BUMERÁN CHÁVEZ

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03.12.2015 Views

de la democracia nominal vigente por un Estado comunal. Las perspectivas no son positivas para Venezuela. El país saldría rápidamente de su casi default simplemente liberalizando la explotación de la Faja del Orinoco, una de las mayores reservas de petróleo del mundo, cuya difícil extracción requiere la tecnología de las multinacionales más avanzadas. Pero eso tendría que ir acompañado de un proceso de reversión de muchos postulados de la ortodoxia chavista, y el chavismo está por la revolución, no por la democracia. El deshielo entre Cuba y Estados Unidos, si supone un desarrollo económico de la isla, permitirá que La Habana sea menos dependiente del subsidio de Caracas. Pero para el castrismo Venezuela seguirá siendo la plaza –con más razón ahora que en su casa debe bajar el tono contra el vecino del norte– desde la que lanzar piedras a Washington y aglutinar a la izquierda latinoamericana. Por más que las dificultades económicas ahoguen la gestión del Gobierno venezolano, este posiblemente podrá trampear lo suficiente día tras día para evitar la quiebra y para dirigir algunos recursos a tranquilizar a las masas populares, acostumbradas ya en gran parte a la penuria. Maduro puede ser derrocado desde dentro, o apartado por Cuba, pero la alternativa difícilmente sería una vuelta a la normalidad democrática. La única salida es la implosión del sistema y esta puede llegar mediante las investigaciones, las sanciones o los enjuiciamientos que en otros países ya se están emprendiendo contra un número creciente de máximos beneficiarios del gran fraude: Diosdado Cabello, Rafael Ramírez… * * *

Bumerán Chávez está escrito en Washington. Como corresponsal del diario ABC en la capital estadounidense tuve acceso a informes confidenciales sobre el desarrollo de la enfermedad de Hugo Chávez, que sustentaron una serie de exclusivas de gran eco internacional. Eso me abrió la puerta a otras fuentes y contactos y también a nuevos documentos. Washington es un importante punto de trasiego de información y de actividad política y diplomática que envuelve a distintos actores de países de todo el continente. Los testimonios más sustantivos de este libro corresponden a personas que en su día estuvieron en el corazón del poder chavista y que al término de la era Chávez, extendida la desilusión dentro del régimen y declaradas las rivalidades internas, huyeron del país y se acogieron a la protección de Estados Unidos como testigos para encausar a peces mayores. También se incluyen revelaciones de figuras chavistas que establecieron contacto con las autoridades estadounidenses, pero que prefirieron no quemar las naves, al menos de momento. En algunos casos se citan sus nombres, en otros se guarda el anonimato requerido. Otras revelaciones proceden de documentación aportada por altos funcionarios que trabajaron en oficinas del Gobierno venezolano (cables de Damasco y de Madrid; informes de la fundación de la que germinó Podemos) y por una filtración en el seno del Frente Francisco de Miranda (organizador desde Cuba del fraude electoral). La información se completa con entrevistas a numerosos venezolanos, residentes en Estados Unidos y en Venezuela, y con la aportación de diversos expertos de institutos y think-tanks. Un viaje a la patria de Chávez y Maduro fue unánimemente desaconsejado por las amenazas

de la democracia nominal vigente por un Estado comunal.<br />

Las perspectivas no son positivas para Venezuela. El país<br />

saldría rápidamente de su casi default simplemente<br />

liberalizando la explotación de la Faja del Orinoco, una de las<br />

mayores reservas de petróleo del mundo, cuya difícil<br />

extracción requiere la tecnología de las multinacionales más<br />

avanzadas. Pero eso tendría que ir acompañado de un proceso<br />

de reversión de muchos postulados de la ortodoxia chavista, y<br />

el chavismo está por la revolución, no por la democracia. El<br />

deshielo entre Cuba y Estados Unidos, si supone un desarrollo<br />

económico de la isla, permitirá que La Habana sea menos<br />

dependiente del subsidio de Caracas. Pero para el castrismo<br />

Venezuela seguirá siendo la plaza –con más razón ahora que en<br />

su casa debe bajar el tono contra el vecino del norte– desde la<br />

que lanzar piedras a Washington y aglutinar a la izquierda<br />

latinoamericana. Por más que las dificultades económicas<br />

ahoguen la gestión del Gobierno venezolano, este<br />

posiblemente podrá trampear lo suficiente día tras día para<br />

evitar la quiebra y para dirigir algunos recursos a tranquilizar<br />

a las masas populares, acostumbradas ya en gran parte a la<br />

penuria.<br />

Maduro puede ser derrocado desde dentro, o apartado por<br />

Cuba, pero la alternativa difícilmente sería una vuelta a la<br />

normalidad democrática. La única salida es la implosión del<br />

sistema y esta puede llegar mediante las investigaciones, las<br />

sanciones o los enjuiciamientos que en otros países ya se están<br />

emprendiendo contra un número creciente de máximos<br />

beneficiarios del gran fraude: Diosdado Cabello, Rafael<br />

Ramírez…<br />

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