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after dark

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perfecta. Ni un solo músculo de su rostro, ni una sola pestaña, se mueven. Su<br />

esbelto cuello blanco preserva el profundo silencio de un objeto de artesanía, y<br />

su pequeña barbilla, convertida en un relieve orográfico de hermosas formas,<br />

traza un ángulo noble y perfecto. Por muy profundamente que duerma, nadie<br />

puede adentrarse tanto en los territorios del sueño. Jamás se abandona la<br />

conciencia por completo, hasta tal punto.<br />

Pero, dejando aparte el hecho de que exista o no la conciencia, las funciones<br />

fisiológicas necesarias para conservar la vida se mantienen activas. La respiración<br />

y el pulso alcanzan el mínimo nivel posible. La existencia se sitúa en el<br />

estrecho umbral que separa lo orgánico de lo inorgánico..., con sigilo, con precaución.<br />

Sin embargo, todavía no somos capaces de saber cómo y por qué ha<br />

llegado a este estado. Eri Asai se encuentra sumida en un profundo y elaborado<br />

sueño, como si todo su cuerpo estuviese envuelto en cera tibia. Y es evidente<br />

que aquí hay algo incompatible con lo natural. Por ahora, esto es todo cuanto<br />

podemos juzgar.<br />

La cámara va retrocediendo despacio, ahora capta la imagen completa de la<br />

habitación. Luego va captando cada detalle en busca de indicios. La estancia no<br />

se ve profusamente decorada. No es una habitación que permita adivinar los<br />

gustos ni la personalidad de su dueña. Si observáramos sin prestar mucha atención<br />

ni siquiera podríamos deducir que se trata de la habitación de una chica.<br />

No aparecen por ninguna parte ni muñecas, ni animalitos de felpa, ni accesorios.<br />

No hay pósters, ni siquiera un calendario. En el lado de la ventana hay un<br />

viejo escritorio de madera, una silla giratoria. Una persiana enrollable cuelga de<br />

la ventana. Sobre el escritorio hay una sencilla lámpara negra, un ordenador<br />

tamaño cuaderno de última generación (con la tapa cerrada). Algunos lápices y<br />

bolígrafos dentro de una taza grande. Junto a la pared, una sencilla cama<br />

individual de madera donde duerme Eri Asai. La colcha es blanca y lisa. En el<br />

lado opuesto a la cama, en una estantería instalada en la pared, hay un pequeño<br />

equipo de música y algunos cedés apilados. A su lado, un teléfono y un televisor<br />

de dieciocho pulgadas. Un tocador con espejo. Frente al espejo, sólo hay<br />

una crema protectora de labios y un cepillo del pelo, pequeño y redondo. Apoyado<br />

en la pared, un armario de cuerpo entero. Como única decoración de la<br />

estancia, cinco pequeñas fotografías enmarcadas alineadas en uno de los<br />

estantes. Todas son de Eri Asai. En todas se la ve a ella sola. En ninguna<br />

aparece acompañada de algún familiar o amigo. Todas son fotografías<br />

profesionales en las que posa como modelo. Posiblemente son fotos

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