</strong> la Soledad, 1950. La Segunda<br />
Guerra Mundial fue provocada por<br />
lucha <strong>de</strong> mercados capitalistas y materias<br />
primas (colonias, territorios, suministros<br />
energéticos), alimentado por el fanatismo<br />
fascista, en la actualidad la historia parece<br />
repetirse, sed <strong>de</strong> las potencias por: Petróleo,<br />
rutas marítimas, territorios estratégicos,<br />
Intimissimun<br />
Caralvá<br />
Fundador<br />
<strong>Suplemento</strong> <strong>Tres</strong> mil<br />
recursos mineros etc. La religión es un<br />
caballo <strong>de</strong> batalla para incendiar a los<br />
creyentes, el dictador Francisco Franco usó<br />
la siguiente propaganda: “Nuestra guerra<br />
es una guerra religiosa. Nosotros todos los<br />
que combatimos, cristianos y musulmanes,<br />
somos soldados <strong>de</strong> Dios y no luchamos<br />
contra hombres, sino contra el ateísmo y<br />
el materialismo”, manifiesto en 1937…<br />
Su propaganda lo retrató como amigo <strong>de</strong>l<br />
Islam; se difundió que había abrazado la<br />
fe musulmana e incluso que tenía el propósito<br />
<strong>de</strong> restaurar el imperio <strong>de</strong>l Islam <strong>de</strong><br />
al-Andalus. (En: Los moros <strong>de</strong> Franco); el<br />
falta <strong>de</strong> alegría que todos advierten<br />
en nuestra raza, venga en parte <strong>de</strong><br />
la escuela-madrastra que hemos<br />
tenido muchos años. El niño llega<br />
con gozo a nuestras manos, pero las lecciones<br />
sin espíritu y sin frescura que casi siempre<br />
recibe, van empañándole ese gozo…”<br />
Gabriela Mistral visitó El Salvador en 1931.<br />
Mantuvo una especial relación con importantes<br />
intelectuales y escritores <strong>de</strong> la época, como<br />
don Alberto Masferrer, Salarrué y Claudia<br />
Lars. La afinidad con estos creadores, estaba<br />
fundamentada en comunes i<strong>de</strong>arios filosóficos,<br />
literarios y sociales.<br />
Claraboya<br />
Álvaro Darío Lara<br />
Escritor y poeta<br />
La editora estatal <strong>de</strong> nuestro<br />
país, publicó en 1961 y en 1977, “Lecturas para<br />
mujeres”, con la autorización <strong>de</strong> la escritora<br />
norteamericana Doris Dana (1920-2006),<br />
albacea <strong>de</strong> Mistral.<br />
Sobre esta obra, Claudia Lars, anota: “Gabriela<br />
sabía muy bien –gracias a su experiencia<br />
como maestra y al conocimiento <strong>de</strong> su propia<br />
alma- que la buena literatura influye <strong>de</strong> manera<br />
especial en el alma femenina, otorgándole cierta<br />
total <strong>de</strong> moros<br />
combatientes<br />
fue <strong>de</strong> 80,000<br />
unos 11,000<br />
(el 14 por ciento) fallecieron y 56,000 (70<br />
por ciento) fueron heridos, a cambio <strong>de</strong> ello<br />
Franco otorgó el privilegio <strong>de</strong>l saqueo en las<br />
ciuda<strong>de</strong>s enemigas: “La toma <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s y<br />
pueblos se ajustaba al mismo patrón que las<br />
razias en el Rif: entrada a sangre y fuego,<br />
seguida <strong>de</strong> saqueo, <strong>de</strong>strucción, violaciones<br />
y matanzas <strong>de</strong> la población civil [...] con la<br />
complicidad e incluso la aproba¬ción <strong>de</strong><br />
muchos oficiales españoles”, explica María<br />
Rosa <strong>de</strong> Madariaga. (En: Los moros <strong>de</strong> Franco).<br />
Octavio Paz escribe <strong>de</strong> la guerra civil<br />
española: “Es posible que lo que llamamos<br />
pecado no sea sino la expresión mítica <strong>de</strong> la<br />
conciencia <strong>de</strong> nosotros mismos, <strong>de</strong> nuestra<br />
soledad. Recuerdo que en España, durante la<br />
guerra, tuve la revelación <strong>de</strong> “otro hombre” y<br />
<strong>de</strong> otra clase <strong>de</strong> soledad: ni cerrada ni maquinal,<br />
sino abierta a la trascen<strong>de</strong>ncia. Sin duda<br />
la cercanía <strong>de</strong> la muerte y la fraternidad <strong>de</strong> las<br />
armas producen, en todos los tiempos y en<br />
todos los países, una atmósfera propicia a lo<br />
extraordinario, a todo aquello que sobrepasa<br />
la condición humana y rompe el círculo <strong>de</strong><br />
soledad que ro<strong>de</strong>a a cada hombre. (El Laberinto…<br />
Pág 25) y concluye. “Quien ha visto<br />
la Esperanza, no la olvida. La busca bajo<br />
todos los cielos y entre todos los hombres”…<br />
Una guerra total quizás no suce<strong>de</strong>rá, nadie<br />
ganará nada en el siglo XXI, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />
concierto <strong>de</strong> rock nuclear y eso por ahora es<br />
ver la esperanza.<br />
gracia interior, que es afinamiento <strong>de</strong> las<br />
emociones y claridad <strong>de</strong>l intelecto. Estaba<br />
convencida <strong>de</strong> que la poesía, así como<br />
ciertas páginas escritas en prosa pero que<br />
contienen mensajes iluminadores, elevan la<br />
mente y el corazón <strong>de</strong> la gente joven hasta<br />
regiones don<strong>de</strong> las angustias y las sombras<br />
<strong>de</strong> la lucha cotidiana se transforman en algo<br />
radiante e inspirador”.<br />
Como Claudia Lars, lo calificara, “Lectura<br />
para mujeres”, es “un libro ejemplar”.<br />
Ejemplar porque se trata <strong>de</strong> una magnífica<br />
compilación, alentada por un sentimiento <strong>de</strong><br />
la más auténtica fraternidad latinoamericana.<br />
Ejemplar, porque en él se hace patente la<br />
potestad salvífica <strong>de</strong> la literatura.<br />
Ahora que los pueblos <strong>de</strong>l mundo, se<br />
unen para celebrar el 75 aniversario <strong>de</strong><br />
la entrega <strong>de</strong>l Premio Nobel a la gran<br />
chilena, es formidable, enterarse, que<br />
investigadores como su compatriota<br />
Diego <strong>de</strong>l Pozo, y otros académicos, han<br />
emprendido, con éxito, la gran tarea <strong>de</strong><br />
profundizar en su figura, y en aspectos <strong>de</strong> su<br />
producción, que tradicionalmente no habían<br />
sido estudiados.<br />
Ella, tan vital y entusiasta, que tanto amó<br />
y sufrió. Ella, que siempre fue en pos <strong>de</strong><br />
la poesía, <strong>de</strong>berá sentirse dichosa, al saber,<br />
que su dulce canto, sigue vivo, animando<br />
y dando esperanza, a la –perpetuamentenecesitada<br />
humanidad.<br />
<strong>Suplemento</strong> <strong>Cultural</strong> 3000 fue fundado el 24 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1990 por Gabriel<br />
Otero y Caralvá. Durante 25 años lo han coordinado en diferentes periodos<br />
Gabriel Otero, Caralvá, Walter Raudales, Otoniel Guevara (2) , Luis Alvarenga,<br />
Álvaro Darío Lara, José Roberto Cea y Mauricio Vallejo Márquez.<br />
Toda colaboración <strong>de</strong> artículos, cuentos, ensayos, poesía, ilustración, pintura y fotografía<br />
pue<strong>de</strong> enviarse al correo electrónico: suplemento3000@gmail.com
Luis Borja<br />
Escritor y Poeta<br />
Universidad <strong>de</strong> El Salvador<br />
Facultad Multidisciplinaria <strong>de</strong><br />
Occi<strong>de</strong>nte<br />
A Rafael Lara Martínez,<br />
por enseñarme a hablar con el olvido,<br />
por enseñarme a hablar con los muertos…<br />
Orlando Fresedo(1932-1965)<br />
Integrante <strong>de</strong>l Grupo Octubre y la Generación<br />
Comprometida. Altamente comprometido<br />
con la bebida, al grado que, según Manlio<br />
Argueta, su madre y hermana cerraban las<br />
puertas cuando las visitaba. Habitante frecuente<br />
<strong>de</strong> bares como El paraíso, La Praviana o la<br />
cervecería Gambrinus.<br />
Sumamente conocedor <strong>de</strong>l soneto. Ganador <strong>de</strong><br />
numerosos premios. Un poeta prestigioso para<br />
la época. Sin embargo, su estilo <strong>de</strong> vida lo llevó a<br />
la cárcel en la ciudad <strong>de</strong> Jutiapa(Guatemala).<br />
La vida <strong>de</strong> Fresedo ha sido comentada en<br />
distintas anécdotas como las que escribe Manlio<br />
Argueta, Renán Alci<strong>de</strong>s Orellana y Eugenio<br />
Martínez Orantes.<br />
Fresedo, dice Argueta, veía la vida como un<br />
juego, a tal grado que llegó a ganar premios en<br />
la rama <strong>de</strong> poesía, pero luego se <strong>de</strong>scubrió que<br />
eran autoria <strong>de</strong> Jorge Enrique Adoum, con los<br />
que ganó en Usulután y, <strong>de</strong> Benítez Vinuesa con<br />
los que ganó en San Salvador. Para Orlando todo<br />
era un juego, una tomadura <strong>de</strong> pelo, necesidad<br />
<strong>de</strong> sobrevivir su estilo <strong>de</strong> muerte que era hacia<br />
el suicidio, concluye Argueta. Toruño dijo: el<br />
día que sea más él en poseía y no tome lo que<br />
otros producen, irá sobreseguro en su trayecto<br />
poético.<br />
Según, Cañas Dinarte (uno <strong>de</strong> los mayores<br />
conocedores <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Fresedo), el poeta<br />
murió en un cuartucho <strong>de</strong> hospedaje <strong>de</strong> la<br />
capitalina “avenida” In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, como<br />
producto <strong>de</strong> la intoxicación alcohólica.<br />
MI TRISTEZA<br />
SE INICIA<br />
Mi tristeza se inicia con los trenes.<br />
Es la vida un adiós con estaciones.<br />
La noche ha recogido sus vagones.<br />
Todo se torna tren cuando tú vienes.<br />
Me <strong>de</strong>jas con tu paso en el <strong>de</strong>svelo.<br />
No paras aunque agite las ban<strong>de</strong>ras.<br />
Llenaste con tu nube mis ojeras<br />
y he quebrado las cruces <strong>de</strong>l pañuelo.<br />
Por eso todo es tren cuando tu vienes.<br />
Y a causa <strong>de</strong> que nunca te <strong>de</strong>tienes,<br />
ignoro la emoción <strong>de</strong> una partida.<br />
La vida es un adiós con estaciones.<br />
Yo soy un guardavías <strong>de</strong> ilusiones.<br />
Tu recuerdo, ese tren sobre mi vida.<br />
EMOCIÓN VESPERAL<br />
Que tar<strong>de</strong> más serena en su agonía.<br />
Se llena la visión <strong>de</strong> claroscuro.<br />
Y la luz como fruto remaduro<br />
se cae <strong>de</strong>l ramaje junto al día.<br />
Que tar<strong>de</strong> más serena! Las colinas<br />
asoman su joroba en <strong>de</strong>spoblado.<br />
El crepúsculo, arquero enmascarado<br />
vacía su carcaj <strong>de</strong> golondrinas…<br />
Que tar<strong>de</strong> más serena! Plenamente.<br />
El alma <strong>de</strong> belleza transparente<br />
salpica su emoción con limoneros…<br />
Tetralogía <strong>de</strong>l dolor:<br />
literatura y alcohol<br />
en El Salvador<br />
La noche va subiendo sobre el cerro<br />
Que al mojarse con sombras, como un perro<br />
sacu<strong>de</strong> un pulguerío <strong>de</strong> luceros.<br />
NIÑA CON MIRADA<br />
DE ALAS<br />
Mañana cuando emigre tu mirada<br />
bajo un amanecer <strong>de</strong> alas viajeras,<br />
mañana cuando auroras mensajeras<br />
sollocen en la sombra madurada...<br />
Entonces lloraré porque te fuiste.<br />
Y al sentir tu presencia tan remota,<br />
será menos naranja la chiltota<br />
bajo aquel naranjal que tú encendiste...<br />
Te miraré cruzar por mis dolores<br />
como una golondrina <strong>de</strong>solada,<br />
<strong>de</strong> párpados abiertos como flores...<br />
Aquí, crucificado frente al cielo,<br />
mañana cuando emigre tu mirada<br />
acaso pensaré que estás en vuelo...<br />
Ulises Massis (1925-1992)<br />
Lo que la mayoría comenta sobre el poeta Massis<br />
es que se <strong>de</strong>sempeñó como obrero, ganándose la<br />
vida, pintando cervecerías, bur<strong>de</strong>les, pupilajes y<br />
salones. Escribía, leía poemas y si no leía poemas<br />
hablaba <strong>de</strong> poesía. Nunca publicó un libro. Un<br />
auténtico bohemio, un auténtico marginado, un<br />
auténtico olvidado, un auténtico poeta.<br />
Numerosos poemas aparecieron en suplementos<br />
culturales <strong>de</strong> su época. En 1970 obtuvo Segunda<br />
Mención Honorífica en el Primer Certamen <strong>de</strong><br />
Poetas Latinoamericanos en Lima, Perú.<br />
Des<strong>de</strong> el discurso académico, su obra se estudia<br />
en la tesis <strong>de</strong> licenciatura Ulises Masís : <strong>de</strong>l lodo<br />
la poesía asoma presentada por Tomás Antonio<br />
Martínez Medrano para obtener el grado <strong>de</strong><br />
Licenciado en Letras. Martínez Medrano, consi<strong>de</strong>ra<br />
que la poesía <strong>de</strong> Massis es hilvanada por la niñez,<br />
lo personal, lo indígena-popular y lo humano. De<br />
igual forma, presenta una <strong>de</strong> la biografías más<br />
completas sobre este poeta urbano.<br />
METAMOS EL SONETO<br />
EN EL MERCADO<br />
Metamos el soneto en el mercado.<br />
Vaya la frase cruda a la cocina.<br />
Ya nunca más sonetos <strong>de</strong> leontina,<br />
Por fórmula ridícula cercado.<br />
Recojamos <strong>de</strong>l pueblo mal hablado<br />
Su raíz y su esencia campesina.<br />
La libre frase si no hiere espina:<br />
El que no grita morirá ahogado.<br />
Sopa <strong>de</strong> patas para el señorito<br />
Contador <strong>de</strong> rituales y verbenas.<br />
Arroz con tunco o casamiento frito.<br />
Once sílabas, once berenjenas<br />
Adornando el guisado <strong>de</strong>l escrito.<br />
Metamos el soneto en las alacenas.<br />
SONETO DEL HOMBRE OSCURO<br />
Un hombre oscuro y una vida rota<br />
Anémico el poeta sin aliento,<br />
Soy simplemente, cabalgando al viento,<br />
Una brizna <strong>de</strong> paja o una mota.<br />
Me aplasta el corazón como una bota:<br />
La palabra y el ritmo, el pensamiento.<br />
He <strong>de</strong> morir comiendo hierba. Y siento<br />
Que he <strong>de</strong> vivir poeta sin la cota.<br />
Bohemio incomprendido -cruz al hombro—<br />
He bebido en la copa el <strong>de</strong>sengaño<br />
Y el olvido <strong>de</strong>l mundo, sin asombro.<br />
Jamás el agua amarga me hizo daño.<br />
He <strong>de</strong> beberla toda, en el escombro,<br />
O en la cisterna que me dé el engaño.<br />
ARRIATES DEL<br />
PARQUE SAN JOSÉ<br />
Veo rubias melenas<br />
Y barbados visitantes.<br />
Gastan luces<br />
Y sujetan el celuloi<strong>de</strong><br />
La iglesia San José<br />
Animada <strong>de</strong> palomas.<br />
Si bajaran el lente<br />
Se llevarían a sus casas<br />
El riñón que se pudre<br />
Y la piel que florece hongo y sangre.<br />
Entrega final<br />
EL ÚLTIMO SORBO<br />
Sobre una acera un borrachito pi<strong>de</strong><br />
Calmar su sed, hume<strong>de</strong>cer sus labios.<br />
Pasa un cura. Lo mira. Hace resabios<br />
Y entre dientes al diablo lo <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>.<br />
Pasa un evangelista y lo con<strong>de</strong>na<br />
A fuego más atroz que su garganta.<br />
El hombre ya no bebe, ya no aguanta,<br />
Traga saliva con sabor <strong>de</strong> arena.<br />
Una niña, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong>? Nadie sabe.<br />
Con un vaso en la mano se aproxima<br />
Y lo introduce entre sus labios, suave.<br />
Relámpagos. Colores… Luz en vuelo,<br />
Subiendo en ondas <strong>de</strong> la voz que mina,<br />
El alma <strong>de</strong>l borracho sube al cielo.<br />
| ensayo-Antología |<br />
LITERUMANÍA<br />
¿Quién<br />
Pregunta por mi?<br />
Por mi casa<br />
Y mi cama.<br />
¡Aquí están!:<br />
No tiene pare<strong>de</strong>s<br />
Ni techo,<br />
Ni ma<strong>de</strong>ras,<br />
Ni reposo.<br />
Abran los armarios<br />
Al aire,<br />
No encontrarán<br />
Diplomas<br />
Copias<br />
Ni manuscritos.<br />
Nací con la manía <strong>de</strong> escribir,<br />
No puedo curarme.<br />
Literumaniático,<br />
Voy <strong>de</strong>l agua ardiente<br />
A la muerte,<br />
Agotando mi dolor,<br />
Cantando.<br />
No necesito colchas<br />
Para calentar mis versos,<br />
Almohadas <strong>de</strong> espuma<br />
Para afinar el oído.<br />
Me bastan las gradas,<br />
El piso frío<br />
Y la sábana <strong>de</strong> rótulos luminosos.<br />
Siendo gusano…<br />
Me divierto<br />
Regalando mis alas.<br />
Me oculto en el capullo<br />
Y <strong>de</strong>jo volar<br />
Engañosas mariposas.<br />
Siendo mayúscula,<br />
Río <strong>de</strong> ser minúscula<br />
En escritos<br />
Y poesías que construyo.<br />
Nací con paludismo <strong>de</strong> escritor;<br />
Y no me quitan la fiebre.<br />
Ni el aralén <strong>de</strong>l hambre<br />
Ni el winasorb<br />
Del olvido,<br />
De quienes saben,<br />
Mi casa no tiene techo<br />
Ni pare<strong>de</strong>s<br />
Y, a veces<br />
Los pulmones<br />
Me duelen<br />
De frío.<br />
REFERENCIAS.<br />
•Argueta,M(s.f) Al poeta Orlando Fresedo. Recuperado <strong>de</strong><br />
http://archivo.archivoscp.net/in<strong>de</strong>x2.php?option=com_<br />
content&do_pdf=1&id=293<br />
•Cañas-Dinarte, C. (2002). Diccionario <strong>de</strong> autoras y autores<br />
<strong>de</strong> El Salvador (Vol. 58). Dirección <strong>de</strong> Publicaciones e<br />
Impresos, CONCULTURA.<br />
•Cár<strong>de</strong>nas Ruano, F.(1955) Inspirado poeta salvadoreño.<br />
Revista Sintesis.<br />
•Escobar, F. A. (2001). La lira, la cruz y la sombra:<br />
biografía <strong>de</strong> Alfredo Espino. CONCULTURA, Dir. <strong>de</strong><br />
Publicaciones e Impresos.<br />
•Erazo, S. L. (1910). Parnaso salvadoreño. Maucci.<br />
•Fortín Magaña, R. (1961) Boceto biográfico <strong>de</strong>l poeta<br />
Manuel Alvarez Magaña. En Antología Poética. San<br />
Salvador: editorial universitaria.<br />
•Gallegos-Valdés, L.(1981). Panorama <strong>de</strong> la literatura<br />
salvadoreña, <strong>de</strong>l período precolombino a 1980. San<br />
Salvador: UCA/Editores.<br />
•Martínez Medrano, T. A. (2007). Ulises Masís: <strong>de</strong>l lodo la<br />
poesía asoma (Tesis, Universidad <strong>de</strong> El Salvador).<br />
•Orellana, R.A(2009) Orlando Fresedo. En el mes <strong>de</strong>l 45<br />
Aniversario <strong>de</strong> su fallecimiento. En lo que pasa cuando<br />
eltiempo pasa, San Salvador.<br />
•Portillo,E. (2011) Se cumplen 83 años <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong><br />
poeta. Recuperado <strong>de</strong> http://www.laprensagrafica.com/<br />
el-salvador/<strong>de</strong>partamentos/194932-se-cumplen-83-anos<strong>de</strong>-muerte-<strong>de</strong>-poeta.html#sthash.v4ptg0TK.dpuf<br />
•Toruño, J. F. (1958). Desarrollo literario <strong>de</strong> El Salvador:<br />
ensayo (Vol. 10). Ministerio <strong>de</strong> Cultura.<br />
Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong> TRESMIL 3
Julio González Erazoi<br />
Lic. en Letras FMOcc. UES<br />
Este texto analiza la<br />
percepción sobre la<br />
clase alta salvadoreña<br />
que plasmaron<br />
tanto la escritora,<br />
salvadoreñanicaragüense, Claribel<br />
Alegría (en coautoría con el<br />
estadouni<strong>de</strong>nse Darwin Flakoll)<br />
en Cenizas <strong>de</strong> Izalco, y el escritor,<br />
salvadoreñohondureño, Horacio<br />
Castellanos Moya en La diabla en<br />
el espejo. En ese sentido, el análisis<br />
preten<strong>de</strong> mostrar que los planteamientos<br />
en torno a la clase alta o burguesa que<br />
hace Castellanos Moya, es una antítesis<br />
a la formulada por Alegría/Flakoll en<br />
su respectiva novela.<br />
Sin embargo, es importante <strong>de</strong>jar<br />
sentado que este análisis es netamente<br />
literario y no preten<strong>de</strong> plantear un<br />
panorama evolutivo <strong>de</strong> las clases altas,<br />
sino más bien, ahondar en el tratamiento<br />
estilístico <strong>de</strong> cada autor, en especial<br />
<strong>de</strong> Castellanos Moya, al utilizar el<br />
recurso <strong>de</strong> la antítesis para configurar<br />
su obra. La antítesis, como parte <strong>de</strong><br />
las figuras lógicas <strong>de</strong>l pensamiento,<br />
se caracteriza por la confrontación <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>as, pensamientos o razonamientos<br />
que guardan entre sí similitud y<br />
concordancia. Dicha concordancia<br />
suele llamarse asociación por contraste<br />
cuya función principal es acentuar,<br />
por medio <strong>de</strong> la confrontación, el<br />
pensamiento antónimo o contrario.<br />
Ahora bien, tanto Cenizas <strong>de</strong> Izalco<br />
como La diabla en el espejo conservan<br />
algunas similitu<strong>de</strong>s, pero hay una<br />
en particular, central, que es la i<strong>de</strong>a<br />
engendradora <strong>de</strong> este análisis y es el uso<br />
<strong>de</strong> la imagen especular como referencia<br />
i<strong>de</strong>ntitaria <strong>de</strong> los personajes:<br />
Cuantos recuerdos <strong>de</strong> mamá (…)<br />
Después <strong>de</strong> leer el diario <strong>de</strong> Frank me<br />
siento <strong>de</strong>sorientada, como si casi no<br />
la hubiera conocido (…) Me es difícil<br />
soportar esto: no solamente su muerte,<br />
sino a<strong>de</strong>más la repentina sensación <strong>de</strong><br />
no haberla conocido, <strong>de</strong> haberla usado<br />
como espejo (Alegría, 1965: 23).<br />
El título La diabla en el espejo,<br />
parece alegorizar el juego <strong>de</strong> espejos<br />
plasmado<br />
en el pasaje arriba citado, y que<br />
reflejada la relación maternal entre<br />
Isabel y Carmen, personajes principales<br />
<strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> Alegría, sin embargo,<br />
la sola formulación <strong>de</strong>l título, con el<br />
sustantivo diabla junto con la alegoría<br />
espejo dan las primeras señales <strong>de</strong> un<br />
planteamiento antónimo. El juego <strong>de</strong><br />
espejos, así mismo, es recreado en<br />
la relación entre Olga y Laura en la<br />
novela moyana: Te juro que no acabo<br />
<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r a Olga<br />
María. Yo creí que la conocía, pero<br />
me doy cuenta que tenía varias<br />
personalida<strong>de</strong>s<br />
(Castellanos Moya, 2000: 153); Te lo<br />
juro: son capaces <strong>de</strong> afirmar cualquier<br />
cosa: que yo le tenía envidia a aquélla,<br />
que estoy bajo tratamiento siquiátrico,<br />
que ella era como un alter ego <strong>de</strong>l que<br />
me tenía que <strong>de</strong>shacer (180).<br />
Las relaciones especulares, por lógica,<br />
| ensayo |<br />
son entre dos personajes: referentes y<br />
simuladores. Los personajes referentes<br />
(Isabel y Olga) están muertos, imagen<br />
inactiva, sin interacción alguna que se<br />
limita a ser instrumentalizada; mientras<br />
que los personajes simuladores<br />
(Carmen y Laura) viven, reproduciendo<br />
y nutriéndose <strong>de</strong> la imagen y recuerdos<br />
<strong>de</strong> las fallecidas. Sin embargo, hay<br />
perplejidad ante al inédita personalidad<br />
<strong>de</strong> su referente i<strong>de</strong>ntitario, al que<br />
consi<strong>de</strong>raban conocer plenamente.<br />
Consi<strong>de</strong>rando esta construcción<br />
alegórica como la asociación principal<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la antítesis, <strong>de</strong>bemos<br />
complementarlas con las temáticas<br />
contrastantes, que son: el indigenismo,<br />
la percepción <strong>de</strong>l extranjero y la clase<br />
alta como una casta ilustrada. En función<br />
<strong>de</strong>l análisis se expone, primeramente,<br />
el pensamiento expuesto en Cenizas <strong>de</strong><br />
Izalco (CI) para luego contrastarlo con<br />
lo expresado en esa línea, en La diabla<br />
en el espejo (DE).<br />
El indígena es servidumbre en ambas<br />
novelas, con visos <strong>de</strong> tutela infantil y<br />
asistencia familiar. Ahora bien, en CI<br />
la cosmovisión indígena es parte <strong>de</strong> la<br />
i<strong>de</strong>ntidad burguesa, sin embargo, esta<br />
asimilación respon<strong>de</strong> a inclinaciones<br />
aristocráticas que buscan emparentar<br />
su progenie con la antigua nobleza<br />
indígena:<br />
Me maraville con aquella ciudad<br />
muerta, pero no la entendí (…) Fue don<br />
Chico (…) quien me hizo enten<strong>de</strong>r<br />
que todo eso había sido construido<br />
por una raza <strong>de</strong> seres como yo (…)<br />
Recuerdo a mamá erguida, posando<br />
a la orilla <strong>de</strong>l cenote (…) Tenía todo<br />
el aire <strong>de</strong> una princesa maya a punto<br />
<strong>de</strong> ser sacrificada, arrojada con sus<br />
brazaletes y sus collares a los<br />
brazos <strong>de</strong> Tlaloc” (Alegría, 1997:<br />
65).<br />
El indígena, en plano estado<br />
pretérito, se entrelaza con<br />
imágenes contemporáneas, es un<br />
pasado activo en los personajes<br />
<strong>de</strong> clase alta:<br />
Todos la recordamos distinta<br />
(…) En el ataúd, con los<br />
ojos cerrados, alejada <strong>de</strong> sus<br />
facciones la tensión <strong>de</strong> la<br />
vida: vibrante a la orilla <strong>de</strong>l<br />
cenote, con el aire altivo <strong>de</strong><br />
una princesa maya; con la<br />
risa gorgoteándole cuando<br />
se preparaba para uno <strong>de</strong> sus<br />
viajes (…) caminando erguida<br />
por el corredor con su manojo <strong>de</strong> llaves<br />
tintineando (139).<br />
La inmanencia indígena es activa,<br />
se entrelaza con los eventos <strong>de</strong> la<br />
memoria <strong>de</strong> corto plazo, situándose<br />
paralelamente al presente en un mismo<br />
espacio y tiempo. Caso contrario<br />
suce<strong>de</strong> en la DE, ya que lo indígena se<br />
muestra como un ser casi petrificado,<br />
estático, pasivo, al grado <strong>de</strong> no tener<br />
expresiones físicas:<br />
Es tan buena la niña Julia, tan honrada<br />
(…) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Olga María apenas tenía<br />
diez años llegó a casa <strong>de</strong> ellos; venía <strong>de</strong><br />
un pueblito <strong>de</strong> indios, Tacuba,<br />
allá por Ahuachapán (…) La pobre<br />
está <strong>de</strong>shecha, pero ya ves cómo son<br />
los indios, ni se les nota lo que sienten,<br />
4 TRESMIL Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong><br />
El buen burgués y el<br />
no tan buen burgués:<br />
La diabla en el espejo como<br />
antítesis <strong>de</strong> Cenizas <strong>de</strong> Izalco<br />
con ese su rostro como si fuera máscara<br />
(Castellanos Moya, 2000:36).<br />
A<strong>de</strong>más es una imagen asociada al<br />
salvajismo, lo atrasado, representación<br />
<strong>de</strong> una etapa <strong>de</strong> la humanidad ya<br />
superada, sin atractivo o ventaja<br />
alguna para ser consi<strong>de</strong>rada como<br />
herencia cultural <strong>de</strong> la burguesía:<br />
Deberían fusilarlo, niña, como<br />
en Guatemala, ¿viste en la tele el<br />
fusilamiento <strong>de</strong>l último indio? Ahí no<br />
se andan con contemplaciones: indio<br />
criminal al paredón. Así <strong>de</strong>be ser (71).<br />
Definitivamente en la DE las clases<br />
altas no son pro indígena, su norte<br />
cultural es el Viejo Mundo.<br />
E n cuanto al personaje<br />
extranjero<br />
frente a<br />
la clase<br />
burguesa,<br />
en CI se<br />
En ambas novelas el extranjero<br />
participa <strong>de</strong> las cenas<br />
familiares para obtener la<br />
simpatía <strong>de</strong> los miembros, en<br />
especial <strong>de</strong> las mujeres<br />
presenta como un individuo<br />
transparente y benigno, <strong>de</strong> intenciones<br />
<strong>de</strong>finidas y bien intencionadas, aun<br />
cuando ha promovido y concretado una<br />
infi<strong>de</strong>lidad. Dicha relación extramarital<br />
se percibe con cierta levedad, sin<br />
dimensionar la sexualidad humana y<br />
enfocándola <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva<br />
romántica: Sí, a eso se <strong>de</strong>bió el éxito<br />
<strong>de</strong> la velada. Con gran <strong>de</strong>sfachatez<br />
me eché sobre el hombro el manto<br />
byroniano <strong>de</strong> aventurero y me dispuse<br />
a <strong>de</strong>slumbrar a la encantadora dama<br />
con mis anécdotas sobre esa ciudad<br />
tan terriblemente remota <strong>de</strong> la noche<br />
tropical y lánguida Santa Ana (Alegría,<br />
1997: 49).<br />
Caso contrario en la obra moyana, el<br />
extranjero tiene carácter ambiguo e<br />
intenciones lascivas, es un ser humano<br />
visceral y simple, que tiene en la<br />
promiscuidad sexual la causa <strong>de</strong> toda<br />
su actividad humana:<br />
Julio Iglesias empezó a llegar a cenar<br />
a la casa <strong>de</strong> Olga María y Marito,<br />
cada vez con más frecuencia, y Olga<br />
María se prendió, poco a poco, porque<br />
el españolete también le gustó a ella,<br />
cómo no iba a ser, y entre pláticas<br />
<strong>de</strong> negocios y sobremesas, ellos<br />
comenzaron a tener oportunidad <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cirse cosas, <strong>de</strong> seducirse en las<br />
mismas narices <strong>de</strong> Marito” (Castellanos<br />
Moya, 2000: 21).<br />
En ambas novelas el extranjero<br />
participa <strong>de</strong> las cenas familiares para<br />
obtener la simpatía <strong>de</strong> los miembros,<br />
en especial <strong>de</strong> las mujeres. En ese<br />
contexto acogedor, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>spliega<br />
una suerte <strong>de</strong> estrategias <strong>de</strong> distinción<br />
social, hay que hacer notar que los<br />
personajes burgueses <strong>de</strong> CI hacen gala<br />
<strong>de</strong> ser una clase culta, con sensibilidad<br />
artística: Cuando regresaba <strong>de</strong> uno<br />
<strong>de</strong> sus viajes venía cargada <strong>de</strong> libros:<br />
novelas en francés y en inglés (…) no<br />
hay un solo París: está el <strong>de</strong> mi abuelo<br />
por ejemplo, que tenía su centro en la<br />
escuela <strong>de</strong> medicina <strong>de</strong> la Sorbona.<br />
Se extendía hacia el Bois <strong>de</strong><br />
Boulogne, hacia restaurantes <strong>de</strong><br />
luces cálidas y sillas forradas <strong>de</strong><br />
terciopelo, hacia íntimos cafés<br />
(…) El París <strong>de</strong> papá tenía<br />
su centro en la Torre Eiffel.<br />
Se extendía hacia los Campos<br />
Elíseos, les Folles Bergéres, la<br />
Place Pigalle. Visitó el Louvre,<br />
vio la Gioconda, la Venus <strong>de</strong><br />
<strong>Mil</strong>o, la Victoria <strong>de</strong> Samatrocia<br />
(23-26).<br />
En contraste, la clase alta <strong>de</strong> la<br />
DE tiene visos <strong>de</strong> esnobismo y<br />
casi nula sensibilidad artística,<br />
el conocimiento en áreas <strong>de</strong>l<br />
arte se reduce a ámbitos relacionados<br />
con los mass media y arte <strong>de</strong> consumo:<br />
José Carlos, un fotógrafo loquísimo<br />
(…) un súper artista; estudió en Boston,<br />
don<strong>de</strong> se quedó viviendo varios años,<br />
fotografiando a artistas famosos, los<br />
atar<strong>de</strong>ceres en playas y bosques, los<br />
edificios más antiguos <strong>de</strong> esa ciudad<br />
(…) el tipo era increíble, sabía un chorro<br />
<strong>de</strong> cosas, un artista súper sensible (…)<br />
pue<strong>de</strong> ser interesante como amigo, los<br />
artistas siempre son así, pero no para<br />
enamorarse (Castellanos Moya, 2000:<br />
29-30).<br />
En este punto hay que <strong>de</strong>stacar que<br />
mientras que en la novela <strong>de</strong> Alegría<br />
era viable y posible la relación<br />
amorosa entre un burgués y un artista,<br />
en la novela moyana es impensable una<br />
relación <strong>de</strong> este tipo, que en dado caso<br />
<strong>de</strong> realizarse podría llevar al burgués<br />
al <strong>de</strong>scrédito social y a la pérdida <strong>de</strong>l<br />
patrimonio familiar:<br />
Una ricura el José Carlos (…) un<br />
amante así vale la pena, aunque se<br />
enamore <strong>de</strong> vos (…) Pero ya para<br />
casarse y vivir con él, no, niña, Dios<br />
guar<strong>de</strong> (…)<br />
Eso <strong>de</strong> la fotografía está bien como<br />
hobbie; nadie <strong>de</strong>cente pue<strong>de</strong> vivir <strong>de</strong><br />
eso.<br />
Me imagino a mi papá si le dijera que<br />
voy a casarme con un fotógrafo peludo,<br />
pensaría que me he vuelto loca. Me<br />
<strong>de</strong>shereda. Sólo vale la pena para un<br />
rato (96-97).<br />
En fin, ante la imagen <strong>de</strong> una clase alta<br />
i<strong>de</strong>alizada formulada en Cenizas <strong>de</strong><br />
Izalco, Castellanos Moya nos presenta<br />
una imagen cruda y real <strong>de</strong> dicha clase<br />
social.<br />
Dicha imagen respon<strong>de</strong> al ánimo <strong>de</strong><br />
ruptura con las ten<strong>de</strong>ncias literarias<br />
pre<strong>de</strong>cesoras, como el Boom<br />
latinoamericano (consi<strong>de</strong>rándose<br />
a Cenizas <strong>de</strong> Izalco como la única<br />
producción literaria centroamericana<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este movimiento y como<br />
producto <strong>de</strong> un colectivo <strong>de</strong> escritores<br />
representativos <strong>de</strong> este movimiento) y<br />
la literatura testimonial.<br />
Para Juan José Dalton, periodista<br />
salvadoreño, calificar a Castellanos<br />
Moya como autor <strong>de</strong> ruptura<br />
implica más que una propuesta <strong>de</strong><br />
diferenciación literaria en todos los<br />
ámbitos, sugiriendo: la fundación <strong>de</strong> lo<br />
nuevo, que no se configura en paraísos<br />
ni en purezas, sino que tiene que ver<br />
con lo honesto y lo real, lo posible.<br />
Bibliografía<br />
Alegría, C. & Flakoll, D. (1997). Cenizas <strong>de</strong><br />
Izalco. San Salvador, El Salvador:<br />
Dirección e Publicaciones e Impresos.<br />
Castellanos Moya, H. (2000). La diabla en el<br />
espejo. España: Ediciones Linteo.<br />
Dalton, J. J. (17 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 2001). El asco, la<br />
diabla y el arma. La Prensa<br />
Gráfica. Recuperado <strong>de</strong> http://archive.laprensa.<br />
com.sv/200106<br />
17/opinion/opi4.asp<br />
Gayol Fernán<strong>de</strong>z, M. (1962). Teoría Literaria.<br />
España: Editorial Mediterráneo.<br />
i Julio González Erazo (1977, Santa<br />
Ana). Licenciado en Letras, Facultad<br />
Multidisciplinaria <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, UES.<br />
Este artículo argumenta que La diabla en el<br />
espejo (2000) <strong>de</strong> Horacio Castellanos Moya,<br />
posee razonamientos antónimos a los expuestos<br />
en Cenizas <strong>de</strong> Izalco (1965) <strong>de</strong> Claribel Alegría/<br />
Darwin Flakoll.<br />
Las categorías estudiadas son el indigenismo,<br />
la visión <strong>de</strong>l extranjero y la clase alta como una<br />
casta culta.<br />
Se concluye que la utilización <strong>de</strong> esta forma<br />
<strong>de</strong> antítesis por parte <strong>de</strong> Castellanos Moya,<br />
respon<strong>de</strong> a una forma <strong>de</strong> superación y quiebre<br />
con las ten<strong>de</strong>ncias literarias pre<strong>de</strong>cesoras.
A Leo Argüello<br />
Armando Molina<br />
Escritor<br />
De modo que aquí estaba <strong>de</strong><br />
nuevo. Venía a acecharle,<br />
se acercaba ya, seguía<br />
acercándose, o peor aún,<br />
ya estaba a su lado sin que<br />
pudiera evitarlo. Su vida<br />
se <strong>de</strong>sdoblaba ante sus<br />
ojos como una larga pieza hecha <strong>de</strong> instantes<br />
inconclusos... ¿O acaso era sólo un comienzo más<br />
en esa existencia que él creía suya?; el comienzo<br />
<strong>de</strong> otro día más en su mundo personal, pedazo <strong>de</strong><br />
infierno que siempre se había tomado la molestia<br />
<strong>de</strong> aguardar. Pero antes <strong>de</strong> que ese universo<br />
comenzara sabía que tendría que arrastrarse fuera<br />
<strong>de</strong> la cama una vez más a esperar a que los primeros<br />
ruidos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> otros constituyeran indicios<br />
<strong>de</strong> vida en su mente; esperar a que el infierno <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>más explotara en cánticos <strong>de</strong> energía que le<br />
aseguraran que podía dar el primer paso hacia una<br />
vida razonablemente completa. Nunca completa,<br />
por supuesto. Esa estaba fuera <strong>de</strong> su alcance.<br />
Dámaso Valdaura abrió los ojos a esa<br />
hora en que comienzan los días <strong>de</strong>sesperantes <strong>de</strong>l<br />
verano tropical. Se quedó por un rato mirando la<br />
ventana que daba paso a los intensos rayos <strong>de</strong> sol<br />
<strong>de</strong> los que siempre había sentido envidia. Pero no<br />
eran sólo unos rayos <strong>de</strong> sol los que veía, era más<br />
bien una gigantesca oleada <strong>de</strong> una intensa luz que<br />
arrastraba consigo ese calor humano <strong>de</strong>l cual él<br />
tanto carecía. Era la hora <strong>de</strong> dar gracias a Dios por<br />
los milagros acaecidos en la vida <strong>de</strong> uno; la hora<br />
<strong>de</strong> mostrar una pizca <strong>de</strong> humildad por la nueva<br />
oportunidad ofrecida. Hubo una época en que<br />
se levantaba agra<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r disfrutar <strong>de</strong> un<br />
nuevo comienzo, <strong>de</strong> un nuevo intento. Él conocía<br />
mucha gente que también hacía <strong>de</strong> esto una especie<br />
<strong>de</strong> rito. Pero ahora, como muchos otros más allá<br />
<strong>de</strong> su ventana, en lugar <strong>de</strong> levantarse con ánimos<br />
<strong>de</strong> empezar a vivir, se <strong>de</strong>spertaba con un sabor<br />
amargo en la boca y con el corazón completamente<br />
hueco.<br />
Por supuesto que también le esperaba<br />
el asqueroso vacío <strong>de</strong>l papel en blanco sobre el<br />
escritorio, ése veneno <strong>de</strong>spiadado <strong>de</strong>l escritor<br />
mo<strong>de</strong>rno, el narcótico <strong>de</strong>l hombre insignificante<br />
que le teme a la vida. Dámaso comprendía<br />
claramente que un hombre podía sumergirse en el<br />
<strong>de</strong>smesurado precipicio <strong>de</strong> la página en blanco y<br />
llamarse escritor; escon<strong>de</strong>rse y escon<strong>de</strong>r a la vez la<br />
cobardía <strong>de</strong> ese fútil universo que constituía su vida,<br />
la cual, <strong>de</strong> todas maneras, quedaría suspendida en<br />
otro <strong>de</strong>seo alargado... pero inconcluso. Y sin po<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong>cidir si era menester exten<strong>de</strong>r esa existencia, o<br />
<strong>de</strong>jarla perecer a manos <strong>de</strong> su propio abandono.<br />
Afuera el calor seguía vapuleando la<br />
ciudad; con una reverberación malévola el sol se<br />
elevaba sobre el rostro <strong>de</strong> aquella población que<br />
sólo sabía <strong>de</strong> <strong>de</strong>sdicha. En su corazón, o en lo<br />
que quedaba <strong>de</strong> ello, a Dámaso le constaba que<br />
en un tiempo había sido una ciudad admirada<br />
por muchos; aquella vieja ciudad había gozado<br />
<strong>de</strong> emociones violentas... pero placenteras. Sus<br />
emociones, sus <strong>de</strong>seos; su vida y la <strong>de</strong> otros<br />
millones más... Su vida... qué ironía; aquel<br />
confuso mosaico <strong>de</strong> instantes absurdos <strong>de</strong>l cual<br />
se sentía tristemente orgulloso... Pero lo cierto era<br />
que ahora San Salvador se había convertido en una<br />
ciudad que sólo sabía <strong>de</strong> lágrimas y mentiras, <strong>de</strong>l<br />
clamor general por una pizca <strong>de</strong> <strong>de</strong>cencia. Todos<br />
sus habitantes se habían convertido en extraños en<br />
su propia casa, en vasallos <strong>de</strong>l miedo. La regresión<br />
en la historia <strong>de</strong> aquella vieja ciudad <strong>de</strong> la cual<br />
él era uno <strong>de</strong> sus indígenas, le había arrebatado<br />
quinientos años al futuro, y ahora sus hombres<br />
se arrastraban temerosos hacia sus madrigueras<br />
medievales en carros <strong>de</strong> lujo japoneses y<br />
alemanes. Y sabía que no había que sorpren<strong>de</strong>rse<br />
ante tal alternativa. Lo sabía muy bien<br />
Ya vestido y listo para enfrentarse al<br />
día que se <strong>de</strong>sdoblaba ante él, Dámaso se acercó<br />
a la mesa <strong>de</strong> trabajo que había colocado años<br />
atrás junto a la larga ventana por don<strong>de</strong> entraba<br />
el sol a raudales. Mujer e hija fuera <strong>de</strong>l país por<br />
una semana: excelentes prospectos para trabajar,<br />
pensó. Una suave brisa se <strong>de</strong>slizaba ahora hacia<br />
abajo sobre el contorno <strong>de</strong>l majestuoso volcán,<br />
acariciando y refrescando apenas el lomo <strong>de</strong><br />
la ciudad que se recalentaba hacia el mediodía.<br />
Durante unos diez minutos o más, se había<br />
mantenido con la mirada ausente mirando a través<br />
<strong>de</strong> la ventana; bien podría haber sido escuchando.<br />
Miraba los primeros pajarillos matutinos que<br />
brincaban entre las ramas <strong>de</strong> los árboles <strong>de</strong>l huerto<br />
junto a la casa, aquel que su padre había plantado<br />
cuando él era un niño;<br />
las pintorescas avecillas<br />
gorjeaban alocadas,<br />
el papel, y se fue a su dormitorio (en su lugar <strong>de</strong><br />
trabajo no había teléfono ni nada parecido a un<br />
artilugio mo<strong>de</strong>rno) a tomar la llamada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí.<br />
–Señor Valdaura, ¿cómo está usted?<br />
–En señal <strong>de</strong> saludo, Dámaso hizo un ruido<br />
parecido al <strong>de</strong> una frase <strong>de</strong> cortesía–. Sólo quería<br />
estar seguro que podría usted asistir a la reunión <strong>de</strong><br />
esta tar<strong>de</strong> en casa <strong>de</strong>l doctor Mayorga –continuó<br />
el otro–. Tenemos que <strong>de</strong>cidir el programa <strong>de</strong><br />
trabajo <strong>de</strong> la Facultad para el siguiente ciclo.<br />
Todavía hay <strong>de</strong>talles por aclarar. Por ejemplo: si<br />
<strong>de</strong>bemos incluir un curso sobre la poesía <strong>de</strong> don<br />
Francisco Gavidia a los muchachos <strong>de</strong> doctorado.<br />
O si quitamos <strong>de</strong>l programa el curso “Plástica<br />
Centroamericana: ¿Arte o Artesanía?”<br />
Hablaba en un tono aburrido, como<br />
si realmente mencionara todo aquello por<br />
pura costumbre. Dámaso tuvo el momentáneo<br />
pensamiento <strong>de</strong> que este tipo le había parecido<br />
siempre un tanto pesado. ¿De dón<strong>de</strong> vendría<br />
esa noción? Pero<br />
rápidamente <strong>de</strong>sechó<br />
<strong>de</strong> su mente aquel<br />
furtivo pensamiento;<br />
indiferentes al día que<br />
avanzaba inevitablemente. “Ya vestido y listo para le pareció una falta<br />
¿Recuento? ¿Inventario<br />
enfrentarse al día que se <strong>de</strong> lealtad hacia<br />
autobiográfico? ¿Qué<br />
<strong>de</strong>sdoblaba ante él, Dámaso se su compañero <strong>de</strong><br />
era? Bueno, allí estaba:<br />
acercó a la mesa <strong>de</strong> trabajo” profesión. En todo<br />
École <strong>de</strong> Humanida<strong>de</strong>s.<br />
caso, <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong><br />
Tesis: «Pensamientos<br />
aquella reunión sabría<br />
sobre la literatura oral<br />
si podía <strong>de</strong>dicarse o no<br />
mesoamericana <strong>de</strong>l siglo XVI». Colegio don<strong>de</strong> a sus reflexiones durante el resto <strong>de</strong> la semana.<br />
se forman hombres y no personalida<strong>de</strong>s. Las Así que se apresuró a contestar, en (también le<br />
lecciones que aprendió <strong>de</strong> las parábolas <strong>de</strong> don pareció) el mismo tono aburrido, sin la menor<br />
Saúl Flores. Miembro <strong>de</strong>l cuerpo diplomático vitalidad en el timbre <strong>de</strong> su voz. Esas pequeñas<br />
cultural <strong>de</strong>stacado en la UNESCO durante ocho observaciones sobre su conducta empezaban a<br />
años. Había tratado <strong>de</strong> vos a Cortázar, y, aunque fastidiarle últimamente. El incansable analista<br />
<strong>de</strong> lejos, había visto a Sartre en más <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> su mente (en otras palabras: él mismo) le traía<br />
ocasión. Dos libros <strong>de</strong> literatura hispanoamericana corto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía ya algún tiempo. De modo que<br />
comparativa publicados por una editorial trató <strong>de</strong> darle un tono más animado a su voz hacia<br />
madrileña. Bebedor inveterado dado a beber en el final <strong>de</strong> la conversación. Sí, estaría allí a eso<br />
ciclos <strong>de</strong> seis semanas o menos... ¿Drogadicto? <strong>de</strong> las tres y media o cuatro, una vez bajara el<br />
Realmente no. Mujeriego reformado. Padre sol, a la hora <strong>de</strong> tomar el café o tal vez un par<br />
amoroso... ¿Amoroso? (¿Sabía él realmente lo <strong>de</strong> whiskitos. Quizá lo <strong>de</strong> los whiskitos era una<br />
que era el amor?). –Distraídamente anotó en un mala i<strong>de</strong>a. ¡Después <strong>de</strong> todo era una reunión <strong>de</strong><br />
papel que parecía haber sido manoseado muchas trabajo! Risas discretas <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ambos, etc.,<br />
veces: “Escribir sobre el amor más tar<strong>de</strong>.”– Lo etc. Decía todo esto mientras pausadamente se<br />
que he aprendido <strong>de</strong> los políticos tercermundistas. frotaba el cuello <strong>de</strong> la camisa con el dorso <strong>de</strong><br />
No leer más novelas ni trabajos <strong>de</strong> ficción. la mano izquierda. El momentáneo mal humor<br />
Anotaciones sobre Cultura Hispanoamericana parecía haberse esfumado para el resto <strong>de</strong>l día.<br />
y el Imperialismo Contemporáneo. ¿Miedo a la<br />
Para cuando terminó la llamada<br />
muerte? Categóricamente, no.<br />
telefónica experimentaba una suerte <strong>de</strong> sosiego, ¿o<br />
Dámaso iba a hacer otra anotación se trataba sólo <strong>de</strong> un relajamiento momentáneo?,<br />
sobre este último tópico en aquel manoseado se preguntó. De cualquier manera se dijo que se<br />
papel, cuando fue interrumpido por su vieja sentía mejor –anímicamente hablando. Sabía sin<br />
empleada que venía a informarle que le llamaba embargo que aquella especie <strong>de</strong> ansiosa violencia<br />
por teléfono un tal señor Mauricio Guzmán, el cual mental, aquella sensación <strong>de</strong> éxtasis que le<br />
<strong>de</strong>seaba saber si era posible reunirse en casa <strong>de</strong>l producía el elemental placer <strong>de</strong> la observación,<br />
doctor Mayorga esa misma tar<strong>de</strong>, “para discutir volvería en cualquier momento. Pensó en beberse<br />
el programa <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> Humanida<strong>de</strong>s y los un trago con el objeto <strong>de</strong> apresurar el proceso,<br />
cursos <strong>de</strong> Literatura Latinoamericana Mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong>l pero rápidamente se dio cuenta que eran apenas<br />
siguiente ciclo”. Por la forma en que se contrajo las diez <strong>de</strong> la mañana. Pésima i<strong>de</strong>a, se dijo.<br />
el rostro <strong>de</strong> Dámaso, la empleada comprendió que<br />
De modo que <strong>de</strong>cidió mudarse al<br />
le había importunado; <strong>de</strong> modo que se apresuró a comedor con el propósito <strong>de</strong> leer aquellos odiosos<br />
dar la vuelta sin esperar respuesta alguna. matutinos, mientras intentaba comer cualquier<br />
Contrariado por la interrupción, cosa que Reina, la vieja y fiel empleada le hubiera<br />
Dámaso garabateó rápidamente unas notas sobre preparado.<br />
Los vasallos<br />
<strong>de</strong>l miedo<br />
| cuento |<br />
Una vez terminado el ritual <strong>de</strong> la comida<br />
y los periódicos, Dámaso Valdaura se mudó una<br />
vez más a su lugar <strong>de</strong> trabajo, esta vez llevándose<br />
consigo una segunda taza <strong>de</strong> café. «Fornicar y leer<br />
periódicos», se dijo para sus a<strong>de</strong>ntros, recordando<br />
la célebre frase <strong>de</strong> Camus. «Escritor <strong>de</strong>l imperio»,<br />
agregó luego con una lúgubre sonrisa, mientras<br />
volvía a tomar en su mano el lápiz <strong>de</strong> punta<br />
afiladísima. «Si así vamos, vamos bien. Ya te<br />
vendrá el momento <strong>de</strong>l éxtasis, Valdaura».<br />
¿Qué le producía esa clase <strong>de</strong><br />
pensamientos? Pero no sólo pensamientos,<br />
problemas físicos también; que había que solventar<br />
a medida que el día huía. Se sentía inquieto, como<br />
<strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> su cuerpo; le parecía también que<br />
estaba como taponado <strong>de</strong>l ano, estreñido. Sus ojos<br />
pardos, <strong>de</strong> párpados hinchados, le escocían, como<br />
si no hubiese dormido en toda la noche, lo cual no<br />
era cierto. Hasta experimentaba una picazón en el<br />
cuero cabelludo y un dolor sordo y prolongado a<br />
lo largo <strong>de</strong> la espalda, que lo inquietaban. Estas<br />
reacciones se las provocaba en parte el agotamiento<br />
mental. Los nervios, se <strong>de</strong>cía, generalizando. Eran<br />
inevitables. De la calle le llegó el rumor violento<br />
<strong>de</strong> la ciudad que se apresuraba al mediodía. Un<br />
perro ladraba <strong>de</strong>saforado un par <strong>de</strong> calles más<br />
allá, como pidiendo clemencia perruna: ¡Soy una<br />
criatura <strong>de</strong> Dios, hijos <strong>de</strong> puta!, parecía <strong>de</strong>cir.<br />
¿Por qué reparar en cosas como aquellas? ¿Acaso<br />
formaban parte <strong>de</strong>l curioso proceso para llegar a<br />
aquel eufórico estado mental? La verdad es que<br />
hacía ya algún tiempo que Dámaso se consi<strong>de</strong>raba<br />
un hombre <strong>de</strong> imágenes, un excelente observador.<br />
Presentía que <strong>de</strong> allí <strong>de</strong>rivaba su vigor mental.<br />
Pero consi<strong>de</strong>raba que el observar <strong>de</strong>masiado era<br />
contraproducente; y muchas veces doloroso, sí,<br />
doloroso. ¿Pero cómo prescindir <strong>de</strong> las cosas<br />
que lo ro<strong>de</strong>aban a uno y le aseguraban que se era<br />
un ser humano? Interesante. Dámaso hizo otra<br />
anotación en el papel.<br />
Luego <strong>de</strong> hacer ese último apunte, se<br />
quedó distraído por un rato mirando su lugar <strong>de</strong><br />
trabajo en busca <strong>de</strong> un algo in<strong>de</strong>finido. Buscaba<br />
algo, sí, ¿pero qué? Inventario extemporáneo:<br />
había libros <strong>de</strong> texto y narrativa hasta en el<br />
último rincón, diplomas en las pare<strong>de</strong>s, arrugados<br />
cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> anotaciones, plumas fuente nunca<br />
usadas, gran cantidad <strong>de</strong> lápices afilados,<br />
fotografías <strong>de</strong> amigos y familiares en grupos o<br />
solos, un par <strong>de</strong> botes <strong>de</strong> medicina <strong>de</strong> etiquetas<br />
borrosas, dos cajetillas a medias <strong>de</strong> cigarrillos, un<br />
encen<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> plata que se había estropeado años<br />
atrás, papeles y más papeles. Ahí estaba todo lo<br />
que hasta ahora constituía su vida. ¿Hacía falta<br />
algo? «¿Hacía falta?» ¿Qué sería? Otra especie <strong>de</strong><br />
ensayo, pensó Dámaso.<br />
Todo parecía estar en equilibrio en su<br />
lugar <strong>de</strong> trabajo. Como suspendido calculadamente.<br />
A excepción <strong>de</strong> su cuerpo y su mente que parecían<br />
estar en completa incongruencia con el resto <strong>de</strong>l<br />
día. Pero, curiosamente, se sentía parte <strong>de</strong> aquel<br />
todo.<br />
Finalmente, hacia el mediodía, Dámaso<br />
había hecho aproximadamente tres anotaciones<br />
más en aquel manoseado papel amarillento.<br />
*<br />
EXACTAMENTE a las tres y cuarenta y cinco <strong>de</strong><br />
la tar<strong>de</strong>, fue recibido en casa <strong>de</strong>l doctor Mayorga<br />
por una cortés criada que le hizo pasar al <strong>de</strong>spacho<br />
don<strong>de</strong> ya estaban reunidos los dos respetables<br />
caballeros con lo que tenía que discutir los asuntos<br />
tan importantes. La casa <strong>de</strong>l doctor Mayorga era<br />
una resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la que sinceramente podía<br />
<strong>de</strong>cirse era “acogedora”; pintada con buen gusto<br />
por fuera en colores pálidos que recordaban<br />
Sigue en página 6/<br />
Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong> TRESMIL 5
Viene <strong>de</strong> página 5/<br />
una iglesia mexicana, aquella exigua copia <strong>de</strong><br />
un misterioso estilo Bauhaus estaba localizada<br />
en una zona “<strong>de</strong> las buenas” en San Salvador,<br />
es <strong>de</strong>cir, situada convenientemente entre las<br />
faldas <strong>de</strong>l volcán, don<strong>de</strong> vivían las gentes <strong>de</strong><br />
“verda<strong>de</strong>ro dinero”, y la zona <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> San<br />
Salvador, consi<strong>de</strong>rado como el bor<strong>de</strong> mismo <strong>de</strong>l<br />
infierno. Este arreglo <strong>de</strong> vivienda se acomodaba<br />
perfectamente a la personalidad <strong>de</strong>l doctor Rafael<br />
Mayorga Rivas, quien se calificaba a sí mismo<br />
<strong>de</strong> humanista, estimación con la cual practicaba<br />
la profesión <strong>de</strong> <strong>de</strong>cano <strong>de</strong> Humanida<strong>de</strong>s en una<br />
conocida universidad <strong>de</strong> San Salvador.<br />
Los dos hombres <strong>de</strong> impertérritos<br />
rostros estaban sentados el uno frente al otro en la<br />
cómoda estancia <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>l doctor Mayorga,<br />
tratando sucesivamente <strong>de</strong> penetrar con frases<br />
corteses la evi<strong>de</strong>nte y dura falta <strong>de</strong> humildad en<br />
la personalidad <strong>de</strong> su interlocutor, mientras más<br />
allá <strong>de</strong> la ventana los banales asuntos <strong>de</strong> la vida<br />
cotidiana <strong>de</strong>l país seguían su curso inevitable.<br />
Ambos bebían café con leche, acompañados<br />
<strong>de</strong> unos pastelitos bañados en almíbar que la<br />
cortés criada había tenido a bien traerles una<br />
vez el grupo estuvo completo. La presencia <strong>de</strong><br />
Dámaso Valdaura fue la señal plausible <strong>de</strong> que<br />
podrían dar comienzo a la discusión <strong>de</strong> los temas<br />
importantes.<br />
–El asunto es que necesitamos más<br />
credibilidad como cultura en el mundo <strong>de</strong>l arte<br />
–estaba diciendo el señor Guzmán, mientras ponía<br />
su taza <strong>de</strong> café sobre el fino platillo <strong>de</strong> china, con<br />
gran dignidad. –usted sabe a lo que me refiero,<br />
doctor.<br />
–En eso tiene usted razón, Guzmán<br />
–acotó el doctor Mayorga.<br />
Estaba sentado solemnemente con las<br />
piernas cruzadas, su cuerpo levemente inclinado<br />
hacia <strong>de</strong>lante, hacia el señor Guzmán, su atento<br />
público, quien le escuchaba con una expresión <strong>de</strong><br />
distraída <strong>de</strong>voción. Fijó momentáneamente sus<br />
ojos en Dámaso, quien buscaba el sitio apropiado<br />
para sentarse a disfrutar <strong>de</strong> su ineludible taza <strong>de</strong><br />
café con leche y el pastelillo <strong>de</strong> rigor.<br />
–Pues sí, la verdad es que no existe nadie<br />
que se tome el trabajo <strong>de</strong> escribir un buen ensayo<br />
sobre Francisco Gavidia; mucho menos po<strong>de</strong>mos<br />
esperar una biografía monumental –continuó<br />
el doctor Mayorga–. A lo mucho que se pue<strong>de</strong><br />
aspirar es a que algún estudiantillo <strong>de</strong> segundo<br />
año se le ocurra escribir una reseña sobre alguno<br />
<strong>de</strong> sus poemas que vio publicado un sábado en el<br />
Diario Latino. ¿Está usted <strong>de</strong> acuerdo, Valdaura?<br />
–dijo, aludiendo ahora al nuevo visitante.<br />
Éste asintió sin mucha convicción,<br />
sus ojos pardos, <strong>de</strong> párpados hinchados, miraban<br />
alternativamente el techo y el rostro <strong>de</strong>l señor<br />
Guzmán, quien a su vez le miraba como si buscara<br />
en su rostro alguna señal <strong>de</strong> ignorancia. Le pareció<br />
que aquel rostro formaba parte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>corado. El<br />
estudio <strong>de</strong>l doctor Mayorga era amplio, <strong>de</strong> techo<br />
plano, granizado, muy espacioso. También su<br />
escritorio era amplio, gigantesco casi. Tan gran<strong>de</strong><br />
como la autoridad moral que el doctor Mayorga<br />
quería proyectar a sus congéneres y colegas.<br />
–Es esa precisamente, la clase <strong>de</strong><br />
situación que hay que erradicar –sentenció el<br />
doctor Mayorga, <strong>de</strong>jando la taza <strong>de</strong> café a un<br />
lado–. Para eso nos hemos reunido hoy. La verdad<br />
es que necesitamos un programa que refleje con<br />
más exactitud las preocupaciones humanísticas <strong>de</strong><br />
la universidad–. Hizo una breve pausa a manera <strong>de</strong><br />
efecto, para <strong>de</strong>jar que los otros dos reflexionaran<br />
en sus palabras. –¿A qué me refiero? Pues, a que<br />
tenemos que implementar un programa don<strong>de</strong> se<br />
estime nuestra cultura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista<br />
crítico y profesional. De allí, las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
6 TRESMIL Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong><br />
exten<strong>de</strong>rse son infinitas.<br />
El doctor Mayorga hablaba en un tono<br />
solemne, pausado, haciendo énfasis en ciertas<br />
palabras para comunicar su importancia. Tenía<br />
un rostro <strong>de</strong> rasgos afilados y aristocráticos,<br />
y sus ojos saltones y oscuros <strong>de</strong> ave <strong>de</strong> rapiña<br />
miraban a los dos hombres con una mirada directa<br />
y penetrante, asegurándose que ninguna <strong>de</strong> sus<br />
palabras pasaba <strong>de</strong>sapercibida. Una vez seguro <strong>de</strong><br />
que los hombres seguían su línea <strong>de</strong> pensamiento,<br />
prosiguió:<br />
–Es <strong>de</strong>cir, fomentar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
apren<strong>de</strong>r a apreciar la literatura, las artes, la<br />
cultura en general. De crear un grupo <strong>de</strong> hombres<br />
interesados en las cosas <strong>de</strong>l espíritu nacional.<br />
Una i<strong>de</strong>a empezó a formarse en la<br />
mente <strong>de</strong> Dámaso mientras seguía las palabras <strong>de</strong>l<br />
doctor Mayorga. Era una i<strong>de</strong>a furtiva y absurda.<br />
«Calma, calma, Valdaura», se dijo. Pero la i<strong>de</strong>a se<br />
escapaba ya hacia sus labios, don<strong>de</strong> empezaba a<br />
formarse en palabras.<br />
–Por ejemplo –seguía el doctor<br />
Mayorga–, establecer para los estudiantes <strong>de</strong><br />
último año <strong>de</strong> Humanida<strong>de</strong>s la tarea <strong>de</strong> investigar<br />
y escribir un ensayo <strong>de</strong> substancia sobre<br />
algún escritor salvadoreño o centroamericano,<br />
utilizando las técnicas escolásticas europeas <strong>de</strong><br />
investigación. Hay un vasto material humano a<br />
investigar, ya no se diga el potencial humano entre<br />
nuestros estudiantes. O bien podríamos empezar<br />
por establecer un curso investigativo sobre<br />
escritores universales. Ensayos sobre Tolstoy, por<br />
ejemplo, Thomas Mann, Faulkner, Hemingway,<br />
Borges, Cortázar. En fin, algo por el estilo. Por<br />
ahí tengo yo un par <strong>de</strong> los míos, <strong>de</strong> mis días <strong>de</strong><br />
doctorado en la Complutense. Creo que tengo<br />
algo sobre Flaubert, y un par sobre Montaigne y<br />
Carpentier.<br />
–¿Puedo tomar otro pastelito? –dijo<br />
Dámaso sin fijarse en lo que <strong>de</strong>cía.<br />
Los otros dos hombres le miraron un<br />
tanto exasperados por el contexto <strong>de</strong> la absurda<br />
interrupción.<br />
–Por supuesto –dijo el doctor Mayorga,<br />
haciendo evi<strong>de</strong>nte su irritación –; por supuesto,<br />
Valdaura. Coja el que más le guste.<br />
Al ver los rostros <strong>de</strong>l doctor y <strong>de</strong>l señor<br />
Guzmán, Dámaso comprendió que había dicho<br />
algo completamente inoportuno. Se hizo un breve<br />
silencio, el cual aprovechó para comerse rápida y<br />
eficazmente el pastelito bañado en almíbar. Luego<br />
sacó un cigarrillo <strong>de</strong> la cajetilla que tenía en el<br />
bolsillo <strong>de</strong> su camisa, y lo prendió, inhalando el<br />
humo con gran placer.<br />
–Yo insistiría en lo <strong>de</strong> establecer cursos<br />
<strong>de</strong> ensayos críticos sobre escritores nacionales<br />
–continuó el señor Guzmán, ignorando <strong>de</strong><br />
momento la interrupción <strong>de</strong> Valdaura –. Me parece<br />
que los <strong>de</strong>más ya han sido <strong>de</strong>masiado analizados.<br />
Imagínese que solo<br />
en Estados Unidos se<br />
“<br />
escriben ensayos sobre<br />
Le<br />
esos escritores por<br />
docenas a diario; ya<br />
no digamos en Europa.<br />
La verdad es que<br />
carecemos <strong>de</strong> eso aquí<br />
en nuestro país. Pero<br />
confío en que llegará<br />
el día en que veremos<br />
que un segmento <strong>de</strong> la población se interese en<br />
estas cosas. De esto estoy más que seguro. Si no,<br />
miremos a los mexicanos, ellos han establecido<br />
sus instituciones culturales, con gran paciencia.<br />
¿Qué necesidad hay <strong>de</strong> que nuestros estudiantes<br />
tengan que irse a México a especializarse en<br />
literatura? ¿O <strong>de</strong> que nuestros poetas y escritores<br />
tengan que ir hasta México para lograr ser<br />
publicados? Yo soy uno <strong>de</strong> ellos. Sólo en México<br />
fue don<strong>de</strong> encontré la sensibilidad suficiente para<br />
que mis dos poemarios fueran publicados. Y<br />
obtuve excelentes críticas, por cierto. Y por ahí<br />
andan mis poemarios, aquí en El Salvador, sin que<br />
nadie les haga el menor caso.<br />
–Estamos hablando como tres tipos<br />
perfectamente mediocres... –<strong>de</strong>claró Dámaso con<br />
gran naturalidad.<br />
–¿Perdón? –dijo el doctor Mayorga con<br />
calculada tranquilidad.<br />
–Digo, que estamos hablando como<br />
hombres mediocres –volvió a repetir Dámaso en<br />
el mismo tono <strong>de</strong>finitivo–. Medio aspirantes a<br />
humanistas o poetas u hombres <strong>de</strong> letras. No estoy<br />
seguro <strong>de</strong> qué es lo que somos, pero sí sé que se<br />
trata <strong>de</strong> algo mediocre.<br />
–¿Y puedo preguntarle a qué se refiere,<br />
señor Valdaura? –le pregunto el señor Guzmán,<br />
evi<strong>de</strong>ntemente ofendido por la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />
Dámaso.<br />
–Pues a eso, al hecho <strong>de</strong> ser unos<br />
mediocres. ¿De qué hablamos aquí señores?<br />
De literatura nacional, <strong>de</strong> cultura; <strong>de</strong> ensayos<br />
críticos sobre Tolstoy o Dostoievsky. De nuestros<br />
poemarios y ensayos. Yo, yo, yo; mi, mi, mi.<br />
Alabamos a los mexicanos por sus instituciones<br />
y sus avances culturales, y diría yo: ¿cuáles? A mí<br />
me parecen un grupo más gran<strong>de</strong> que el nuestro <strong>de</strong><br />
poetas y humanistas mediocres. Lo mismo ocurre<br />
en Argentina y Colombia. Generalmente se trata<br />
<strong>de</strong> un grupúsculo <strong>de</strong> artistas y hombres <strong>de</strong> letras<br />
con título y poseedores <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s opiniones, que<br />
se reúnen con el objeto <strong>de</strong> oír sus voces educadas<br />
rumiando cualquier tema que escrito con<br />
mayúsculas suene a alta cultura. Fundan alguna<br />
revista o establecen grupos literarios o talleres<br />
<strong>de</strong> escritura o <strong>de</strong> arte, se ponen a machacar a<br />
Cortázar o a alabar la pirotecnia verbal <strong>de</strong> Dalton<br />
dos horas a la semana, o mastican durante meses<br />
las impresiones sobre la literatura rusa <strong>de</strong>l siglo<br />
XIX y las técnicas <strong>de</strong> Stendhal y Marcel Proust.<br />
Publican un par <strong>de</strong> cosillas <strong>de</strong>ficientes en alguna<br />
revista <strong>de</strong> prestigio don<strong>de</strong> <strong>de</strong>strozan con erudición<br />
a García Márquez o a Juan Rulfo, o simplemente<br />
escriben un par <strong>de</strong> cua<strong>de</strong>rnos embadurnados <strong>de</strong><br />
excremento poético, y terminan dando clases en<br />
un <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> letras <strong>de</strong> cualquier universidad<br />
que esté dispuesta a tolerarles sus extravagancias<br />
intelectuales con tal <strong>de</strong> tener al gran monstruo <strong>de</strong><br />
la literatura <strong>de</strong> tal o cual parte paseándose por sus<br />
aulas y ofreciendo <strong>de</strong>claraciones y entrevistas<br />
a estudiantes <strong>de</strong> tercer año. A eso me refiero,<br />
señores.<br />
–Me doy cuenta <strong>de</strong> que está usted<br />
alterado hoy, Valdaura –<strong>de</strong>claró el doctor Mayorga<br />
en un tono con<strong>de</strong>scendiente.<br />
–En eso tiene razón, Mayorga –dijo<br />
Dámaso, con rapi<strong>de</strong>z, sin ofrecer señal alguna<br />
<strong>de</strong> retractarse en lo que había <strong>de</strong>clarado–. Me he<br />
sentido raro todo el día.<br />
Me siento terrible, a <strong>de</strong>cir<br />
verdad. Es algo puramente<br />
personal. Formulaciones<br />
<strong>de</strong> un hombre enfermo.<br />
Pueda que tenga que ver<br />
con el calor, no sé.<br />
–Me gustaría que<br />
me explicara exactamente<br />
a lo que se refiere, Valdaura<br />
–dijo el señor Guzmán,<br />
en un tono <strong>de</strong> voz que exigía explicaciones<br />
inmediatas.<br />
–Pues la verdad es que no estoy muy<br />
seguro <strong>de</strong> lo que estoy diciendo, amigo Guzmán.<br />
Pero ya lo he dicho: son puras formulaciones sin<br />
fundamento.<br />
–Pero es que lo que usted ha dicho tiene<br />
que ver con nosotros, Valdaura. ¿Se da cuenta<br />
usted <strong>de</strong> lo que está diciendo?<br />
pareció que aquel rostro<br />
formaba parte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>corado.<br />
El estudio <strong>de</strong>l doctor Mayorga<br />
era amplio, <strong>de</strong> techo plano,<br />
granizado, muy espacioso”<br />
–¿Y usted cree, Guzmán, que es algo<br />
que acabo <strong>de</strong> inventarme? –Dámaso le miró<br />
directamente a los ojos.<br />
–¡Supongo que no! –dijo el señor<br />
Guzmán acentuando la ironía en su expresión y<br />
agitándose en su asiento–. ¿Pero <strong>de</strong> qué se trata<br />
exactamente?, me gustaría saber –preguntó en el<br />
mismo tono inmediato–. ¿Qué consi<strong>de</strong>ra usted<br />
que es un hombre <strong>de</strong> letras o un artista? ¿Algún<br />
pelele farsante <strong>de</strong> pelo largo que se embelesa con<br />
el rostro <strong>de</strong> la fulanita que trabaja en la tienda <strong>de</strong><br />
la esquina, y escribe un par <strong>de</strong> tonterías o la pinta<br />
en un pedazo <strong>de</strong> lona?<br />
–¿Y por qué no, Guzmán? ¿Acaso<br />
le ofen<strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> que un fulano cualquiera<br />
pueda ser poeta o artista? ¿Y qué si lo que ha<br />
hecho es algo bueno? Medianamente bueno,<br />
digamos. O mejor que la mayoría <strong>de</strong> divagaciones<br />
que a menudo encuentro en las revistas <strong>de</strong> arte y<br />
letras. ¿Cómo explicar semejante fenómeno? Yo<br />
soy <strong>de</strong> la opinión <strong>de</strong> que este milagro ocurre en<br />
la oscuridad. Y no estoy hablando retóricamente,<br />
señores. En la oscuridad, sí; es el milagro <strong>de</strong> la luz.<br />
El milagro <strong>de</strong> la coherencia <strong>de</strong> la vida... Y aquí<br />
voy yo <strong>de</strong> nuevo, usando semejantes palabrotas<br />
para <strong>de</strong>scribir algo tan fundamentalmente<br />
elemental, y sin embargo <strong>de</strong>masiado complejo<br />
para discernirlo.<br />
–Usted habla, Valdaura, como si ya<br />
hubiera experimentado ese milagro –le acotó el<br />
señor Guzmán enfatizando sus palabras.<br />
–Me halaga <strong>de</strong>masiado, Guzmán –le<br />
dijo Dámaso, estudiándole el rostro ahora. –Le<br />
diré sin embargo, que en muy pocas ocasiones,<br />
y apenas, lo he vislumbrado –agregó, relajándose<br />
en su silla–. Y conste que no quiero terminar como<br />
aquel personaje que dice: “Dios mío, ¿por qué<br />
me has dado tantos <strong>de</strong>seos, y tan poco talento?”<br />
Porque es eso lo que a menudo ocurre.<br />
El doctor Mayorga se había sumido en<br />
un silencio reflexivo; daba la impresión <strong>de</strong> estar<br />
or<strong>de</strong>nando las palabras apropiadas en su mente,<br />
con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>scargarlas en la humanidad<br />
<strong>de</strong> Valdaura. Aunque más bien parecía un policía<br />
<strong>de</strong> tráfico que se encuentra <strong>de</strong> repente ante un<br />
embotellamiento <strong>de</strong>nso y caótico, pero dispuesto<br />
a or<strong>de</strong>narlo a como dé lugar. Seguidamente dijo:<br />
–Esas son fuertes conclusiones,<br />
Valdaura. ¿No le parece que está siendo <strong>de</strong>masiado<br />
injusto con nosotros? Después <strong>de</strong> todo, nuestro<br />
objetivo es el <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> mejorar nuestra imagen<br />
cultural nacional ante la comunidad intelectual.<br />
Yo no le veo nada malo a eso. Mire que todo el<br />
mundo lo hace en sus respectivos países. Hay<br />
hombres que han <strong>de</strong>dicado su vida entera para<br />
alcanzar esas nobles metas.<br />
–Quizás lo que me preocupa es el<br />
método –dijo Valdaura, aceptando las palabras <strong>de</strong>l<br />
doctor Mayorga por lo que eran. Después <strong>de</strong> todo,<br />
¡el hombre tiene metas nobles en mente!, se dijo<br />
Dámaso.<br />
–Comprendo que le preocupe el<br />
método, Valdaura; eso significa que es usted un<br />
hombre <strong>de</strong> gran sensibilidad. Pero insisto en que<br />
alguien tendrá que hacer el trabajo administrativo<br />
en las cosas <strong>de</strong>l intelecto. Y eso no significa que<br />
sea un trabajo que tiene que ser llevado a cabo por<br />
administradores; como tampoco por artistas, ¿me<br />
explico? A<strong>de</strong>más, es obvio que estamos haciendo<br />
bien las cosas. Mire que en Humanida<strong>de</strong>s<br />
tenemos a Arias y a Aragón, dos poetas <strong>de</strong> peso<br />
y credibilidad. Y en Artes tenemos a Mora y a<br />
Castro Cortéz, artistas plásticos reconocidos fuera<br />
<strong>de</strong>l país.<br />
–Siento no estar <strong>de</strong> acuerdo con usted,<br />
Mayorga, pero esos no son poetas –. A Dámaso<br />
le iba pareciendo que sus palabras adquirían un<br />
efecto tajante mientras hablaba–. Y no sé qué<br />
Sigue en página 7/
Viene <strong>de</strong> página 6/<br />
<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> los pintores, puesto que nunca he visto su<br />
obra.<br />
–¿Qué quiere usted <strong>de</strong>cir con eso,<br />
Valdaura? Que no son poetas. Solo tenemos que<br />
abrir sus libros para darnos cuenta <strong>de</strong> la profunda<br />
sensibilidad <strong>de</strong> esos individuos.<br />
–Pues, que son “poetas profesionales”,<br />
he ahí lo que quiero <strong>de</strong>cir. ¿Cómo explicarlo<br />
mejor? Hombres que han escrito cosas inteligentes<br />
e ingeniosas. Didácticas, si se quiere. ¿Pero cosas<br />
hermosas? De eso no estoy muy seguro.<br />
–¿Está usted sugiriendo entonces que<br />
estos individuos son unos farsantes?<br />
–No es mi intención llegar a palabras<br />
tan fuertes.<br />
–Pero es que tengo la impresión <strong>de</strong> que<br />
es a eso a lo que quiere llegar, Valdaura.<br />
–Lo que quiero <strong>de</strong>cir es... que como<br />
individuo preocupado por estas cosas <strong>de</strong>l espíritu,<br />
lo único que sé es que no puedo respetar a esa clase<br />
<strong>de</strong> personas. Me parecen hombres sintácticos que<br />
coleccionan títulos y diplomas como si se tratara<br />
<strong>de</strong> terminar un curso <strong>de</strong> corte y confección o clases<br />
<strong>de</strong> cocina.<br />
–¿Podría explicarse un poco más?<br />
Tengo la impresión <strong>de</strong> que existe una variable<br />
o un concepto que no llego a captar en su<br />
conversación.<br />
–Les ruego me disculpen, señores<br />
–dijo Dámaso, haciendo un vago a<strong>de</strong>mán con la<br />
mano. –La verdad es que ni yo mismo sé <strong>de</strong> lo<br />
que hablo. Me doy cuenta <strong>de</strong> que todo lo que digo<br />
suena <strong>de</strong>structivo. Aunque es así como lo entiendo<br />
–concluyó en un tono <strong>de</strong> voz <strong>de</strong>finitivo.<br />
Dámaso se calló; se pasó el dorso <strong>de</strong><br />
la mano por la frente para cerciorarse <strong>de</strong> que en<br />
ese momento no pa<strong>de</strong>cía una suerte <strong>de</strong> fiebre que<br />
le hiciera actuar <strong>de</strong> aquella manera tan peculiar.<br />
Los otros dos hombres mientras tanto, le miraban<br />
con curiosidad. Si se levantaba <strong>de</strong> su asiento sería<br />
para marcharse, pensó Dámaso. Pero aquello<br />
podría ser tomado como un insulto o como una<br />
insolencia extravagante <strong>de</strong> su parte. ¿Marcharse<br />
sin dar más explicaciones? Imposible. Los dos<br />
hombres esperaban pacientemente a que Dámaso<br />
reanudara su teoría. ¿¡Teoría?! ¿Era eso? ¿Qué<br />
quería <strong>de</strong>cir con eso <strong>de</strong> que aquellos hombres<br />
no eran poetas? Él apenas les conocía. Por un<br />
momento tuvo la impresión <strong>de</strong> que todo el asunto<br />
era una extravagancia <strong>de</strong> su personalidad. De su<br />
involuntaria calidad <strong>de</strong> observador. He ahí un<br />
ejemplo <strong>de</strong> cuando la tal cualidad podría resultar<br />
dolorosa. Y pensar que <strong>de</strong> allí <strong>de</strong>rivaba su vigor<br />
mental.<br />
–A <strong>de</strong>cir verdad, Valdaura, no sé si<br />
estoy <strong>de</strong> acuerdo con usted en eso <strong>de</strong> que estos<br />
señores no son poetas –le interrumpió el doctor<br />
Mayorga, con gran convicción en lo que <strong>de</strong>cía.<br />
–Yo he leído sus libros, sus versos, y allí hay<br />
belleza. No comprendo cómo pue<strong>de</strong> usted <strong>de</strong>cir<br />
que no hay cosas hermosas en sus trabajos.<br />
–Tal vez eso signifique <strong>de</strong> que es mejor<br />
que abandonemos el tópico.<br />
–Pero es que tengo curiosidad por saber<br />
más sobre su teoría.<br />
De modo que sí es una teoría, se dijo<br />
Dámaso. Echó un rápido vistazo a su taza <strong>de</strong> café<br />
vacía y tuvo intenciones <strong>de</strong> ver qué le <strong>de</strong>paraba el<br />
<strong>de</strong>stino para el resto <strong>de</strong>l día en el fondo <strong>de</strong> aquella<br />
taza. Pero no encontró más que un residuo negro y<br />
repelente.<br />
El rostro <strong>de</strong>l doctor Mayorga aparecía<br />
<strong>de</strong>liberadamente inexpresivo, mirando <strong>de</strong> frente<br />
a Dámaso, esperando la respuesta <strong>de</strong> Valdaura.<br />
Ellos esperarían por mucho tiempo, porque<br />
precisamente esperar era su fuerte.<br />
–Pues no sé cómo empezar –vaciló<br />
Dámaso momentáneamente–. Quiero <strong>de</strong>cir, que<br />
es algo que no tiene una forma <strong>de</strong>finida. Es solo<br />
una i<strong>de</strong>a mía. ¿Una preocupación he dicho? Eso<br />
es, una preocupación. Una i<strong>de</strong>a que he venido<br />
pon<strong>de</strong>rando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años; como si se tratara<br />
<strong>de</strong> una revelación cuyo conocimiento me sería<br />
confiado uno <strong>de</strong> estos días; <strong>de</strong> repente. Y sin<br />
embargo eso es algo que sé que simplemente no<br />
ocurrirá. O es posible que ocurra el día en que<br />
me toque morir; quién sabe. Me refiero a las<br />
cosas <strong>de</strong> “la belleza” y <strong>de</strong> “la verdad”. Nociones,<br />
<strong>de</strong>cimos. Pero, ¿qué son realmente estas cosas?<br />
¿Cierta capacidad <strong>de</strong> sufrimiento acompañada<br />
por un brutal empeño en averiguar la futilidad<br />
<strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> sí mismo? ¿La luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la<br />
inteligencia ante la eterna indiferencia <strong>de</strong> la vida<br />
y <strong>de</strong> los hombres? A veces es solo la forma en que<br />
el sol se refleja en <strong>de</strong>stellos multicolores sobre mi<br />
escritorio, o la plácida expresión en el rostro <strong>de</strong><br />
mi hija cuando está leyendo; cierta posición <strong>de</strong><br />
una silla en la sala <strong>de</strong> mi casa, o el color <strong>de</strong> una<br />
flor ya marchita. Me temo que no sé explicarlo<br />
bien, caballeros, y eso quiere <strong>de</strong>cir que no soy<br />
muy elocuente. No quiero aburrirles con toda esta<br />
fantasía. Solo quiero agregar que quizás tendría<br />
que verse como la contemplación <strong>de</strong>l horror y<br />
<strong>de</strong> lo bello en un eterno abrazo. Y aquí vienen<br />
<strong>de</strong> nuevo las frases totémicas <strong>de</strong> las que yo tanto<br />
sospecho. Aunque mucho me temo que esta clase<br />
<strong>de</strong> palabras es indispensable. Quizá para mistificar<br />
aún más la sencillez <strong>de</strong>l asunto. La futilidad <strong>de</strong> esa<br />
noble exigencia <strong>de</strong>l espíritu: la verdad.<br />
Dámaso volvió a callar. Fue una larga<br />
pausa <strong>de</strong> silencio. Esperaba que alguno <strong>de</strong> los dos<br />
hombres hiciera un comentario. Pero no ocurría<br />
nada.<br />
Finalmente, el doctor Mayorga<br />
masculló:<br />
–Pues es posible que tenga usted razón,<br />
Valdaura... Es muy posible...<br />
–...Y quizás lo que <strong>de</strong>bería preguntarme<br />
es por qué he <strong>de</strong>dicado la mayor parte <strong>de</strong> mi vida<br />
a perseguir esas cosas que a los ojos <strong>de</strong> otras<br />
personas son cosas fatuas, estupi<strong>de</strong>ces –continuó<br />
Dámaso en una voz suave. Había tomado un libro<br />
<strong>de</strong>l estante <strong>de</strong>l doctor Mayorga y ahora miraba la<br />
placa <strong>de</strong> un fresco indígena encontrado en unas<br />
cuevas cerca <strong>de</strong>l lago <strong>de</strong> Guija: un guerrero con<br />
una fiera expresión <strong>de</strong> odio sostenía una serpiente<br />
emplumada entre sus manos. Se concentró en la<br />
expresión <strong>de</strong> odio <strong>de</strong>l guerrero –: Arte, Belleza,<br />
La Verdad –dijo–. Todo para arribar a la sencillez<br />
<strong>de</strong>l milagro <strong>de</strong> la vida. Me pregunto si teniendo<br />
otra oportunidad <strong>de</strong> vivir haría lo mismo, es <strong>de</strong>cir,<br />
meterme a competir con otros en <strong>de</strong>scubrir las<br />
cosas <strong>de</strong> la belleza y la sabiduría; o me <strong>de</strong>dicaría<br />
a hacer las cosas <strong>de</strong> los hombres, a vivir, a amar.<br />
–Dámaso hizo una breve pausa. –Pero quién sabe;<br />
el hombre es necio por naturaleza. Y ciertamente<br />
no soy yo la excepción. Me preocupa y me siento<br />
atraído por ese sentimiento trágico <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />
ciertos hombres que se <strong>de</strong>dicaron a esas inútiles<br />
tareas, hombres como los que pintaron estos<br />
frescos –indicó con una inclinación <strong>de</strong> cabeza<br />
hacia la placa que observaba –. Esa proclividad<br />
por los asuntos que no tienen solución. Tome<br />
usted a cualquier artista <strong>de</strong> verdad: el enfermo <strong>de</strong>l<br />
alma por excelencia. Encontrará en él a un tipo<br />
<strong>de</strong> carácter débil, frágil. Soñador. Un aristócrata<br />
<strong>de</strong>l alma. ¿Pero <strong>de</strong> qué sirve todo ese refinamiento<br />
espiritual? ¿Adón<strong>de</strong> nos conduce? ¿Se le pue<strong>de</strong><br />
llamar felicidad? Con seguridad sé que conduce a<br />
una perniciosa lamentación <strong>de</strong>l alma. Al fanático<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> encontrar el hechizo que eventualmente<br />
le brin<strong>de</strong> coherencia a nuestros actos. Y todo<br />
para morir. Es posible que valga la pena entonces<br />
haber vivido. Solo para eso. Para encontrarse con<br />
esa luci<strong>de</strong>z que tanto obstaculiza las cosas <strong>de</strong>l<br />
corazón. ¿Lo saben uste<strong>de</strong>s, caballeros?<br />
Dámaso volvió a callar.<br />
–En fin, señores –agregó Dámaso,<br />
cerrando el libro y volviéndolo a su lugar original–,<br />
tengo la impresión <strong>de</strong> haber hablado <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong><br />
estos asuntos. Es uno <strong>de</strong> esos temas imposibles.<br />
Espero me comprendan. Sé que uste<strong>de</strong>s se estarán<br />
preguntando: ¿Y con qué autoridad nos juzga tan<br />
duramente este impertinente <strong>de</strong> Valdaura? Si me<br />
lo preguntaran, no sabría contestarles, caballeros.<br />
Pero creo que existe un conocimiento tácito entre<br />
nosotros, y ése solamente exige el protocolo <strong>de</strong> la<br />
inteligencia para enten<strong>de</strong>rlo. Tengan la seguridad<br />
<strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> ánimo. Tan sencillo<br />
como eso. Y tan complicado.<br />
Dámaso procedió luego a <strong>de</strong>spedirse.<br />
*<br />
UNA vez en la calle <strong>de</strong>cidió caminar hasta su casa.<br />
La tibia tar<strong>de</strong> tropical <strong>de</strong> junio se transformaba<br />
lentamente en un líquido claroscuro; el cielo<br />
ostentaba gigantescos manchones color lila que<br />
se fundían entre el gris perla <strong>de</strong> las nubes, don<strong>de</strong><br />
empezaban a notarse diminutos puntos brillantes.<br />
El efecto <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> fue relajante en el ánimo <strong>de</strong><br />
Valdaura. Echó a andar calle abajo en dirección<br />
a su casa, contemplando el cielo que oscurecía y<br />
que daba paso a una noche que traía consigo la<br />
vieja premonición <strong>de</strong> la muerte. Llegó a la altura<br />
<strong>de</strong> la capilla <strong>de</strong> San José <strong>de</strong> la Montaña, y caminó<br />
a lo largo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>steñido muro <strong>de</strong> piedra colmado<br />
<strong>de</strong> hibiscos en flor. Todo parecía suspendido en un<br />
aire <strong>de</strong> placi<strong>de</strong>z. La atmósfera tomaba una textura<br />
<strong>de</strong>nsa y tranquila y el cielo se <strong>de</strong>spejaba indolente,<br />
colmándose <strong>de</strong> estrellas. Del vientre <strong>de</strong> la ciudad<br />
provenía un murmullo ansioso, prolongado.<br />
Dámaso Valdaura encendió un cigarrillo. Decidió<br />
apresurarse al notar el aspecto triste <strong>de</strong> la solitaria<br />
calle. Pensó que sería bueno buscar un taxi o<br />
tomar el bus.<br />
| cuento |<br />
Brío <strong>de</strong> sangre<br />
Naucalpan, Estado <strong>de</strong> México, 26 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> <strong>2015</strong>.<br />
Dedicado a Leyla Quintana, Amada Libertad:<br />
El candor se extravía <strong>de</strong> las manos<br />
cuando se mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro sol<br />
las calles, los patios, las risas <strong>de</strong>l río<br />
el olor <strong>de</strong> la gente se quebranta.<br />
Mis entrañas visten <strong>de</strong> oliva<br />
como una alusión elocuente<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, al fin, retornar a esta tierra abatida<br />
al ánimo que da sustento a mis días.<br />
Al ahondar mi fe por la espesura <strong>de</strong>l paisaje,<br />
voy buscando esa flor <strong>de</strong> savia peculiar<br />
don<strong>de</strong> está sepultada el ansia <strong>de</strong> mi gente.<br />
y los amaneceres arrancados yacen.<br />
Aquél que creyó suprimirnos las ganas<br />
no acallará nuestras voces que fulminan<br />
pues fueron mol<strong>de</strong>adas en hierro<br />
para exhumar el empeño <strong>de</strong> nuestro andar.<br />
La memoria que está en mis a<strong>de</strong>ntros<br />
es la fuerza que llevo<br />
don<strong>de</strong> el alma abatida hallará la paz<br />
y será vertida en esta sangre <strong>de</strong> libertad.<br />
No había nadie en la calle, cosa<br />
extraña, ni un alma caminaba por las aceras ni se<br />
veían taxis ni buses. Las luces en las tranquilas<br />
fachadas <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> la colonia Flor Blanca<br />
parecían cada vez más tenues y lejanas en la<br />
<strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> la noche. Caminó por el lado <strong>de</strong>l<br />
colegio García Flamenco cuyo edificio aparecía<br />
sumido en impenetrables tinieblas, y siguió calle<br />
abajo buscando el bullicio <strong>de</strong>l bulevar <strong>de</strong> Los<br />
Héroes. Al llegar allí se <strong>de</strong>tuvo un momento<br />
para contemplar la animación popular <strong>de</strong> los<br />
restaurantes ante los cuales se habían <strong>de</strong>tenido<br />
varios automóviles. La luz que emitían los<br />
postes <strong>de</strong> luz eléctrica oscilaba en <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> un<br />
intenso color anaranjado. Más allá en la distancia,<br />
una fila <strong>de</strong> palmeras se agitaba por el efecto <strong>de</strong>l<br />
viento cuya presencia no se sentía. Y por encima<br />
<strong>de</strong> la ciudad, más allá <strong>de</strong>l horizonte, el silencio<br />
era tan profundo como el oscuro universo.<br />
Después <strong>de</strong> todo no todos tenían miedo <strong>de</strong> vivir<br />
a su manera, se dijo Valdaura pensando en lo<br />
que había dicho a sus compañeros <strong>de</strong> trabajo.<br />
¿Qué habría querido <strong>de</strong>cir cuando hablaba <strong>de</strong><br />
sentir cierta atracción por el sentimiento trágico<br />
<strong>de</strong> la vida? He ahí otro ensayo, se dijo Valdaura<br />
mientras una triste sonrisa se dibujaba en sus<br />
labios. Se llevó la mano a su pecho. Sintió los<br />
pausados latidos <strong>de</strong> su corazón que parecían<br />
apagarse y confundirse con una emoción nueva<br />
y extraña que empezaba a embargarle.<br />
Momentos <strong>de</strong>spués Dámaso se<br />
entregaba al cielo entero que se extendía como<br />
un manto protector sobre su humanidad <strong>de</strong>seosa.<br />
La divina substancia infinita y absoluta don<strong>de</strong> las<br />
estrellas recorrían sus caminos en aquel espacio<br />
sin límites, le acogió como a uno <strong>de</strong> los suyos<br />
mientras su garganta se llenaba <strong>de</strong> gemidos <strong>de</strong><br />
amor.<br />
...................................................<br />
| Homenaje |<br />
Juan Carlos García Infante<br />
(Ciudad <strong>de</strong> México, 1976)<br />
Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong> TRESMIL 7
| arte |<br />
Bilal Portillo<br />
Ensayista*<br />
Cuando ingreso a su taller<br />
ubicado en La Casa <strong>de</strong><br />
la Cultura <strong>de</strong>l Centro, no<br />
puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> recordar la<br />
belleza <strong>de</strong> las artes y en este<br />
caso la música <strong>de</strong>l Mundo Islámico y el<br />
Medio Oriente, pues en sus pare<strong>de</strong>s hay<br />
varios bocetos que indican las medidas<br />
<strong>de</strong> algunos instrumentos propios <strong>de</strong> la<br />
música <strong>de</strong>l Mundo Islámico como el oud,<br />
el sittar, el darbuk y el qanun. Doy unos<br />
pasos más y ahí se encuentra el músico y<br />
luthier Mauricio Alvarenga acompañado<br />
<strong>de</strong> un hermoso sittar, él es el creador<br />
(quizá el único en El Salvador) <strong>de</strong> varios<br />
instrumentos musicales <strong>de</strong>l Oriente<br />
Medio, moreno, <strong>de</strong> estatura elevada y<br />
sonrisa amable, nos recibe en su taller<br />
para hablar sobre la elaboración <strong>de</strong> estos<br />
instrumentos y algunos planes para el<br />
futuro inmediato, no sin antes <strong>de</strong>cirnos<br />
que “El Mundo Islámico y el Medio<br />
Oriente no son solo fusiles y guerra, sino<br />
arte y cultura”.<br />
P-¿De dón<strong>de</strong> nace su inclinación por el<br />
estudio <strong>de</strong> la música?<br />
R-Todo comenzó cuando cursaba el<br />
noveno grado, en ese momento tuve la<br />
oportunidad <strong>de</strong> conocer a un profesor<br />
que tocaba mandolina, el sonido que<br />
emanaba <strong>de</strong> ese instrumento llamó<br />
po<strong>de</strong>rosamente mi atención y <strong>de</strong>spertó en<br />
mí la curiosidad musical, <strong>de</strong>spués cuando<br />
terminé la educación básica, <strong>de</strong>cidí<br />
estudiar música <strong>de</strong> manera más formal e<br />
ingresé al Centro Nacional <strong>de</strong> Artes en<br />
don<strong>de</strong> pu<strong>de</strong> estudiar violonchelo, piano<br />
y otros instrumentos.<br />
P-¿Y la elaboración <strong>de</strong> instrumentos en<br />
dón<strong>de</strong> tiene su comienzo?<br />
R-Cuando terminé mis estudios en el<br />
Centro Nacional <strong>de</strong> Artes, comencé a<br />
trabajar en la Alcaldía <strong>de</strong> San Salvador,<br />
en ese momento se me ocurrió fusionar<br />
el dibujo (<strong>de</strong>l cual tenía nociones), la<br />
música y la investigación <strong>de</strong> instrumentos<br />
musicales <strong>de</strong>l mundo.<br />
P-¿En su caso los instrumentos los<br />
ensambla con piezas ya fabricadas o los<br />
fabrica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cero?<br />
R-Los fabrico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus<br />
cimientos.<br />
P-¿Qué materiales usa para hacer los<br />
instrumentos?<br />
R-Cedro, Teka, y para percusión uso<br />
cuero <strong>de</strong> cabra.<br />
P-Veo que en la colección <strong>de</strong><br />
instrumentos fabricados hay varios que<br />
pertenecen a la tradición musical <strong>de</strong>l<br />
Medio Oriente y el Mundo Islámico<br />
R-En cuanto eso le puedo <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
niño me gustaron esos instrumentos, no<br />
solo por su forma sino por el sonido<br />
que producen. Siendo pequeño tuve la<br />
oportunidad <strong>de</strong> escuchar una ejecución<br />
<strong>de</strong> un sittar y quedé fascinado. Luego<br />
siendo mayor busqué lugares en don<strong>de</strong><br />
se pudiera adquirir este instrumento y<br />
me encontré con sitios en internet en<br />
don<strong>de</strong> había manuales y ví<strong>de</strong>os para la<br />
fabricación <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong>l mundo,<br />
fue así como tomé la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong><br />
comenzar a fabricar esos instrumentos<br />
por mi cuenta.<br />
8 TRESMIL Sábado 5 / diciembre / <strong>2015</strong><br />
fotos: suplemento cultural tres mil/José Daniel Ramos Martínez<br />
Un luthier salvadoreño<br />
<strong>de</strong> notas orientales<br />
Entrevista con el músico y luthier salvadoreño Mauricio Alvarenga<br />
P-¿Y cómo ha sido la recepción<br />
<strong>de</strong> la gente ante estos inusuales<br />
instrumentos?<br />
R-Lamentablemente mucha gente a<br />
veces <strong>de</strong>sestima lo que no conoce, le<br />
comento que en algunas ocasiones las<br />
personas ante el total <strong>de</strong>sconocimiento<br />
<strong>de</strong> la música <strong>de</strong>l mundo ha llegado a<br />
<strong>de</strong>cir que estos instrumentos no son<br />
más que el producto <strong>de</strong> mi imaginación,<br />
y los han calificado <strong>de</strong> raros y feos.<br />
También <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> algunas personas<br />
relacionadas con la cultura y el arte<br />
en el país he recibido indiferencia, al<br />
no ser estos instrumentos parte <strong>de</strong> la<br />
música occi<strong>de</strong>ntal, ha sido muy mínimo<br />
el interés por esta música, ahora los<br />
extranjeros europeos que vieron estos<br />
instrumentos sí supieron valorar e<br />
incluso ayudar para continuar con la<br />
fabricación <strong>de</strong> los mismos.<br />
También le comento que para el futuro<br />
pensamos junto a la Casa <strong>de</strong> la Cultura<br />
hacer más exposiciones y llevar estos<br />
instrumentos a varias partes <strong>de</strong>l país, y<br />
más a<strong>de</strong>lante si las cosas funcionan bien<br />
preten<strong>de</strong>mos crear un museo musical.<br />
P-¿Y qué acerca <strong>de</strong> legar este<br />
conocimiento?<br />
R-De hecho pensamos abrir talleres<br />
permanentes, para enseñar la fabricación<br />
<strong>de</strong> instrumentos a principiantes y<br />
jóvenes interesados, para que sepan que<br />
la música es algo que va más allá <strong>de</strong> una<br />
guitarra o un violín.<br />
P-Me imagino que todas las horas<br />
investigando, fabricando y escuchando<br />
estos instrumentos le han hecho apreciar<br />
cada vez más la música <strong>de</strong>l Mundo<br />
Islámico y el Medio Oriente<br />
R-De hecho aprendí a tocar percusión<br />
árabe y fui parte <strong>de</strong> un grupo en la<br />
sección <strong>de</strong> darbukas. Esto <strong>de</strong> hecho me<br />
llevó a apreciar los microtonos, y los<br />
sonidos que salen <strong>de</strong> estos instrumentos,<br />
admiro mucho el sentido <strong>de</strong>l ritmo y el<br />
gran oído <strong>de</strong> los músicos indios, persas y<br />
árabes. También me parecen grandioso el<br />
uso que le dan a las cuerdas simpáticas.<br />
Me gustaría añadir que en comparación<br />
con algunos instrumentos occi<strong>de</strong>ntales,<br />
los <strong>de</strong> Oriente me han costado más.<br />
P-¿Qué tipo <strong>de</strong> formación ha recibido<br />
para elaborar los instrumentos <strong>de</strong>l<br />
Medio Oriente?<br />
R-Todo ha sido <strong>de</strong> forma autodidacta.<br />
P-El Medio Oriente y el Mundo Islámico<br />
son ampliamente conocidos en el país y<br />
otras latitu<strong>de</strong>s centroamericanas por las<br />
intervenciones militares, las guerras y<br />
los refugiados<br />
R-Los medios solo nos pasan las cosas<br />
negativas, el Mundo Islámico y el Medio<br />
Oriente no son solo fusiles y guerras sino<br />
arte y cultura.<br />
*Director <strong>de</strong> Arte y Cultura <strong>de</strong> la<br />
Asociación <strong>Cultural</strong> Islámica Shiita<br />
<strong>de</strong> El Salvador y editor <strong>de</strong> la Revista<br />
Biblioteca Islámica.<br />
www.islamelsalvador.com