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Algunas de esas nuevas voces cuyo uso perdure en el tiempo ingresarán en los diccionarios del habla del venezolano, y en el Diccionario de la Real Academia Española. El hecho de que no ocurra así, no invalida su empleo, siempre reflejo de la idiosincrasia del hombre natural de este territorio. ¡Estás agüevoniado! Es indiscutible que el venezolano a la hora de hablar tiene una soltura que me atrevería a decir, es única. Una palabra puede desarrollar múltiples significados aparte de los ya conocidos (chorreado por manchado, o sucio, y asustado). Además –a partir de la raíz de dicha palabra– se forman adjetivos cuyas terminaciones, o sufijos, añaden un significado adicional, ya sea aumentativo (barrigón, cabezón) o despectivo (fastidiosón). También se construyen verbos para expresar la acción del adjetivo que funciona como sustantivo (chorreado origina chorrearse por mancharse o asustarse). Estas nuevas formaciones se usan dependiendo del grado de confianza que tenga el hablante con su interlocutor como también de la formalidad que revista la ocasión: si está en una reunión de trabajo con el jefe o en una cervecería con un pana. Con algunas acepciones de la palabra “huevo” –y de todas las derivaciones, calificativos y verbos que se forman a partir de dicha palabra– pretendo demostrar lo auténtico que es el venezolano cuando se comunica. Tanto la palabra en sí (huevo) como las formaciones que provienen de ella (ahuevoniado) son utilizadas en el habla muy informal. 62
Cuando la palabra no se refiere al embrión, tampoco al alimento ni mucho menos al modo de su preparación, sino, por ejemplo, al órgano sexual masculino, se trata de una palabra –como dirían los académicos y puristas del idioma– malsonante. Asimismo, en algunas partes de América, se usa con el significado de “testículo”. Para nosotros los venezolanos, se refiere al pene. En cuanto a los calificativos, están: “huevón”, “huevona” (con sus respectivos sufijos aumentativos -on y -ona), los cuales –en Venezuela, aparte de servir para construir los adjetivos en femenino y masculino– tienen un valor despectivo como también lo tiene el adjetivo “huevonsote”. Las mismas palabras aún más coloquiales, con alteraciones en sus sonidos iniciales, son “güevón” y “güevona” por “holgazán, flojo, lento, tonto, etc.”. De hecho, estas palabritas huevón y huevona aparecen en el diccionario de la Real Academia española (DRAE). Hay una expresión, por supuesto, coloquialísima: “¡Chico, estás ahuevoniado (agüevoniado)!” por estás atontado o, como quien dice, “quedado en el aparato”. Y cuando alguien habla demás: “¡Fulano sí habla huevonadas (o güevonadas)!” por habla tonterías, sandeces. Por eso, no es un sacrilegio mencionar estas palabras. Como lingüista y profesora del área del lenguaje, considero que representan voces dignas de estudio y no despreciables, como seguro pensarán algunos. Por consiguiente, analizarlas constituye un motivo de reflexión sobre lo espontáneo que es el nativo de esta tierra. También nos permiten presumir del español, por lo demás, riquísimo, que se habla aquí en la ciudad 63
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Algunas de esas nuevas voces cuyo uso perdure<br />
en el tiempo ingresarán en los diccionarios del habla<br />
del <strong>venezolano</strong>, y en el Diccionario de la Real Academia<br />
Española. El hecho de que no ocurra así, no invalida su<br />
empleo, siempre reflejo de la idiosincrasia del hombre natural<br />
de este territorio.<br />
¡Estás agüevoniado!<br />
Es indiscutible que el <strong>venezolano</strong> a la hora de hablar tiene<br />
una soltura que me atrevería a decir, es única. Una palabra<br />
puede desarrollar múltiples significados aparte de los<br />
ya conocidos (chorreado por manchado, o sucio, y asustado).<br />
Además –a partir de la raíz de dicha palabra– se<br />
forman adjetivos cuyas terminaciones, o sufijos, añaden<br />
un significado adicional, ya sea aumentativo (barrigón,<br />
cabezón) o despectivo (fastidiosón). También se construyen<br />
verbos para expresar la acción del adjetivo que<br />
funciona como sustantivo (chorreado origina chorrearse<br />
por mancharse o asustarse). Estas nuevas formaciones se<br />
usan dependiendo del grado de confianza que tenga el<br />
hablante con su interlocutor como también de la formalidad<br />
que revista la ocasión: si está en una reunión de<br />
trabajo con el jefe o en una cervecería con un pana. Con<br />
algunas acepciones de la palabra “huevo” –y de todas las<br />
derivaciones, calificativos y verbos que se forman a partir<br />
de dicha palabra– pretendo demostrar lo auténtico que<br />
es el <strong>venezolano</strong> cuando se comunica. Tanto la palabra<br />
en sí (huevo) como las formaciones que provienen de ella<br />
(ahuevoniado) son utilizadas en el habla muy informal.<br />
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