hombros del propio periodista. Él o ella terminará pagando las consecuencias si alguien muere, y es él o ella quien puede tomar la decisión de vivir para encontrar una nueva historia. En tercer lugar, desde el punto de vista legal, el periodismo de <strong>investigación</strong> es un campo minado. Suele frecuentar el mismo club donde se encuentran la corrupción, la negligencia y el fracaso de los sistemas. Al mezclarse con semejante mala compañía, el periodista asume un inmenso riesgo legal, dado que siempre se propone encontrar respuestas para preguntas que empiezan con “cómo” y “por qué”, debiendo aplicar, en ocasiones, métodos poco transparentes en nombre del bien común. Pocos periodistas podrán y querrán notar la diferencia entre el interés público y los intereses pasajeros del público, y muchos menos podrán conseguir una primicia manteniéndose al mismo tiempo dentro del ámbito de la ley. Evidentemente, es fundamental ser consciente del marco legal. Cuarto, desde el punto de vista político, la mayoría de los gobiernos árabes aún consideran peligroso el empoderamiento de sus ciudadanos con información. Esto es un hecho que siempre debe ser tenido en cuenta y puesto en contexto de manera tal que no comprometa nuestro objetivo sagrado: averiguar lo que honestamente creemos que es la verdad y transmitirla a nuestros lectores y a nuestra audiencia, a nuestros gobernantes y gobernados. Si tomamos en cuenta la realidad árabe, el margen de error es de hecho uno de los más pequeños del mundo, lo cual presenta otro desafío interesante. Aunque algunos periodistas lo aprecian, este tipo de desafío requiere conocimiento y experiencia, y en elevadas cantidades. En un sentido clave, los mecanismos que regulan la relación del periodista con los políticos son similares a los que regulan su relación con prostitutas. Ambos son informantes, y ambos buscan usar al periodista para algo. Pero no se trata de un juego de suma cero: siempre existe una tercera vía que le permitirá al periodista alcanzar su objetivo y al mismo tiempo mantenerse con vida. Quinto, desde un punto de vista cultural para el periodismo de <strong>investigación</strong> no resulta fácil prosperar en una cultura predominantemente oral. En nuestra cultura, los números, cifras y estadísticas no son tan apreciadas como las palabras, el ritmo y la estructura. Afortunadamente, este hecho no necesariamente obstaculiza el trabajo: al contrario, el periodista que domina sus herramientas puede transformarlo en una enorme ventaja. Y esta es otra área curiosa que obviamente se vería beneficiada si recibiera mayor inversión. El verdadero problema estriba en la comprensión (o incomprensión) general de nuestras sociedades acerca de qué es el periodismo de <strong>investigación</strong>. Debemos seguir educando para que el público en general esté de nuestro lado. De lo contrario, siempre será bastante fácil acusar al periodista de ser un espía, cuando éste investiga temas como la cantidad de egipcios que contrajeron matrimonio con israelíes el año anterior. No hace falta decir que esta forma avanzada de periodismo conlleva, además, riesgos de tipo mental, emocional, psicológico y social. Puede resultar tan ridículamente demandante que fácilmente puede controlarnos la vida, casi literalmente. ¿Quieren ser alguien en este campo? Entonces pueden decirles adiós a “los placeres de la vida cotidiana”… bueno, no siempre, afortunadamente. ¿Se sienten apasionados por esta tarea? No es un mal comienzo. A cambio sentirán la felicidad de encontrar hilos conductores y de atar cabos, y el placer máximo e indescriptible de hacer un descubrimiento. Pero, sobre todo, no hay nada como el sentimiento terapéutico que se tiene cuando alguien que no debía saber nada se te acerca y te dice “muchas gracias”. Ese gesto bastará para lanzarte a perseguir una nueva historia.
1 ¿Qué es el periodismo de <strong>investigación</strong>? El periodismo de <strong>investigación</strong> no es periodismo convencional POR MARK LEE HUNTER Y NILS HANSON El proceso hasta aquí: Nos damos una buena idea de lo que estamos haciendo y de por qué lo hacemos.