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Gran mixtura peruana

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decoración<br />

<strong>Gran</strong> <strong>mixtura</strong><br />

<strong>peruana</strong><br />

La casa en San Isidro de Armando<br />

Andrade y Carla Risso tiene varias<br />

definiciones. Es el lugar donde ella<br />

nació y se crió; es donde ahora están<br />

sus afectos y su historia, tras armar<br />

una familia con los hijos de ambos; y es<br />

también un completo resumen cultural<br />

de Perú, representado en una valiosa<br />

colección de arte precolombino,<br />

colonial y contemporáneo.<br />

Desde Lima, Perú. Texto y producción, Mireya Díaz Soto.<br />

Fotografías, Viviana Morales R.<br />

Alfombra, diseño del<br />

artista peruano Alberto Casari.<br />

Destacan, a la izquierda,<br />

un típico cuadro de la<br />

escuela cusqueña del siglo<br />

XVIII y una pintura de Jorge<br />

Cabieses.<br />

Junto al acceso,<br />

la escalera es original.<br />

Sube acompañada<br />

por una gran<br />

estantería de libros.<br />

114 115


“Es una casa de muy buen tamaño en un lugar<br />

privilegiado. Como estar frente al Golf, en<br />

Presidente Riesco, en una casa linda”.<br />

acierto del arquitecto<br />

fue incorporar una chapa<br />

de madera reciclada, en<br />

algunos muros exteriores<br />

y en una pared del living.<br />

Junto a la ventana,<br />

destaca una cabeza de<br />

retrato Moche, “la más<br />

importante que se conoce<br />

en Perú”. Data del 700.<br />

A la derecha, escultura de<br />

niño, de Miguel Aguirre.<br />

“Nos gusta recibir,<br />

aunque somos una pareja<br />

socialmente activa, sobre<br />

todo en el mundo de los<br />

caballos y en el del arte”.<br />

Las cosas que los unen:<br />

ambos son amantes de<br />

las tradiciones <strong>peruana</strong>s;<br />

son descendientes<br />

de hacendados; se declaran<br />

“viajeros empedernidos”;<br />

y conformaron hace cinco años<br />

una familia en la que ella aportó<br />

cuatro hijos y él otros tres. El diseñador,<br />

publicista y reconocido<br />

coleccionista Armando Andrade y<br />

la criadora de Caballos Peruanos<br />

de Paso Carla Risso, se han contagiado<br />

de las pasiones de cada uno.<br />

Mientras ella le ha transmitido<br />

el amor por la cría de caballos,<br />

Armando la ha introducido en<br />

el mundo del arte. Y todo eso<br />

está a la vista en la casa donde<br />

viven, en el barrio de San Isidro,<br />

en Lima.<br />

Carla la conoce bien. Nació<br />

allí después de que su padre la<br />

comprara, el año 64. “Cuando él<br />

murió, la heredamos mi mamá,<br />

mis ocho hermanos y yo, pero<br />

tiempo después se puso en venta<br />

por seguridad y porque le quedaba<br />

grande. Entonces la compramos<br />

con Armando”, cuenta. Y él agrega:<br />

“Es originalmente de los años 50,<br />

y tiene el espíritu modernista<br />

que se instaló acá en Perú en<br />

ese momento. Es de trazos muy<br />

sencillos y limpios”.<br />

Por vueltas de la vida, tras la<br />

compra conocieron al arquitecto<br />

116 117


En el living, la gran protagonista<br />

es la alfombra<br />

cusqueña del siglo XIX, del<br />

convento Santa Rita, con reminiscencias<br />

a las piezas de<br />

Paracas. Pertenecía al coleccionista<br />

Álex Ciurlizza.<br />

118 119


Vista HACIA los dormitorios<br />

de los hijos. A<br />

la izquierda, una pintura<br />

de Mariella Agois, acompañada<br />

por dos trabajos<br />

de Musuk Nolte.<br />

Para el jardín, los<br />

dueños se inspiraron<br />

en el que hizo Philip<br />

Johnson en el MoMA de<br />

Nueva York.<br />

En EL MURO, imágenes<br />

de incas del s. XIX, que<br />

reaparecieron después de<br />

que en el siglo anterior el<br />

virreinato español dictaminara<br />

la “abolición de la<br />

idolatría” al linaje inca.<br />

En el acceso, una<br />

buganvilia empezando el<br />

esplendor primaveral.<br />

mexicano, premiado en la Bienal<br />

de Venecia, Javier Sánchez, cuyo<br />

trabajo habían visto y admiraban.<br />

Por eso fue él quien se encargó<br />

de adaptar la construcción para<br />

integrar a esta nueva familia, con<br />

algunos de sus hijos aún viviendo<br />

con ellos. El resultado hizo que los<br />

metros cuadrados disminuyeran<br />

un poco –aumentó el jardín–, cambiara<br />

la materialidad, el acceso,<br />

los recorridos interiores, se creara<br />

una nueva piscina, se incorporaran<br />

voladizos y se difuminara la idea<br />

de interior y exterior. “La casa<br />

siempre está en la mitad de sentir<br />

que estás afuera y adentro”, dice<br />

Armando, algo muy propio de las<br />

construcciones de esta zona, donde<br />

llueve tarde, mal y nunca.<br />

Al ambientarla, tuvieron una<br />

idea inicial que no funcionó<br />

para nada. “Cuando vinimos a<br />

planteársela a la casa, la casa<br />

dijo que de ninguna manera sus<br />

espacios eran para esos muebles,<br />

entonces tuvimos que rehacer<br />

todo”, cuentan. Por eso después<br />

fue importante vivirla de a poco<br />

y entender lo que cada espacio<br />

demandaba. Así introdujeron una<br />

mezcla de mobiliario contemporáneo<br />

–algunos muebles diseñadas<br />

por el propio Armando– y antiguo<br />

–con ejemplares ingleses, franceses,<br />

chinos y peruanos–. Pero también,<br />

120 121


“Hace diez años, en San Isidro era más caro un<br />

departamento que una casa, por la seguridad.<br />

El precio fue demoler y construir edificios”.<br />

y lo que más resalta, una rica<br />

colección de arte.<br />

–Es el más vivo ejemplo de lo<br />

que ocurre en el Perú. Vivimos<br />

en un país milenario, tenemos<br />

tradición de 12 mil años hasta el<br />

arte contemporáneo, entonces esta<br />

casa es una suerte de convivencia<br />

con la historia del arte peruano,<br />

más detalles de otras partes del<br />

mundo. La forma como está puesta<br />

es para nosotros la manera contemporánea<br />

de vivir, donde uno<br />

está expuesto a todo, y se van<br />

encontrando las coordenadas y<br />

los diálogos entre las culturas. Es<br />

el resumen de un país lleno de<br />

<strong>mixtura</strong>s –explica Armando.<br />

Y a esto se suma lo que absorben<br />

en sus viajes: “Somos<br />

personas cosmopolitas, en un<br />

año recogemos un montón de<br />

influencias de lo que viajamos, ya<br />

conocemos casi el mundo entero<br />

y eso nos permite con mucha<br />

libertad juntar objetos de todas<br />

partes. Es una mezcla potente y<br />

bien organizada, evidentemente<br />

con un gusto e intuición por las<br />

cosas que funcionan”, continúa<br />

Armando, quien se define como<br />

un “curioso renacentista”.<br />

–Recuerdo desde niño juntar<br />

relojitos y cositas, algunas sin<br />

ninguna trascendencia pero que<br />

eran para mí como fetiches. Luego<br />

me di cuenta de que ese espíritu<br />

de recolector iba incrementando<br />

mi curiosidad, y ha sido mi proceso<br />

de aprendizaje, una cosa me<br />

ha llevado a la otra, y a la otra,<br />

desde mi proceso de creación<br />

–he trabajado en la escultura, la<br />

pintura, la cerámica, he sido un<br />

productor y un coleccionista de<br />

arte– hasta mi trabajo, mi vida<br />

empresarial. Me gusta explorar<br />

todos los campos y de esa exploración<br />

surgen las ideas.<br />

Armando y Carla viven esta<br />

casa de lunes a viernes muy intensamente,<br />

ya que los fines de<br />

semana, o a veces incluso entre<br />

semana, se quedan en su cuadra<br />

de caballos en Mamacona, o van<br />

a su casa en Los Cóndores, a la de<br />

la playa o la que tienen en Cusco.<br />

Pero las navidades, los cumpleaños<br />

y las reuniones familiares se pasan<br />

en Lima. En invierno la chimenea<br />

se prende a diario: “No somos de<br />

los que se van a ver televisión al<br />

cuarto, aburridos, no. Vemos en la<br />

sala. Para nosotros es importante<br />

además que los chicos participen<br />

en las conversaciones de los adultos.<br />

Uno piensa que siempre les<br />

puedes poner en la cabeza cosas<br />

interesantes y esa es la manera de<br />

hacerlo, conversando con ellos. Y<br />

lo otro importante: los libros acá<br />

nos salen por las orejas”. Y Carla<br />

agrega: “Todos los recintos llaman<br />

a sentarse, a usarlos. Hay casas<br />

que se quedan vacías, puestecitas,<br />

y solamente se usan dos espacios.<br />

Esta se usa todita”.<br />

Para ella volver a vivir aquí ha<br />

A la izquierda, dos<br />

vistas del dormitorio<br />

principal, que cuenta con<br />

un cómodo espacio de<br />

vestidor. El respaldo de<br />

cama es un biombo chino<br />

del siglo XIX.<br />

También en la pieza<br />

matrimonial, un escritorio<br />

inglés de mujer, tipo<br />

secretaire.<br />

Una ventana especial,<br />

entre estantes de libros,<br />

para la escultura de<br />

Miguel Betzel, homenaje<br />

a Constantin Brâncusi<br />

122 123


Sobre el sofá<br />

imperio, piezas Chancay,<br />

fotografías de Wolfgang<br />

Tillmans, y obras de Armando<br />

Andrade Tudela,<br />

hijo del dueño, radicado<br />

en Berlín.<br />

En un extremo del<br />

jardín, el quincho. El<br />

dormitorio de uno de los<br />

hijos recibe luz cenital.<br />

124<br />

sido doblemente especial: “Están<br />

mis recuerdos de infancia, de mis<br />

padres y mi familia, y después de<br />

toda una trayectoria que termina<br />

con Armando, en el mismo lugar...<br />

es muy bonito”.<br />

Aquí, resaltan ambos, es donde<br />

están sus afectos, su historia, sus<br />

descubrimientos, las cosas que han<br />

traído juntos y que los representan<br />

profundamente. “Es algo que de<br />

verdad sentimos. Como esa frase<br />

que leí de un personaje y que me<br />

pareció fantástica: ‘Cuando me<br />

muera, no me quiero ir al cielo,<br />

me quiero ir a mi casa”’.

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