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El largo camino a la justicia

Dos Erres: El largo camino a la justicia - Plaza Pública

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20<br />

Louisa Reynolds / PzP<br />

inmediato que los soldados acababan de entrar a su casa.<br />

¿Habían matado a sus padres? Decidió que si ese era el caso<br />

se entregaría a los soldados para que también lo mataran.<br />

<strong>El</strong> niño llegó con <strong>la</strong> mirada absorta, los ojos rojos y los brazos<br />

y piernas cubiertos de picaduras de zancudo. Su madre cayó<br />

al suelo cuando dijo que habían matado a Ramiro. Perseguidos<br />

por <strong>la</strong> certeza de que los soldados regresarían para aniqui<strong>la</strong>rlos<br />

también a ellos, salieron huyendo entre <strong>la</strong> maleza<br />

sin más pertenencias que <strong>la</strong> ropa que llevaban puesta.<br />

VIII<br />

En el rincón de <strong>la</strong> misma iglesia de <strong>la</strong> cual había escapado<br />

Salomé Armando había cuatro niños que se abrazaban<br />

llorando. Ramiro Cristales, el mayor, tenía cinco años. <strong>El</strong> sol<br />

aún no había despuntado cuando los soldados derribaron<br />

<strong>la</strong> puerta de su casa a patadas, sacaron de sus camas a sus<br />

papás y a sus seis hermanos, y amarraron a los varones del<br />

cuello, como si fueran animales. Detrás de ellos caminaba su<br />

mamá, quien portaba en brazos a su hermana más pequeña,<br />

de nueve meses.<br />

A su papá y hermanos se los habían llevado en dirección a<br />

<strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, mientras que a él le tocó irse con su mamá y hermanas<br />

a <strong>la</strong> iglesia. Un soldado entró, de repente, y les gritó:<br />

“¡Si saben orar, oren porque de esta nadie los va a salvar!”.<br />

Los soldados iban sacando a <strong>la</strong>s mujeres en pequeños grupos,<br />

empezando por <strong>la</strong>s más jóvenes.<br />

Cuando llegó el turno de su madre, el pequeño se aferró a su<br />

pierna pero una enorme bota negra lo alejó de un puntapié.<br />

La puerta se cerró y jamás <strong>la</strong> volvió a ver.<br />

<strong>El</strong> niño se escondió bajo una banca y lloró y lloró hasta quedarse<br />

dormido. Cuando despertó, <strong>la</strong> iglesia estaba vacía.

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