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La leyenda

Ni a palos 152 definitivo

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SUPLEMENTO JOVEN DE MIRADAS AL SUR<br />

Domingo 11 de Marzo de 2012<br />

Buenos Aires, Argentina. Año 2 Número 152<br />

<strong>La</strong> <strong>leyenda</strong><br />

del retorno<br />

Crónica del Festival<br />

del Triunfo Peronista:<br />

el día que la JP y el rock<br />

se dieron la mano<br />

Entrevista a Jorge Alvarez:<br />

“Yo sé manejar bastante bien el talento de los demás”


2 NI A PALOS / Domingo 11 de Marzo de 2012<br />

> EDITORIAL<br />

11M<br />

POR NI A PALOS<br />

Este es, en algún sentido, un número especial.<br />

Especial por la fecha y la temática. Desde hace<br />

algún tiempo, el 11 de marzo es, para muchos<br />

que lo vivieron, el recuerdo de un momento<br />

mítico que duró poco pero que dejó marcas en sus biografías<br />

para siempre. Para muchos otros, el 11 de marzo<br />

también se fue cargando de significados centralmente<br />

vinculados a los relatos míticos sobre una primavera setentista<br />

llena de jóvenes politizados que estaban dispuestos<br />

a dar la vida por un líder mitológico y colosal que<br />

volvía de su largo exilio.<br />

El 11 de marzo también es Cámpora. Es su triunfo<br />

y su lealtad. También son las tensiones y los enfrentamientos<br />

con los enemigos de afuera y de adentro. Pero es<br />

centralmente la culminación de un proceso de ascenso<br />

de las organizaciones populares que se consolida electoralmente<br />

tras décadas de proscripciones y años de lucha<br />

contra la dictadura.<br />

Finalmente, 11 de marzo es la juventud politizada, organizada<br />

y en las calles dispuesta a defender al gobierno<br />

popular.<br />

Continuidades y rupturas, contextos diferentes, casi<br />

cuarenta años mas tarde, hoy ese nombre: Cámpora, es<br />

la cifra de ese anhelo de organización política y masiva<br />

de los jóvenes devueltos a la política por este ciclo de<br />

gobierno potente y creativo.<br />

Número especial, entonces, sobre política, rock y juventud.<br />

Que lo disfruten..<br />

> EL LUGAR<br />

> EL OBJETO<br />

> EL PERSONAJE<br />

> EL TWEET<br />

River<br />

Y entonces arrancó el bueno de Roger<br />

con su maratón de conciertos. Declaraciones<br />

sobre Malvinas, antitacherismo<br />

y el bello aroma de la glamorosa<br />

izquierda rockera británica. Qué más.<br />

El claustro<br />

En Derecho y en Sociales, en un hecho<br />

histórico, asumieron representantes<br />

de la Agrupación <strong>La</strong> Cámpora<br />

en los claustros de estudiantes y<br />

graduados cortando décadas de<br />

hegemonía radical en la UBA.<br />

Messi<br />

Ahora los hace de a cinco, y encima<br />

la pica por arriba del arquero<br />

primero con zurda y después con<br />

derecha. Monstruo total.<br />

<strong>La</strong> Gorda Niembro<br />

Una victoria de Bielsa es siempre<br />

un tiro para el lado de la justicia.<br />

Cuando gana Bielsa, por una vez<br />

en el fútbol, ganan los buenos.<br />

Putinismo<br />

El putinismo es una corriente política y un abordaje teórico sobre el poder instaurado en Rusia desde el año 2000, cuando Vladímir<br />

Vladímirovich Putin accediera por primera vez a la presidencia de Rusia. Como concepción del poder, el putinismo se caracteriza como<br />

un proceso que ha tendido a lograr concentrar el poder alrededor de un complejo sistema político basado en diversas estructuras, que<br />

modificó el perfil estatal heredado de la caída de la Unión Soviética.<br />

Estructura de gobierno<br />

WHISKYPEDIA<br />

<strong>La</strong> enciclopédia ebria<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

Contenido [ocultar]<br />

Definición<br />

Estructura de gobierno<br />

Concepción de Estado<br />

Problemas de estiramiento<br />

conceptual<br />

El putinismo arriba al poder en un sistema político caracterizado por una fuerte concentración del poder en manos del Ejecutivo (Rusia<br />

es constitucionalmente un semipresidencialismo), producto tanto de atribuciones constitucionales como de poderes informalmente<br />

delegados en esa rama de gobierno. Durante el putinismo, la crítica sobre el gobierno recayó en ciertas medidas que habrían contribuido<br />

a definir este perfil más presidencialista del gobierno ruso. Entre esas medidas, se destaca la iniciativa aprobada para modificar el<br />

mecanismo de nominación de los 83 gobernadores de los estados federales, que pasaron en 2005 de ser electos por sufragio universal<br />

en cada sujeto de la Federación Rusa (es decir, en cada estado federal) a ser propuestos por el Presidente de Rusia y posteriormente<br />

confirmados por el órgano legislativo de la región. Dicha medida fue tomada, según el propio Putin, para evitar que accedan al poder<br />

“fuerzas separatistas”. Popperianamente, algunos especialistas se preguntan qué proceso político no intentó acumular para sí una cuota<br />

más de poder que la que había recibido, respuesta que merece una consideración más política que epistemológica.<br />

Concepción de Estado<br />

Como proyecto de poder real, se habla del putinismo como una reforma desde arriba, es decir, desde el Estado hacia la sociedad. El<br />

esquema de poder del putinismo, una vez llegado al Kremlin, tiene tres actores fundamentales (1). En primer lugar, los liberales, el grupo<br />

más débil dentro del gobierno, quienes sostienen una visión mucho más intervencionista que cualquier liberal de occidente, pero más pro<br />

mercado que cualquier otro grupo político del gobierno en Rusia. Luego aparecen los tecnócratas, constituidos alrededor de las empresas<br />

estatales, como Gazprom, la gasífera rusa que controla el 15% de las reservas mundiales de gas. De este grupo salió Medvedev, el<br />

actual Presidente de la Federación Rusa. Estos dos primeros grupos suelen denominarse “Civiliki”, por sus orígenes “cíviles”, frente al<br />

tercer grupo, denominado “Siloviki”. Estos últimos, posiblemente los más influyentes, están distribuidos a lo largo y a lo ancho del Estado<br />

y, aunque el nombre siloviki también hace referencia a un oficial de inteligencia, no refiere sólo al grupo originario de Putin en la KGB<br />

de San Petersburgo. Este grupo es el más vinculado ideológicamente al nacionalismo ruso. <strong>La</strong> transformación del Estado, de pasar de<br />

estar controlado por los resabios de las privatizaciones producto de la caída de la URSS a la ocupación por parte de grupos del putinismo<br />

permitió afirmar a ciertos especialistas que el putinismo no es un humanismo pero tiene mucho de millibandianismo.<br />

Problemas de estiramiento conceptual<br />

Amén de las consideraciones que pudieran hacerse sobre el crecimiento económico, los problemas vinculados a libertad de expresión<br />

y derechos humanos, lo cierto es que el ejemplo del putinismo suele querer utilizarse para denostar otros modelos políticos, estrategia<br />

fundada en el desconocimiento generalizado sobre el sistema político ruso. Esto, que Sartori denominó “estiramiento conceptual” y refiere<br />

a la imposibilidad de llevar determinadas categorías de pensamiento de un lugar a otro sin ninguna salvedad. Un país con nueve husos<br />

horarios en su interior, 21 repúblicas con su propia constitución, 9 krais (territorios), 46 óblasts (provincias) 4 distritos autónomos y un<br />

óblast autónomo, exige al menos algunos recaudos antes de ser utilizado como vara de medición de comparación de actitudes políticas<br />

en otros países.<br />

1. Bremmer & Charap. The Siloviki in Putin´s Russia: who they are and what they want.


Domingo 11 de Marzo de 2012 / NI A PALOS 3<br />

ESTEREOTIPOS<br />

HOY: El que mete la<br />

medialuna adentro<br />

del café con leche<br />

• También le pone papas fritas al<br />

paty.<br />

• Y palitos salados a la pizza.<br />

• Está, mínimo, diez kilitos arriba.<br />

• En extremos de asquerosidad puede<br />

meter el pan con manteca en el<br />

café con leche.<br />

• Y disfrutar viendo el reflejo de la<br />

grasa de la manteca en la superficie<br />

de la tasa.<br />

• Le pone mayonesa a todo.<br />

• Se baja la panera en los restaurant<br />

mucho antes de que llegue la comida.<br />

• Después le pide al mozo que le traiga<br />

más pan, y se lo baja inmediatamente.<br />

• Toma mucha Coca.<br />

• Dice que no hay como la pizza fría el<br />

domingo a la mañana, obviamente,<br />

con un buen café con leche.<br />

• Mira carreras de autos.<br />

• Hace muchas migas cuando come.<br />

• Puede, incluso, hacer bastante ruido<br />

cuando mastica.<br />

• Hace chistes escatológicos.<br />

• Pude parecer un poquitín sucio, incluso<br />

si está recién bañado.<br />

• Si tiene perro, duerme con él.<br />

• Hace ruido intencional cuando toma<br />

sopa.<br />

• Le pone mucho queso a los fideos.<br />

• Es el que pide helado cuando termina<br />

el asado.<br />

• No como nunca menos de ½ kilo.<br />

• Es el que come “un tirita fría de vacío,<br />

de postre” después del helado.<br />

• Tiene una justificación ideológica,<br />

fundada en el relativismo cultural,<br />

para eructar después de comer.<br />

• Es fanático de las hamburguesas<br />

con huevo, panceta, lechuga, tomate,<br />

chedar, pepinos, mayonesa, Ketchup,<br />

etc.<br />

• Cuando veranea solo va a hoteles<br />

que tengan desayuno americano.<br />

• Le encanta contar, cuando vuelve,<br />

cómo morfaba tocino con café en<br />

ese hotel.<br />

• Sólo mira fútbol, el resto de los deportes<br />

los considera “de putos”.<br />

• Considera empanadas sólo a las de<br />

carne.<br />

• El resto cae en la misma clasificación<br />

que quienes no miran sólo fútbol.<br />

• Es, claro, un toque homofóbico.<br />

• Es fierrero.<br />

• Y misógino.<br />

• Va a trabajar con camisa de mangas<br />

cortas y corbata.<br />

• Suele estar empapado en sudor.<br />

• Por alguna razón siempre anda<br />

paspado.<br />

estereotipo del<br />

domingo que viene<br />

<strong>La</strong> mina fanática del fútbol<br />

Si se te ocurre cómo describirlo,<br />

mandá tus ideas a<br />

contactos@niapalos.org o vía Twitter<br />

a @niapalos así lo publicamos.<br />

D.R.E.A.<br />

Diccionario de la Regeneración del Español Argentino<br />

cortalabochagaceta.blogspot.com<br />

Coca Cola. adj. Loco. Hay que castrarlo al gato, cortarle las pelotas, rebanarle la chagar. El muy coca cola meó el living, la cocina, se<br />

tomó el 12, violó a tu prima y ahora tomó como rehenes a un grupo de turistas holandeses. Pide 3 bolsas de Whiskas y un par de gatitas<br />

para entretenerse./-¿Querés una seca, guacho? -No papá, ya estoy re coca cola, pesicola, cuniton cola, estoy re cola. -Te la hago corta o<br />

agarrás el faso o te hago la cola.<br />

Chupado/a. adj. Cobarde. El muy chupado de Mauricio insiste con devolver los subtes, subió los precios, armó bondi y ahora el<br />

muy ladri se los quiere sacar de encima./ Hay que ser muy chupado para irse de la cancha antes de que termine el doparti cuando estás<br />

perdiendo.<br />

Jeringa. f. Jerga, dialecto urbano. Para la dama y el caballero, para los putos y los travas, para todas y todos: la drea. Jeringa del barrio<br />

para todo el continente. Jeringa de la posta, la que la RAE no publica.<br />

Jeringa nacional, popular y latinoamericana.<br />

> Tumor Gráfico<br />

> Fechitismo<br />

Una Permanente para los gorilas<br />

Los fechitismos se tornan veritiginosos<br />

cuando los sucesos dignos del recuerdo<br />

abundan como pluma rebalsada<br />

de tinta o panqueque chorreando dulce<br />

de leche. Es por esto que el arte del fechite<br />

varía mucho según el cristal con el que se<br />

mire... Nada nuevo, de lo distintas que pueden<br />

ser las percepciones sobre el fechitismo.<br />

Hoy, 11 de marzo, nos encontramos en una<br />

encrucijada pero no de dos caminos, como<br />

es usual, sino que estamos en un cruce multidireccional,<br />

pero como decíamos, hoy tenemos<br />

muchos fechitismos para traer a colación,<br />

y es fundamental que diferenciemos<br />

las connotaciones con que están revestidos.<br />

“A ver, usted, señora; sí, usted, la del té con<br />

limón... ¿Qué hacía el 11 de marzo de 1702<br />

en la capital imperial de Gran Bretaña?”<br />

“Young man, there’s no need for me to reveal<br />

my age, but in that spring I was reading<br />

the first edition of The Daily Courant”. Lo<br />

que la señora nos quiso decir es que aquel<br />

día, en Londres, salía por primera vez en la<br />

historia una edición impresa de un periódico<br />

diario. Por otra parte, ¿qué hacían los<br />

aviadores japoneses durante la II Guerra, un<br />

11 de marzo de 1945? Kamikaían; se convertían<br />

en los kamikazes de la historia. Y así<br />

podemos seguir, por ejemplo, preguntándole<br />

qué significa para un tanguero marplatense<br />

este día y, seguramente, nos hablará del<br />

cumpleaños del sublime Astor Piazzolla; o<br />

bien, podemos averiguar si algún gorila contemporáneo<br />

sabe qué pasó un 11 de marzo...<br />

“¡Clarín que sí!”, dirán, y nos hablarán de la<br />

embestida de la Presidenta Cristina contra<br />

el campo argentino -”el que nos da de comer<br />

y nos hizo ser el primer granero del mundo”-<br />

con una retención a las ventas del maíz y la<br />

soja. ¡Qué infamia la del 11 de marzo, si se<br />

trata de un apátrida! Pero bien, siguiendo<br />

con esta fecha reciente -hablamos del 2008<br />

-, también podemos recurrir a otro cristal, el<br />

de la Juventud. “Podrán cortar todas las flores,<br />

pero no podrán acabar con la primavera” decía<br />

el poeta. Esta fecha para miles de jóvenes<br />

se traduce en un despertar político. El inicio<br />

de una guerra sin tregua con el poder mediático<br />

abrió las puertas para que cientos de<br />

pibes retomaran las riendas del activismo y<br />

formaran parte, en muchos casos, de diversas<br />

expresiones que recuperan el sentido de<br />

lo nacional y popular. Del mismo modo y en<br />

sintonía con este emblemático 11 de marzo<br />

de la 125, encontramos el fechite que llena de<br />

razón al espíritu del tan renombrado “trasvasamiento<br />

generacional”: 11 de marzo del<br />

‘73, el Tío Cámpora gana las elecciones presidenciales<br />

a la cabeza del FreJuLi, alcanzando<br />

casi el 50% de los votos. Así nos entendemos,<br />

generacionalmente, con esos relatos épicos<br />

de muchos de nuestros padres que nos contaban<br />

la euforia popular en la Plaza de Mayo<br />

y lo enardecida que festejaba la militancia<br />

setentista ya que la proscripción y la resistencia<br />

llegaban a su fin, avistando un nuevo<br />

destino. Después vinieron los capítulos<br />

siguientes de fechitismos futuros que bien<br />

conocemos. Así como el General le hablaba<br />

a los jóvenes militantes de la importancia<br />

del recambio generacional en aquellos años<br />

convulsionados de una historia que desgarró<br />

los pergaminos de la tradición, hoy la<br />

Juventud escucha a la Presidenta Coraje -así<br />

como lo escuchaba a Néstor- hablar de la<br />

transformación cultural, del trasvasamiento,<br />

y recupera de la historia la simbología de<br />

los fechites que nos ayudan a conocernos y<br />

entender la realidad un poquito más. A 39<br />

años del triunfo del Pueblo en la primavera<br />

camporista, le avisamos a los kamikazes,<br />

a los ingleses y a toda la gorileada que no<br />

hay gorila que por patriota no venga... Don’t<br />

make yourself the bucles! .<br />

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4 NI A PALOS / Domingo 11 de Marzo de 2012<br />

> nota de tapa<br />

El despertar de un refugio atómico<br />

El 11 de marzo de 1973, hace exactamente 39 años, Héctor Cámpora era elegido presidente. Con él, el peronismo regresaba a la vida<br />

política tras casi dos décadas de proscripción y resistencia, y una juventud activa y cada vez más numerosa se aferraba al sueño<br />

irredento de la liberación nacional. Para celebrarlo, veinte días más tarde, la Juventud Peronista organizó un “Festival del Triunfo”<br />

junto al otro gran movimiento que aglutinaba a los jóvenes argentinos: el rock. De Nito Mestre a Billy Bond y de Charly a Solano Lima,<br />

por primera vez el rock y la militancia dejaban de verse con recelo y se unían para celebrar el retorno de la democracia y los anhelos<br />

de transformación. De los dedos en V de la paz, a los dedos en V de la Victoria, una crónica del Woodstock del Tío.<br />

Por Federico Scigliano y<br />

Diego Sánchez<br />

Salgan al sol<br />

El recuerdo de esa tarde es difuso.<br />

Pero en un momento, Vicente<br />

Solano Lima, vicepresidente<br />

electo luego de que la fórmula<br />

peronista encabezada por Héctor José<br />

Cámpora ganara las elecciones con el<br />

49,56% de los votos, culminando así con<br />

casi dos décadas de proscripción efectiva<br />

y desatando una intensa y anhelada primavera<br />

política en la República Argentina,<br />

se estiró un poquito el pantalón a la<br />

altura de las rodillas, subió las escaleras<br />

hasta el escenario del Club Argentinos Juniors<br />

y tomó el micrófono. A su espalda,<br />

estaban Diego Villanueva, Alejandro Marassi<br />

y Claudio Ravecca, respectivamente<br />

batería, bajo y guitarra de <strong>La</strong> Banda del<br />

Oeste, un trío que del flower power de la<br />

época había decidido pisar el flower y empoderarse<br />

con un blues crudo y distorsionado.<br />

Adelante, en el campo, estaban las<br />

columnas de la JP; a sus costados, algunas<br />

caras conocidas como la de Nito Mestre o<br />

Raúl Porchetto. A todos, Solano Lima los<br />

arengó con un discurso liviano. “Haremos<br />

esta transformación pacíficamente o por<br />

la fuerza de nuestras armas”, bramó. El público<br />

respondió con una estrofa que cifraba<br />

la melodía sentimental de la época: Luchemos<br />

por la patria / Luchemos por Perón<br />

/ Los pibes y los viejos / Un sólo corazón.<br />

Mientras tanto, <strong>La</strong> Banda esperaba.<br />

Querían tocar. Se habían formado tiempo<br />

atrás en una propuesta antagónica a<br />

los cánones del rock. “Eramos un grupo<br />

callejero, menos presentables que Almendra,<br />

pero más presentables que el autista<br />

de Tanguito”, definiría años después Villanueva.<br />

No entendían muy bien cómo pero<br />

esa tarde su fe los había depositado sobre<br />

el escenario. Ya habían tocado varias veces<br />

para el Padre Mugica y ahora creían que<br />

el triunfo de Cámpora podía terminar de<br />

una vez por todas con la cultura represora.<br />

Así que ahí estaban: un trío “anti-hippie”,<br />

esperando para tocar un blues aguerrido.<br />

Era el 31 de marzo de 1973 y esas pocas<br />

horas marcaban las primeras en las que el<br />

rock argentino y las juventudes políticas<br />

estuvieron mezcladas en un mismo y fugaz<br />

pogo. Era el “Festival del Triunfo Peronista”.<br />

El 11 de marzo de 1973, el triunfo de<br />

Cámpora significó la interrupción de casi<br />

dos décadas de golpes de Estado y democracias<br />

proscriptivas. Detrás suyo había<br />

muchas cosas y entre ellas una juventud<br />

militante que veía en ese proceso el camino<br />

definitivo hacia la “Patria Liberada”. Se<br />

trataba tal vez del punto más alto de una<br />

transformación que no se daba de manera<br />

unívoca. Casi en paralelo, el rock argentino<br />

abandonaba su cueva y se convertía también<br />

en un movimiento masivo. Los festivales BA<br />

Rock habían dado el puntapié y ahora las<br />

bandas metían más de 15.000 personas en<br />

el Velódromo. Miguel Grinberg, conductor<br />

de “El son progresivo”, el primer programa<br />

de radio de la historia argentina dedicado al<br />

rock, organizaba “encuentros entre músicos<br />

y público” en el Parque Centenario y lo llenaba<br />

de corazones vitales. Eran los años de<br />

Manal, Vox Dei, Almendra, del rock hasta<br />

que se ponga el sol. De un espíritu de época<br />

que hacía girar al mundo.<br />

Sin embargo, estos dos grandes aglutinadores<br />

de la juventud argentina transitaban<br />

senderos distintos. “Era un momento muy<br />

fuerte de la movida rockera pero como episodio<br />

individual, no era furgón de cola de<br />

ninguna organización política”, recuerda<br />

hoy Grinberg. “El rock, sobre todo en la izquierda<br />

universitaria, era muy resistido. Era<br />

considerado musica extranjerizante, era el<br />

imperialismo yanqui, y los troscos, más que<br />

nada, tenían una fijación ideológica muy<br />

fuerte al respecto”.<br />

Por supuesto esa “lucha de valores” tenía<br />

sus excepciones y algunos compartían<br />

banderas. Además de <strong>La</strong> Banda del Oeste<br />

o el histórico compañero Lito Nebbia, estaba<br />

por ejemplo Roque Narvaja que un año<br />

antes había metido las patas en la fuente y<br />

editado su disco Octubre (mes de cambios).<br />

O Miguel Cantilo, autor con Pedro y Pablo<br />

de himnos como <strong>La</strong> marcha de la bronca o<br />

Apremios ilegales, que en ese mismo 1973<br />

compuso <strong>La</strong> <strong>leyenda</strong> del retorno, un tema<br />

de psicodélicas referencias peronistas. O<br />

Spinetta, también, que había tenido su accidentado<br />

paso por las Juventudes Argentinas<br />

por la Emancipación Nacional, una orga<br />

donde también militaron Galimberti, Chacho<br />

Álvarez y Carlos Grosso y que dejaría la<br />

famosa y cuestionada anécdota del porro, el<br />

plenario y la expulsión. Sin embargo uno y<br />

otro movimiento estaban lejos de aceptarse<br />

como iguales.<br />

“Implícitamente, la mayoría de los músicos<br />

de rock tomaban distancia de los grandes<br />

relatos revolucionarios de la época”, apunta<br />

Osvaldo Baigorria, escritor, periodista y<br />

otro testigo privilegiado de la escena. “El<br />

rock primero no se llamaba nacional sino<br />

progresivo y no albergaba en su interior términos<br />

como antiimperialismo, que era tan<br />

caro a la izquierda nacional o internacionalista.<br />

Pero además estaba la cuestión del discurso<br />

del amor y la paz que tampoco tenía<br />

mucho que ver con los relatos de las organizaciones<br />

armadas, de modo que en cierto<br />

punto había dos sustancias diferentes: una,<br />

la del rock, exaltando la libertad individual<br />

o personal, y otra, la de la militancia que era<br />

más una exaltación del sacrificio y de la lucha<br />

por un futuro”, afirma Baigorria. Años<br />

más tarde, esa diferencia, al momento de<br />

santificar, actuaría también como condena:<br />

el rock argentino sería considerado pionero<br />

pero apolítico. Una suerte de pic-nic florido<br />

en medio del matadero.<br />

Llegó el cambio<br />

Sin embargo, el rock y la militancia tendrían<br />

su punto de encuentro en 1973. Luego<br />

del triunfo de Cámpora, un sector de la<br />

JP pensó en un acto masivo de celebración.<br />

Para eso contactó a Jorge Álvarez quien<br />

a través de su sello Mandioca producía a<br />

bandas claves como Sui Generis, Manal o<br />

Pappo’s Blues. Grinberg nos narra la tarde<br />

en que comenzó a gestarse el acto. “Fui testigo<br />

de una conversación entre el productor<br />

Oscar López, Billy Bond y Álvarez acerca de<br />

esa iniciativa de la JP de organizar un festival<br />

para darle una cosa de alcance juvenil a<br />

la celebración. Entonces se formó entre nosotros<br />

un consenso de que esa era una buena<br />

oportunidad para que, en cierta medida,<br />

el rock argentino sacara carta de ciudadanía<br />

en un momento donde, según mi interpretación,<br />

más que el triunfo peronista se celebraba<br />

el cierre de un ciclo militar”.<br />

<strong>La</strong> supuesta afinidad entre Álvarez y el<br />

peronismo, por esos años, sería interpretada<br />

por el propio Billy Bond: “Eramos todos peronistas<br />

y Jorge Álvarez especialmente. Por<br />

eso la tapa de Pidamos peras a Mandioca (un


Domingo 11 de Marzo de 2012 / NI A PALOS 5<br />

mítico compilado de rock de 1970) es una<br />

gran pera… es un Perón. <strong>La</strong> pera era Perón<br />

y nadie lo entendió. El gran Perón. Nosotros<br />

teníamos una forma de contestar a la<br />

represión diferente a la de otros músicos<br />

de rock nacional. De alguna manera, en<br />

1970, Perón era lo contrario a lo que había<br />

y, en ese momento, te identificabas ideológicamente.<br />

Era una toma de posición, para<br />

saber de qué lado estabas: del lado de la<br />

represión o del otro. Todos nosotros, consciente<br />

o inconscientemente, estábamos<br />

del otro lado”, aseguraría tiempo después,<br />

describiendo ese espíritu que, contra los<br />

prejuicios que lo suponían desinteresado<br />

y superficial, politizó al rock durante esos<br />

años intensos. “El rock no era un apéndice<br />

y los que tenían alguna afinidad ideológica<br />

tampoco usaban al rock como vehículo”,<br />

describe Grinberg y agrega: “Pero había<br />

una denominación, una suerte de solidaridad<br />

anímica. Yo me acuerdo que en uno<br />

de esos días, delante del Centro Cultural<br />

San Martín, pasó un camión con gente tocando<br />

el bombo y gritando, y del camión<br />

estaba colgado Spinetta. Era como la recuperación<br />

de la democracia”.<br />

Pequeñas anécdotas<br />

sobre las instituciones<br />

Todo esa solidaridad anímica confluiría<br />

finalmente el 31 de marzo en el “Festival<br />

del Triunfo Peronista”. Sería una celebración<br />

enorme aunque problemas técnicos y<br />

un clima gorila impidieron que se desarrollara<br />

según lo previsto. Estaban anunciados<br />

Aquelarre, Pappo´s Blues, Billy Bond<br />

y <strong>La</strong> Pesada, Pescado Rabioso, Sui Generis,<br />

<strong>La</strong> Banda del Oeste, Vivencia, León Gieco,<br />

Raúl Porchetto, Color Humano, Litto<br />

Nebbia y Pajarito Zaguri, entre otros; pero<br />

finalmente sólo pudo tocar <strong>La</strong> Pesada, con<br />

una formación descomunal que incluía a<br />

Kubero Díaz, Alejandro Medina, Jorge<br />

Pinchevsky, Isa Portugheis y el mismísimo<br />

Charly García en piano. Luego <strong>La</strong> Banda<br />

del Oeste subió y pidió un minuto de silencio<br />

por Evita, antes de dejarle el micrófono<br />

a Solano Lima. Cuenta la <strong>leyenda</strong> dos<br />

cosas: una que antes de subir a Billy Bond<br />

lo habían mareado con pedidos de menciones<br />

a Evita, después a Isabel, más tarde<br />

a Perón y Cámpora, y finalmente sólo a Perón.<br />

<strong>La</strong> otra, que después del discurso del<br />

vice, y mientras esperaban a que volviera<br />

el sonido, el líder de <strong>La</strong> Banda del Oeste,<br />

Diego Villanueva, aprovechó para “leer un<br />

pensamiento de Juan Domingo Perón sobre<br />

la juventud”. Corregidos los desperfectos<br />

técnicos, una lluvia feroz terminó con<br />

el festival.<br />

Sin embargo más allá de lo accidentado,<br />

esas pocas horas alcanzaron para fabricar<br />

el hito. “Fue un aprovechamiento mutuo”,<br />

señala Baigorria. “Por un lado fue el primer<br />

aprovechamiento que hizo una organización<br />

política del rock, en el sentido<br />

de que empezaron a ver que tenía mucha<br />

llegada y mucha de la audiencia de los<br />

festivales efectivamente también tenían<br />

simpatía por las organizaciones políticas.<br />

Y por el otro los músicos vieron que era<br />

una oportunidad para tocar, pero además,<br />

siendo un tipo de cultura tan perseguida<br />

por todas las autoridades, sintieron que<br />

era la primera vez que desde un lugar de<br />

poder político se le daba un espacio. <strong>La</strong><br />

JP quiso tender un puente para ese lado y<br />

los músicos aprovecharon”. A lo que Grinberg<br />

agrega: “Por primera vez el público de<br />

rock se juntaba con la juventud peronista<br />

en algo que no era una entrega del rock de<br />

brazos abiertos, ni tampoco un acto contra<br />

los militares, porque ya habían perdido el<br />

partido. Era una celebración de la libertad<br />

y de la juventud”.<br />

Vida<br />

A partir de 1983 la ablación de la militancia<br />

política en la forma en que se había<br />

desarrollado en los 60 y 70, y cierta institucionalización<br />

del rock, que le permitió<br />

ser narradora de una nueva cultura cívica<br />

-mientras por debajo construía sus propias<br />

napas de resistencia-, fueron tal vez algunos<br />

elementos claves que modificaron los<br />

términos de intercambio. Además, el post<br />

Malvinas parió definitivamente la relación<br />

entre la palabra rock y la palabra nacional.<br />

<strong>La</strong> FM Rock&Pop y su radicalismo light y<br />

poderoso a la vez harían en resto.<br />

Con los años, desde los recitales en homenaje<br />

a las Madres, hasta las imágenes<br />

del rock reapropiadas por la militancia joven<br />

(mi único héroe en este lío, avanti morocha)<br />

o la voz del músico que reconoce su<br />

adhesión ya sea al movimiento nacional y<br />

popular, la izquierda o la lucha piquetera,<br />

lo cierto es que el rock y la política se redefinieron<br />

mutuamente al punto muchas<br />

veces de medir con la vara del otro el alcance<br />

de su propio accionar. El rock comprometido,<br />

el rock con mensaje, el músico<br />

en el spot de la época; hay un camino<br />

que la democracia construyó entre uno y<br />

otro, y que luego de haber sido recorrido<br />

tantas veces por el rock como validación y<br />

compromiso, también el Estado se animó<br />

a transitar en estos últimos y más frescos<br />

tiempos como forma de realimentar el<br />

sentido: desde los recitales en Casa Rosada<br />

hasta iniciativas como Maravillosa Música,<br />

un concurso estatal de bandas que une<br />

la formación ciudadana con la expresión<br />

cultural, -pero que pone en el centro de la<br />

escena la militancia territorial- y permite a<br />

jóvenes de todo el país subirse al escenario<br />

y difundir su música, en el marco de una<br />

política pública.<br />

Por lo demás, aquel “Festival del Triunfo<br />

Peronista” fue una suerte de excepcionalidad<br />

profética al tiempo que una celebración<br />

de la juventud en un proceso histórico,<br />

como siempre, más complejo que sus<br />

propias prefiguraciones. Pionero y sensible<br />

a la época, ambos, política y rock, sintieron<br />

que algo había en el aire. O como flashiaba<br />

Miguel Cantilo: Un par de recitales<br />

voy a dar / Antes de continuar / Olvidemos<br />

los rencores / Compañeros y señores / Con el<br />

gran jefe del ejército / Tengo que zapar. .<br />

> Fronteras POR Fede Vázquez<br />

<strong>La</strong>tinoamérica, la política y las ideas<br />

Otro mundo es posible (uno mucho peor)<br />

1. ¿Puede haber una lectura “del mundo” a secas?<br />

O sea, una que no arranque y termine en la metáfora<br />

kirchnerista del espejo invertido: acá estamos<br />

bien en un mundo que se va al tacho. Que tiene<br />

sin dudas su productividad política, como también el valor<br />

de pensar al resto del mundo desde la situación argentina,<br />

una rareza hasta poco tiempo atrás. Europa copia nuestra<br />

crisis de 2001, nuestro ajuste neoliberal. Ok, pausa. ¿Y cuál<br />

es la segunda conclusión que se puede sacar después de<br />

la risa socarrona? <strong>La</strong> conclusión es sombría: el mundo no<br />

parece estar yendo por una buena senda, la preponderancia<br />

del mercado sobre la política, que juzgamos agotada en<br />

América del Sur, está más vigente que nunca en los países<br />

centrales. Más aún: las recetas políticas de moda cercenan<br />

aspectos clave de la soberanía popular y territorial. En Italia<br />

la salida del ciclo político de Berlusconi terminó en el<br />

sueño cavallista de un gobierno tecnócrata y Grecia dio un<br />

paso más al sumar la extranjerización de la gerencia del<br />

Estado: hoy por hoy, gobierna una “troika” compuesta por<br />

el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional<br />

y burócratas de la Unión Europea. ¿Por qué no explota<br />

todo por el aire? Porque antes que una crisis sistémica, de<br />

funcionamiento general de la economía continental, parece<br />

ser una crisis de concentración intraregional: mientras<br />

España tiene un record de 24% de desocupación, en Alemania<br />

ronda el 7%, el más bajo en los últimos 20 años. A la<br />

desigualdad social creciente producto de los ajustes, se le<br />

suma la desigualdad entre los países de la Unión. En Francia<br />

un popular programa de humor político, Les Guignols<br />

de l´info, muestra a tanques alemanes cruzando la frontera.<br />

En la escena siguiente Angela Merkel se dirige al país<br />

galo como…. presidenta de Francia y les dice marcialmente<br />

que “ahora van a tener que trabajar”. Un ¿chiste? sobre el<br />

pasado imperial alemán pero que ya tiene algunos datos<br />

reales.<br />

2. <strong>La</strong> desazón con el rumbo del mundo no termina ahí.<br />

El 2011 fue el paroxismo de la tercerización de la guerra<br />

por parte de Estados Unidos. Murieron en Afganistán más<br />

contratistas (o sea, empleados de empresas privadas que<br />

hacen trabajo de guardaespaldas, de ingenieros o de cocineros)<br />

que militares. Y al morir no vuelven enfundados en<br />

la bandera de las barras y las estrellas. Es más: ni siquiera<br />

hay obligación del gobierno de reportar esas muertes<br />

como “bajas”, sólo una indemnización de las empresas<br />

privadas por “accidente de trabajo” a los deudos. Algo<br />

que, razonado, es lógico en un estado de patrullaje permanente<br />

del mundo. Ya no habría una nación en guerra, sino<br />

campañas militares semiprivatizadas sin solución de continuidad<br />

¿Qué puede querer decir “paz” en ese contexto?<br />

¿Cuánto falta para que esas invasiones sean justificadas ya<br />

no desde valores como “justicia”, “democracia”, “libertad”,<br />

por más cinismo que encierren esos conceptos, sino desde<br />

la mucho más prosaica generación de empleo.<br />

3. Estados Unidos viene aplanando el terreno para otra<br />

incursión. El tamborcito mediático hace rato que runrunea<br />

los nombres de Siria e Irán, los dos máximos referentes del<br />

mundo árabe “contestatario”, no alineado con occidente.<br />

Son los supervivientes de una región en descomposición,<br />

profundamente fragmentada entre los que decidieron apoyarse<br />

en los países occidentales y los que todavía intentan<br />

un margen de autonomía en la escena mundial. Es un parte<br />

aguas distinto al que sugiere la publicidad de la “primavera<br />

árabe”, con sus revoluciones de Twitter y la maratón de<br />

gente sojuzgada por tiranías corriendo hacia la modernidad<br />

democrática. Algo o mucho de eso hay, pero Libia se definió<br />

después de una infinita lluvia de bombas de la OTAN y,<br />

según se escribe en el propio New York Times, las armas de<br />

los “rebeldes” que mataron a Khadafi fueron aportadas por<br />

el país más pro norteamericano de la región: los Emiratos<br />

Árabes Unidos. ¿Hasta donde llega entonces el publicitado<br />

multilateralismo? China y Rusia, que impidieron hasta ahora<br />

que se aceleren los tiempos de la invasión a Siria desde sus<br />

asientos en el Concejo de Seguridad de la ONU, no tienen ni<br />

de casualidad fuerza suficiente para impedir una intervención<br />

en Medio Oriente. Y es que ser grandes economías no<br />

es igual a ser grandes potencias políticas y militares. Algo<br />

que es útil recordar cuando, por ejemplo, se sobre valora<br />

la importancia de que Brasil sea hoy la sexta economía del<br />

mundo. Nuestros vecinos le “ganaron” ese puesto a Inglaterra,<br />

sí, pero es ésta la que todavía puede darse el lujo de<br />

tener una colonia a 14 mil kilómetros de Londres.<br />

4. En este contexto mundial la política y la economía<br />

sudamericana parecen salidas de otro pozo. Pero no: la<br />

materialidad en que se basa nuestro presente está ligada<br />

a ese mundo de tierras movedizas que estimula los precios<br />

del petróleo, minerales y alimentos. Entonces, algo<br />

tenemos que ver con ese mundo un tanto horrible y decepcionante.<br />

<strong>La</strong> buena noticia es que, por ahora, nuestra<br />

relativa marginalidad nos permite verlo desde una cómoda<br />

distancia. .


6 NI A PALOS / Domingo 11 de Marzo de 2012<br />

> Entrevista a jorge alvarez<br />

“Este hijo de puta todo lo que toca<br />

lo transforma en oro, me decían”<br />

En 1963 fundó una editorial. En ediciones baratas pero elegantes publicó las novelas y ensayos con los que se formó toda una generación.<br />

Su librería de la calle Talcahuano era un lugar de encuentro, frecuentada por David Viñas, Leopoldo Torre Nilsson y Beatriz Guido entre<br />

muchísimos otros escritores, artistas e intelectuales. Pero en 1968 Jorge Álvarez quiso explorar nuevos horizontes y creó Mandioca, la<br />

primera discográfica del país dedicada al rock en castellano. Sus discos volvieron a hacer historia y dejaron su huella en otra generación<br />

de adolescentes que crecieron escuchando el rock inaugural de Moris, Manal y Vox Dei. <strong>La</strong> Biblioteca Nacional prepara en estos días una<br />

muestra-homenaje de libros, discos y afiches, y una jornada de reflexión con el título “Pidamos peras a Jorge Álvarez”. Aquí, una charla con<br />

Álvarez de quien Charly García supo decir que era “la única persona inteligente con la que se había cruzado en el negocio del disco”.<br />

Por carlos gradin<br />

Cómo llegaste a ser productor?<br />

-Tuve una ventaja, me gustaba<br />

la música de chiquito. Mi<br />

mamá había estudiado piano,<br />

era profesora. Mi hermano mayor también<br />

había estudiado. En mi casa había<br />

un piano, pero mi mamá y mi hermano<br />

habían decidido que yo no tenía que<br />

aprender a tocarlo. Porque el piano no<br />

servía, no podías comer con el piano, esas<br />

cosas que se les ocurren a los padres. Y<br />

a los hermanos mayores, que son como<br />

padres. Entonces, yo tocaba todo de oído.<br />

Pero me bombeaban mucho, me sacaban<br />

el piano, lo vendían...<br />

Fue un cambio fuerte pasar al rock<br />

viniendo del mundo editorial y la izquierda...<br />

-A los escritores no les gustaba. Se sentían<br />

invadidos. Pero yo qué culpa tengo.<br />

Yo entiendo que se sintieran invadidos.<br />

Los músicos me tenían más seducidos.<br />

Aunque esto sucedía abajo de la mesa, en<br />

realidad nos seguíamos tratando igual.<br />

Pero a mí me gustaba más estar con los<br />

chicos y fumar marihuana.<br />

Ibas a Nueva York en esa época. ¿Qué<br />

había ahí que no había en Buenos Aires?<br />

-El Village, el Soho. Los conciertos<br />

para 400 mil personas en el Central Park.<br />

En Buenos Aires sólo había chicos en Plaza<br />

San Martín y Plaza Francia. Allá se los<br />

veía dando vueltas por todos lados.<br />

Te quedaron las ganas de hacer algo<br />

con la música...<br />

-Claro. Yo iba a los conciertos de la<br />

YMCA cuando tenía 16, 17 años. Ahí<br />

iban el Gato Barbieri, <strong>La</strong>lo Schifrin, Enrique<br />

Villegas. Jazz del mejor.<br />

¿Qué año era?<br />

-Fines de los ‘50. Ya escuchaba a<br />

Tommy Dorsey, Artie Shaw, Glenn Miller.<br />

Y después los más modernos, que eran<br />

Stan Kenton, Harry James, el trompetista.<br />

Y las cantantes, Ella Fitzgerald, Shirley<br />

Bassey, Sarah Vaughan. Me gustaba mucho<br />

el bebop de Charlie Parker, toda esa<br />

gente. Entonces, cuando apareció el rock<br />

venía de ahí.<br />

¿Cómo llegaste al rock?<br />

-Iba a estos conciertos. Éramos unas<br />

pocas larvas infectas a las que nos gustaban<br />

las revistas de jazz. Pero todo era<br />

muy mini-mini. Había conciertos de cien,<br />

ciento veinte personas. Y por ahí en alguna<br />

radio perdida alguien metía a Chuck<br />

Berry, Muddy Waters, B. B. King. Todavía<br />

no habían aparecido los Beatles ni los Rolling<br />

Stones. Estaba solamente Elvis Presley,<br />

que había robado todo lo que podía<br />

a los negros y hacía rock y blues blanco.<br />

A mediados de los sesenta igual éramos<br />

cuatro gatos locos. No había bailes. Pero<br />

el rock me había deslumbrado.<br />

¿Y la idea de hacer Mandioca cómo<br />

surge?<br />

-Yo no tenía relación con la música más<br />

que como consumidor. Y un día estaba<br />

en lo de Piri Lugones -una mujer maravillosa-<br />

porque cumplía 16 años su hijo.<br />

Organizan una fiesta e invitan a Claudio<br />

Gabis, Moris, un montón de gente. Y, de<br />

repente, en una habitación estaba Javier<br />

Martínez tocando una guitarra acústica<br />

española. Y estaba tocando Avellaneda<br />

Blues. Me pareció fantástico. Entonces les<br />

pregunté: “¿Uds. no tienen esto grabado<br />

para que yo lo pueda escuchar más veces?”.<br />

“No”, me dijeron. “¿Y si les consigo<br />

un estudio lo grabarían?”. “-Sí.”<br />

Y te convertiste en productor...<br />

-Sí, pero sin saber nada. Yo no sabía<br />

nada de producción.<br />

Y después de tantos años, ¿qué es un<br />

productor?<br />

-Es alguien a quien le gusta la música<br />

y las maniobras de la música. Descubrí<br />

que era un negocio también. Descubrí las<br />

multinacionales, que yo ignoraba. <strong>La</strong> radio.<br />

Y descubrí que me gustaba.<br />

¿Tu relación con los músicos cómo<br />

era?<br />

-Medio distante.<br />

¿Cómo se llevaban los escritores con<br />

el mundo del rock?<br />

(se ríe) -Me miraban fijo. Pero qué iba<br />

a hacer. Yo no me iba a echar para atrás.<br />

En realidad, lo que pasaba es que para<br />

una cabeza como la de Rodolfo Walsh<br />

era difícil estar en todos lados. Estar con<br />

la izquierda, estar con los rockeros, con<br />

la droga, con la literatura. Estaba la cosa<br />

anti-imperalista, además. No habían establecido<br />

con claridad que en realidad los<br />

rockeros en Argentina eran de izquierda,<br />

y también en Estados Unidos.<br />

Álvarez recuerda su adolescencia<br />

rugbier como medioapertura en el club<br />

Curupaytí de Hurlingham, barrio que<br />

pronuncia con acento british. Cuando<br />

trata de definir su lugar excéntrico en<br />

aquél mundo de escritores e intelectuales,<br />

acota: “Yo también era burrero. Me gustaba<br />

el fútbol, el hipódromo. Era bastante<br />

atípico. Y además era gay. Demasiadas<br />

cosas”. En 1970 incursionó en el cine protagonizando<br />

“...” (Puntos suspensivos),<br />

una película de Edgardo Cozarinsky en la<br />

que interpretaba “a un cura homosexual y<br />

guerrillero”, que nunca llegó a estrenarse<br />

en Argentina y pasó directo al circuito de<br />

cine arte de París. A mediados de los ‘70,<br />

ya cerrada Mandioca, Álvarez contaba<br />

con varios logros en su carrera de productor<br />

para distintas compañías. Había<br />

descubierto a Sui Generis y producido<br />

discos para Pappo’s Blues, Billy Bond y<br />

Crucis, entre otros.<br />

En 1977 decidió irse del país. Había<br />

recibido amenazas y rumores de allegados<br />

a los militares que lo señalaban como<br />

persona no grata.


Domingo 11 de Marzo de 2012 / NI A PALOS 7<br />

fotos:sandra cartasso<br />

lo transforma en oro”, me decían. Yo no<br />

transformo nada. El talento lo tienen<br />

ellos.<br />

¿Te definirías como un cazatalentos?<br />

-No. Yo sé manejar bastante bien el<br />

talento de los demás. Para que nazca,<br />

crezca, se desarrolle y a la gente le guste.<br />

Pero partiendo de ellos.<br />

Confiabas en tu gusto por lo popular.<br />

-Es que lo tengo ese gusto. No es mágico,<br />

es la coincidencia de tu gusto con<br />

el gusto de los demás. Pero cuando te<br />

gusta a vos, vos estás seguro de que le<br />

va a gustar a medio millón de personas.<br />

Porque a vos te encanta. Y la única cosa<br />

que tenés para medir sos vos mismo.<br />

“Y un día estaba en lo de Piri Lugones -una mujer maravillosa- porque cumplía 16 años<br />

su hijo. Organizan una fiesta e invitan a Claudio Gabis, Moris, un montón de gente. Y, de<br />

repente, en una habitación estaba Javier Martínez tocando una guitarra acústica española.<br />

Y estaba tocando Avellaneda Blues. Me pareció fantástico. Entonces les pregunté: “¿Uds.<br />

no tienen esto grabado para que yo lo pueda escuchar más veces?”. “No”, me dijeron. “¿Y<br />

si les consigo un estudio lo grabarían?”. “-Sí.”<br />

¿Cuando te fuiste estuviste un tiempo<br />

en Nueva York?<br />

-Dos años.<br />

Me contaste que ibas al CBGB...<br />

-En Nueva York vivía en el CBGB. Era<br />

la calle 14, cerca del Barrio Chino y de<br />

todos los borrachos de Nueva York. Todos<br />

los días bajaba a tomar unas cervezas<br />

Brian Eno que vivía justo encima del<br />

local. Había mucha droga, cocaína, ácido<br />

lisérgico y mucho alcohol. Y ahí vi a<br />

todas las bandas, todas. A Devo, que era<br />

mi banda preferida, con los overoles naranjas.<br />

Cuando tocaban Satisfaction me<br />

daban alaridos. Ahí vi a Talking Heads.<br />

B-52, a Patti Smith, que iba a veces. Los<br />

Ramones me encantaban, aunque eran<br />

demasiado alcóholicos para mi gusto y a<br />

mí el alcohol me caía mal.<br />

En España produjiste a Mecano y<br />

Olé Olé...<br />

-Y muchas más. Pero fue medio de<br />

casualidad. Porque yo llegué a Madrid<br />

un 10 de mayo. Y unos días después había<br />

una convención en Buenos Aires de<br />

CBS, Sony, las discográficas. Entonces<br />

justo antes yo les había mostrado algunas<br />

de las cosas que había hecho en<br />

Buenos Aires. Me escuchaban pensando<br />

que yo era medio delirante. Pero yo no<br />

les contaba nada delirante, les decía que<br />

habíamos metido 70 mil personas en un<br />

concierto.<br />

“Adiós Sui Generis”.<br />

-Claro, pero ellos no me creían demasiado.<br />

Entonces, cuando llegaron a<br />

Buenos Aires se dieron cuenta que era<br />

verdad. Me llamaron y me preguntaron<br />

si yo me animaba a conseguir al Sui Generis<br />

español. No musicalmente, sino<br />

con un éxito igual. Y les dije que si me<br />

daban tiempo sí.<br />

Hicimos un contratro, me dieron un<br />

chalet, un auto, y quedé trabajando con<br />

el staff de CBS. Entonces, empecé a ir a<br />

salas de ensayo. Descubrí tres o cuatro<br />

que estaban bien, pero ninguna era Sui<br />

Generis, claro. Pasó un año y medio, y<br />

entonces les dije que había encontrado a<br />

la banda. No tenía nombre todavía, pero<br />

era Mecano.<br />

(Un “cassette mal grabado” y un par<br />

de entrevistas le bastaron a Álvarez para<br />

descubrir a la banda más importante de<br />

la historia de la música pop española.)<br />

-Los había conocido a los dos hermanitos<br />

y a la novia de uno de ellos que era<br />

la cantante, Ana. Eran hijos de millonarios.<br />

No sabían tocar nada, pero tenían<br />

buenas ideas de composición y de letras.<br />

Tocaban así: (Álvarez entona un desafinado<br />

“Arroz con leche / me quiero casar”).<br />

Un horror. No sabían tocar. Pero<br />

había talento. A tocar se aprende, lo que<br />

no se aprende es si no tenés talento. Y<br />

estuvimos grabando un año, cuarenta,<br />

cincuenta temas. Tratando de que supieran<br />

hacer las cosas un poco mejor. Les<br />

hice comprar unos espejos para que se<br />

miraran. Les puse profesores. Y cuando<br />

más o menos ya parecía que querían<br />

tocar les dije a los de la CBS: “Vamos a<br />

sacarlos de Madrid y conseguirles sonidista,<br />

iluminador, todo italiano”. Los llevamos<br />

a Milán para ocultarlos y poder<br />

mostrarlos después como una cosa nueva.<br />

Y eso hicimos. Y, claro, la gente se<br />

cayó de culo, cuando los vio tocar hasta<br />

parecía que tocaban bien. Se volvieron<br />

locos, no se imaginaban que un grupo<br />

español podía tocar así.<br />

(En 1982 “Mecano”, el primer disco de<br />

la banda, vendió un millón de copias.),<br />

Una historia de éxitos...<br />

-“Este hijo de puta todo lo que toca<br />

“En Nueva York vivía en el CBGB. Era la calle 14, cerca<br />

del Barrio Chino y de todos los borrachos de Nueva York.<br />

Todos los días bajaba a tomar unas cervezas Brian Eno<br />

que vivía justo encima del local. Ahí vi a Talking Heads.<br />

B-52 a Patti Smith, que iba a veces. Los Ramones me<br />

encantaban, aunque eran demasiado alcohólicos para mi<br />

gusto y a mí el alcohol me caía mal.”<br />

El otro día a la salida del recital<br />

de Javier Martínez en Jazz&Pop vino<br />

a agradecerte un chico porque había<br />

crecido escuchando tus discos de<br />

Mandioca en El Bolsón...<br />

-Sí. Una de las razones por las que<br />

volví un tiempo a Buenos Aires hace<br />

unos años fue por culpa de uno de estos<br />

chicos. Quince años tenía. Juan Alberto<br />

Badía me había invitado al cumpleaños<br />

de Nito Mestre. Entonces yo tenía<br />

que estar oculto porque era el invitado<br />

sorpresa que aparecía con la velita y la<br />

torta y todo eso. Y bueno, apagamos las<br />

velitas, cantamos el Happy Birthday.<br />

Y de repente, cuando ya terminamos,<br />

viene un pendejo -lindo, por cierto- y<br />

saca un cuadernito y me dice: “¿No me<br />

podés firmar? Poné que yo te pedí el<br />

autógrafo”. Y le dije, “¿Cómo te llamás”.<br />

Entonces le puse, “Para Pepito -no me<br />

acuerdo cómo se llamaba-, como recuerdo<br />

de que te gustan los discos de<br />

Mandioca”. “No, no, como recuerdo de<br />

que me gustan los discos de Mandioca<br />

no, que me salvaron la vida los discos<br />

de Mandioca. Porque gracias a que mi<br />

hermano era fanático yo conocí esos<br />

discos aunque era muy pequeño, cuando<br />

tenía doce o catorce”. Y yo le dije,<br />

“ah, bueno, me alegro mucho”. Y vino<br />

el amiguito de él -que también era bastante<br />

lindo, por cierto-, y me felicitó lo<br />

mismo, me pidió un autógrafo. Y mucha<br />

gente más grande también, me ven<br />

y me agradecen, porque se educaron<br />

escuchando los discos de Mandioca.<br />

¿Y conociste alguna banda que te<br />

gustaría producir últimamente?<br />

-Sí, Iwánidos me gusta porque tiene<br />

mucha polenta. No es perfecta todavía,<br />

pero me gusta lo que hacen y son muy<br />

revoltosos. Y también me gusta la banda<br />

de los hijos de Marcelo Montesanos.<br />

Más finolis, pero tocan bien. Tal cual,<br />

se llaman. Tienen “buen poro” como<br />

decía el presidente de CBS. “Es una<br />

banda para usted, Jorge”. “¿Por qué, don<br />

Tomás?” “Porque tienen buen poro. Y<br />

aquí en España si no tiene usted buen<br />

poro, está frito”.<br />

¿Qué quiere decir “buen poro”?<br />

-Vos sabés que entre los ingleses, los<br />

americanos, los mismos argentinos, no<br />

necesitás ser un chico de clase media,<br />

media alta para acceder a algunos lugares,<br />

y para triunfar y ser músico y<br />

demás.<br />

¿Y en España?<br />

-En España sí. Para conectarte con<br />

cierto ambiente y tener dinero para<br />

comprar equipos.<br />

El rock argentino nació de clase<br />

media o baja...<br />

-Totalmente, nacioel proletariado.<br />

Imaginate Pappo Napolitano, si no....


8 NI A PALOS / Domingo 11 de Marzo de 2012<br />

> LA MALA LECHE<br />

We don’t need<br />

no education<br />

Por Martín Rodriguez<br />

Más solo que un rockero construyendo su propio<br />

muro debe estar un científico iraní. Los<br />

dos, igual, de algún modo, en el centro del<br />

mundo. Pero una de las soledades más públicas siempre<br />

es la vida de una estrella de rock, de quien se edificó<br />

un modelo de locura controlada, de artista sufrido,<br />

un catálogo escolar de surrealismo agónico. Pink Floyd<br />

es la banda bíblica del rock.<br />

El rock me cabe, pero no el rock como tema del<br />

rock... ¿Qué significa esto? Waters y el género drama<br />

de los solitarios que arrojan televisores desde las habitaciones<br />

de hotel y la “denuncia” del negocio y del establishment<br />

donde los representantes, los empresarios<br />

y los fans son sólo “otro ladrillo” en una pared que<br />

empezó a construirse en la asfixia del hogar y la educación<br />

religiosa. Pero el “drama Waters”, el estereotipo<br />

de que la vida de una estrella es un infierno, algo que<br />

a su modo Lennon, Cobain o Eddie Vedder actuaron,<br />

se me representa como un lujo, un minué de la vida<br />

millonaria.<br />

A ver: a Roger Waters le debemos esa construcción<br />

de la autorreferencia, el drama interior de una<br />

habitación cinco estrellas que nació para ser destruida.<br />

Pero supongamos que eso está bien, que de verdad es<br />

una vida sacrificada, que el negocio arrasa la subjetividad,<br />

que hay algo que ya no vibra, que se alejaron<br />

definitivamente del motor del garage, etc., ok: es una<br />

situación que está a la altura del ego de quien ya es<br />

centro de un negocio millonario que incluye estadios,<br />

aviones privados, fiestas lujosas en todas las ciudades<br />

del mundo. Tokio, Nueva York, Río, Londres... Ciudadanía<br />

del mundo. El rock de Waters es la narrativa<br />

del rico con tristeza, aunque siempre un rockero puede<br />

ser el hijo de la clase trabajadora escosesa que no olvida<br />

a su madre alcohólica, a su hermana prostituta<br />

o a su padre muertó bajo fuego nazi en una trinchera<br />

polvorienta... Waters es autor de un mito que rebota<br />

sobre el público, al que se considera una masa de miserables<br />

que piden sangre y degeneran la naturaleza de<br />

un liderazgo sensible. Si hay masa, todo líder es nazi,<br />

dice The Wall. Ahora bien, si ese drama es el cuento<br />

de la princesa del rock, siempre me pregunté por qué<br />

en un país como Argentina (donde los ricos sufren el<br />

resentimiento, donde somos sólo 40 millones y pico<br />

mal repartidos en la tierra, con dos o tres ciudades<br />

modernas) se reproduce ese tic. Si el mundo tiene su<br />

Glastonbury, nosotros el Festipulenta.<br />

Entonces veamos nuestro caso: producimos el mejor<br />

rock en habla hispana (lo reconoció Joaquín Sabina,<br />

por dar un ejemplo contundente). Y hubo algo<br />

desde el principio también en el “rock de acá” que empezó<br />

por ahí: muchos grupos de los 70 estaban con el<br />

tema de “no venderse”, y se alejaban de una industria<br />

“picadora de carne” que pretendía ordenarlos para su<br />

negocio. Nunca quedó claro si de lo que huían era de<br />

los programas de sábado de las televisiones estatales.<br />

Pero sobre todo a partir de los años 80, y con la poética<br />

del Indio Solari a la cabeza, eso tomó más forma. Ironías<br />

sobre el rock, sobre la modernidad líquida, la Pepsi<br />

inyectable, etc. El rock se hizo masivo, la ciudad moderna<br />

y el negocio serio. ¿Se acuerdan de esos versos<br />

ricoteros: “Cerrás los ojos/ y ves la boutique del rock/<br />

y sus jugadas que siguen saliendo bien”? Hay algo exagerado<br />

ahí, en esa canción de los primeros 90’s: ¿qué<br />

boutique del rock? ¿<strong>La</strong> galería Bond Street? ¿Cuatro locales<br />

locos en Santa Fe o Cabildo? ¿Un hotel en Junín?<br />

Somos tercer mundo. Nunca entraremos al G-20 del<br />

rock. Ese registro de las letras del Indio está viciado de<br />

exageración y carece de humor. El problema de la bestia<br />

pop que llena Luna’s; un Luna que hincó a estrellas<br />

como Gatica o Monzón.<br />

Charly García también curtió el placer de describir<br />

el palacio del rock, aunque siempre invocando la<br />

autoparodia de esa condición que ponía a una mente<br />

política lúcida a convivir con el fantasma de Lennon<br />

y Rucci. Juntaba la guita, se iba a grabar a Nueva York<br />

y frente a las cámaras de TELEFE se tiraba encima de<br />

Elton John. Para Charly no había que “arrojar televisores”<br />

desde la habitación de un hotel, si no arrojarse a sí<br />

mismo. O, en tal caso, inaugurar su cancionero democrático<br />

con la amenaza de “demoler hoteles” mientras<br />

los pibes allá en la esquina, pegan carteles.<br />

Pero para quienes necesitan en su adolescencia<br />

modelar su rebeldía, nada mejor que Roger Waters &<br />

The Wall, y su catálogo de mandatos como este: dormir<br />

en posición fetal. .<br />

TRASVASAMIENTO CULTURAL<br />

Por Benito Messina<br />

suplemento joven<br />

de miradas al sur<br />

“<strong>La</strong> única sexualidad<br />

progresista era la<br />

masturbación”<br />

Un texto precioso, inesperado para los lectores<br />

navegantes y weberos apareció en el diario Clarín con<br />

la firma del periodista, escritor y crítico Daniel Molina.<br />

En la sección Sociedad, y bajo el título genérico de<br />

“Mundos íntimos”. Se publicó el sábado 3 de marzo.<br />

Sostiene Daniel: “Entre los presos políticos el sexo era<br />

algo impensable. Yo soy gay y todo el mundo lo sabía, o<br />

inmediatamente se daba cuenta. Eso en la cárcel era una<br />

doble condena. No sólo por los militares, que lo usaron<br />

algunas veces para maltratarme aún más, sino por mis<br />

compañeros: en ese entonces la gente de izquierda<br />

era militantemente homofóbica. Consideraban que la<br />

homosexualidad era una aberración burguesa, que<br />

debía ser extirpada con “reeducación” (un eufemismo<br />

que se usaba para definir la política de enviar a los<br />

homosexuales a campos de trabajos forzados, tal como<br />

sucedía en todo el mundo socialista). <strong>La</strong> única sexualidad<br />

progresista era la masturbación solitaria.”<br />

No somos nada o somos todo<br />

<strong>La</strong> muerte. ¿Qué es la muerte?<br />

A los cinco, cuando murió mi<br />

abuelo materno, tuve mi primer<br />

contacto con la muerte. Una mañana,<br />

en aquel conventillo de la calle Estados<br />

Unidos de puentes colgantes entre habitaciones,<br />

su hígado le dijo al alcohol<br />

que hasta ahí había llegado su amor.<br />

Un cajón, volados blancos, muchos<br />

volados blancos que me desorientaban<br />

como me desorientaba mi abuelo cuando<br />

pasaba de “Alma, corazón y vida” a<br />

“El choclo” y de “El choclo” al hit de<br />

Alberto Castillo con inestable fluidez,<br />

como un cassette grabado de la radio.<br />

Volados blancos y mi abuelo tan negro,<br />

de Monteros, el terruño de Isauro<br />

Arancibia. Una ceremonia inextricable,<br />

una despedida sin adiós.<br />

Mi segunda vez fue a los once, en<br />

Embalse, el pueblo de la central nuclear<br />

serrana. Dos primitos jugaban debajo<br />

del cajón de la mamá de mi papá: disparador<br />

de la reyerta más visible de un<br />

clan de centenares de primos, desconocidos<br />

al por mayor. Como una copia<br />

pirata de Esperanza a la carroza, intrigas<br />

varias se tejieron en esa sala donde<br />

el olor a whisky se enredaba con el del<br />

café quemado. Que este la guampeó con<br />

Staff<br />

Director/<br />

Federico Scigliano<br />

aquella, la hija de tal. Amor entre parientes,<br />

qué pecado. Y este que es puto y<br />

no lo dice y el otro que se casó y clavó a<br />

medio mundo: entrega inicial y el resto<br />

a juicio. Y mi abuela con la boca pegada<br />

con la gotita. Algunos se acordaron de<br />

llorar. Yo no pude. Cuando a la noche<br />

siguiente pasé en limpio esas horas,<br />

atiné a concluir que la muerte debería<br />

requerir un cachito de solemnidad.<br />

No sé por qué. ¿Sentido común?<br />

Mis viejos me habían dicho nada más<br />

que me quedara quieta. Y en la escuela<br />

nunca me habían hablado de la muerte<br />

fuera de la lógica de la efeméride. Y hoy,<br />

sigue siendo un tabú. Aunque de otro<br />

signo, es un asunto que, como las cosas<br />

del coger o la homosexualidad, casi no<br />

se tocan en el ámbito escolar. Igual que<br />

el deseo institucional pisoteando el deseo<br />

púber: distancia.<br />

A Tamara se le murió su mejor amiga<br />

en el tren, el Sarmiento. Pero ella aún<br />

no entiende que no la va a ver más. Que<br />

ya no van a perrear el último reggaeton,<br />

que ya no van a bardear a los pibes de<br />

la esquina en un rito que se afianzaba<br />

cada domingo. Nunca le dijo cuánto la<br />

quería aunque se pelearan por vestirse,<br />

a veces, del mismo color. Ya no le va a<br />

Redactores /<br />

Diego Sanchez<br />

Julia Mengolini<br />

Martín Rodríguez<br />

Zappa<br />

Fede Vázquez<br />

Benito Messina<br />

Salvador Salinas<br />

Arte /<br />

Diego Paladino<br />

Fotografía /<br />

Ivana Garda<br />

> EL SUPLE<br />

Historia de las clases<br />

populares<br />

Llega al buzón un libro esperado. Se trata de “Historia de las<br />

clases populares argentinas” (Sudamericana), de nuestro<br />

amigo y compañero, el historiador Gabriel Di Meglio. Su<br />

obsesión por reconocer las huellas de las clases populares<br />

en la historia del siglo 19 argentino no lo aleja del centro de<br />

cocción de los debates históricos, pero sí le permite pararse<br />

un poco más allá del debate sobre los “bronces”. Como dice<br />

la gacetilla del libro: “Este libro cuenta la historia de las clases<br />

populares en lo que hoy es la Argentina, desde el inicio de<br />

la invasión española en 1516 hasta el surgimiento del país<br />

‘moderno’ hacia 1880. Es la historia de la gente común, la<br />

que formaba la base de la pirámide social, de quienes no<br />

tienen calles que lleven sus nombres: los indígenas que<br />

fueron sometidos y los que resistieron la conquista; los<br />

esclavos y los morenos libres; los mestizos, pardos y blancos<br />

pobres; los campesinos, peones y arrieros; los gauchos, los<br />

artesanos y la plebe de las ciudades. Este trabajo sintetiza<br />

la obra de muchos historiadores, narra historias colectivas<br />

e historias individuales. Se ocupa de la vida laboral y<br />

cotidiana de hombres y mujeres del mundo popular;<br />

de su participación política y militar; de la costumbre, la<br />

religiosidad y los conflictos sociales; de las resistencias, las<br />

rebeliones, las montoneras y el federalismo. <strong>La</strong> historia de<br />

nuestro país no se entiende si no se comprende la historia<br />

de sus clases populares.”<br />

Redacción:<br />

Uriarte 1656 (CP1425)<br />

Ciudad Autónoma de<br />

Buenos Aires<br />

Contacto:<br />

contacto@niapalos.org<br />

Departamento comercial:<br />

Tel.: 4776-1779<br />

Internos: 156 y 159.<br />

Venta de ejemplares<br />

atrasados:<br />

Azopardo 455.<br />

Tel.: 4342-8476<br />

Impresión: Editorial<br />

AMFIN S.A. Paseo Colón<br />

1196.<br />

Ciudad Autónoma<br />

de Buenos Aires.<br />

POR romina sánchez<br />

poder decir boluda, parecemos mellizas.<br />

Y eso le duele.<br />

De la conciencia de la finitud. De eso<br />

se trata. Y de que somos tan occidentales<br />

en la pérdida. En la concepción de<br />

la ausencia.<br />

Me quito el disfraz de profe y le digo<br />

a Tamara que llore sin filtro a su amiga,<br />

que con el tiempo asumirá que ya está,<br />

ya pasó, y pienso que soy menos convincente<br />

que en mi último final. Que no<br />

estoy preparada ni como adulta a secas<br />

para acompañarla en una apreciación<br />

superadora de la tristeza incomprensiva.<br />

Que todavía extraño a mis nonos en<br />

el sentido egoísta del término, porque<br />

no pienso (pensamos) tanto en ese otro<br />

que se fue sino más bien en cuánto lo<br />

voy (vamos) a necesitar, en la falta que<br />

me (nos) hará tan solo verlo, porque<br />

se me hace carne la tardía valoración,<br />

en definitiva, del guiño cotidiano. Y<br />

mientras más pienso, indefectiblemente<br />

reafirmo mi mirada anclada en la<br />

pérdida. No me sale hacerme la progre<br />

bregando por una suerte de ausencia<br />

presente. Porque hoy me parecerían<br />

igual de desubicadas tanto aquella<br />

mortaja como mis tías y su impunidad<br />

de pueblo chico, infierno grande. .<br />

Distribución en Capital<br />

Federal y Gran Buenos<br />

Aires:New Site. Baigorri<br />

103, CABA.<br />

Distribución en el interior:<br />

Inter Rev S.R.L.<br />

Av. San Martín 3442.<br />

Caseros Provincia<br />

de Buenos Aires.

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