Informativo

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cartas a la redacción
c ó r d o b a 2 0 0 4
Carta abierta a
la consejera
de Salud
disculpe
que utilice las
páginas de un periódi-
Estimadaseñora consejera:
co para dirigirme a usted, pero así tengo la seguridad de que,
al menos, sus colaboradores leerán esta carta. Mire, las circunstancias
de la vida me han hecho vivir situaciones personales
muy duras, pero he tenido la suficiente fuerza para ir superándolas.
Sin embargo, las circunstancias que rodean a mi trabajo como
enfermera del Hospital Reina Sofía de Córdoba me están superando
y estoy un poco cansada de tomar ansiolíticos para ir tirando. El
personal de Enfermería de este hospital se ha hecho algo mayor,
como en casi todos los hospitales que se inauguraron en la época
de los 70, con los cual las bajas laborales asociadas a la edad son
frecuentes.Además, las cargas asistenciales han aumentado enormemente,
pues los tratamientos convencionales hospitalarios de
hace 20 años se tratan hoy día ambulatoriamente.
Los pacientes que se hospitalizan actualmente tienen un grado
de complejidad por su edad, patología, tratamientos y cuidados,
inimaginable hace unos años. Pero el personal de Enfermería es
el mismo: dos enfermeras y dos auxiliares por módulos de 36
pacientes. En este contexto de plantilla ajustada se desarrolla la
segunda parte: bajas laborales que no recubren, permisos que
se conceden pero que tampoco se cubren, permisos de libre
disposición que nunca se conceden cuando son solicitados y
cambios de unidad sobre la marcha, de forma que a veces una
enfermera o una auxiliar cubre ‘a ratitos’ dos o tres unidades,
con el temor continuo de que te cambien de unidad.
Esto viene generando un mal ambiente y una insatisfacción
entre los profesionales que se palpa en el ambiente. Especialmente
grave es la falta de auxiliares de Enfermería, pregunte
cuántas auxiliares faltan a diario en este hospital. Todo sería
más llevadero si la política de personal de la dirección de Enfermería
estuviera enfocada a resolver o disminuir estos problemas.
Pero todo lo contrario, cada vez más exigencias y objetivos alejados
de la realidad. Como por ejemplo el programa de cuidados
informatizados: no hay tiempo material, con la sobrecarga
asistencial que tenemos y las necesidades que plantean los
pacientes y familiares, de atenderles y además cumplir los
datos del programa. Como la dirección ha priorizado este objetivo
a niveles que nada tienen que ver con la realidad, se ha
entablado una especie de competición en la que se mide la
cantidad de datos introducidos en el ordenador. ¿Ese es el objetivo
de mi trabajo? Supongo que será un objetivo bien remunerado,
de los que tanto interés tienen en su desarrollo. Hoy por
hoy, no sabemos si estos programas aportan algo a la mejora
de la atención sanitaria, aunque, eso sí, reporta imagen a los
responsables.
¿Por qué no quieren ver la realidad? ¿Por qué no realiza la
Escuela Andaluza de Salud Pública un estudio para comprobar
los niveles de insatisfacción del personal de enfermería en este
centro? ¿Tan importante es la misión de la dirección de Enfermería
en nuestro hospital, que dura ya ocho largos años? Los
cambios políticos generan ilusión y esperanza. La enfermería
de este hospital llevamos años desilusionados y sin esperanza
de que las cosas cambien.
María Teresa Gracia Ruiz (Córdoba)
Artículo recogido en el ABC de Córdoba (12 de julio 2004)