Islandia para Revista Digital

Cuenta la historia que el explorador noruego Ingólfur Arnarson cuando vio tierra mandó tirar al
mar los dos postes que adornaban su sillón en el barco. Allí donde fueran a parar los
“öndvegissúlur” construiría su casa y se asentaría. Corría el año 874 cuando Arnarson
desembarcó en el Cabo de Ingólfshöfði, en la costa este de Islandia. Mandó a dos de sus
esclavos a buscar los postes, allá fueron Vífill and Karli que demoraron sus buenos tres años en
encontrar a donde habían ido a parar aquellos postes. Finalmente los encontraron en una
bahía cubierta de vapor, y cumpliendo la promesa Arnarson construyó su casa allí, en esa bahía
humeante, que en noruego se dice Reykjavík. Así nació la ciudad que luego sería la capital de
Islandia, un país que 1142 años después de su primer habitante logró clasificarse a una
Eurocopa, por primera vez desde que Arnarson pusiera un pie en la isla.
El capitán de este barco que desembarca en la Euro es el sueco Lars Lagerbäck. El entrenador
se hizo cargo de la selección islandesa en el 2010 con un objetivo claro: clasificarse a Brasil
2014. Naufragó en la orilla al perder con Croacia en el play-off final. Cuenta su ayudante el
islandés Hallgrímsson: “Cuando Lars y yo comenzamos a trabajar juntos, él me dijo que el
equipo era lo suficientemente fuerte para clasificarse para el Mundial de Brasil. Yo pensé
que estaba loco, pero pronto también empecé a creer”. Lagerbäck tiene un currículum nada
desdeñable, del 2004 al 2009 estuvo al frente de Suecia y lo clasificó al mundial 2006 y a la
Euro 2008. Luego fue DT de Nigeria en Sudáfrica 2010. Sabía que luego de la Euro se jubilaría,
por eso ascendió a su ayudante al cargo de entrenador y juntos dirigen hace un tiempo para
asegurarse una transición tranquila. Algunos podrán pensar que clasificar a un país de 330 mil
habitantes a una Euro es algo heroico, pero Lagerbäck lo tiene claro: “No diría que soy un
héroe nacional. A la gente le gusta que Mandela y Martin Luther King sean héroes, yo solo
soy un entrenador de fútbol”

En Islandia no siempre fueron 330 mil, en realidad supieron ser muchísimos menos. Una tierra
acostumbrada a las erupciones volcánicas, terremotos y fríos extremos, de vez en cuando veía
reducida su población drásticamente. En 1402 la peste negra hizo estragos y solo sobrevivieron
entre 30 y 40 mil personas, nuevamente en 1494 la misma enfermedad se llevó la mitad de la
población que vivía en la isla. A comienzos del siglo XVIII vivían en Islandia 50 mil personas, en
1707 un brote de viruela mató a 18 mil. Poco menos de 80 años pasaron para que esta vez sea
un desastre natural el que se llevara casi un tercio de la población, el volcán Laki entró en
erupción, una de la más grande de la historia humana. El siglo XIX no fue de grandes
catástrofes pero en la década del 70 comienza una larga emigración de islandeses a
Norteamérica, se calcula que el 20% de la población se fue de la isla. En 1944, el 17 de junio, se
funda la República de Islandia, independizándose de Dinamarca. En 1946 se une a las Naciones
Unidas y un año después se funda la Federación Islandesa de Fútbol (Knattspyrnusamband
Íslands o KSÍ) y se incorpora a la FIFA.
Pero en Islandia se jugaba al fútbol antes de asociarse a la FIFA. La Federación de Fútbol de
Reykjavík era la encargada de organizar el campeonato islandés desde 1912. Al comienzo el
dominio de los equipos de la capital era aplastante, fue recién en 1951 cuando por primera vez
se consagra un club no capitalino, el ÍA Akranes. La ciudad de Akranes fue fundada por
irlandeses y fue uno de los primeros asentamientos de la isla. Su equipo juega de amarillo y
negro y es el tercero más ganador de Islandia con 19 ligas. Por delante solo dos equipos de la
capital, KR Reykjavík con 26 títulos y Valur Reykjavík con 20.

El primer partido internacional fue el 17 de julio de 1946 contra Dinamarca como no podía ser
de otra manera. Fue victoria danesa 0-3. La primera victoria islandesa fue en el 48 cuando
vence a Finlandia 2-0. Acostumbrada en un comienzo a ser goleada por las potencias europeas,
con el correr del tiempo fue emparejando las cosas, pero siempre lejos de los puestos
clasificatorios. Mucho mejor le iba al Handball acostumbrado a clasificarse a los mundiales.
Pero la KSI se propuso cambiar su realidad futbolera, y en un país acostumbrado a modificar la
realidad que lo rodea para poder sobrevivir, no era un objetivo menor.
Cuenta Sigurður Ragnar Eyjólfsson, “Siggi” para los amigos, que en 2002 comenzó un camino
para lograr objetivos más ambiciosos. “Siggi” fue por esos años el encargado del programa de
educación de entrenadores de la Federación. En entrevista a la web 9 y medio explica: “Se han
mejorado enormemente las instalaciones para practicar el deporte, en especial durante el
invierno. Hemos construido muchas canchas tanto techadas, como con césped artificial. Esto
ha prolongado la temporada futbolística a todo el año, tanto para jugadores como para
aficionados; ya que en el pasado sólo podíamos jugar futbol de mayo a finales de septiembre y
ahora podemos entrenar todo el año. La construcción de todas estas instalaciones comenzó en
2002”.

Junto con la infraestructura la KSI también comenzó en el 2002 una campaña de educación de
los entrenadores. Como resultado el 100% de los entrenadores en la actualidad tiene algún
tipo de licencia UEFA, no hay “papá entrenadores” ni “entrenadores voluntarios” al decir de
Sigurður Ragnar Eyjólfsson. Los entrenadores reciben un salario de tiempo completo, por lo
que no es necesario el multiempleo. Otro aspecto que juega a favor de Islandia es su alto
grado de especialización y los porcentajes de población con niveles educativos altos.
Mayoritariamente los entrenadores son Licenciados en Educación Física que se encuentran al
tanto de las últimas tendencias en sus campos laborales. “Siggi” dice que los islandeses son
“flexibles” y de “transformación rápida”, los cambios no demoran en implementarse.
Infraestructura y recursos humanos, esas fueron las primeras prioridades de la federación
islandesa. Ahora tocaba empezar a formar jugadores, porque en un país con tan poca
población no alcanza solo con detectar talentos, hay que crearlos. “Siggi” explica cómo: “La
ventana de oportunidad para el entrenamiento de habilidades técnicas –es decir, cuando los
niños tienen mayor capacidad de absorber conocimientos- es de los ocho a los doce años.
Ésta importante oportunidad de enseñar habilidades es ignorada y no aprovechada al
máximo por países más grandes. Islandia maximiza éste tiempo con la población futbolística
entrenando a todos los posibles jugadores, no sólo a los mejores”.
Toda esa formación dio sus primeros frutos en el 2011, cuando por primera vez en la historia la
selección sub 21 se clasificó a la fase final del Europeo. La base de la selección actual son
aquellos jóvenes. Aron Gunnarsson (Cardiff City), Kolbeinn Sigthórsson (FC Nantes),
Gudmundsson (Charlton Athletic), Bjarnason (FC Basel), Gylfi Sigurdsson (Swansea City). Son
algunos nombres que resaltan en un equipo capitaneado por el veterano y goleador histórico
Eidur Gudjohnsen.

Pese a todos los avances, la liga islandesa sigue siendo semi-profesional, por el momento
Islandia se encarga de formar talentos y exportarlos, entre 70 y 90 jugadores se desarrollan en
el extranjero, la gran mayoría de la selección está compuesta por futbolistas que juegan en el
exterior.
Si hablamos de lo que pasa adentro de la cancha, Islandia suele jugar con un 4-2-3-1 o un 4-4-
2, donde la clave pasa por sus volantes centrales, Gunnarsson y Sigurdsson. Ambos jugando en
Inglaterra son de esos jugadores que con la misma facilidad con la que se barren a los pies, te
sacan una pelota bien jugada del fondo. “Tratamos de atacar rápidamente al recuperar la
pelota, bastante contragolpeador y de presión media. Sin embargo, tenemos que mejorar en
nuestro juego de posesión”, lo podría haber dicho cualquier integrante del cuerpo técnico del
Maestro Tabárez, pero son palabras de “Siggi”. Trabajo duro y desgaste, dos conceptos que
aplica a la perfección el equipo islandés y la clave para emparejar partidos contra equipos
superiores. Compartió grupo con República Checa, Holanda, Turquía, Letonia y Kazajstán.
Recibieron solo tres goles en los primeros ocho partidos, los que le dieron la clasificación.
Curioso es que los tres goles se los marcó República Checa en los dos partidos que jugaron.
Islandia mantiene una tradición vikinga, la de utilizar los nombres patronímicos en lugar de
apellidos. Por eso tendremos futbolistas terminados en “son” jugando la próxima Euro, y quién
dice que no los veamos en algún mundial. Un país que trabajó en base a sus limitantes
naturales: baja población y presupuesto limitado, y logró transformarlas.

Recuadros:
La crisis del 2008
En los 90 estaba de moda el neoliberalismo y como dice el ministro del interior de Islandia, la
política también es moda. Así fue que en el 2000 este pequeños país de economía estable,
bienestar social y estabilidad decidió abrirse al mundo y permitió la privatización de los tres
bancos más importantes de la isla. Lo que no estaba de moda en los 2000 eran los controles
sobre los bancos, así fue que estos bancos de una isla de 350 mil habitantes llegaron a pedir
prestamos a otros bancos por 120 mil millones de dólares y poseer un capital 10 veces más
grande que la economía islandesa.
Estos bancos también negociaron los productos tóxicos de Lehmann Brothers y la fiesta se
terminó en 2008. Todo se encaminaba a que sucediera lo de siempre: la población pagando los
platos rotos de los bancos. Pero los islandeses salieron a protestar fuerte, adelantaron las
elecciones, las ganaron una coalición de socialdemócratas y ecologistas. Al contrario del resto
del mundo (y por eso se pone de ejemplo a este país) le soltaron la mano a los bancos, los
dejaron quebrar, no recortaron planes sociales y enjuiciaron a banqueros y políticos
involucrados. La corona islandesa se devaluó un 100% en un año y hubo fuerte controles para
gastar en monedas extranjeras. Pero la “zona cero” de la crisis financiera del 2009 se salvó
desobedeciendo cada regla del manual establecido.
En el fútbol la crisis financiera llevó a que los clubes usaran y desarrollaran todavía más sus
fuerzas básicas, ya que al hecho de que es una liga semiprofesional y que en salario no
compiten con sus países vecinos, se agregaron las restricciones de moneda extranjera lo que
hacía muy difícil adquirir jugadores extranjeros.
Un uruguayo en la tierra del hielo
Gonzalo Balbi, el cuñado de Luis Suárez, fichó en 2014 con el KR Reykjavik. En su primer año
jugó la pre-champions contra el Celtic de Glasgow, donde quedaron eliminados. En entrevista
a El Observador cuenta que lo más difícil es la falta de sol en invierno. “La vida es tranquila, la
gente muy amable. Sufrí al princpio, son un poco cerrados a la hora de entrar en un grupo,
pero una vez que entrás son muy bien. Yo estoy solo allá, y son muy atentos con los
extranjeros”.
“Al ser una isla hay un viento tremendo. Fui a entrenar un día, salimos a la cancha y la pelota
la tirabas con todas tus fuerzas y terminaba atrás tuyo. Yo veía que nadie se quejaba, y un
compañero me dice: “This is Iceland, my friend”.