Manual de las Buenas Prácticas

para referirse a Harold Pinter y Doris Lessing al ser distinguidos con el Premio Nóbel de Literatura. Mientras
la obra de Pinter “deja al descubierto la condición humana” ; Lessing ofrece “historias sobre la existencia de
la mujer”. Nuevamente, esta simple caracterización muestra una categorización muy problemática, en la
cual la perspectiva masculina se considera universal y la perspectiva femenina es de relevancia primaria
solamente para las mujeres.
Hacer un cuadro de la situación y compendiar estadísticas permiten crear una línea de base a partir de
la cual se debe generar el deseo del cambio. Se debe mirar la situación existente para ver cómo se puede
modificar y a partir de ahí establecer un plan y un plazo para que este cambio tenga lugar. Hay que establecer
objetivos que puedan ser evaluados y medidos. Hay que comprometer a directivos en este proceso, de
manera tal de poder difundir el proyecto en todos los niveles con el fin de establecer responsabilidades y
compromisos. Quizá este proceso parezca banal, pero lo cierto es que es aplicable tanto en el sector cultural
como en la industria privada.
Con frecuencia persiste el interés en reivindicar el sector propio como “algo aparte”. Esto ocurre en el
sector de la cultura, al igual que en otros sectores; sin embargo, esto no es verdad. No creo que la cultura
deba ser algo separado en este sentido. El sector cultural, que está financiado por la sociedad a través de
los impuestos, debe mantener los principios de dicha sociedad. Sé que muchos artistas no van a acordar
conmigo, pero el objetivo no es decirles a los artistas individuales lo que pueden o no pueden hacer, o, aún
peor, decirle a la cultura que glorifique al gobierno o que promueva la censura. El objetivo es, más bien,
asegurar que la cultura financiada con el dinero del público esté en congruencia con los objetivos y las
aspiraciones de la sociedad, como lo son la democracia y la igualdad de género.
Por consiguiente, en Suecia, la institución dedicada al fomento de las artes tiene una Carta para promover la
igualdad. Sin ninguna duda creo que el sector sabe mejor que nadie la forma en la que se pueden implementar
cambios e identificar las reglas a tal fin. Sin embargo, se necesita más que voluntad y compromiso, es
necesario tener la obligación de hacer un seguimiento y producir resultados. La lista de control de género
de las artes interpretativas incluidas a modo de ejemplo en este Manual ha demostrado ser un método
eficaz para incorporar y mantener el tema en el orden del día en Suecia. Siempre es un desafío mantener la
dinámica una vez que ésta se ha establecido y lograr retenerla como una prioridad. Otra herramienta sueca,
descrita en gran detalle en este Manual, ha sido la creación de una cuota de representación de género
mínima de 40% a las producciones financiadas por el Consejo Sueco del Cine. El mismo aún no ha dado
resultados y quizá sea necesario implementar más medidas de no tomarse a la brevedad pasos concretos
para lograr los cambios requeridos. Muchas personas, para justificar la falta de equilibrio de género, evocan
el supuestamente objetivo criterio de ‘calidad’. De este modo, argumentan que los proyectos enfocados en
la mujer, dirigidos por mujeres o de autoría femenina simplemente no ofrecen una calidad adecuada. Pero
esto es un mito, ya que depende de lo que se entienda por calidad y la forma de evaluarla. Tiene que ver con
códigos y modos de representación : como lo deja bien claro el ejemplo de los ganadores del Premio Novel,
la norma masculina está más establecida y por lo tanto es más probable que logre éxito. Tenemos que tener
la valentía de desafiar esto y adoptar un enfoque audaz si queremos lograr cambios.
Recomiendo este Manual por su enfoque práctico que ofrece herramientas para el cambio. El sector de
la cultura no es un sector aparte: debido a su poder único para incidir en la representación y brindar
mensajes a la sociedad, debe asumir el liderazgo en la lucha para lograr la igualdad de género.
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