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Enfermedad mujer prevención

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>:<br />

<strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Coordinadora General<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Editores<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Dr. Jesús E. Isea Pérez<br />

Dra. Rita Pizzi La Veglia<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue<br />

Dr. Franklin Ablan Candia<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>:<br />

<strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Coordinadora General<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Editores<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Dr. Jesús E. Isea Pérez<br />

Dra. Rita Pizzi La Veglia<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue<br />

Dr. Franklin Ablan Candia<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard<br />

Cortesía de:<br />

Bayer, S.A. Av. Tamanaco, Urb. El Rosal, Torre Bayer, Chacao.<br />

Caracas, Venezuela. R.I.F.: J-00030445-9<br />

No esta permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su<br />

tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por<br />

cualquier medio, ya se electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro<br />

u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los editores.<br />

<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>:<br />

<strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Coordinadora General<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Editores<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Dr. Jesús E. Isea Pérez<br />

Dra. Rita Pizzi La Veglia<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue<br />

Dr. Franklin Ablan Candia<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard<br />

Editorial<br />

2 MINDS PRODUCTION, C.A.<br />

Depósito Legal: If25220106101585<br />

ISBN: 978-980-12-4480-6<br />

Diseño: Smart Marketing, C.A. - R.I.F.: J-31081621-2<br />

Imprime: Gráfica Astur-Venezolana, C.A. - R.I.F.: J-00218652-6<br />

Impreso en Caracas, Venezuela<br />

2 da. edición, 3.000 ejemplares, noviembre, 2011


Autores (orden alfabético)<br />

Dr. Franklin Ablan Candia<br />

Médico Endocrinólogo. Consultante Honorario y Docente del Posgrado<br />

del Servicio de Endocrinología Hospital Vargas de Caracas. Miembro<br />

Titular de la S.V.E.M. Coordinador de Investigación del “ Estudio<br />

Multicéntrico Nacional de Prevalencia de Control de Diabetes”.<br />

Dr. Julio Acosta Martínez<br />

Médico Cardiólogo, Policlínica Metropolitana, Caracas. Presidente<br />

del Colegio Venezolano de Endotelio, Miembro del Comité Ejecutivo<br />

del International Task Force for Prevention of CV Diseases, Capítulo<br />

Latinoamericano.<br />

Dra. Norka Antepara Amador<br />

Magister Scientiarum en Cardiología. Especialista en Rehabilitación<br />

Cardíaca. Miembro titular de la Sociedad Venezolana de Cardiología<br />

(Junta directiva actual), Sociedad Venezolana de Hipertensión y Latin<br />

American Society of Hypertension.<br />

Dr. J. Ildefonzo Arocha Rodulfo<br />

Médico Cardiólogo, Doctor en Medicina, miembro de la directiva de la<br />

Fundación Venezolana de Cardiología Preventiva y Presidente anterior<br />

de la Asociación Venezolana de Aterosclerosis.<br />

Dra. Lina Badimón<br />

Médico Cardiólogo. Directora del Centro de Investigación Cardiovascular,<br />

CSIC-ICCC, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España.<br />

Presidente anterior de la Sociedad Española de Aterosclerosis, de la<br />

Sociedad Europea de Investigación Clínica y del Grupo de Trabajo en<br />

Trombosis de la Sociedad Europea de Cardiología.<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue<br />

Magister Scientiarum en Ginecología. - Profesora Titular de la Facultad<br />

de Medicina. Universidad Central de Venezuela. - Coordinadora de la<br />

Sección de Menopausia de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de<br />

Venezuela. - Adjunto del Departamento de Ginecobstetricia del Centro<br />

Medico Docente La Trinidad.<br />

Dra. Norma Barreno<br />

Medico Psiquiatra, Jefe de la Unidad de Psiquiatría de Enlace del<br />

Hospital “Dr. Domingo Luciani”. Colaboradora docente del postgrado<br />

de Psiquiatría del Hospital “Dr. Jesús Mata de Gregorio” y del postgrado<br />

de Medicina Interna del Hospital “Dr. Domingo Luciani”.<br />

Dra. Mélida Bermúdez<br />

Farmacéutico. MsC Fisiología Universidad de Chile. Profesora Titular<br />

de Farmacología y Jefe del Laboratorio Clínico “Clinifar” de la Escuela<br />

de Medicina “JM Vargas”. Facultad de Medicina, UCV, Caracas.<br />

Dra. Egleé Castillo<br />

Médico Internista y Cardiólogo. Presidenta de la Fundación Venezolana<br />

de Insuficiencia Cardíaca.<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard<br />

Médico Cardiólogo. Master of Science (Universidad de Toronto -<br />

Canadá). Cardiólogo (Universidad de Sao Paulo - Brasil). Intensivista<br />

(Hospital de Clínicas Caracas - Venezuela). Jefe de la Unidad de<br />

Cuidados Coronarios - Hospital “Dr. Domingo Luciani” - Caracas -<br />

Venezuela.<br />

Dr. Mario De Bastos<br />

Neurólogo. Presidente Sociedad Venezolana Neurología 1990-1992.<br />

Coordinador Unidad Cerebrovascular. Servicio Neurología Hospital<br />

Universitario de Caracas. Coordinador Grupo de Trabajo en <strong>Enfermedad</strong><br />

Cerebrovascular de la Sociedad Venezolana Neurología.<br />

Dra. Norma Díaz de Miguez<br />

Médico especialista en Ginecología y Obstetricia. Jefe de departamento<br />

de ginecología y Obstetricia Clínica Sanatrix, Caracas.<br />

Dr. Luis Díaz<br />

Médico Cardiólogo, egresado del Instituto Nacional de Cardiología de<br />

México. Miembro del Consejo Mexicano de Cardiología. Cardiólogo<br />

clínico del Centro Clínico Santa Rosa, Cumaná, Estado Sucre.<br />

Dra. Maritza Durán<br />

Médico Internista. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad<br />

Venezolana de Medicina Interna y de la Fundación Venezolana de<br />

Cardiología Preventiva. Clínica El Ávila, Caracas.<br />

Dr. Freddy Febres<br />

Especialista en Medicina Interna y Endocrinología. Ex jefe del servicio<br />

de Endocrinología, Maternidad Concepción Palacios. Director del


Instituto de Prevención Cardiometabólica (IPCAM), Caracas.<br />

Dra. Josefina Feijóo Iglesias<br />

Médico Cardiólogo, ecocardiografista, directora del Laboratorio de<br />

Ecocardiografía del Hospital “Dr. Domingo Luciani” y de la Asociación<br />

Civil Unidad Cardiológica Latino Americana (UCLA).<br />

Dr. Abdel Fuenmayor Arocha<br />

Médico Cardiólogo. Jefe de la Sección de Electrofisiología y Arritmias,<br />

Instituto de Investigaciones Cardiovasculares “Dr. Abdel M. Fuenmayor<br />

P” de la Universidad de los Andes y el Hospital Universitario de Los<br />

Andes, Mérida. . Investigador Nivel III del SPI.<br />

Dra. Marisol Fernández<br />

Médico especialista en Ginecología y Obstetricia. Doctor en Medicina,<br />

Profesor Asociado del Departamento de Obstetricia y Ginecología,<br />

Universidad del Zulia.<br />

Dr. Carlos Galán<br />

Médico Internista y Cardiólogo. Especialista en Cardiologia<br />

intervencionista y Tomografia cardíaca.<br />

Dr. José Ramón Gómez Mancebo<br />

Cardiólogo. Profesor de la cátedra de cardiología de la facultad de<br />

medicina de a Universidad Central de Venezuela. Vicepresidente de<br />

la Fundación Venezolana de Cardiología Preventiva. Miembro de la<br />

Asociación latinoamericana de hipertensión arterial (LASH).<br />

Dr. Ricardo Granero<br />

Maestría, Universidad de Toronto y Fellow Post-Doctoral, Departamento<br />

de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento, U. de Miami; ex-becario<br />

Fundación Fogarty y PPI Nivel 2. Consultor para OPS, CDC (EUA) y<br />

OMS. Presidente de AMNET www.amnet.info y miembro permanente<br />

del Comité de Arbitraje de Trabajos de los Congresos Mundial y Europeo<br />

de Cardiología.<br />

Dr. Jesús E. Isea Pérez<br />

MSc en Cardiología. Universidad Central de Venezuela. The Armando<br />

Planchart Fellow in Clinical Science. Green College, Universidad<br />

de Oxford, Reino Unido. Especialista Clínico en Hipertensión<br />

Arterial. Universidad de Guadalajara y Sociedad Latinoamericana de<br />

Hipertensión. Presidente de la Fundación Venezolana de Cardiología<br />

Preventiva.<br />

Dra. Lilian Lafont<br />

Médica Psiquiatra, jefe de la Unidad de Psiquiatria de Enlace del<br />

Domingo Luciani (2008). Psicoterapeuta cognitivo-conductual. Docente<br />

ad honoren del postgrado de psiquiatria del Hospital Jesus Mata de<br />

Gregorio y postgrado de Medicina Interna del Domingo Luciani,<br />

Caracas.<br />

Dr. Roberto López Nouel<br />

Medico Cardiólogo Clinico de Adultos. Postgrado Universidad de<br />

Oxford, Inglaterra. Miembro Titular de la SVC y Exsecretario General de<br />

la SVC. Jefe del Departamento de Medicina del Centro Médico Docente<br />

la Trinidad (CMDLT), Director de Medicina Comunitaria del CMDLT.<br />

Dr. Jesús López Rivera<br />

Médico Internista - Especialista en Hipertensión Arterial. Especialista<br />

II Adjunto al Servicio de Cardiología MPPS. Coordinador y fundador<br />

del Post Grado¨Especialista en Hipertensión Arterial Clínica¨. Hospital<br />

Universitario José María Vargas, San Cristóbal - Táchira - MPPS.<br />

Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Hipertensión (SVH).<br />

Secretario General de la Sociedad Latino Americana de Hipertensión<br />

(LASH).<br />

Dr. Rafael Lugo Castillo<br />

Médico Internista y Cardiólogo.<br />

Lic. Diana Luna Basso<br />

Profesor Titular (J) de la Facultad de Medicina (UCV). Nutricionista<br />

Clínico Cardiovascular. Postgrado en Área Clínica y Proyectos<br />

Sociales. Asesora Nacional e Internacional en Proyectos de Seguridad<br />

Alimentaria.<br />

Dra. Livia Machado<br />

Pediatra – Puericultor. Especialista en nutrición infantil. Miembro d la<br />

FVCP y de la comisión científica de la SUPP. Profesor del Post grado<br />

UCV Pediatría Hospital Domingo Luciani.<br />

Dra. María Inés Marulanda<br />

Médico Internista. FACP/FACC. Miembro de la Junta Directiva de la<br />

Sociedad Venezolana de Medicina Interna. Profesor Postgrado Medicina<br />

Interna de la Universidad de Carabobo.<br />

Dr. Iván Mendoza Mujica<br />

Médico Cardiólogo, especialista en electrofisiología, Presidente de


la Sociedad Venezolana de Cardiología 1987 – 1991, Miembro de la<br />

American Federation for Clinical Research, USA; Gobernador de la<br />

International Society of Holter Monitoring. Miembro Fundador de la<br />

Sociedad Venezolana de Farmacología Clínica y Terapéutica. Miembro<br />

de la Academia de Ciencias de Nueva York. Vicepresidente de la<br />

Sociedad Interamericana de Cardiología. Fellow American College of<br />

Cardiology.<br />

Dr. Carlos Mendoza<br />

Médico Internista y Cardiólogo. Master en Gerencia. Felow Clinica<br />

Mayo Rochester Minnesota. Instructor de ACLS del American Heart<br />

Association. Coordinador del Programa Emerge Venezuela.<br />

Dr. Juan Marques<br />

Médico Cardiólogo, especialista en electrofisiología. Sección de<br />

Cardiología Experimental, Instituto de Medicina Tropical, Universidad<br />

Central de Venezuela.<br />

Dr. Eduardo Morales Briceño<br />

Médico Cardiólogo, Expresidente de la Sociedad Venezolana de<br />

Cardiología y de la Fundación Interamericana del Corazón. Miembro<br />

del Consejo de la Federación Mundial del Corazó.<br />

Dra. Dora Millar<br />

Médico Endocrinólogo. Profesor Asistente de la Cátedra de Histología y<br />

Embriología normal de la Escuela de Medicina Jose María Vargas de la<br />

UCV. Médico Adjunto y Coordinador del Post grado de Endocrinología y<br />

Metabolismo del Hospital Domingo Luciani.<br />

Dra. Teresa Padro<br />

Doctora en Ciencias Biológicas, Universidad de Barcelona (España).<br />

Cátedra de Investigación Cardiovascular, (UAB-HSCSP-Fundación<br />

Jesús Serra), Barcelona, España.<br />

Dra. Omidres Pérez de Carvelli<br />

Médico Especialista en Medicina Interna, Endocrinología y Metabolismo.<br />

Miembro titular de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna (SVMI)<br />

y Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo (SVEM).<br />

Miembro del American Collage of Physicians (ACP), Federación Nacional<br />

de Unidades de diabetes (Fenadiabetes) y Asociación Latinoamericana<br />

de Diabetes (ALAD). Directora y adjunto de la Unidad Endocrino<br />

Metabólica de Oriente (UNEMOR) en Cumaná, Estado Sucre.<br />

Dr. José Domingo Rodríguez<br />

Médico Internista y Cardiólogo.<br />

Dr. Luis G. Rodríguez Plaza<br />

Médico Cardiólogo. Fellow en cardiología del Hammersith Hospital de la<br />

Royal Postgraduate Medical School, Londres. Director de la Unidad de<br />

Rehabilitación Cardiaca de la Policlínica Metropolitana.<br />

Dr. Eduardo Romero Vecchione<br />

Médico Farmacólogo. PhD Farmacología básica y clínica, Universidad de<br />

Oxford, Inglaterra. Profesor Titular de Farmacología UCV. Investigador<br />

del Laboratorio de Estudios Cardiovasculares, Escuela de Medicina “JM<br />

Vargas”. Facultad de Medicina, UCV. Caracas.<br />

Dra. Rita Pizzi La Veglia<br />

Médico especialista en Ginecología, Obstetricia y Reproducción Humana.<br />

Fellow en endocrinología de la reproducción del Massachussets<br />

General Hospital. Coordinadora del Curso Universitario de Ampliación<br />

en Endocrinología Ginecológica, Facultad de Medicina, Universidad<br />

Central de Venezuela.<br />

Dr. Giuseppe Pompini<br />

Médico Cardiólogo. Presidente del Capítulo de <strong>Enfermedad</strong><br />

Tromboembólica Venosa de la Sociedad Venezolana de Cardiología.<br />

Dr. Carlos I. Ponte Negreti<br />

FLASH, MSVH. Médico Internista y Cardiólogo UCV. Especialista<br />

en Hipertensión Arterial, Universidad de Guadalajara. Profesor del<br />

Postgrado de Cardiología Hospital Dr. Domingo Luciani IVSS. Secretario<br />

de la Fundación Venezolana de Cardiología Preventiva.<br />

Dra. Virginia Salazar Matos<br />

Médico Internista, Adjunto y Coordinador Docente del Postgrado<br />

Universitario del Departamento de Medicina Interna del Hospital<br />

Militar “Dr. Carlos Arvelo”. Caracas. Fellow en Patología Médica del<br />

Embarazo. Maternidad Concepción Palacios. Caracas. Miembro de<br />

la Sociedad Venezolana, Latinoamericana de Medicina Interna y del<br />

Colegio Americano de Médicos (ACP).<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Médico Internista y Cardiólogo. Fellow en Rehabilitación Cardíaca.<br />

Policlínica Metropolitana. Caracas. Presidenta Capitulo <strong>Enfermedad</strong><br />

Cardiovascular en la Mujer, Sociedad Venezolana de Cardiología.


Contenido<br />

Coordinadora del Capítulo de Prevención Cardiovascular en la Mujer<br />

de la Fundación Venezolana de Cardiología Preventiva<br />

Dr. Félix O. Sánchez P.<br />

Médico Internista y Cardiólogo. Profesor de la Universidad Nacional<br />

Experimental “Francisco de Miranda” (UNEFM), Extensión Paraguaná.<br />

Clínica Medica VI.<br />

Dr. Iván Soltero<br />

Médico Cardiólogo, especialista en Lipidología. Fundador y Secretario<br />

General de la Asociación Venezolana de Aterosclerosis.<br />

Dr. Luis Sosa<br />

Médico Internista. Coordinador docente del postgrado de Medicina<br />

Interna, Hospital “Dr. Ricardo Baquero G.”, MTSVMI.<br />

Dra. Claudia Suárez<br />

Médico Patólogo, especialista en el área cardiovascular.<br />

Dr. José Vásquez F.<br />

Médico, especialista en Neurología, Universidad Central de Venezuela.<br />

PhD Fisiología Universidad de Bristol, Inglaterra. Profesor Titular<br />

de Fisiopatología e Investigador del Laboratorio de Estudios<br />

Cardiovasculares, Escuela de Medicina “JM Vargas”. Facultad de<br />

Medicina, UCV, Caracas.<br />

Dra. Ada Vedilei<br />

Medico Familiar, Directora Ejecutiva Adjunta de la Federación<br />

Panamericana de Asociaciones de Facultades y Escuelas de Medicina<br />

(FEPAFEM). Secretaria de Relaciones Publicas de la Federación<br />

Nacional de Unidades de Diabetes (FENADIABETES). Pastpresidente<br />

de la Sociedad Venezolana de Medicina Familiar (SOVEMEFA).<br />

Dra. Gemma Vilahur<br />

Licenciada en Veterinaria, Fellow del Cardiovascular Research<br />

Laboratory - Mount Sinai School Medicine, Nueva York. Centro de<br />

Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad<br />

y Nutrición (CIBEROBN), Instituto de Salud Carlos III, Barcelona,<br />

España.<br />

Prólogo<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano.<br />

Contenido<br />

Capítulo I<br />

Endocrinología y metabolismo del desarrollo femenino...............17<br />

Dr. Freddy Febres, Dra. Norma Díaz.<br />

Capítulo II<br />

Epidemiología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong>........25<br />

Dra. Martha Sánchez Z., Dr. Ricardo Granero, Dr. Giuseppe Pompini Cugno<br />

Capítulo III<br />

Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong>..........................33<br />

Dra. Lina Badimón, Dra. Gemma Vilahur, Dra. Teresa Padro<br />

Capítulo IV<br />

Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong>........43<br />

• Disfunción endotelial e inflamación en la génesis de la<br />

aterosclerosis. Dr. Julio Acosta Martínez.<br />

• Lípidos y endotelio en la génesis de la aterosclerosis.<br />

Dr. Iván Soltero, Dra. Claudia Suárez.<br />

Capítulo V<br />

Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong>.......................................59<br />

• Factores de riesgo. Dr. Roberto López Nouel, Dr. Félix Sánchez.<br />

• Riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: estrategias para su estimación.<br />

Dr Luis Sosa.<br />

XI


Contenido<br />

Contenido<br />

Capítulo VI<br />

Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong>..............................................73<br />

• Epidemiología de la hipertensión arterial. Dr. Jesús López Rivera.<br />

• La diabetes mellitus como factor de riesgo de enfermedad<br />

cardiovascular. Dra. Omidres Pérez.<br />

• Obesidad. Dr. Rafael Lugo.<br />

• El Síndrome metabólico.<br />

Dr. Franklin Ablan Candia, Dr. J. Ildefonzo Arocha Rodulfo<br />

Capítulo VII<br />

Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la<br />

<strong>mujer</strong>.................................................................................................107<br />

• Evaluación clínica. Dra. Marinés Marulanda.<br />

• Aspectos particulares del electrocardiograma en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dr. Abdel Fuenmayor Arocha.<br />

• Utilidad de la exploración no invasiva en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dra. Josefina Feijóo I.<br />

Capítulo VIII<br />

Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong>..133<br />

• <strong>Enfermedad</strong> arterial coronaria.<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard, Dr. Carlos Mendoza.<br />

• La insuficiencia cardiaca : epidemiología, factores de riesgo y<br />

<strong>prevención</strong>. Dra. Egleé Castillo.<br />

• Insuficiencia cardíaca: aspectos terapéuticos.<br />

Dr. José Domingo Rodríguez.<br />

• Arritmias. Dr. Juan Marques. Dr. Iván Mendoza.<br />

• Fibrilación auricular. Dr. Juan Marques, Dr. Iván Mendoza.<br />

• La enfermedad vascular cerebral . Dr. Mario De Bastos.<br />

Capítulo IX<br />

Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong> ................201<br />

• Prevención cardiovascular durante el embarazo.<br />

Dra. Virginia Salazar.<br />

• Prevención cardiovascular en niñas y adolescentes.<br />

Dra. Livia Machado<br />

Capítulo X<br />

Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong>.....223<br />

• Anticonceptivos orales y factores de riesgo cardiovascular.<br />

Dra. Marisol Fernández, Dra. Rita Pizzi, Dra Mariella Bajares de Lilue.<br />

• Riesgo cardiovascular en la perimenopausia y menopausia.<br />

Dr. José Ramón Gómez Mancebo.<br />

• Terapia de reemplazo hormonal y enfermedad cardiovascular.<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue, Dra. Rita Pizzi.<br />

• Trastornos psiquiátricos y su repercusión cardiovascular.<br />

Dra. Lilian Lafont, Dra. Norma Barreno.<br />

Capítulo XI<br />

Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong><br />

cardiovascular..................................................................................263<br />

• Aspectos nutricionales y recomendaciones de alimentación.<br />

Lic. Diana Luna.<br />

• Actividad física y rehabilitación cardíaca.<br />

Dra. Norka Antepara, Dr. Luis G. Rodríguez Plaza.<br />

• Tabaquismo y enfermedad cardiovascular.<br />

Dr. Eduardo Morales Briceño.<br />

Capítulo XII<br />

Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardio<br />

vascular.............................................................................................295<br />

• Diferencias de género en la cinética, metabolismo y excreción<br />

de medicamentos con acción cardiovascular.<br />

Dr. Eduardo Romero Vecchione, Dr. José Vásquez, Dra. Mélida Bermúdez.<br />

• Tratamiento farmacológico de la obesidad. Dra. Ada Vedilei.<br />

• Farmacoterapia de la enfermedad hipertensiva. Dr. Luis Díaz.<br />

• Terapéutica farmacológica de la dislipidemias. Dr. Jesús E. Isea Pérez.<br />

• Terapéutica de las disglucemias. Dra. Dora Millar.<br />

• Estrategias en la cesación tabáquica. Dr. Carlos I. Ponte Negreti.<br />

• Antiagregantes plaquetarios en <strong>prevención</strong> primaria.<br />

Dra. Maritza Durán.<br />

• Revascularización percutánea. Dr. Carlos Galán.<br />

XII<br />

XIII


Prólogo<br />

El hombre como modelo para el estudio en las diferentes áreas de las<br />

ciencias médicas, ha permitido que la <strong>mujer</strong> sea una expectadora en el<br />

progreso médico, a la espera de la aplicación de los resultados obtenidos<br />

en el proceso de las investigaciones científicas, factores como su propia<br />

naturaleza por los cuales pasa a lo largo de la vida, embarazo, lactancia,<br />

menopausia, como los más preponderantes, pueden contribuir a que<br />

esto suceda, de la mano con el trato sin equidad en las relaciones<br />

sociales, políticas, educación.<br />

A esta realidad no escapa la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong>,<br />

que ha dado una alarma mundial, por el problema de salud pública<br />

que significa el no reconocer como entidad de primera línea en la<br />

morbimortalidad en la <strong>mujer</strong>, incluso superando al cáncer y otras<br />

patologías. En 1991, la Dra. Bernardine Healy* acuñó el término de<br />

Síndrome de Yentl para definir a la situación de “invisibilidad médica”<br />

de las <strong>mujer</strong>es en el estudio de las enfermedades cardiovasculares,<br />

asociadas mayoritariamente al sexo masculino. Se ha impuesto incluso<br />

el término de presentación “atípica”, al no poder extrapolar los síntomas<br />

descritos en el hombre.<br />

La <strong>mujer</strong>, incorporada a los cambios de la humanidad, participa<br />

activamente de la cotidianidad, sumergiéndose más profundamente<br />

en los factores de riesgo cardiovascular, cambios nutricionales,<br />

sedentarismo, tabaquismo, estrés, favorecen el desarrollo de la<br />

enfermedad, aunados a los cambios hormonales por los cuales<br />

transita, en un momento protegiéndola para luego dejarla expuesta y<br />

vulnerable.<br />

Es necesario el conocimiento y la práctica clínica de médicos generales y<br />

especialistas, las diferencias entre <strong>mujer</strong>es y hombres de la enfermedad<br />

cardiovascular, que al extrapolar resultados puede conducir a errores<br />

en los estándares propuestos de <strong>prevención</strong> primaria, diagnóstico y<br />

tratamiento.<br />

El estudio de la <strong>mujer</strong> como ente biológico con características propias,<br />

nos acercará a una mejor práctica clínica. Este ha sido el propósito de<br />

un grupo de médicos de diferentes especialidades, altamente motivados<br />

a marcar un hito en la medicina en Venezuela, preparando un material<br />

inédito, para orientar la medicina en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dra. Martha Sánchez Zambrano<br />

Coordinadora General<br />

* Healy B. The Yentl syndrome. N Engl J Med 1991;325:274-276.<br />

XV


Capítulo I<br />

Endocrinología y metabolismo del desarrollo femenino<br />

Capítulo I<br />

Endocrinología y metabolismo del<br />

desarrollo femenino<br />

Dr. Freddy Febres, Dra. Norma Díaz.<br />

Introducción<br />

En el presente capítulo se describen las modificaciones fisiológicas que<br />

se suceden durante las diferentes etapas de desarrollo de la función<br />

gonadal en la <strong>mujer</strong>, lo que permitirá familiarizarnos con los cambios<br />

endocrinológicos y metabólicos que suceden a lo largo de su vida y<br />

que pudieran condicionar o aumentar las probabilidades de presentar<br />

eventos cardiovasculares.<br />

Niñez y pubertad<br />

a) Etapa postnatal e infancia. En el recién nacido al desaparecer la<br />

influencia de las hormonas placentarias y la retroalimentación que<br />

estas producen, se observa un incremento transitorio moderado de<br />

gonadotropinas y estradiol que cae antes de los siete días, luego<br />

puede volver a aumentar durante varios meses y desciende antes del<br />

año. En la niñez, la frecuencia de pulsos de hormona reguladora de<br />

gonadotropinas (GnRH) es más elevada (140-200 pulsos/minuto), que<br />

en la madurez reproductiva (60-90 pulsos/minuto). Hasta la pubertad se<br />

mantiene un estado de reposo fisiológico del eje Hipotálamo-Hipófisis-<br />

Gónada; el cual obedece fundamentalmente a una disminución de la<br />

amplitud de los pulsos de GnRH producido por el generador de pulsos<br />

hipotalámico. El ovario en esta etapa de la vida aumenta lentamente de<br />

tamaño hasta la pubertad, pudiendo encontrarse folículos preantrales y<br />

antrales en ellos 1,2 .<br />

La adrenarquia ocurre alrededor de los seis a ocho años de edad<br />

y precede a la gonarquia en aproximadamente dos años 3 . Se<br />

caracteriza histológicamente por un aumento en el grosor de la zona<br />

reticular de la corteza suprarrenal y bioquímicamente por el aumento<br />

de las vías enzimáticas que llevan a la formación de andrógenos<br />

(dehidroepiandrosterona [DHEA], sulfato de dehidroepiandrosterona<br />

[DHEA-S] y androstenediona). Clínicamente se manifiesta por un<br />

cambio en el olor del sudor, que adquiere las características propias del<br />

adulto, y menos habitualmente por la aparición de vello púbico y axilar.<br />

El mecanismo de producción de la adrenarquia no se conoce 3 .<br />

b) Pubertad. La pubertad es el proceso de maduración sexual del<br />

17


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo I Endocrinología y metabolismo del desarrollo femenino<br />

ser humano y se acompaña de un conjunto de cambios morfológicos<br />

y fisiológicos estimulados por hormonas, que ocurren durante la<br />

adolescencia, en la cual se completa el crecimiento, se desarrollan<br />

los caracteres sexuales secundarios y se adquiere la capacidad de<br />

reproducirse. La pubertad en niñas es evaluada según los parámetros<br />

de Tanner por: crecimiento y desarrollo mamario (GM), crecimiento del<br />

vello pubiano (VP) y desarrollo de genitales externos (G) 4 .<br />

La edad en la cual se inicia la pubertad es variable. Rangos<br />

convencionales para la aparición de caracteres sexuales secundarios<br />

han sido establecidos para las niñas entre los 8 y los 13 años y para los<br />

niños entre los 9,5 y los 14 años. En las niñas el signo más temprano de<br />

pubertad es la telarquia, seguida pocos meses después por presencia<br />

de vello púbico (pubarquia) y de vello axilar. La menarquia ocurre<br />

aproximadamente entre 2 a 2,5 años después de iniciada la telarquia. El<br />

desarrollo de la glándula mamaria y su transformación está influenciado<br />

por las hormonas ováricas (estrógenos, progesterona), mientras el<br />

crecimiento del vello púbico y axilar está principalmente estimulado por<br />

los andrógenos ováricos y suprarrenales. El crecimiento acelerado de<br />

la pubertad es complejo y en este participa el incremento de la hormona<br />

de crecimiento (GH) y del factor de crecimiento insulínico (IGF-1), los<br />

esteroides gonadales estimulan tanto la GH como el IGF-1, favoreciendo<br />

el desarrollo del cartílago y el hueso 4 .<br />

La pubertad se caracteriza por un aumento en la amplitud de los pulsos<br />

de LH, indicador indirecto del aumento de la amplitud de los pulsos<br />

de GnRH a nivel del hipotálamo. El bloqueo del generador de pulsos<br />

durante la infancia se debe al predominio de un sistema neuronal<br />

inhibitorio relacionado a neuronas “GABAergicas” con producción<br />

del neurotransmisor ácido gamma amino-butírico (GABA). La leptina<br />

es importante en el inicio de la pubertad actuando como un factor<br />

permisivo 4 .<br />

Figura 1. Cambios endocrinológicos en las diferentes<br />

fases del Ciclo menstrual normal<br />

Ciclo menstrual<br />

El ciclo menstrual normal como lo podemos ver en la Figura 1, puede<br />

ser dividido en tres estadios 5 : la fase folicular, en donde una cohorte<br />

de folículos es reclutada para luego seleccionarse el folículo dominante<br />

que va a ovular; fase ovulatoria, cuando después del incremento de la<br />

LH hipofisiaria se rompe el folículo pre-ovulatorio y se libera al oocito;<br />

y la fase lútea, caracterizada por el desarrollo y formación del cuerpo<br />

lúteo a expensas del folículo pos-ovulatorio, responsable de la secreción<br />

de progesterona y estradiol en la segunda mitad del ciclo menstrual,<br />

destinado a preparar el endometrio para la implantación del blastocisto<br />

y mantenimiento del embarazo.<br />

18 19


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo I Endocrinología y metabolismo del desarrollo femenino<br />

Endocrinología del embarazo<br />

La placenta, como órgano productor de esteroide es una glándula<br />

endocrina incompleta, pues no sintetiza suficiente colesterol a partir<br />

de acetato, y depende del aporte proveniente principalmente de la<br />

circulación materna 6-8 .<br />

La progesterona es la hormona esencial del embarazo en los mamíferos,<br />

su función más importante es la preparación del endometrio para la<br />

implantación y el mantenimiento del embarazo; su disminución o<br />

antagonismo provoca la perdida de la gestación.<br />

Al principio del embarazo la gonadotropina coriónica (HCG) producida<br />

por el blastocisto recién implantado mantiene y estimula la producción<br />

la progesterona por el cuerpo lúteo hasta la sexta a novena semana<br />

de gestación; después de un período de transición, la placenta asume<br />

el control de su producción, con un aumento progresivo, llegando a<br />

término a niveles de 100 a 200 ng/ml.<br />

La placenta posee una capacidad de aromatización importante, utiliza<br />

como precursores andrógenos circulantes provenientes especialmente<br />

del feto y de la madre (Figura 2), siendo el principal el DHEA-S producido<br />

en las glándulas suprarrenales del feto. Durante el embarazo el principal<br />

estrógeno producido no es el estradiol sino el estriol; su concentración<br />

aumenta a lo largo de la gestación y varía desde aproximadamente<br />

2 mg diarios en la semana 26 hasta 35 ó 45 mg diarios al final del<br />

embarazo.<br />

Esteroidogénesis placentaria<br />

La placenta por su actividad esteroidogénica impide el ingreso de<br />

corticoides maternos a la circulación fetal, convirtiendo rápidamente<br />

el cortisol a cortisona, gracias a la actividad de la 11β-hidroxiesteroide<br />

deshidrogenasa, que es estimulada por el estrógeno placentario 8,9 .<br />

La placenta utiliza HDL-Colesterol materno y secreta a la circulación<br />

materna altas cantidades de progesterona. Recibe de la suprarrenal fetal<br />

DHEA-S y secreta altas concentraciones de estrógenos, principalmente<br />

estriol. La placenta desde el punto de vista endocrino es un importante<br />

sitio de producción de hormonas peptidicas y proteínas 10 , las cuales<br />

ejercen una regulación paracrina, autocrina o endocrina sobre el feto,<br />

la madre o ambos.<br />

Menopausia<br />

Fisiológicamente, la menopausia resulta de una depleción funcional<br />

del aparato folicular del ovario, quedando solo el intersticio ovárico<br />

con actividad hormonal reducida. Clínicamente, la menopausia es<br />

definida como el cese de la función ovárica diagnosticada por una<br />

amenorrea de, por lo menos, un año con niveles asociados de hormona<br />

folículoestimulante (FSH por sus siglas en inglés) mayores de 20 UI/ml,<br />

un estradiol circulante menor de 30 pg/ml y caída de niveles de inhibina<br />

B 11 .<br />

La edad promedio de la menopausia en una muestra de 2373 <strong>mujer</strong>es<br />

en Venezuela fue de 48,7 años 12 .<br />

La disminución de la reserva folicular ovárica, corresponde tanto al<br />

número como a la calidad de los ovocitos que se encuentran en el<br />

ovario. Ello explica la mayor frecuencia de ciclos anovulatorios y por<br />

ende mayor infertilidad en las <strong>mujer</strong>es cercanas a los 40 años. La tasa<br />

de disminución del número de folículos se acelera en torno a los 37<br />

años (entre 12 y 14 años antes de la menopausia) cuando, según se<br />

desprende de numerosos estudios, quedan sólo alrededor de 25.000<br />

folículos 13,14 .<br />

Como consecuencia de estos marcados cambios en el ovario durante<br />

la perimenopausia, se presenta una desinhibición progresiva del eje<br />

hipotálamo-hipofisíario del control de las hormonas ováricas que<br />

se traduce en un incremento de las gonadotropinas hipofisiarias ,<br />

particularmente de la FSH, como consecuencia de la disminución de la<br />

20 21


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo I Endocrinología y metabolismo del desarrollo femenino<br />

retroalimentación negativa ejercida por la disminución de los niveles de<br />

inhibina; posteriormente se inicia la elevación de la hormona luteínica<br />

(LH) 11 .<br />

Los niveles de estradiol circulante descienden abruptamente, hasta<br />

valores inferiores a 30 pg /ml, y la mayor parte del mismo proviene<br />

de la aromatización periférica de la testosterona en el tejido adiposo.<br />

Los andrógenos de origen ovárico también disminuyen durante la<br />

menopausia11 (Tabla 1).<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

14.<br />

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22 23


Capítulo II<br />

Epidemiología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Capítulo II<br />

Epidemiología de la enfermedad<br />

cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Dra. Martha Sánchez Z., Dr. Ricardo Granero,<br />

Dr. Giuseppe Pompini Cugno<br />

Introducción<br />

En la población estadounidense se ha estimado que el 36,9% (81<br />

millones) de los adultos tienen uno o más tipos de enfermedades<br />

cardiovasculares (ECV), siendo que la distribución de la prevalencia<br />

de acuerdo al género es mayor en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres (42<br />

millones versus 39 millones, respectivamente) 1 .<br />

Sobre la base del estudio original de Framingham y la cohorte de datos<br />

que se derivaron desde 1980 a 2003, se obtuvieron los siguientes<br />

resultados 1,2 :<br />

• El promedio de las tasas anuales de los primeros eventos<br />

cardiovasculares se incrementa de 3 por cada 1.000 hombres en el<br />

grupo de 35 a 44 años de edad a 74 por cada 1.000 hombres en el<br />

grupo etáreo de 85 a 94 años. Para las <strong>mujer</strong>es, las tasas comparables<br />

se producen 10 años más tarde en la vida. La diferencia se reduce con<br />

la edad avanzada.<br />

• Antes de 75 años de edad, hay una mayor proporción de eventos<br />

de ECV por enfermedad arterial coronaria en los hombres que en las<br />

<strong>mujer</strong>es, mientras que la situación inversa ocurre con la enfermedad<br />

vascular cerebral, particularmente el ictus isquémico.<br />

El análisis de los datos del estudio de Framingham, entre participantes<br />

libres de ECV a los 50 años de edad, mostró que el riesgo de por vida<br />

para desarrollar ECV fue de 51,7% para los hombres y de 39,2% para<br />

las <strong>mujer</strong>es con una mediana de supervivencia general de 30 años para<br />

los hombres y 36 años para las <strong>mujer</strong>es 3 .<br />

Es bien conocido que las ECV son la primera causa de muerte en el<br />

mundo y las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)<br />

señalan que fueron respondables del fallecimiento de 17,1 millones de<br />

personas en el año 2004, representando el 29% de la mortalidad total<br />

(Figura 1). De estas muertes, 7,2 millones fueron debido a EAC y 5,7<br />

millones a eventos vasculares cerebrales 4 . El 82% de las ECV ocurre<br />

en países de ingresos bajos y medianos, con una distribución similar<br />

entre hombres y <strong>mujer</strong>es 1 . En proyecciones de la OMS, para el año<br />

2030, casi 23,6 millones de personas morirán por estas afecciones 1 .<br />

25


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo II Epidemiología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Figura 1. Distribución de las causas de muerte, a nivel mundial,<br />

según género en el año 2004.<br />

Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en la<br />

mayoría de las entidades federales que conforman el país, siendo los<br />

estados Trujillo, Táchira y Zulia, donde el porcentaje es mayor (25%,<br />

23,9% y 22,8%, respectivamente).<br />

Las ECV constituyen las causas más frecuentes de muerte en la <strong>mujer</strong><br />

en los países desarrollados: en Europa es responsable de cerca el<br />

49% de todas las muertes y del 30% de las muertes antes de los 65<br />

años, el ACV es una causa relativamente más frecuente en <strong>mujer</strong>es<br />

que en hombres (18 y 11%, respectivamente) frente apenas el 3% de<br />

las muertes por cáncer de mama 5,6,7 . En los Estados Unidos, más de<br />

medio millón de <strong>mujer</strong>es mueren anualmente por ECV, supera a las<br />

5 siguientes causas de mortalidad en forma conjunta, esto se traduce<br />

aproximadamente en un deceso cada minuto, siendo la EAC la principal<br />

causa de ellas 1 .<br />

En el reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS),<br />

Salud en la Américas del año 2007, para las 8 subregiones de este<br />

continente, las enfermedades isquémicas del corazón y la ECV, se<br />

encuentran dentro de las 4 principales causas de muerte, para ambos<br />

géneros 8 .<br />

Epidemiología de la enfermedad cardiovascular<br />

en Venezuela<br />

Según la información registrada en los anuarios del Ministerio del Poder<br />

Popular para la Salud y Desarrollo Social (MSDS) de Venezuela 9 ,<br />

para el año 2005 la tasa de mortalidad por enfermedades del corazón<br />

para hombres y <strong>mujer</strong>es fue de 105,1 por 100.000 habitantes y 78,0<br />

por 100.000 habitantes respectivamente, siendo la primera causa de<br />

muerte para ambos géneros (Figura 2).<br />

La mortalidad en la población venezolana para 2007, tiene cifras<br />

similares, siendo el infarto agudo del miocardio (IAM) la principal causa<br />

específica de muerte con 12,87%9.<br />

En estos datos hay varias consideraciones a tener en cuenta:<br />

a. Aún cuando, en números absolutos, la mortalidad por enfermedades<br />

del corazón es mayor en hombres que en <strong>mujer</strong>es, porcentualmente<br />

es superior en estas últimas (19,03 % vs. 22,14%, respectivamente).<br />

Igual ocurre con las enfermedades cerebrovasculares (6,10% vs.<br />

10,21 %, respectivamente). La sumatoria de ambas entidades es de<br />

25,13% en hombres y 32,35% de muertes en las <strong>mujer</strong>es, lo cual<br />

representa un tercio de las ocurridas en la población femenina.<br />

b. El IAM es la principal causa de muerte tanto en hombres como en<br />

<strong>mujer</strong>es (12,91% y 12,86%, respectivamente), situación que no<br />

se ha modificado en los últimos 10 años (Anuarios 1997-2007).<br />

La mortalidad por esta causas aumenta con la edad, ocupando el<br />

primer lugar a partir del los 45 años en el hombre y de 65 años en<br />

las <strong>mujer</strong>es 10 .<br />

c. El IAM es casi tres veces más frecuente que cualquiera de los tres<br />

principales tipos de cáncer en la <strong>mujer</strong> (Figura 3).<br />

26 27


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo II Epidemiología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

d. La diabetes mellitus es la cuarta causa de muerte en la <strong>mujer</strong><br />

(8,35%), mientras que en el hombre ocupa el sexto lugar (6,17%).<br />

La tendencia de la mortalidad por causas cardiovasculares en Estados<br />

Unidos, desde 1980 ha descendido en forma constante en hombres,<br />

no así en <strong>mujer</strong>es que inició su descenso más recientemente 11 . La<br />

mortalidad en Latinoamérica por EAC, para el lapso 1970-2000<br />

disminuyó en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica y Puerto Rico y<br />

aumentó en Ecuador, México y Venezuela 8 .<br />

Epidemiología de los factores de riesgo<br />

Se ha demostrado que la prevalencia e incidencia de la ECV en<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es aumenta con la edad, presentándose 10 años más<br />

tarde en la <strong>mujer</strong> 12 . La prevalencia de factores de riesgo permanece alta<br />

en hombres y <strong>mujer</strong>es, con algunas diferencias entre ellos 13 .<br />

El estudio INTERHEART realizado en 52 países para determinar el<br />

impacto de los factores mayores de riesgo cardiovascular (tabaquismo,<br />

aumento de la relación ApoB/Apo A1, antecedentes de HTA, diabetes<br />

mellitus, obesidad abdominal, factores psicológicos, consumo de frutas<br />

y vegetales, consumo de alcohol y actividad física) demostró una<br />

relación estrecha de mayor riesgo de IAM en ambos sexos, en todas<br />

las edades y en todas las regiones; más aún, la sumatoria de obesidad<br />

abdominal, HTA, diabetes, tabaquismo y alteración de los lípidos explicó<br />

prácticamente el 90% de las afecciones cardiovasculares 14 .<br />

Latinoamérica se encuentra en una transición epidemiológica, donde<br />

al lado de condiciones clínicas infecciosas ya superadas en los países<br />

más desarrollados se ha implantado el estilo de vida propio de ellos, lo<br />

cual predice un incremento de la prevalencia de ECV y diabetes. En el<br />

análisis de los datos de los países latinoamericanos participantes en el<br />

estudio INTERHEART (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Guatemala y<br />

México) se reveló que en el caso de la <strong>mujer</strong> fueron más significativos: la<br />

relación cintura-cadera anormal, la relación ApoB/ApoA1, la presencia<br />

de diabetes e HTA; mientras que en el hombre solamente el estrés<br />

permanente mostró una asociación más poderosa que en la <strong>mujer</strong>. Los<br />

demás factores (tabaquismo, depresión, ejercicio, consumo de frutas y<br />

vegetales) tuvieron una relación similar en ambos sexos 15 .<br />

En el estudio transversal y epidemiológico Cardiovascular Risk Factor<br />

Multiple Evaluation in Latin America (CARMELA) basado en la población<br />

se determinó la prevalencia de factores de riesgo CV en 7 países<br />

de Latinoamérica (Venezuela, Colombia, Argentina, México, Perú,<br />

Ecuador y Chile), con una muestra de 11.550 adultos (61,4% <strong>mujer</strong>es),<br />

edad entre 25 y 64 años. Los factores de riesgo más prevalentes en<br />

Venezuela fueron en los hombres: tabaquismo (32,2%), HTA (27,5%)<br />

y síndrome metabólico (26.3%) y en las <strong>mujer</strong>es: síndrome metabólico<br />

(25,6%), obesidad (23,5%) e HTA (22,9%) 16 .<br />

Diversas situaciones bien documentadas han revelado que existe una<br />

diferencia, tanto en las pacientes como en los médicos, en cuanto a la<br />

percepción de la enfermedad cardiovascular, su riesgo y la atención<br />

recibida, como se resume a continuación:<br />

1. Percepción de la enfermedad por las <strong>mujer</strong>es: en entrevista<br />

telefónica realizada en Estados Unidos, en el 2003, a 1024 <strong>mujer</strong>es,<br />

el 46 % respondió conocer como primera causa de muerte a la<br />

ECV, lo cual representa un incremento en el 50% en relación a<br />

los obtenidos en 1997. Sin embargo, apenas un 38% refirió haber<br />

recibido información por parte de su médico sobre las ECV 17 .<br />

2. Inclusión de la <strong>mujer</strong> en estudios clínicos: La subrepresentación<br />

de la <strong>mujer</strong> en estudios clínicos relacionados a las ECV ha sido<br />

un tema largamente discutido y en la actualidad hay una mayor<br />

participación de ellas. Sin embargo, la extrapolación de resultados<br />

obtenidos en estudios predominantemente realizados en población<br />

masculina, sigue siendo la norma y tiene sus implicaciones en la<br />

práctica clínica 18 .<br />

3. Percepción del riesgo CV en la <strong>mujer</strong> por los médicos: En un<br />

estudio realizado en 500 médicos (generales, internista, obstetras<br />

y cardiólogos) se evidenció una menor percepción del riesgo en la<br />

<strong>mujer</strong> 19 .<br />

Es importante el conocimiento y una mayor aplicación de las guías<br />

de <strong>prevención</strong> de ECV, ya que la expectativa de vida ha aumentado<br />

particularmente en la <strong>mujer</strong> así como también se ha observado un<br />

incremento en la proporción de <strong>mujer</strong>es con ECV 13,20 .<br />

28 29


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo II Epidemiología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Conclusiones<br />

Las ECV son la principal causa de mortalidad, con alta prevalencia<br />

e incidencia en la <strong>mujer</strong>, lo que constituye un problema de salud,<br />

sobrepasando con creces al cáncer de mama y cuello uterino. En<br />

consecuencia, la <strong>prevención</strong> oportuna y desde la temprana edad con<br />

control y/o erradicación de los factores de riesgo ha de ser una conducta<br />

obligada en la atención médica.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

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30 31


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo III<br />

Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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Capítulo III<br />

Endotelio y patología cardiovascular en<br />

la <strong>mujer</strong><br />

Dra. Lina Badimon, Dra. Gemma Vilahur, Dra. Teresa Padro.<br />

Introducción<br />

La aterosclerosis es una enfermedad sistémica del árbol arterial que<br />

comienza en la infancia y progresa a lo largo de la vida de forma<br />

asintomática hasta que se manifiesta clínicamente. En la población<br />

actual, la patología cardiovascular es la principal causa de mortalidad y<br />

morbilidad, tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es. Sin embargo, el tipo de<br />

manifestación clínica, su grado de severidad y prevalencia presentan<br />

marcadas diferencias entre ambos sexos 1-3 . La utilización de técnicas<br />

angiográficas y ultrasonografía intravascular ha puesto en evidencia<br />

que en la <strong>mujer</strong>, aún presentando un mayor número de factores de<br />

riesgo cardiovascular, hay una menor incidencia y extensión de placas<br />

ateroscleróticas a nivel de arterias coronarias y de la prevalencia de<br />

enfermedad coronaria obstructiva que en el hombre 4,5 . Por el contrario,<br />

la <strong>mujer</strong> tiende a presentar mayor número de resultados adversos y<br />

peor pronóstico tras sufrir un infarto agudo de miocardio y someterse a<br />

cirugía de derivación arterial coronaria 6,7 .<br />

Las diferencias entre hombres y <strong>mujer</strong>es en la respuesta funcional del<br />

endotelio, el tipo de lesión aterosclerótica y la capacidad de remodelado<br />

(dilatación compensatoria) vascular se han sugerido como algunas<br />

de las causas que podrían explicar las discrepancias en relación al<br />

desarrollo y manifestación de la patología cardiovascular 8 . Dos estudios<br />

recientes, realizados en sujetos sin evidencia clínica de enfermedad<br />

cardiovascular, muestran una mayor dilatación mediada por flujo,<br />

dependiente del endotelio, en la <strong>mujer</strong> que en el hombre, presentando<br />

este último, segmentos más largos de arteria coronaria con disfunción<br />

endotelial 5,9 .<br />

Hormonas esteroideas y patología cardiovascular<br />

La mayor frecuencia de patología cardiovascular en el hombre y la<br />

<strong>mujer</strong> post-menopáusica en comparación con la <strong>mujer</strong> antes de llegar<br />

a la menopausia, ha sugerido un efecto protector de las hormonas<br />

femeninas sobre el sistema cardiovascular. En este contexto, los<br />

primeros estudios clínicos de observación mostraron que <strong>mujer</strong>es que<br />

recibían terapia de estrógenos después de la menopausia, natural o<br />

quirúrgica, tenían menor incidencia de enfermedad cardiovascular 10,11 .<br />

32<br />

33


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo III Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Sin embargo, los resultados de ensayos clínicos como el Women’s<br />

Health Initiative Study (WHI) o el Heart and Estrogen/Progestin<br />

Replacement Study (HERS) no corroboraron los efectos beneficiosos de<br />

terapias hormonales sustitutivas en <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas, ni en la<br />

<strong>prevención</strong> primaria (WHI) 12 , ni en la <strong>prevención</strong> secundaria (HERS) 13<br />

de la enfermedad cardiovascular. De hecho, ambos estudios clínicos<br />

(WHI y HERS) mostraron un aumento de eventos cardiovasculares<br />

en el grupo que recibía terapia hormonal. Sin embargo, un re-análisis<br />

posterior de los resultados del estudio WHI, en base a diferentes grupos<br />

de edad, mostró que los efectos beneficiosos de la terapia hormonal se<br />

observan únicamente en la población de <strong>mujer</strong>es que presentan una<br />

menopausia reciente 14 . Este efecto positivo se corroboró cuando se<br />

midió la calcificación intracoronaria en <strong>mujer</strong>es entre 50 y 59 años de<br />

edad 15 .<br />

Hasta ahora, la mayoría de estudios que relacionan las hormonas<br />

esteroideas y la patología cardiovascular se centran en los efectos<br />

del estrógeno y sus receptores alfa y beta (ERα y ERβ), mientras que<br />

hormonas como la progesterona o la tetosterona y sus receptores han<br />

recibido mucha menos atención.<br />

Receptores del estrógeno<br />

Se ha sugerido que la falta de respuesta a estrógenos en <strong>mujer</strong>es de<br />

edad avanzadas podría ser consecuencia de una menor respuesta<br />

de los receptores ERα y ERβ a nivel vascular, efecto que podría venir<br />

condicionado tanto por una disminución en la expresión de estos<br />

receptores como por una pérdida en la afinidad de ellos por el estrógeno.<br />

La expresión de ERβ está aumentada en la pared vascular de <strong>mujer</strong>es<br />

con enfermedad cardiovascular, mientras el receptor ERα predomina<br />

en sujetos control, lo que sugiere que utilizar, de forma selectiva uno de<br />

los subtipos ER como objetivo terapéutico podría tener un efecto en el<br />

estado de salud cardiovascular en la <strong>mujer</strong> 16 . Actualmente se conocen<br />

diversos polimorfismos genéticos de los ER, así como formas truncadas<br />

de ERα y ERβ a las que se les ha atribuido diferente actividad funcional<br />

y se han asociado a la enfermedad cardiovascular.<br />

El estrógeno induce diferentes efectos, que se han descrito como<br />

genómicos y no-genómicos, sobre la pared vascular. Así, el estrógeno<br />

difunde a través de la membrana plasmática de las células vasculares<br />

endoteliales y musculares lisas y se une directamente a los receptores<br />

nucleares ERα y ERβ, los cuales actúan como factores de trascripción<br />

y modulan la expresión de diversos genes diana al interaccionar<br />

directamente con el ADN a través de elementos específicos de respuesta<br />

a estrógenos (efectos genómicos). Evidencias recientes sugieren que la<br />

actividad trascripcional de los receptores de estrógenos puede estar<br />

regulada también por mecanismos de señalización intracelular (efectos<br />

no genómicos), desencadenados al unirse los estrógenos a receptores<br />

localizados a nivel de la membrana plasmática, lo cual ocurre como<br />

consecuencia de unión a lípidos como el ácido palmítico y ácido mirístico,<br />

así como su interacción con proteínas de la membrana (caveolina-1) 17 .<br />

Cada vez un mayor número de evidencias sugieren que los efectos<br />

beneficiosos de los estrógenos sobre el sistema cardiovascular se<br />

deben, en gran parte, a su acción sobre diferentes dianas moleculares<br />

y a través de vías moleculares mediadas por el endotelio vascular.<br />

Así, <strong>mujer</strong>es premenopáusicas a las que se les ha efectuado una<br />

ooforectomía bilateral con la consecuente supresión en la producción<br />

de estrógenos ováricos presentan una pérdida de la función endotelial<br />

en un intervalo de tiempo inferior al año 18 . En un estudio publicado<br />

recientemente en el que se compara la dilatación mediada por el flujo<br />

de la arteria branquial en una población de <strong>mujer</strong>es entre 50 y 53 años,<br />

en estado premenopáusico o con una menopausia no superior a 3 años,<br />

se pone en evidencia el efecto beneficioso de los estrógenos sobre la<br />

función endotelial 19 .<br />

Disfunción endotelial y aterosclerosis<br />

El endotelio vascular es un verdadero órgano multifactorial, cuya correcta<br />

función es indispensable para controlar el tono vascular y mantener<br />

la homeostasis de la pared vascular (Figura 1). Las alteraciones del<br />

endotelio se consideran como un proceso causal en el desarrollo de<br />

lesiones ateroscleróticas, y contribuyen de forma relevante en la<br />

progresión de las placas y sus complicaciones aterotrombóticas. De<br />

hecho, la disfunción endotelial se ha sugerido como un biomarcador de<br />

riesgo cardiovascular, tanto en sujetos aparentemente sanos como en<br />

pacientes con enfermedad arterial cororonaria 20 .<br />

La hipótesis más extendida hoy día, describe a la arteriosclerosis como<br />

una enfermedad inflamatoria crónica desencadenada por factores, tanto<br />

locales (hemodinámicos) como sistémicos (Ej. hipercolesterolemia,<br />

hipertensión, infecciones virales, inmunocomplejos, etc). Como<br />

consecuencia se induce una disfunción endotelial, que conlleva a un<br />

aumento en la permeabilidad de la capa endotelial y a una elevada<br />

adhesión de leucocitos que transmigran al espacio subendotelial, donde<br />

se diferencian en macrófagos, captan una cantidad elevada de moléculas<br />

de colesterol y ésteres de colesterol provenientes de lipoproteínas de<br />

baja densidad (LDL) y se transforman en células espumosas, uno de los<br />

constituyentes celulares característicos en la lesión aterosclerótica 21 .<br />

34 35


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo III Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Figura 2. Mecanismos moleculares desencadenados por el<br />

estrógeno en la producción de óxido nítrico (ON) en la<br />

célula endotelial.<br />

Los estrógenos se unen a receptores citosólicos y nucleares, activan la MAPK (proteina cinasa<br />

activada por mitógenos) y estimulan la transcripción de genes y expresión de mRNA eNOS (sintasa<br />

del oxido nítrico endotelial). La unión del estrogeno a receptores de la membrana celular lleva a una<br />

mayor actividad de eNOS y en consecuencia a un aumento en la biodisponibilidad de ON, debido a un<br />

aumento en los niveles de Ca +2 citoplasmáticos, la activación de las vías de la MAPK, del el ERK y de<br />

la PI3k-Akt y un disminución en radicales O 2-<br />

.<br />

L-Arg: L-arginina; L-Citr: L-citrulina;, ER=receptor de estrógenos; HSP90: proteína de choque térmico<br />

90; NAPDH: nicotinamida adenina dinucleótido fosfato oxidasa;PI3:fosfatidil-inositol 3;<br />

Efecto de los estrógenos sobre el endotelio<br />

vascular<br />

Gran parte de las propiedades antiaterogénicas y antitrombóticas del<br />

endotelio vascular están mediadas a través de su capacidad de producir<br />

y liberar sustancias como el óxido nítrico (ON), molécula inhibidora<br />

de la agregación plaquetaria, con elevada actividad vasodilatadora y<br />

una importante función anti-inflamatoria. El ON previene la expresión<br />

de moléculas proinflamatorias como el factor NF-kB, y de moléculas<br />

de adhesión (ICAM-1, VCAM1-), así como la adhesión e infiltración de<br />

leucocitos (12) 22 .<br />

La producción de ON es superior en la <strong>mujer</strong> premenopáusica que en<br />

el hombre23. La regulación de ON por los estrógenos se ha asociado<br />

tanto a efectos genómicos como no genómicos de los receptores de<br />

estrógenos que conllevan a un aumento de expresión y de actividad de<br />

la sintasa endotelial del óxido nítrico (eNOS por sus siglas en inglés)<br />

(Figura 2).<br />

La unión del estradiol-17β (E 2<br />

) a los receptores de la membrana celular<br />

inducen un aumento en la concentración de Ca 2 + intracelular y de<br />

actividad de eNOS. El estradiol-17β facilita, además, la interacción de<br />

la proteína chaperona HSP90 con la eNOS, reduciendo la concentración<br />

de Ca 2 + que se requiere para su activación 24 . El estradiol-17β induce,<br />

también, la fosforilación/activación de eNOS al aumentar la actividad<br />

de las vías de la MAPK (mitógeno proteína cinasa activada) y del<br />

fosfatidil-inositol 3 (PI3)-cinasa-Akt 25 . En este contexto, el tratamiento<br />

con raloxifeno (fármaco estrógenico no esteroideo) induce una mejora<br />

de la función vascular pulmonar en ratas con hipertensión espontánea<br />

debido a un aumento del ON basal y una reducción del tono vascular 26 .<br />

La dimetilarginina asimétrica (ADMA), forma metilada endógena de la<br />

amino-L-arginina inhibe la actividad de la eNOS y reduce en consecuencia<br />

la síntesis de ON. En <strong>mujer</strong>es, con enfermedad coronaria, los niveles<br />

plasmáticos de estradiol se correlacionan inversamente con los niveles<br />

plasmáticos de ADMA 27 y recientemente, Monsalve y colaboradores 28<br />

han demostrado que el estradiol inhibe la secreción de ADMA en la<br />

célula endotelial debido a que induce un aumento en la expresión del<br />

enzima dimetilarginina dimetilaminohidrolasa (DDAH), responsable de<br />

su hidrólisis a L-citrulina y dimetilamina.<br />

36 37


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo III Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

A los estrógenos se les ha atribuido, además, una actividad antioxidante<br />

que conllevaría una mayor biodisponibilidad del ON. El estradiol-<br />

17β inhibe la expresión de la enzima NADPH oxidasa (nicotinamida<br />

adenina dinucleótido fosfato oxidasa) ERK, lo que limita la generación<br />

de radicales superóxido (O2-) y peroxinitritos (ONOO-) y favorece la<br />

biodisponibilidad del ON 29 . En ratas ooforectomizadas, el tratamiento<br />

con estradiol-17β previene el aumento de presión arterial, asociado a<br />

un incremento de lipoperoxidos y radicales libres vasculares 30 .<br />

Estudios en ratones, deficientes en el receptor ERβ, corroboran que<br />

el efecto de los estrógenos sobre la expresión y actividad de eNOS<br />

está mediada específicamente por el receptor ERα 31 . Así, los agonistas<br />

selectivos de ERα mejoran la función endotelial en vasos sanguíneos<br />

de ratas hipertensas ooforectomizadas. Actualmente se conocen<br />

distintos isoformas del receptor ERα, los cuales han sugerido ser<br />

responsables de diferencias en la respuesta aguda (no trascripcional)<br />

a los estrógenos 32 .<br />

Además del efecto sobre la activación de la eNOS, el estradiol-17β induce<br />

cambios en la síntesis, secreción y bioactividad de diferentes factores<br />

de relajación vascular dependientes del endotelio. El tratamiento con E 2<br />

induce la expresión de ciclooxigenasa-2 y estimula la secreción de PGI2<br />

en células endoteliales humanas 33 . Las divergencias entre sexos en la<br />

relajación vascular como respuesta a la indometacina se ha relacionado<br />

con diferencias en ciclooxigenasas 34 .<br />

Efecto de los estrógenos en la adhesión<br />

leucocitaria al endotelio vascular<br />

Un proceso relevante durante el desarrollo de las lesiones<br />

ateroscleróticas es la infiltración de monocitos circulantes al espacio<br />

intravascular. El aumento en la expresión y secreción de compuestos<br />

quimiotácticos solubles (proteína-1 quimioatrayente del monocito<br />

[MCP-1], interleucina-8) 35 y de moléculas de adhesión como integrinas y<br />

selectinas (ICAM-1, VCAM-1, E-selectina) 36,37 que quedan expuestas en<br />

la superficie de las células endoteliales activadas, favorece la adhesión,<br />

rodado, y transmigración de leucocitos (monocitos,células T), al espacio<br />

subendotelial. Estudios en modelos animales sugieren diferencias entre<br />

ambos sexos en la respuesta inflamatoria del endotelio vascular. De<br />

hecho, evidencias recientes apoyan la hipótesis de que los estrógenos<br />

pueden alterar la respuesta de los leucocitos a diversos estímulos,<br />

entre los que se incluye hipercolesterolemia e isquemia/reperfusión 38,39 .<br />

Un estudio realizado en hombres y <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas con<br />

enfermedad coronaria aguda, a los que se les iba a realizar un cateterismo<br />

coronario, mostró niveles elevados de moléculas de adhesión (VCAM,<br />

ICAM, e-selectina) en comparación con <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas<br />

que recibían tratamiento hormonal. Así, un posible mecanismo por el<br />

cual el estrógeno puede ejercer un efecto cardioprotector es limitando<br />

la respuesta inflamatoria al daño vascular, al modular la expresión de<br />

moléculas de adhesión en el endotelio vascular.<br />

Conclusión<br />

Las evidencias disponibles actualmente nos indican que hombres<br />

y <strong>mujer</strong>es se encuentran sometidos a similares factores de riesgo<br />

cardiovascular pero con efectos diferentes, especialmente en <strong>mujer</strong>es<br />

premenopáusicas y hombres de su misma edad. Estudios experimentales<br />

y clínicos sugieren un efecto beneficioso de los estrógenos sobre<br />

el endotelio vascular, tanto a nivel celular como molecular. El efecto<br />

de los estrógenos se refleja en una respuesta aguda que conlleva<br />

especialmente al aumento en la disponibilidad del ON vascular y otra<br />

genómica que se traduce en cambios en la trascripción de diferentes<br />

genes como elementos de respuesta a estrógenos. La variedad de<br />

isoformas funcionales para los receptores de estrógenos, así como las<br />

diversidad de respuestas y mecanismos moleculares que desencadenan<br />

como consecuencia de la unión a su ligando, sugieren nuevas dianas<br />

y aproximaciones terapéuticas en el tratamiento hormonal en <strong>mujer</strong>es<br />

postmenopáusicas.<br />

Agradecimientos<br />

Este artículo ha sido posible gracias a la financiación de CIBERobn<br />

CB06/03, SAF 2006-10091, Fundación Lilly, FIS-PI071070, REDINSCOR<br />

RD06/0003/0015 y la “Fundación de Investigación Cardiovascular. GV<br />

es contratada Ramón y Cajal (MICIN).<br />

38 39


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo III Endotelio y patología cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IV<br />

Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

27.<br />

28.<br />

29.<br />

30.<br />

31.<br />

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Capítulo IV<br />

Fisiopatología de la<br />

enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

• Disfunción endotelial e inflamación en la génesis de la<br />

aterosclerosis. Dr. Julio Acosta Martínez<br />

• Lípidos y endotelio en la génesis de la aterosclerosis.<br />

Dr. Iván Soltero, Dra. Claudia Suárez<br />

Disfunción endotelial e inflamación en la<br />

génesis de la aterosclerosis.<br />

Dr. Julio Acosta Martínez<br />

El endotelio vascular arterial posee funciones protectoras tales como:<br />

mantenimiento del tono vascular dilatado, antioxidación, antiadhesión,<br />

antiagregación, permeabilidad selectiva, control de la proliferación<br />

celular, antitrombosis y antitrombolisis. Las condiciones aterogénicas<br />

modifican tempranamente la función protectora del endotelio arterial sano,<br />

hacia un fenotipo oxidante, inflamatorio, proliferativo y protrombótico.<br />

Un mediador químico fundamental en la función endotelial normal es<br />

el factor relajante derivado del endotelio, identificado como la muy<br />

pequeña, evanescente y altamente reactiva molécula de óxido nítrico<br />

(ON), producida a partir del aminoácido L-arginina por acción de una<br />

enzima constitutiva endotelial, la sintasa del ON (SON) en presencia de<br />

sus cofactores, la tetrahidrobiopterina (4H) y el ión calcio (Ca ++ ) 1 . El ON<br />

tiene una vida media muy breve (pocos segundos), pero también puede<br />

generar radicales libres que la hacen una especie reactiva de oxígeno<br />

(ERO) con propiedades oxidantes y capaz de reaccionar con otras<br />

ERO en su ambiente, como el anión superóxido (O 2-<br />

), lo cual resulta<br />

en la inhabilitación química del ON, y por tanto, de sus propiedades<br />

protectoras. De allí la importancia de conocer el origen y destino de<br />

las ERO y su participación en la etiopatogenia de la enfermedad<br />

aterotrombótica.<br />

Oxidación<br />

En condiciones normales, las ERO cumplen la función fisiológica de<br />

balancear los efectos del ON, también ejercen actividad de defensa<br />

bacteriostática. En las situaciones patológicas como en la hipertensión<br />

arterial, diabetes, obesidad, dislipidemias y consumo de tabaco,<br />

se produce una síntesis excesiva de las ERO con consecuencias<br />

deletéreas para la pared arterial, tales como la inhabilitación biológica<br />

42<br />

43


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

del ON, producción de sustancias vasoconstrictoras y trombóticas,<br />

proliferación anormal tisular y eventualmente citotoxicidad con necrosis<br />

y apoptosis celulares 2 .<br />

Conviene recordar las siguientes definiciones 3-5 :<br />

• Estado REDOX: se refiere a la condición fisiopatológica de<br />

oxidación/reducción.<br />

• Estrés oxidativo: Condición patológica con predominio de las<br />

ERO a consecuencia de una mayor producción, deficiencia de<br />

los sistemas antioxidantes o combinación de ambas causas.<br />

• Generación de ATP: Proceso generador de energía celular que a<br />

partir de combustibles celulares y pasos de oxidación/reducción<br />

transfiere agentes reductores electrones a la molécula de<br />

oxigeno, produciendo mínimas cantidades de ERO.<br />

• Antioxidante: sustancia con capacidad de captar fácilmente<br />

partículas en desequilibrio: son la superoxido dismutasa (SOD),<br />

catalasa y glutatión.<br />

• Consecuencia del estrés oxidativo: Alteraciones deletéreas en la<br />

expresión de genes, estructuras y funciones proteicas.<br />

• ERO: molécula en estado de desequilibrio por la existencia de<br />

partículas (electrones) no balanceadas. Las especies reactivas<br />

de oxígeno fundamentales en la fisiología y fisiopatología<br />

humana son:<br />

Anión superóxido O 2<br />

-<br />

Peróxido de Hidrógeno H 2<br />

O 2<br />

-<br />

Peroxinitrito NOOH -<br />

Radical hidroxilo OH -<br />

Oxido nítrico ON -<br />

• Genes sensibles al estrés oxidativo: responden a las ERO con<br />

cambios, inhibición o incremento de su actividad reguladora.<br />

• Nicotinamida difosfato oxidasa (NADPHox): complejo enzimático<br />

ligado a la membrana celular, que se activa en respuesta al estrés<br />

mecánico (estiramiento, roce laminar, flujo oscilante) o químico<br />

(Angiotensina II, productos finales de la glicación avanzada,<br />

ambiente de alta glucosa, factores de crecimiento y otras<br />

citoquinas). Consta de un grupo regulador y uno transferidor de<br />

electrones, cuya actividad genera anión superóxido. La enzima<br />

está presente en células endoteliales, músculo liso vascular,<br />

neutrófilos, fibroblastos.<br />

• Sistema xantino-oxidasa: es un sistema enzimático ligado a<br />

la membrana que genera superóxido extracelular y peróxido,<br />

metaboliza a la hipoxantina, xantina y NADH para producir ERO;<br />

responde al balance, y participa en el daño celular producido por<br />

la isquemia/ reperfusión.<br />

• Sintasa del ON (SON): en condiciones normales produce ON<br />

a partir de L-arginina catalizada por 4H y Ca ++ . En condiciones<br />

patológicas ( falta de L-arginina o 4H) se desacopla y genera<br />

anión superóxido<br />

• Fuentes de generación de ERO en el macrófago: En la cadena<br />

mitocondrial de transferencia de electrones y en el sistema de la<br />

mieloperoxidasa.<br />

Estrés oxidativo y aterosclerosis coronaria<br />

La disfunción endotelial precede, inicia y mantiene al proceso<br />

aterogénico, su crecimiento y sus complicaciones. Las condiciones de<br />

riesgo reducen la función protectora normal del endotelio, principalmente<br />

mediante la disminución de la actividad biológica del ON a través de<br />

su inhabilitación química ejercida por el anión superóxido generado<br />

en cantidades superiores a lo normal: estrés oxidativo, por actividad<br />

excesiva del sistema NADPH endógeno, en respuesta a estrés químico<br />

o mecánico sufrido por la pared arterial, particularmente las células<br />

endoteliales 4,5 .<br />

Las consecuencias son la perdida de las funciones propias del oxido<br />

nítrico y adicionalmente, la expresión de nuevas moléculas patológicas<br />

pro-inflamatorias: molécula de adhesión vasculo-celular (VCAM-1) e<br />

intercelular (ICAM-1) que facilitan la adhesión de células inflamatorias<br />

al endotelio vascular disfuncional y apoptótico, seguido de su migración<br />

al espacio subendotelial, donde el proceso aterogénico es mantenido<br />

por la interacción sucesiva entre ellas, la célula endotelial, célula<br />

muscular lisa vascular, los fibroblastos, en un ambiente saturado de<br />

LDL-oxidada.<br />

Una de las consecuencias del aumento de las ERO es la modificación de<br />

las partículas de LDL-C por oxidación de la molécula de fosfatidilcolina<br />

en la LDL, lo cual transforma radicalmente sus propiedades estructurales<br />

y funcionales: aumenta su penetración al endotelio, adhesividad y<br />

fagocitosis por parte del macrófago a través del estímulo para la<br />

producción de receptores no saturables, que conducen a la formación de<br />

células espumosas 6 . Esta, llena de LDL-ox genera grandes cantidades<br />

de proteasa digestivas (mieloperoxidasas y metaloproteinasas) que<br />

fluyen a la matriz extracelular y estimulan aun más la síntesis de ERO.<br />

Las proteasas adelgazan la cápsula que cubre el lado luminal de la<br />

placa ateromatosa haciéndolas sumamente frágiles para las fuerzas<br />

mecánicas que actúan sobre ella: tensión, roce, flexión, provocando<br />

la erosión de la superficie o la ruptura propiamente de la cápsula y la<br />

exposición de los contenidos protrombóticos de la placa: colágeno de la<br />

cápsula y factor tisular de los macrófagos, células espumosas y células<br />

del músculo liso vascular (CMLV).<br />

La consecuencia será la oclusión trombótica aguda de la luz vascular<br />

seguida de isquemia y necrosis tisular o el crecimiento progresivo de la<br />

44 45


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

placa de trombos no oclusivos, sucesivos, organizados, que reducen<br />

severamente el área de la luz vascular. En el territorio arterial coronario<br />

ocurrirá en el primer caso, muerte súbita o un infarto del miocardio, y<br />

en el segundo, el síndrome de angor péctoris, arritmias cardíacas, o<br />

insuficiencia cardíaca.<br />

La angiotensina II estimula a su receptor tipo 1 de la membrana endotelial<br />

y mediante pasos citoplasmáticos intermedios estimula al sistema<br />

NADPH para producir grandes cantidades de O 2<br />

-<br />

y las consecuencias<br />

del estrés oxidativo: la reducción del estado de vasodilatación normal,<br />

oxidación de la LDL y, fundamentalmente el estímulo de factores de<br />

trascripción sensibles a la oxidación como el factor nuclear kapa B<br />

(FNkB) que regula la síntesis nuclear de citoquinas proinflamatorias<br />

responsables del estado de inflamación de la pared vascular 7 .<br />

Las placas ateromatosas pueden seguir un curso biológico estable que<br />

no genera síndromes clínicos ni condiciones potencialmente letales o<br />

incapacitantes. En cifras aproximadas, un 80% de la población adulta<br />

tiene placas ateroscleróticas, la mitad de ellos no presentará síntomas<br />

o síndromes isquémicos, de allí la importancia de conocer los factores<br />

que generan mayor estabilidad en la placa aterosclerótica.<br />

La oclusión trombótica aguda total de la luz vascular en el sitio de una<br />

placa o su crecimiento acelerado por capas trombóticas sucesivas<br />

organizadas que reducen el lumen, subyacen en la generación de los<br />

síndromes isquémicos. El contenido de la placa es trombogénico: el<br />

colágeno de la cápsula o el factor tisular en el interior del componente<br />

celular, son potentes iniciadores del trombo cuando entran en contacto<br />

con la sangre y su sistema de coagulación.<br />

La salud de la capa endotelial luminal que cubre a la cápsula de la<br />

placa para evitar su erosión y la exposición del colágeno, así como<br />

la resistencia de la cápsula para prevenir su ruptura con exposición<br />

del factor tisular, constituyen los mecanismos de seguridad de la placa<br />

misma. Los otros son los mecanismos antitrombóticos y trombolíticos<br />

efectivos (ON, prostaglandinas, plasminógeno) y la <strong>prevención</strong> de<br />

los factores mecánicos que disparan la ruptura o erosión de la placa<br />

(tensión capsular, presión arterial, alto roce, flexión cíclica excesiva) 8 .<br />

De lo expresado, se desprende dos derivaciones clínicas de índole<br />

practica: una es la posibilidad de reconocer a los pacientes expuestos al<br />

estrés oxidativo y/o a la inflamación subclínica, y la otra, la <strong>prevención</strong><br />

terapéutica o la corrección de ambos, el estrés oxidativo y la inflamación<br />

vascular.<br />

Marcadores de oxidación e inflamación vascular<br />

subclínica<br />

Los radicales libres son sustancias muy reactivas difíciles de medir. El<br />

estrés oxidativo puede evaluarse mediante la medición de moléculas<br />

estables generadas por la interacción entre las ERO y lípidos y<br />

proteínas:<br />

• Manolilaldehido: Producto de la peroxidacion lipídica, se mide<br />

por métodos fluoroscópicos.<br />

• Isoprostanos: Producto oxidativo del acido araquidónico,<br />

resultado de la reacción de ERO con fosfolípidos de la membrana<br />

celular por efecto de fosfolipasas; son liberados a la circulación<br />

y eliminados por la orina, donde se miden por espectrometría<br />

de masa.<br />

• Nitrotirosina: Producto de la oxidación de proteínas, puede<br />

medirse en plasma y orina por cromatografía liquida de alta<br />

resolución.<br />

También puede determinarse la capacidad antioxidante del plasma<br />

mediante la prueba de atrapamiento total de ERO.<br />

La evaluación de la capacidad vasodilatadora dependiente del endotelio,<br />

mediada por el ON (prueba de la hiperemia reactiva), ofrece un método<br />

fácil de conocer las funciones protectoras del endotelio vascular y su<br />

alteración por las condiciones patológicas que inducen estrés oxidativo<br />

e inhabilitación biológica del ON. Se obtiene por ultrasonido un promedio<br />

de diámetros de la arteria braquial antes de interrumpir por 5 minutos el<br />

flujo de sangre con un brazalete inflado hasta presiones supra sistólicas,<br />

para después compararlo con medidas obtenidas en el minuto posterior<br />

al estímulo del roce causado por el flujo sanguíneo restaurado sobre la<br />

superficie luminal del endotelio 9,10 . La respuesta de función endotelial<br />

normal es un incremento del 8% o mayor en el diámetro post-isquemia<br />

en comparación con el basal; una respuesta inferior se interpreta como<br />

disfunción endotelial, una vez descartada enfermedad del músculo liso<br />

vascular.<br />

Una parte de la respuesta del sistema inmunológico a los procesos<br />

inflamatorios consiste en la liberación de sustancias mediadoras,<br />

participantes, o simplemente consecuencia de la inflamación, ejemplo:<br />

VCAM-1, ICAM-1, proteína C reactiva ultrasensible (PCRus), fibrinógeno,<br />

e-selectina, proteína-1 quimioatrayente de monocitos (MCP-1 por sus<br />

siglas en inglés), ligando soluble del CD40 (CD40Ls), o un incremento<br />

en los componentes celulares del plasma 11 .<br />

Los pacientes que desarrollan síndromes coronarios agudos muestran<br />

previamente valores de glóbulos blancos y/o fibrinógeno en los límites<br />

superiores de lo normal. Desde el punto de vista clínico, la selección<br />

práctica de un marcador biológico de inflamación debe representar un<br />

valor agregado a los factores de riesgo tradicionales. Tal ocurre con<br />

la determinación de los valores plasmáticos de la PCRus que permite<br />

determinaciones en el rango de miligramos por litro (mg/L), cuyos<br />

valores normales, en ausencia de inflamación vascular subclínica son<br />

inferiores a 1 mg/L, y se considera de riesgo medio entre 1 y 3, y riesgo<br />

46 47


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

alto para enfermedad coronaria los situados entre 3 y 10, por encima<br />

de lo cual se atribuye a otras condiciones patológicas 12 . Así como existe<br />

consenso acerca de la utilidad de la PCRus para la evaluación del<br />

riesgo, no lo existe en cuanto a su empleo como un objetivo terapéutico<br />

o para cuantificar efectos terapéuticos.<br />

Las imágenes están aportando información valiosa, todavía difícil de<br />

aplicar en la práctica clínica acerca de la composición tisular, tales<br />

como: “histología virtual” con ultrasonido intravascular, termometría,<br />

determinación del pH tisular coronario, resonancia magnética nuclear<br />

y tomografía computarizada de alta velocidad, procedimientos actuales<br />

en vías de desarrollo, en cuanto se refiere a la determinación del grado<br />

e inflamación parietal vascular 13 .<br />

En resumen, los resultados favorables de reducción de morbi-mortalidad<br />

cardiovascular, sobrepasan lo esperado de la modificación específica<br />

de los factores de riesgo respectivos para lo cual se han indicado el<br />

correspondiente fármaco; un exceso de beneficio que ha sido atribuido<br />

a los efectos pleiotrópicos antioxidantes y anti-inflamatorios, entre<br />

otros, implicados en los mecanismos de acción de los medicamentos<br />

empleados.<br />

Modificación terapéutica de la oxidación<br />

y la inflamación vascular<br />

Aceptando al estrés oxidativo y a la inflamación como elementos<br />

fundamentales en la génesis del proceso aterotrombótico, es lógico<br />

establecer la conveniencia de su corrección como una medida de<br />

terapia preventiva y curativa de la enfermedad, aspecto al cual ha<br />

sido dirigido una enorme cantidad de investigaciones epidemiológicas,<br />

básicas, clínicas y farmacológicas con resultados contradictorios en<br />

algunos aspectos y consistentes en otras.<br />

Las observaciones epidemiológicas anunciaron menor prevalencia de<br />

enfermedad aterotrombótica en grupos humanos con alto consumo<br />

de vitaminas antioxidantes, lo cual fue apuntalado por abundante<br />

información científica acerca del rol protagónico de la oxidación en la<br />

génesis de la enfermedad. Ello condujo a la planificación de estudios<br />

de intervención terapéutica farmacológica para demostrar reducción de<br />

morbi-mortalidad mediante la administración de vitamina E, que fallaron<br />

en mostrar un cambio en los objetivos primarios establecidos en los<br />

estudios 14 . Estas conclusiones han recibido crítica en el sentido de una<br />

intervención tardía y de corta duración para la modificación de una<br />

patología que comienza muy temprano en la vida y tiene un desarrollo<br />

de décadas.<br />

La modificación terapéutica favorable de la disfunción endotelial<br />

demuestra una sostenida evolución clínica positiva en proporción<br />

con la mejoría de la función endotelial. Las determinaciones de<br />

PCRus en intervenciones no farmacológicas – dieta y ejercicio- y con<br />

fármacos como: estatinas, inhibidores de la enzima convertidora de<br />

la angiotensina, antagonistas de receptores tipo 1 de angiotensina<br />

II, ácidos grasos omega 3, glitazonas, derivados del ácido fíbrico, y<br />

otras, han sido consistentemente demostradoras de la reducción de la<br />

respuesta inflamatoria subclínica medida por este método 15 .<br />

48 49


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

14.<br />

15.<br />

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Lípidos y endotelio en la génesis<br />

de la aterosclerosis.<br />

Dr. Iván Soltero, Dra. Claudia Suárez<br />

Introducción<br />

Desde hace muchas décadas se conoce la resistencia a la aterosclerosis<br />

subclínica y manifiesta que presenta la <strong>mujer</strong> cuando se compara<br />

con el hombre, al menos antes de la menopausia. Diversos estudios<br />

epidemiológicos longitudinales, comparativos, analíticos, se han<br />

encargado de comprobarlo, siendo el más importante de ellos el de<br />

Framingham que ya se encuentra en su segunda etapa (Offspring) 1-3 y<br />

que ha producido muchos índices de cálculos de riesgo cardiovascular<br />

para los dos sexos. Las tablas de referencias son muy claras en relación<br />

a las diferencias porcentuales genéricas cuando se combinan distintas<br />

variables o factores de riesgo, para determinar las probabilidades de<br />

presentar eventos cardiovasculares.<br />

En este artículo nos proponemos explorar la fisiopatología de la<br />

aterosclerosis en la <strong>mujer</strong> de una manera breve, y si hay una o más<br />

posibles respuestas al hecho de la menor susceptibilidad del sexo<br />

femenino a ella antes de la menopausia. Algunas preguntas surgen al<br />

respecto: ¿Es que, acaso, el endotelio se comporta de forma diferente<br />

dependiendo del sexo? ¿Hay factores de protección? ¿Las hormonas<br />

inciden definitivamente en la disminución del fenómeno aterosclerótico?<br />

¿Las lipoproteínas, particularmente, son actoras de primer orden en la<br />

conformación o no de la patología en forma más o menos agresiva?.<br />

Hallazgos de anatomía patológica.<br />

Factores clásicos y emergentes de riesgo<br />

Si bien la aterosclerosis tiene un comienzo temprano en la vida en los<br />

dos sexos, apartando la obvia carga genética, las manifestaciones de<br />

la enfermedad no son muy relevantes, al menos en los primeros años.<br />

En niños menores de un año, es posible observar estrías lipídicas en<br />

desarrollo y en algunos casos aislados, placas de novo 3 . Las estrías<br />

tienen como componentes principales a las colonias de macrófagos<br />

que toman asiento en la capa endotelial. Su aparición temprana puede<br />

obedecer a diversas causas no únicamente alimenticias, sino a la<br />

disposición del mismo endotelio o a factores lipídicos. Por estudios de<br />

anatomía patológica, conocemos que las estrías lipídicas se conforman<br />

en los dos géneros, pero con más persistencia, en el femenino hasta<br />

los 20 años, aproximadamente. Después, comienza a producirse una<br />

50 51


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

importante diferenciación. La distribución de estas estrías varía según<br />

el lecho arterial: en las <strong>mujer</strong>es predominan en las coronarias y en los<br />

hombres en la aorta abdominal 4,5 .<br />

Igual sucede con las placas ateromatosas. Las localizaciones estudiadas<br />

son varias, pero a manera de ejemplo, la afectación carotidea es más<br />

prevalente en hombres. Por otro lado, el lecho de las mismas placas<br />

en la aorta femenina, es más usual en la aorta abdominal y en las<br />

coronarias. Hay una mayor incidencia en <strong>mujer</strong>es que en hombres de<br />

accidente cerebrovascular combinados con aterosclerosis abdominal.<br />

Es remarcable que las lesiones tempranas son predominantes en el sexo<br />

femenino 6 . Si bien en el estudio de Framingham estableció factores de<br />

riesgos cardiovasculares para los dos sexos, las tablas originadas por<br />

ese estudio, a la luz de los avances modernos, no llenan completamente<br />

las exigencias. En el estudio INTERHEART se valoraron varios factores<br />

de riesgo tanto en <strong>mujer</strong>es como en hombres 8 y se demostró que la<br />

hipertensión (HTA), la diabetes, la menor actividad física y el consumo<br />

de alcohol se asociaron firmemente con infartos del miocardio en<br />

<strong>mujer</strong>es más que en hombres. Por su parte, las anormalidades lipídicas,<br />

cigarrillo, obesidad abdominal, dieta aterogénica y estrés fueron<br />

similares al comparar los dos sexos.<br />

Estas diferencias son muy importantes al incorporar estos factores en<br />

sumatoria. La utilización del índice apo B/ apo A, no muy usado, fue<br />

primordial a la hora de establecer riesgos lipídicos 9 . De hecho siendo<br />

el INTERHEART una investigación realizada en 52 países de los 5<br />

continentes, demostró que a nivel mundial, las <strong>mujer</strong>es presentan un<br />

primer evento aterosclerótico coronario en un rango 9 años más tardío<br />

que en los hombres. Esto antes de que ellas alcancen la menopausia,<br />

donde las estadísticas tienden a equipararse.<br />

Dentro de la amalgama de factores contribuyentes a la aterosclerosis,<br />

surge en este contexto, el síndrome metabólico (SMet), actualmente<br />

bastante alejado de la concepción esquemática inicial de Reaven 10,11 . El<br />

SMet se muestra como una entidad capaz de influenciar el desarrollo<br />

de la aterosclerosis como consecuencia de una interacción de variables.<br />

Su discusión escapa a esta revisión, pero es necesario acotar que, en<br />

el sexo femenino, el SMet tiene una alta asociación con la proteína C<br />

reactiva, aunque no exista resistencia a la insulina (RI), lo cual habla de<br />

su carácter inflamatorio 12 .<br />

La influencia directa de otros factores, aparte de la HTA y los lípidos, ya<br />

incluidos en el SMet, el hábito tabáquico, el sedentarismo, el estrés y el<br />

alcohol, afectan negativamente la salud del endotelio.<br />

Por ejemplo, los mecanismos para que el tabaquismo ayude a la<br />

aterosclerosis son los mismos en los dos sexos por su acción endotelial,<br />

sólo que pareciera ser que la protección dada por el óxido nítrico (ON)<br />

es mayor en las <strong>mujer</strong>es, debido al estatus hormonal estrogénico 6 .<br />

Diferencias de géneros en la conformación<br />

de la arteria y del endotelio<br />

Si bien el árbol arterial es igual en los dos sexos, los estudios con<br />

ultrasonido de alta resolución han revelado que las capas íntima y<br />

media de las arterias de los niños tienen mayor volumen que las de las<br />

niñas 13 . Este hallazgo ayudaría a explicar el comienzo más temprano de<br />

la aterosclerosis en el hombre que en la <strong>mujer</strong>.<br />

En el endotelio normal, las células endoteliales regulan la mecánica<br />

vascular a través de varios agentes: la prostaciclina, la endotelina,<br />

el ON, el tromboxano A2, las especies reactivas de oxígeno (ROS)<br />

como el hidroxilo (OH - ), los factores de crecimiento, las moléculas de<br />

adhesión y los factores que intervienen en la coagulación 6 . La HTA, las<br />

hiperlipidemias y otros factores como la menopausia y sus componentes,<br />

pueden alterar el normal desempeño del endotelio y hacerlo disfuncional<br />

y proclive a que el proceso aterosclerótico se dispare o se acelere 11 .<br />

En el caso de la menopausia, esta disfunción está íntimamente ligada<br />

a receptores hormonales, tanto estrogénicos como androgénicos, los<br />

cuales también se subexpresan 14 .<br />

Recientemente se han llevado a cabo experimentos en ratas obesas,<br />

investigando la estructura de las mitocondrias en machos y hembras.<br />

Las mitocondrias funcionales son capaces de neutralizar los ROS 15,16 .<br />

Si por alguna disfunción mitocondrial aumentan los radicales libres,<br />

se produce estrés oxidativo. Se ha determinado, en diversos tejidos de<br />

animales hembras, que las mitocondrias son más grandes con crestas<br />

mayores, lo que pudiera hacerlas más resistentes a la disfunción y<br />

combatir más efectivamente el estrés oxidativo 11 .<br />

Caracterización del perfil lipídico<br />

Desde el nacimiento, las fracciones lipídicas difieren entre los dos<br />

sexos. Las recién nacidas presentan niveles de triglicéridos menores<br />

y mayores de HDL-C que los varones. A los cinco días del nacimiento<br />

las HDL-C en las recién nacidas sobrepasan en un 15 % a los niveles<br />

de los recién nacidos 17,18 ( Tabla 1). Estas diferencias se mantendrán,<br />

al menos hasta la menopausia. Existen oscilaciones dependiendo del<br />

ciclo menstrual, pero los niveles de LDL-C de la <strong>mujer</strong> siempre son más<br />

bajos en los hombres. Después de la menopausia, la LDL-C aumenta<br />

y la HDL-C desciende 19 .<br />

Es interesante señalar que los isoprenoides juegan un papel<br />

relevante en la cascada de la síntesis del colesterol, a partir de la<br />

hidroximetilglutaril coenzima A reductasa (HMG CoA). El escualeno, uno<br />

de los isoprenoides, es importante en la protección aterosclerótica pero<br />

52 53


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

efectiva en la defensa endotelial, porque impulsa la endotelización e<br />

inhibe la proliferación de células musculares lisas.<br />

En resumen, los estrógenos tienden a ejercer un efecto ateroprotector<br />

en las <strong>mujer</strong>es y tienen una bioactividad reducida en las menopáusicas.<br />

Esto conduce a: un aumento de la calcificación arterial, de las<br />

moléculas de adhesión (VCAM1- ICAM-1) y a la disminución de la<br />

vasodilatación 21 . Se asume que los estrógenos confieren protección<br />

contra la aterosclerosis en todos los lechos arteriales (enfermedad<br />

arterial periférica).<br />

A pesar de lo ya descrito, algunos autores sugieren que las hormonas<br />

sexuales no están asociadas con la presencia de calcio coronario, ni<br />

con el engrosamiento carotideo salvo en las postmenopáusicas con<br />

bajos niveles de testosterona 22 .<br />

en ratas machos, aunque no evita la esteatosis hepática. Si bien en las<br />

ratas hembras las lesiones ateroscleróticas permanecen estables, no<br />

se produce esteatosis ni los triglicéridos se relacionan con el aumento<br />

de peso del hígado 20 .<br />

Los lípidos son regulados, en parte, por factores hormonales<br />

(específicamente, estradiol [E2], la progesterona y la testosterona), por<br />

sus efectos en el metabolismo hepático. En general, las hiperlipidemias<br />

son menos prevalentes en las <strong>mujer</strong>es y por lo tanto aunque la acción<br />

del colesterol como tal y de las lipoproteínas es igual en el lecho<br />

vascular, la presencia de AT es menor en las <strong>mujer</strong>es que en hombres,<br />

ya sea por presentar menos hiperlipidemias o por factores genéticos y<br />

/o hormonales todavía no bien definidos 14 .<br />

Hormonas y receptores<br />

Existen diferencias biológicas relacionadas con la enfermedad<br />

aterosclerótica, no sólo entre hombres y <strong>mujer</strong>es, sino también entre<br />

<strong>mujer</strong>es premenopáusicas y menopáusicas, probablemente por razones<br />

hormonales.<br />

Los receptores estrogénicos (RE) y de otras hormonas, como la<br />

progesterona y la testosterona, se enlazan a sus respectivos ligandos<br />

transmitiendo señales al ADN. En el caso de los estrógenos, estos<br />

promueven una mayor producción de ON a través de la estimulación de<br />

la sintasa del ON 14 . Parece ser que el estradiol alfa es la hormona más<br />

La fisiopatología subyacente en la enfermedad aterosclerótica y<br />

cardiovascular, difiere ampliamente entre las <strong>mujer</strong>es pre y post<br />

menopáusicas.<br />

Las placas de <strong>mujer</strong>es jóvenes tienden a mostrar más denudación y<br />

porosidad y tienen más células musculares lisas y proaterogénicas 6 .<br />

Las placas de la <strong>mujer</strong> menopáusica son ricas en calcio con un mayor<br />

componente inflamatorio como de metalomieloproteinasas (MMP).<br />

Por otro lado, las <strong>mujer</strong>es premenopáusicas son más resistentes a la<br />

oxidación. Al ser más abundante el HDL-C, posiblemente, tienen un<br />

efecto antioxidante mayor en general, a través del paroxonasa y de<br />

la Apo A1, sobre la LDL-C 23 . Además, parece ser que la producción<br />

de ON, siempre es mayor, contribuyendo quizá a esto, los menores<br />

niveles de homocisteina que presentan las <strong>mujer</strong>es 6 .<br />

La aterotrombosis, probadamente, varía con la edad en las <strong>mujer</strong>es. En<br />

las jóvenes hay un estado de mayor hipercoagulabilidad, de reactividad<br />

plaquetaria y de espasmo coronario. Parece ser que el factor genético<br />

juega un papel muy importante en esta situación 6 .<br />

Como colofón, no debe olvidarse nunca la presencia de la diabetes<br />

en la <strong>mujer</strong> y su relación con la aterosclerosis. Las <strong>mujer</strong>es diabéticas<br />

tienen niveles más elevados de LDL densa y pequeña que los<br />

hombres. La diabetes disminuye el efecto protector de los estrógenos,<br />

aumentando el riesgo de IM, claudicación y ACV, en <strong>mujer</strong>es pre y<br />

postmenopáusicas 24 .<br />

Conclusión<br />

Es necesario recalcar que se está lejos de determinar el o los factores<br />

que promueven una protección cardiovascular más prominente en la<br />

<strong>mujer</strong> que en el hombre. La variable hormonal se consideró por mucho<br />

tiempo, determinante y aunque evidentemente es muy importante,<br />

54 55


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento Capítulo IV Fisiopatología de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

dista bastante de explicarlo todo. Basta con revisar lo que sucede en la<br />

terapia de reemplazo hormonal, y sus consecuencias, demostradas en<br />

diversos estudios epidemiológicos controlados 25 .<br />

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56 57


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

Capítulo V<br />

Riesgo cardiovascular global<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

• Factores de riesgo. Dr. Roberto López Nouel, Dr. Félix Sánchez.<br />

• Riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: estrategias para su<br />

estimación. Dr. Luis Sosa.<br />

Factores de riesgo cardiovascular<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Dr. Roberto López Nouel, Dr. Félix Sánchez Padilla.<br />

Introducción<br />

La historia natural de las enfermedades cardiovasculares es un<br />

continuo y define un ciclo iniciado por la presencia de una constelación<br />

de factores de riesgo en personas asintomáticas y que al transcurrir el<br />

tiempo producen alteraciones funcionales y estructurales del corazón<br />

y vasos sanguíneos. En el caso del corazón, la ulterior remodelación<br />

de su anatomía se traduce en deterioro progresivo de su función y<br />

por ende, insuficiencia cardiaca, condición asociada a un sustancial<br />

aumento de morbilidad y mortalidad 1 .<br />

En este contexto, servir al paciente, significa prevenir que la enfermedad<br />

cardiovascular ocurra (<strong>prevención</strong> primaria) o tratar la enfermedad ya<br />

manifiesta y su progresión (<strong>prevención</strong> secundaria). Actualmente las<br />

<strong>mujer</strong>es se ven afectadas en proporciones alarmantes, cuatro millones<br />

de ellas mueren al año por enfermedad coronaria y el 80% de estas<br />

muertes ocurren en países en vía de desarrollo 2 .<br />

Definición de factor de riesgo<br />

Riesgo es la probabilidad de que un hecho suceda o no en el futuro y<br />

probabilidad es un término estadístico que designa la frecuencia relativa<br />

con que un suceso ocurre. Riesgo cardiovascular puede ser definido<br />

como una característica biológica o un hábito de vida que aumenta<br />

la probabilidad (riesgo) de padecer una enfermedad cardiovascular<br />

(mortal o no) en aquellos individuos que lo presentan 3 . El estudio de<br />

Framingham permitió identificar y definir los factores de riesgo como<br />

precursores de distintas manifestaciones clínicas de enfermedad<br />

cardiovascular, tal y como se conciben actualmente. Cómo y durante<br />

cuánto tiempo es necesario exponerse a estos riesgos para que la<br />

58 59


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

enfermedad se manifieste no está definitivamente establecido y la<br />

presencia de estos factores de riesgo no asegura que se desarrollará la<br />

enfermedad, tampoco su ausencia garantiza una protección total contra<br />

ella. Sin embargo, la exposición prolongada a un factor de riesgo en un<br />

contexto ambiental y genético favorecedor, aumenta sustancialmente la<br />

posibilidad de presentar la enfermedad.<br />

Actualmente las enfermedades cardiovasculares son la causa más<br />

importante de morbilidad y mortalidad en el mundo tanto en hombres<br />

como en <strong>mujer</strong>es 2 y por tanto, como primer objetivo, deben tratar de<br />

prevenirse.<br />

Diferencias en género<br />

en la enfermedad cardiovascular<br />

La presentación de la enfermedad cardiovascular (ECV) es diferente en<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es, aunque los factores de riesgo (FR) sean similares<br />

en ambos, el impacto del FR individual y el resultado de su intervención<br />

difieren dramáticamente entre ellos, especial énfasis debe hacerse en<br />

condiciones de riesgo únicas en la <strong>mujer</strong> 4 , como en la adolescencia,<br />

embarazo y en la menopausia.<br />

Los factores de riesgo pueden ser definidos como modificables y no<br />

modificables, como se muestra en la tabla 1.<br />

Tabla 1. Factores de riesgo modificables y no modificables clásicos.<br />

Modificables<br />

Hipertensión Arterial Sistémica<br />

No modificables<br />

Edad<br />

Edad y género<br />

La ECV en la <strong>mujer</strong> se manifiesta alrededor de 10 años más tarde<br />

en relación al hombre 5 . Uno de los mecanismos de la diferencia de<br />

género entre hombres y <strong>mujer</strong>es en la incidencia de la enfermedad<br />

cardiovascular podría ser explicado por el efecto cardioprotector de los<br />

estrógenos endógenos. Los bajos niveles de estrógenos plasmáticos<br />

pueden explicar los cambios desfavorables en el perfil lipídico y en el<br />

metabolismo de los carbohidratos que ocurren durante la transición<br />

perimenopáusica y en la menopausia temprana, cambios similares<br />

se observan en <strong>mujer</strong>es con falla ovárica prematura (menopausia en<br />

<strong>mujer</strong>es menores de 40 años) 6 .<br />

Hipertensión arterial (HTA)<br />

La HTA es la enfermedad crónica más prevalente del adulto, a los 60<br />

años alrededor del 80% de las <strong>mujer</strong>es tiene niveles elevados de TA 6 .<br />

En las <strong>mujer</strong>es, la HTA se desarrolla más frecuentemente en la etapa<br />

postmenopáusica. Según el meta-análisis colaborativo, los hombres<br />

hasta la quinta década de la vida tienen niveles de presión arterial<br />

sistólica mayor que las <strong>mujer</strong>es; entre los 60 y 69 años, tales valores<br />

tienden a equipararse con tendencia a ser superiores en las <strong>mujer</strong>es<br />

que en los hombres con el paso de los años 7 .<br />

Diversos mecanismos a nivel molecular se han propuesto como factores<br />

del incremento de la TA en la menopausia, entre ellos el estrés oxidativo,<br />

niveles de endotelina, actividad del sistema nervioso simpático y el<br />

incremento de la actividad de renina plasmática 8 .<br />

Colesterol y dislipidemia<br />

Dislipidemia (CT, LDL-C, HDL-C bajo)<br />

Obesidad<br />

Intolerancia a la glucosa y/o Diabetes<br />

mellitus 2<br />

Tabaquismo<br />

Inactividad física<br />

Componentes del síndrome metabólico<br />

Género<br />

Historia familiar (herencia)<br />

Se ha demostrado que las concentraciones de lípidos y lipoproteínas<br />

varían según la función ovárica. Las <strong>mujer</strong>es con menopausia natural<br />

u ooforectomizadas, tienen significativamente concentraciones más<br />

elevadas de colesterol total (CT) y LDL-C en relación con aquellas<br />

que se encuentran menstruando o histerectomizadas con ovarios<br />

funcionales 9 .<br />

Colesterol total. Antes de los 20 años, la concentración del colesterol<br />

es similar en ambos sexos pero luego aumenta progresivamente,<br />

ocurriendo de manera más lenta en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres,<br />

lo que se observa hasta la sexta década; posteriormente los niveles<br />

séricos aumentan más en las <strong>mujer</strong>es, Esto es atribuido al aumento<br />

de la LDL-C en la <strong>mujer</strong> post menopáusica y a su diferencia<br />

persistente con el HDL-C 10 .<br />

Aunque los niveles de CT, HDL-C y LDL-C han demostrado tener<br />

60 61


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

valor pronóstico independiente de EAC en los hombres, es menos<br />

conocido en las <strong>mujer</strong>es el efecto de las concentraciones lipídicas<br />

sobre la misma 11 .<br />

HDL-C. Los niveles HDL-C se mantienen similares en ambos sexos<br />

hasta la pubertad, observándose un ligero aumento durante la etapa<br />

adulta de las <strong>mujer</strong>es, al llegar a la menopausia, los niveles de<br />

HDL-C disminuyen, mientras que en los hombres con similar edad<br />

se mantienen estables. Por lo tanto, la <strong>mujer</strong> menopáusica tiene<br />

significativamente niveles inferiores de HDL-C, independientemente<br />

de otras características biológicas, esto puede colocar a la <strong>mujer</strong><br />

postmenopáusica en mayor riesgo de EAC 12 .<br />

LDL-C. Los niveles de LDL-C son mayores en las <strong>mujer</strong>es que<br />

en los hombres las primeras décadas de la vida, posteriormente,<br />

alrededor de los 50 años 8 , estos niveles aumentan, mientras que<br />

en los hombres permanecen estables. El estudio de Framingham<br />

ha mostrado que las postmenopáusicas tienen niveles plasmáticos<br />

mayores de LDL y apoB que las premenopáusicas, lo que orienta a<br />

una acción hormonal en el metabolismo del LDL 13 .<br />

Lipoproteína A [Lp(a)]. Es una lipoproteína sintetizada por el hígado,<br />

y se ha determinado su potencial aterogénico y protrombótico.<br />

Según el estudio Framingham, sus niveles séricos aumentados<br />

son un fuerte pronosticador de IM en las <strong>mujer</strong>es 14 . En general, los<br />

niveles de Lp(a) son mayores en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres<br />

en todas las etapas de la vida, y se ha documentado como un<br />

marcador de riesgo significativo durante la menopausia, sobre todo<br />

cuando se asocia con niveles altos de CT y bajos de HDL-C 15 .<br />

VLDL-C y triglicéridos. Durante la postmenopausia, los precursores<br />

de VLDL-C son más pobres en colesterol y más ricos en TG, por lo<br />

tanto son más aterogénicos. Los TG elevados son un importante<br />

factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, siendo<br />

mayor su impacto cuando se asocia con la elevación de LDL-C. Esto<br />

puede explicar el poder predictivo de los triglicéridos para EAC en<br />

<strong>mujer</strong>es postmenopáusicas 16 .<br />

0besidad<br />

Las hormonas sexuales tienen un importante rol en la distribución de la<br />

grasa corporal, por lo cual es frecuente en <strong>mujer</strong>es premenopáusicas<br />

la localización ginecoide o glúteo femoral, mientras que en <strong>mujer</strong>es<br />

postmenopáusicas es central o androide. Este puede ser un<br />

mecanismo por el cual la menopausia tiene una influencia importante<br />

en alterar potencial aterogénico del perfil lipídico. En la actualidad, los<br />

investigadores se han enfocado sobre el papel de la menopausia en el<br />

desarrollo de una serie de anormalidades metabólicas que incluyen,<br />

la obesidad central y la resistencia a la insulina. Varios estudios<br />

demuestran que durante este periodo se observa un incremento en la<br />

acumulación del tejido adiposo a nivel abdominal y visceral, así mismo<br />

otros muestran que existe una disminución significativa de la obesidad<br />

central en <strong>mujer</strong>es post-menopáusicas que reciben terapia hormonal de<br />

reemplazo en relación con el grupo control que no la recibe 17 .<br />

Diabetes<br />

La diabetes es un factor de riesgo mayor en las <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas<br />

que en las premenopáusicas, ya que en las primeras no existe el factor<br />

protector hormonal de los estrógenos y es un potente pronosticador de<br />

RCV e incrementa la posibilidad de presentar enfermedad coronaria de<br />

3 a 7 veces en comparación con 2 a 3 veces en el hombre. En asociación<br />

con hipertensión, obesidad y dislipidemia el riesgo es sustancialmente<br />

mayor. Se ha demostrado que la diabetes tipo 2 es la forma más<br />

frecuente de diabetes en <strong>mujer</strong>es ancianas, con una prevalencia del<br />

9% en <strong>mujer</strong>es > 65 años y un 25% en <strong>mujer</strong>es > 85 años 18 .<br />

Tabaquismo<br />

Un 23% de las <strong>mujer</strong>es adultas norteamericanas premenopáusicas<br />

actualmente tiene hábito tabáquico. Datos de estudios de observación<br />

evidencian la asociación independiente entre el riesgo del cigarrillo y<br />

eventos coronarios fatal y no fatal 19 . Esta asociación tiene más poder en<br />

la <strong>mujer</strong> que en el hombre. Fumar cigarrillo duplica el riesgo de eventos<br />

coronarios en la <strong>mujer</strong>, con un riesgo relativo de 2,4 para la <strong>mujer</strong><br />

comparado con un 1,43 para el hombre 20 . La cesación tabáquica en la<br />

<strong>mujer</strong> está asociada con reducción del riesgo de muerte por infarto del<br />

miocardio (IM) de alrededor del 65%. En el Nurses’ Health Study, con<br />

una cesación de 2 años, el riesgo de mortalidad cardiovascular decreció<br />

en un 24% independientemente del tiempo de exposición al cigarrillo y<br />

la edad de inicio 21 . También existe un incremento del riesgo de ECV (IM<br />

fatal y no fatal, angina y muerte súbita en la <strong>mujer</strong> joven) y el número<br />

de cigarrillos/día. El uso de anticonceptivos orales también amplifica el<br />

riesgo por tabaquismo 22 .<br />

Inactividad Física<br />

La falta de actividad física es uno de los factores de riesgo mas<br />

prevalentes e independientes de ECV en la <strong>mujer</strong>. Alrededor de un 25%<br />

de las <strong>mujer</strong>es jóvenes no realiza actividad física pudiendo llegar este<br />

porcentaje a un 50% en las de mayor edad. Datos epidemiológicos revelan<br />

62 63


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

una asociación positiva entre el ejercicio frecuente y la disminución<br />

del riesgo de eventos coronarios en la <strong>mujer</strong> adulta, existiendo una<br />

relación inversamente proporcional entre el grado de actividad física y<br />

la mortalidad por todas las causa en la <strong>mujer</strong> postmenopáusica. En el<br />

Nurses’ Health Study se demostró que una caminata vigorosa estuvo<br />

asociada con una reducción sustancial de eventos coronarios en la<br />

<strong>mujer</strong> 23 .<br />

Niveles de homocisteína<br />

Proteína C reactiva ultrasensible (PCRus)<br />

Es un marcador de riesgo independiente para el desarrollo de<br />

ECV, pudiendo incrementarse hasta 2 veces el mismo en la <strong>mujer</strong><br />

posmenopáusica 25 . El efecto de la terapia hormonal con estrógenos y<br />

progestágenos sobre la PCRus es controversial; algunos reportan un<br />

incremento 26 , mientras otros no lo evidencian 25 .<br />

Referencias Bibliográficas<br />

Niveles elevados de homocisteína se han asociado con un<br />

incremento en el riesgo de EAC. Se ha demostrado que en la <strong>mujer</strong><br />

premenopáusica existen niveles más bajos comparados con los de las<br />

postmenopáusicas 24 .<br />

Apolipoproteína E (ApoE)<br />

Algunos estudios han indicado que el polimorfismo de ApoE puede<br />

ser una variable de predicción específica por sexo de enfermedad<br />

cardiovascular. Datos del estudio Framingham sugieren un incremento<br />

de ECV en hombres con el alelo (E4) 51% vs un 48% en las <strong>mujer</strong>es<br />

portadoras de esta mutación, sin embargo, los mecanismos de la<br />

asociación entre la mutación y el incremento del riesgo no están<br />

completamente claros 8 .<br />

Fibrinógeno<br />

El incremento de los niveles plasmáticos de fibrinógeno ha sido asociado<br />

con un aumento de riesgo de infarto del miocardio e ictus, a pesar de<br />

que el riesgo es similar tanto para hombres como para <strong>mujer</strong>es con<br />

niveles de fibrinógeno elevados hay algunas pequeñas diferencias en<br />

relación al sexo: el fibrinógeno plasmático aumenta con la menopausia,<br />

el embarazo y el uso de anticonceptivos orales 8 .<br />

Inhibidor-1 del activador del plasminógeno (PAI-I)<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

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El incremento del PAI-I ha sido asociado con la ECV, con un aumento<br />

dos veces mayor del riesgo de IM, tanto en hombres como <strong>mujer</strong>es.<br />

Algunos reportes mencionan el incremento de estos niveles en la <strong>mujer</strong><br />

posmenopáusica que no recibe terapia hormonal.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

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64 65


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

14.<br />

15.<br />

16.<br />

17.<br />

18.<br />

19.<br />

20.<br />

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Riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong>:<br />

estrategias para su estimación<br />

Dr. Luis Sosa<br />

Introducción<br />

Existen varias formas de calcular el riesgo cardiovascular (CV)<br />

global en la población general, utilizando algoritmos que incluyen los<br />

factores de riesgo cardiovascular tradicionales tales como: colesterol,<br />

tabaquismo, hipertensión, diabetes, etc. 1,2 . La mayoría de estas escalas<br />

son aplicables a hombres y <strong>mujer</strong>es, algunas por separado, otras han<br />

sido desarrolladas en poblaciones de <strong>mujer</strong>es solamente 3 .<br />

Las escalas más frecuentemente utilizadas son:<br />

A. Escala de cálculo de riesgo cardiovascular de Framingham<br />

Perfil de esta escala: Calcula el riesgo de sufrir un infarto del miocardio<br />

(IM) o de morir debido a enfermedad arterial coronaria (EAC) dentro de<br />

los próximos 10 años. El riesgo es determinado por factores tales como<br />

la edad, el colesterol total, colesterol-HDL, la hipertensión arterial (HTA)<br />

tratada o no y el tabaquismo (Tabla 1). Está diseñada para personas<br />

sin EAC y no se debe utilizar en pacientes diabéticos ya que ésta es<br />

considerada como un equivalente de EAC.<br />

Procedimiento para el cálculo:<br />

Se necesitan:<br />

• Edad y sexo<br />

• Los valores de colesterol total y colesterol HDL, se sugiere<br />

utilizar un promedio, cómo mínimo, de dos mediciones de estos<br />

parámetros, sin embargo la mayoría de las veces la calculamos<br />

con una sola cifra.<br />

• El valor de la presión arterial sistólica, obtenida al momento de la<br />

evaluación, independientemente si la persona se encuentra o no<br />

recibiendo tratamiento antihipertensivo, la escala contempla un<br />

puntaje superior para los tratados y se necesita un promedio de<br />

varias mediciones como lo estipula el Séptimo Comité (JNC7).<br />

• Habito tabáquico (consumo de cigarrillos)<br />

La suma y/o resta del puntaje total proporcionado por la presencia<br />

de cada uno de estos parámetros permitirá calcular el riesgo en 10<br />

años de padecer un IM y/o muerte de causa coronaria, expresado en<br />

porcentaje.<br />

Interpretación del resultado. Si la sumatoria es 20 puntos (ver tabla1)<br />

el riesgo es del 11%, lo que significa que aproximadamente 11 <strong>mujer</strong>es<br />

de cada 100 con idéntico perfil desarrollarán EAC o tendrán un evento<br />

coronario dentro de 10 años.<br />

Observaciones y ventajas de este método:<br />

66 67


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

De este método se puede obtener, tres grandes grupos a saber:<br />

• bajo riesgo (menor de 10%)<br />

• riesgo intermedio (10-20%)<br />

• riesgo elevado (mas de 20%)<br />

Sin embargo, las <strong>mujer</strong>es con 10 a 20 % de riesgo pueden padecer un<br />

evento coronario en ausencia de algunos factores de riesgo. Todas<br />

las <strong>mujer</strong>es en el estudio de cohorte de Framingham son blancas y<br />

no se incluyó población latinoamericana, ni afroamericana. Aunque<br />

hay estudios recientes que han validado dicha escala en ciertas subpoblaciones,<br />

aunque enfocados en la determinación del riesgo de EAC<br />

y no de otros eventos cardiovasculares.<br />

El período de estimación es de 10 años solamente; sin embargo, es la<br />

escala más validada, por un sin número de publicaciones científicas que<br />

la sustentan y el seguimiento estricto de su cohorte. Además ha sido<br />

empleada por otros estudios extensos distintos a su cohorte original.<br />

Tiene la ventaja de ser muy sencilla como herramienta en practica<br />

clínica, no necesita de calculador digital, ni ecuaciones complicadas y<br />

por último, es recomendada por el panel de expertos (ATP III) como<br />

una buena aproximación predictiva de riesgo, independiente del tipo de<br />

población.<br />

B. Guías de la American Heart Association (AHA) para <strong>prevención</strong><br />

cardiovascular en la <strong>mujer</strong> 4 . Esta guía está basada en la evidencia<br />

proveniente de diversas investigaciones orientadas a la <strong>prevención</strong><br />

cardiovascular en la <strong>mujer</strong> y fueron publicadas en el año 2007.<br />

Perfil de esta escala<br />

Clasifica a la <strong>mujer</strong> en tres grandes categorías o status de riesgo<br />

cardiovascular: alto, promedio y óptimo (Tabla 2) según la presencia<br />

de factores clásicos o según la presencia de EAC o sus equivalentes;<br />

así mismo utiliza el algoritmo de Framingham como complemento a los<br />

criterios clínicos encontrados en el interrogatorio.<br />

Tiene mucha similitud a la estimación de riesgo propuesta por el Tercer<br />

Panel del Tratamiento del Adulto (ATP III por sus siglas en inglés), sin<br />

embargo incluye otras variables como la inactividad física, enfermedad<br />

subclínica expresada por la presencia de calcificación en las arterias<br />

coronarias en el estudio imagenológico correspondiente.<br />

Comentarios sobre esta escala de riesgo<br />

Es sencilla, aplicable a <strong>prevención</strong> primaria y secundaria, incluye la<br />

puntuación del algoritmo de Framingham en su cálculo, puede dar la<br />

orientación de nivel óptimo para tratar el colesterol sérico ya que uno<br />

de los motivos para el cálculo de riesgo de estas tablas predictivas es<br />

precisamente la intervención terapéutica a fin de reducir dicho riesgo<br />

y quizás el colesterol total es el más impactante como factor aislado,<br />

colaborador en la reducción de riego global. Considera además los<br />

factores de riesgo clásicos más importantes descritos en la literatura<br />

con buen nivel de evidencia como el síndrome metabólico.<br />

C. Escala de riesgo de Reynolds (Reynolds Risk Score)<br />

Perfil de la escala<br />

Es un algoritmo desarrollado para aumentar la capacidad de predicción<br />

de riesgo cardiovascular global en <strong>mujer</strong>es.<br />

Utilizó los datos de la cohorte del Women’s Health Study (WHS), donde<br />

se evaluaron 35 factores de riesgo dentro de los cuales se escogieron los<br />

más significativos en 24.558 <strong>mujer</strong>es sanas, las cuales fueron seguidas<br />

por 10,2 años, para el desarrollo de un evento cardíaco, accidente<br />

cerebrovascular (ACV), angioplastia, cirugía de bypass aorto-coronario,<br />

o muerte de origen cardíaco, a diferencia del escore de Framingham<br />

68 69


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo V Riesgo cardiovascular global en la <strong>mujer</strong><br />

que calcula sólo el riesgo de padecer un ataque cardiaco o muerte por<br />

causa coronaria.<br />

Lo novedoso es que incluye niveles de proteína C reactiva ultrasensible<br />

(PCRus), marcador sérico inflamatorio vascular, y los antecedentes<br />

de historia familiar de IM antes de los 60 años en padre o madre.<br />

De este modo se logró reclasificar entre 40% a 50% de los pacientes<br />

categorizados por la escala del ATP III como de riesgo intermedio<br />

cambiándolos hacia grupos de alto o de bajo riesgo.<br />

Procedimiento para el cálculo<br />

Elementos utilizados:<br />

Edad: Expresada en años.<br />

Colesterol total: Expresado en mg/dL, al menos en dos<br />

mediciones obtenidas en una toma de muestra de sangre<br />

estándar, simultáneamente de la misma muestra se puede<br />

obtener la PCRus.<br />

HDL colesterol: Expresado en mg/dL, de una muestra estándar,<br />

en dos mediciones. Puede ser de la muestra anterior.<br />

Presión arterial sistólica: Expresado en mmHg en la última toma<br />

de presión arterial.<br />

Proteína C reactiva ultrasensible: Se recomienda tomar el valor<br />

mas bajo de, al menos, dos mediciones obtenidas de una muestra<br />

estándar de sangre. Los valores se expresan en miligramos por<br />

litro y van habitualmente desde 0,01 a 10 mg/L. Valores muy<br />

elevados hacen sospechar inflamación por otra causa distinta a<br />

la cardiovascular.<br />

Tabáquicos: Fumar cigarrillo al menos en el último mes o fumador<br />

habitual. Expresado en si o no.<br />

Historia familiar de enfermedad cardiaca: si el padre o la madre<br />

sufrió ataque cardíaco o accidente cerebrovascular antes de los<br />

60 años, expresado en si o no.<br />

En caso de ser diabético se utiliza la hemoglobina glucosilada.<br />

*Una vez introducidos estos puntos, existe un calculador electrónico<br />

de riesgo a 10 años, bastante sencillo. Disponible en esta dirección<br />

electrónica: http://www.reynoldsriskscore.org.<br />

Interpretación: Riesgo de padecer un evento tipo IM, ACV isquémico,<br />

revascularización coronaria o muerte cardiovascular en porcentaje.<br />

Interpretación: por ejemplo: Si la puntuación es: 15%, serán 15<br />

individuos de cada 100 de ese grupo, quienes presentaran un evento<br />

en los próximos 10 años.<br />

Observaciones<br />

Un solo estudio valida este escore (WHS), pero su la población<br />

predominantemente fue caucásica, requiere estimación de la PCRus,<br />

requiere calculador digital, aunque es fácil como herramienta, sin<br />

embargo es de <strong>mujer</strong>es solamente, reclasificó personas que eran<br />

catalogadas como de riesgo intermedio y que realmente se comportaron<br />

como de riesgo inferior (bajo) o superior (elevado) en la practica 5 .<br />

Conclusiones<br />

Las investigaciones realizadas en los últimos años han modificado<br />

radicalmente el punto de vista de la <strong>prevención</strong> cardiovascular en la<br />

<strong>mujer</strong>, ya que su abordaje ha variado de la posición contemplativa<br />

(esperando que aparezcan los síntomas) a un enfoque más temprano<br />

e incorporado dentro de la concepción del riesgo cardiovascular global.<br />

La magnitud del riesgo cardiovascular de la <strong>mujer</strong>, al igual que en el<br />

70 71


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

hombre, depende, no solamente de la alteración de un parámetro sino<br />

también de la presencia de otros factores de riesgo, razón por la cual<br />

se requiere de un manejo multifactorial integral dentro del concepto de<br />

riesgo cardiovascular global.<br />

Referencias Bibliográficas<br />

72<br />

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Capítulo VI<br />

Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

• Epidemiología de la hipertensión arterial.<br />

Dr. Jesús López Rivera.<br />

• La diabetes mellitus como factor de riesgo de enfermedad<br />

cardiovascular. Dra. Omidres Pérez.<br />

• Obesidad. Dr. Rafael Lugo.<br />

• El Síndrome metabólico.<br />

Dr. Franklin Ablan Candia, Dr. J. Ildefonzo Arocha Rodulfo.<br />

Epidemiología de la hipertensión arterial<br />

Dr. Jesús López<br />

En el mundo la enfermedad cardiovascular y dentro de éste grupo la<br />

enfermedad coronaria, constituye la principal causa de mortalidad tanto<br />

en hombres como en <strong>mujer</strong>es; un tercio de la mortalidad femenina es<br />

secundario a ello 1 . De hecho, en EE.UU. más <strong>mujer</strong>es que hombres<br />

mueren por enfermedad cardiovascular cada año, circunstancia,<br />

lamentablemente, una realidad no advertida por muchos médicos 2,3 .<br />

La mayoría de las <strong>mujer</strong>es no perciben la enfermedad cardiovascular<br />

como un riesgo importante para su salud. En Venezuela 15 <strong>mujer</strong>es<br />

fallecen diariamente por enfermedad cardiovascular, mientras que sólo<br />

3,5 de ellas mueren por cáncer 4 .<br />

Por otro lado, los accidentes cerebro vasculares (ACV) son una de las<br />

primeras causas de mortalidad tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es<br />

y, aunque su incidencia es ligeramente superior en los pacientes<br />

masculinos, la rata de mortalidad es mayor en <strong>mujer</strong>es 5,6 . El ACV<br />

representa también la primera causa de discapacidad y la segunda<br />

causa de demencia con un enorme impacto sobre el paciente y su grupo<br />

familiar, las diferencias de género han sido sugeridas, en especial en el<br />

manejo clínico y estudios realizados 7 . Ambos grupos de enfermedades,<br />

la coronaria y la cerebrovascular, se encuentran directamente<br />

relacionadas con la hipertensión arterial (HTA).<br />

La HTA sistémica debido a su alta prevalencia y omnipresencia en<br />

todo el globo representa una de las pandemias de nuestro tiempo. Se<br />

estima, por ejemplo, que uno de cada tres adultos (29%) en los Estados<br />

Unidos es hipertenso 8 , lo que representa en términos absolutos la<br />

impresionante cifra estimada de 74.500.00 personas, según datos de la<br />

encuesta NHANES. A esto debe añadírsele que hasta un 28% adicional<br />

de adultos en ese país son considerados como prehipertensos.<br />

La prevalencia de HTA se considera similar para ambos sexos; sin<br />

embargo, si se incluye también la influencia de la edad en la distribución<br />

de esta variable se observa disparidad en la prevalencia de hombres<br />

73


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

y <strong>mujer</strong>es: El estudio NHANES ha mostrado que un porcentaje mayor<br />

de hombres en comparación con las <strong>mujer</strong>es, tiene HTA hasta los<br />

45 años de edad; desde esa edad y hasta los 64, los porcentajes de<br />

incidencia de ambos sexos son similares. A partir de los 65 años, un<br />

porcentaje mayor de <strong>mujer</strong>es es hipertensa 9 . Esto ocurre porque la<br />

edad en la cual los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular<br />

se hacen evidentes difiere con el género: más <strong>mujer</strong>es que hombres<br />

desarrollan HTA cuando envejecen; incluso, el tipo de HTA varia con la<br />

interacción de la edad y el sexo, o con otras condiciones patológicas:<br />

en las <strong>mujer</strong>es ancianas la hipertensión sistólica aislada es la forma<br />

más común de HTA 10,11 . Por otro lado, es 2 a 3 veces más frecuente<br />

en <strong>mujer</strong>es que toman anticonceptivos orales, especialmente si son<br />

obesas, en comparación con aquellas <strong>mujer</strong>es que no los reciben 12 .<br />

La prevalencia de HTA varía también con la etnia: las cifras en<br />

afrodescendientes son mayores que en latinos, blancos o asiáticos 13 .<br />

Esta situación de prevalencia es similar en otras partes del mundo. En<br />

China, con una población de 1,3 billones de individuos aproximadamente,<br />

la prevalencia estandarizada para hiperlipidemia en <strong>mujer</strong>es con edades<br />

comprendidas entre 35 y 75 años fue de 53% frente al 25% para la<br />

HTA 14 .<br />

El estudio CARMELA, investigación poblacional, de observación y<br />

de cohorte con diseño estadístico homogéneo para la comunidad<br />

latinoamericana, mostró que la prevalencia de HTA en Venezuela fue del<br />

24,5%; siendo del 22,9% en las <strong>mujer</strong>es y del 27,5% en los hombres.<br />

Sin embargo, en el grupo etario comprendido entre los 55 y 64 años,<br />

el 54,7% ocurrió en hombres y el 59,9% en <strong>mujer</strong>es, mostrando una<br />

variación de prevalencia etaria con un punto de cruce en la década de<br />

los 50 años 15 .<br />

Una investigación realizada en el barrio Guzmán, parroquia de la<br />

ciudad de San Cristóbal, con diseño poblacional, de observación y de<br />

cohorte, en una muestra de personas entre los 18 y los 90 años, mostró<br />

una prevalencia de 32% de HTA (33% en los hombres y 29% en las<br />

<strong>mujer</strong>es); mientras que en el grupo comprendido entre los 60 y los 90<br />

años, la prevalencia en <strong>mujer</strong>es alcanzó el 76% 16 .<br />

La HTA es un poderoso marcador de riesgo cardiovascular, con una<br />

relación lineal y continua entre los niveles de presión arterial y el riesgo:<br />

partiendo de niveles de 115 mmHg para la presión sistólica, y de 75<br />

mmHg para la diastólica, y entre las edades de 40 y 80 años, por cada<br />

incremento de 20 mmHg en la presión arterial sistólica y de 10 mmHg<br />

en la presión arterial diastólica, se duplica el riesgo cardiovascular para<br />

mortalidad por accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad arterial<br />

coronaria, insuficiencia cardiaca y otras enfermedades cardiovasculares 17 .<br />

El uso de anticonceptivos orales, incluyendo aquellos con dosis de<br />

etinilestradiol menores a 35 microgramos, se asoció con un incremento<br />

del riesgo de hipertensión arterial y de ACV isquémico, en especial<br />

en pacientes fumadoras. Un estudio británico en 5880 <strong>mujer</strong>es que<br />

necesitaron tomar anticonceptivos orales por un año, mostró un<br />

aumento del doble en la incidencia de ACV 18 . El estudio Women´s Health<br />

Initiative (WHI), que agrupó a <strong>mujer</strong>es sin enfermedad cardiovascular<br />

conocida, demostró que la terapia hormonal de reemplazo combinada<br />

de estrógenos mas progestágneos no protegieron, ni redujeron, el<br />

riesgo cardiovascular; es más, lo incrementaron en aquellas <strong>mujer</strong>es<br />

de edad avanzada. Los estrógenos conjugados sin progestágenos<br />

tampoco protegieron; sin embargo, en <strong>mujer</strong>es perimenopáusicas<br />

en edades comprendidas entre 50 y 59 años, se presentó una<br />

tendencia estadísticamente no significativa a la disminución del riesgo<br />

cardiovascular. A pesar de lo anterior, en ambos grupos no se observó<br />

un incremento en la incidencia de la HTA 19 .<br />

El comportamiento del monitoreo ambulatorio no invasivo de la presión<br />

arterial (MAPA) en las <strong>mujer</strong>es y el impacto a órganos blanco, como la<br />

hipertrofia ventricular izquierda (HVI) han mostrado que las pacientes<br />

hipertensas non- dippers, con carga sistólica diurna y variabilidad<br />

sistólica diurna elevada, desarrollaron HVI en el 100% frente al 87%<br />

observado en sus pares masculinos; lo cual puede significar que a<br />

pesar de la existencia de fenotipos iguales el impacto o daño al órgano<br />

blanco, el género puede tener una influencia relevante 20 .<br />

El riesgo de HTA con el embarazo está incrementado en las <strong>mujer</strong>es que<br />

son primigestas precoces, primigestas añosas, con embarazo gemelar,<br />

con polihidramnios, con antecedentes de hipertensión y embarazo en<br />

madre y hermana, con resistencia a la insulina, obesidad e hipertensión<br />

antes del embarazo 11 , y su identificación oportuna permite una reducción<br />

del riesgo de preeclampsia, eclampsia y síndrome HELLP.<br />

La evaluación estrecha individual y poblacional debería ser realizada,<br />

con la finalidad de reducir el riesgo cardiovascular, en especial para la<br />

<strong>prevención</strong> primaria; igualmente, se requieren estudios en la población<br />

femenina que identifiquen con mayor exactitud la naturaleza del riesgo<br />

al cual están sometidas por ser portadoras de HTA.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

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La diabetes mellitus como factor de<br />

riesgo de enfermedad cardiovascular<br />

Dra. Omidres Pérez de Carvelli<br />

Introducción<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

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La <strong>mujer</strong>, a lo largo de su vida, se expone de forma fisiológica a<br />

situaciones especiales que favorecen la aparición de diabetes: el<br />

embarazo y la menopausia. A su vez, la diabetes es la comorbilidad más<br />

frecuente tanto en la edad reproductiva como en la posmenopausia,<br />

más aún si se asocia con el diagnóstico previo de síndrome de ovario<br />

poliquistico o síndrome metabólico 1 . Estas razones nos obligan a estar<br />

muy alerta en la <strong>mujer</strong>, desde tempranas edades.<br />

El embarazo, condición exclusiva de la <strong>mujer</strong>, se relaciona con la<br />

producción de hormonas con potencial hiperglucemiante (estrógeno,<br />

progesterona, lactógeno placentario humano, prolactina, hormona<br />

de crecimiento entre otras) que pueden favorecer la aparición de<br />

diabetes durante el embarazo 2 . La diabetes gestacional está definida<br />

como cualquier grado de intolerancia a la glucosa que inicia o es<br />

reconocida por vez primera durante el embarazo 3 . La prevalencia de<br />

esta entidad varía ampliamente, ubicándose entre 1 a 16% según la<br />

población estudiada y el criterio diagnóstico utilizado, y 2,6 a 70% de<br />

ellas desarrollan diabetes posteriormente, porcentaje que varía según<br />

la duración del seguimiento 4 .<br />

Mujeres con alto riesgo para diabetes<br />

La probabilidad de presentar diabetes, tanto gestacional como previa al<br />

embarazo que no haya sido detectada, es mayor en aquellas <strong>mujer</strong>es<br />

con cualquiera de las siguientes características:<br />

• Obesidad severa.<br />

• Historia previa de diabetes gestacional o de infantes grandes<br />

para la edad gestacional.<br />

• Presencia de glucosuria.<br />

• Diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico.<br />

• Fuerte historia familiar de diabetes tipo 2.<br />

Mujeres con bajo riesgo para diabetes<br />

Se consideran <strong>mujer</strong>es de bajo riesgo y por tanto no ameritan descarte<br />

de esta entidad aquellas que presenten todas las características<br />

76 77


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

siguientes:<br />

• Edad, mayor de 25 años.<br />

• Peso ideal antes del embarazo.<br />

• Miembro de un grupo étnico con baja prevalencia de diabetes.<br />

• Ausencia de antecedentes de diabetes en familiares de primer<br />

grado.<br />

• No presentar antecedentes de pobres resultados obstétricos 3 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es con bajo riesgo de diabetes gestacional, así como a<br />

aquellas a las que no se les encontró diabetes en las etapas tempranas<br />

del embarazo, deben someterse a la prueba de descarte de diabetes<br />

gestacional entre las semanas 24 a 28 de gestación 3 .<br />

Según la opinión del panel de consenso de la Asociación Internacional<br />

de Diabetes y el Grupo de Estudio del Embarazo, debe realizarse la<br />

identificación de diabetes preexistente y diferenciarla de diabetes<br />

gestacional, estando la segunda limitada a los casos que se presentan<br />

durante el embarazo. A tal fin debe realizarse:<br />

• Determinación de la glucemia en ayunas, hemoglobina<br />

glucosilada (HbA1c) y glucemia en cualquier momento del día<br />

en las embarazadas durante la primera consulta al inicio de la<br />

gestación.<br />

• Si la glucemia en ayunas se encuentra mayor o igual a 126<br />

mg/dL, HbA1c mayor o igual a 6,5% (usando el método<br />

estandarizado según los estudios del DCCT/UKPDS) o glucemia<br />

en cualquier momento del día mayor o igual a 200 mg/dL, se<br />

considera diabetes preexistente, ameritando el seguimiento y<br />

control propio de este caso.<br />

• Si los resultados no comprueban diabetes preexistente, puede<br />

suceder que:<br />

* Los valores de glucemia en ayunas se encuentran entre 92 y<br />

125 mg/dL, lo cual es compatible con diabetes gestacional;<br />

* Si es menor a 92 mg/dL, se realizará el test para diabetes<br />

gestacional durante las semanas 24 a 28 del embarazo,<br />

mediante una prueba de tolerancia oral a la glucosa con<br />

una carga de 75 gramos, y realizando determinación de los<br />

valores de glucemia en los tiempos basal, 1 y 2 horas. Se<br />

considerara diabetes gestacional si uno o más de los valores<br />

de esta prueba supera las cifras definidas en la tabla 1 5 .<br />

Tratamiento de la diabetes gestacional<br />

Hoy día solo están aprobados para tratamiento de diabetes durante<br />

el embarazo bien sea preexistente como diabetes gestacional, el uso<br />

de insulinas humanas, lispro y aspart como análogos ultrarrápidos<br />

aprobados, pero existen numerosos estudios que garantizan la<br />

seguridad de metformina y glibenclamida durante la gestación. No hay<br />

reportes de seguridad con respecto al uso de análogos de insulina de<br />

acción prolongada durante el embarazo, aunque con el uso de glargina<br />

no se han descrito efectos teratogénicos y no atraviesa la barrera<br />

placentaria.<br />

Pronóstico de la diabetes gestacional<br />

La diabetes gestacional acompaña en un 12 a 20% de preclampsia 6 , y<br />

cede en la mayoría de los casos luego del parto, pero existe un riesgo<br />

de recurrencia en los embarazos siguientes hasta en el 45% de los<br />

casos, con mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 a futuro<br />

de hasta 70% de las involucradas en los 5 años siguientes de la<br />

aparición del cuadro de diabetes gestacional 7 , en especial si la paciente<br />

presentó el diagnóstico de diabetes gestacional en etapas tempranas<br />

del embarazo, glucemia en ayunas durante el embarazo mayor o<br />

igual a 126 mg/dL, obesidad antes, durante o después del embarazo,<br />

antecedentes familiares de diabetes tipo 2, edad gestacional precoz,<br />

historia previa de diabetes gestacional, no dar de lactar los primeros<br />

tres meses del posparto 8-10 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es con diabetes previa al embarazo así como las que<br />

presentan diabetes gestacional, tienen un aumento del riesgo de<br />

complicaciones en el embarazo y el parto, y mayor incidencia de<br />

malformaciones congénitas en el producto de la concepción, además<br />

de ser la diabetes gestacional un fuerte indicador de riesgo de diabetes<br />

a futuro, no solo para la madre sino también para el feto. En general,<br />

el riesgo de presentar sobrepeso, síndrome metabólico y diabetes a<br />

futuro es mayor si diabetes deriva de la rama ascendente materna en<br />

comparación con la rama paterna, así como si se ha estado expuesto a<br />

la hiperglucemia durante el período fetal 11,12 .<br />

La aparición de esta patología metabólica en poblaciones cada vez<br />

más jóvenes, incluyendo <strong>mujer</strong>es en edad reproductiva es un punto<br />

interesante a considerar, ya que su aparición antes o durante el embarazo<br />

no sólo aumenta el riesgo de acelerar las complicaciones crónicas<br />

de la diabetes en la madre durante ese período, sino que el producto<br />

de la concepción presenta aumento significativo de malformaciones<br />

fetales, trastornos metabólicos, y mayor riesgo de diabetes y síndrome<br />

78 79


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

metabólico a futuro 13,14 , lo cual es la cuna de una generación de relevo<br />

potencialmente enferma por su programación genética in útero.<br />

Preparación preconcepcional en las pacientes<br />

En diabetes previa al embarazo es importante educar a la paciente para<br />

realizar planificación familiar, y lograr los niveles de control metabólico<br />

preconcepcional, no sólo pensando en glucemia y HbA1c, sino además<br />

considerando la evaluación previa y control de microangiopatias<br />

(retinopatía, neuropatía autonómica y gastrointestinal, nefropatía),<br />

función tiroidea, presión arterial, lípidos, enfermedad cardiovascular,<br />

complemento con ácido fólico y adherencia a los planes de alimentación<br />

y ejercicio, bajo un nivel acorde de educación diabetológica previamente<br />

ajustados a cada caso 15 . El siguiente esquema (Tabla 2) sirve para orientar<br />

el abordaje de la paciente embarazada con diabetes preconcepcional,<br />

al momento de la gestación 16 .<br />

Menopausia y Diabetes<br />

La menopausia, donde el declive de las hormonas sexuales femeninas<br />

con mayor relación proporcional de los efectos andrógenicos y<br />

consecuente insulinorresistencia y elevación de ácidos grasos libres en<br />

la <strong>mujer</strong>, favorece el incremento del riesgo cardiovascular, igualando o<br />

incluso superando al hombre, con elevación importante de la prevalencia<br />

no sólo de diabetes, síndrome metabólico, obesidad, depresión y<br />

sedentarismo, sino también de hipertensión y dislipidemia 17 .<br />

La menopausia incrementa el índice de masa corporal (IMC),<br />

aumentando el porcentaje de masa corporal, favoreciendo el acúmulo<br />

de grasa a nivel abdominal (aumento del diámetro de la cintura), y<br />

disminuyendo la masa magra corporal, lo cual en conjunto, incrementa<br />

el riesgo cardiovascular en la posmenopausia. Afortunadamente se ha<br />

demostrado que todos estos aspectos indeseados de este período de la<br />

vida suele ser mitigado por la actividad física regular 18 .<br />

Es conocido el hecho que, en las pacientes menopáusicas con diabetes,<br />

se puede presentar confusión entre los síntomas vasomotores y los<br />

episodios de hipoglucemia, lo cual favorece el aumento de la ingesta y<br />

ganancia de peso en este grupo. A su vez, la disminución de la lubricación<br />

vaginal y la líbido se presentan en la paciente con vasculopatía y<br />

neuropatía, la cual se intensifica durante la menopausia 18 .<br />

Morbilidad asociada<br />

En <strong>mujer</strong>es con síndrome de ovario poliquístico (SOP), así como en<br />

aquellas con diabetes en la premenopausia, la hiperandrogenemia se<br />

exacerba en la menopausia, lo cual favorece a la hiperinsulinemia, y a<br />

la hiperglucemia consecuente 18 .<br />

<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular<br />

La diabetes por sí misma es considerada una enfermedad metabólica<br />

con compromiso significativo de la esfera cardiovascular, siendo esta<br />

complicación más frecuente y letal en las <strong>mujer</strong>es con diabetes que<br />

en los hombres en igual condición, con menor tasa de supervivencia<br />

y menor calidad de vida. Si comparamos los efectos de la diabetes<br />

tipo 2 y su connotación en relación a la enfermedad cardiovascular<br />

por géneros, la <strong>mujer</strong> diabética tiene hasta un 50% mayor riesgo de<br />

enfermedad cardiovascular fatal e infarto del miocardio no fatal en<br />

comparación con los hombres 7 .<br />

Comparada con sus pares sin diabetes, la <strong>mujer</strong> de edad media (45 a<br />

80 81


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

64 años) con diabetes presenta:<br />

• Tres a siete veces mayor incidencia de enfermedad coronaria 7 .<br />

• En general, desarrollan más signos de insuficiencia cardíaca.<br />

• Ante un síndrome coronario agudo presentan menos síntomas<br />

típicos con mayor riesgo de infarto del miocardio con onda<br />

Q y elevación del segmento ST, mayor mortalidad durante<br />

la hospitalización por esa causa debido a falla renal aguda y<br />

asistolia, así como mayor incidencia de desenlace fatal los<br />

primeros 30 días posterior al evento 19 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es de edad avanzada (65 años y más) con diabetes tienen<br />

mayor riesgo de presentar enfermedad cardiovascular, enfermedad<br />

cerebrovascular, trastornos renales y ceguera comparada con sus<br />

iguales sin diabetes 7 .<br />

Además, la diabetes aumenta hasta 4 veces la morbimortalidad y<br />

disminuye la expectativa de vida en las <strong>mujer</strong>es que la padecen si son<br />

comparadas con sus iguales en edad y género sin diabetes 7 . EL riesgo<br />

de muerte es el doble en las <strong>mujer</strong>es con diabetes comparadas con sus<br />

pares sin diabetes y en las mayores de 65 años, es incluso un factor de<br />

riesgo independiente de mortalidad por todas las causas, en especial<br />

en aquellas que presentan mayor nivel de hiperglucemia 20 .<br />

Por su parte, el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular es<br />

50% mayor en <strong>mujer</strong>es con respecto a hombres con diabetes, y a su<br />

vez existe una tendencia al tratamiento menos intensivo de los factores<br />

de riesgo en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Es bien conocida la relación de complicaciones microvasculares y<br />

enfermedad cardiovascular. En diabetes tipo 1 existe mayor riesgo de<br />

complicaciones microvasculares en <strong>mujer</strong>es comparado con hombres<br />

en igual condición 11 .<br />

La diabetes es una enfermedad de mayor riesgo de complicaciones<br />

cardiovasculares fatales en la <strong>mujer</strong>, en especial durante periodos<br />

fisiológicos como la gestación y la menopausia 21,22 , lo que hace crucial el<br />

diagnóstico oportuno usando cualquiera de los siguientes parámetros:<br />

• HbA1c mayor o igual a 6,5%.<br />

• Glucemia plasmática en ayunas mayor o igual a 126 mg/dL (7,0<br />

mmol/L).<br />

• Glucemia 2 horas posterior a test de carga glucosada oral mayor<br />

o igual a 200 mg/dL (11,1 mmol/L).<br />

• Pacientes con síntomas clásicos de hiperglucemia o en estado<br />

hiperglucémico agudo con glucemia plasmática a cualquier hora<br />

del día mayor o igual a 200 mg/dL (11,1 mmol/L) 3 .<br />

Es de vital importancia la evaluación cardiometabólica global en la<br />

<strong>mujer</strong>, ofreciendo <strong>prevención</strong> efectiva a este grupo a fin de limitar la<br />

incidencia de diabetes y disminuir sus riesgos asociados a lo largo de<br />

su vida.<br />

Abordaje clínico de la paciente perimenopausica<br />

El abordaje clínico debe ir dirigido a despistar la presencia de factores<br />

de riesgo de enfermedades cardiometabólicas desde la premenopausia,<br />

por lo que se aconseja que en cada visita médica se indague sobre las<br />

medidas nutricionales, hábitos, ejercicio y control de estrés:<br />

• En general, debe hacerse especial énfasis en la ingesta de<br />

vegetales a diario y la actividad física, estimulando que realice<br />

al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado por<br />

semana,<br />

• insistir en la moderación de la ingesta alcohólica y la abolición<br />

del hábito tabáquico.<br />

• Indagar sobre los fármacos que usa, evaluando el potencial<br />

diabetogénico de estos (esteroides, tiazidas a dosis alta,<br />

betabloqueantes no selectivos, entre otros).<br />

• Determinación de la presión arterial, la cintura abdominal e<br />

índice de masa corporal y solicitar perfil lipídico al menos cada<br />

6 meses.<br />

• Despistaje de hígado graso, hipertensión arterial y diabetes en<br />

especial a aquellas mayores de 45, a través de determinaciones<br />

de transaminasas, ecografía abdominal, glucemia en ayunas,<br />

HbA1c y/o determinación de glucemia 2 horas pos carga<br />

glucosada oral según el caso.<br />

Seguimiento de la paciente con diabetes<br />

Si la paciente ya presenta diabetes, es de vital importancia cumplir<br />

con los aspectos antes mencionados con respecto al estilo de vida,<br />

incluyendo de forma activa el automonitoreo ambulatorio de glucemia<br />

capilar y la educación diabetológica, así como los controles previstos<br />

de glucemia, HbA1c, perfil lipídico, al menos, cada 3 a 4 meses, con<br />

estricto registro y seguimiento de las cifras de presión arterial en cada<br />

consulta y en condiciones ideales, realizándose monitoreo ambulatorio<br />

de presión arterial por 24 horas. Todo esto sin olvidar la evaluación<br />

ginecológica correspondiente acorde a su edad.<br />

82 83


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

Obesidad<br />

Dr. Rafael Lugo Castillo<br />

Introducción<br />

La obesidad juega un importante papel en el deterioro de salud de las<br />

<strong>mujer</strong>es, afectando negativamente su calidad de vida y reduciendo<br />

significativamente su expectativa de vida. En EEUU, la mitad de las<br />

<strong>mujer</strong>es tienen sobrepeso y un tercio de las mismas son obesas 1 . En<br />

Venezuela la expectativa de vida para la <strong>mujer</strong> es de 76,65 años y se<br />

espera que muchas de ellas superen los 65 años durante la segunda<br />

década de este milenio 2 .<br />

En este problema la <strong>mujer</strong> resulta particularmente vulnerable debido<br />

a que el riesgo de sufrir sobrepeso u obesidad a lo largo de su vida<br />

está favorecido por razones de tipo hormonal y genético, aumento<br />

progresivo de peso en los embarazos y su ganancia con la menopausia.<br />

De tal forma que existe una tendencia en la <strong>mujer</strong> para el incremento de<br />

peso a todo lo largo de su vida a diferencia del hombre y esto transcurre<br />

de manera intangible. De hecho, una publicación del Grupo de Trabajo<br />

Internacional sobre Obesidad estimó que el porcentaje de <strong>mujer</strong>es<br />

obesas en América Latina es superior al de los hombres 3 .<br />

Prevalencia de la obesidad en las <strong>mujer</strong>es<br />

En EEUU, las <strong>mujer</strong>es entre 20 y 74 años tienen 62% de sobrepeso y<br />

34 % de obesidad 1 . En el estudio MONICA europeo se evidenció 22 %<br />

de obesidad en la <strong>mujer</strong> 4 . La prevalencia de obesidad en la población<br />

adulta española entre 25 y 64 años, se estimó en un 15,5%, con una<br />

prevalencia más elevada en <strong>mujer</strong>es (17,5%) que en hombres (13,2%),<br />

especialmente a partir de los 35 años 5 . La Organización Panamericana<br />

de la Salud reportó en el año 2003 un estudio de 6 países (no incluido<br />

Venezuela) con una prevalencia global de 15% 6 . En nuestro país no<br />

hay información al respecto ni sobre otros indicadores relacionados a<br />

la obesidad 7 .<br />

Condicionantes de la ganancia de peso<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Apartando las diferencias fisiológicas que serán expuestas más adelante,<br />

diversas situaciones, por razones no bien conocidas, conllevan a que<br />

en la <strong>mujer</strong> ocurra un aumento de peso mayor que en el hombre:<br />

a. Estatus socioeconómico. Existe una relación inversa entre el<br />

86 87


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

nivel de clase social y la obesidad, siendo así más frecuente<br />

entre las personas con menor poder adquisitivo, posiblemente<br />

como respuesta a la alimentación rica en carbohidratos y grasas<br />

y con cantidad reducida de proteínas situación que favorece la<br />

aparición de obesidad.<br />

b. Edad. Como se demuestra en las tabla 3, proveniente de la<br />

encuesta del National Health and Nutrition Examination Survey<br />

(NHANES) realizada en EE.UU., las <strong>mujer</strong>es muestran una mayor<br />

ganancia de peso a medida que avanzan en edad 8 . Sin embargo,<br />

los resultados de la última encuesta del 2008 demostraron una<br />

tendencia al estancamiento aunque la prevalencia de la obesidad<br />

sigue siendo más elevada en la <strong>mujer</strong> que en el hombre (35,5%<br />

versus 32,2%, respectivamente) 9 .<br />

c. Etnia. En la encuesta NHANES, las <strong>mujer</strong>es afrodescendientes<br />

e hispánicas presentaron las tasas más elevadas de sobrepeso<br />

(78%) y de obesidad (50,3%) en relación a su contraparte de<br />

origen caucásico 9 .<br />

A nivel fisiopatológico, existen ciertas diferencias que contribuyen a<br />

explicar la mayor tendencia a la obesidad en las <strong>mujer</strong>es en comparación<br />

a los hombres, como:<br />

a. Las <strong>mujer</strong>es tienen un mayor porcentaje de grasa corporal que<br />

los hombres, y hay indicadores que la oxidación basal de grasa<br />

es menor en ellas, lo que favorece la mayor acumulación de<br />

grasa 10 .<br />

b. La serotonina contribuye a la regulación de la cantidad de ingesta<br />

de alimentos y a la conducta de la alimentación. Así como el IMC<br />

se incrementa la síntesis de serotonina disminuye, lo que indica<br />

saciedad a menor cantidad de alimentos. Este descenso en los<br />

hombres se observa cuando ya presentan sobrepeso, mientras<br />

que en las <strong>mujer</strong>es el descenso de la serotonina ocurre cuando<br />

ya su IMC es mayor de 30, es decir cuando ya son obesas 11 .<br />

c. El factor alfa de necrosis tumoral (TNFα) se expresa en los<br />

adipocitos y este hecho parece estar directamente relacionado<br />

con la insulina-resistencia. Una variante del gen del TNFα está<br />

relacionada a la obesidad en la <strong>mujer</strong> pero no en el hombre 12 .<br />

d. La leptina es una adipocitoquina reguladora del apetito y de la<br />

utilización de la energía. Se considera que está directamente<br />

implicada en el control del peso corporal, pero sus niveles<br />

sanguíneos son mayores en las <strong>mujer</strong>es que en su contraparte<br />

masculina en el mismo grado de IMC. Esta podría ser la razón<br />

por la cual las <strong>mujer</strong>es son más propensas al sobrepeso.<br />

La testosterona parece tener papel en la regulación de la<br />

concentración de leptina y por eso los hombres presentan<br />

niveles más bajos 13,14 .<br />

e. El ejercicio aparentemente reduce la leptina en las <strong>mujer</strong>es, pero<br />

no en los hombres 15 .<br />

f. Cuando se disminuye de peso, los hombres tienden a perder<br />

grasa abdominal o grasa visceral mientras que las <strong>mujer</strong>es lo<br />

hacen a partir de la grasa subcutánea o periférica. Por esta<br />

razón, la mejoría del perfil lipídico, en particular el descenso de<br />

triglicéridos y elevación del HDL-C, es mayor en hombres que en<br />

<strong>mujer</strong>es en reducciones similares absolutas de peso 16 .<br />

g. La prevalencia de pacientes obesos que intentan perder peso es<br />

del 28,8% en hombres y del 43,6% en <strong>mujer</strong>es, y el mantener la<br />

pérdida alcanzada es de 35,1% en hombres y 34,4% en <strong>mujer</strong>es.<br />

Entre aquellos que intentan perder peso, sólo 21,5% de los<br />

hombres y 19,4% de las <strong>mujer</strong>es reportan utilizar la combinación<br />

recomendada de reducir la ingesta de calorías de la dieta y<br />

ejercitarse por lo menos 150 minutos a la semana 17 .<br />

Obesidad como factor de riesgo cardiovascular<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

La obesidad está relacionada a numerosas condiciones que contribuyen<br />

a incrementar el riesgo de morbimortalidad cardiovascular y disminuir la<br />

expectativa de vida (Tabla 4) 18,19 .<br />

Esta situación se origina como el resultado de la adaptación del<br />

organismo a la masa aumentada de tejido adiposo.<br />

La obesidad ocasiona cambios hemodinámicos, en la estructura<br />

cardíaca, que puede llegar a la cardiomiopatía por infiltración de grasa<br />

entre las fibras cardíacas (adipositas cordis) 18 .<br />

La obesidad en la <strong>mujer</strong>es también representa un mayor riesgo para<br />

una serie de de patologías de tipo venoso como la insuficiencia venosa<br />

crónica, la trombosis venosa superficial y profunda y el tromboembolismo<br />

pulmonar.<br />

Adicionalmente observamos riesgo aumentado para disfunción<br />

88 89


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

endotelial, HTA, apnea obstructiva del sueño, hipertensión pulmonar,<br />

ACV, enfermedad arterial coronaria (EAC), insuficiencia cardiaca y<br />

arritmias, cuya explicación individual y pormenorizada se escapa al<br />

objetivo de este artículo.<br />

En resumen, de acuerdo a los resultados del estudio Framingham<br />

respecto a la obesidad, las <strong>mujer</strong>es obesas presentan más riesgo CV<br />

que sus contrapartes masculinos y por lo tanto deberán recibir atención<br />

especial por los especialistas responsables (internistas, cardiólogos,<br />

endocrinólogos, cirujanos bariátricos, etc) con la finalidad de prevenir las<br />

posibles complicaciones relacionadas en la esfera cardiometabólica 20 .<br />

directamente relacionadas al aumento excesivo de peso durante el<br />

embarazo. En contraste, la dieta rica en vegetales, la actividad física<br />

y el estilo de vida activo se relacionaron a bajo riesgo de desarrollar<br />

sobrepeso u obesidad en el embarazo 21 .<br />

Independientemente del peso al inicio de la gestación, aquellas<br />

<strong>mujer</strong>es que presentan aumento significativo de peso tienen más riesgo<br />

de cesáreas, prueba no exitosa de trabajo de parto en embarazos<br />

posteriores, desarrollar pre-eclampsia y mantener el peso ganado<br />

durante el embarazo a largo plazo. Los recién nacidos de madres<br />

que ganaron peso excesivamente durante sus embarazos son más<br />

propensos a nacer pre-término, ser macrosómicos al momento del<br />

parto (> 4 kilos) y sufrir de sobrepeso u obesidad en la edad escolar, la<br />

adolescencia o la vida adulta 21 .<br />

Entre los múltiples beneficios de la lactancia materna se ha podido<br />

determinar que confiere una disminución significativa en el riesgo de<br />

obesidad en la vida futura del niño como lo fue reportado en el estudio<br />

de Framingham de tercera generación que incluyó 962 pacientes con<br />

edad promedio de 41 años y 54% de <strong>mujer</strong>es y 26 % de reporte de<br />

lactancia materna de, por lo menos, un mes de duración. Comparados<br />

con pacientes que no recibieron lactancia materna, aquellos que si la<br />

tuvieron mostraron un menor IMC (26,1 vs 26,9), mejor nivel de HDL-C<br />

(56,6 vs 53,7 mg/dL). No se encontró diferencia en ambos grupos<br />

respecto a otras variables como colesterol total, triglicéridos, glucemia<br />

en ayunas, presión arterial sistólica o diastólica 22 .<br />

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En esta época de obesidad epidémica, la ganancia excesiva de peso<br />

durante el embarazo constituye un importante factor de predicción<br />

de obesidad materna, desarrollo de obesidad en la vida futura y de<br />

complicaciones obstétricas.<br />

Algunos estudios socio-demográficos reportan como factores de riesgo<br />

para ganancia excesiva de peso durante el embarazo: nuliparidad, IMC<br />

elevado antes del embarazo, bajo nivel socioeconómico y embarazo<br />

precoz. El proyecto VIVA evaluó la influencia de la dieta y la actividad<br />

física en la salud de madres y bebes. Pudo demostrase que la ingesta<br />

de energía total, el consumo de lácteos y las comidas fritas están<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

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90 91


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

14.<br />

15.<br />

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El síndrome metabólico<br />

Dr. Franklin Ablan Candia, Dr. J. Ildefonzo Arocha Rodulfo<br />

Introducción<br />

El síndrome metabólico (SMet) comprende una constelación de<br />

múltiples factores de riesgo cardiovascular con predominio de aquellos<br />

que tienen origen metabólico y que hoy en día se ha transformado en<br />

una seria amenaza para la salud pública mundial debido a la elevada<br />

incidencia en la mayoría de los países. Además de la dislipidemia,<br />

hipertensión y alteraciones del metabolismo glucídico, condiciones<br />

típicamente asociadas con este síndrome, también se acompaña de un<br />

estado proinflamatorio y protrombótico (Figura 1).<br />

Las personas que presentan estas características tienen el doble de<br />

riesgo de presentar enfermedad cardiovascular y aumenta 5 veces<br />

la posibilidad de presentar diabetes. En esencia, el problema es la<br />

resultante del desarrollo de obesidad y hábitos de vida sedentaria 1 .<br />

El riesgo cardiovascular es mayor en la <strong>mujer</strong> que en el hombre. La<br />

primera manifestación de SMet puede suceder en el embarazo y se<br />

presenta como diabetes gestacional o pre-eclampsia; también es común<br />

en las <strong>mujer</strong>es con síndrome de ovario poliquístico (SOP).<br />

En la menopausia se ha sugerido que su prevalencia se incrementa<br />

debido a la deficiencia de estrógenos, así como de otros factores de<br />

92 93


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

riesgo más prevalentes en ese período del desarrollo 2 .<br />

Esta amenaza también está presente en las adolescentes en una<br />

proporción que varía entre 4,2% y 38,7% de acuerdo al criterio<br />

diagnóstico de SMet utilizado, siendo la elevación en los triglicéridos el<br />

componente más frecuentemente observado 3 .<br />

Criterios diagnósticos<br />

Diversos estudios han informado de un riesgo similar para mortalidad<br />

cardiovascular y total asociado a las definiciones de Síndrome<br />

metabólico por la Organización Mundial de la Salud (OMS) 4 , Federación<br />

Internacional de Diabetes (IDF por sus siglas en inglés) 5 , el Tercer Panel<br />

de Tratamiento del Adulto del Programa de Educación Nacional del<br />

Colesterol de EE.UU. (ATP III por sus siglas en inglés) 6 , aunque ellas<br />

tengan una sensibilidad y tasa de falsos positivos diferentes 7,8 .<br />

Tomando como base los datos de la población libre de enfermedad<br />

cardiovascular o de sus equivalentes en el San Antonio Heart Study y<br />

empleando para ello las tres definiciones del Síndrome metabólico (ATP<br />

III, OMS e IDF), se llegó a las siguientes conclusiones 8 :<br />

a. Las tres definiciones tienen una capacidad similar para predecir<br />

la enfermedad cardiovascular y diabetes incidente, aunque<br />

poseen una sensibilidad diferente.<br />

b. Utilizando el ATP III, los varones con Síndrome metabólico y<br />

edad igual o mayor a 45 años tienen un riesgo similar al que<br />

posee los sujetos con dos o más factores de riesgo, es decir, del<br />

10 al 20% de sufrir un evento coronario en un lapso de 10 años.<br />

c. En el caso de las <strong>mujer</strong>es, la situación es similar para aquellas<br />

mayores de 55 años con Síndrome metabólico.<br />

En una reunión conjunta de representantes de la IDF, la Asociación<br />

Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) y el Instituto<br />

Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de EE.UU. (NHLBI por sus<br />

siglas en inglés) establecieron que la obesidad abdominal no debería<br />

ser un prerrequisito y que bastaba la presencia de tres de los cinco<br />

factores para dictaminar el diagnóstico (Tabla 5) 9 .<br />

Hasta no disponer de datos más específicos, el punto de corte de la<br />

circunferencia abdominal para Latinoamérica es el correspondiente al<br />

de Asia del Sur (≥ 80 cm en la <strong>mujer</strong> y ≥ 90 cm en el hombre) 5 .<br />

Prevalencia del Síndrome Metabólico<br />

En EE.UU., la tercera encuesta de salud y nutrición (NHANES III por<br />

Third National Health and Nutrition Examination Survey), utilizando el<br />

criterio del ATP III para el diagnóstico de SMet reportó una prevalencia<br />

de 23 a 24%, como promedio, con incrementos sustanciales con la<br />

edad 10 :<br />

• Menos del 10% entre los 20 a 29 años.<br />

• 20% entre 40 y 49 años, y<br />

• 45% entre los 60 y 69 años.<br />

La data procedente de EE.UU. muestra una diferencia entre las etnias,<br />

siendo mayor entre los hispanos, categoría integrada principalmente<br />

por mexico-americanos con los afroamericanos en segundo lugar 10 .<br />

El último reporte de esta encuesta revela un incremento del 34% del<br />

promedio de los adultos con SMet, donde hombres y <strong>mujer</strong>es entre los 40<br />

a 59 años de edad tenían una probabilidad tres veces mayor de cumplir<br />

con los criterios de SMet que el grupo entre 20 a 39 años. Mientras que<br />

la probabilidad fue cuatro veces mayor para los hombres mayores de<br />

60 años, en las <strong>mujer</strong>es fue seis veces mayor en comparación al grupo<br />

de edad más joven 11 .<br />

En los países europeos, los resultados del estudio EUROASPIRE<br />

muestran una prevalencia de 56% y 72% en las <strong>mujer</strong>es encuestadas,<br />

dependiendo del criterio aplicado: el del ATP III o IDF, respectivamente.<br />

Para los hombres, estos valores fueron de 40 y 59%, respectivamente 12 .<br />

Más aún, la prevalencia de la obesidad fue mayor y los niveles de<br />

HDL-C más bajos en las <strong>mujer</strong>es. Igualmente, con el envejecimiento,<br />

los valores de LDL-C y lipoproteína(a) [Lp(a)] llegan a ser más elevados<br />

en la <strong>mujer</strong> que en el hombre 13 .<br />

Además se ha informado que la hiperactividad simpática y el incremento<br />

en la inflamación con el envejecimiento de la <strong>mujer</strong> parecen estar<br />

relacionados con una mayor prevalencia del SMet 14 . Igualmente, la preeclampsia<br />

es un factor adicional de riesgo para la aparición de este<br />

síndrome 15 .<br />

El estudio Cardiovascular Risk Factor Multiple Evaluation in Latin<br />

94 95


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

America (CARMELA), realizado en siete ciudades de este subcontinente<br />

mostró que la prevalencia del SMet de acuerdo a los criterios del ATP III<br />

fue mayor en ciudad de México (27%) y menor en Quito (14%) con 26%<br />

en la muestra venezolana. La prevalencia fue mayor entre las <strong>mujer</strong>es<br />

(22%) que entre los hombres (20%) y en los grupos de mayor edad 16 .<br />

En una investigación realizada en el estado Zulia en 3.108 participantes<br />

mayores de 20 años procedentes de un corte transversal de una muestra<br />

representativa aleatoria de varios distritos de salud, la prevalencia del<br />

SMet y de la dislipidemia, ajustada por edad, fue de 31,2% y 24,1%,<br />

respectivamente, siendo mayor en los hombres que en las <strong>mujer</strong>es 17 .<br />

Dicha prevalencia aumentaba en razón de la edad y con el grado de<br />

obesidad variando entre diferentes grupos raciales dentro del estado:<br />

17,0% en amerindios, 27,2% en negros, 33,3% en blancos, y 37,4% en<br />

mestizos 17 .<br />

En Colombia, Aschner y colaboradores encontraron una prevalencia de<br />

33% del síndrome metabólico utilizando los criterios iniciales del ATP<br />

III 18 ; por su parte, Villegas y colaboradores en Antioquia, encontraron<br />

una prevalencia global del 33,9% y ajustada por edad del 23,6% 19 .<br />

Síndrome metabólico y<br />

síndrome de ovario poliquístico (SOP)<br />

El SOP tiene una prevalencia entre 5 y 10 por ciento de las <strong>mujer</strong>es<br />

en edad reproductiva. Con frecuencia las <strong>mujer</strong>es con SOP son<br />

obesas con lo cual hay grados mayores de resistencia a la insulina<br />

y dislipidemia, aumentando la probabilidad de que se manifieste el<br />

SMet. Es menos claro si las <strong>mujer</strong>es sin obesidad y con SOP están en<br />

riesgo aumentado de desarrollar SMet. En un estudio de 106 <strong>mujer</strong>es<br />

con SOP, la prevalencia de SMet no estuvo incrementado en <strong>mujer</strong>es<br />

menores de 30 años con un índice de masa corporal (IMC) < 25 kg/m 2 ;<br />

sin embargo, las pacientes con IMC >25 kg/m 2 o aquellas mayores de<br />

30 años o ambas, tuvieron una mayor prevalencia de SMet cuando se<br />

compararon con los controles pareados por edad 20 .<br />

Se ha descrito que el SMet y la resistencia a la insulina son más<br />

frecuentes entre aquellas que cursan con hiperandrogenismo, donde la<br />

medición de la circunferencia abdominal combinado a la determinación<br />

del índice de andrógenos libres fueron indicadores de una mayor<br />

probabilidad de SMet 21 .<br />

No sólo las <strong>mujer</strong>es adultas sino también las adolescentes con SOP<br />

están expuestas al milieu metabólico adverso característico de este<br />

síndrome, un hecho, por demás, que pueda cambiar en razón a la<br />

creciente prevalencia de SMet en este grupo de edad 22 . Adicionalmente,<br />

pocos estudios clínicos se han enfocado en la prevalencia del SMet en<br />

adolescentes con SOP; sin embargo, en uno de ellos donde se comparó<br />

a adolescentes obesas con SOP con un grupo control pareado por edad<br />

e IMC, concluyó que en las primeras la obesidad per se, más que el<br />

SOP, era de mayor valor de predicción para SMet y que tal impacto,<br />

fundamentalmente, atribuible a la obesidad abdominal más que a la<br />

obesidad total 23 .<br />

Aún sin los criterios determinantes del SMet, las <strong>mujer</strong>es con SOP<br />

frecuentemente muestran alteraciones en el perfil lipídico similar al de<br />

la dislipidemia mixta (colesterol y LDL-C elevados, HDL-C bajo) junto<br />

con otros marcadores de riesgo cardiovascular como el incremento en<br />

la PCRus, deterioro de la fibrinolisis y mayor estrés oxidativo con lo cual<br />

se amplifica el riesgo cardiovascular potencial de estas pacientes en la<br />

menopausia 22 .<br />

En resumen, las <strong>mujer</strong>es con SOP tienen una mayor prevalencia<br />

de SMet en comparación con sus pares de la misma edad. Los dos<br />

síndromes comprenden dos entidades clínicas distintas, aunque de<br />

alguna forma comparten mecanismos patogenéticos comunes.<br />

Hasta el momento no existe ningún estudio longitudinal que confirme el<br />

incremento en la morbilidad y mortalidad cardiovascular en las <strong>mujer</strong>es<br />

con SOP. A pesar de ello, la presencia temprana de los componentes del<br />

SMet y de otros factores de riesgo cardiovascular como el tabaquismo,<br />

resalta la necesidad de la pesquisa y manejo intensivo en estos casos<br />

para evitar el daño cardiovascular futuro 24 .<br />

Trascendencia de la obesidad abdominal<br />

en las <strong>mujer</strong>es<br />

Desde comienzos del presente siglo, la obesidad abdominal ha sido<br />

centro de atención por su asociación con diversos factores de riesgo<br />

cardiovascular así como de marcadores de deterioro en la función de<br />

otros órganos como es el caso de la microalbuminuria y de su interacción<br />

con el sistema nervioso simpático y el sistema renina angiotensina<br />

aldosterona (Figura 2).<br />

Con la menopausia ocurre una redistribución de la grasa corporal con<br />

mayor depósito en la región abdominal, independientemente de la edad<br />

y de la adiposidad corporal total, junto con una reducción en la masa<br />

muscular (sarcopenia), lo cual contribuye al menoscabo de la capacidad<br />

física 25 .<br />

Al intentar predecir los cambios de la grasa visceral en un grupo de<br />

<strong>mujer</strong>es mediante la antropometría, se encontró que la modificación de<br />

la circunferencia abdominal resultó el mejor parámetro para predecir la<br />

acumulación del tejido adiposo visceral, mientras que la relación cintura<br />

cadera (RCC) se correlacionó menos significativamente con el tejido<br />

adiposo visceral 26 .<br />

En otro estudio de seguimiento de siete años para examinar las<br />

96 97


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

cardiopatía de nueva aparición o muerte con un seguimiento variable<br />

entre los dos y 16 años según los estudios. El riesgo elativo global<br />

para eventos cardiovasculares y muerte en los portadores de SMet fue<br />

de 1,78 (IC 95% 1,58 a 2,00) y los eventos cardiovasculares fueron<br />

33% más elevados en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres de acuerdo a<br />

siete estudios que suministraron información del análisis de riesgo para<br />

ambos géneros 29 .<br />

Microinflamación y estado protrombótico<br />

en el Síndrome Metabólico<br />

asociaciones entre los cambios en la grasa corporal, la obesidad<br />

abdominal y el índice de la homeostasis de glucosa e insulina en plasma,<br />

el subgrupo de <strong>mujer</strong>es con la mayor ganancia en la obesidad abdominal<br />

mostraron el mayor deterioro en los parámetros de la homeostasis de<br />

glucosa e insulina 27 .<br />

En el estudio de salud de las enfermeras en EE.UU., con 44.636<br />

participantes seguidas durante 16 años, se comprobó que las mediciones<br />

antropométricas de la adiposidad abdominal (circunferencia abdominal<br />

y relación cintura cadera) estaban fuerte y positivamente asociadas<br />

con la mortalidad total, la mortalidad cardiovascular y la mortalidad por<br />

cáncer independientemente del IMC. Aun entre las <strong>mujer</strong>es con peso<br />

normal, una mayor circunferencia abdominal estuvo asociada con una<br />

mortalidad cardiovascular significativamente superior 28 .<br />

Generalmente, la obesidad abdominal está asociada a la<br />

microinflamación, expresada por un incremento en la PCRus y de otras<br />

citoquinas, mientras que, generalmente, el componente inflamatorio<br />

está ausente o mínimo en las pacientes con obesidad general como ha<br />

sido descrito en <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas aparentemente sanas pero<br />

con obesidad abdominal 30 .<br />

Un análisis de las 14.719 participantes en el Women’s Health Study<br />

(WHS) examinó la asociación entre la PCRus, el SMet y los eventos<br />

cardiovasculares durante el seguimiento por ocho años con los<br />

siguientes resultados 31 :<br />

• Cerca de una de cada cuatro participantes (24%) cumplía con<br />

los criterios diagnósticos de SMet.<br />

• Hubo una estrecha relación lineal entre el incremento en el nivel<br />

de la PCRus y el número de componentes del síndrome, así<br />

como un aumento significativo en el riesgo relativo de eventos<br />

cardiovasculares (Figura 3).<br />

Diferencia de género en el SMet<br />

En el meta-análisis de Gami y colaboradores que incluyó a 172.573<br />

pacientes de 40 estudios publicados se analizaron los eventos por<br />

98 99


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

• Durante el período de observación aquellas con SMet y PCRus<br />

>3mg/L tuvieron un incremento significativo en el riesgo de un<br />

evento cardiovascular en comparación con las portadoras de<br />

SMet y niveles más bajos de PCRus.<br />

Otros estudios han corroborado tales hallazgos, por lo que la presencia<br />

de SMet con PCRus mayor a 3 mg/dL coloca a la <strong>mujer</strong> en una situación<br />

de mayor riesgo de eventos vasculares y metabólicos que aquellas con<br />

PCRus menor de 1 mg/L 32,33 .<br />

La resistencia a la insulina puede afectar directamente las señales<br />

vasculares, afectando la función del endotelio y del músculo liso vascular.<br />

Más allá de este mecanismo, la resistencia a la insulina incrementa la<br />

producción del inhibidor tipo 1 del activador del plasminógeno (PAI-1),<br />

por lo tanto favorece un estado protrombótico, un hecho descrito en<br />

las <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas, lo cual probablemente contribuya a la<br />

disfunción fibrinolítica 34,35 .<br />

Implicaciones del Síndrome Metabólico<br />

Numerosas publicaciones han señalado que la presencia de SMet,<br />

además del mayor riesgo cardiovascular y metabólico implícito, se<br />

acompaña de un incremento en la aparición de otras comorbilidades o<br />

daño a órganos blanco, como se resume a continuación:<br />

• Incremento en la frecuencia de enfermedad arterial periférica<br />

(EAP) con mayor incidencia entre aquellas con SMet. Más aun,<br />

por cada criterio adicional presente de SMet ocurrió un aumento<br />

del riesgo de EAP de 21%. Otro aspecto importante fueron los<br />

mayores niveles de PCRus (4 mg/L entre las <strong>mujer</strong>es con SMet<br />

frente a 1,5 mg/dL en las no portadoras de SMet, p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

Las <strong>mujer</strong>es en la perimenopausia deben ser informadas e instruidas<br />

sobre la importancia de un estilo de vida cardiosaludable para no<br />

arrastrar con los años una mayor predisposición a la aparición de esta<br />

condición.<br />

Conclusiones<br />

del SMet, basados fundamentalmente en los cambios del estilo de vida,<br />

y secuencialmente la terapia farmacológica, a temprana edad rinde sus<br />

frutos al garantizar un mejor estatus de salud a la <strong>mujer</strong> en una de las<br />

etapas más hermosas de su vida.<br />

Referencias Bibliográficas<br />

El SMet reviste particularidades muy importantes a tener en cuenta en<br />

relación a su <strong>prevención</strong> y tratamiento, especialmente en la población<br />

femenina, por las siguientes razones:<br />

• Es una condición decisiva en incrementar a más del doble el<br />

riesgo relativo de enfermedad cardiovascular y metabólica, así<br />

como de mortalidad total.<br />

• Su frecuencia aumenta con la edad (desde 4/100 en la<br />

adolescencia hasta 25-30/100 en la <strong>mujer</strong> joven y aún más<br />

después de la menopausia).<br />

• Las <strong>mujer</strong>es, aparentemente son más afectadas, especialmente<br />

después de la menopausia, principalmente por el incremento<br />

en la adiposidad abdominal. Lo cual significa que su <strong>prevención</strong><br />

debe comenzar desde temprana edad.<br />

• Una serie de condiciones que influyen negativamente en la<br />

salud cardiovascular tienen una especial relación con el SMet,<br />

entre ellas la aterosclerosis subclínica, la hipertrofia ventricular<br />

izquierda, la fibrilación auricular, el daño renal, la enfermedad<br />

arterial periférica y el hígado graso no alcohólico.<br />

• Su despistaje es sencillo: basta medir la circunferencia abdominal,<br />

si es mayor a 80 cm posiblemente también existan alteraciones<br />

en los lípidos sanguíneos, glucemia y/o presión arterial.<br />

• Como existe una relación estrecha entre el estilo de vida<br />

(principalmente ingesta calórica y sedentarismo) y la incidencia<br />

de SMet, la modificación favorable irrestricta de los mismos tiene<br />

un impacto altamente positivo sobre su evolución.<br />

De hecho, un análisis proveniente del Estudio de Salud de las Enfermeras<br />

sugirió que 75% de los casos de enfermedad cardiovascular, 82% de<br />

los de enfermedad arterial coronaria (EAC) y 91% de diabetes pudieron<br />

haber sido prevenidos simplemente con el cumplimiento de los hábitos<br />

de vida cardiosaludables: no fumar, realizar una actividad física<br />

regular, mantener el peso ideal, una dieta saludable e ingerir discretas<br />

cantidades de alcohol 46 .<br />

En resumen, el SMet ha emergido como una condición clínica que<br />

acarrea serias consecuencias cardíacas y metabólicas después<br />

de la menopausia, razón por la cual los médicos (sea cual fuere su<br />

especialidad) deben estar alertas para minimizar todos los factores<br />

contribuyentes al riesgo cardiometabólico. La <strong>prevención</strong> y tratamiento<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VI Riesgo cardiometabólico en la <strong>mujer</strong><br />

13.<br />

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104 105


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

Capítulo VII<br />

Evaluación clínica y procedimientos<br />

diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

• Evaluación clínica. Dra. Marinés Marulanda.<br />

• Aspectos particulares del electrocardiograma en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dr. Abdel Fuenmayor Arocha.<br />

• Utilidad de la exploración no invasiva en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dra. Josefina Feijóo I.<br />

Evaluación clínica<br />

Dra. María Inés Marulanda<br />

Introducción<br />

La evaluación cardiovascular inicial de toda paciente va dirigida a:<br />

identificar factores de riesgo cardiovascular (FRCV), establecer el<br />

riesgo cardiovascular, determinar la presencia de daño a órganos<br />

blanco, y elaborar un plan de monitoreo y tratamiento individualizado.<br />

Si bien algunos aspectos requieren de la intervención del médico<br />

especialista, su pesquisa o detección, por lo general, no requiere de<br />

exámenes complejos 1,2 .<br />

En la tabla 1 se resumen los objetivos específicos para la detección de<br />

las condiciones o factores de riesgo en la atención primaria.<br />

Tabla 1. Objetivos específicos en la evaluación cardiovascular inicial<br />

• Identificación de los FRCV:<br />

* No modificables: Edad, sexo, antecedentes familiares<br />

* Modificables: Sedentarismo, tabaquismo, obesidad, hipertensión<br />

arterial (HTA), dislipidemia, diabetes mellitus.<br />

• Presencia de enfermedad cardiovascular o equivalente (daño a<br />

órgano blanco).<br />

• Estratificación del riesgo cardiovascular.<br />

Evaluación clínica inicial<br />

• Historia clínica y examen físico:<br />

I. Antecedentes personales:<br />

Pesquisa de FRCV: Dislipidemia, HTA, DM o prediabetes,<br />

106<br />

107


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

tabaquismo, hábitos nutricionales: evaluar el consumo de frutas,<br />

verduras vegetales, granos y cereales, actividad física (minutos<br />

por semana), depresión y/o ansiedad.<br />

<strong>Enfermedad</strong> aterosclerótica conocida: infarto del miocardio,<br />

accidente cerebrovascular, enfermedad arterial periférica.<br />

<strong>Enfermedad</strong>es tromboembólicas de cualquier tipo.<br />

Condiciones de riesgo especificas de la <strong>mujer</strong>: Desarrollo<br />

de diabetes o HTA relacionada al embarazo (preeclampsia/<br />

eclampsia), ovario poliquístico. Particularmente la histerectomía,<br />

ya que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son más<br />

frecuentes en <strong>mujer</strong>es histerectomizadas, y esto parece tener<br />

relación con mayor incidencia de HTA, hipercolesterolemia,<br />

sedentarismo, obesidad e ingesta de grasas saturadas 3 .<br />

Tratamientos implementados para condiciones específicas:<br />

aspirina, diuréticos, inhibidores de la enzima de conversión<br />

de la angiotensina (IECA), antagonistas del receptor AT1 de<br />

angiotensina II (ARA II), bloqueadores de los canales de calcio<br />

(BCC), hipolipemiantes, antihiperglucemiantes o uso de insulina.<br />

Obtención de metas con los tratamientos implementados.<br />

Otros tratamientos: Anticonceptivos orales, terapia de reemplazo<br />

hormonal, etc.<br />

II. Antecedentes familiares: Diabetes mellitus/prediabetes y ECV<br />

prematura (enfermedad coronaria en parentela cercana antes<br />

de los 55 años en los varones y de los 65 años en las <strong>mujer</strong>es).<br />

III. Sintomatología:<br />

Síntomas cardiovasculares: dolor torácico, disnea, palpitaciones,<br />

edema, claudicación intermitente, etc.<br />

Síntomas de climaterio: Thurston y colaboradores 4 evaluaron en<br />

492 <strong>mujer</strong>es menopáusicas la relación entre las oleadas de calor<br />

(“vaporones”) y la presencia de ECV subclínica, encontrando<br />

afectación del endotelio vascular, disminución de la vasodilatación<br />

mediada por flujo y aumento de placas calcificadas en aorta en<br />

aquellas con dicha sintomatología.<br />

IV. Examen físico:<br />

Signos vitales<br />

Presión arteria (PA): Medición adecuada de la PA, de acuerdo<br />

a lo establecido en las pautas internacionales 5,6 .<br />

Frecuencia cardíaca<br />

Medidas antropométricas como: peso, talla, índice de masa<br />

corporal (IMC: Peso en kg divido por la talla en metros al<br />

cuadrado) y circunferencia abdominal.<br />

Fondo de ojo (opcional)<br />

Exploración manual de tiroides<br />

Exploración cardiopulmonar: auscultación cardiaca, determinar<br />

presencia de soplos, palpación y auscultación de vasos del<br />

cuello y periféricos, agregados pulmonares.<br />

Exploración del abdomen: presencia de soplo en aorta<br />

abdominal<br />

• Pruebas de laboratorio: Solicitar en primera instancia un perfil<br />

de laboratorio mínimo y ampliarlo de acuerdo al contexto clínico<br />

de la paciente (Tabla 2). Dependiendo de los valores iniciales,<br />

deberían monitorizarse estos exámenes cada 3 meses cuando las<br />

alteraciones son significativas, y cada seis meses o un año en caso<br />

de valores poco alterados o normales.<br />

• Electrocardiograma (ECG): No hay regla establecida sobre la<br />

frecuencia o tiempo de cuándo realizarlo y queda a consideración<br />

del médico especialista de acuerdo al riesgo cardiovascular de la<br />

paciente.<br />

• Implementación de tratamiento especifico<br />

• Tratamiento no farmacológico: Cumplimiento de hábitos de vida<br />

saludables: control de peso, nutrición balanceada rica en vegetales<br />

y frutas y pobre en grasas saturadas, cesación tabáquica y actividad<br />

física regular y vigorosa.<br />

• Tratamiento farmacológico: Especifico para la condición de riesgo<br />

a tratar.<br />

• Obtención de metas: De acuerdo a las pautas establecidas<br />

actualmente (Tabla 3).<br />

108 109


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

Referir a otras especialidades<br />

I. En aquellos casos de obesidad, diabetes y dislipidemia de difícil<br />

control. Las pacientes deben ser referidas al nutricionista para<br />

evaluación y elaboración de un plan nutricional adecuado que<br />

la ayude a lograr las metas en relación al peso, IMC, valores<br />

glucémicos y lipídicos.<br />

II. Si existe evidencia de enfermedad cardiovascular establecida.<br />

Existe una amplia documentación de la carencia de adherencia a las<br />

pautas de <strong>prevención</strong> cardiovascular, aun entre las <strong>mujer</strong>es de alto<br />

riesgo. Además, es importante reconocer que si bien las causas de<br />

las enfermedades cardiovasculares son comunes en todo el mundo,<br />

existen diferencias definidas por las características sociales, culturales<br />

y económicas de cada país.<br />

Algoritmo diagnóstico<br />

Conclusiones<br />

En la práctica clínica la evaluación y pesquisa de los FRCV, permitirán<br />

el adecuado abordaje para la <strong>prevención</strong> de la ECV en la <strong>mujer</strong>, siendo<br />

de vital importancia, la evaluación inicial de diferentes especialidades:<br />

pediatras, ginecólogos, obstetras, médicos de familia, médicos<br />

internistas, otros.<br />

En el algoritmo (figura 1) se resume el abordaje clínico de la paciente<br />

para la <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento de los FRCV de acuerdo<br />

a la categoría de riesgo.<br />

110 111


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

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Aspectos particulares del<br />

electrocardiograma en la <strong>mujer</strong><br />

Dr. Abdel J. Fuenmayor A.<br />

Introducción<br />

El electrocardiograma (ECG) es una herramienta de diagnóstico clínico<br />

de gran utilidad por su aplicabilidad, reproducibilidad, bajo costo y por<br />

la cantidad y profundidad de la información que le ofrece al clínico en<br />

la atención y seguimiento de los pacientes con afecciones de la esfera<br />

cardiovascular 1 .<br />

A continuación, hacemos una descripción de lo que consideramos<br />

diferencias significativas en el ECG de la <strong>mujer</strong> cuando es comparado<br />

con el del hombre.<br />

Posición de los electrodos en el registro del ECG. El modo en que se<br />

produce la señal eléctrica que registra el ECG no es diferente entre los<br />

sexos, de hecho, el complejo electrocardiográfico es el resultado de la<br />

despolarización y la repolarización cardíacas que, en esencia, son muy<br />

semejantes para el corazón de ambos sexos. Sin embargo, a la hora de<br />

efectuar el registro del ECG debe tenerse buen cuidado de hacer una<br />

colocación correcta de los electrodos precordiales, en especial en la<br />

<strong>mujer</strong>, por la presencia de las mamas. En la <strong>mujer</strong> joven, la colocación<br />

de V4 no ofrece mayor dificultad por cuanto, usualmente, el quinto<br />

espacio intercostal en la línea medioclavicular coincide con el borde<br />

inferior de la mama en su unión a la pared del tórax, sin embargo, en<br />

<strong>mujer</strong>es obesas y de edad avanzada, es frecuente que esta ubicación<br />

esté oculta debajo de la mama y, en ese caso, deben colocarse los<br />

electrodos desplazando la mama hacia arriba o se colocan encima de<br />

la mama pero en correspondencia con el sitio anatómico (recordar que<br />

para el caso de V4 es el quinto espacio intercostal con la línea medioclavicular)<br />

1 .<br />

La presencia de implantes mamarios contribuye a que, en ocasiones,<br />

disminuya el espacio plano que corresponde a la superficie del esternón<br />

y esto, a su vez, puede determinar contacto entre los cables y/o las<br />

perillas de succión para el registro de las derivaciones precordiales V1 y<br />

V2. En caso de que esto ocurriera, han de rotarse las perillas para evitar<br />

el contacto sin modificar la posición anatómica (cuarto espacio intercostal<br />

con la línea paraesternal derecha e izquierda, respectivamente) del sitio<br />

de registro. En ningún caso debe desplazarse el sitio de registro a otro<br />

espacio intercostal ya que puede generar falsa impresión de voltajes,<br />

de progresión de la onda R o, inclusive, de infarto miocárdico anterior 1 .<br />

La amplitud de las ondas electrocardiográficas. También es conocido<br />

que, en términos generales, el corazón del hombre es más grande que<br />

112 113


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

el de la <strong>mujer</strong> 2 . La amplitud de las ondas del ECG (P, Q, R, S, T) es una<br />

función de la suma de las fuerzas eléctricas (vectores) que ocurren a un<br />

mismo tiempo teniendo en cuenta su magnitud y orientación 3 . Siendo el<br />

corazón femenino más pequeño, resulta comprensible que la amplitud<br />

del QRS y de cada una de las ondas por separado sea menores 3 . En<br />

consecuencia, existen diferencias en los criterios de diagnóstico para<br />

hipertrofia ventricular izquierda en la <strong>mujer</strong>; así, por ejemplo, en el<br />

criterio de Cornell se considera hipertrofia cuando la suma de la S en<br />

V3 y la R en AVL es mayor de 2,0 mV para la <strong>mujer</strong> y 2,8 mV para el<br />

hombre.<br />

El eje eléctrico y sus cambios con la edad. Otra característica<br />

electrocardiográfica significativa es la posición espacial del eje eléctrico<br />

del corazón (ÂQRS). En el caso de este parámetro, se sabe que, con<br />

el proceso de envejecimiento, el ÂQRS se va desplazando hacia arriba<br />

y a la izquierda, especialmente en pacientes obesos. La diferencia<br />

determinada por el sexo es que ese desplazamiento del ÂQRS que<br />

acontece con el correr de los años es menos pronunciado en la <strong>mujer</strong> 3 .<br />

La transición del QRS en las derivaciones precordiales. Las<br />

derivaciones precordiales que registran el plano horizontal desde V1 a<br />

V6 comienzan mostrando un complejo QRS que se inicia con una onda<br />

R pequeña y una onda S profunda, de mayor amplitud que la R inicial<br />

(rS). En la medida que se avanza hacia las precordiales izquierdas,<br />

la onda R va ganando amplitud mientras que se reduce la onda S.<br />

La zona de transición en las derivaciones precordiales es el punto de<br />

exploración en el que los complejos positivos y negativos del QRS son<br />

de igual amplitud. En condiciones normales, dicha zona se encuentra<br />

entre los registros de V2 y V4. Una relación R/S en V1 mayor de 1,<br />

en términos generales, es considerada anormal en el adulto. Se ha<br />

reportado que 1,5% de las <strong>mujer</strong>es y 6,4% de los hombres normales<br />

tienen dicha relación en V1 3 . Es decir, el hallazgo de una relación R/S ><br />

1 en la primera precordial, tiene mayor valor predictivo de anormalidad<br />

(zona inactivable posterior, crecimiento ventricular derecho, etc.) en la<br />

<strong>mujer</strong> que en el hombre.<br />

La morfología de la onda T en las derivaciones precordiales. En<br />

condiciones normales, en las derivaciones electrocardiográficas del<br />

plano horizontal (precordiales), el vector de la onda T se dirige hacia<br />

la izquierda y adelante, por lo que la onda T es positiva en todas las<br />

precordiales izquierdas. En las precordiales derechas, sin embargo, se<br />

ha encontrado que hasta un 5% de las <strong>mujer</strong>es normales, muestran una<br />

onda T negativa en V1 sin que ello implique una anomalía del ECG 3 .<br />

La despolarización y repolarización ventricular: El intervalo QT<br />

se mide desde el comienzo del complejo QRS al final de la onda<br />

T y corresponde a la duración del proceso de despolarizaciónrepolarización<br />

ventricular. Este intervalo se modifica según la duración<br />

del ciclo cardíaco precedente y se han planteado múltiples formas de<br />

corregirlo, de las cuales, probablemente la más conocida es la fórmula<br />

de Bazett 3 y al aplicarla obtenemos el intervalo QT corregido (QTc). El<br />

QTc normal difiere entre el hombre y la <strong>mujer</strong> 5 , de hecho, se considera<br />

un valor normal de QTc menor de 0,46 seg para el hombre y menor<br />

de 0,47 para la <strong>mujer</strong>. Esta diferencia no está presente antes de la<br />

pubertad 6 y se ha atribuido al efecto hormonal femenino. De hecho,<br />

en <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas con diferentes modalidades de terapia<br />

de reemplazo, se encontró que la terapia aislada con estrógenos<br />

determinaba una prolongación significativa del QTc 7 . Sobre la base de<br />

estas observaciones, se ha planteado la posibilidad que la <strong>mujer</strong> esté<br />

más expuesta a sufrir arritmias como efecto colateral de drogas que<br />

favorecen la prolongación del QT 8 .<br />

Cambios electrocardiográficos durante el embarazo: Durante el<br />

embarazo suele ocurrir un incremento de la frecuencia cardíaca que se<br />

ha estimado hasta de 10 latidos por minuto en relación con la frecuencia<br />

de la paciente antes del estado gravídico. Este aumento puede inducir<br />

disminución de la duración de los intervalos PR, QRS y QT pero no se<br />

encuentran modificaciones significativas en la duración de la onda P.<br />

También es posible la desviación del eje eléctrico hacia la izquierda<br />

por el desplazamiento de la posición cardíaca inducida por el aumento<br />

de volumen abdominal que produce el útero grávido e igualmente<br />

se ha reportado la ocurrencia de extrasístoles supraventriculares y<br />

ventriculares 9 .<br />

En conclusión, a pesar de haber muchas similitudes entre el ECG de<br />

la <strong>mujer</strong> y el del hombre, al comparar las características del ECG de<br />

ambos sexos, se encuentran diferencias en la amplitud de las ondas<br />

electrocardiográficas, los cambios del ÂQRS en función de la edad, la<br />

transición del QRS y la morfología de la onda T en las derivaciones<br />

precordiales, y la duración del intervalo QTc.<br />

Referencias Bibliográficas<br />

1.<br />

2.<br />

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114 115


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

7.<br />

8.<br />

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Pregnancy: Clinical and Therapeutic Considerations. Intnl J Cardiol 2003; 88: 129-133.<br />

Utilidad de la exploración cardiovascular<br />

no invasiva en la <strong>mujer</strong><br />

Dra. Josefina Feijoo Iglesias.<br />

El estudio de la enfermedad cardiovascular (ECV), en particular la<br />

enfermedad arterial coronaria (EAC) en la <strong>mujer</strong>, no ha sido tan precisa<br />

como en el hombre, debido a una serie de factores que hacen que el<br />

diagnóstico precoz no sea oportuno, como se resume a continuación 1 :<br />

a. La EAC es una enfermedad de aparición más tardía que en el<br />

hombre, aproximadamente 10 años de diferencia.<br />

b. La sintomatología en la <strong>mujer</strong> es mucho más inespecífica que en<br />

el hombre, de hecho las <strong>mujer</strong>es con dolor en el pecho muestran<br />

una menor prevalencia de EAC (50% vs 80% en hombres).<br />

c. Alta prevalencia de dolor torácico no isquémico (enfermedad<br />

microvascular, prolapso de la válvula mitral).<br />

d. Limitada tolerancia al ejercicio debido a la edad avanzada en el<br />

diagnóstico inicial.<br />

e. Respuesta hemodinámica diferente al ejercicio que el hombre:<br />

menor elevación de la fracción de eyección ventricular izquierda,<br />

aumento del gasto cardíaco por incremento en el volumen<br />

diastólico final, liberación inadecuada de catecolaminas.<br />

f. Capacidad funcional (CF) limitada.<br />

g. Influencias hormonales de estrógenos, imitando el efecto<br />

parecido al uso de digitálicos dando falsos positivos.<br />

h. Diferencias anatómicas que afectan a los resultados de las<br />

pruebas de estrés (ventrículos pequeños, coronarias pequeñas),<br />

artefactos de atenuación de las mamas y mayor prevalencia de<br />

enfermedad de un solo vaso.<br />

i. Angina con alteraciones electrocardiográficas sin obstrucción<br />

de las arterias epicárdicas como la angina vasoespástica y el<br />

Síndrome X, mucho más común en <strong>mujer</strong>es posmenopáusicas<br />

que en los hombres, relacionadas con el déficit de estrógenos<br />

y con las alteraciones de la microvasculatura que causan<br />

disfunción endotelial.<br />

La baja prevalencia de la enfermedad en <strong>mujer</strong>es jóvenes unida a los<br />

factores antes mencionados hace que el diagnóstico inicial de EAC no<br />

siempre resulte exitoso. La determinación de la probabilidad pre-test<br />

es fundamental para los resultados post-test cuando se estudia una<br />

población con baja prevalencia de la enfermedad, la revisión de las<br />

<strong>mujer</strong>es de bajo riesgo (por ejemplo, las <strong>mujer</strong>es pre-menopáusicas<br />

con un factor de riesgo y sin angina o síntomas atípicos) se asocia con<br />

una alta tasa de falsos positivos. En las <strong>mujer</strong>es es particularmente<br />

útil establecer la probabilidad pre-test por cualquiera de las índices<br />

conocidos 2,3 antes de decidir cuál es el mejor método diagnóstico a<br />

116 117


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

utilizar como veremos a continuación.<br />

a) Prueba de esfuerzo<br />

La prueba de esfuerzo (PE) es un procedimiento con actividad física<br />

programada donde se hace un registro electrocardiográfico y de presión<br />

arterial (PA) antes, durante y posterior al ejercicio, así como de las<br />

manifestaciones clínicas (angina) o limitación funcional. Este método<br />

es ampliamente aceptado como evaluación inicial en el diagnóstico de<br />

EAC estable en el hombre, sin embargo en las <strong>mujer</strong>es se le reconoce<br />

una baja sensibilidad y especificidad debido a que presentan mayores<br />

alteraciones en el electrocardiograma (ECG) durante la prueba dado<br />

por cambios no concluyentes del ST, bajo voltaje, interferencias, etc.;<br />

además de otros factores no dependientes del ECG que dificultan la<br />

interpretación de la misma como: menor tolerancia al ejercicio, baja CF,<br />

alta prevalencia de dolor torácico no isquémico, influencias hormonales,<br />

mayor prevalencia de enfermedad microvascular, etc.<br />

Las guías del American College of Cardiology/American Heart Association<br />

(AHA/ACC) sobre Prueba de Esfuerzo 2 , reportan en la población general<br />

(hombres y <strong>mujer</strong>es) una sensibilidad del 67% y una especificidad del<br />

77%. En el meta análisis de Kwok 4 se investigó la exactitud de las<br />

pruebas de estrés para detección de EAC en 19 estudios evaluados con<br />

3.721 <strong>mujer</strong>es, donde se demostró una sensibilidad y especificidad de<br />

61% y 70%, respectivamente en ellas, en comparación con 72% y 77%<br />

reportados en 1977 hombres, lo que indica que al menos, el resultado<br />

en 30% de ellas son falsos positivos. Es por esto que se recomienda<br />

utilizar puntajes clínicos que mejoren la sensibilidad y especificidad del<br />

método como el índice de Duke 5 que es una puntuación basada en el<br />

tiempo de ejercicio, la desviación del segmento ST y la presencia de<br />

angina, capaz no sólo de facilitar el diagnóstico sino el pronóstico de<br />

la EAC en hombres y <strong>mujer</strong>es. La probabilidad de EAC será baja (≥ 5),<br />

intermedia ( -10 a +4) o alta (< -11) según su puntuación.<br />

El índice de Duke, al combinar diversas variables para la interpretación<br />

de la PE, suministra una información valiosa y con igual rendimiento para<br />

la estratificación del pronóstico en ambos géneros, aunque funciona<br />

mejor en la <strong>mujer</strong> que en el hombre para excluir la EAC, habida cuenta<br />

que la predicción para la <strong>mujer</strong> debe hacerse en el contexto de una<br />

menor probabilidad pre-test 6 .<br />

Los análisis han demostrado que cuando la PE es negativa pero el<br />

índice de Duke es intermedio en <strong>mujer</strong>es, debe complementarse la<br />

información con un estudio de imágenes. La PE tiene un alto valor<br />

predictivo negativo en las <strong>mujer</strong>es con una baja probabilidad pre-test de<br />

EAC y bajo riesgo en el índice de Duke.<br />

Es de especial importancia los datos de la PE que no dependen del ECG,<br />

como el índice de Duke, la capacidad funcional, la recuperación de la<br />

FC en el primer minuto y la estimación de la competencia cronotrópica,<br />

ya que son variables que tienen un valor adicional relevante en la<br />

interpretación de la prueba en <strong>mujer</strong>es en la predicción de enfermedad<br />

coronaria 7 .<br />

Los lineamientos de la ACC / AHA 2 sugieren la PE en <strong>mujer</strong>es con riesgo<br />

intermedio para EAC que tengan un ECG normal en reposo normal y<br />

una capacidad física óptima.<br />

b) Imágenes<br />

El papel de las imágenes en el diagnóstico de ECV es conocido, los<br />

consensos tradicionales americanos (AHA/ACC) y europeos son precisos<br />

en su indicación, sin embargo en la actualidad debemos familiarizarnos<br />

con un reciente instrumento de evaluación de imágenes denominado<br />

Appropriateness Use Criteria (AUC), propuesto desde el año 2005 8 , para<br />

unificar criterios en cuanto a la indicación de los estudios de imágenes,<br />

basado en el método RAND/UCLA que establece para cada indicación<br />

posible y cada estudio en particular (eco, radionucleídos, TAC, RMN)<br />

hay tres categorías de indicaciones: “A” apropiadas, “I” inapropiadas y<br />

“U” inciertas, cada una con un nivel de concordancia entre los expertos<br />

que va del 1 al 9, como sigue:<br />

• 7 a 9: la prueba es generalmente aceptada y reconocida como<br />

una indicación razonable.<br />

• 4 a 6: hay incertidumbre acerca de la indicación y el escenario<br />

clínico.<br />

• 1 a 3: la prueba generalmente no es aceptada ni reconocida<br />

como una indicación razonable<br />

El orden numérico indica el grado de acuerdo entre los expertos, es<br />

decir, un valor A9 señala que la indicación es aceptada con un acuerdo<br />

absoluto de los expertos implicados de diferentes especialidades.<br />

b.1. Ecocardiografía<br />

El valor de este método para el diagnóstico de EAC es<br />

indiscutible e independiente del género ya que permite la<br />

evaluación anatómica y funcional del corazón y particularmente<br />

la evaluación directa de isquemia inducible a través del estudio<br />

de contractilidad global y segmentaria en adición al estrés<br />

(ejercicio o fármacos). Dentro de la cascada de la isquemia,<br />

la aparición de las alteraciones ecocardiográficas antes de la<br />

electrocardiográficas y clínicas ha dado un puesto relevante a<br />

este método en el diagnóstico de la EAC. Su valor es inigualable<br />

en relación a la disponibilidad, inocuidad y a su costo-beneficio;<br />

si a esto se le suma la dificultad del ECG en la <strong>mujer</strong> para el<br />

diagnóstico y la determinación del riesgo de EAC, el método se<br />

convierte en un herramienta poderosa.<br />

La ecocardiografía de estrés post-esfuerzo (EEP) en cinta sinfín<br />

o bicicleta supina supera la problemática del ECG y aumenta la<br />

sensibilidad y especificidad del método para el diagnóstico de EAC.<br />

Los pacientes con limitación al ejercicio pueden ser sometidos<br />

a ecocardiografía de estrés farmacológico con dobutamina<br />

118 119


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

(EED), dipiridamol o adenosina. Pareciera no haber diferencias<br />

significativas entre sexos para el diagnóstico ecocardiográfico<br />

de estrés independientemente del método utilizado. Sin<br />

embargo, en el meta análisis de Kin y Kwok 9 evaluaron más de<br />

80 estudios con respecto a la exactitud de las pruebas de estrés<br />

farmacológico para la EAC. Todos los pacientes incluidos tenían<br />

EAC comprobada por angiografía. De los cinco estudios que<br />

incluyeron evaluaciones específicas por sexo, la sensibilidad y<br />

especificidad global fue de 76 y 86%, respectivamente, para las<br />

<strong>mujer</strong>es y no difirieron significativamente de los correspondientes<br />

valores para los hombres: 78 y 89%.<br />

Múltiples estudios han demostrado que la modalidad<br />

farmacológica tiene mayor sensibilidad y especificidad que la<br />

modalidad post-esfuerzo en <strong>mujer</strong>es sobre todo en enfermedad<br />

de un solo vaso 9 ; es posible que la baja capacidad funcional y la<br />

edad, ya que la aparición de la enfermedad en <strong>mujer</strong>es es más<br />

tardía que en los hombres, tenga un papel importante en estas<br />

observaciones.<br />

Los estudios que incluyen en total cerca de 1000 <strong>mujer</strong>es con<br />

sospecha de EAC han demostrado que la ecocardiografía de<br />

estrés tiene buena precisión diagnóstica para la detección o<br />

exclusión de EAC significativa, con una sensibilidad del 81%<br />

(89% en <strong>mujer</strong>es con enfermedad de múltiples vasos), una<br />

especificidad del 86%, con una precisión diagnóstica del<br />

84% 10 .<br />

La EED ha demostrado un beneficio adicional a la PE sola. En<br />

un reciente reporte en 4.234 <strong>mujer</strong>es, 1 de cada 1000 con PE<br />

negativa y 1 de cada 100 con EED negativa tuvieron muerte<br />

cardiaca a los 5 años de realizada la prueba. En comparación<br />

con 1 a 3 de 100 <strong>mujer</strong>es con enfermedad de múltiples vasos en<br />

la PE o EED que murieron dentro de los 5 años de seguimiento<br />

posterior; es decir, una tasa 10 veces mayor para aquellas con<br />

estudios negativos 11 .<br />

La ecocardiografía de estrés con ejercicio o fármacos es un<br />

método no invasivo eficaz de alta precisión en la detección<br />

de EAC en <strong>mujer</strong>es sintomáticas con probabilidad intermedia<br />

a alta y que tengan un ECG anormal en reposo. La EED se<br />

recomienda para las <strong>mujer</strong>es en las mismas condiciones pero<br />

con ECG anormal o con un ECG normal pero sin condiciones<br />

óptimas para el ejercicio, en este sentido existe acuerdo entre<br />

los lineamientos de la ACC / AHA 2 (2) y los criterios para el uso<br />

apropiado de la ecocardiografía de estrés 12 . Sin embargo estos<br />

últimos recomiendan su indicación también en pacientes con<br />

baja probabilidad pre-test que tengan ECG no interpretable e<br />

imposibilidad de realizar ejercicio (nivel A7 de AUC) y ante<br />

una prueba de esfuerzo no interpretable o dudosa (nivel A8 de<br />

AUC).<br />

b.2. Radiofármacos<br />

Las técnicas de imágenes de perfusión miocárdica con ejercicio<br />

o estrés farmacológico empleando trazadores radioactivos están<br />

indicadas en la evaluación de <strong>mujer</strong>es sintomáticas con un riesgo<br />

moderado a alto de EAC.<br />

El SPECT (Single-Photon Emission Computed Tomography)<br />

es considerada la modalidad de imágenes de estrés más<br />

usada en Estados Unidos para el diagnóstico de EAC que se<br />

basa fundamentalmente en detectar los defectos de perfusión<br />

miocárdica a través de radionucleídos, generalmente talio-201<br />

(Tl 201 ), además puede evaluar los volúmenes ventriculares y<br />

la función global y regional del miocardio. Un meta análisis de<br />

SPECT-ejercicio realizado para detectar obstrucción significativa<br />

de arterias epicárdicas (21 estudios con un total de 4113 <strong>mujer</strong>es)<br />

puso de manifiesto que la exactitud de la imagen de Tl 201 es<br />

mayor en los hombres, con una sensibilidad y especificidad de<br />

85 y 85% respectivamente, en comparación con el 78 y el 64%<br />

de <strong>mujer</strong>es 13 . Sin embargo, en ellas se han presentado ciertas<br />

limitaciones debido a resultados falsos positivos por atenuación<br />

de la imagen por las mamas y porque el tamaño de los ventrículos<br />

es más pequeño y esférico que el de los hombres.<br />

En la actualidad la sustitución de talio por tecnecio (99mTc<br />

sestamibi) ha mejorado la sensibilidad y especificidad de la<br />

prueba en la <strong>mujer</strong> 14 .<br />

El estrés farmacológico con SPECT tiene un lugar importante<br />

como método diagnóstico de EAC, sobre todo en las <strong>mujer</strong>es<br />

obesas. Algunos estudios han informado su utilidad en presencia<br />

de bloqueo avanzado de rama izquierda del Haz de His<br />

(BARIHH) 15 . Los datos combinados de estudios en más de 7500<br />

<strong>mujer</strong>es han demostrado una tasa anual de eventos cardiacos<br />


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

<strong>mujer</strong>es diabéticas frente a las no diabéticas con SPECT normal.<br />

En esta cohorte, la mortalidad por EAC en las no diabéticas<br />

con una prueba moderadamente anormal fue del 2,8% en<br />

comparación con 4,1% en las diabéticas. La tasa de mortalidad<br />

anual de EAC es más elevadas para las <strong>mujer</strong>es con graves<br />

anomalías en el SPECT (es decir, el 6,1% y 8,5% para las<br />

<strong>mujer</strong>es no diabéticas comparadas con las diabéticas).<br />

De particular importancia, las <strong>mujer</strong>es diabéticas (especialmente<br />

las que requieren insulina) con isquemia están en el mayor riesgo<br />

para eventos cardíacos, por lo que necesitan un tratamiento<br />

más intensivo y la utilización de angiografía coronaria. En<br />

la última revisión de los Appropriate Use Criteria for Cardiac<br />

Radionuclide 18 la recomendación generalmente aceptada (A9)<br />

para el método, independientemente del género, sigue siendo<br />

que el mismo debe ser indicado a pacientes sintomáticos con<br />

una probabilidad pre-test intermedia o alta para EAC en quienes<br />

el ECG es anormal o no interpretable y/o tiene limitaciones<br />

para realizar ejercicio. Sin embargo, con respecto al consenso<br />

anterior (2005) se acepta la indicación en pacientes con baja<br />

probabilidad pre-test en aquellos con ECG no interpretable o<br />

que no puedan realizar ejercicio (A7).<br />

b.3. Tomografía axial computada (TAC)<br />

Una de las aplicaciones de la TAC (sin contraste) es identificar<br />

y cuantificar la cantidad de calcio depositado en las arterias<br />

coronarias, marcador que está directamente relacionado con<br />

la enfermedad ateroesclerótica. Aunque el calcio no está<br />

presente en una arteria normal, su existencia no es indicativa de<br />

obstrucción y es por esto que su cuantificación es fundamental.<br />

Estudios de cohorte que incluyeron 539 <strong>mujer</strong>es con indicación<br />

clínica de angiografía coronaria informaron que en 220 (41%)<br />

de ellas con coronariografía normal no calcio detectable, lo que<br />

dio un valor predictivo negativo del 100%. En contraste, aquellas<br />

con escore moderado (≥ 100) y alto (≥400) de calcio tenían una<br />

prevalencia mayor de EAC obstructiva 19 . Una de las principales<br />

ventajas de este método es su alto valor predictivo negativo.<br />

Sus limitaciones incluyen: la lenta velocidad de adquisición,<br />

exposición marcada a la radiación y alto grado de variabilidad<br />

interobservador.<br />

La tomografía computada por haz de electrones (Electron<br />

Bean Computer Tomography, EBCT) y por múltiples cortes (por<br />

MultiSlice Computed Tomography, MSCT) que puede variar de<br />

16 a 64 cortes con los equipos en nuestro país, aunque ya se<br />

conoce los que cuentan con 128 y 256 cortes, ha mejorado la<br />

precisión diagnóstica de la EAC y permitido un acercamiento<br />

a la morfología y composición de la placa aterosclerótica. Las<br />

nuevas tecnologías (mayor número de cortes) has aminorado los<br />

efectos adversos ionizantes al disminuir el tiempo de exposición.<br />

La sensibilidad y especificidad para la detección de EAC con<br />

obstrucción de las arterias epicárdicas se ha informado del 90<br />

a 94% y del 75 a 97%, respectivamente, para los estudios con<br />

64 cortes 20 .<br />

Dos estudios han comparado directamente la exactitud<br />

diagnóstica de la técnica de 64 cortes en la <strong>mujer</strong> frente a<br />

los hombres. Pundziute y colaboradores, en 103 pacientes<br />

consecutivos (52 <strong>mujer</strong>es) con EAC conocida o sospechada,<br />

no encontró diferencias significativas entre los géneros en la<br />

sensibilidad y especificidad 21 . La angiografía en comparación<br />

con la angiografía coronaria invasiva, según un estudio por<br />

Meijboom y colaboradores en 402 pacientes sintomáticos que<br />

incluyeron 123 <strong>mujer</strong>es, informaron en <strong>mujer</strong>es, una sensibilidad<br />

y especificidad significativamente menor en ellas (88% y 75%,<br />

respectivamente) frente a los hombres (96% y 90%), también<br />

con un valor predictivo positivo menor (81% en las <strong>mujer</strong>es vs<br />

95% en los hombres) 22 .<br />

Las recomendaciones de la AUC para TAC 23 consideran<br />

aceptable la indicación del método ante la sospecha de EAC<br />

en pacientes sintomáticos, independientemente del sexo; con<br />

probabilidad pre-test intermedia más ECG no interpretable o<br />

incapacidad para realizar ejercicio (A7); también es apropiada<br />

con un nivel máximo de concordancia en pacientes sintomáticos<br />

ante la sospecha de anormalidad de las arterias coronarias (A9)<br />

o en aquellos con un test de inducción de isquemia (estrés) no<br />

interpretable o equivoco para EAC (A8).<br />

El uso del método en <strong>mujer</strong>es está por establecerse, la dificultad<br />

para evaluar el grado de obstrucción debido al menor calibre<br />

de las arterias y la elevada exposición a la radiación debe ser<br />

tomada en consideración. Las nuevas generaciones de TAC de<br />

256 cortes lucen prometedoras para la detección de EAC en<br />

<strong>mujer</strong>es.<br />

b.4. Resonancia nuclear magnética (RMN)<br />

Este método diagnóstico ha presentado gran desarrollo en los<br />

últimos tiempos por su excelente resolución espacial y temporal,<br />

la visualización directa de la arteria coronaria, la evaluación de la<br />

perfusión y metabolismo coronario en reposo y durante el estrés<br />

(similar al SPECT) y la ausencia de irradiación, la convierten en<br />

una técnica a tomar en cuenta en la evaluación de EAC en la<br />

<strong>mujer</strong>. Tiene como desventaja que requiere personal altamente<br />

capacitado y no está disponible de manera rutinaria con facilidad<br />

en nuestro país.<br />

En un estudio prospectivo se evaluaron 136 <strong>mujer</strong>es consecutivas<br />

122 123


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

con síntomas sugestivos de EAC y 37 de ellas (27%) tenían<br />

EAC por angiografía. La RMN de estrés con adenosina tuvo<br />

sensibilidad del 84%, especificidad del 88% y exactitud del 87%<br />

para el diagnóstico. La exactitud se redujo cuando el grado de<br />

estenosis coronaria era menor (82% vs 87%, p 97 g).<br />

La angiografía coronaria por RMN es una tecnología que se<br />

encuentra en desarrollo desde el año 1987, sin embargo, la<br />

estimación precisa de la presencia, así como la gravedad de<br />

la estenosis coronaria, especialmente de las arterias pequeñas<br />

y tortuosas, sigue siendo difícil debido a la respiración y el<br />

movimiento del corazón.<br />

Las recomendaciones de la AUC para RMN, consideran<br />

aceptable la RMN con técnicas como el estrés con dobutamina<br />

o vasodilatadores, ante la sospecha de EAC en pacientes<br />

sintomáticos, independientemente del sexo 23 ; con probabilidad<br />

pre-test intermedia más ECG no interpretable o incapacidad<br />

para realizar ejercicio (A7) con las técnicas, o en aquellos con<br />

un resultado angiográfico por TAC no satisfactorio (A8). También<br />

es apropiada en pacientes sintomáticos ante la sospecha de<br />

anormalidad de las arterias coronarias (A8).<br />

c. Evaluación de la microcirculación coronaria<br />

Se ha generalizado el diagnóstico de EAC a través del estudio de<br />

las arterias epicárdicas, sin embargo, hay una cantidad considerable<br />

de pacientes sintomáticos, generalmente <strong>mujer</strong>es, que obligan a<br />

buscar isquemia en territorios no tan fáciles de evaluar como es la<br />

microcirculación, responsable en muchos de los casos de “falsos<br />

negativos” en las pruebas convencionales ya que existe una creciente<br />

evidencia que en las <strong>mujer</strong>es la disfunción microvascular puede ser la<br />

causa de los síntomas.<br />

En el estudio Women’s Ischemia Syndrome Evaluation (WISE), la<br />

mitad de las <strong>mujer</strong>es con angina de pecho y ausencia de obstrucción<br />

en arterias coronarias epicárdicas tenían disfunción microvascular<br />

coronaria 24 , de allí que métodos adicionales como la exploración de la<br />

disfunción endotelial sean necesarios para la mejor comprensión de la<br />

enfermedad.<br />

En las <strong>mujer</strong>es con angina de pecho en ausencia de obstrucción<br />

epicárdica, la Sociedad Europea de Cardiología recomienda la prueba<br />

con acetilcolina intracoronaria para excluir la disfunción endotelial y el<br />

vasoespasmo, así como para determinar la reserva de flujo coronario<br />

dependiente de endotelio 25 .<br />

d. Dúplex de arterias carótidas y vertebrales<br />

La visualización de la pared arterial en las arterias carótidas a través del<br />

ultrasonido (Duplex) ha demostrado ser un método simple y seguro no<br />

solo para el diagnóstico de enfermedad carotidea sino también para la<br />

estratificación del riesgo cardiovascular como un marcador subrogado<br />

de aterosclerosis. El grosor de la íntima-media (GIM) es reconocido<br />

como un marcador de enfermedad aterosclerótica subclínica y ha<br />

sido extensivamente estudiado como indicador pronostico de la EAC,<br />

de la enfermedad vascular cerebral (EVC) y de la regresión de la<br />

enfermedad aterosclerótica. En la actualidad se cuenta con métodos<br />

semi-automáticos para la medición del GIM que han resuelto uno de los<br />

problemas de la técnica que era la falta de reproducibilidad.<br />

El GIM es una variable continua dependiente de la edad, siendo<br />

ligeramente menor en <strong>mujer</strong>es que en los hombres de la misma edad;<br />

sin embargo existe un aumento progresivo de su valor de acuerdo al<br />

número de factores de riesgo asociados 26 y esta diferencia con los<br />

hombres desaparece con la edad (> 65 años) y en <strong>mujer</strong>es con EAC<br />

establecida.<br />

En el Cardiovascular Health Study, las <strong>mujer</strong>es de más edad en el quintil<br />

más alto de valores de GIM tuvieron 3 veces más probabilidades de<br />

sufrir un evento cardiovascular que las más jóvenes. La relación entre<br />

el GIM y la aparición eventos fue lineal con un incremento del 40% en el<br />

riesgo relativo por cada 0,15-a 0,20 mm de aumento 27 .<br />

No existen diferencias de sexo en cuanto a la indicación de la prueba y<br />

debe ser realizada a todo individuo de riesgo intermedio.<br />

e. Disfunción endotelial (DE)<br />

La DE definida como la incapacidad del vaso arterial de dilatarse ante la<br />

presencia de una injuria vascular y que indica una inadecuada producción<br />

de oxido nítrico es el primer evento que evidencia clínicamente la<br />

alteración de la función de la pared vascular y por lo tanto un detector<br />

temprano de aterosclerosis.<br />

En <strong>mujer</strong>es tiene un papel relevante en el estudio de dolor torácico<br />

sin evidencia de EAC significativa y está indicada precozmente en<br />

la evaluación del riesgo cardiovascular, identificando la enfermedad<br />

subclínica.<br />

f. Índice tobillo-brazo (ITB)<br />

Este índice se deriva de la relación entre la presión arterial sistólica<br />

(PAS) en el tobillo con la del brazo y está considerado como el “estándar<br />

de oro” para el diagnóstico de la enfermedad arterial periférica (EAP),<br />

siendo un método altamente específico para la comprobación del riesgo<br />

vascular en sujetos asintomáticos.<br />

La data derivada de numerosos y sólidos estudios clínicos sustenta la<br />

estrecha relación entre la EAP y la morbilidad y mortalidad enfermedad<br />

cardio y cerebrovascular, siendo su valor de predicción independiente<br />

después del ajuste de varios factores de riesgo 28 .<br />

124 125


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

En un meta análisis colaborativo en 16 estudios de cohortes y la<br />

participación de 24.955 hombres y 23.339 <strong>mujer</strong>es con la finalidad<br />

de determinar si el ITB aporta información adicional sobre el riesgo<br />

de eventos y mortalidad cardiovascular independiente del escore de<br />

Framingham se demostró, tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es, que<br />

la razón de riesgo permanecía elevada después del ajuste por dicho<br />

escore con la conclusión que el ITB puede mejorar la seguridad del<br />

cálculo del riesgo cardiovascular 29 . Más aún un ITB igual o menor de 0,9<br />

resultaba en una duplicación de la morbilidad y mortalidad a lo largo de<br />

las categorías de riesgo determinadas por el escore de Framingham y<br />

la combinación de ambos instrumentos podría reclasificar al 19% de los<br />

hombres y al 36% de las <strong>mujer</strong>es (es decir, una de cada tres) en otras<br />

categorías de mayor riesgo.<br />

La asociación entre EAP e incremento en la mortalidad cardiovascular<br />

es el resultado de la ubicuidad de la enfermedad aterosclerótica y si<br />

ella está presente en la periferia, muy probablemente se encontrará<br />

en otros lechos del árbol vascular. De hecho, en las <strong>mujer</strong>es se ha<br />

demostrado una asociación entre ITB menor de 0,9 y enfermedad<br />

carotidea moderada a severa 30 .<br />

En las <strong>mujer</strong>es en donde la ecocardiografía de estrés no es factible,<br />

debe realizarse SPECT o RMN dependiendo de la experiencia local<br />

con el método.<br />

Algoritmos diagnósticos<br />

En el algoritmo (figura 1) se propone iniciar el procedimiento<br />

diagnóstico en la <strong>mujer</strong> por identificar de sintomatología seguida de la<br />

estratificación del riesgo en leve, intermedio o alto por los diferentes<br />

escore conocidos 31-33 . En la <strong>mujer</strong> asintomática con baja probabilidad<br />

pre-test las imágenes no son recomendadas ya que están asociadas<br />

a una alta tasa de falsos positivos. Cuando el riesgo es intermedio<br />

la utilidad de las imágenes en el diagnóstico de EAC en pacientes<br />

asintomáticas es controversial. Como alternativa se propone realizar<br />

las pruebas para diagnóstico subclínico de la enfermedad como el GIM<br />

y la disfunción endotelial, ya que permitirían identificar a las de mayor<br />

riesgo que requerirían otro estudio para descartar EAC, tales como<br />

la PE convencional o sensibilizada con imágenes (eco post-estrés,<br />

SPECT, RMN), dependiendo de las características basales del ECG o<br />

de la posibilidad de realizar ejercicio.<br />

En pacientes sintomáticas de riesgo intermedio la PE sigue siendo un<br />

método útil debido a su alto valor predictivo negativo y se considera<br />

como imprescindible en la evaluación inicial de la EAC en la <strong>mujer</strong><br />

siempre y cuando las características basales del ECG y la capacidad<br />

funcional permitan su interpretación. De no cumplir estos requisitos o de<br />

resultar la PE no concluyente deben realizarse estudios de imágenes<br />

post-estrés. La ecocardiografía de estrés farmacológico con dobutamina<br />

se ha preferido debido a su alta sensibilidad y especificidad (tabla 1) 33 .<br />

Una vez que la sospecha de EAC es real, la angiografía coronaria es<br />

el método de elección para la comprobación y resolución inmediata de<br />

126 127


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VII Evaluación clínica y procedimientos diagnósticos especiales en la <strong>mujer</strong><br />

la enfermedad. De resultar la angiografía coronaria sin enfermedad<br />

obstructiva o no significativa es imperiosa la realización de las pruebas<br />

de vasorreactividad coronaria para descartar disfunción endotelial o<br />

vasoespasmo antes de concluir el estudio. La RMN también jugaría un<br />

papel crucial en la evaluación de la enfermedad microvascular, al igual<br />

que la reserva de flujo coronario por Doppler.<br />

La angiografía por TAC cardíaco puede ser una herramienta valiosa<br />

para las <strong>mujer</strong>es con resultados de las pruebas estrés no concluyentes<br />

y con riesgo intermedio de EAC.<br />

Las <strong>mujer</strong>es sintomáticas pero de riesgo bajo tendrían una evaluación<br />

parecida a las asintomáticas de alto riesgo, es decir, debe descartarse<br />

enfermedad subclínica para justificar pruebas de inducción de<br />

isquemia.<br />

Las <strong>mujer</strong>es sintomáticas de alto riesgo deberían ir directo a angiografía<br />

coronaria, sin embargo, ante la alta inespecificidad de los síntomas en<br />

ellas, luce razonable realizar previamente pruebas de inducción de<br />

isquemia con imágenes<br />

Conclusiones<br />

La decisión final sobre la mejor técnica diagnóstica para la detección<br />

temprana de EAC dependerá del método disponible y de la confiabilidad<br />

de los resultados del mismo, considerando las diferencias establecidas<br />

de los métodos diagnósticos y la utilidad de acuerdo al contexto clínico<br />

de la paciente.<br />

1.<br />

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130 131


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Capítulo VIII<br />

Particularidades de la<br />

enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

• <strong>Enfermedad</strong> arterial coronaria.<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard, Dr. Carlos Mendoza.<br />

• Insuficiencia cardíaca: epidemiología, factores de riesgo y<br />

<strong>prevención</strong>. Dra. Egleé Castillo González.<br />

• Insuficiencia cardíaca: aspectos terapéuticos.<br />

Dr. José Domingo Rodríguez.<br />

• Arritmias. Dr. Juan Marques, Dr. Iván Mendoza.<br />

• Fibrilación auricular. Dr. Juan Marques, Dr. Iván Mendoza.<br />

• La enfermedad vascular cerebral. Dr. Mario De Bastos.<br />

<strong>Enfermedad</strong> arterial coronaria<br />

Dr. Nohel Castro Blanchard, Dr. Carlos Mendoza Bastidas.<br />

Introducción<br />

En Venezuela, las enfermedades del corazón son la primera causa de<br />

muerte; en el 2007 ocurrieron, por esta causa, 25.600 muertes (20,18%<br />

de la mortalidad total). La enfermedad arterial coronaria (EAC) fue<br />

responsable de 19.308 muertes (15,15% del total): 11.808 hombres y<br />

7.500 <strong>mujer</strong>es; específicamente el infarto agudo del miocardio (IAM) fue<br />

reportado, como causa de muerte, en 16.336 casos (12,87% del total):<br />

10.173 (62,3%) hombres y 6.163 (37,8%) <strong>mujer</strong>es 1 .<br />

En Estados Unidos de América (EE.UU.) las enfermedades<br />

cardiovasculares (ECV) fueron responsables de 1 de cada 2,8 muertes<br />

en el 2005; la EAC ocupó el primer lugar, tanto en hombres como en<br />

<strong>mujer</strong>es, siendo responsable de 1 de cada 5 muertes 2 . En el 2003 la tasa<br />

de mortalidad cardiovascular, ajustada por la edad, en los hombres fue<br />

de 307/100.000 y en las <strong>mujer</strong>es 158/100.000 y en Canadá, en 1999,<br />

fue de 288/100.000 en los hombres y 175/100.000 en las <strong>mujer</strong>es 3 .<br />

En cuanto a la mortalidad por enfermedad arterial coronaria (EAC) en<br />

EE.UU., en el 2003, fue de 187/100.000 entre los hombres y 77/100.000<br />

entre las <strong>mujer</strong>es y en Canadá, en 1999, los valores correspondientes<br />

fueron 188 y 97 por 100.000. Esta diferencia por sexo es consistente a<br />

nivel internacional 3 . Sin embargo, las <strong>mujer</strong>es jóvenes con IAM tienen<br />

tasas de mortalidad mayores que los hombres de la misma edad 3 .<br />

En Norteamérica, las ECV son la primera causa de admisión en<br />

los hospitales, tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es, pero estas<br />

132 133


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

últimas permanecen más tiempo en el hospital y tienen mayores<br />

discapacidades 3 .<br />

Estado actual de la EAC en la <strong>mujer</strong><br />

El riesgo de desarrollar EAC, a partir de los 40 años de edad es del 49%<br />

en los hombres y 32% en las <strong>mujer</strong>es. La incidencia anual estimada<br />

de IM es de 610.000 casos nuevos y 325.000 casos recurrentes y<br />

aproximadamente un 16% muere por esta causa 2 . Un análisis de datos<br />

del estudio de Framingham de 1950 a 1999 mostró que las tasas de<br />

mortalidad por EAC disminuyeron en un 59% (64% de disminución<br />

en muerte no súbita y 49% en muerte súbita) y si bien esta tendencia<br />

se apreció tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es 2 , la disminución fue<br />

menor en la <strong>mujer</strong> que en el hombre y ha aumentado en las <strong>mujer</strong>es<br />

jóvenes 3 ; otra diferencia reportada es que, si bien 50% de los hombres<br />

que murieron súbitamente de cardiopatía coronaria no tenían síntomas<br />

previos de esta enfermedad, este hallazgo se encontró en 64% de las<br />

<strong>mujer</strong>es 2 . La tasa de mortalidad posterior a un primer IAM, al año y<br />

a los 5 años, es mayor en la <strong>mujer</strong> que en el hombre, en todos los<br />

grupos etarios, al igual que el porcentaje de IM recurrente, desarrollo de<br />

insuficiencia cardíaca (IC) y de accidente cerebrovascular (ACV) 2 .<br />

En el mundo, las ECV son la primera causa de muerte en la <strong>mujer</strong>,<br />

generando un tercio de todas las muertes 4 .<br />

Fisiopatología de la EAC en la <strong>mujer</strong>:<br />

Una nueva hipótesis<br />

Aunque las <strong>mujer</strong>es tienen menor prevalencia y severidad de EAC y<br />

la función ventricular izquierda está más conservada, paradójicamente<br />

tienen mayores tasas de isquemia miocárdica y mortalidad que los<br />

hombres 5 . Las <strong>mujer</strong>es sintomáticas tienen mayor persistencia de los<br />

síntomas isquémicos requiriendo un mayor número de hospitalizaciones;<br />

además, tienen tasas menores de bienestar general y mayores<br />

limitaciones en el desempeño de las actividades diarias 5 .<br />

Los resultados del estudio Women’s Ischemia Syndrome Evaluation<br />

(WISE) 6 y de otros estudios relacionados permiten proponer a la<br />

reactividad coronaria anormal, la disfunción microvascular 7 y la erosión<br />

de la placa con embolización distal 8,9 como contribuyentes de una<br />

fisiopatología específica de la EAC en la <strong>mujer</strong> 5 .<br />

Alteraciones vasculares, tales como la migraña, el fenómeno de<br />

Raynaud y la arteritis autoinmune son más frecuentes en las <strong>mujer</strong>es<br />

y pudieran depender de las variaciones, a lo largo de la vida, de los<br />

niveles de hormonas reproductivas asociadas a los ciclos ováricos,<br />

embarazo, periparto y menopausia. La reactividad de las pequeñas<br />

arterias intramiocárdicas es mediada por el endotelio y el sistema<br />

nervioso autónomo simpático 5 .<br />

Resultados de autopsias de víctimas de muerte súbita sugieren que<br />

las <strong>mujer</strong>es tienen mayor frecuencia de erosión de placas coronarias y<br />

embolización distal que los hombres 8,9 . La enfermedad microvascular,<br />

evaluada a través del estrechamiento de las arterias retinianas, está<br />

relacionada con eventos cardiovasculares en las <strong>mujer</strong>es, pero no<br />

en los hombres 7 . La disfunción microvascular también pudiera estar<br />

relacionada con diferencias en el remodelado y reparación ante la<br />

agresión/aterosclerosis, entre hombres y <strong>mujer</strong>es. La evaluación de la<br />

pared coronaria con ultrasonido intravascular y de la reactividad arterial,<br />

en pacientes con EAC obstructiva, demuestra que los hombres tienen<br />

mayor carga de ateroma y más disfunción endotelial epicárdica y las<br />

<strong>mujer</strong>es más enfermedad de la microcirculación10. Estas observaciones<br />

pueden explicar las mayores tasas de angina, isquemia y síndromes<br />

coronarios agudos en ausencia de EAC obstructiva en las <strong>mujer</strong>es y<br />

apoyar un proceso fisiopatológico que involucra más a la disfunción<br />

microvascular, en comparación con los hombres 5 .<br />

La disfunción endotelial contribuye a la fisiopatología de la cardiopatía<br />

isquémica en la <strong>mujer</strong>. La dilatación anormal mediada por flujo de la<br />

arteria braquial en una cohorte de 2.264 <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas<br />

se asoció con un aumento significativo de 1,3 a 4,4 veces del riesgo de<br />

EAC 11 . La disfunción de la circulación coronaria predice el desarrollo<br />

de eventos isquémicos 5 y la restauración de la función endotelial, en<br />

un estudio de 400 <strong>mujer</strong>es hipertensas postmenopáusicas, se asoció<br />

con un riesgo de eventos isquémicos miocárdicos 7,3 veces menor<br />

que el de las <strong>mujer</strong>es sin mejoría de la función endotelial 11 . De estas<br />

observaciones se concluye que la reactividad coronaria anormal parece<br />

desempeñar un papel importante en la isquemia miocárdica en <strong>mujer</strong>es<br />

sin EAC obstructiva 5 .<br />

Las observaciones anteriores favorecen el planteamiento de una nueva<br />

hipótesis unificadora de la EAC en la <strong>mujer</strong>: la disfunción microvascular<br />

coronaria es más prevalente en <strong>mujer</strong>es que en hombres, como resultado<br />

de un agrupamiento de factores de riesgo, inflamación, remodelado<br />

vascular y alteraciones hormonales. Esta hipótesis explicaría la frecuente<br />

paradoja entre los síntomas atípicos, la evidencia de isquemia y los<br />

resultados adversos observados en las <strong>mujer</strong>es 5 . Además, este modelo<br />

fisiopatológico permite explicar por qué los métodos diagnósticos<br />

actuales para detección de lesiones obstructivas coronarias son menos<br />

efectivos en <strong>mujer</strong>es.<br />

134 135


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Pruebas no invasivas de isquemia miocárdica<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Tradicionalmente, el diagnóstico de EAC en <strong>mujer</strong>es con dolor torácico<br />

ha sido un complejo problema clínico ya que las pruebas no invasivas<br />

tradicionales, principalmente la prueba de esfuerzo, reportan un elevado<br />

número de falsos positivos. El advenimiento de la ecocardiografía de<br />

esfuerzo ha sido de gran ayuda por ser un método de mayor confiabilidad,<br />

ya que permite no sólo detectar los posibles cambios isquémicos en el<br />

ECG sino también las alteraciones en el movimiento de las paredes<br />

ventriculares.<br />

Numerosos estudios han demostrado que la sensibilidad y especificidad<br />

de este método es superior a la prueba de esfuerzo convencional e<br />

incluso más versátil y económico que los métodos que emplean<br />

radiofármacos (talio o tecnecio sestamibi) 13-16 .<br />

Síndrome coronario agudo (SCA) en la <strong>mujer</strong><br />

Se han reportado varias diferencias asociadas al sexo, en pacientes<br />

con SCA, incluyendo los perfiles de factores de riesgo, poder predictivo<br />

de las pruebas de esfuerzo y presentación clínica como se resumen a<br />

continuación3, 18-20 :<br />

a. Las <strong>mujer</strong>es experimentan más síntomas atípicos que los<br />

hombres.<br />

b. La angina inestable es más frecuente inicialmente en la <strong>mujer</strong><br />

(69%) que en el hombre (30%).<br />

c. En comparación con los hombres, las <strong>mujer</strong>es solicitan atención<br />

médica más tardíamente después del comienzo de los síntomas,<br />

el tratamiento inicial se retrasa más y tienen menos probabilidad<br />

de ser admitidas a las unidades de cuidados intensivos.<br />

d. Las <strong>mujer</strong>es, aunque con menor consistencia, tienen tasas<br />

más elevadas de complicaciones intra-hospitalarias y riesgo de<br />

muerte que los hombres.<br />

e. Las características clínicas de la población femenina con SCA<br />

difiere a las mostradas por los hombres en que son de mayor<br />

edad, la prevalencia de diabetes e hipertensión arterial en ellas<br />

es superior y con más frecuencia presentan signos de IC al<br />

ingreso.<br />

f. Los marcadores de necrosis miocárdica se elevan con menos<br />

ocurrencia en las <strong>mujer</strong>es, pero en ellas hay mayor incremento<br />

en la proteína C reactiva y péptido natriurético que en los<br />

hombres.<br />

g. En los pacientes con SCA, la severidad de la EAC en el estudio<br />

angiográfico en las <strong>mujer</strong>es es menor que en los hombres.<br />

h. Las <strong>mujer</strong>es tienen menos probabilidad de recibir intervención<br />

coronaria percutánea (ICP) y cirugía de revascularización<br />

miocárdica.<br />

Pronóstico de la EAC en la <strong>mujer</strong><br />

La evolución de la EAC en la <strong>mujer</strong> tiene rasgos distintivos propios<br />

como ha sido descrito en numerosos estudios clínicos5, 21-26 :<br />

a. En los pacientes con IM con elevación del segmento ST, la<br />

mortalidad intrahospitalaria, a corto y a mediano plazo es mayor<br />

en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres. Dichas tasas son aún más<br />

elevadas en las <strong>mujer</strong>es con enfermedad más severa.<br />

b. Aunque la reducción absoluta de la mortalidad en los pacientes<br />

tratados con fibrinolíticos es similar en ambos sexos, hay una<br />

mayor tasa de mortalidad post reperfusión en <strong>mujer</strong>es de todas<br />

las edades.<br />

c. La frecuencia de re-infartos y complicaciones post-procedimientos<br />

es mayor en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres.<br />

Un 30% de <strong>mujer</strong>es con dolor torácico, coronariografía normal y<br />

disfunción endotelial desarrollaron EAC obstructiva en los siguientes<br />

10 años 26 . La mortalidad a los 5 años es de 16% en aquellas con EAC<br />

obstructiva de menos del 50%, del 7,9% en <strong>mujer</strong>es sin estenosis<br />

coronaria y del 2,4% en las asintomáticas, después del ajuste para<br />

factores de riesgo cardíaco 27 .<br />

Tratamiento de la EAC en la <strong>mujer</strong><br />

Las guías de manejo de los síndromes coronarios agudos sin elevación<br />

del segmento ST (SCA-SEST) del Colegio Americano de Cardiología<br />

y de la Asociación Americana del Corazón (ACC/AHA) establecen que<br />

las <strong>mujer</strong>es obtienen los mismos beneficios del tratamiento médico y<br />

de la ICP que los hombres, aunque las complicaciones asociadas con<br />

el procedimiento percutáneo son más frecuentes en las <strong>mujer</strong>es. La<br />

revascularización quirúrgica también sería favorable. En las de alto<br />

riesgo, la estrategia invasiva, con uso coadyuvante de inhibidores de<br />

la glicoproteína IIb/IIIa, sería beneficiosa 29 . Por el contrario, las guías<br />

de manejo de los síndromes coronarios agudos con elevación del<br />

segmento ST (SCA-CEST) del ACC/AHA no establecen consideraciones<br />

particulares para las <strong>mujer</strong>es 30 .<br />

Estrategia intervencionista en los SCA<br />

En un meta-análisis de 8 estudios de SCA-SEST (3.075 <strong>mujer</strong>es y<br />

7.075 hombres) se demostró que la estrategia intervencionista inicial en<br />

136 137


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

comparación con la conservadora reduce significativamente el riesgo<br />

relativo de muerte, IM o SCA en los hombres (OR: 0,73; IC 95%: 0,55<br />

– 0,98); pero en las <strong>mujer</strong>es el beneficio no fue significativo (OR: 0,81;<br />

IC 95%: 0,65 – 1,01) 31 .<br />

Sin embargo, en ellas la estrategia intervencionista en comparación con<br />

la conservadora se asoció con una reducción del riesgo de muerte, IM<br />

o SCA del 33% (OR: 0,67; IC 95%: 0,50 – 0,88) en las pacientes con<br />

biomarcadores positivos, efecto favorable comparable al observado en<br />

los hombres. En contraposición, este beneficio fue menos aparente con<br />

la estrategia intervencionista en ausencia de elevación de biomarcadores<br />

(OR: 0,94; IC 95%: 0,61 – 1,44) 31 .<br />

Aunque el provecho obtenido con los stents medicados haya sido<br />

similar en hombres y <strong>mujer</strong>es, estas últimas tuvieron una mayor tasa de<br />

mortalidad general con la ICP para IM con y sin elevación del ST 5 .<br />

Estrategia conservadora en los SCA<br />

La aplicación de la terapia recomendada en las guías después de un<br />

SCA se asocia con eliminación de la brecha adversa de mortalidad en<br />

las <strong>mujer</strong>es 32 . Las guías para el manejo de los SCA-SEST del ACC/AHA<br />

establecen que las <strong>mujer</strong>es obtienen los mismos efectos favorables que<br />

los hombres del tratamiento con: aspirina, clopidogrel, anticoagulantes,<br />

beta-bloqueadores, inhibidores de la enzima de conversión de la<br />

angiotensina (IECA) y estatinas 29 .<br />

Varios estudios clínicos han reportado que los inhibidores de la<br />

glicoproteína IIb/IIIa no tienen efecto favorable sobre las <strong>mujer</strong>es,<br />

excepto que tengan elevación de troponina 33 e inclusive con una mayor<br />

frecuencia de sangrado mayor 34 ; pero las <strong>mujer</strong>es tratadas tenían menor<br />

depuración de creatinina y mayor probabilidad de recibir dosis excesiva<br />

de estos productos.<br />

Tratamiento de la EAC obstructiva en la <strong>mujer</strong><br />

Hay evidencia de tratamiento subóptimo de la <strong>mujer</strong> con EAC obstructiva<br />

comprobada. Resultados del Euro Heart Survey de angina estable<br />

reportan que ellas tienen menos probabilidad de recibir revascularización<br />

coronaria (OR: 0,70; IC 95%: 0,52 a 0,94; p = 0,019) y tratamiento<br />

hipolipemiante a un año de seguimiento (76% versus 81%; p = 0,05) 35 .<br />

Por el contrario, el registro CRUSADE reveló tasas similares de ICP<br />

entre <strong>mujer</strong>es y hombres después de tomar en cuenta la severidad<br />

angiográfica de la EAC (OR: 0,97; IC 95%: 0,91 a 1,03) 19 .<br />

En un estudio basado en datos del registro GRACE se demostró que<br />

en EAC avanzada hubo menor uso de aspirina (95% versus 96%),<br />

beta-bloqueadores (87% versus 89%) y estatinas (75% versus 77%),<br />

en comparación con los hombres (todos los valores de p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

atípicos de EAC, siendo la manifestación clínica inicial más frecuente la<br />

angina inestable, solicitan atención médica más tardíamente, esperan<br />

más para recibir tratamiento y tienen menos probabilidad de ser admitidas<br />

a las unidades de cuidados intensivos y recibir estrategias de reperfusión<br />

miocárdica, que los hombres. Sin embargo, estas conclusiones son<br />

derivadas principalmente de estudios retrospectivos, de observación<br />

y de corte transversal. Se requieren estudios bien diseñados en los<br />

cuales las <strong>mujer</strong>es estén adecuadamente representadas, para definir<br />

la probable diferenciación en EAC entre hombres y <strong>mujer</strong>es y diseñar<br />

estrategias que permitan mejorar su atención.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Insuficiencia cardiaca: epidemiología,<br />

factores de riesgo y <strong>prevención</strong><br />

Dra. Egleé Castillo González<br />

Introducción<br />

Mujeres y hombres afrontan muchos problemas de salud semejantes,<br />

pero las diferencias son de tal magnitud que la salud de las <strong>mujer</strong>es<br />

merece que se le preste una atención particular. Las <strong>mujer</strong>es suelen<br />

vivir más que los hombres porque tienen ventajas biológicas y de<br />

comportamiento. Pero en algunas circunstancias, sobre todo en partes<br />

de Asia, estas ventajas son anuladas por la discriminación de las<br />

<strong>mujer</strong>es y como consecuencia su esperanza de vida al nacer es igual o<br />

inferior a la de los hombres 1 .<br />

Epidemiología<br />

La Organización Mundial de la Salud no reporta datos sobre estimaciones<br />

de morbimortalidad de la insuficiencia cardiaca (IC) en el mundo 2 . En<br />

Venezuela la mortalidad por insuficiencia cardiaca es del 6.7% (1.708<br />

muertes por año) de las causas de muertes por enfermedades del<br />

corazón, con ocurrencia similar en hombres y <strong>mujer</strong>es 3 . Se estima que<br />

aproximadamente 81 millones de adultos americanos tienen enfermedad<br />

cardiovascular (ECV), de los cuales 5,8 millones tienen insuficiencia<br />

cardiaca (IC), y cerca del 50% son <strong>mujer</strong>es.<br />

La prevalencia de la IC aumenta con la edad en ambos sexos. En<br />

la tabla 1, se evidencia que aún cuando la prevalencia es mayor en<br />

hombres que en <strong>mujer</strong>es, la mortalidad en las <strong>mujer</strong>es es mayor 4 .<br />

La IC es la principal causa de hospitalizaciones en hombres y <strong>mujer</strong>es.<br />

La tasa de hospitalización por IC se ha incrementado significativamente<br />

con un aumento anual estimado de 1.20% en hombres y 1.55% en<br />

<strong>mujer</strong>es 5,6 .<br />

Una vez hecho el diagnostico de Insuficiencia Cardiaca se estima que<br />

en los primeros 5 años morirá 59% de los hombres y 45% del grupo<br />

femenino 6 .<br />

144 145


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Factores de riesgo e insuficiencia cardiaca<br />

Los factores de riesgo para IC son similares en hombres y <strong>mujer</strong>es, pero<br />

el riesgo relativo es diferente para cada uno de ellos, en la perspectiva<br />

de la <strong>mujer</strong>, una reseña de los aspectos relevantes de los principales<br />

factores de riesgo para IC:<br />

a) <strong>Enfermedad</strong> arterial coronaria. Datos del Fragminghan Heart<br />

Study (FHS) han estimado que el riesgo total a lo largo de la vida de<br />

presentar IC fue de 20% para ambos sexos; para todas las edades el<br />

riesgo es mayor en <strong>mujer</strong>es. En hombres, en ausencia de infarto del<br />

miocardio (IM) previo, el riesgo es de 11%; y con IM previo de 20%.<br />

Mientras que en la <strong>mujer</strong> sin IM previo de 17%, y con IM previo de<br />

20%, lo cual establece el mayor riesgo de IM en el hombre y de otros<br />

factores, como la hipertensión arterial sistémica (HA), en la <strong>mujer</strong> 7 . El<br />

riesgo de incidencia de IC aumenta con la edad en pacientes mayores:<br />

a los 40 años de edad la incidencia de IC en pacientes que han sufrido<br />

un IM es de 1 en 9 para hombres y de 1 en 6 para el sexo femenino8;<br />

la razón no está clara pero puede ser debido a la alta incidencia de<br />

comorbilidades 9 .<br />

b) Diabetes mellitus. En el paciente diabético el riesgo de presentar IC<br />

está relacionado con incremento de hemoglobina glucosilada y el índice<br />

de masa corporal (IMC). De acuerdo con el estudio United Kingdom<br />

Prevention Diabetes Study (UKPDS) por cada reducción de 1% en<br />

HbA1c el riesgo de IC disminuye en 14% ; así mismo el incremento en<br />

2,5 unidades en IMC aumenta el riesgo en 12% de presentar IC 10 .<br />

La mortalidad está marcadamente incrementada en el paciente<br />

diabético que desarrolla IC, el estudio type 2 DIABETES, Hypertension,<br />

CArdiovascular Events and Ramipril (DIABHYCAR) muestra 12 veces<br />

mayor riesgo en aquellos diabéticos con IC comparado con los que no<br />

desarrollan IC 11 . Por su parte en el FHS, el riesgo de muerte fue 70%<br />

más elevado en las <strong>mujer</strong>es con diabetes e IC en comparación con<br />

aquellas que sólo padecían IC, aunque en los hombres no se observó<br />

tal diferencia 12 .<br />

La DM también resultó una poderosa variable de predicción de IC en<br />

<strong>mujer</strong>es postmenopáusicas con enfermedad arterial coronaria (EAC).<br />

En el estudio Heart and Estrogen/progestin Replacement Study (HERS<br />

II), donde se incluyeron solamente <strong>mujer</strong>es con EAC, se demostró que<br />

el riesgo de IC era tres veces mayor en las <strong>mujer</strong>es diabéticas con EAC<br />

que en aquellas que solamente padecían EAC 13 .<br />

c) Obesidad. Aún en ausencia de diabetes, la obesidad esta asociada<br />

con mayor riesgo de IC, tanto en <strong>mujer</strong>es como en hombres. En el FHS,<br />

un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 duplicaba en riesgo de<br />

aparición de IC en ambos géneros. Debido a la elevada prevalencia de<br />

la obesidad y sobrepeso, el porcentaje de riesgo atribuible a la población<br />

para la IC fue del 14% en la <strong>mujer</strong> y 9% para el hombre en el caso del<br />

sobrepeso y del 14% y 11%, respectivamente, con la obesidad 14 . Por<br />

otro lado, la obesidad en el estudio Atherosclerosis Risk in Communities<br />

(ARIC), reveló que la razón de riesgo para IC fue superior en las <strong>mujer</strong>es<br />

afrodescendientes que en las caucásicas 15 .<br />

d) Hipertensión arterial (HTA). Las <strong>mujer</strong>es presentan más<br />

comúnmente HA y enfermedad valvular, y menos comúnmente EAC 16 .<br />

El riesgo durante la vida para presentar IC está fuertemente relacionado<br />

con los niveles de presión arterial (PA): en hombres y <strong>mujer</strong>es con PA ≥<br />

160/90 mmHg el riesgo es doble comparado con aquellos sujetos con<br />

PA < 140/90 mmHg, lo cual establece la relación del riesgo entre la IC<br />

y la HTA 7 . Datos derivados del FHS muestran que en los pacientes<br />

con HTA, comparados con normotensos, la posibilidad de desarrollar IC<br />

en hombres es doble y el triple en las <strong>mujer</strong>es y que la HTA precede la<br />

aparición de la IC en el 59% en <strong>mujer</strong>es y en el 39% de los hombres 17 .<br />

e) Quimioterapia. Otras causas de IC en la <strong>mujer</strong> son las debidas a<br />

cardiotoxicidad por agentes de quimioterapia para el tratamiento del<br />

cáncer de mama, como las antraciclinas: doxorubicina (adriamicina),<br />

el riesgo parece ser dependiente de la dosis, pero el mecanismo es<br />

desconocido 9,16 .<br />

Miocardiopatía periparto<br />

La miocardiopatía periparto (MPP) se manifiesta en el último mes<br />

de embarazo o dentro de los 5 meses postparto, en pacientes sin<br />

enfermedad cardiaca preexistente. Las causas posibles para que se<br />

presente son miocarditis, respuesta inmunológica anormal al embarazo,<br />

predisposición genética, etc. Aproximadamente la mitad de las pacientes<br />

se recuperan en el transcurso de 6 meses 18 .<br />

En el último mes del embarazo, muchas <strong>mujer</strong>es experimentan disnea,<br />

fatiga y edema de una manera similar a la de la IC, lo cual exige una<br />

vigilancia más estrecha para el diagnóstico temprano de esta afección<br />

por medio de la ecocardiografía, ya que la información por este método<br />

es altamente confiable y no representa ningún riesgo para el feto. El<br />

diagnóstico de la MPP se base en los cuatro criterios establecidos por<br />

Demakis y colaboradores 19 :<br />

a. Desarrollo de IC en el último mes del embarazo o dentro de los<br />

primeros cinco meses después del parto.<br />

b. Ausencia de una causa identificable de IC.<br />

c. Ausencia de enfermedad cardíaca reconocible antes del parto.<br />

d. Disfunción sistólica del ventrículo izquierdo demostrada por<br />

ecocardiografía.<br />

Aunque estos criterios permanecen vigentes, estudios con un mayor<br />

número de pacientes han demostrado que la aparición de síntomas es<br />

146 147


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

más temprano y no está confinado al última mes 20 .<br />

La incidencia reportada varía entre 1 por 100 hasta 1 por 15.000<br />

nacimientos vivos 21 . En los EE.UU. se acepta una incidencia de 1/3000<br />

a 1/4000 nacimientos vivos. Mientras que la mortalidad varía entre 25 a<br />

50%, con la mitad de las muertes ocurriendo en los primeros tres meses<br />

después del parto 21-24 .<br />

El pronóstico depende de la normalización del tamaño y función del<br />

ventrículo izquierdo dentro de los seis meses después del parto 18,25 . Hasta<br />

el 50% de los pacientes con MPP se recupera sin complicaciones.<br />

Aunque la etiología de MPP permanece sin ser aclarada, se han<br />

identificado numerosos factores potenciales de riesgo, como 22,25 :<br />

multiparidad, <strong>mujer</strong> afrodescendiente, edad mayor de 30 años,<br />

embarazos con múltiples fetos, historia de preclampsia, eclampsia<br />

o hipertensión, uso de sustancias ilegales (cocaína), deficiencia de<br />

selenio, terapia tocolítica oral prolongada (>4 semanas) con agonistas<br />

beta-adrenérgicos.<br />

Por otro lado, la miocarditis (como respuesta inmune anormal), las<br />

citoquinas activadas por estrés y un factor genético, posiblemente<br />

jueguen algún papel en la patogénesis de la MPP 22-24,26,27 .<br />

Los síntomas de la afección son similares a los de otras formas de IC<br />

congestiva, pero con una progresión más rápida y con mayor frecuencia<br />

de fenómenos tromboembólicos 28 .<br />

Los principios de la terapia son digoxina, diuréticos del asa, restricción<br />

de sodio y reducción de la postcarga con hidralazina y nitratos. Debido<br />

al alto riesgo de trombosis venosa y arterial, la anticoagulación con<br />

heparina subcutánea es necesaria. Deben evitarse los IECA y ARA II<br />

durante el embarazo por el riesgo de efectos adversos sobre el feto.<br />

El tratamiento efectivo reduce la tasa de mortalidad e incrementa el<br />

número de pacientes que se recuperar satisfactoriamente con buena<br />

función ventricular. El pronóstico es peor en aquellas donde persiste la<br />

miocardiopatía o la sintomatología de IC 27 .<br />

IC con función sistólica preservada (ICFSP)<br />

La presencia de ICFSP es reconocida con mayor frecuencia como un<br />

problema clínico de importancia que en la actualidad representa la<br />

mitad de los pacientes que ingresan por IC 29 . Si bien su riesgo de muerte<br />

intrahospitalaria es similar a la de los pacientes con IC y deterioro de<br />

la función sistólica, la mortalidad a los 60 y 90 días egreso es similar<br />

(9,5% vs 9,8%), al igual que la frecuencia en la rehospitalización 29,2%<br />

vs 29,9%) 29 . En cuanto a la mortalidad a largo plazo, el meta análisis<br />

de Somaratne y colaboradores de 17 estudios prospectivos (24.501<br />

pacientes) con un seguimiento promedio de 47 meses, demostró que<br />

los pacientes con ICFSP tenían una menor mortalidad que aquellos con<br />

compromiso de la función sistólica (32,1% versus 40,6%; OR: 0,51; IC<br />

95% 0,48 a 0,55) 30 .<br />

Una característica peculiar de la ICFSC es su mayor frecuencia en<br />

las <strong>mujer</strong>es, ancianos y en los pacientes hipertensos. Las diferencias<br />

de género en la distensibilidad diastólica, en la rigidez vascular y en<br />

el acoplamiento ventricular/vascular, en la adaptación del músculo<br />

esquelético a la IC y la percepción de los síntomas pueden ser factores<br />

contribuyentes en la mayor prevalencia de la ICFSC en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Los mecanismos moleculares para explicar esta diferencia se sustentan<br />

en la diferencias en el manejo del calcio, en el sistema del óxido nítrico<br />

y de los péptidos natriuréticos 31 . Los estrógenos afectan la síntesis y<br />

degradación del colágeno e inhiben el sistema renina angiotensina, lo<br />

cual puede ofrecer una cierta protección en la <strong>mujer</strong> premenopáusica y<br />

su pérdida la hace más vulnerable en la postmenopausia 31 .<br />

A pesar de la evidencia documentada en el progreso del diagnóstico<br />

y tratamiento de la IC con disfunción sistólica en los estudios<br />

epidemiológicos y clínicos, hasta el momento tales estrategias están<br />

ausentes en la ICFSP y tan sólo existe una guía de criterios diagnósticos<br />

emitida por la Sociedad Europea de Cardiología 32 .<br />

Control de los factores de riesgo y<br />

<strong>prevención</strong> de la IC<br />

El estudio ARIC demostró que los adultos con factores de riesgo óptimos<br />

(bajos) tienen menor incidencia de IC, lo cual redobla el esfuerzo para<br />

prevenir el desarrollo de factores de riesgo 33 . Los factores de riesgo<br />

pueden ser prevenidos y tener el potencial de reducir la carga de IC<br />

en la <strong>mujer</strong> con EAC establecida: diabetes, hipertensión arterial,<br />

insuficiencia renal, obesidad y tabaquismo 13 . La actividad física está<br />

asociada con reducción del riesgo de IC en hombres y <strong>mujer</strong>es; tiene<br />

un efecto protector sobre el riesgo de IC; en pacientes con obesidad y<br />

sobrepeso, se observa este beneficio en los niveles de IMC 34 .<br />

Como la expectativa de vida es mayor en las <strong>mujer</strong>es que en los<br />

hombres, la proporción de <strong>mujer</strong>es de edad avanzada con IC será<br />

superior que en los hombres y se espera un incremento en el futuro 5 .<br />

Por cual se requiere mayor participación de la <strong>mujer</strong> en estudios clínicos,<br />

para el mejor manejo y control de la enfermedad. Entre las razones para<br />

explicar la sub-representación femenina en los estudios clínicos de IC<br />

se han mencionado: exclusión de pacientes ancianos, no tienen un nivel<br />

bajo de fracción de eyección requerido para ser incluidas y la presencia<br />

de múltiples condiciones comórbidas asociadas a la IC 35 .<br />

148 149


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Conclusiones<br />

A pesar de la creciente prevalencia de la IC en la <strong>mujer</strong>, éstas son<br />

las grandes olvidadas de los ensayos clínicos sobre el tema, aun<br />

habiéndose comprobado que existen grandes diferencias entre ambos<br />

géneros, tanto en lo que se refiere a factores de riesgo como respecto al<br />

pronóstico de esta enfermedad. Por otro lado, hombres y <strong>mujer</strong>es podrían<br />

responder de forma diferente al tratamiento, lo que cuestionaría si las<br />

actuales pautas médicas son las adecuadas y pondría de manifiesto la<br />

necesidad de llevar a cabo estudios diferenciados por género. Aunque<br />

las <strong>mujer</strong>es suelen sobrevivir más tiempo con la enfermedad que los<br />

varones, lo hacen con una menor calidad de vida.<br />

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150 151


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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Insuficiencia cardíaca:<br />

aspectos terapéuticos<br />

Dr. José Domingo Rodríguez<br />

Introducción<br />

La <strong>mujer</strong> tiene un perfil de factores de riesgo único y diferente, y la<br />

presentación clínica de los síntomas de insuficiencia cardíaca (IC)<br />

difiere en comparación con el hombre 1,2 , debido a diversos factores,<br />

como: a) el remodelado del ventrículo izquierdo (VI), responsable de<br />

la preponderancia de la disfunción diastólica sobre la sistólica en las<br />

<strong>mujer</strong>es de edad avanzada; b) tanto la hipertensión como la diabetes<br />

son los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de IC<br />

en las <strong>mujer</strong>es, mientras que el infarto del miocardio previo es el de<br />

mayor prevalencia en los hombres 3 y c) las <strong>mujer</strong>es se presentan con<br />

una gama más amplia de síntomas, y tienden a retrasar la búsqueda de<br />

atención médica con mayor frecuencia 4 . Adicionalmente tienen menos<br />

probabilidades de ser ingresadas en un protocolo de investigación, o<br />

de ser tratadas con medicamentos o procedimientos basados en la<br />

evidencia en comparación con los hombres 5,6 .<br />

Al igual que en otros ensayos clínicos controlados relacionados al efecto<br />

de los fármacos (por ejemplo para el tratamiento de la dislipidemia<br />

o de la hipertensión arterial), la mayoría de los participantes han sido<br />

hombres con una escasa representación de <strong>mujer</strong>es. Por consiguiente,<br />

las guías actuales de tratamiento de la IC carecen de evidencias<br />

relativas al sexo femenino y la mayoría de las conclusiones se refieren<br />

casi exclusivamente a la IC con deterioro de la función sistólica y deben<br />

ser interpretadas con cautela debido a que se derivan de estudios<br />

retrospectivos o de análisis posteriores 4 .<br />

Diferencias en la terapéutica de la IC<br />

según el género<br />

Diversas publicaciones han demostrado que el manejo multidisciplinario<br />

de la IC resulta en la reducción de hospitalizaciones y eventos<br />

vasculares, además de mejorar el conocimiento del paciente acerca de<br />

la IC 7,8 . Dichos resultados deberían ser aplicados con mayor amplitud<br />

con la finalidad de obtener beneficios más significativos en el contexto<br />

poblacional.<br />

Si bien la incidencia de IC, ajustada por edad, es mayor en los hombres<br />

que en las <strong>mujer</strong>es, la prevalencia es similar ya que la sobrevida en<br />

ellos es menor 4 . Aunque las diferencias en la mortalidad no tienen una<br />

explicación definitiva, se han esgrimido dos hipótesis para explicarla:<br />

152 153


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

diferencias en la función sistólica (en las <strong>mujer</strong>es es más frecuente<br />

la IC con función sistólica conservada, aunque recientemente se han<br />

reportados dos estudios de observación 9,10 que revelan una mortalidad<br />

similar a la IC con deterioro de la función sistólica) y en la etiología (en<br />

las <strong>mujer</strong>es es menos frecuente la de causa isquémica, aunque este<br />

hecho también ha sido puesto en duda por los resultados del estudio<br />

Candesartan in Heart failure Assessment of Reduction in Mortality and<br />

morbidity, CHARM) 11 .<br />

Es necesario destacar que existe una importante morbilidad asociada<br />

con la IC y con características distintivas entre ambos sexos, siendo<br />

que las <strong>mujer</strong>es 4,12,13 :<br />

a. Resultan con menor calidad de vida y mayor deterioro de la<br />

capacidad funcional.<br />

b. Estancia hospitalaria más prolongada.<br />

c. Mayor incidencia de depresión (Tabla 1).<br />

Tratamiento farmacológico y<br />

dispositivos implantables<br />

Numerosos ensayos clínicos y en las pautas internacionales se ha<br />

establecido que los tratamientos farmacológicos, incluyendo: inhibidores<br />

de la enzima de conversión de la angiotensina II (IECA), antagonistas<br />

del receptor AT1 de angiotensina II (ARA II), betabloqueadores,<br />

antagonistas de la aldosterona, la combinación dinitrato de isosorbide/<br />

hidralacina, así como los desfibriladores implantables (DCI), con<br />

y sin dispositivos de resincronización cardíaca (DRC), reducen<br />

significativamente la morbilidad y mortalidad en pacientes con IC<br />

y disfunción sistólica del VI 14-18 . Las actuales guías internacionales<br />

recomiendan la administración de estos tratamientos para todos los<br />

pacientes elegibles con IC, independientemente del sexo y la edad 16 ;<br />

pero, a pesar de tales normativas, diversas estudios de observación<br />

demuestran discrepancias en el uso de estas terapias con menor<br />

aplicación en ciertos grupos de pacientes (ancianos, <strong>mujer</strong>es con IC y<br />

minorías étnicas) 19-23 .<br />

Además, en el registro español BADAPIC 24 que analizó 62 unidades<br />

clínicas de IC y 4.720 pacientes entre los años 2000 y 2003, se reveló<br />

que los IECAs, ARA II y betabloqueadores se indicaban menos en las<br />

<strong>mujer</strong>es; e incluso las dosis de enalapril y carvedilol que recibían,<br />

eran menores. Por el contrario, los datos del registro Improve the<br />

Use of Evidence-Based Heart Failure Therapies in the Outpatient<br />

Setting (IMPROVE HF) 25 informaron que el uso de IECAs o ARA II, y<br />

betabloqueadores fue notablemente similar para hombres y <strong>mujer</strong>es,<br />

aunque particularmente las <strong>mujer</strong>es ancianas tenían una probabilidad<br />

significativamente menor de recibir el tratamiento para la IC recomendado<br />

por las guías prácticas.<br />

La discrepancia entre estas y otras numerosas publicaciones sobre<br />

el tema pueden diferir en virtud de dos razones principales: 1) La<br />

información es recogida en pacientes ambulatorios, y 2) La mayor<br />

tendencia en los médicos pertenecientes a hospitales académicos o<br />

participantes en estudios de registro a seguir las guías y pautas de las<br />

sociedades científicas.<br />

IECAs y ARA II<br />

El beneficio de uso de los IECAs en las <strong>mujer</strong>es es controversial<br />

en la literatura. Algunos análisis han sugerido que las <strong>mujer</strong>es con<br />

IC, particularmente con FEVI reducida y asintomáticas, pueden no<br />

demostrar beneficios de sobrevida con estas drogas 26,27 .<br />

Uno de los primeros meta-análisis con inclusión de 30 estudios<br />

realizados con IECAs en pacientes con IC con un total de 1.587<br />

<strong>mujer</strong>es, demostró una tendencia hacia una mejor supervivencia en<br />

aquellos bajo tratamiento con IECA en comparación con aquellos que<br />

no recibían dichos fármacos (13,4% versus 20,1%) y una tendencia<br />

favorable en los puntos finales combinados de supervivencia y estancia<br />

hospitalaria en las <strong>mujer</strong>es bajo tratamiento con estos fármacos (20,2%<br />

versus 29,5%) 28 .<br />

En el meta-análisis de Shekelle y colaboradores 29 se evaluaron 7<br />

de los estudios más importantes en IC, donde se incluyeron 2.898<br />

<strong>mujer</strong>es y 11.674 hombres con una duración que osciló entre 6 meses<br />

a 42 meses. La reducción del riesgo relativo (RR) de mortalidad reveló<br />

valores para los hombres de 0,82 (IC 95%: 0,74 a 0,90) y para las<br />

<strong>mujer</strong>es de 0,92 (IC 95%: 0,81 a 1,04); si se dividían las <strong>mujer</strong>es en<br />

grupos de tratamiento (sintomáticas) o preventivo (asintomáticas), no<br />

hubo relevancia estadística o beneficio con los IECAs (RR=0,90 IC<br />

95% 0,78–1,05 y RR=0,96, IC 95% 0,75 – 1,22, respectivamente). En<br />

conclusión, las <strong>mujer</strong>es con disfunción sistólica del VI, sintomáticas o<br />

no, seguramente no tienen reducción de mortalidad al ser tratadas con<br />

IECAs.<br />

En un análisis predeterminado de subgrupos en las <strong>mujer</strong>es incluidas en<br />

el estudio Heart OutcomesPrevention Evaluation (HOPE) 30 (N=2840),<br />

con alto riesgo pero sin clínica de IC o disfunción sistólica ventricular<br />

154 155


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

izquierda conocida, el tratamiento con ramipril resultó simplemente en<br />

una tendencia a reducir las hospitalizaciones (RR 0,88, IC 95% 0,58–<br />

1,34).<br />

Keyhan y colaboradores en un estudio de observación con una muestra<br />

de 27.837 pacientes con IC, de los cuales 14.693 eran <strong>mujer</strong>es (67%<br />

con IECA), y 13.144 hombres (72% con IECA) demostraron que la<br />

mortalidad al primer año fue de 19,5 % en el grupo tratado con IECAs y<br />

del 30 % en los que no la recibieron. Estos resultados demostraron que<br />

el uso de estos fármacos se asocia con mejoría de la supervivencia de<br />

la IC en ambos sexos, con una disminución de mortalidad del 20 % en<br />

las <strong>mujer</strong>es y 29 % en los hombres 26 .<br />

En resumen, a pesar de las discrepancias en la literatura ya comentadas,<br />

se puede afirmar que los IECAs mejoran la sobrevida en ambos sexos<br />

con IC, pero el efecto parece ser mayor en los hombres.<br />

Los ARA II han demostrado un beneficio similar en comparación con<br />

el placebo 31 y con los IECAs 32 . También hay pruebas que los ARA II<br />

adicionados a IECAs reducen la mortalidad cardiovascular y disminuyen<br />

las hospitalizaciones en pacientes con IC 33 .<br />

Los resultados del estudio de observación de Hudson y colaboradores 34<br />

con casi 20.000 pacientes mayores de 65 años con IC (10.223 <strong>mujer</strong>es<br />

y 9.475 hombres), demostraron que los ARA II se asociaron con<br />

mayor porcentaje de supervivencia en comparación con los IECAs en<br />

las <strong>mujer</strong>es, hipertensas o no. En cambio, en los hombres no hubo<br />

diferencias en la supervivencia entre ambos regímenes de tratamiento.<br />

Las <strong>mujer</strong>es pueden también tener un perfil de seguridad diferente a los<br />

hombres, como se ha evidenciado, por su riesgo más alto, de presentar<br />

tos inducida por IECAs 35 .<br />

Betabloqueadores<br />

La actualización del año 2009 de las guías para el diagnóstico y manejo<br />

de la insuficiencia cardíaca en el adulto 36 se enfocó en la incorporación<br />

de algunos aspectos tales como: mencionar los beneficios de los<br />

betabloqueadores en pacientes con y sin enfermedad coronaria, con y<br />

sin diabetes mellitus, así como en las <strong>mujer</strong>es, y los afrodescendientes,<br />

con la finalidad de mejorar la cobertura terapéutica en estos grupos y<br />

garantizar una mejor sobrevida y calidad de vida.<br />

Numerosas publicaciones respaldan los beneficios y la reducción en la<br />

mortalidad por todas las causas con el uso de los betabloqueadores en<br />

hombres y en <strong>mujer</strong>es con IC y corroborados en el meta-análisis que<br />

incluyó los estudios más importantes 14,17,29 .<br />

En los análisis realizados específicamente en el subgrupo de <strong>mujer</strong>es<br />

participantes, destacaron los siguientes hallazgos:<br />

a. En el estudio Carvedilol Prospective Randomized Cumulative<br />

Survival Study Group (COPERNICUS) 19 , el tratamiento con<br />

carvedilol redujo los puntos finales combinados de muerte o<br />

permanencia hospitalaria en las 469 <strong>mujer</strong>es estudiadas con<br />

FEVI


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Combinación hidralazina/dinitrato de isosorbide<br />

Los estudios iniciales de esta combinación en el tratamiento de la<br />

IC sólo incluían hombres, pero con la publicación del estudio African<br />

American Heart Failure Trial (A-HeFT) donde se incluyeron 420 <strong>mujer</strong>es<br />

que tenían contraindicación para recibir IECAs o ARA II, demostraron<br />

beneficios en la reducción de la mortalidad (HR: 0,33) 42 .<br />

Dispositivos electrónicos implantables<br />

Los pacientes con un paro cardíaco anterior o arritmias ventriculares<br />

sostenidas documentadas tienen un alto riesgo de eventos recurrentes.<br />

La implantación de un Desfibrilador Cardio Implantable (DCI) ha<br />

demostrado reducir la mortalidad en dichos sobrevivientes. Un DCI está<br />

indicado para la <strong>prevención</strong> secundaria de muerte por taquiarritmias<br />

ventriculares en pacientes con buena función clínica y pronóstico, cuya<br />

prolongación de la sobrevida es un objetivo. Los pacientes con IC y<br />

con baja FE que experimentan síncope de origen no precisado, tienen<br />

una alta tasa de muerte súbita y deben considerarse también para la<br />

colocación de un DCI.<br />

Los tratamientos farmacológicos antiarrítmicos como betabloqueadores<br />

y amiodarona son indicados en IC para suprimir los choques recurrentes<br />

con el DCI. Es importante reconocer que el DCI tiene el potencial de<br />

agravar la IC, y se ha asociado con un aumento de hospitalizaciones<br />

por IC, cuando los pacientes no son bien seleccionados 43,44 . Se hace<br />

necesario conducir estudios multicéntricos y con un mayor número<br />

de pacientes y participación del género femenino, para establecer<br />

las diferencias de género, si existiesen, en relación al uso de estos<br />

dispositivos.<br />

Pronóstico<br />

Los métodos más actuales y novedosos para evaluar el pronóstico de<br />

la IC son los siguientes:<br />

a. Péptido natriurético tipo B (BNP). En el estudio PROBE-HF con<br />

pacientes asintomáticos (n=1012) de los cuales 486 eran hombres<br />

(48%,) y 526 <strong>mujer</strong>es (52%) en estadios A ó B de IC (HTA y DM),<br />

el cual se complementaba con EKG y ecocardiograma, se indica<br />

que la evaluación de dichos pacientes con el péptido precursor<br />

cerebral N-terminal (NT-proBNP por sus siglas en inglés) puede<br />

conducir a una determinación muy temprana de la disfunción del<br />

VI 45 . Incluso realizando el seguimiento clásico de esos pacientes<br />

basado en la evaluación clínica, del electrocardiograma y la<br />

ecocardiografía, la concentración de NT-proBNP por debajo del<br />

umbral límite establecido (para el estudio 125 pg/mL) implica<br />

mejores resultados y un enfoque diagnóstico simplificado con<br />

un valor predictivo negativo de 100%.<br />

Hay evidencia que un valor > de 500 pg/mL puede ser un sólido<br />

indicativo de muerte más en <strong>mujer</strong>es con IC que en hombres 46 .<br />

En particular, el valor diagnóstico y pronóstico del péptido<br />

natriurético tipo B ha quedado claramente demostrado en los<br />

años recientes en múltiples análisis y se ha consolidado como<br />

un parámetro de gran ayuda en la clínica médica 47 .<br />

b. T3 libre y su correlación con el BNP. La función tiroidea alterada<br />

en ausencia de enfermedad tiroidea primaria ha sido descrita en<br />

pacientes con IC 48,49 . Esta anomalía consiste en bajos niveles<br />

circulantes de la triyodotironina biológicamente activa (T3),<br />

asociados con los valores normales de la hormona estimulante<br />

del tiroides (TSH) y tiroxina (T4). Este patrón caracteriza el<br />

“síndrome de T3 bajo” que ocurre en aproximadamente el 30%<br />

de los pacientes con IC y se asocia con pobres resultados<br />

clínicos 48,49 .<br />

La evolución de la enfermedad y los resultados dependen<br />

estrictamente del desarreglo del sistema neurohormonal en la<br />

IC, en adición a la extensión de la disfunción o daño miocárdico.<br />

La elevación del péptido natriurético tipo B y la disminución de<br />

la hormona tiroidea activa expresan dos aspectos del deterioro<br />

de este complejo sistema regulador, que están probablemente<br />

vinculados con dos vías diferentes, aunque complementarias<br />

entre sí. La más conocida está estrictamente relacionada con<br />

la sobrecarga hemodinámica y la estimulación simpática y<br />

del sistema renina angiotensina aldosterona. La otra vía está<br />

muy vinculada con los trastornos metabólicos multiorgánicos y<br />

sistémicos, y la activación inmuno-inflamatoria.<br />

Passino y colaboradores en un estudio prospectivo en 442<br />

pacientes con IC sin enfermedad tiroidea demostraron que la<br />

combinación de niveles bajos de T3 libre con elevados de BNP<br />

era un marcador independiente de mayor mortalidad total y<br />

cardiovascular 50 .<br />

La T3 libre no puede considerarse un biomarcador cardiospecífico,<br />

sino más bien un índice de la disfunción de los tejidos periféricos<br />

(incluidos hígado, riñón y los músculos), y su relación con<br />

un pronóstico negativo en los pacientes pudieran reflejar la<br />

condición más avanzada de la enfermedad, e identificar los<br />

pacientes en la etapa pre-caquéctica 51 . Como conocemos, la<br />

disminución de los niveles de T3 libre tiene efectos pertinentes<br />

sobre la función cardiovascular, empeorando la hemodinamia<br />

(debido a la reducción de los efectos inotrópicos positivos y<br />

158 159


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

vasodilatadores de la hormona tiroidea), así como de su acción<br />

trófica sobre el miocardio.<br />

Es sumamente interesante el análisis de la combinación de<br />

estos dos parámetros fácilmente medibles, y su correlación con<br />

la mortalidad por todas las causas, así como con la mortalidad<br />

cardiovascular, ya que con un BNP bajo o alto correlacionado<br />

con una T3 libre baja, se puede esperar una disminución de la<br />

sobrevida 51 .<br />

c. Proteína c reactiva ultrasensible (PCRus). En la angina estable<br />

crónica, los niveles de PCRus también han sido correlacionados<br />

con riesgo de desarrollar IC 53,54 .<br />

El valor pronóstico de la PCRus en la IC fue determinado en<br />

el estudio Valsartan Heart Failure Trial (Val-HeFT), donde los<br />

pacientes fueron divididos en dos grupos: mayor o menor que la<br />

mediana (3,23 mg/L) y comparados en relación a la morbilidad<br />

y mortalidad. Los valores más elevados de PCRus estuvieron<br />

asociados con IC más severa e independientemente con mayor<br />

mortalidad y morbilidad 55 .<br />

Un aspecto de interés está relacionado con las diferencias<br />

de género, ya que niveles más altos de PCR en las <strong>mujer</strong>es<br />

han sido descritos en la población general, y algunos autores<br />

sugieren la necesidad de puntos de corte definidos por género<br />

para determinar riesgo cardiovascular.<br />

Entre las particularidades que pueden determinar esa diferencia<br />

en los niveles de PCRus entre ambos sexos, serían la distribución<br />

de grasa corporal (central vs periférica) 56 , y el medio hormonal el<br />

cual también es, obviamente, especifico y distinto 57 .<br />

Conclusiones<br />

La IC ha alcanzado dimensiones epidémicas en muchos países del<br />

mundo con un incremento sustancial y sostenido en la proporción de<br />

<strong>mujer</strong>es, especialmente en aquellas mayores de 65 años. Considerando<br />

que las diferencias basadas en el género, tanto en los factores de riesgo<br />

como el remodelado cardíaco y la acción de las hormonas, hacen<br />

presumir que las terapias establecidas tengan un mismo efecto en<br />

hombres como en <strong>mujer</strong>es. Los resultados de los estudios realizados<br />

no tienen el suficiente poder para demostrar un beneficio del tratamiento<br />

en las <strong>mujer</strong>es por lo que se requiere de una mayor investigación en<br />

esta área.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

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Arritmias<br />

Dr. Juan Marques, Dr. Iván Mendoza.<br />

Introducción<br />

La diferencia de sexos en cuanto a la morbimortalidad en general y<br />

más específicamente la cardiovascular ha estado siendo evaluada de<br />

manera importante en los últimos años. Numerosos estudios, tanto<br />

experimentales como clínicos, han evidenciado que existen claras<br />

distinciones en la presentación de las arritmias de acuerdo al sexo del<br />

paciente 1 , lo cual será analizado brevemente en este capítulo.<br />

Estudios experimentales en animales<br />

Las variaciones electrofisiológicas relacionadas con géneros en las<br />

especies de animales de experimentación están listadas en la tabla 1.<br />

164 165


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Estudios en humanos<br />

Desde el año 1920, Bazett llamó la atención sobre las diferencias ECG<br />

evidentes entre los hombres y las <strong>mujer</strong>es, reportando una mayor<br />

frecuencia cardiaca (FC) y duración del intervalo QT en las <strong>mujer</strong>es 17 .<br />

En la tabla 2 se resumen los principales hallazgos diferenciales entre<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es en lo que respecta al ECG y Holter.<br />

Arritmias ventriculares y muerte súbita en la <strong>mujer</strong><br />

Por otro lado, las desigualdades entre sexos en cuanto a la incidencia de<br />

varios tipos de arritmias cardiacas son una realidad bien documentada,<br />

si bien las causas subyacentes a esta diversidad siguen siendo en<br />

muchos casos desconocidas 1,18 .<br />

Diferencias en las arritmias supraventriculares<br />

(ASV) en las <strong>mujer</strong>es<br />

Esta clase de arritmia son una causa frecuente de consulta. Si bien su<br />

impacto sobre la mortalidad no es tan importante tienen, en general, un<br />

alto impacto sobre la morbilidad y calidad de vida 17 . La tabla 3 compara<br />

la prevalencia de diferentes ASV en hombres y <strong>mujer</strong>es.<br />

El estudio de Framingham evidenció claras diferencias entre hombres<br />

y <strong>mujer</strong>es en lo que respecta a taquicardia ventricular (TV) y muerte<br />

súbita (MS) 32 . En el seguimiento de 2873 <strong>mujer</strong>es y 2336 hombres por<br />

un período de 38 años se demostró lo siguiente:<br />

• El 76% de las muertes cardiovasculares correspondió a MS,<br />

siendo la frecuencia similar en hombres y <strong>mujer</strong>es.<br />

• El riesgo de MS aumenta con la edad, aunque el riesgo es el<br />

doble en los hombres versus las <strong>mujer</strong>es de similar rango<br />

etáreo.<br />

• El 44% de las MS en hombres ocurrieron en ausencia de<br />

antecedentes de enfermedad cardiovascular (ECV) comparado<br />

con el 63% de las <strong>mujer</strong>es. Esta situación es especialmente<br />

importante antes de los 65 años, donde el 90% de los casos de<br />

MS ocurrieron en personas sin antecedentes de ECV.<br />

• Cuando se comparan hombres y <strong>mujer</strong>es con enfermedad<br />

arterial coronaria (EAC), el riesgo de morir súbitamente fue 50%<br />

menor en la <strong>mujer</strong>.<br />

• En ambos sexos la presencia de infarto del miocardio (IM) duplica<br />

el riesgo cuando se compara con angina de pecho.<br />

En el estudio Valsartan in Acute Myocardial Infarction Trial (VALIANT)<br />

con 17.703 sujetos incluidos no se describe el porcentaje de <strong>mujer</strong>es;<br />

sin embargo, en el seguimiento promedio de 180 días de pacientes con<br />

IM, insuficiencia cardíaca (IC) y disfunción ventricular izquierda, un 67%<br />

de las MS ocurrieron en hombres y un 33% en <strong>mujer</strong>es 33 .<br />

166 167


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Albert y colaboradores 34 en una revisión retrospectiva de pacientes<br />

referidos para estudio electrofisiológico por ser sobrevivientes de MS,<br />

encontró que el 80% de los hombres presentaban cardiopatía isquémica<br />

como sustrato en comparación al 45% en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Cuando analizamos el riesgo de MS en presencia de arritmias<br />

ventriculares encontramos que tres estudios importantes 32,35,36 no<br />

demostraron que las extrasístoles ventriculares aumenten el riesgo de<br />

MS en la <strong>mujer</strong>, lo cual si ocurre en el hombre. En estos estudios se<br />

evidenció, en pacientes post-infarto, una relación entre el número de<br />

extrasístoles ventriculares por hora y episodios de arritmias fatales en<br />

hombres pero no en <strong>mujer</strong>es.<br />

La capacidad de inducción de arritmias ventriculares es mucho más<br />

fácil en hombres que en <strong>mujer</strong>es. En pacientes con cicatriz post-infarto<br />

se pudo inducir arritmias ventriculares en el 95% de los hombres y<br />

solamente en el 72% de las <strong>mujer</strong>es. Si la <strong>mujer</strong> no sufre de EAC esta<br />

cifra se reduce al 19% 37,38 .<br />

Es importante resaltar que Zheng y colaboradores analizando las MS<br />

en Estados Unidos entre 1989 y 1998 demostraron en las <strong>mujer</strong>es entre<br />

35 y 44 años un aumento del 21%, lo que significo ser el subgrupo con<br />

mayor incremento porcentual durante este período 39 .<br />

Situaciones especiales<br />

El género masculino está asociado con mayor mortalidad y riesgo de MS<br />

en pacientes con miocardiopatía hipertrófica, displasia arritmogénica<br />

del ventrículo derecho y síndrome de Jervell y Lange-Nielsen 40-45 . En<br />

el caso de la miocardiopatía hipertrófica entre los 8 y los 10 años de<br />

edad, la MS tiende a ser superior en niñas que en niños, mientras que<br />

después de los 11 años de edad la mortalidad es mayor en niños 46 . El<br />

riesgo de MS tiene su pico entre los 10 y 11 años para las niñas y entre<br />

los 15 y los 16 años en los niños. La tendencia a la muerte por IC es<br />

mayor en <strong>mujer</strong>es (3/5 relación niños/niñas) 46 . En relación a la torsades<br />

des pointes inducida por medicamentos y eventos cardíacos en algunos<br />

SQTL en especial el LQT2, la incidencia es mayor en las <strong>mujer</strong>es 31,32 .<br />

Efecto del género en el diagnóstico de síndrome<br />

de QT largo (SQTL)<br />

Hofman y colaboradores reportan que el punto de corte óptimo para<br />

diferenciar portadores del SQTL de no portadores es el QTc de 430<br />

mseg (IC 95% 426-440) en hombres y 437 mseg (IC 95% 434-438) en<br />

<strong>mujer</strong>es 47 . En ellas el valor de corte de 437 mseg tiene una sensibilidad<br />

de 70% y especificidad de 90%. Utilizando los valores habituales de<br />

QTc normal de 440 mseg en hombres y 460 mseg para las <strong>mujer</strong>es,<br />

el 47% de los casos portadores de mutaciones (39% de los hombres<br />

y 54% de las <strong>mujer</strong>es) tienen valores de QTc que se encuentran en el<br />

rango “normal”. Es importante notar que en este estudio, el análisis<br />

fue realizado excluyendo los pacientes menores de 15 años de edad,<br />

donde no se encontró diferencias en los valores del QTc<br />

Arritmias durante el embarazo<br />

Durante la gestación se producen algunas alteraciones ECG, tales<br />

como el aumento de la FC en reposo de alrededor de 10 latidos por<br />

minuto, disminución de los intervalos PR, QRS y QT y desviación del<br />

eje a la izquierda 48,49 .<br />

Tawam y colaboradores reportan que existe un riesgo aumentado<br />

5,1 veces de taquicardia paroxística supraventicular (TSV), tanto<br />

su aparición como de su exacerbación, en la <strong>mujer</strong> embarazada en<br />

comparación con el grupo control, el cual fue independiente del tiempo<br />

de embarazo 50 .<br />

Brodsky y colaboradores analizaron las características de las taquicardias<br />

ventriculares (TV) que se iniciaban durante el embarazo. En la mayoría<br />

de los casos no se evidencio alteración estructural cardiaca, tendiendo<br />

la TV a ser desencadenada por el ejercicio 51 .<br />

La causa del incremento de algunas arritmias durante el embarazo<br />

no está clara, habiendo sido señalados factores como cambios<br />

hemodinámicos, hormonales y del tono autonómico 52 .<br />

Natale y colaboradores reportaron que en pacientes embarazadas con<br />

SQTL a quienes se les colocó cardiovertor desfibrilador implantable,<br />

no ocurrió un incremento de riesgo relacionado con las descargas del<br />

sistema 53 .<br />

Es importante recordar que no hay hasta la fecha ningún medicamento<br />

antiarrítmico que disponga de estudios controlados que demuestren que<br />

no existe riesgo para su uso en embarazadas o lactantes, de manera<br />

que de ser posible deberá evitarse el manejo farmacológico al menos<br />

durante el primer trimestre 54 .<br />

Aspectos específicos de la farmacoterapia<br />

antiarrítmica en la <strong>mujer</strong><br />

En general, en los estudios pre-clínicos los datos globales de la población<br />

hay evidencia de que la <strong>mujer</strong> presenta diferencias importantes en<br />

cuanto a la biodisponibilidad, farmacocinética y farmacodinámica de<br />

algunos medicamentos.<br />

168 169


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Es interesante notar que de 300 aplicaciones recibidas por la Food and<br />

Drug Administration (FDA) para la aprobación de nuevos medicamentos<br />

entre 1995 y el año 2000, sólo 163 incluyeron análisis de acuerdo<br />

al género, a pesar de que 11 de estas nuevas moléculas mostraron<br />

variaciones en la farmacocinética entre hombres y <strong>mujer</strong>es 55 , las cuales<br />

pueden ser responsables de las divergencias en los niveles plasmáticos<br />

con cambios en la relación riesgo-beneficio del medicamento.<br />

El origen de estas discrepancias puede estar en 56 :<br />

1. Menor volumen de distribución en la <strong>mujer</strong>, debido por:<br />

a. Índice de masa corporal (IMC) más pequeña<br />

b. Menor tamaño de los órganos en la <strong>mujer</strong><br />

2. Mayor proporción de grasa corporal lo que origina en el caso<br />

de los medicamentos lipofílicos un volumen de distribución<br />

superior.<br />

3. Fluctuación en el porcentaje de agua en los tejidos de acuerdo al<br />

ciclo menstrual, debido a que las concentraciones elevadas de<br />

estradiol originan retención de sodio y agua.<br />

4. Menor tasa de filtración glomerular y de depuración de<br />

creatinina<br />

5. Diferencias en las enzimas metabolizadoras de drogas:<br />

a. Menor actividad del citocromo P450 y de las isoenzimas<br />

CYP1A2 y CYP2D6.<br />

b. Mayor actividad del CYP3A4, el cual es responsable del<br />

metabolismo de primer paso de >50% de los medicamentos<br />

comúnmente usados, incluyendo quinidina, verapamil,<br />

diltiazem y estradiol.<br />

6. No parece haber desigualdades en la expresión de<br />

transportadores hepáticos.<br />

7. Posibles diferencias en la actividad intrínseca y densidad de<br />

canales de potasio en el corazón de la <strong>mujer</strong>.<br />

En el caso específico del sistema cardiovascular hay cambios que<br />

pueden modificar el sustrato anatómico o electrofisiológico donde<br />

actuaran los medicamentos, debido a 56 :<br />

1. Menor masa cardiaca aún corregida por el IMC.<br />

2. Frecuencia cardiaca en reposo, en promedio, 3 a 5 latidos mayor<br />

que en el hombre.<br />

3. Ciclo cardíaco más corto que en el hombre.<br />

4. Fluctuaciones del ciclo cardíaco durante el ciclo menstrual, siendo<br />

más prolongado durante la menstruación. Estas fluctuaciones<br />

desaparecen cuando se bloquea el sistema autonómico.<br />

5. QTc más prolongado con un tiempo de recuperación del nodo<br />

sinusal más corto.<br />

6. Mayor duración del intervalo QT durante la ovulación y la<br />

menstruación.<br />

7. La diferencia del tiempo del QT en la pubertad puede ser<br />

eliminada, mediante orquidectomía en los hombres o tratamiento<br />

con testosterona en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Efectos proarrítmicos<br />

Las alteraciones en los patrones farmacocinéticos y farmacodinámicos<br />

de los medicamentos junto con las características específicas de la<br />

electrofisiología en la <strong>mujer</strong> parecen favorecer la aparición de eventos<br />

pro-arrítmicos.<br />

El SQTL adquirido tiene una incidencia mayor en las <strong>mujer</strong>es que en los<br />

hombres. Cuando se analizan los casos de torsades de pointes inducidos<br />

por medicamentos, en las <strong>mujer</strong>es ocurre el 70% de los originados<br />

por antiarrítmicos y el 67,2% de los causados por medicamentos noantiarrítmicos<br />

57-60 . En la base de datos de la FDA, el 67% de los casos<br />

de arritmia inducidos por eritromicina corresponden a <strong>mujer</strong>es 57 .<br />

Es importante resaltar que la mayoría de los grandes estudios con<br />

medicamentos antiarrítmicos no presentan proporciones similares de<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es y en muchas ocasiones no reportan los análisis<br />

específicos para cada género. Por ejemplo, el estudio Cardiac<br />

Arrhythmia Supression Trial (CAST) incluyó 19% de <strong>mujer</strong>es y no realizó<br />

análisis específico de género 59 . En el caso del Congestive Heart Failure<br />

Survival trial of anthyarrythmic therapy (CHF Stat) con amiodarona en<br />

pacientes con IC incluyó un 1% de <strong>mujer</strong>es 61 . En otros estudios como<br />

el European Myocardial Infarct Amiodarone Trial (EMIAT) y el Canadian<br />

Amiodarone Myocardial Infarction Arrhythmia Trial (CAMIAT) solo<br />

participaron apenas 16 y 18% de <strong>mujer</strong>es, respectivamente y no se<br />

realizó un análisis específico por género 62,63 .<br />

Sin embargo, en otros se han incluido dichos análisis como en el Grupo<br />

de Estudio de la Sobrevida en la Insuficiencia Cardiaca en Argentina<br />

(GESICA) que analizó los efectos de bajas dosis de amiodarona en<br />

pacientes con insuficiencia cardiaca crónica (fracción de eyección menor<br />

o igual a 35%) con arritmias sintomáticas. Aún cuando apenas el 19% de<br />

los casos fueron <strong>mujer</strong>es, el análisis no mostró diferencias significativas<br />

en sobrevida y tasas de hospitalización entre ambos géneros 64 . El<br />

estudio Multicenter UnSustained Tachycardia Trial (MUSTT) comparó<br />

la implantación de desfibriladores cardiovertores versus tratamiento<br />

antiarrítmico, no encontrando diferencias relacionadas con el genero en<br />

el resultado de muerte por arritmias, paro cardíaco y mortalidad total, si<br />

bien solo el 14% de los pacientes fueron <strong>mujer</strong>es 65 .<br />

Un análisis de más de 3000 pacientes en tratamiento con d,l-sotalol<br />

para el tratamiento de arritmias auricular o ventriculares, mostró que<br />

la torsades de pointes ocurría en el 4,1% de las <strong>mujer</strong>es versus en<br />

1% de los hombres 66 . Esta diferencia fue independiente de la dosis y<br />

del QT basal67. El estudio Survival with Oral D-sotalol (SWORD) que<br />

170 171


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

analizaba la efectividad del d-sotalol en pacientes con infarto previo, fue<br />

suspendido tempranamente debido a una alta mortalidad en el grupo<br />

tratado con d-sotalol 68 . El sexo femenino fue un factor de riesgo primario<br />

en este estudio 68 .<br />

El estudio Danish Investigation of Arrhythmia and Mortality on Dofetilide<br />

(DAIMOND) mostró también que el sexo femenino fue un factor de<br />

riesgo importante para el desarrollo de torsades de pointes con un odds<br />

ratio de 3,2 69 .<br />

Un medicamento a tener en cuenta es la digoxina, con el cual se ha<br />

observado un aumento de la mortalidad cardiovascular en <strong>mujer</strong>es 70 .<br />

Sin embargo este dato puede estar relacionado con una mayor<br />

concentración sérica alcanzada en sangre, de manera que los valores<br />

normales no serían dañinos, pero si los valores de digoxemia por<br />

encima de 1,2 ng/ml 70 .<br />

En general, podemos concluir que si bien la data disponible muestra<br />

una mayor tendencia al efecto proarrítmico en las <strong>mujer</strong>es, el impacto<br />

en el pronóstico, al menos, en algunos estudios no está claro 56 , por<br />

lo cual es clave que el futuro diseño de estudios incluya porcentajes<br />

similares de hombres y <strong>mujer</strong>es con el fin de poder realizar análisis<br />

adecuados genero-específicos.<br />

Marcapasos en la <strong>mujer</strong><br />

Brunner y colaboradores analizaron 6505 pacientes a los que se realizó<br />

colocación de marcapaso definitivo, con un promedio de seguimiento<br />

de 101,9 meses 71 . De este grupo 3087 fueron <strong>mujer</strong>es (47,3%), siendo<br />

la edad al momento del implante mayor en este grupo (73,2 +/- 11,3<br />

versus 71 +/- 12,4 años, en los hombres, p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

1.<br />

2.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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Fibrilación auricular<br />

Dr. Juan Marques, Dr. Iván Mendoza.<br />

Introducción<br />

La fibrilación auricular (FA) es la arritmia de mayor incidencia con un<br />

gran impacto en la morbimortalidad cardiovascular 1-5 . De los estudios<br />

poblacionales, los de mayor dimensión por su diseño son el de<br />

Framingham 6,7 , el de Rotterdam 8 y el Cardiovascular Health Study 9 . A<br />

diferencia de los otros, en este último la población es de mayor edad.<br />

La comparación de los datos del estudio Framingham con los del<br />

Rotterdam (Tabla 1), con una distribución etárea similar y representando<br />

dos continentes diferentes, nos permite apreciar que, en ambos, la<br />

incidencia de la FA aumenta con la edad, siendo mayor en el hombre<br />

que en la <strong>mujer</strong> para cualquier edad. En el estudio de Rotterdam, el<br />

riesgo de sufrir FA a lo largo de su vida para un hombre de 55 años fue<br />

de, aproximadamente, 24,8% y de 22,9% para la <strong>mujer</strong> de la misma<br />

edad 8 , mientras que en el estudio de Framingham, el riesgo para un<br />

hombre de 40 años fue de 26% y 23 % para las <strong>mujer</strong>es 10 . De acuerdo<br />

al estudio de Framingham, los hombres tienen un riesgo 1,5 veces<br />

mayor de desarrollar FA que las <strong>mujer</strong>es 11 . Por cada década de la vida<br />

el odds ratio de sufrir FA fue similar en hombres y <strong>mujer</strong>es (2,1 hombres<br />

vs 2,2 en <strong>mujer</strong>es) 1 .<br />

Cuando se analiza la prevalencia de la FA en la población general, esta<br />

se ubica en 4/1000 habitantes 8,10 .<br />

El impacto en morbimortalidad no es solamente para la FA crónica. En<br />

el estudio de Friberg donde se analizó la repercusión de la FA sobre<br />

la mortalidad, el 51% de los pacientes incluidos en el grupo de FA<br />

paroxística fueron <strong>mujer</strong>es; un 48% en el grupo de FA permanente; y<br />

sólo un 31% en el grupo de FA persistente. El estudio concluye que<br />

la FA paroxística confiere un incremento significativo de la mortalidad<br />

cuando se compara con la población general, siendo este aumento de<br />

mortalidad limitado a una mayor mortalidad cardiovascular 12 . El odds<br />

178 179


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

ratio para el grupo de FA paroxística fue de 1,6 para cualquier causa de<br />

mortalidad; 2,4 para muerte por infarto del miocardio y 2,6 para muerte<br />

por insuficiencia cardiaca 12 .<br />

Características clínicas de la FA en la <strong>mujer</strong><br />

Diversos estudios han permitido revelar ciertas diferencias de esta<br />

arritmia entre los géneros, entre las que se cuentan:<br />

• Las <strong>mujer</strong>es tienden a presentar episodios de FA de mayor<br />

duración, con una respuesta ventricular más rápida y una mayor<br />

incidencia de complicaciones cardioembólicas 13,14 .<br />

• En el hombre, la FA se asocia 5,4 veces más con cardiopatía<br />

isquémica; mientras que en la <strong>mujer</strong> se asocia más con<br />

valvulopatías e insuficiencia cardíaca 11,13 .<br />

• Después de la cirugía cardiovascular, la incidencia de FA también<br />

es mayor en los hombres 13 .<br />

• Las <strong>mujer</strong>es con FA tienen una sobrevida menor (odds ratio de<br />

1,9 versus 1,5 en los hombres luego del análisis multivariado) 11 .<br />

• La probabilidad de muerte es mayor en las <strong>mujer</strong>es en el primer<br />

año posterior a la manifestación inicial de la FA, estabilizándose<br />

después en tasas de 1,6 a 4,2% al año 11,15 .<br />

• La FA incrementa 5 veces el riesgo de un accidente cerebrovascular<br />

(ACV) 16 . En <strong>mujer</strong>es, el 21 % de estos eventos se consideran<br />

directamente relacionados con la FA en comparación con sólo<br />

un 11% en hombres 17 .<br />

Consumo de alcohol y FA en la <strong>mujer</strong><br />

Su consumo moderado ha demostrado un impacto positivo en la<br />

mortalidad cardiovascular 18,22 . Por otro lado, la ingesta aguda excesiva<br />

ha mostrado un aumento en el riesgo de FA, ACV e infarto del<br />

miocardio 23-27 .<br />

Por otro lado, el consumo crónico excesivo de alcohol aumenta el riesgo<br />

de cardiomiopatía alcohólica 28,29 .<br />

En el Cardiovascular Health Study no se encontró relación entre el<br />

consumo de alcohol y la FA en población anciana, aún cuando no se<br />

realizó análisis género-específico 30 .<br />

Conen y colaboradores 31 mostraron, en un subanálísis del Women´s<br />

Health Study, donde se incluyeron 39.876 <strong>mujer</strong>es sanas de edad<br />

media, que el consumo de menos de dos medidas de alcohol diario no<br />

estaba asociado con un aumento de la incidencia de la FA. Una mayor<br />

ingesta se asoció con un aumento leve, pero significativo, en el riesgo<br />

de FA (HR 1,49) 31 . Estos resultados coinciden con los ya reportados en<br />

hombres 25,32,33 .<br />

Obesidad y FA<br />

Tsang y colaboradores publicaron un estudio sobre la relación de la<br />

obesidad con la progresión de la FA paroxística a FA permanente 34 .<br />

Participaron 3248 pacientes (46% <strong>mujer</strong>es) con edad promedio 71<br />

+/- 15 años con un seguimiento promedio de 5,1 años. El índice de<br />

masa corporal (IMC) así como el tamaño de la aurícula izquierda<br />

fueron factores independientes de predicción de la progresión de la FA<br />

paroxística a permanente. En el análisis multivariado, un IMC mayor o<br />

igual a 30 kg/m 2 se asoció con un incremento de riesgo de 1,5 (p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

las <strong>mujer</strong>es tienen un valor del escore de CHADS mayor que el<br />

de los hombres 50 . Estudios de observación han demostrado una<br />

mayor incidencia de ACV en <strong>mujer</strong>es que en hombres. En el ensayo<br />

AnTicoagulation and Risk factors In Atrial fibrillation (ATRIA) que<br />

incluyó a 15.000 pacientes con FA, el riesgo de ACV, luego del ajuste<br />

multivariado, en <strong>mujer</strong>es sin recibir anticoagulantes fue de 1,6 versus<br />

en los hombres, con una tasa interanual de embolismo de 3,5 % versus<br />

1,8% en los hombres 51 . La warfarina se asoció con una disminución<br />

significativa de tromboembolismo tanto para hombres como para<br />

<strong>mujer</strong>es (0,5 y 0,4 RR respectivamente). Por otro lado el riesgo de<br />

hemorragia fue también similar 1,0 % versus 1,1%), lo cual evidencia<br />

una relación riesgo-beneficio similar en ambos sexos 51 .<br />

En la tabla 2 se comparan los resultados de varios estudios significativos<br />

en cuanto al riesgo relativo de tromboembolismo en <strong>mujer</strong>es que<br />

no toman anticoagulantes 51,52-54 . A pesar de este riesgo aumentado<br />

y el beneficio de esta terapia, menos <strong>mujer</strong>es que hombres reciben<br />

tratamiento con anticoagulantes 55-57 .<br />

Ablación de FA<br />

En los años recientes la ablación de la FA ha pasado a ser una opción<br />

terapéutica 58 y en la tabla 3 se comparan diferentes estudios con esta<br />

modalidad, indicando el porcentaje de <strong>mujer</strong>es incluidas en cada<br />

uno 59,63 . En los primeros hubo un porcentaje reducido de <strong>mujer</strong>es por lo<br />

cual no se pueden hacer análisis entre géneros.<br />

Vale la pena comentar con detalle la publicación de Forleo y<br />

colaboradores 63 quienes analizaron una población de 221 pacientes<br />

(150 hombres y 71 <strong>mujer</strong>es) sometidos a ablación por FA refractaria a<br />

medicamentos con los siguientes resultados:<br />

a. Las <strong>mujer</strong>es referidas para este procedimiento, en comparación<br />

con los hombres, presentaron un mayor perfil de riesgo, dado<br />

por la edad (61,6 vs 56,9 años), presencia de hipertensión<br />

(52,1% vs 30,7%), de enfermedad valvular (15,5 vs 5,3%), o<br />

de enfermedad estructural cardíaca (32,4 vs 23,3 %), mayor<br />

dimensión de la aurícula izquierda (44 vs 40,6 mm) y duración<br />

de la FA (60 vs 47 meses).<br />

b. Las <strong>mujer</strong>es recibían en mayor porcentaje estatinas (21,1 vs<br />

8,7%) e inhibidores de enzima convertidora o antagonistas del<br />

receptor AT1 de angiotensina II (35,2 vs 23,3%).<br />

c. Luego de un seguimiento promedio de 22,5 meses, el 82,7%<br />

de los hombres y el 83,1% de las <strong>mujer</strong>es estaban libres de<br />

arritmia.<br />

En conclusión, a pesar de un riesgo basal mayor en la <strong>mujer</strong>, la evolución<br />

posterior a la ablación fue similar en ambos sexos.<br />

Control de ritmo versus control de frecuencia<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Importantes estudios han demostrado que el control de ritmo y el de<br />

la frecuencia cardíaca son comparables como opciones de tratamiento<br />

para los pacientes con FA 64-67 . Un subanálisis del estudio Rate Control<br />

182 183


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Versus Electrical Cardioversion (RACE) 68 que evaluó las diferencias<br />

entre géneros demostró que en las <strong>mujer</strong>es con FA persistente, la<br />

opción de control de ritmo produce una mayor morbilidad y mortalidad<br />

(riesgo relativo 3,1; p


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Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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188 189


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

La enfermedad vascular cerebral<br />

Dr. Mario De Bastos<br />

Introducción<br />

Las enfermedades vásculocerebrales (EVC) producen más de 5,5<br />

millones de muertes cada año, siendo la tercera causa de muerte en<br />

el mundo y la principal causa de incapacidad en adultos.<br />

La prevalencia y la incidencia ajustada por edad 1 , es mayor en los<br />

hombres, excepto en las edades de 35 a 44 años y en mayores<br />

de 85 años, cuando predomina en las <strong>mujer</strong>es debido al uso de<br />

anticonceptivos, el embarazo 2,3 y a la mayor frecuencia de la hemorragia<br />

subaracnoidea en el primer grupo, y en las ancianas mayores de 85<br />

años por la multiplicidad de condicionantes que favorecen su aparición<br />

y porque la esperanza de vida del hombre es menor. Sin embargo, el<br />

porcentaje de mortalidad según la Organización Mundial de la Salud es<br />

mayor en <strong>mujer</strong>es que en hombres (11% vs 8,4%, respectivamente) 4 .<br />

En Venezuela, la mortalidad para las EVC ajustada por edad y sexo es<br />

de 72/100.000 para las <strong>mujer</strong>es y de 85/100.000 para los hombres entre<br />

35 y 74 años 5 . Su prevalencia varía, según la región del país, entre<br />

2,52 a 17,19 /1.000 habitantes 6 . Para el año 2006, las EVC ocuparon el<br />

cuarto lugar entre las causas de muerte (7,76% de la mortalidad total) 7 ,<br />

lo que permite calcular una morbilidad de 30.000 a 35.000 pacientes<br />

anuales. Al desglosarlo por sexo se aprecia que fallecieron un número<br />

semejante de hombres y <strong>mujer</strong>es, aunque con leve predominio de estas<br />

(4.682 vs 4.709). Sin embargo, representa el 10,03% de la mortalidad<br />

femenina mientras sólo el 6,32 de la masculina, asemejándose a las<br />

cifras internacionales.<br />

Diversas publicaciones informan que las <strong>mujer</strong>es que sufren un ictus<br />

egresan con un mayor grado de discapacidad y tienen mayor mortalidad<br />

que los hombres, quizás debido a que reciben con menos frecuencia las<br />

técnicas diagnósticas y los tratamientos apropiados 8 .<br />

La demencia vascular presenta los mismos factores de riesgo de las<br />

EVC, sin embargo es más frecuente en hombres, a diferencia de la<br />

demencia tipo Alzheimer predomina en las <strong>mujer</strong>es 9 .<br />

Prevención primaria de la EVC<br />

Al igual que en los hombres, la <strong>prevención</strong> primaria de la EVC se<br />

sustenta en los pilares fundamentales que representan el control o la<br />

erradicación de los factores mayores de riesgo cardiovascular como<br />

son la hipertensión arterial (HTA), la dislipidemia y el fumar que son<br />

ampliamente revisados en los capítulos correspondientes de esta guía;<br />

190 191


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

sin embargo se hacen algunas consideraciones al respecto.<br />

HTA: Es importante tener en cuenta lo siguiente:<br />

• Existe una relación lineal y continua del riesgo de un evento<br />

vascular con los valores de presión arterial (sistólica y diastólica)<br />

independiente de la edad 10 .<br />

• Es el principal factor de riesgo para EVC 11 y su prevalencia es<br />

mayor en hombres 1 pero con la edad, tiende a igualarse, ya<br />

que las <strong>mujer</strong>es a partir de los 45 años presentan un mayor<br />

porcentaje de HTA. En las ancianas la hipertensión sistólica es<br />

la forma más común 12 .<br />

• Los pacientes con HTA establecida, tienen una tasa de apoplejía<br />

tres o más veces mayor que los normotensos 13,14 .<br />

• El riesgo de ictus es 2 a 4 veces mayor en la hipertensión sistólica<br />

aislada (HSA) 15 .<br />

• La importancia de la HTA como factor de riesgo viene a confirmarse<br />

con la dramática reducción de los eventos vásculocerebrales<br />

evidenciada en los estudios de tratamiento de HTA con una<br />

reducción de riesgo mayor a la comúnmente observada para los<br />

eventos coronarios 16,17 .<br />

• El tratamiento de la hipertensión sistólica aislada en el anciano<br />

también mostró reducción de apoplejía de hasta 40% en los<br />

mayores de 80 años 18,19 .<br />

• El tratamiento antihipertensivo es efectivo en ambos sexos<br />

como fue mostrado en estudios con amplia representación<br />

femenina 18,20 .<br />

Dislipidemia: Hasta hace pocos años no existían datos que sustentaran<br />

una relación entre colesterol y EVC, contrario a lo ya establecido para<br />

la enfermedad coronaria. Algunos puntos clave a destacar son los<br />

siguientes:<br />

• En las <strong>mujer</strong>es se ha determinado que los niveles totales de<br />

colesterol llegan a su pico entre los 55 y 65 años, casi una<br />

década después de los hombres 21 y en el US Women´s Pooling<br />

Project se evidenció que el riesgo para ictus fatal aumentaba en<br />

un 25% por cada 1 mmol/L de aumento en el colesterol total en<br />

<strong>mujer</strong>es entre 30 a 54 años 22 .<br />

• Niveles bajos de HDL-C son de riesgo para hombres, pero no<br />

hay datos suficientes para <strong>mujer</strong>es quizás debido a las variables<br />

de confusión que modifican los valores de esta fracción 23-25 .<br />

• Por otro lado el tratamiento de la dislipidemia con estatinas ha<br />

mostrado disminución del número de ACV hasta de un 30% al<br />

compararlo con el grupo no tratado, al usarlo en <strong>prevención</strong><br />

secundaria de infarto del miocardio 26,27 .<br />

• Un análisis combinado de 9 estudios evidenció que el tratamiento<br />

con estatinas prevenía 9 ictus por cada 1000 pacientes de alto<br />

riesgo o con cardiopatía isquémica, tratados por 5 años 28 .<br />

Tabaquismo: Al igual que en el hombre, los estudios de observación<br />

publicados han demostrado, en comparación con <strong>mujer</strong>es no fumadoras<br />

y exfumadoras, que en aquellas que continúan fumando existe un<br />

aumento del riesgo para eventos vasculares cerebrales fatales y no<br />

fatales en relación directa con el número de cigarrillos consumidos<br />

diariamente y su duración 29 .<br />

Alcohol: El abuso de alcohol es un factor de riesgo para todo tipo<br />

de ACV 30,31 . Sin embargo tiene un efecto protector en tomadores leves<br />

a moderados 30,32,33 , definidos como los que ingieren un trago para las<br />

<strong>mujer</strong>es y dos o menos para hombres por día 34 .<br />

Un meta análisis de 35 estudios concluyó que, comparados con<br />

abstemios, los bebedores de más de cinco tragos diarios (más de<br />

60 gramos de alcohol) tenían un 69% de aumento del riesgo para<br />

enfermedad cardiovascular; en cambio, menos de un trago diario pero<br />

no abstemio tenía una reducción del RR: 0.80 (95%CI 0,67 a 0,96) así<br />

como los consumidores de 1 a 2 tragos por día RR:0,72 (95% CI 0,57<br />

a 0,91) 35 .<br />

El tipo de alcohol podría influir ya que el Copenhagen City Heart Study<br />

encontró que el consumo de 3 a 5 vasos de vino diarios disminuía el<br />

riesgo de ictus, no evidenciándose este efecto en cerveza o licores 36 .<br />

Actividad física: Datos de varios estudios han demostrado el beneficio<br />

del ejercicio en la <strong>prevención</strong> del ACV en <strong>mujer</strong>es, confirmando lo ya<br />

evidenciado en otros estudios para enfermedades cardiovasculares 11,<br />

37,38<br />

. Los datos apoyan el ejercicio moderado de, al menos, 30 minutos<br />

diarios. Aparentemente, para el ictus los beneficios se obtienen aun con<br />

actividades leves como caminar 11 .<br />

Un estudio reciente utilizando la aptitud cardiorrespiratoria (CRF por<br />

sus siglas en inglés) 39 como un indicador de actividad física previa,<br />

evidenció que <strong>mujer</strong>es en los cuartiles superiores de CRF es decir con<br />

actividad física importante tenían menos ACV y ACV no fatales que las<br />

ubicadas en cuartiles inferiores, pero no había diferencia en cuanto a<br />

la mortalidad.<br />

Terapia de reemplazo hormonal: Se han realizado estudios tanto en<br />

<strong>prevención</strong> primaria como secundaria.<br />

En <strong>prevención</strong> primaria el estudio Women’s Health Initiative (WHI)<br />

en <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas 40 fue suspendido prematuramente por<br />

aumento de eventos vasculares, entre ellos 8 ictus por 10.000 tratadas<br />

por año (RR:1,39; IC 95% -1,77)<br />

Un trabajo publicado recientemente 41 en el que se evalúa el riesgo de<br />

ACV asociado a terapia hormonal en jóvenes, menopáusicas recientes<br />

y ancianas, evidenció aumento significativo del riesgo de ACV para<br />

<strong>mujer</strong>es con terapia hormonal, tanto para estrógenos solos (RR: 1,39;<br />

IC 95% 1,18-1,63), como para estrógenos +progesterona (RR: 1.27; IC<br />

95% 1,04-1,6) semejante a los obtenidos en WHI.<br />

El riesgo parece estar relacionado a dosis ya que con 0,3 mg de<br />

192 193


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

estrógenos no aumenta el riesgo mientras con 0,625 y 1,25 el riesgo<br />

se eleva a 1,54 y 1,62 respectivamente. También el riesgo es bajo en<br />

pacientes más jóvenes o con pocos años de tratamiento.<br />

En estudios de <strong>prevención</strong> secundaria se evidenció un aumento en el<br />

riesgo de ACV en los primeros 6 meses en las que recibieron estradiol<br />

(RR: 2,3 IC 95% 1,1 - 5). Además las que tuvieron recurrencia se<br />

recuperaron menos que el grupo control 42 ; mientras que en otro, realizado<br />

en <strong>mujer</strong>es con antecedentes de infarto del miocardio no se evidenció<br />

diferencia en el riesgo de ictus entre usuarias y no usuarias 43 .<br />

Embarazo y puerperio: Las <strong>mujer</strong>es en edad fértil tienen mayor riesgo<br />

para EVC que hombres de igual edad. El embarazo, parto y puerperio<br />

son los períodos durantes los cuales existe mayor riesgo.<br />

Varios estudios demuestran aumento de riesgo por probable trombofilia.<br />

El mayor riesgo parece concentrarse en el puerperio inmediato. Así en<br />

un estudio multicéntrico 44 , se evidenció un riesgo para infarto cerebral de<br />

0,7 (IC 95% 0,3-1,6) en embarazo pero de 8,7 (4,6-16,7) en puerperio<br />

y para hemorragia intracerebral un riesgo relativo de 2,5 en embarazo<br />

(1-6,4) contra 28,3 (13-61,4) en puerperio. Con un riesgo de 8,1 de<br />

ictus isquémico por cada 100.000 embarazos.<br />

Otros estudios 45,46 reportan incidencias de 26 a 46,2 ACV por 100.000<br />

embarazos, siendo el riesgo más alto en pacientes mayores de 35<br />

años, afroamericanas, o con HTA, diabetes, cardiopatía trombofilia,<br />

trombopenia, drepanocitosis, pero también las que presentaban<br />

complicaciones del embarazo como: hemorragia post parto,<br />

preeclampsia, hipertensión o diabetes gestacional 46,47 .<br />

Aterosclerosis de carótida: Del 5 al 10 % de los hombres y <strong>mujer</strong>es<br />

mayores de 65 años presentan aterosclerosis carotidea de más de<br />

50% de estenosis 48,49 lo que conlleva un riesgo anual para ictus de<br />

1 a 3,4% 50,51 . Siendo mayor el riesgo en hombres, cardiópatas o con<br />

progreso de estenosis 52 .<br />

La endarterectomía carotidea, con o sin inserción de stent ha sido<br />

uno de los grandes adelantos en el tratamiento de la obstrucción de<br />

carótida con resultados favorables a corto y largo plazo. Si bien los<br />

primeros resultados señalaban menos beneficios para las <strong>mujer</strong>es, en<br />

los últimos años se ha demostrado que la evolución está determinada<br />

principalmente por la edad y por el tiempo o retardo en realizar el<br />

procedimiento 53,54 .<br />

Aspirina en <strong>prevención</strong> primaria<br />

Aunque el uso de aspirina está plenamente justificado para la<br />

<strong>prevención</strong> secundaria de ictus 55,56 , y para la <strong>prevención</strong> primaria (PP)<br />

de la enfermedad arterial coronaria en pacientes de alto riesgo 57 , sus<br />

beneficios no han sido comprobados en la PP de EVC en los hombres,<br />

aunque los meta análisis y los ensayos clínicos señalan un efecto<br />

protector en la <strong>mujer</strong> 58-60 .<br />

En el meta análisis de Berger y colaboradores se incluyeron seis estudios<br />

con un total de 95.456 participantes (51.342 <strong>mujer</strong>es), el uso de aspirina<br />

estuvo asociado con una reducción significativa en el riesgo de eventos<br />

cardiovasculares en ambos sexos, pero con un comportamiento diferente<br />

en cuanto a los desenlaces. En PP en las <strong>mujer</strong>es, el tratamiento con<br />

aspirina fue efectivo en disminuir los desenlaces combinados gracias al<br />

mayor impacto sobre ACV isquémico sin disminución significativa en el<br />

riesgo de infarto del miocardio, mientras que en los hombres ocurrió lo<br />

contrario 58 .<br />

Más recientemente, el meta análisis colaborativo antitrombótico (ATT por<br />

sus siglas en inglés), a pesar de que obtuvo un reducción significativa<br />

en los desenlaces cardiovasculares, no lo fue así sobre el ACV con un<br />

mayor riesgo de sangrado en los estudios de <strong>prevención</strong> primaria 59 .<br />

Uno de los estudios de mayor influencia en los resultados de estos meta<br />

análisis fue Womens Health Study (WHS) con una participación de casi<br />

40 mil <strong>mujer</strong>es asintomáticas, mayores de 45 años que fueron asignadas<br />

a recibir aspirina 100 mg o placebo en días alternos y seguidas por 10<br />

años 60 . La edad modificó consistentemente el efecto de la aspirina sobre<br />

el riesgo de los eventos cardiovasculares mayores: en el subgrupo de<br />

<strong>mujer</strong>es con edad igual o mayor a 65 años al momento de ingresar al<br />

estudio, el riesgo de eventos cardiovasculares mayores se redujo en<br />

26% frente al grupo placebo (p=0,008) y el de ACV isquémico disminuyó<br />

en 30% (p=0,05). El riesgo de sangrado gastrointestinal, incluyendo los<br />

graves, fue mayor en el grupo que recibía aspirina (p=0,02). Los análisis<br />

de subgrupo revelaron una reducción de riesgo relativo (RRR) de ACV<br />

en las <strong>mujer</strong>es con historia de HTA (RRR 24%, p=0,04), dislipidemia<br />

(RRR 38%, p=0,001), diabetes (RRR 54%, p=0,01) o con un riesgo<br />

cardiovascular a 10 años igual o mayor al 10% (RRR 46%, p=0,04).<br />

Sin lugar a dudas, el escaso número de eventos en el WHS<br />

probablemente explique la carencia de eficacia en la <strong>mujer</strong> joven.<br />

Además, la mayoría de las participantes se encontraban en la categoría<br />

de riesgo bajo: 75% no tenía factores de riesgo o solamente uno de ellos,<br />

y el riesgo calculado a 10 años era muy bajo. En consecuencia, cuando<br />

el evento clínico en cuestión es raro (como ocurre con la enfermedad<br />

cardiovascular en la <strong>mujer</strong> joven), los efectos potencialmente adversos<br />

de la intervención (tratamiento antiplaquetario) probablemente superen<br />

a los beneficios. Por el contrario, en la medida que aumenta la incidencia<br />

de la enfermedad con la edad, la relación riesgo-beneficio se inclina<br />

hacia la protección 61 .<br />

194 195


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo VIII Particularidades de la enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Conclusiones y recomendaciones<br />

• Realizar campañas permanentes de despistaje y educación de<br />

HTA en la población.<br />

• Inicio precoz de tratamiento apropiado de pacientes hipertensos<br />

para <strong>prevención</strong>, que incluya cambios de estilo de vida, dieta y<br />

tratamiento farmacológico en los casos indicados.<br />

• En caso de dislipidemia seguir las recomendaciones establecidas<br />

en el capítulo correspondiente.<br />

• El uso de estatinas en pacientes hipertensos de alto riesgo, así<br />

como en pacientes con isquemia miocárdica, aun con niveles<br />

normales de LDL colesterol.<br />

• Reducir y/o controlar la imagen publicitaria de las bebidas<br />

alcohólicas.<br />

• La cesación tabáquica y el evitar ser fumador pasivo deben ser<br />

el objetivo para todos los seres humanos.<br />

• En general, se recomienda para la <strong>mujer</strong> no más de una copa<br />

diaria de alcohol.<br />

• La actividad física es necesaria pues está asociada a reducción<br />

del riesgo de EVC y a múltiples efectos saludables sobre distintas<br />

funciones del organismo. Se considera razonable alrededor de<br />

30 minutos diarios con un ritmo moderado a intenso.<br />

• En las embarazadas, control prenatal y post-natal con especial<br />

atención en aquellas con los factores de riesgo mencionados.<br />

Seguimiento y <strong>prevención</strong> de embarazadas que desarrollaron<br />

preeclampsia o diabetes gestacional.<br />

• En pacientes con estenosis asintomática de carótida se<br />

recomienda tratamiento médico de todos los factores de riesgo<br />

probables, además del uso de aspirina u otro antiagregante<br />

plaquetario.<br />

• De acuerdo a las pautas internacionales y a los resultados<br />

de diversos estudios controlados no se recomienda el uso de<br />

terapia de reemplazo hormonal como preventivo de EVC.<br />

• El uso de aspirina puede ser útil en la <strong>prevención</strong> primaria de<br />

EVC en <strong>mujer</strong>es cuyo riesgo es alto y/o son mayores de 65<br />

años.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

51.<br />

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Capítulo IX<br />

Prevención en circunstancias especiales<br />

de la <strong>mujer</strong><br />

• Prevención cardiovascular durante el embarazo.<br />

Dra. Virginia Salazar.<br />

• Prevención cardiovascular en niñas y adolescentes.<br />

Dra. Livia Machado.<br />

Prevención cardiovascular durante el<br />

embarazo<br />

Dra. Virginia Salazar Matos<br />

Introducción<br />

Los trastornos hipertensivos en el embarazo (THE) son complicaciones<br />

comunes que afectan el 10% de todos los embarazos y, abarcan<br />

un espectro de condiciones tales como hipertensión gestacional,<br />

hipertensión arterial crónica (HTA) y la preeclampsia (PE) 1,2 .<br />

La PE no sólo aumenta la morbilidad y mortalidad obstétrica, sino también<br />

incrementa el riesgo materno de enfermedad cardiovascular (ECV)<br />

en el futuro. Las <strong>mujer</strong>es con antecedentes de PE, son susceptibles<br />

de sufrir HTA, obesidad, síndrome metabólico e isquemia cardíaca<br />

y cerebral 3,4,5 . La PE ocurre más frecuentemente en primigestas y el<br />

riesgo de recurrencia en futuros embarazos es del 30 al 60% 6 .<br />

Se piensa que la PE se inicia por un inapropiado remodelado de las<br />

arterias espirales uterinas, que conducen a la reducción de la perfusión<br />

placentaria y fetal y que posteriormente, ésta disfunción se extiende al<br />

endotelio vascular materno 7,8 . La insuficiencia arterial útero-placentaria<br />

causa liberación de citoquinas inflamatorias dentro de la circulación<br />

materna, llevando a la vasoconstricción y activación del sistema de<br />

coagulación.9 Sin embargo, la hipoperfusión placentaria no siempre<br />

resulta en PE, por lo que se ha propuesto que debe existir interacción<br />

con factores maternos pre-existentes (genéticos o ambientales), que la<br />

hace susceptible a desarrollar PE u otro THE 7,8 .<br />

Numerosos estudios indican que componentes genéticos pueden<br />

contribuir al riesgo incrementado de PE. Esta susceptibilidad es mayor<br />

en <strong>mujer</strong>es que en hombres nacidos de madres con PE 7,10,11 . Dentro de<br />

los factores de riesgo ambientales para PE se incluyen: obesidad, HTA,<br />

diabetes mellitus tipo 2 (DM2); todos ellos factores de riesgo para ECV<br />

y que se caracterizan por disfunción endotelial 12 .<br />

Es así como la disfunción endotelial materna preexistente puede servir<br />

200<br />

201


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

como vínculo entre la hipoperfusión placentaria y la respuesta materna,<br />

generando fetos de bajo peso, THE y ECV en la vida futura 13,14,15 . Más<br />

aun, estudios recientes han demostrado que <strong>mujer</strong>es con historia<br />

pasada de PE, tienen concentración plasmática elevada de marcadores<br />

inflamatorios endoteliales y evidencia de resistencia a la insulina, 15 a 25<br />

años después del embarazo, comparado con <strong>mujer</strong>es con embarazos<br />

normales 16 . Así mismo, las <strong>mujer</strong>es con antecedentes de hipertensión<br />

gestacional, también tienen alteración de función endotelial, al igual que<br />

la PE 17-20 .<br />

Jonsdottir y colaboradores 21 , en una población de 7.743 <strong>mujer</strong>es,<br />

encontró que las pacientes con hipertensión durante el embarazo, tienen<br />

mayor riesgo de morir por isquemia cardiaca en vida futura comparado<br />

con la población general, con un riesgo relativo significativamente<br />

predominante entre las <strong>mujer</strong>es con PE y eclampsia que aquellas con<br />

sólo hipertensión gestacional. Sin embargo, Wilson y colaboradores 22 ,<br />

reportó riesgo incrementado de HTA y accidente cerebrovascular<br />

(ACV) en <strong>mujer</strong>es con historia de hipertensión gestacional, similar a lo<br />

observado en <strong>mujer</strong>es con PE previa.<br />

Además recientemente se ha observado que <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas,<br />

con historia de THE, tienen mayor riesgo de presentar calcificaciones<br />

coronarias detectadas por tomografía y signos de aterosclerosis<br />

prematura subclínica, comparada con <strong>mujer</strong>es sin complicaciones del<br />

embarazo. En algunos estudios, el riesgo de ECV por calcificaciones<br />

coronarias alcanzó 57% al compararlo con <strong>mujer</strong>es sin historia de<br />

hipertensión durante el embarazo. Esto puede considerarse un<br />

significante predictor de ECV futuro 23-26 .<br />

La principal medida preventiva para disminuir el riesgo de ECV es<br />

identificar a las pacientes con factores de riesgo para THE, principalmente<br />

PE e iniciar en éstas pacientes, medidas terapéuticas para evitar su<br />

presentación clínica. La primiparidad es considerado uno de los más<br />

poderosos predictores de riesgo ya que aumenta la probabilidad de<br />

PE en 5 a 10 veces 27 . Aunque las edades extremas en el embarazo<br />

se han sugerido como factor de riesgo, la relación entre edad joven<br />

y riesgo de PE parece explicarse por la asociación entre edad joven<br />

y primer embarazo. La historia personal y familiar de PE, también<br />

es reconocida como factor de riesgo. Otras condiciones incluyen:<br />

antecedentes de DM2, enfermedad renal, trombofilia, enfermedades<br />

del colágeno vascular, síndrome de ovario poliquístico y obesidad 27 . El<br />

cambio de pareja en pacientes multíparas, representa riesgo de PE,<br />

ésta observación soporta la posible causa inmunológica del desorden o<br />

puede relacionarse a intervalos prolongados entre los embarazos 28 . Las<br />

condiciones que incrementan el tamaño placentario, como el embarazo<br />

múltiple, también aumentan el riesgo de PE 29 .<br />

El reposo y el ejercicio afectan la presión arterial. En <strong>mujer</strong>es con<br />

riesgo de PE, normotensas, se sugiere reposo, mayor de 4 horas al<br />

día, en casa. No hay una clara evidencia si las dietas hiperproteicas<br />

y la restricción de la ingesta de calorias, pueda proteger contra PE.<br />

Tampoco es claro si reducir el consumo de sal de la dieta durante el<br />

embarazo, tiene algún impacto 30 .<br />

1.- Agentes antiplaquetarios. Aspirina<br />

Basado en la observación de existir un incremento relativo de los<br />

niveles de tromboxano con respecto a la prostaciclina en las <strong>mujer</strong>es<br />

con PE, la aspirina (AAS por ácido acetilsalicílico) y otros agentes<br />

antiplaquetarios han sido propuestos como fármacos preventivos.<br />

Aunque varios estudios pequeños han sugerido el beneficio del AAS,<br />

un estudio multicéntrico, controlado con placebo, que incluyó 6.927<br />

<strong>mujer</strong>es con alto riesgo de PE, no encontró reducción significativa en el<br />

riesgo de PE con la dosis de 60 mg/día 31 . Estudios posteriores, incluso<br />

varios meta análisis 32,33 ,han llevado a concluir recientemente que la<br />

administración de dosis bajas de AAS disminuye levemente el riesgo de<br />

PE en embarazadas de alto riesgo. Por este motivo, se recomienda su<br />

administración (< 150 mg/día), después del primer trimestre (semana<br />

12 de gestación) hasta mediados del tercer trimestre de gestación 34 en<br />

toda paciente embarazada con alto riesgo de PE.<br />

2.- Antioxidantes<br />

El estrés o tensión oxidativa podría participar en la etiología de la PE<br />

y existen ciertas evidencias que sugieren que los suplementos de<br />

vitamina C y vitamina E, podrían reducir su riesgo. Múltiples estudios<br />

clínicos se han realizados para tratar de demostrar la efectividad de<br />

éstos antioxidantes en prevenir la PE. Recientemente se ha publicado<br />

un estudio clínico 35 , multicéntrico, controlado con placebo, donde<br />

participaron 25 hospitales con 2.410 <strong>mujer</strong>es identificadas como en<br />

riesgo creciente de PE. Se utilizó dosis de 1000 mg de vitamina C y 400<br />

IU de vitamina E diarias desde el segundo trimestre del embarazo hasta<br />

el parto. Se observó que los antioxidantes no previenen la PE en <strong>mujer</strong>es<br />

con riesgo, por el contrario, aumentaron el índice de recién nacidos con<br />

bajo peso al nacer, por esto, no se justifica su uso en el embarazo.<br />

Igualmente en un meta análisis 36 que involucró 6.533 pacientes, donde<br />

se incluyeron 10 estudios de alta calidad, que evaluaban la combinación<br />

de vitamina E y C, tampoco demostró beneficio con su uso. Por ello en<br />

la actualidad, no está justificada su administración en el embarazo.<br />

3.- Suplementos de calcio<br />

La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio 37 doble<br />

ciego, controlado con placebo, con 8.322 nulíparas, normotensas, con<br />

ingesta baja de calcio (menor de 600mg/día), a quien se les administró<br />

1,5 gr/día como suplemento de calcio. El estudio demostró que el<br />

calcio no previene la incidencia de PE, pero si redujo su severidad,<br />

en aproximadamente 25%, como es el riesgo de eclampsia, morbilidad<br />

y mortalidad materna y neonatal. Por otra parte, un meta análisis 38<br />

que recopiló 12 estudios clínicos de alta calidad y un total de 14.946<br />

202 203


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

<strong>mujer</strong>es, demostró que la administración de suplementos de calcio<br />

disminuye el riesgo de PE y la morbilidad y mortalidad materna. Por<br />

esto se recomienda su administración durante todo el embarazo.<br />

4.- Drogas antihipertensivas 30<br />

El tratamiento de elección en la PE severa es la interrupción inmediata<br />

del embarazo, sin embargo esta decisión tiene consecuencias<br />

potenciales sobre el feto, especialmente si está alejado del término<br />

(< 36 semanas), ya que se conduce a un alto índice de morbilidad y<br />

mortalidad neonatal como consecuencia de la prematuridad. Por ello,<br />

en embarazadas sin madurez pulmonar fetal, se plantea el tratamiento<br />

conservador, supervisado en un centro hospitalario, con monitoreo<br />

materno y fetal intensivo.<br />

La medicación antihipertensiva está indicada en <strong>mujer</strong>es con HTA<br />

severa o PE severa, para disminuir el riesgo materno de accidente<br />

cerebrovascular isquémico o hemorragia intracerebral. El riesgo del<br />

descenso exagerado de la presión arterial materna es la hipoperfusión<br />

de la unidad fetoplacentario, la cual ya está comprometida durante la<br />

hipertensión en el embarazo. Por este motivo, estudios en <strong>mujer</strong>es con<br />

PE leve, han demostrado escasos beneficios de la terapia farmacológica<br />

en éstos casos y sugieren, por el contrario, un mayor riesgo de retardo de<br />

crecimiento intrauterino (RCIU). Por esta razón, los grupos de trabajos<br />

sobre HTA y embarazo recomiendan iniciar la terapia antihipertensiva<br />

sólo cuando la presión arterial diastólica alcanza 100 mmHg o más 39 .<br />

La metildopa ha demostrado, a lo largo del tiempo, ser la droga más<br />

efectiva y segura durante el embarazo, la dosis total puede alcanzar<br />

2400 mg diarios, de ser necesario. Los betabloqueantes y el labetalol<br />

también son usados, pero su administración puede incrementar el<br />

riesgo de RCIU. Los bloqueantes de calcio, principalmente nifedipina<br />

y amlodipina, son una alternativa. Los inhibidores de la enzima<br />

convertidora de angiotensina (IECA) y los antagonistas de los<br />

receptores de angiotensina (ARA II), están contraindicados durante el<br />

embarazo, porque su administración ha demostrado falla renal neonatal<br />

y fetal, RCIU, oligohidramnios y muerte fetal. Los diuréticos se deben<br />

administrar con precaución, puesto que disminuyen la perfusión úteroplacentaria,<br />

con compromiso importante de la circulación fetal. El sulfato<br />

de magnesio es el anticonvulsivo de elección para la <strong>prevención</strong> de<br />

convulsiones en las pacientes con PE, con superioridad demostrada<br />

sobre la fenitoína.<br />

Después del parto o cesárea, las pacientes con PE deben seguir siendo<br />

monitoreadas durante 24-48 horas, puesto que el 25% de las eclampsias<br />

ocurren en puerperio. En la mayoría de las pacientes, la hipertensión<br />

se resuelve en las próximas horas a la interrupción del embarazo, sin<br />

embargo, existe un grupo de pacientes que puede persistir con cifras<br />

tensionales elevadas, por lo que deben ser evaluadas semanalmente,<br />

reduciendo progresivamente las dosis de la medicación antihipertensiva.<br />

Sin embargo, si la hipertensión se extiende por más de 6 semanas, se<br />

debe sospechar en un trastorno hipertensivo crónico.<br />

Resistencia a la insulina y diabetes en el<br />

embarazo<br />

La diabetes mellitus gestacional (DMG) es toda intolerancia a los hidratos<br />

de carbono, de severidad variable, que se inicia o reconoce por primera<br />

vez durante el embarazo. Este término se aplica independientemente del<br />

requerimiento o no del tratamiento con insulina, o de que la alteración<br />

persista o no después del embarazo 40 .<br />

Esta complicación ocurre, aproximadamente, en 14% de las<br />

embarazadas cada año. Se estima que 30 a 50% de las <strong>mujer</strong>es con<br />

historia de DMG, desarrollaran DM2 en los próximos 3 a 5 años 41 y el<br />

70% lo hará después de los 10 años 42 . Se estima que 10-31% de las<br />

<strong>mujer</strong>es que son diagnosticadas como DM2 tienen historia de DMG 43 .<br />

El diagnóstico de DMG se realiza en toda embarazada cuya glucemia<br />

en ayunas es igual o mayor a 105 mg/dL, en dos oportunidades, en<br />

cualquier momento del embarazo o en aquellas que presentan glucemia,<br />

2 horas después de una carga de 75 gr de glucosa, ≥ 140 mg/dL 40 .<br />

En el embarazo normal, la resistencia a la insulina y la dislipidemia,<br />

con aumento de triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad (LDL-C),<br />

ocurren después de la semana 20 de gestación y es debida a varios<br />

cambios hormonales como aumento en los niveles de estrógeno,<br />

progesterona, cortisol y lactógeno placentario humano. La acción<br />

de estas hormonas placentarias, contrarias a la insulina, son las<br />

responsables de la resistencia a la insulina y de la captación alterada<br />

de la glucosa por parte de los tejidos sensibles a la insulina. También<br />

son responsables de la disminución de los depósitos de glucógeno y<br />

del aumento de la producción hepática de glucosa, lo que finalmente<br />

produce hiperglucemia. Todos estos cambios hormonales y metabólicos<br />

son responsables del “estado diabetógeno” del embarazo 44 .<br />

La DMG generalmente se hace evidente durante la segunda mitad<br />

del embarazo (semana 24 de gestación) en <strong>mujer</strong>es que tienen algún<br />

grado de resistencia a la insulina preexistente. Las de mayor riesgo<br />

son aquellas con obesidad marcada, antecedentes familiares de DM2,<br />

recién nacidos previos macrosómicos o con elevado peso al nacer,<br />

antecedentes de abortos a repetición, mortinato, malformaciones<br />

congénitas o polihidramnios 45 .<br />

Las alteraciones metabólicas y cardiovasculares que incrementan el<br />

riesgo de DM2 y ECV confluyen juntas en el síndrome metabólico<br />

(SMet), caracterizado por adiposidad central, dislipidemia, hipertensión<br />

y glucemia elevada en ayunas 44 . Estas variables alteran la reactividad<br />

vascular, por lo que la resistencia a la insulina, hiperinsulinemia,<br />

204 205


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

dislipidemia y la obesidad, afectan la función endotelial. Varios estudios<br />

han demostrado evidencia de SMet en <strong>mujer</strong>es con historia de DMG 45-47 .<br />

Además las <strong>mujer</strong>es con historia de DMG tienen alta prevalencia de<br />

ECV en poblaciones con historia familiar de DM y aquellas con con<br />

antecedentes de DMG, experimentan eventos cardiovasculares a una<br />

edad más joven comparado con <strong>mujer</strong>es sin historia de DMG 48 .<br />

Así mismo, varios estudios han demostrado un exagerado incremento de<br />

la resistencia a la insulina en <strong>mujer</strong>es con antecedentes de hipertensión<br />

gestacional, similar a lo observado en pacientes con PE previa.<br />

Estos hallazgos confirman la asociación entre disfunción endotelial y<br />

resistencia a la insulina en <strong>mujer</strong>es sanas premenopáusicas, con historia<br />

de THE 49,50 . Simultáneamente también tienen mayores valores de ácidos<br />

grasos libres que los controles, por lo que se afecta negativamente la<br />

función endotelial, influyendo en la reactividad vascular y aumenta el<br />

riesgo de ECV 51 .<br />

Las medidas para prevenir la aparición de DMG, en las embarazadas<br />

con factores de riesgo para esta enfermedad cardiovascular incluyen 40 :<br />

1. Control del peso corporal y mantener una alimentación adecuada:<br />

Se recomienda evitar la ingesta de azúcares de fácil absorción<br />

y de harinas, así como evitar el consumo excesivo de grasas de<br />

origen animal. Está permitido la administración de edulcorantes<br />

durante el embarazo. Debe evitarse el aumento excesivo de peso<br />

puesto que esto aumenta aún más la resistencia a la insulina.<br />

2. Se sugiere realizar ejercicios aeróbicos moderados, de bajo<br />

impacto, como caminar, con los brazos o parte superior del<br />

tronco, los cuales son seguros al embarazo y no causan estrés<br />

fetal o contracciones uterinas y evitan el aumento excesivo de<br />

peso.<br />

3. Se debe mantener control de los niveles de lípidos plasmáticos,<br />

principalmente con el cumplimiento de pautas dietéticas y<br />

actividad física. La administración de hipolipemiantes no está<br />

aceptada durante el embarazo. Los suplementos de ácidos<br />

grasos poliinsaturados omega 3, son seguros y han demostrado<br />

beneficios en disminuir los niveles de triglicéridos.<br />

4. Los hipoglucemiantes orales están contraindicados en el<br />

embarazo y el tratamiento de elección en embarazadas<br />

diabéticas (diabetes pregestacional) o con DMG, es la<br />

insulina. Estudios clínicos controlados y prospectivos han<br />

demostrado que el tratamiento en la embarazada con DM<br />

reduce significativamente el resultado perinatal adverso 52,53 .<br />

La principal meta del tratamiento en la DM pregestacional y<br />

DMG es prevenir la hiperinsulinemia fetal y mejorar la función<br />

endotelial materna reduciendo los niveles elevados de glicemia<br />

materna. Esto se logra inicialmente con dieta y ejercicio pero las<br />

que requieren tratamiento adicional, la elección es la insulina 54 .<br />

Se recomienda preferiblemente la insulina humana por el<br />

menor riesgo de generar anticuerpos antiinsulina. También se<br />

ha aprobado el uso de análogos de la insulina de acción ultra<br />

rápida e intermedia como insulina lispro y asprat. Con respecto<br />

a la insulina de acción ultra lenta glargina, se han realizado<br />

varios estudios clínicos con buenos resultados, pero no se ha<br />

aprobado su uso durante el embarazo. Se han ensayado otras<br />

opciones terapéuticas para el tratamiento de la embarazada<br />

diabética, no siendo aún aprobada su administración por la FDA.<br />

Existen estudios clínicos controlados, comparados con insulina,<br />

con hipoglicemiantes orales como gliburide (glibenclamida) y<br />

metformina, que demuestran efectividad en el control glicémico<br />

sin evidenciar efectos fetales adversos, garantizando su<br />

seguridad en el embarazo 55,56 . El uso de los hipoglicemiantes<br />

orales en el embarazo, especialmente la metformina, se justifica<br />

por el riesgo de la insulina de producir hipoglicemia y aumento<br />

del apetito y del peso en la embarazada.<br />

5. En vista del riesgo de desarrollo futuro de DM2, especialmente<br />

en aquellas <strong>mujer</strong>es que ameritaron terapia con insulina, se<br />

recomienda realizar curva de tolerancia glucosada a quienes<br />

hayan tenido DMG, a las 6 semanas del postparto y luego cada<br />

año 48 .<br />

<strong>Enfermedad</strong> tromboembolica en el embarazo<br />

El embarazo es un factor de riesgo para tromboembolismo venoso<br />

(TEV), con un aumento 10 veces mayor comparado con el riesgo para<br />

las <strong>mujer</strong>es no embarazadas 57 . Se considera que el riesgo relativo que<br />

se produzca una trombosis venosa profunda aumenta a 1,8 durante el<br />

embarazo y 5,5 durante el puerperio, en comparación con <strong>mujer</strong>es no<br />

embarazadas 58,59 .<br />

El estado hipercoagulable se genera por alteraciones significativas en<br />

los factores fibrinolíticos y de la coagulación, por el daño endotelial<br />

y estasis venoso comunes en el embarazo. El fibrinógeno aumenta<br />

50%, los factores II (protrombina), V, VII, VIII, IX, X y XII, aumentan de<br />

forma significante. El nivel y la actividad de la antitrombina III pueden<br />

disminuir y durante el tercer trimestre hay reducción de la proteína S y<br />

de su actividad plasmática. El nivel del plasminógeno aumenta pero la<br />

actividad de la plasmina está notablemente reducida 57,58 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es con trombofilias heredadas o adquiridas, están<br />

particularmente en riesgo de TEV durante embarazo y la<br />

tromboprofilaxis es recomendable. La trombofilia también se asocia a<br />

otras complicaciones del embarazo, incluyendo pérdida fetal, PE, RCIU<br />

y desprendimiento prematuro de placenta 34 .<br />

206 207


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

La terapia anticoagulante está indicada durante el embarazo para la<br />

<strong>prevención</strong> y tratamiento del TEV, el embolismo sistémico en pacientes<br />

con válvulas cardíacas mecánicas y, en combinación con AAS, para<br />

la <strong>prevención</strong> de complicaciones del embarazo en pacientes con<br />

anticuerpos antifosfolípidos u otras trombofilias 34 .<br />

Los agentes antitrombóticos que tienen utilidad en el embarazo,<br />

incluyen:<br />

1. Heparinas no fraccionadas (HNF) y de bajo peso molecular<br />

(HBPM): Son los fármacos de elección porque no atraviesan la<br />

barrera placentaria y no han demostrado efectos teratogénicos<br />

ni mutagénicos en el feto. Las HBPM tienen potencialmente<br />

mayores ventajas que las HNF, ya que tienen mayor vida media<br />

plasmática, menor riesgo de causar trombocitopenia inducida<br />

por heparina y osteoporosis.<br />

2. AAS, administrado en dosis bajas (60 a 150mg/día) y después<br />

del primer trimestre de gestación es segura para el feto y<br />

la madre, puede tener un papel en la <strong>prevención</strong> de algunas<br />

complicaciones del embarazo, aunque su seguridad al final<br />

del embarazo es incierto, por lo que se recomienda su retiro a<br />

mediados del tercer trimestre de gestación.<br />

3. Los antagonistas de la vitamina K (warfarina) están contraindicados<br />

en el embarazo, puesto que tienen el potencial de causar<br />

sangrado en el feto y teratogenicidad. Su administración entre<br />

la semana 6 y 12 de gestación produce embriopatía, además de<br />

anormalidades en el sistema nervioso central fetal al exponerse<br />

a la droga durante cualquier trimestre del embarazo 60 .<br />

Las heparinas y la warfarina no son secretadas a la leche materna, por<br />

lo que su administración es segura durante la lactancia.<br />

Profilaxis del TEV 34<br />

En pacientes embarazadas con episodios previos de TEV sin factores<br />

de riesgo identificables o TEV desarrollado en un embarazo anterior<br />

o con antecedentes de trombofilia, se recomienda administrar durante<br />

todo el embarazo dosis profiláctica de HBPM (enoxaparina, 40 mg SC<br />

diaria o dalteparina 5000U SC diaria) o HNF (5000U SC cada 12 horas)<br />

más anticoagulación en puerperio durante 6 semanas, con warfarina<br />

ajustada al tiempo parcial de tromboplastina (TPT) (INR:2-3).<br />

En pacientes portadoras de trombofilia, con alto riesgo de trombosis en<br />

el embarazo por déficit de antitrombina III, componente homocigoto del<br />

gen de la protrombina G20210A y la mutación del factor V Leiden, con<br />

o sin historia de TEV, se recomienda dosis profiláctica intermedia de<br />

HBPM (enoxaparina 40mg SC c/12hr ó dalteparina 5000U c/12 horas)<br />

o dosis moderada de HNF ( 5000U SC cada 12 horas) durante todo el<br />

embarazo, más anticoagulación oral en puerperio.<br />

En pacientes con múltiples episodios de TEV y que reciben<br />

anticoagulantes orales ajustado al TPT, se sugiere la interrupción<br />

inmediata de la warfarina y el inicio de dosis ajustadas al peso de HPBM<br />

(enoxaparina 1mg/kg c/12 horas) o HNF (SC c/12 horas hasta alcanzar<br />

INR entre 2 a 3) durante el embarazo, seguidas de la anticoagulación<br />

oral postparto prolongada.<br />

En todas las <strong>mujer</strong>es con antecedentes de TEV, se recomienda el uso<br />

de medias elásticas de compresión graduada durante el embarazo y<br />

puerperio.<br />

Tratamiento del TEV 34<br />

En embarazadas con episodio agudo de TEV se recomienda dosis<br />

ajustada de HBPM (1mg/Kg peso c/12horas) durante el embarazo o HNF<br />

vía endovenosa (bolus seguido de infusión continua para mantener INR<br />

entre 2 y 3) durante 5 días, luego se mantiene dosis ajustada de HNF<br />

o HBPM durante el resto del embarazo. Los anticoagulantes orales se<br />

administran por 6 semanas en puerperio.<br />

Se recomienda descontinuar la HBPM o HNF, 12-24 horas antes de la<br />

inducción electiva del parto.<br />

Conclusiones<br />

Los trastornos hipertensivos del embarazo no sólo aumentan la<br />

morbimortalidad materna y fetal sino también incrementan el riesgo<br />

materno futuro de HTA, accidente cerebrovascular, síndrome metabólico<br />

y obesidad. En las pacientes con antecedentes de diabetes mellitus<br />

gestacional y de preeclampsia confluyen variables que confirman la<br />

asociación entre la disfunción endotelial y la resistencia a la insulina<br />

como factores de riesgo para eventos cardiovasculares maternos<br />

futuros.<br />

208 209


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Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

Prevención cardiovascular en niñas y<br />

adolescentes<br />

Dra. Livia Machado.<br />

Introducción<br />

La enfermedad cardiovascular se inicia en la etapa pre-natal, se<br />

desarrolla en las primeras décadas de la vida y se manifiesta en la<br />

etapa adulta, favoreciendo su transición a generaciones futuras, sobre<br />

todo en el caso de la <strong>mujer</strong> con enfermedad cardiovascular. La <strong>mujer</strong><br />

no solo transmite genéticamente la predisposición al desarrollo de la<br />

enfermedad cardiovascular, sino que además puede establecer a<br />

través de la educación en el hogar patrones de alimentación y conducta<br />

inapropiados para el desarrollo de esta patología. En nuestra población<br />

latinoamericana, la <strong>mujer</strong> es parte fundamental de la educación en el<br />

hogar, y si consideramos que nuestra población es principalmente<br />

joven, la <strong>prevención</strong> en la <strong>mujer</strong> se hace imperativa y toma mayor<br />

relevancia.<br />

Estudios anatomopatológicos han demostrado que la aterosclerosis<br />

comienza en la infancia y que la extensión del daño aterosclerótico para<br />

los niños y jóvenes se correlaciona con la presencia de los mismos<br />

factores de riesgo para enfermedad cardiovascular bien conocidos en<br />

niños 1 . Para la mayoría de los niños, el grado de alteración cardiovascular<br />

es leve, la velocidad de la progresión de la aterosclerosis es lenta,<br />

por lo cual la terapéutica debe ser preventiva, con énfasis en hábitos<br />

saludables de vida 2 .<br />

Por otro lado, las investigaciones en los últimos años han puesto<br />

en evidencia, en razón de la epigenética por mutilación del ADN o<br />

modificaciones en la cromatina o ambos, que la salud materna durante<br />

el embarazo influye notablemente en el estatus de salud del producto<br />

cuando joven o adulto 3,4 .<br />

Actualmente la <strong>mujer</strong> tiende a realizar más labores urbanas, modificando<br />

sus hábitos de alimentación e incorporando el estrés laboral como patrón<br />

de vida con lo cual aumenta su exposición o riesgo cardiovascular.<br />

Los beneficios que se inculcan a los niños con los hábitos benéficos<br />

asociados con la actividad física, el control de peso, las cifras bajas<br />

de presión arterial, los buenos hábitos de salud, tienden a mantenerse<br />

hasta la edad adulta 5 .<br />

Paciente pediátrico de alto riesgo 6,7<br />

En este grupo se incorporan aquellos pacientes que presentan<br />

una enfermedad que se manifiesta con un proceso aterosclerótico<br />

214 215


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

precoz e intenso, en ellos se evidencia la presencia de lesiones<br />

anatomopatológicas y disfunción endotelial y las recomendaciones para<br />

su identificación y control se resumen en la tabla 1.<br />

otros, que tienen marcada predisposición en el sexo femenino. La<br />

enfermedad cardíaca tiene una etiología multifactorial, secundaria a la<br />

enfermedad de base, la nefropatía secundaria y la terapia esteroidea e<br />

inmunosupresora.<br />

Factores de riesgo no modificables<br />

En consecuencia, deben recibir tratamiento como el estimado para el<br />

adulto con enfermedad cardiovascular y <strong>prevención</strong> secundaria.<br />

Algunas enfermedades pediátricas están asociadas a un proceso muy<br />

importante de aterosclerosis acelerada y eventos cardiovasculares<br />

coronarios, inclusive en las primeras décadas de la vida. Un ejemplo<br />

típico es la hipercolesterolemia familiar homocigota, enfermedad que<br />

cursa con un marcado aumento del LDL-C asociada a una elevada<br />

mortalidad por enfermedad cardiovascular en la primera década<br />

de la vida. Otras que se inician en la edad pediátrica y pueden<br />

producir aterosclerosis severa son: la hipercolesterolemia familiar<br />

homo o heterocigota, diabetes mellitus tipos 1 y 2, enfermedad renal<br />

crónica, trasplante de órganos o cardíaco, enfermedad de Kawasaki,<br />

enfermedad cardiovascular congénita, enfermedad inflamatoria crónica,<br />

sobrevivientes de cáncer en la infancia.<br />

La enfermedad inflamatoria crónica o cualquier patología pediátrica<br />

que amerite tratamiento con esteroides a dosis alta por larga data,<br />

tiene elevado riesgo cardiovascular. Es importante resaltar patologías<br />

como la artritis reumatoidea juvenil, lupus eritematoso sistémico, entre<br />

Antecedentes familiares. La presencia de enfermedad cardiovascular en<br />

los parientes de primer grado de consanguinidad [padres, abuelos (a) y<br />

tíos (a)]. sobre todo si se manifiesta antes de los 55 años, incrementa el<br />

riesgo en el paciente pediátrico<br />

Otros factores es la existencia de hipercolesterolemia familiar (valores de<br />

colesterol total mayores de 240 mg/dL en progenitores) e historia familiar<br />

de enfermedad cardiovascular diagnosticada en otras edades1.<br />

Maduración sexual y tendencias. En nuestra población la edad promedio<br />

de inicio puberal se inicia en los varones a los 11,5 años y en las niñas<br />

a los 10,7 años. La edad de la menarquia para la población venezolana<br />

se ha establecido a los 12,7 años con una variabilidad entre 10,7 y 14,6<br />

años. En una población normal los niños maduran a diferentes ritmos y<br />

la maduración temprana es más frecuente en las niñas. Por tanto, estas<br />

maduradoras tempranas aumentan su velocidad de crecimiento con<br />

aparición de los caracteres sexuales a una menor edad y por ende una<br />

menarquia más temprana, alcanzando su talla adulta a los 14 años 8 ,<br />

tienen mayor adiposidad que en el resto de los grupos con predominio de<br />

la grasa en el tronco y mayor riesgo a obesidad, síndrome metabólico y<br />

enfermedades CV; por lo cual es importante evaluar el estado nutricional<br />

con el fin de evitar el cierre epifisiario temprano 9 .<br />

Factores de riesgo modificables<br />

Obesidad y síndrome metabólico. Un 40% de las niñas y alrededor de<br />

70% de las adolescentes con obesidad mantienen esta condición hasta<br />

la adultez. Los factores de riesgo cardiovascular son más frecuentes<br />

en los niños o niñas obesas, especialmente cuando hay antecedentes<br />

familiares, los cuales mejoran con el manejo adecuado de peso. La<br />

obesidad en la infancia incrementa el riesgo de morbilidad y mortalidad<br />

por enfermedad cardiovascular en el adulto.<br />

Existen evidencias sustanciales que el síndrome metabólico tiene su<br />

origen en la infancia y la identificación temprana de los factores de riesgo<br />

cardiometabólico en sus etapas incipientes justifica la intervención<br />

precoz, con el fin de prevenir progresión y aparición de complicaciones 9 .<br />

Se ha determinado que la prevalencia de síndrome metabólico es del<br />

15,3% en niños, versus 25% en las niñas 10 .<br />

216 217


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

Otras patologías endocrinas de alto riesgo cardiometabólico pueden<br />

diagnosticarse en la infancia como el ovario poliquístico caracterizada<br />

por los rasgos dismórficos, estrías en piel y alteraciones en el ciclo<br />

menstrual como oligomenorrea o amenorrea.<br />

Dislipidemia. Estudios poblacionales longitudinales a gran escala<br />

establecen que los niveles de colesterol presentan una canalización<br />

a lo largo del tiempo, lo que significa que los niños portadores de<br />

niveles elevados de LDL-C son susceptibles de presentarlos también<br />

en la adultez con aparición precoz de lesiones ateroscleróticas. Se<br />

recomienda la determinación del perfil lipídico en niños y adolescentes<br />

de alto riesgo si cumplen alguno de los requisitos mencionados a<br />

continuación 6,11 :<br />

• En aquellos cuyos padres y/o abuelos hayan sido sometidos a<br />

intervención coronaria antes de los 55 años.<br />

• En aquellos con historia familiar de infarto del miocardio, angina<br />

de pecho, enfermedad arterial periférica o cerebral o muerte<br />

súbita antes de los 55 años.<br />

• La determinación del colesterol total debe realizarse en aquellos<br />

cuyos padres tengan valores elevados (>240 mg/dL) y completar<br />

con la medición de las otras fracciones lipídicas (LDL-C, HDL-C<br />

y TG) en aquellos con padres portadores de dislipidemia.<br />

• En aquellos donde se desconoce la historia familiar (padres<br />

y/o abuelos) o el paciente tiene dos o más factores de riesgo,<br />

incluyendo obesidad, HTA, tabaquismo, sedentarismo o<br />

diabetes. En caso de hipertrigliceridemia proceder a descartar la<br />

presencia de síndrome metabólico.<br />

• A todo niño con niveles de colesterol igual o mayor a 170 mg/<br />

dL (percentil 75 para la población venezolana) 12 , se le debe<br />

realizar las fracciones lipídicas para descartar la presencia de<br />

dislipidemia, determinar la etiología e iniciar cambios de estilo<br />

de vida.<br />

La terapéutica farmacológica, excepto en el grupo de alto riesgo, debe<br />

plantearse en caso que fallen las recomendaciones no farmacológicas<br />

y sólo en caso de varones mayores de 10 años o en niñas que hayan<br />

presentado la menarquia 13 .<br />

Todavía es controversial si la hipertrigliceridemia en la infancia es causa<br />

de enfermedad cardiovascular, pero las patologías asociadas a ella<br />

como la obesidad y la diabetes si lo son.<br />

Actividad física y sedentarismo. La participación en la práctica deportiva<br />

es fundamental en la instauración de hábitos saludables en los niños y<br />

<strong>prevención</strong> de los factores de riesgo para enfermedad CV. El deporte<br />

induce a la práctica de buenos hábitos como la alimentación balanceada<br />

y la disminución del sedentarismo. Desafortunadamente la práctica<br />

deportiva es generalmente menor en el sexo femenino 14 . El aumento de<br />

la actividad física se ha asociado con un incremento de la expectativa<br />

de vida y un descenso de riesgo para el desarrollo de enfermedad<br />

cardiovascular 15 .<br />

Las modificaciones de la dinámica familiar han ocasionado una mayor<br />

dependencia de las personas que quedan al cargo de los niños,<br />

guarderías, cuidadoras, lo cual limita la capacidad de los padres para<br />

su educación integral y restringe las actividades recreativas en las<br />

horas de ocio. A ello se suma la inseguridad social y las limitaciones<br />

de áreas para la recreación infantil en las ciudades. La atención de<br />

los niños actividades sedentarias como ver televisión, juegos de video,<br />

computadoras, internet comienza desde edades tan tempranas como la<br />

pre escolar y aumenta con el paso de los años 16 .<br />

Se debe enfatizar en una mayor actividad física, más que una mejoría<br />

súbita de la capacidad aeróbica, que debe alcanzar diariamente, como<br />

mínimo, 60 minutos y reducir el sedentarismo (televisión, computadoras,<br />

juegos de videos, entre otros) a menos de dos horas diarias 13 .<br />

Hipertensión arterial (HTA) en niños y adolescentes. Se define como la<br />

presencia de cifras de presión arterial (PA) sistólica y/o diastólica, por<br />

encima del percentil 95 para su edad y sexo, y de ser posible acorde a su<br />

estatura en, al menos, tres mediciones. La toma de la PA debe realizarse<br />

de rutina en todo niño mayor de 3 años, o en aquel que presente una<br />

patología relacionada con un incremento de las cifras tensionales. Los<br />

niños provenientes de familias hipertensas tienen cifras tensiónales<br />

más elevadas que los descendientes de familias normotensas. La PA<br />

se correlaciona en mayor grado entre las madres y sus niños que entre<br />

los padres y sus niños sugiriendo una influencia prenatal 17 .<br />

La PA elevada en el niño se considera un factor de riesgo para HTA<br />

y enfermedad cardiovascular en el adulto joven. El incremento de la<br />

obesidad en la población infantil ha propiciado una mayor frecuencia<br />

de HTA en niños y adolescentes.<br />

Alimentación<br />

Dietas inadecuadas, hiperproteicas y/o altas en grasas. Los trastornos<br />

alimentarios, como la bulimia y la anorexia son más frecuentes en la<br />

etapa escolar y puberal, además de ser más frecuentes en niñas, conduce<br />

a dietas no saludables conocidas como “Fad Diets”, así llamadas por<br />

ser de bajas calorías con edulcorantes y productos artificiales o mal<br />

balanceadas que producen una pérdida rápida de peso a expensas<br />

de líquidos, electrolitos y masa muscular, y el consumo de laxantes,<br />

estimulantes y diuréticos que incrementan el riesgo cardiovascular.<br />

La adopción de dietas inadecuadas favorece la deficiencia de macro y<br />

micronutrientes, algunos de ellos asociados a enfermedad cardiovascular.<br />

Por otro lado, se ha determinado que los malos hábitos de alimentación<br />

como una dieta rica en alimentos de alta densidad calórica, elevado<br />

218 219


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo IX Prevención en circunstancias especiales de la <strong>mujer</strong><br />

índice glucémico, grasas saturadas, bebidas calóricas no nutritivas; y<br />

baja en frutas frescas, vegetales y fibra soluble e insoluble conduce a<br />

favorecer el riesgo cardiometabólico 18 .<br />

La alimentación con lactancia materna, preferiblemente exclusiva<br />

durante los primeros seis meses, así como la introducción de nuevos<br />

alimentos a partir del sexto mes, ofrecen un factor protector para el<br />

desarrollo de la obesidad y otras enfermedades cardiometabólicas.<br />

Alimentación con soya. Las formulas de soya contienen fitoestrógenos,<br />

compuestos derivados de las plantas químicamente idénticos a los<br />

estrógenos humanos que estimulan la actividad de los receptores<br />

estrogénicos. Algunos estudios han cuestionado la utilización de<br />

la fórmula de soya en niñas basándose en la posibilidad de estar<br />

implicados en adelanto puberal. Se esperan estudios longitudinales<br />

más concluyentes para determinar el riesgo de adelanto puberal, riesgo<br />

cardiovascular y, por ende, envejecimiento precoz 19 .<br />

Otros condicionantes<br />

El tabaquismo y el incremento del consumo de alcohol en nuestros<br />

adolescentes son considerados como factor de riesgo para enfermedad<br />

cardiovascular. El humo del cigarrillo ha demostrado disminuir las<br />

concentraciones de HDL-C tanto en fumadores activos como en<br />

pasivos 20 .<br />

En la tabla 2 se resumen las estrategias que se pueden poner en<br />

marcha con la finalidad de promover una mejor salud cardiovascular en<br />

la población infantil y en adolescentes.<br />

Intervenciones farmacológicas<br />

Algunas terapias farmacológicas están reconocidas como factores<br />

de riesgo para enfermedad cardiovascular como los esteroides e<br />

inmunosupresores entre otros. Su uso desde las edades pediátricas<br />

generalmente se asocia a enfermedades crónicas, lo cual incrementa el<br />

riesgo CV para este grupo de pacientes. Otro grupo de fármaco de uso<br />

frecuente son los anticonceptivos orales, muchas veces sin prescripción<br />

médica.<br />

Conclusiones<br />

Es necesario minimizar los factores de riesgo de la población joven<br />

promoviendo cambios en el estilo de vida y reduciendo la aparición y<br />

progreso de la enfermedad cardiovascular.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

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220 221


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

14.<br />

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Capítulo X<br />

Condicionantes de mayor riesgo<br />

cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

• Anticonceptivos orales y factores de riesgo cardiovascular.<br />

Dra. Marisol Fernández, Dra. Rita Pizzi,<br />

Dra Mariella Bajares de Lilue.<br />

• Riesgo cardiovascular en la perimenopausia y menopausia.<br />

Dr. José Ramón Gómez Mancebo.<br />

• Terapia de reemplazo hormonal y enfermedad cardiovascular.<br />

Visión del ginecólogo.<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue, Dra. Rita Pizzi.<br />

• Trastornos psiquiátricos y su repercusión cardiovascular.<br />

Dra. Lilian Lafont, Dra. Norma Barreno.<br />

Anticonceptivos orales y factores de<br />

riesgo cardiovascular<br />

Dra. Marisol Fernández, Dra. Mariella Bajares de Lilue, Dra. Rita Pizzi.<br />

Introducción<br />

A pesar que los anticonceptivos orales (AO) son una de las prescripciones<br />

médicas más comunes en la edad reproductiva, existe preocupación<br />

acerca de sus efectos colaterales y ello constituye una de las principales<br />

razones para la interrupción de la medicación. Particularmente, las<br />

alteraciones en el metabolismo de la glucosa y lipoproteínas, así como<br />

de los factores de coagulación son motivo de estudio por su relación<br />

con el desarrollo de diabetes, enfermedad cardiovascular y riesgo de<br />

enfermedad tromboembólica<br />

Los anticonceptivos orales se usaron por primera vez en 1960 y el<br />

desarrollo de los mismos ha implicado dos cambios importantes 1 :<br />

1. La disminución de la dosis de etinil estradiol de la dosis de 150<br />

µg a 50 µg, 30-35 µg y 20 µg.<br />

Se denominan AO de alta dosis aquellos con > de 50 µg, y de<br />

baja dosis aquellos con < de 50 µg.<br />

2. Desarrollo de nuevos progestágenos:<br />

Los AO se clasifican en primera, segunda o tercera generación<br />

dependiendo del tipo de progestágeno. Los de primera generación<br />

contienen progestinas llamadas estranos como la noretindrona o el<br />

acetato de etinodiol, los de segunda generación contienen gonanos los<br />

cuales son más potentes para inhibir la ovulación con menos dosis<br />

de progestágeno, ellos son el levonorgestrel y el norgestimato. Los de<br />

222<br />

223


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

tercera generación son también derivados gonanos, como el desogestrel<br />

y el gestodeno pero con menor efecto androgénico y menos impacto<br />

metabólico.<br />

Recientemente una nueva generación de progestágenos derivados de<br />

la aldosterona, la drospirenona se ha incorporado a la anticoncepción<br />

oral.<br />

En este capítulo se revisa el impacto de los AO en el metabolismo de<br />

los lípidos, hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular (infarto del<br />

miocardio y enfermedad vascular cerebral), los factores de coagulación<br />

y el riesgo de enfermedad tromboembólica.<br />

Metabolismo de los lípidos<br />

Las alteraciones en el metabolismo de los lípidos asociadas al uso de<br />

AO han sido motivo de preocupación por la posibilidad de aumentar el<br />

riesgo cardiovascular.<br />

Los AO pueden modificar el perfil lipídico por vías genómicas, mediante<br />

una regulación de las apolipoproteínas hepáticas<br />

El etinilestradiol, administrado por vía oral a dosis iguales o mayores de<br />

50 ug, produce un incremento significativo y mantenido de las proteínas<br />

hepáticas dentro de las cuales se incluyen las proteínas transportadoras<br />

de hormonas sexuales (SHBG por sus siglas en inglés), de cortisol (CBG<br />

por sus siglas en inglés), de hormonas tiroideas (TBG por sus siglas<br />

en inglés), factores de coagulación, angiotensinógeno, así como de la<br />

renina proveniente del riñón 1 . Los efectos estrogénicos sobre los lípidos<br />

ocurren, principalmente, por el paso hepático obligatorio al ser ingeridos<br />

por vía oral. Producen una elevación significativa de los triglicéridos,<br />

reducen el colesterol total y los niveles de LDL-C. Adicionalmente,<br />

aumentan los niveles de HDL-C 2 .<br />

Los progestágenos tienen un efecto antagónico al de los estrógenos a<br />

través de varios mecanismos, incluyendo un aumento en la actividad de<br />

la lipoproteína lipasa hepática, la cual degrada el HDL-C.<br />

Los componentes progestacionales inicialmente fueron los derivados<br />

de la 19 nortestosterona (19 N), los cuales por su acción androgénica<br />

intrínseca antagonizan en forma variable el efecto de los estrógenos,<br />

mientras mayor sea el efecto androgénico, mas pronunciados serán los<br />

efectos negativos sobre las lipoproteínas protectoras<br />

Los avances en la anticoncepción oral con dosis de etinilestradiol hasta<br />

10 veces menor y la introducción de nuevos progestágenos con menor<br />

efecto androgénico y efecto antimineralocorticoide, han disminuido<br />

significativamente la influencia de estos esteroides sobre el metabolismo<br />

lipoproteico. Revisiones actuales reportan cambios mínimos del perfil<br />

lipídico, los cuales probablemente no contribuyan con el aumento de<br />

riesgo cardiovascular y protrombótico observado en algunas <strong>mujer</strong>es<br />

que consumen AO 3 .<br />

Hipertensión arterial<br />

Diversos estudios han señalado un incremento de la presión arterial (7<br />

a 8 mmHg en presión arterial sistólica, PAS) en <strong>mujer</strong>es normotensas<br />

usuarias de AO comparadas con no usuarias. El mecanismo del<br />

responsable parece involucrar al sistema renina-angiotensina, siendo<br />

el hallazgo mas consistente, la elevación del angiotensinógeno en<br />

plasma hasta 8 veces su valor normal con dosis alta de estrógeno 1 . En<br />

el “Estudio de las Enfermeras” se reportó aumento de la PA en usuarias<br />

de AO de dosis baja, con una incidencia de 41/10.000 4 . Se ha informado<br />

que los nuevos progestágenos con efecto antimineralocorticoide<br />

reducen los niveles de PA 5 .<br />

<strong>Enfermedad</strong>es cardiovasculares<br />

La relación de los AO con las enfermedades cardiovasculares ha<br />

sido investigada exhaustivamente. Algunos estudios han señalado un<br />

discreto aumento de estas afecciones. En <strong>mujer</strong>es sanas menores de 35<br />

años, no fumadoras, el riesgo de infarto del miocardio (IM) y accidente<br />

cerebrovascular (ACV) trombótico o hemorrágico no parece aumentar<br />

con el uso de AO de segunda y tercera generación, como se evidenció<br />

en el Estudio de las Enfermeras 6 . Sin embargo, existen publicaciones<br />

controversiales, como un meta- análisis 7 de estudios realizados entre<br />

1980 y 2002,que informa de un riesgo relativo para IM de 1,84 (IC 95%<br />

1,38-2,44) y de 2,12 (IC 95% 1,56-2,86) para ACV trombóticos con los<br />

AO de segunda generación. Otras cuatro publicaciones de estudios<br />

de casos y controles con AO de segunda y tercera generación 8-11 no<br />

encontraron aumento significativo de estos desenlaces.<br />

Varios estudios 8-12 reportan un menor riesgo para IM y ACV en <strong>mujer</strong>es<br />

que previamente usaron AO de dosis baja cuando se comparan con no<br />

usuarias.<br />

La hipertensión arterial y el consumo de cigarrillos son factores de riesgo<br />

independientes y aditivos con el uso de AO para infarto del miocardio y<br />

ACV trombóticos y hemorrágicos (tabla 1).<br />

224 225


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Un estudio reciente, prospectivo, realizado en Suecia, con un seguimiento<br />

de 11 años, no evidenció un incremento de infarto del miocardio en<br />

usuarias recientes o en el pasado de AO así como tampoco aumentó el<br />

riesgo en aquellas que tomaban AO por más de 15 años 13 . En el estudio<br />

Women´s Ischemia Syndrome Evaluation (WISE) 14 el uso pasado de<br />

AO se relacionó con una reducción del 2,4% de riesgo de enfermedad<br />

coronaria aterosclerótica.<br />

Los ACV trombóticos son muy raros en <strong>mujer</strong>es en edad reproductiva<br />

(6/1.000.000 en el grupo de 20-24 años, 10/1.000.000 en 30-34 años<br />

y 16/1.000.000 en 40-44 años). Los AO de dosis baja elevan el riesgo<br />

relativo de este evento a 2,2 (IC 95% 1,9-2,7). El riesgo relativo de ACV<br />

trombótico es 1,5 veces mayor en <strong>mujer</strong>es hipertensas que usan AO 15 .<br />

Factores de coagulación y riesgo de<br />

trombosis venosa<br />

El uso de AO induce cambios significativos sobre casi todos los<br />

parámetros hemostáticos y desde su introducción se le asocia con<br />

un riesgo aumentado de trombosis venosa 16 . El tromboembolismo<br />

venoso (TEV) incluye tanto la trombosis venosa profunda, el embolismo<br />

pulmonar y la trombosis del seno venoso cerebral.<br />

Los estrógenos juegan un papel importante en diversos procesos<br />

vasculares. En el endotelio vascular sano ejercen una acción protectora<br />

cardiocirculatoria y se ha descrito que son capaces de modular la<br />

expresión genética de la síntesis de algunos componentes del sistema<br />

hemostático 17 . Los progestágenos también tienen un rol importante<br />

en la regulación vasoactiva incrementando la distensibilidad de las<br />

venas, disminuyendo el flujo venoso y secundariamente causan éstasis<br />

sanguíneo 18 .<br />

Durante muchos años los efectos de los AO sobre los sistemas de<br />

coagulación y fibrinolítico han sido objeto de estudio, sin embargo, los<br />

mecanismos moleculares o celulares por los cuales los estrógenos y<br />

progesterona producen cambios en las variables hemostáticas no<br />

han podido ser dilucidados completamente y tampoco establecer la<br />

relación exacta con el aumento de riesgo de tromboembolismo venoso<br />

(TEV). Probablemente ambos efectos son consecuencia de la acción<br />

estrogénica más que del tipo de progestina 19 .<br />

En general, los AO tienen un efecto procoagulante ocasionado por un<br />

incremento de los factores de coagulación, causando un desequilibrio<br />

entre los sistemas de coagulación y fibrinolísis, así mismo, aumentan<br />

los complejos plasmina-antiplasmina de los productos de degradación<br />

de la fibrina, como el Dímero D (D-D) y de los fragmentos 1+2 de la<br />

protrombina, que es reflejo de una hiperfibrinolisis, probablemente<br />

compensatoria a la hiperactividad trombínica 17 .<br />

Diversos estudios reportan la presencia de niveles elevados de Factor<br />

VII, X, XIII, Protrombina, IX, Fibrinógeno, VIII y del factor von Willebrand<br />

en pacientes usuarias de AO 18-21 . Los niveles aumentados de fibrinógeno,<br />

protrombina y la disminución de proteína S y antitrombina III (ATIII) se<br />

consideran efectos protrombóticos. Mientras que los niveles elevados<br />

de proteína C, α1 antitripsina, plasminógeno y disminución del inhibidor<br />

del plasminógeno tisular (PAI) son efectos antitrombóticos.<br />

Muchos de los cambios hemostáticos como el efecto sobre la activación<br />

del Factor VII, fragmentos 1+2 de la protrombina, proteína S libre y total,<br />

activación de la ATIII y Dímero-D se han relacionado con la dosis de<br />

etinilestradiol (EE) 21 .<br />

Es importante destacar que existen diferencias interindividuales en<br />

cuanto a la magnitud de la respuesta a los AO sobre los parámetros<br />

hemostáticos. Afortunadamente todos estos efectos sobre el mecanismo<br />

de coagulación son reversibles y retornan a la normalidad tres meses<br />

después de suspender la medicación 22 .<br />

Un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)<br />

en 1995 23 , reportó que las usuarias de AO que contenían gestodeno<br />

o desogestrel tenían el doble de riesgo de sufrir TEV que las usuarias<br />

de progestágenos de segunda generación (levonorgestrel). Catorce<br />

años después, la publicación de dos estudios retrospectivos de cohorte<br />

(el estudio de los registros danés 25 y el estudio MEGA 26 ) reportaron<br />

un incremento del riesgo de trombosis venosa profunda en usuarias<br />

de gestodeno, desogestrel, acetato de ciproterona y drospirenona<br />

comparados con levonorgestrel. Después de varios años de controversia<br />

y múltiples estudios, la comunidad ginecológica concluyó que los<br />

estudios iniciales con gestodeno y desogestrel tenían varios sesgos<br />

que llevaban a conclusiones equivocadas, a saber:<br />

1. Sesgo por prescripción preferencial: Introducidos al mercado<br />

como menos androgénicos con lo cual fueron percibidos como<br />

drogas “mejores” o “más seguras”, por ende, prescritas a<br />

pacientes de mayor edad o con factores de riesgo.<br />

2. Sesgo de la usuaria saludable: Las pacientes con buena<br />

tolerancia a un AO, tienden a permanecer con éste y libres de<br />

efectos secundarios (usuaria saludable). Las que suspendían<br />

otros fármacos AO por múltiples razones, eran iniciadas con<br />

estos compuestos, y se convertían en una población que estaba<br />

en su primer año de uso, por lo tanto con mayor riesgo de TEV.<br />

Así, se comparaban poblaciones disímiles con riesgos para TEV<br />

también diferentes.<br />

En la actualidad aún continua el debate, el incremento del riesgo<br />

para TEV es dependiente de la dosis de estrógenos, sin embargo las<br />

pequeñas diferencias en relación a los progestágenos se ha basado<br />

solo en estudios observacionales que no ha conducido a un consenso<br />

definitivo 26-30 .<br />

226 227


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

El hallazgo más importante que se ha reportado en los últimos años en<br />

usuarias de AO es el relacionado con la presencia de una resistencia<br />

adquirida a la proteína C activada (PCA), mejor definida, como una<br />

disminución de la respuesta anticoagulante a la proteína C activada 31 .<br />

Esta alteración se hace evidente tres días después de iniciado el<br />

tratamiento y revierte fácilmente una vez suspendido. Diversas<br />

investigaciones han demostrado que este efecto es mas pronunciado<br />

en <strong>mujer</strong>es que usan AO de tercera generación comparadas con los<br />

de segunda generación, a su vez, la alteración es mayor en pacientes<br />

portadoras de la mutación factor V de Leiden, por lo tanto, la presencia<br />

de este defecto en ausencia de dicha mutación, debe ser considerado<br />

como un factor de riesgo independiente de TEV. Existen otras causas<br />

de resistencia a la PCA de origen adquirido tales como el síndrome<br />

antifosfolípido y niveles elevados del Factor VIII 31-35 .<br />

La incidencia de TEV es poco común en <strong>mujer</strong>es en edad reproductiva,<br />

con una frecuencia general en las menores de 50 años de 5 x 100.000<br />

<strong>mujer</strong>es/año. Los AO, aún los de dosis baja, aumentan el riesgo relativo<br />

de TEV en 3 ó 4 veces; sin embargo, dado lo poco frecuente de la<br />

patología ésta continúa teniendo una incidencia muy baja 28 .<br />

Cuando se asesoran pacientes es importante saber comunicar riesgos<br />

absolutos. Decirle a un paciente que los AO aumentan en 3-4 veces el<br />

riesgo relativo de sufrir TEV puede generar alarma; tranquilizaría saber<br />

que eso mismo significa que el riesgo absoluto o probabilidad de sufrir<br />

un TEV pasa de 5 x 100.000 a 15 x 100.000 <strong>mujer</strong>es/año, sin olvidar<br />

que el riesgo de una embarazada es de 60 x 100.000 <strong>mujer</strong>es /año 26-29 .<br />

Actualmente, se reconoce a la trombosis como un proceso multifactorial,<br />

donde pueden estar presentes diversos factores de riesgo como edad,<br />

obesidad, HTA o diabetes. En algunos casos también se puede asociar<br />

una predisposición genética o adquirida a TEV, como es el caso de<br />

la deficiencia de ATIII, proteína S, mutación Factor V de Leiden o de<br />

Protrombina y síndrome antifosfolípido con anticuerpos circulantes. En<br />

estos casos el riesgo de TEV es mayor en el primer año de uso de los<br />

AO y persiste con el uso de AO de baja dosis en una proporción 3-4<br />

veces mayor que la incidencia general. La alteración hereditaria de la<br />

coagulación más común es la mutación del Factor V Leiden. El portador<br />

heterocigoto tiene un riesgo de TEV entre 6 a 8 veces mayor, y puede<br />

aumentar hasta 30 veces con el régimen de AO. La aparición de TEV<br />

en los primeros meses después de iniciado el tratamiento con AO, debe<br />

hacer sospechar la presencia de este trastorno. Afortunadamente no es<br />

una mutación común, estando presente sólo en un 3-4 % de población<br />

de origen europeo. No está indicado realizar pruebas para detectar el<br />

desorden previo al uso de AO 36 .<br />

Anticoncepción hormonal en <strong>mujer</strong>es con riesgo<br />

cardiovascular elevado<br />

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos 37 elaboró una guía<br />

de recomendaciones para la prescripción de AO en <strong>mujer</strong>es con<br />

condiciones médicas especiales, entre las cuales están las siguientes:<br />

Hipertensión Arterial: si la paciente está bien controlada y es<br />

sana, menor de 35 años puede usar AO.<br />

Si la presión arterial no está controlada usar AO de sólo<br />

progestágenos o dispositivo intrauterino.<br />

Dislipidemia: Si el LDL-C > 160 mg/dL o con múltiples factores<br />

de riesgo cardiovascular se deben usar métodos contraceptivos<br />

no hormonales.<br />

Tabaquismo: si la <strong>mujer</strong> es fumadora y mayor de 35 años no<br />

usar anticonceptivos hormonales combinados.<br />

Mujer > 35 años: sana, no fumadora puede usar AO con<br />

dosis < 50 µg EE, y los puede continuar hasta la menopausia,<br />

evaluando el perfil riesgo beneficio periódicamente.<br />

Conclusiones 38<br />

1. Los AO de dosis baja no incrementan el riesgo de infarto del<br />

miocardio ni de ACV en las <strong>mujer</strong>es sanas, no fumadoras.<br />

2. El cigarrillo y la hipertensión arterial tienen un efecto de riesgo<br />

aditivo para enfermedad aterotrombótica en usuarias de AO.<br />

3. Los AO modifican los parámetros hemostáticos ejerciendo una<br />

acción procoagulante e hiperfibrinolítica.<br />

4. Los AO aumentan el riesgo de trombosis tanto arterial como<br />

venosa.<br />

5. El incremento de riesgo es atribuido al estrógeno de una manera<br />

dependiente de la dosis. Las progestinas no tienen un impacto<br />

significativo sobre los factores de coagulación.<br />

6. El antecedente personal o familiar de TEV es una contraindicación<br />

absoluta para el empleo de AO.<br />

7. Recordar el sinergismo entre los factores de riesgo al momento<br />

de prescribir AO.<br />

228 229


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

1.<br />

2.<br />

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230 231


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

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Riesgo cardiovascular en la<br />

perimenopausia y menopausia<br />

Dr. José Ramón Gómez Mancebo.<br />

Introducción<br />

Las enfermedades cardiovasculares se desarrollan en la <strong>mujer</strong>, en<br />

promedio 10 años más tarde que en los hombres, lo cual se atribuye a los<br />

efectos protectores de las hormonas sexuales femeninas, particularmente<br />

a los estrógenos, antes de la menopausia 1 y mundialmente son la causa<br />

más importante de muerte entre ellas, representando la tercera parte<br />

de los decesos 2 . En muchos países, más <strong>mujer</strong>es que hombres mueren<br />

diariamente por estas causas 3,4 .<br />

Aunque los eventos cardiovasculares son poco frecuentes en las <strong>mujer</strong>es<br />

pre-menopáusicas, su incidencia aumenta después de la década de los<br />

45 a los 54 años. En los países desarrollados se ha registrado una<br />

disminución de la prevalencia de la enfermedad cardiovascular general 5 ,<br />

pero en el caso de las <strong>mujer</strong>es más bien ha habido un incremento<br />

gradual 6,7 y el pronóstico de algunas de estas patologías es diferente de<br />

acuerdo al género como por ejemplo, la mortalidad a un año posterior al<br />

infarto del miocardio (IM) es mayor en las <strong>mujer</strong>es 7 , pero el pronóstico<br />

de IC en ellas es mejor 8 .<br />

Las enfermedades cardiovasculares están relacionadas con los factores<br />

de riesgo asociados, de manera que la evaluación de estos permitirá<br />

discriminar las diferencias de incidencia de las primeras, de acuerdo a<br />

los géneros.<br />

Diferencias entre los factores de riesgo para<br />

enfermedades cardiovasculares de acuerdo al<br />

sexo<br />

Factores de riesgo no modificables. No se ha determinado diferencia<br />

con la historia familiar, pero la aparente relación con la edad se debe<br />

más a los niveles de estrógenos que por el envejecimiento.<br />

La presencia de estrógenos en la <strong>mujer</strong> pre-menopáusica hace la<br />

diferencia protectora en relación a los hombres de edades comparables<br />

con ellas. Inmediatamente que ocurren los cambios de la menopausia,<br />

disminuyen los niveles de estrógenos, que se reflejan en los<br />

cambios del perfil de lípidos y el metabolismo de los carbohidratos 9 ,<br />

independientemente de la edad, pues ocurre de manera similar en la<br />

insuficiencia ovárica de aparición prematura.<br />

232 233


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Factores de riesgo modificables<br />

Hipertensión arterial (HTA). Su frecuencia es mayor en las <strong>mujer</strong>es<br />

postmenopáusicas. En Venezuela y Latinoamérica, esta prevalencia,<br />

igualmente aumenta a partir de los 50 años, pero además es la más<br />

alta del mundo 10 . Como poderoso factor de riesgo que es, la elevación<br />

de cada 20 mmHg de la presión arterial (PA) sistólica a partir de 115<br />

mmHg, aumenta en dos veces la incidencia de muerte por accidente<br />

cerebro vascular (ACV), enfermedad arterial coronaria (EAC) y otras<br />

causas de muerte vascular 11 .<br />

En la población adulta, la HTA es la enfermedad crónica más prevalente.<br />

A los 60 años, más del 80% de las <strong>mujer</strong>es son hipertensas 12 . Aparte<br />

de incrementar el riesgo de EAC y de ACV, la HTA puede producir daño<br />

vascular renal que aumenta el riesgo hasta producir enfermedad renal<br />

terminal.<br />

La PA es uno de los determinantes más poderosos del riesgo 13 , pero a<br />

pesar de su importancia, frecuentemente es subdiagnosticada, bien por<br />

razones de evaluación clínica o por defectos del equipo empleado 14 .<br />

Cuando es detectada, frecuentemente es mal tratada, por no insistir<br />

en los cambios generales del estilo de vida o por el uso inadecuado<br />

de drogas antihipertensivas 15 . No debe dejarse de lado la evaluación<br />

del riesgo del hipertenso, ya que aunque la HTA se define como<br />

valores mayores de 140/90 mmHg, el daño a órganos blanco (DOB)<br />

se inicia desde un umbral menor, y la asociación de factores de riesgo<br />

concomitantes, aun con valores de PA normal, aumenta el riesgo.<br />

Las guías de tratamiento, tanto del Joint National Committee en su<br />

séptimo reporte (JNC7) 16 , y sobre todo las guías europeas 17 reconocen<br />

que el riesgo del daño a órgano blanco debe tener un umbral flexible<br />

y dependiente del riesgo total de cada individuo, de ahí las tablas de<br />

valoración del riesgo que no sólo dependen del nivel de la PA, sino<br />

que también lo hacen del número de factores de riesgo y patologías<br />

asociadas que el individuo tenga.<br />

Además de los factores que comprenden el síndrome metabólico y la<br />

diabetes mellitus tipo 2, hay varios mecanismos de nivel molecular que<br />

pueden tener un rol en la mayor incidencia de hipertensión en la <strong>mujer</strong><br />

menopáusica 18 : el estrés oxidativo, los niveles de endotelina, la actividad<br />

del sistema nervioso simpático y la actividad de la renina plasmática<br />

aumentada. La disfunción endotelial resultante lleva a cambios del<br />

tono vasomotor, rigidez y remodelado arterial e inflamación, todos ellos<br />

pasos previos a la aterosclerosis y el DOB 19 .<br />

El sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) tiene un rol principal<br />

en la regulación del balance del sodio, del volumen de líquidos corporales<br />

y de la presión arterial 20 . La inhibición crónica a largo plazo del SRAA<br />

mediante inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina<br />

(IECA) o de antagonistas del receptor AT1 de angiotensina (ARA II),<br />

pueden prevenir la mayoría de los efectos dañinos sobre el sistema<br />

cardiovascular 21 .<br />

La aldosterona, ha estado implicada en la enfermedad cardiovascular,<br />

independientemente de la angiotensina II. El bloqueo del receptor<br />

de aldosterona impide la retención de agua y sodio, con control de<br />

hipertensión y previene el daño vascular y su fibrosis, las arritmias y<br />

la fibrosis cardíaca 22 . La espironolactona, un antagonista del receptor<br />

de aldosterona, ha demostrado la reducción del riesgo de morbilidad<br />

y muerte en pacientes con IC 23 . La eplerenona, otro antialdosterónico,<br />

ha demostrado los mismos beneficios en pacientes con disfunción<br />

sistólica del ventrículo izquierdo posterior a IM 24 . Una progestina,<br />

la drospirenona, es un antagonista del receptor de aldosterona con<br />

actividad antimineralocorticoide 25 , cuando se ha combinado con estradiol<br />

en terapia de reemplazo hormonal en <strong>mujer</strong>es perimenopáusicas,<br />

ha demostrado actividad antihipertensiva al igual que en <strong>mujer</strong>es<br />

diabéticas 26 . Sin embargo, no tiene efecto sobre la PA en <strong>mujer</strong>es<br />

normotensas 27 . La drospirenona puede ser el progestágeno de elección<br />

en la terapia hormonal, a fin de mejorar los síntomas climatéricos de las<br />

<strong>mujer</strong>es hipertensas postmenopáusicas 28 .<br />

La probabilidad de que la PA aumente con la terapia de reemplazo<br />

hormonal en <strong>mujer</strong>es menopáusicas hipertensas es baja 29 . Sin embargo,<br />

la mayoría de estas <strong>mujer</strong>es requerirá tratamiento antihipertensivo<br />

para llegar a sus valores meta. Aunque la reducción de la PA es<br />

importante y representa la causa de la mayoría de los beneficios, el<br />

tipo de antihipertensivo debe ser considerado 17 . En el estudio Anglo-<br />

Scandinavian Cardiac Outcomes Trial-Blood Pressure Lowering Arm<br />

(ASCOT-BPLA), el tratamiento de amlodipina/perindopril fue superior<br />

al de atenolol/diurético en las <strong>mujer</strong>es comparado al resultado de los<br />

hombres 30 , sin embargo, hay que tener en cuenta el reducido número de<br />

<strong>mujer</strong>es (23%). El uso de betabloqueadores ha cambiado recientemente,<br />

aunque permanece su indicación en los grupos hipertensos posteriores<br />

a IM y los que tengan taquiarritmias y debe evitarse en las <strong>mujer</strong>es<br />

en riesgo de síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2. Los<br />

inhibidores de ECA y los ARA II pueden ser muy apropiados en las<br />

hipertensas menopáusicas debido a la actividad aumentada del SRAA<br />

en este momento de la vida 31 , además son los agentes de elección en<br />

hipertensos con diabetes, pudiendo prevenir o demorar su aparición<br />

en individuos no diabéticos 32 . El evento adverso más destacado de los<br />

IECA es la tos no productiva que se hace intolerable 33 , la cual es rara<br />

con los ARA II.<br />

Tabaquismo.<br />

Los hombres han tenido tradicionalmente más posibilidades de fumar,<br />

sin embargo desde la década de los años 80, la brecha por el género<br />

se ha estrechado y se ha mantenido constante 34 . Las fumadoras tienen<br />

mayor riesgo relativo de IM que los fumadores, aún después de ajustar<br />

el resto de factores de riesgo presentes. Esto plantea la interrogante<br />

234 235


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

si el fumar puede ser más dañino a las <strong>mujer</strong>es en relación a la EAC,<br />

posiblemente por los constituyentes del humo que ejercen efectos antiestrogénicos<br />

35 . El tabaquismo es el responsable de la mayor cantidad<br />

de casos de EAC cuando se evaluó la asociación en conjunto con el uso<br />

de anticonceptivos 36 y dicha combinación puede incrementar el número<br />

de casos de IM en las <strong>mujer</strong>es mayores de 35 años 37 ; sin embargo, si<br />

se quitan los anticonceptivos orales, el número de casos en exceso es<br />

debido al tabaquismo 38 .<br />

El riesgo aumentado de trombosis asociada al tabaquismo parece<br />

deberse a un incremento de la agregación plaquetaria y a degeneración<br />

del endotelio vascular 39,40 . Entre las <strong>mujer</strong>es que utilizan anticonceptivos<br />

orales que contienen menos de 35 mcg de etinilestradiol, hubo un<br />

incremento significativo de los niveles de fibrinógeno y de fibrinopéptido<br />

A, tanto en fumadoras como en no fumadoras 41 ; a diferencia de estas<br />

últimas, las fumadoras no tienen un aumento compensatorio de la<br />

actividad de la antitrombina III, por lo cual los efectos procoagulantes<br />

de los anticonceptivos orales no tienen oposición 42 . En consecuencia, el<br />

uso de anticonceptivos orales, tanto actual o como antecedente, no se<br />

asocia con un gran incremento del riesgo de IM en las no fumadoras 43 ,<br />

pero se debe tener cuidado en prescribirlos en las fumadoras mayores<br />

de 34 años, y más aún en las que sobrepasan los 39 años 44 .<br />

El uso de anticonceptivos orales también se asocia al incremento de<br />

riesgo de ACV isquémico, especialmente en hábito de fumar intenso,<br />

aunque este riesgo aumentado debe ser considerado en el contexto de<br />

un riesgo cardiovascular absoluto muy bajo en este grupo poblacional,<br />

por ejemplo en el estudio de Mant y colaboradores, se calculó el número<br />

necesario de pacientes tratados para llegar a producir un ACV y se<br />

encontró que se necesitaban 5.880 <strong>mujer</strong>es tomando anticonceptivos<br />

orales durante un año para que apareciera un ACV 45 .<br />

Dislipidemia<br />

La dislipidemia confiere un riesgo relativo de cardiopatía isquémica similar<br />

para hombres y <strong>mujer</strong>es y se incrementa con la edad 46 . La disminución<br />

de colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) es un<br />

objetivo primario de protección 47 , sin dejar de lado a la concentración<br />

del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (HDL-C), por su<br />

correlación inversa con la incidencia de enfermedad cardiovascular 48 .<br />

En relación a los triglicéridos, el riesgo es significativamente mayor en<br />

las <strong>mujer</strong>es y disminuye con la edad 46 .<br />

El Tercer Panel del Adulto del Programa Nacional de Educación sobre<br />

el Colesterol (NCEP-ATP III por sus siglas en inglés) en Estados<br />

Unidos de América (EUA), en sus guías no diferencia el tratamiento<br />

de la dislipidemia entre hombres y <strong>mujer</strong>es 49 . Los cambios del estilo de<br />

vida han de ser implementados y con los objetivos terapéuticos bien<br />

determinados, las estatinas son el tratamiento de elección.<br />

El valor ideal de LDL-C se considera de acuerdo a la categoría de<br />

riesgo:<br />

• Menos de 130 mg/dL para riesgo bajo, es decir, aquellos<br />

pacientes con uno o ningún factor de riesgo para EAC.<br />

• Igual o menor de 100 mg/dL para los de riesgo intermedio<br />

(portadores de dos o más factores de riesgo, pero con menos<br />

del 20% de posibilidad de sufrir enfermedad cardiovascular en<br />

10 años).<br />

• Igual o menor de 70 mg/dL en pacientes de riesgo alto (portadores<br />

de EAC: historia de IM antiguo, EAC conocida o los equivalentes:<br />

enfermedad arterial periférica, aneurisma de aorta abdominal,<br />

enfermedad arterial carotídea , diabetes mellitus o riesgo para<br />

EAC mayor del 20% en 10 años) y muy alto (enfermos coronarios<br />

con más de 2 factores de riesgo que no se han controlado, o más<br />

de 3 factores de riesgo incluyendo diabetes mellitus o síndrome<br />

metabólico) 50 .<br />

Diabetes mellitus<br />

La prevalencia de diabetes aumenta con la edad y es mayor en <strong>mujer</strong>es<br />

que en hombres de grupos etarios mayores 51 . Los niveles de testosterona<br />

elevados en las <strong>mujer</strong>es aumentan la probabilidad de diabetes, mientras<br />

que el riesgo baja en hombres 52 . Las <strong>mujer</strong>es que han presentado<br />

diabetes gestacional están más propensas a desarrollar diabetes más<br />

tarde, a lo largo de sus vidas 53 . Se conoce que la diabetes aumenta<br />

significativamente el riesgo cardiovascular 54 . Como dato a recordar, los<br />

individuos con una curva de tolerancia glucosada a dos horas entre<br />

180 y 200 mg/dL (10,0 – 11,0 mmol/L), posee un riesgo de mortalidad<br />

cardiovascular similar que aquellos con diabetes 15 . El registro europeo<br />

de eventos coronarios 55 encontró que las <strong>mujer</strong>es con diabetes tuvieron<br />

más probabilidades de un IM con elevación del ST y más mortalidad<br />

que otras <strong>mujer</strong>es. El estudio EURO-ASPIRE de 4.437 pacientes con<br />

EAC demostró que la prevalencia de diabetes ya conocida, diabetes de<br />

primera aparición, o glucemia en ayunas alterada es similar en hombres<br />

(46%) y <strong>mujer</strong>es (47%) 56 , aunque el riesgo relativo de muerte por EAC<br />

y por IM no fatal atribuible a la diabetes es mayor en las <strong>mujer</strong>es 57,58<br />

y según el meta análisis de Kanaya y colaboradores, que incluyó 22<br />

estudios, tal riesgo relativo por muerte por EAC se asocia con diabetes<br />

en <strong>mujer</strong>es en un 50% más 57 .<br />

Obesidad<br />

Es un pronosticador de gran poder para muerte cardiovascular a través<br />

del incremento del índice de masa corporal 59 . El registro EUROASPIRE<br />

indicó que la obesidad y la obesidad central (definida como la cintura<br />

abdominal mayor de 88 cm en las <strong>mujer</strong>es y más de 102 cm en los<br />

hombres) es más prevalente en <strong>mujer</strong>es (70%) que en hombres<br />

(46%) con EAC 60 . La obesidad central se asocia con la transición<br />

menopáusica61. Incluso la ganancia de peso modesta durante el<br />

período adulto, se asocia con un mayor riesgo de morir en las <strong>mujer</strong>es,<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

independientemente de la actividad física. El índice de masa corporal<br />

mayor de 25 kg/m 2 y menos de tres horas de ejercicio por semana se<br />

relaciona con el 59% de las muertes cardiovasculares 62 .<br />

Síndrome metabólico<br />

Es un grupo de factores de riesgo cardiovascular y diabetes mellitus<br />

tipo 2 que incluyen la obesidad central, la regulación alterada de la<br />

glucosa (intolerancia/ insulina resistencia), hipertrigliceridemia, HDL-C<br />

bajo e hipertensión. La coexistencia de 3 o más de estos factores de<br />

riesgo constituye el síndrome metabólico incrementa la probabilidad<br />

del desarrollo de diabetes mellitus y de enfermedad coronaria y muerte<br />

cardiovascular. Basados en las definiciones de la NCEP-ATPIII 49 y de<br />

la IDF 63 , el registro EUROASPIRE encontró 56 y 72% de las <strong>mujer</strong>es,<br />

respectivamente, con síndrome metabólico en contraposición con 40<br />

y 59% de los hombres 60 . En las <strong>mujer</strong>es, el síndrome metabólico se<br />

caracteriza por tener más obesidad y menos HDL-C que los hombres y<br />

la sobreactividad simpática y los signos de inflamación que aumentan<br />

con la edad parecen relacionadas con la mayor prevalencia de la<br />

afección en ellas 64 .<br />

La preeclampsia además de ser un riesgo de EAC subsecuente 65 ,<br />

también es un factor de riesgo de síndrome metabólico 66 .<br />

Sedentarismo<br />

Se define como el gasto de energía menor del 10% de la ingerida al<br />

día, mediante la realización de actividades físicas de moderada o<br />

alta intensidad 67 , y es muy frecuente en <strong>mujer</strong>es de edad media 68 . La<br />

inactividad física es un factor que contribuye junto con el índice de masa<br />

corporal a la aparición de enfermedad arterial coronaria, especialmente<br />

en <strong>mujer</strong>es. El sedentarismo se combina frecuentemente con<br />

depresión 69 .<br />

La menopausia como un factor de riesgo<br />

cardiovascular<br />

La población femenina está envejeciendo. En los países europeos<br />

sobreviven a los hombres 70 ; datos de Europa occidental de 2002, indican<br />

que por cada 100 <strong>mujer</strong>es mayores de 60 años, solo hay 70 hombres 71 .<br />

Para fines del siglo XX, la situación fue menos favorable en los países<br />

en desarrollo: América Latina, África y la mitad sur de Asia donde menos<br />

del 10% de las <strong>mujer</strong>es llegaron a los 60 años 72 . El futuro es provisor,<br />

durante 2006, aún en los países más pobres, las <strong>mujer</strong>es sobreviven<br />

a los hombres 71 y en 2050, la expectativa de vida mejorará en todo el<br />

mundo y más del 30% de las <strong>mujer</strong>es serán mayores de 60 años 72 .<br />

Esto aumentará el número de <strong>mujer</strong>es en transición menopáusica. La<br />

edad de la menopausia no cambiará significativamente, por lo cual, las<br />

<strong>mujer</strong>es en el futuro vivirán más de una tercera parte de sus vidas en<br />

post-menopausia 28 .<br />

La pérdida de la actividad folicular de los ovarios genéticamente<br />

programada, conlleva a la disminución de péptidos gonadales y la<br />

inhibina, incrementándose los niveles de hormona estimuladora de los<br />

folículos (FSH) y la declinación de la producción de estrógenos en la<br />

menopausia 73 .<br />

Uno de los síntomas más frecuentes y molestos de las <strong>mujer</strong>es<br />

perimenopáusicas son las oleadas de calor (“calorones”) y los sudores<br />

nocturnos, aún más severos entre los 6 y 12 meses después de la<br />

última menstruación 74 , pero pueden persistir por muchos años 74,75,76 . El<br />

reemplazo hormonal reduce rápidamente la intensidad y la severidad de<br />

estos síntomas 77 . El reemplazo con estrógenos es aún la terapia más<br />

confiable y efectiva para los síntomas vasomotores. Otras alternativas,<br />

como las isoflavonas de soya tienen menos beneficios 78 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas se quejan de que su calidad de vida<br />

disminuye debido a los síntomas físicos y la aparición de ansiedad y<br />

depresión 79 , pero la sustitución hormonal la mejora 80 . A corto plazo,<br />

esta estrategia aumenta la calidad de vida de este grupo de <strong>mujer</strong>es 81 .<br />

Después del reporte del estudio Women’s Health Initiative (WHI) 82 ,<br />

la Sociedad Internacional de Menopausia, indicó que no hay nuevas<br />

razones para limitar la duración de la terapia de reemplazo 83 y que<br />

tampoco había justificación para el cese arbitrario de tal tratamiento en<br />

las <strong>mujer</strong>es que la habían iniciado durante la transición menopáusica y<br />

se mantenían libres de síntomas por las hormonas.<br />

La incidencia anual de enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

varía de acuerdo a su relación con la menopausia 84 . En la <strong>mujer</strong><br />

perimenopáusica que no recibe reemplazo hormonal, se produce<br />

ganancia de peso 85 , debido a un incremento de la grasa corporal, que se<br />

concentra en el abdomen, del tipo androide, más que en el subcutáneo,<br />

que corresponde al tipo ginecoide. Tal acumulación de grasa tiende a<br />

reducir la sensibilidad a la insulina e incrementar la PA sistólica 86 . En<br />

este momento se produce una disminución del HDL-C y un aumento del<br />

LDL-C, lo cual contribuye al incremento de la EAC 87 . En la menopausia<br />

aumenta la presión sistólica y diastólica 88 , aunque la primera se considera<br />

como un factor de predicción más importante que la diastólica 89 . Para<br />

este momento también ocurre un grado leve de resistencia a la insulina,<br />

lo cual lleva al aumento de los niveles de glucosa plasmática 90 . Todos<br />

estos cambios obligan al médico a mantener los valores de PA, lípidos<br />

y glucemia controlados para disminuir el riesgo cardiovascular en la<br />

<strong>mujer</strong> post-menopáusica.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Cuantificación del riesgo cardiovascular en la<br />

<strong>mujer</strong> perimenopáusica<br />

La identificación de los factores de riesgo es un punto crucial antes<br />

de cualquier terapéutica, incluyendo el reemplazo hormonal, y la <strong>mujer</strong><br />

debe ser evaluada regularmente para identificar la aparición de cualquier<br />

indicio de riesgo cardiovascular. Puntos en contra incluyen la menor<br />

participación de las <strong>mujer</strong>es en los programas de investigación y la<br />

menor probabilidad de las <strong>mujer</strong>es que los hombres en la identificación<br />

de los factores de riesgo.<br />

Todas las <strong>mujer</strong>es perimenopáusicas que busquen ayuda médica<br />

debido a los síntomas necesitan ser evaluadas regularmente desde el<br />

punto de vista del riesgo cardiovascular y de las posibles complicaciones<br />

si ya existe la enfermedad. Es de gran ayuda una detallada historia<br />

clínica con la determinación de los antecedentes, sobre todo durante la<br />

gestación (diabetes e hipertensión), tabaquismo e ingesta de alcohol,<br />

antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular. Las <strong>mujer</strong>es<br />

con preeclampsia/eclampsia tienen más probabilidades de desarrollar<br />

hipertensión y enfermedad cerebrovascular 91,92 .<br />

Los síndromes placentarios maternos en combinación con los factores<br />

de riesgo cardiovascular tradicionales, tales como la hipertensión o la<br />

diabetes antes del embarazo, la obesidad, la dislipidemia o el síndrome<br />

metabólico pueden ser aditivos para definir el riesgo cardiovascular en<br />

las <strong>mujer</strong>es 92 . A todas debe determinársele la PA de acuerdo a las guías,<br />

la presencia de obesidad central, dislipidemia y glucemia en ayunas.<br />

Las guías de Framingham y las europeas a través de las tablas SCORE,<br />

aportan la posibilidad de determinar el riesgo cardiovascular en los<br />

siguientes 10 años 93 . La estratificación con la guía de Framingham tiene<br />

limitaciones en diversas poblaciones de <strong>mujer</strong>es, sobre todo cuando<br />

se trata del estrecho tiempo de proyección a 10 años para el riesgo<br />

de infarto y enfermedad arterial coronaria, falta de inclusión de historia<br />

familiar, sobreestimación o subestimación de riesgo en poblaciones de<br />

raza no blanca y la detección de enfermedad subclínica entre <strong>mujer</strong>es<br />

con riesgo determinado como bajo 94 . El riesgo global de Framingham<br />

>20% identifica a la <strong>mujer</strong> en alto riesgo, pero un riesgo menor no es<br />

suficiente para asegurar que tal <strong>mujer</strong> está en bajo riesgo, porque incluso<br />

la presencia de un solo factor de riesgo a los 50 años se asocia con un<br />

aumento sustancial del riesgo absoluto de por vida para enfermedad<br />

cardiovascular y a una sobrevida menor 95 . En el caso del SCORE, el<br />

sistema se deriva de los datos de 12 estudios europeos tipo cohorte, que<br />

involucraron a 93.298 <strong>mujer</strong>es a las cuales se les tomó la PA sistólica<br />

y el colesterol sérico, relacionándolos con la edad, con el objeto de<br />

establecer el riesgo absoluto en los países europeos de alto y bajo<br />

riesgo 93 . Las guías Framingham, basadas en la epidemiología de EUA,<br />

pueden sobreestimar el riesgo en su aplicación a otras poblaciones,<br />

aunque siguen siendo adecuadas para obtener su estimación.<br />

Debido al retardo temporal en la incidencia de eventos cardiovasculares<br />

en las <strong>mujer</strong>es, particularmente los eventos fatales, la estimación<br />

absoluta del riesgo en la perimenopausia o en el inicio de la menopausia<br />

suele ser baja con la posibilidad de disfrazar grandes aumentos del<br />

riesgo relativo. Para evitar tales problemas, la tabla SCORE debe ser<br />

utilizada para estimar el riesgo proyectado para la edad de 60 años<br />

en pacientes con un perfil de riesgo no saludable, pero con un nivel<br />

absoluto de riesgo bajo. También el SCORE puede subestimar el<br />

riesgo en pacientes con HDL-C bajo, triglicéridos elevados, tolerancia<br />

glucosada alterada y elevados niveles de inflamación, que son todos<br />

elementos del síndrome metabólico, y además elementos del riesgo<br />

cardiovascular de las <strong>mujer</strong>es perimenopáusicas, pero que no son<br />

tomados en cuenta, al igual que la presencia de diabetes, que además<br />

es relativamente más importante en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres 96 .<br />

Por otro lado, una <strong>mujer</strong> que tiene calcificación de las coronarias o<br />

aumento del grosor intima media carotídeo con un riesgo absoluto bajo<br />

en las tablas de Framingham o SCORE, realmente debe estar en riesgo<br />

intermedio o alto para un futuro evento cardiovascular.<br />

El estudio INTERHEART evaluó aproximadamente 15.000 pacientes,<br />

de los cuales 25% fueron <strong>mujer</strong>es, con IM agudo en 52 países. Se<br />

encontraron nueve factores de riesgo relacionados con el 90% de<br />

los casos: tabaquismo, dislipidemia, hipertensión, diabetes, obesidad<br />

abdominal, sedentarismo, bajo consumo de frutas y vegetales frescos,<br />

ingesta excesiva de alcohol y la presencia de estrés o depresión 97 .<br />

Un meta análisis de tres grandes ensayos que acumularon 380.000<br />

pacientes demostró, de igual manera, que el 90% de ellos con<br />

enfermedad arterial coronaria conocida tenían como antecedente al<br />

menos uno de los factores de riesgo mayores, incluyendo hipertensión,<br />

dislipidemia, tabaquismo o diabetes 98 .<br />

Pruebas para detectar enfermedad cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

La evaluación de angina, mediante la prueba de ejercicio, la<br />

ecocardiografía de estrés o la gammagrafía, y la angiografía si es<br />

considerada, también es de gran importancia en la <strong>mujer</strong> perimenopáusica<br />

con dolor torácico, ya que permiten agregar predicción de muerte o<br />

IM no fatal 99 . Sin embargo, cada una de estas pruebas tiene diferente<br />

sensibilidad y especificidad en la detección de la EAC (tabla 1).<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

La literatura médica indica que muchas de estos exámenes pueden tener<br />

una precisión diagnóstica menor en las <strong>mujer</strong>es que en los hombres. La<br />

especificidad de la prueba de esfuerzo para detectar EAC es menor en<br />

las <strong>mujer</strong>es que en los hombres (64% vs 74%) 100 , con mayor incidencia<br />

de falsos positivos. El problema parece responder al hecho de que en<br />

las <strong>mujer</strong>es existe más posibilidad de la enfermedad de un vaso único<br />

y menor incidencia de enfermedad de tres vasos o de la coronaria<br />

principal, cuando se comparan con las mismas edades 101 . De acuerdo<br />

con la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés),<br />

la prueba de esfuerzo no es particularmente sensible y específica para<br />

detectar la EAC de un solo vaso, que es el tipo más común de las<br />

<strong>mujer</strong>es. En las <strong>mujer</strong>es mayores de 75 años, la presencia de una<br />

prueba positiva con angina se asocia con una mortalidad absoluta<br />

similar o aún mayor que en los hombres 102 .<br />

Diferencias en las respuestas al tratamiento<br />

cardiovascular de acuerdo al sexo<br />

Las <strong>mujer</strong>es han sido sub-representadas en los ensayos clínicos<br />

y la mayoría de nuestro conocimiento sobre fisiopatología de las<br />

enfermedades cardiovasculares se obtuvo a través de estudios de<br />

hombres, pero hay diferencias en el tamaño cardíaco y en los cambios<br />

en la masa del ventrículo izquierdo en respuesta a la edad y al estímulo<br />

de hipertrofia entre los hombres y <strong>mujer</strong>es 103 . Hay también evidencias<br />

de variabilidad en la farmacocinética y farmacodinamia 72 . Aún persiste<br />

la necesidad de ensayos clínicos dedicados exclusivamente a las<br />

<strong>mujer</strong>es o que ingresen suficientes <strong>mujer</strong>es que permitan un análisis<br />

predeterminado 104 . En subestudios como el Digitalis Investigation<br />

Group (DIG), las <strong>mujer</strong>es con IC y disfunción del ventrículo izquierdo, la<br />

digoxina se asocia a un aumento del riesgo de morir 105 .<br />

La aspirina reduce el riesgo de eventos cardiovasculares compuestos<br />

debido a sus efectos sobre el ACV isquémico en las <strong>mujer</strong>es y sobre el<br />

IM en los hombres 106 .<br />

A pesar de la importancia del reconocimiento y tratamiento rápido<br />

de la enfermedad cardiovascular y de las diferencias que se han<br />

mencionado, las propias <strong>mujer</strong>es comúnmente subestiman su riesgo.<br />

En 1997, la AHA realizó una encuesta y encontró que sólo 7% de las<br />

<strong>mujer</strong>es consideraron la enfermedad cardiovascular como su riesgo<br />

más importante de salud y muerte. Menos de una tercera parte de las<br />

<strong>mujer</strong>es pensaban que estas enfermedades eran las más importantes<br />

responsables de las muertes, porque la mayoría creían que lo era el<br />

cáncer de mama 107-109 .<br />

Conclusiones<br />

La relación entre menopausia y riesgo cardiovascular está claramente<br />

establecida, como se resume a continuación:<br />

• El aumento de la incidencia de la morbilidad cardiovascular en la<br />

<strong>mujer</strong>, sobre todo el infarto del miocardio y la angina de pecho,<br />

coincide con la menopausia.<br />

• El riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong> asociado a los factores de<br />

riesgo: HTA, hipertrigliceridemia y diabetes mellitus, aumenta en<br />

la menopausia.<br />

• El riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong>, al igual que en el hombre,<br />

ha de evaluarse en todo momento.<br />

• La <strong>mujer</strong> perimenopáusica tiene mayor posibilidad de sufrir<br />

hipertensión y debe requerir medidas de control para reducir la<br />

incidencia de daño a órganos blanco, incluso en elevaciones de<br />

presión arterial leves.<br />

• Igualmente, las modificaciones en la distribución de la grasa<br />

corporal, el aumento de peso y el incremento de la resistencia a<br />

la insulina implican un mayor riesgo de síndrome metabólico y<br />

diabetes tipo 2.<br />

• Los cambios en el estilo de vida y la intervención farmacológica<br />

son necesarios para minimizar el riesgo cardiovascular en la<br />

perimenopausia.<br />

• El tratamiento de la hipertensión arterial con los IECA o ARA II<br />

puede ser particularmente apropiado.<br />

• Las estatinas deben conformar la terapia de primera línea en<br />

el tratamiento hipolipemiante con las metas claras de cada<br />

componente de los lípidos séricos<br />

• En la necesidad de descartar EAC en la <strong>mujer</strong>, es importante<br />

tener en cuenta la capacidad del método a escoger.<br />

1.<br />

2.<br />

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Terapia de reemplazo hormonal y<br />

enfermedad cardiovascular:<br />

visión del ginecólogo<br />

Dra. Mariella Bajares de Lilue, Dra. Rita Pizzi La Veglia<br />

Introducción<br />

La incidencia de la enfermedad cardiovascular (ECV) aumenta con la<br />

edad tanto en <strong>mujer</strong>es como en hombres, sin embargo, en las <strong>mujer</strong>es<br />

hay un aumento adicional debido a la menopausia 1 .<br />

La ECV es la principal causa de muerte en la <strong>mujer</strong> siendo responsables<br />

del 35,7% de las mismas Estados Unidos 2 . Igualmente en Venezuela,<br />

ocupa el primer lugar en las mayores de 45 años y la probabilidad de<br />

morir por infarto agudo del miocardio en ellas es 6 veces mayor que la<br />

probabilidad de morir por cáncer de mama 1 .<br />

Siendo el ginecólogo el médico de atención primaria de la <strong>mujer</strong>, su<br />

participación en la <strong>prevención</strong> de las ECV es de capital importancia.<br />

Cambios metabólicos durante la menopausia<br />

La falta de estrógenos en la <strong>mujer</strong> posmenopáusica condiciona la<br />

aparición de factores de riesgo adicionales para el desarrollo de<br />

enfermedad cardiovascular y los principales cambios relativos al<br />

hipoestrogenismo son 3 :<br />

• Incremento de la lipogénesis vinculado con el aumento de la<br />

actividad de la lipoproteína lipasa.<br />

• Aumento en el nivel de colesterol total, del LDL-C, de los<br />

triglicéridos y de la homocisteína.<br />

• Disminución de la actividad del óxido nítrico y del factor de<br />

crecimiento vascular endotelial.<br />

• Reducción de prostaglandinas con capacidad de inducir<br />

vasodilatación y aumento del nivel del tromboxano A2 con<br />

capacidad vasoconstrictora.<br />

En los primeros años de la menopausia hay un aumento de peso y<br />

un cambio en la distribución de la grasa corporal, caracterizado por<br />

un aumento de la grasa abdomino-visceral. Este patrón anormal de<br />

la composición corporal se ha asociado con diversas complicaciones<br />

metabólicas como: dislipidemia, resistencia a la insulina, síndrome<br />

metabólico, diabetes mellitus tipo 2 (DM2), hipertensión arterial (HTA)<br />

con el consiguiente aumento del riesgo de enfermedad arterial coronaria<br />

(EAC) 1 .La prevalencia global del síndrome metabólico aumenta después<br />

de la menopausia y alcanza hasta un 56% en la séptima década 4 .<br />

Algunos estudios han indicado que la terapia hormonal (TH),<br />

250 251


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

independientemente de la ruta de administración y del progestágeno,<br />

disminuye la grasa abdomino-visceral; este efecto es más marcado<br />

en <strong>mujer</strong>es con circunferencia abdominal mayor de 88 cm 2 . Al mejorar<br />

la composición corporal, puede mejorar la resistencia a la insulina y<br />

disminuir el riesgo de desarrollar DM2 de novo. De hecho, en el estudio<br />

Women’s Health Initiative (WHI) 5 y los subsiguientes, se demostró<br />

que la TH disminuía la aparición de nuevos casos de DM2. La DM2<br />

también aumenta su prevalencia en la posmenopausia, probablemente<br />

relacionado a los cambios metabólicos citados anteriormente y a otros<br />

factores como la predisposición genética, el sedentarismo y los hábitos<br />

alimentarios poco saludables 1 .<br />

Aspectos diferenciales en la TH<br />

El efecto de los estrógenos, difiere de acuerdo a la edad y a la condición<br />

vascular. En la <strong>mujer</strong> perimenopáusica con arterias aparentemente<br />

sanas, el uso de estrógenos puede reducir la progresión de la<br />

aterosclerosis subclínica, mientras que en las <strong>mujer</strong>es de mayor edad,<br />

aumenta la hipercoagulabilidad y tendencia trombogénica favoreciendo<br />

el desarrollo de la placa y su inestabilidad con la subsiguiente producción<br />

de eventos clínicos cardiovasculares 1 .<br />

Diversos estudios epidemiológicos y de observación, en la década<br />

de los 90, tanto en <strong>prevención</strong> primaria como secundaria reportaron<br />

consistentemente una reducción del 40% al 50% de eventos<br />

cardiovasculares en las <strong>mujer</strong>es posmenopáusicas usuarias de TH,<br />

entre ellos el Nurses Health Study reportó una reducción del riesgo<br />

relativo del 39% (reducción de riesgo [RR]: 0,61; 0,45-0,82) 3 .<br />

Contrariamente, los ensayos clínicos aleatorios de intervención como<br />

WHI, Heart and Estrogen/Progestin Replacement Study I (HERS) 6 ,<br />

Heart and Estrogen/Progestin Replacement Study follow-up (HERS<br />

II) 7 , no demostraron este beneficio y sus resultados indicaron que la<br />

TH no debe ser utilizada para <strong>prevención</strong> cardiovascular primaria o<br />

secundaria.<br />

El estudio WHI reportó un incremento del riesgo de ECV en el grupo<br />

de usuarias de terapia combinada estrógenos-progestinas (RR 1,29;<br />

1,02-1,63) pero no en el grupo de terapia con estrógenos solos (RR<br />

0,99; 0,80- 1,22) 7 .<br />

En análisis posteriores de diferentes categorías de edad y tiempo de<br />

inicio de la menopausia, se demostró que el inicio precoz del tratamiento<br />

(menos de 10 años) estuvo asociado con menor índice de eventos<br />

finales como infarto del miocardio (IM), revascularización de arterias<br />

coronarias y muerte coronaria (RR 0,89; IC 0,50 -1,50) 9 . El número<br />

absoluto de <strong>mujer</strong>es que podrían beneficiarse o ser perjudicadas por<br />

la TH en el grupo de 50-59 años fue de 0-1 caso extra/1.000 <strong>mujer</strong>es/<br />

año de uso hormonal (RR 1,27; 0,75-2,20); por tanto, se considera<br />

que las <strong>mujer</strong>es sanas en esta etapa temprana de la menopausia no<br />

deberían preocuparse por los riesgos atribuidos a la TH, los cuales hoy<br />

día parecen ser irrelevantes.<br />

El aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular en <strong>mujer</strong>es de mayor<br />

edad (con más de 10 años de menopausia) junto con el mayor riesgo para<br />

enfermedad vascular cerebral, cáncer de mama y tromboembolismo<br />

pulmonar debe considerarse como una contraindicación absoluta del<br />

uso de hormonas en este subgrupo etareo. A pesar de demostrarse que<br />

el inicio temprano de la TH no está asociado con un riesgo aumentado<br />

de enfermedad cardiovascular, la misma no debe ser utilizada como<br />

<strong>prevención</strong> primaria.<br />

En relación a la <strong>prevención</strong> cardiovascular secundaria, en el HERS 5<br />

se presentó un aumento en el riesgo de eventos cardiovasculares<br />

durante el primer año del estudio (RR 1,52; 1,01-2,29), que se igualó al<br />

placebo en los años siguientes.<br />

Estos hallazgos aunque no han sido comprobados en otros estudios<br />

indican que la TH no beneficia la evolución de la enfermedad<br />

cardiovascular y por lo tanto la misma está absolutamente contraindicada<br />

en este grupo de pacientes 10 .<br />

Estudios aleatorios, actualmente en curso como el Early vs. Late<br />

Intervention Trial (ELITE) 11 , está evaluando el impacto de la TH cuando<br />

se inicia en la pacientes con menos de 6 años de menopausia vs el<br />

inicio tardío de la misma. El estudio Kronos Early Estrogen Prevention<br />

Study (KEEP) 12 , que finalizará en el 2010, analiza el impacto de la TH<br />

vía oral vs vía transdérmica en relación a la ECV.<br />

La Sociedad Internacional de Menopausia (IMS por sus siglas en inglés)<br />

en el 2007 13 y la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS por<br />

sus siglas en inglés) en el 2008 14 , definieron su posición en relación<br />

a la TH y a la ECV:<br />

• La ECV es la principal causa de morbilidad y mortalidad en la<br />

<strong>mujer</strong> menopáusica.<br />

• Las medidas de <strong>prevención</strong> primaria deben incluir: control<br />

nutricional, ejercicio, evitar el tabaquismo, control de la presión<br />

arterial, diabetes mellitus y del perfil lipídico<br />

• Hay evidencia de que la TH puede ser cardioprotectora si se inicia<br />

cercano al inicio de la menopausia (lo que se ha denominado<br />

“ventana de oportunidad”).<br />

• La TH mejora factores asociados al riesgo cardiovascular<br />

como el perfil lipídico, la resistencia a la insulina y el síndrome<br />

metabólico.<br />

• En <strong>mujer</strong>es menores de 60 años, recientemente menopáusicas<br />

y sin enfermedad cardiovascular prevalente, la TH no es dañina<br />

y puede disminuir la morbilidad y mortalidad por enfermedad<br />

cardiovascular.<br />

252 253


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

• Datos recientes confirman la seguridad y posibles beneficios de<br />

enfermedad cardiovascular de la TH en <strong>mujer</strong>es jóvenes con<br />

falla ovárica precoz.<br />

• El continuar la TH más allá de los 60 años debe ser una decisión<br />

basada estimando el perfil riesgo-beneficio de cada paciente.<br />

• No debe ser utilizada la TH como <strong>prevención</strong> primaria de ECV,<br />

como tampoco sobre la enfermedad ya establecida.<br />

Conclusión<br />

La TH en <strong>mujer</strong>es menores de 60 años y con menos de 10 años de<br />

posmenopausia tiene efectos beneficiosos en diversos factores de<br />

riesgo de ECV, estudios en curso actualmente indicaran el rol de la TH<br />

y su relación con <strong>prevención</strong> cardiovascular.<br />

10.<br />

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254 255


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

Trastornos psiquiátricos y su repercusión<br />

cardiovascular<br />

Dra. Lilian Lafont, Dra. Norma Barreno<br />

Introducción<br />

Hay creciente evidencia científica que la depresión aumenta de manera<br />

independiente el riesgo de aparición de enfermedad cardiovascular y<br />

empeora el pronóstico de la ya existente 1,2 .<br />

Muchas <strong>mujer</strong>es desconocen el riesgo real que para ellas supone la<br />

enfermedad arterial coronaria (EAC) 3 y tampoco figura como parte de<br />

los programas de <strong>prevención</strong> en la mayoría de las consultas de atención<br />

primaria o de cardiología.<br />

La relación de las enfermedades cardiovasculares y los trastornos<br />

psicológicos y/o enfermedades psiquiátricas es compleja debido<br />

a su “bidireccionalidad”. Por una parte, los efectos de los factores<br />

psicosociales sobre el corazón y sistema vascular, y por otra, las<br />

repercusiones del sistema cardiovascular en los cambios en el estado<br />

mental 4,5 .<br />

En la actualidad se hace énfasis sobre el riesgo cardiovascular en el<br />

tiempo de vida, más que en el riesgo absoluto a corto plazo (estudio de<br />

riesgo como un espectro continuo) 6 .<br />

Depresión<br />

La depresión es por sí misma una variable de riesgo cardiovascular,<br />

independiente de la existencia de un evento previo 2,4,6 . Se han propuesto<br />

diversas hipótesis de las alteraciones fisiopatológicas presentes en el<br />

paciente depresivo que permitirían explicar la fisiopatología del aumento<br />

de la morbimortalidad cardiovascular en éstos, donde se cuentan los<br />

cambios en el estilo de vida (tabaquismo, sedentarismo, consumo de<br />

alcohol), resistencia a la insulina, cambios en la reactividad plaquetaria,<br />

falla en la regulación del sistema nervioso autónomo con hiperactividad<br />

del sistema nervioso simpático, disregulación del eje hipotalámicopituitario-adrenal<br />

y alteraciones en la respuesta inmune, inflamación<br />

y disfunción endotelial 4,5,7-9 . Sin embargo, buena parte de la evidencia<br />

existente para explicar los mecanismos subyacentes de la relación<br />

entre depresión y EAC provienen de estudios transversales con pocos<br />

ensayos clínicos prospectivos 4,7,10 .<br />

Los datos epidemiológicos reportan consistentemente, una elevada<br />

prevalencia a lo largo de la vida del trastorno depresivo mayor en la<br />

<strong>mujer</strong>: 10,2%, con respecto al hombre: 5,2% 7,10,11 . Además, estudios<br />

de poblaciones reportan una incidencia mayor durante el período<br />

256 257


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

perimenopáusico, comparado con el pre y postmenopáusico. La<br />

depresión también representa el trastorno psiquiátrico más común en<br />

la EAC 7,8,10 . Su prevalencia se encuentra entre 15-20% y aumenta el<br />

riesgo de mortalidad en las pacientes con angina inestable o infarto<br />

del miocardio 12 . La depresión predispone a la pobre adherencia al<br />

tratamiento en caso de enfermedades preexistentes especialmente<br />

hipertensión arterial, diabetes, etc.<br />

Recomendaciones como guía diagnóstica de<br />

depresión<br />

En la entrevista clínica se recomienda seguir el algoritmo (figura 1) 8 ,<br />

según:<br />

• Historia de depresión o antecedentes de depresión post-parto.<br />

• Presencia de síntomas vasomotores durante la perimenopausia<br />

(aumenta el riesgo para la depresión).<br />

• El Cuestionario Breve de Salud (Brief PHQ) es una guía<br />

validada, rápida, diseñada para facilitar el reconocimiento<br />

de los trastornos mentales más comunes en los pacientes.<br />

Identifica también algunos factores biológicos y estresores<br />

psicológicos. Su aplicación está dirigida a la Atención Primaria<br />

(es autoadministrado, sencillo y toma 5 minutos el realizarlo) 8,13 .<br />

(ver apéndice anexo)<br />

• Referir a Psiquiatría si hay diagnóstico presuntivo de depresión.<br />

Estados psicológicos que contribuyen a<br />

aumentar el riesgo CV o la exacerbación de<br />

enfermedad cardíaca preexistente<br />

Hostilidad: La irritabilidad, impaciencia (como respuesta<br />

cotidiana), especialmente altos niveles de rabia están asociados<br />

a morbimortalidad cardiovascular en general. No hay datos<br />

suficientes para diferencia de género. Las personas hostiles<br />

tienen un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático<br />

y una disminución del antagonismo del parasimpático. En nuestra<br />

sociedad actual hay un aumento de los estímulos que generan<br />

respuestas agresivas.<br />

Estrés: Por dos vías aumenta el riesgo, de manera directa por<br />

la activación de la vía neuroendocrina e indirecta a través de<br />

conductas poco saludables (abuso de alcohol, tabaquismo). Los<br />

síntomas incluyen: ansiedad, insomnio, irritabilidad, fallas de<br />

atención y de memoria.<br />

Por otro lado, el estrés crónico es un factor de riesgo para<br />

depresión y ha de interrogarse acerca de los factores laborales,<br />

familiares, económicos y los conflictos conyugales que lo<br />

favorecen.<br />

Tratamiento<br />

Hay evidencia acumulada que la intervención terapéutica puede<br />

contribuir a mejorar el pronóstico de la enfermedad cardiovascular.<br />

Farmacológica: El grupo de antidepresivos del tipo de los<br />

inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS)<br />

ha sido el más estudiado en caso de diagnóstico positivo de<br />

depresión, aunque la información proveniente de una revisión<br />

sistemática no es concluyente en cuanto a los beneficios<br />

sobre la morbilidad y mortalidad cardiovascular 14 . No hay<br />

datos que contraindiquen el uso de otros antidepresivos de<br />

nueva generación. Debe tenerse especial precaución con los<br />

antidepresivos tricíclicos por sus efectos cardiovasculares<br />

adversos.<br />

Psicoterapia: La terapia cognitiva-conductual es una de las<br />

modalidades de esta estrategia más extensamente investigada<br />

y con evidencia suficiente de ser efectiva en depresión y en<br />

<strong>prevención</strong> de recaídas 15 . Se aplica en terapia marital y sexual<br />

y también en el manejo del estrés y de respuestas de rabia e<br />

ira 16 .<br />

Conclusiones<br />

Existe una íntima relación entre las enfermedades médicas y la<br />

depresión como fue comprobado en una encuesta patrocinada por la<br />

Organización Mundial de la Salud en 60 países de todas las regiones del<br />

mundo con 242.404 participantes, mayores de 18 años, encontrándose<br />

un promedio entre 9,3% y 23,0% de los participantes con una o más<br />

condiciones físicas crónicas (angina de pecho, artritis, asma y diabetes)<br />

con depresión coexistente; este resultado fue significativamente mayor<br />

(p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo X Condicionantes de mayor riesgo cardiovascular en la <strong>mujer</strong><br />

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260 261


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

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Capítulo XI<br />

Intervenciones no farmacológicas en<br />

<strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

• Aspectos nutricionales y recomendaciones de alimentación.<br />

Lic. Diana Luna.<br />

• Actividad física y rehabilitación cardíaca.<br />

Dra. Norka Antepara, Dr. Luis G. Rodríguez Plaza.<br />

• Tabaquismo y enfermedad cardiovascular.<br />

Dr. Eduardo Morales B.<br />

Aspectos nutricionales y<br />

recomendaciones de alimentación<br />

Lic. Diana Luna Basso.<br />

Introducción<br />

Con la creciente concientización de las <strong>mujer</strong>es acerca de los riesgos de<br />

padecer afecciones cardíacas, surge la inquietud sobre las modalidades<br />

ligadas al estilo vida que pueden colaborar en reducir tales riesgos,<br />

donde las indicaciones nutricionales no difieren sustancialmente de las<br />

enunciadas para los hombres y se describen en el presente capítulo.<br />

Es necesario acotar que las modificaciones o cambios dietéticos deben<br />

estar acompañados de otras modificaciones en el estilo (mayor actividad<br />

física, cesación de fumar, manejo del estrés, etc) para obtener mejores<br />

resultados.<br />

Objetivos nutricionales<br />

1. Lograr y mantener el peso saludable según las características<br />

individuales, como la estatura y complexión ósea, dentro de los<br />

rangos de peso máximo y mínimo.<br />

2. Lograr, mantener o reducir el porcentaje de grasa corporal a<br />

valores recomendados, entre 21-35% según edad y la medida<br />

de circunferencia abdominal a menos de 80 cm para la población<br />

latinoamericana 1,2 .<br />

3. Adoptar cambios saludables en el estilo de vida.<br />

I. Dieta saludable<br />

La dieta para un corazón sano no requiere sacrificio o deprivación y<br />

debe llenar ciertos atributos, como se resume a continuación:<br />

a. Adecuación nutricional de la dieta: Consiste en evitar que se<br />

excedan las necesidades nutricionales de la persona o grupo,<br />

262<br />

263


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

adoptando un consumo calórico optimo para lograr un peso<br />

saludable, y adecuadamente distribuida la ingesta de nutrientes<br />

según las recomendaciones establecidas por los organismos de<br />

salud nacional o internacional para la población general 3,4 .<br />

b. Balance Energético: Relaciona el ingreso calórico por consumo<br />

de alimentos con las calorías gastadas en la actividad física diaria<br />

y ese balance se logra cuando las calorías que se consumen<br />

son iguales a las que se gastan en la actividad física diaria.<br />

Para ello, hay que determinar el máximo que debe consumir la<br />

<strong>mujer</strong> para evitar que rebase ese límite y logre mantener el peso<br />

saludable.<br />

c. Actitudes saludables en la selección y preparación de<br />

alimentos: Es necesario resaltar como su preparación<br />

transforma alimentos naturalmente sanos en comidas dañinas<br />

y de alto riesgo cardiovascular con el agregado excesivo de<br />

grasas, como es el caso de las frituras en general.<br />

II. Recomendaciones nutricionales de energía y nutrientes<br />

Los rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAM) para<br />

dietas saludables, según el Consejo de Alimentación y Nutrición de EE.<br />

UU. 3 , se resumen en la siguiente tabla.<br />

El establecimiento de las recomendaciones nutricionales responde más<br />

a fines prácticos y tiene un enfoque meramente poblacional, mientras<br />

que los requerimientos nutricionales han sido obtenidos mediante la<br />

realización de ensayos bioquímicos, fisiológicos o clínicos.<br />

Estados fisiológicos especiales<br />

• Embarazo: La recomendación de energía se fundamento en el<br />

aumento de peso de 12,5 kg, un peso del niño al nacimiento<br />

de 3,4 kg y un costo energético de la deposición tisular de 3,32<br />

kcal/g. Se establecieron recomendaciones de 85, 285 y 475 kcal<br />

adicionales por deposición energética para el primero, segundo<br />

y tercer trimestre del embarazo.<br />

• Lactancia: Se definieron recomendaciones de energía<br />

alimentaria con valores medidos en cantidad de leche producida,<br />

entre 750-780 y 600 mL en los primeros y segundos 6 meses de<br />

lactancia.<br />

Los valores de Referencia de Energía y Nutrientes para la población<br />

venezolana fueron publicados en el año 2000 5 y establece que las<br />

recomendaciones energéticas para los adolescentes mayores de<br />

18 años, según sexo y actividad física, es de 2.615 calorías/día para<br />

varones y de 2.020 en <strong>mujer</strong>es, agregando 285 durante el embarazo y<br />

500 calorías en la lactancia.<br />

III. Componentes de una dieta balanceada para protección<br />

cardiovascular<br />

Para este artículo se han tomado se han tomado como documentos de<br />

referencia las recomendaciones del Consejo de Alimentación y Nutrición<br />

de los E.E.U.U. 3 , el del Comité de Expertos de Energía y Proteínas<br />

de la FAO/WHO/UN 6 y el del Consenso de la Sociedad Española de<br />

Nutrición Comunitaria 7 , lo que no excluye que para otros componentes<br />

nutricionales específicos se establezcan recomendaciones provenientes<br />

de estudios clínicos o sociedades internacionales.<br />

Proteínas<br />

• Porcentaje recomendado: 10%- 35%<br />

En la dieta del venezolano hay un consumo excesivo de<br />

proteínas de origen animal y visto que estas se acompañan de una<br />

mayor proporción de grasas saturadas sería deseable reducir su<br />

ingesta y así evitar el incremento en los lípidos sanguíneos. Por<br />

otro lado, es recomendable aumentar el consumo de proteínas<br />

de origen vegetal al 50% de las proteínas totales, con el aporte<br />

de leguminosas y cereales integrales. En presencia de otras<br />

alteraciones que requieran modificar el aporte de carbohidratos,<br />

se sugiere aumentar del contenido proteico de la dieta hasta<br />

niveles permitidos, salvo en caso de enfermedad renal.<br />

Grasas Totales<br />

• Porcentaje recomendado: 20 a 35%<br />

La ingestión mínima recomendada para adultos es de 15% para<br />

hombres y de 20 % para las <strong>mujer</strong>es. El límite superior de grasas<br />

totales debe ser 35% con un adecuado y suficiente aporte de<br />

ácidos grasos esenciales y reduciendo la proporción de ácidos<br />

grasos saturados por debajo del 10% de la energía diaria. Para<br />

individuos sedentarios, las grasas no deben superar el 30 % de<br />

la energía diaria. Se deben consumir preferentemente grasas<br />

líquidas y blandas a temperatura ambiente, en lugar de grasas<br />

duras y sólidas que son ricas en ácidos grasos saturados y<br />

ácidos grasos transaturados 8-10 .<br />

• Grasas monoinsaturadas:<br />

Porcentaje recomendado: 13 y el 23% de las grasas<br />

264 265


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

ingeridas.<br />

El mejor representante es el ácido oleico, presente principalmente<br />

en el aceite de oliva (54 a 80%). Esto lo convierte en el aceite<br />

más adecuado para las frituras por dos motivos fundamentales:<br />

1) Por ser el más resistente a la descomposición química que<br />

provocan las altas temperaturas y 2) Es menos absorbido por<br />

la superficie de los alimentos que se fríen en él, lo que facilita la<br />

digestión de éstos y disminuye su valor calórico final.<br />

• Grasas poliinsaturadas:<br />

Porcentaje recomendado: 6-10%<br />

Estas grasas tienen el inconveniente que se oxidan con<br />

facilidad, interviniendo en procesos de formación de radicales<br />

libres. Aunque el organismo puede inactivar tales procesos por<br />

mecanismos antioxidantes, no es prudente abusar de las grasas<br />

poliinsaturadas.<br />

Se dividen a su vez en ácidos grasos de la familia omega 3 y<br />

omega 6. Los omega 3 se encuentran en alimentos de origen<br />

vegetal (ácido alfalinolénico) como las nueces o animal como el<br />

pescado (EPA y DHA). Por su parte, los omega 6 se encuentran<br />

en aceites vegetales como el de girasol, soya, maíz, sésamo y<br />

maní.<br />

• Grasas saturadas:<br />

Porcentaje recomendado: < de 10%<br />

Principalmente provienen del reino animal, excepto el aceite<br />

de coco y el de cacao. Son sólidas a temperatura ambiente.<br />

Su consumo está relacionado con un aumento del colesterol y<br />

enfermedad cardiovascular. La simple modificación en su aporte<br />

a < 7% reduce el LDL-C en 8-10%.<br />

• Grasas trans:<br />

Porcentaje recomendado: < 1%<br />

Estos compuestos se forman cuando el aceite vegetal se endurece<br />

(en el proceso de hidrogenación) y pueden elevar los niveles de<br />

LDL-C, al igual que bajar los niveles de HDL-C. Algunos estudios<br />

han demostrado la intima relación entre su mayor consumo y<br />

el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Por ello, se<br />

recomienda reducir su ingesta a menos del 1% del consumo<br />

energético diario. Los ácidos grasos trans se encuentran de forma<br />

natural en alimentos procedentes de rumiantes como carne de<br />

vacuno y lácteos y en productos de origen industrial que utilizan<br />

para su fabricación grasas parcialmente hidrogenadas, como<br />

pastelería industrial o chucherías comerciales, en los alimentos<br />

fritos, productos comerciales horneados (donas, bizcochos,<br />

galletas), alimentos procesados y margarinas.<br />

Colesterol dietético<br />

La ingestión de colesterol debe ser inferior a 300 mg/día. Se ha<br />

demostrado que la sustitución de ácidos grasos trans y de grasas<br />

saturadas por grasa no saturada puede reducir el colesterol sanguíneo,<br />

siendo los omega 6 los más efectivos. En consecuencia es necesario<br />

revisar la etiqueta nutricional de los alimentos y seleccionar los que<br />

contengan poco colesterol.<br />

A pesar del alto contenido de colesterol en la yema del huevo (250 mg<br />

por unidad de 50 g), es recomendable su consumo porque contiene<br />

proteínas de alta calidad (8 g por unidad), el contenido en grasas es de<br />

4 a 4,5 g por unidad (1,5 gramos corresponde a grasa saturada y entre<br />

2,5 y 3 gramos de grasas no saturadas) y cantidades apreciables de<br />

vitaminas y minerales, destacando las liposolubles A, D, E (en la yema)<br />

y otras hidrosolubles del grupo B (principalmente en la clara). Entre los<br />

minerales predominan el hierro, el fósforo, el zinc y el selenio; siendo<br />

estos dos últimos, importantes antioxidantes naturales.<br />

Carbohidratos<br />

El porcentaje recomendado es de 45 a 65%. A nivel cardiovascular son<br />

importantes, ya que al reducir el consumo de grasas totales e incrementar<br />

el de carbohidratos complejos se contribuye a disminuir los valores<br />

de colesterol total y LDL-C. Los alimentos que deben proporcionar<br />

la mayor parte de los hidratos de carbono son las frutas, hortalizas y<br />

legumbres, verduras, los cereales integrales y las leguminosas que, por<br />

otra parte, son alimentos ricos en fibra vegetal (soluble) recomendables<br />

en la alimentación de los pacientes diabéticos.<br />

Fibra dietética<br />

La ingesta diaria debe ser, al menos, 12g/1000 kcal. Además de los<br />

beneficios demostrados de la fibra a nivel intestinal, este componente ha<br />

demostrado su efectividad en la reducción del colesterol en el plasma.<br />

El consumo de 5-10 g de fibra soluble (pectinas, inulinas, gomas,<br />

mucilagos), reduce el LDL-C entre 3 y 5%, por lo que el consumo de<br />

alimentos ricos en ella, como el salvado (afrecho) y hojuelas de avena<br />

y de cebada, las legumbres, las hortalizas y frutos secos, puede ser un<br />

aliado eficaz en mejorar la salud cardiovascular al reducir la absorción<br />

de colesterol y glucosa. Por otro lado, la fibra insoluble (celulosa,<br />

hemicelulosa, lignina, almidón), presente en los cereales integrales,<br />

aunque tiene otros beneficios, apenas tiene efecto sobre el colesterol.<br />

Minerales<br />

• Sodio: La Organización Mundial de la Salud recomienda que<br />

la ingesta salina sea menor a 5 g de sal al día (2 g de sodio) 11 .<br />

La disminución del contenido de sodio en la dieta, sobre todo<br />

en aquellas personas sensibles a la sal, tiene una eficacia<br />

demostrada en descenderr la presión arterial. A tal efecto lo<br />

aconsejable es evitar: el uso de sal en la mesa, los alimentos<br />

ricos en sal, como embutidos, conservas y salazones, y fomentar<br />

el consumo de frutas y hortalizas, y/o utilizar la sal dietética, baja<br />

en sodio y alta en potasio.<br />

266 267


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

• Potasio: Los alimentos ricos en potasio pueden ser una excelente<br />

arma contra la hipertensión o para prevenirla. Todos los vegetales<br />

son pobres en sodio y ricos en potasio, en particular los frutos<br />

secos, frutas naturales como el cambur, el plátano y la naranja,<br />

seguidos de las legumbres y los vegetales de hoja verde.<br />

Vitaminas<br />

• Vitamina E: Actúa como un potente antioxidante protegiendo de<br />

los radicales libres a otras moléculas, sobre todo a los ácidos<br />

grasos poliinsaturados. La Ingesta Recomendada (IR) diaria para<br />

un adulto sano es de 10-20 mg. Se encuentra principalmente en<br />

el germen de trigo, en los frutos secos y en los aceites de maíz,<br />

oliva, soya, girasol.<br />

• Vitamina D: Los bajos niveles de vitamina D pueden jugar<br />

un papel en el desarrollo de la hipertensión. Sin embargo, las<br />

evidencias no son definitivas y no se ha realizado una clara<br />

comparación con métodos de mayor solidez científica que<br />

reduzcan la presión arterial. Cerca de 90% se sintetiza en la piel<br />

expuesta al sol, lo cual puede variar con la edad.<br />

• El US Institute of Medicine de la National Academy of Sciences 12<br />

ha establecido los siguientes niveles de ingestión adecuada:<br />

* 5 microgramos (200 UI) diarios para todas las personas<br />

(hombres, <strong>mujer</strong>es, <strong>mujer</strong>es embarazadas/lactantes)<br />

menores de 50 años.<br />

* Para todas las personas entre 50-70 años, la recomendación<br />

diaria es de 10 microgramos (400 UI).<br />

* Para los mayores de 70 años, se sugiere una ingestión diaria<br />

de 15 microgramos (600 UI).<br />

Algunos autores han cuestionado si los actuales niveles adecuados<br />

que se han recomendado son suficientes para suplir las necesidades<br />

fisiológicas; particularmente en personas que están privadas de<br />

exposición a la luz solar de forma regular.<br />

El límite máximo para la vitamina D que se ha recomendado es de<br />

2.000 UI debido a la toxicidad que pueda ocurrir con dosis mayores. Las<br />

personas con deficiencia de vitamina D tienden a tener más debilidad<br />

muscular y a perder masa ósea.<br />

Un estudio informó que las <strong>mujer</strong>es que tenían niveles más altos de<br />

vitamina D mostraban menos cambios relacionados con el envejecimiento<br />

en su ADN. La vitamina D puede obtenerse a menores niveles con<br />

ciertos alimentos, entre éstos, pescado, huevos. La suplementación<br />

demostró que efectivamente la vitamina D logró mejorar los parámetros<br />

de masa muscular y la densidad mineral ósea de los adultos mayores.<br />

• Ácido fólico y vitaminas B6 y B12: Una dieta rica en vitaminas del<br />

grupo B, concretamente en vitaminas B6, ácido fólico o vitamina<br />

B9 y vitamina B12, es una medida eficaz para prevenir el exceso<br />

de homocisteína en sangre y las patologías relacionadas. La<br />

homocisteína es una sustancia generada por el metabolismo del<br />

aminoácido metionina, y el aumento de sus concentraciones en<br />

sangre favorece el desarrollo de aterosclerosis y trombosis. Las<br />

principales fuentes alimentarias de vitamina B12 son alimentos<br />

de origen animal sobre todo carnes, vísceras y pescados y para<br />

la B6 son carnes rojas, lácteos, cereales, nueces, leguminosas<br />

y frutas.<br />

Otros nutrientes<br />

• Alcohol: La ingesta a niveles moderados (30 g/día en hombres<br />

y 20 g/día en <strong>mujer</strong>es) aumenta el HDL-C y tiene un efecto<br />

antitrombótico, especialmente el vino tinto 13 , además de mejorar<br />

la sensibilidad a la insulina. No es aconsejable recomendar el<br />

consumo de alcohol como una medida terapéutica<br />

• Cafeína: El consumo de café, en niveles adecuados menores de<br />

4 tazas al día, no es perjudicial. Algunos estudios indican que, si<br />

se supera esta cantidad, puede provocar un aumento del LDL-C.<br />

Sin embargo, otros sugieren que el consumo de café protege del<br />

riesgo de desarrollar diabetes.<br />

• Esteroles vegetales: Los fitoesteroles son moléculas similares al<br />

colesterol y se encuentran de forma natural en frutas, verduras,<br />

aceites de semillas, frutos secos y legumbres. El consumo de 2<br />

g/día ha demostrado reducir los niveles de LDL-C en un 10-15%,<br />

sin embargo para lograr esta ingesta se requiere ingerir productos<br />

enriquecidos en esteroles ya que con una alimentación sana y<br />

equilibrada apenas se logra consumir 400-800 mg.<br />

• Ácidos grasos omega-3: Entre sus acciones beneficiosas se<br />

encuentran el descenso de los triglicéridos, la reducción de la<br />

agregación plaquetaria, un discreto efecto antiinflamatorio y leve<br />

protección del endotelio. Estos beneficios han sido especialmente<br />

comprobados por los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA, que<br />

se encuentran en el pescado azul (anguila, atún, boquerones,<br />

caballa, congrio, pez espada, salmón, sardina, tiburón), sus<br />

aceites, alimentos enriquecidos y suplementos farmacéuticos.<br />

• Fitoquímicos: Otros compuestos con efectos antioxidantes<br />

son el betacaroteno (tomates y zanahorias), licopeno (tomates<br />

y productos derivados, salsas y concentrados de tomate), los<br />

fenoles del aceite de oliva virgen o virgen extra. Igualmente<br />

los flavonoides de frutas (fresas, ciruelas negras, frambuesa,<br />

arándanos, uva negra, manzanas, etc) y de verduras (cebolla<br />

morada, brócoli, pimentón) o del té y del cacao. Estos fitoquímicos<br />

son potentes antioxidantes capaces de contrarrestar el estrés<br />

oxidativo que se genera en el organismo ante situaciones como<br />

el tabaquismo, ejercicio físico de alta intensidad o dietas ricas en<br />

grasas saturadas 14 .<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

Algunas interrogantes alimentarias<br />

(i) Riesgos del consumo de pescado: A pesar de su valor nutricional<br />

también pueden contener mercurio y otros contaminantes que pueden<br />

representar riesgos para la salud, aunque esto no ha sido evidente en<br />

los estudios de observación a largo plazo 15 .<br />

El mercurio puede tener efectos sutiles en el sistema nervioso del feto.<br />

Por lo tanto, las <strong>mujer</strong>es embarazadas, las <strong>mujer</strong>es en edad reproductiva,<br />

<strong>mujer</strong>es lactando y los niños muy pequeños deben evitar los pescados<br />

que tienen un mayor contenido de mercurio. Se pueden consumir otros<br />

pescados para asegurar que los bebés reciban los beneficios de los<br />

omega 3 para su completo desarrollo cerebral y visual (http://www.<br />

cfsan.fda.gov/~dms/admehg3.html). Por tanto, la Administración de<br />

Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) y la Agencia<br />

de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) aconsejan a<br />

las <strong>mujer</strong>es en edad fértil, a las <strong>mujer</strong>es embarazadas, a las madres<br />

lactantes y a los niños pequeños lo siguiente 16 :<br />

a. Evite la carne de tiburón, caballa y pez espada.<br />

b. Puede comer hasta dos raciones (promedio) semanales de<br />

pescados o mariscos que sean bajos en mercurio como atún<br />

enlatado claro, salmón, bagre y camarones. En el caso de atún<br />

albacora, se recomienda una ración.<br />

(ii) Riesgos de la proteína de soya. El principal efecto favorable de<br />

este compuesto es la reducción del LDL-C en cerca del 10% con<br />

un incremento no significativo del HDL-C, mejora la vasodilatación<br />

secundaria a la hiperemia reactiva en las <strong>mujer</strong>es postmenopáusica<br />

pero la deteriora en el hombre 17 .<br />

La ingestión de alimentos con bajo índice glucémico y alto contenido<br />

de fibra como la soya ayuda a reducir la sensación de hambre entre las<br />

comidas, tan frecuente en la resistencia a la insulina. Un estudio llevado<br />

a cabo en Canadá por la Universidad de Toronto en 1991, concluyó<br />

que era necesario introducir ese tipo de alimentos en los intervalos,<br />

especialmente entre el desayuno y el almuerzo –horario en que se siente<br />

más hambre. Asimismo, la curva del hambre disminuye con meriendas<br />

que incluyan frutas (fibras y agua) y alimentos como bebidas a base de<br />

soya (proteínas) y barras de cereales con soya (proteínas y fibras).<br />

Las personas que presentan intolerancia a la lactosa se han beneficiado<br />

de esta alternativa a la leche de vaca. Tanto la leche de soya como el<br />

tofu (queso de soya), son estupendas alternativas para reemplazar a<br />

los lácteos, siendo muy digestivos, fuente de vitaminas y minerales y<br />

ricos en proteínas de óptima calidad. La leche de soya no contiene ni<br />

lactosa ni colesterol.<br />

(iii) Los beneficios del te verde: En los últimos años ha crecido el interés<br />

en el té verde y su posible papel en la disminución de los factores de<br />

riesgo de las enfermedades cardiovasculares por su contenido de<br />

antioxidantes y polifenoles 18 . Los estudios revisados sugieren que un<br />

consumo superior a 7 tazas de té verde al día (3,5 g de catequinas<br />

diarias) sería una buena elección para la <strong>prevención</strong> de enfermedades<br />

cardiovasculares, siempre que su consumo se realice en el marco de un<br />

programa correcto donde dieta y ejercicio sean complementarios.<br />

(iv) Suplementación con vitaminas y minerales: No hay suficientes<br />

pruebas para demostrar los beneficios de la suplementación con<br />

vitaminas y minerales para prevenir la enfermedad crónica. Muchos<br />

estudios afirman que es evidente que la mayor parte de la población<br />

no consume cantidades dietéticas adecuadas de vitamina E según<br />

los requerimientos. Así, ingestas adecuadas de vitamina E son<br />

imprescindibles, pero la cantidad apropiada aun no está definida.<br />

IV. Estilo de vida<br />

Los cambios en el estilo de vida dirigidos a lograr una dieta saludable<br />

hacen referencia a las actitudes y practicas a seguir en la selección<br />

(calidad) y preparación de alimentos (cantidad) apoyados en los<br />

beneficios de consumir menos grasa, menos sal, menos azúcar y más<br />

fibra.<br />

• En la selección de alimentos:<br />

• Consumir 5 raciones de vegetales y frutas enteras y con piel<br />

(día).<br />

• Reducir el consumo de jugos y batidos de frutas.<br />

• Aumentar el consumo de granos integrales altos en fibra ( 2<br />

veces por semana) para lograr el consumo de 25 gramos cada<br />

día.<br />

• Consumir la harina de maíz precocida alta en fibra.<br />

• Consumir pescado y/o aceite de pescado (2 veces por semana);<br />

la ración de 100 g aporta 1,5 g de Ω 3 / Ω 6.<br />

• Reducir el consumo de alimentos y bebidas azucaradas<br />

• Seleccionar alimentos de baja densidad calórica tales como<br />

granos, zanahorias, manzanas, para consumir raciones más<br />

voluminosas y saciables.<br />

• Moderar el consumo de sal de mesa: evitar alimentos ricos en<br />

sal, como embutidos, conservas y salazones, y/o utilizar sal<br />

ligera, baja en sodio y rica en potasio.<br />

• Utilizar aceites vegetales líquidos en lugar de grasas sólidas,<br />

ricos en omega 3 por ejemplo, el aceite de canola que aporta<br />

1302 mg por cucharada.<br />

• Reducir el consumo de productos de pastelería y galletas.<br />

• Utilizar carnes magras y eliminar la piel de las aves y toda grasa<br />

visible.<br />

• Limitar el consumo de carnes procesadas por su alto contenido<br />

en sodio.<br />

• Reducir el consumo de bebidas alcohólicas a dos al día.<br />

• Aumentar el consumo de proteína de soya a 25 g/día.<br />

• Consumir 4 tazas de te verde, al día.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

• Moderar el consumo de quesos blancos altos en calorías y<br />

grasas saturada (15% aprox.)<br />

• En la preparación de alimentos:<br />

• Utilizar técnicas saludables en la preparación de los alimentos:<br />

asar, hornear y saltear, carnes y pescados.<br />

• Evitar las comidas preparadas o alimentos sin etiqueta<br />

nutricional.<br />

• Preparar y consumir porciones adaptadas a cada persona.<br />

• Seleccionar porciones cárnicas de 100 gramos, no más de dos<br />

raciones por día.<br />

• Modificar las recetas y utilizar sustitutos saludables para controlar<br />

el consumo excesivo de sodio y colesterol dietético.<br />

• Utilizar hierbas frescas para sazonar y evitar cubitos o salsas<br />

con mucho sodio, y en caso de utilizarlos, evitar el agregado de<br />

sal.<br />

• Limitar las comidas en restaurantes rápidos.<br />

• Orientar la preparación de comidas según las listas de alimentos<br />

y raciones.<br />

Y para freír correctamente se debe tener en cuenta que:<br />

• Antes de colocar el alimento en la sartén se lo debe secar bien<br />

para que no retenga el aceite. Esto permite obtener una fritura<br />

crocante e impide que el alimento se impregne de aceite.<br />

• Al freír no hay que tapar la sartén para que los vapores que se<br />

van condensando no alteren el aceite.<br />

• El aceite para la cocción debe estar “a punto”, es decir alrededor<br />

de 180 grados. A esta temperatura, la absorción de grasa es<br />

insignificante.<br />

A estas modificaciones dietarias vida deben incorporarse múltiples y<br />

saludables actitudes en la vida cotidiana, combinadas con actividad<br />

física preferentemente al aire libre y en casa:<br />

• Planificar el menú semanal: Recetas y preparaciones según<br />

hábitos familiares.<br />

• Cómo hacer un mercado saludable: ¿Qué comprar?, ¿Cómo<br />

comprar?, ¿Dónde comprar?<br />

A la hora de cocinar: ¿Qué menú preparar?, ¿Qué receta utilizar?,<br />

¿Cómo distribuir las comidas y las raciones de alimentos?<br />

Las siguientes recomendaciones pueden ser útiles 19 :<br />

• A la hora de comer: Tácticas sencillas para evitar el consumo<br />

rápido de la comida.<br />

• Al momento de viajar: Planear y preparar el menú viajero.<br />

• Comiendo en la calle: ¿Dónde comer? ¿Cómo seleccionar la<br />

comida? ¿Qué evitar? ¿Qué compartir?.<br />

• Comer en el trabajo: ¿Qué preparar?.<br />

• Para los ataques de hambre: un botiquín de emergencias en la<br />

nevera de casa o trabajo.<br />

1.<br />

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272 273


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

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The National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK): 8 Ways to<br />

Keep Portion Sizes in Check, April 2007.<br />

Actividad física y rehabilitación cardíaca<br />

Dra. Norka Antepara, Dr. Luis Gerardo Rodríguez Plaza.<br />

Introducción<br />

La <strong>prevención</strong> de las enfermedades arterial coronaria, vásculocerebrales<br />

y arterial periférica en la <strong>mujer</strong> es de vital importancia, pues<br />

representan su principal causa de morbilidad y mortalidad en el país. Los<br />

hábitos de vida saludables, por otra parte, son instrumentos poderosos<br />

de <strong>prevención</strong> de enfermedades, y pueden ser practicados por toda la<br />

población a cualquier edad.<br />

El estilo de vida de la población unido a los factores de riesgo, es lo que<br />

determina la aparición de la enfermedad cardiovascular (ECV). Por lo<br />

tanto, las políticas de salud ambiental y personal a través de conductas<br />

saludables como: la alimentación, no fumar y el inicio y permanencia<br />

dentro de un programa de actividad física, son la base de la llamada<br />

<strong>prevención</strong> primordial. Esta recae principalmente en las políticas de<br />

salud inherentes al Estado, mientras que la <strong>prevención</strong> primaria y<br />

secundaria son responsabilidad directa del médico 1 .<br />

La mayoría de las sociedades del mundo al igual que la nuestra ha<br />

fracasado en la adquisición de los hábitos de vida saludables y, por el<br />

contrario, la mayoría de la población incurre activamente en prácticas<br />

abiertamente dañinas para la salud.<br />

Diferentes intervenciones farmacológicas han demostrado que pueden<br />

reducir el riesgo de desarrollar estas enfermedades, tales como las<br />

estatinas, los agentes antihipertensivos y los antiagregantes plaquetarios<br />

(aspirina), sin embargo ellas tienen indicaciones específicas y, desde<br />

luego, no pueden ser aplicadas en forma indiscriminada.<br />

Mokdad y colaboradores hicieron un análisis de los certificados<br />

de defunción expedidos en los Estados Unidos en el año 2000 2 . De<br />

acuerdo a la causa de muerte declarada, se estableció si había un<br />

hábito subyacente que hubiera contribuido a la misma (por ejemplo,<br />

enfisema y cigarrillo, conducta sexual inapropiada y SIDA, etc.) De<br />

los más de 2 millones de muertes ocurridas ese año, la mitad estuvo<br />

relacionada con hábitos como el consumo de tabaco y la combinación<br />

de mala alimentación y falta de actividad física (Figura 1).<br />

En el mismo sentido, Reeves y colaboradores 3 publicaron los resultados<br />

de una encuesta telefónica donde se indagó la prevalencia de cuatro<br />

características saludables: No fumar, tener un peso corporal adecuado<br />

(IMC 18,5-25), consumir al menos 5 porciones de frutas y vegetales al<br />

día, y ejercitarse 30 o más minutos 5 veces por semana. De un total de<br />

más de 150.000 entrevistados, de los cuales 57% eran <strong>mujer</strong>es, sólo el<br />

3% cumplía con los 4 criterios de hábitos saludables.<br />

274 275


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

Previamente, Stampfer y colaboradores habían publicado en el año<br />

2000 los resultados del Nurses’ Health Study 4 , en el cual evaluaron<br />

periódicamente a 84.129 <strong>mujer</strong>es entre 30 y 55 años y determinaron<br />

la prevalencia de cinco atributos que los autores consideraron que<br />

definían a un patrón de bajo riesgo:<br />

1. No fumar<br />

2. Poseer un IMC (índice de masa corporal)< 25 kg/m 2<br />

3. Consumir al menos 5 g de alcohol al día<br />

4. Realizar 30 minutos o más de ejercicio moderado al día<br />

5. Estar en los 2 quintiles superiores de: Consumo de fibra, ácidos<br />

grasos omega 3, folato, relación P/S (poliinsaturados/saturados)<br />

y consumir poca grasa trans y alimentación con baja carga<br />

glucémica. Es decir, elección de alimentos saludables.<br />

Luego de un seguimiento de 14 años, los autores observaron que sólo<br />

el 3% de las participantes cumplía con los 5 atributos de bajo riesgo.<br />

Estas <strong>mujer</strong>es tuvieron un riesgo relativo de desarrollar EAC de sólo<br />

0,17, en comparación con el resto. También se determinó que la falta<br />

de practicar este patrón de bajo riesgo explicó el 82% de los eventos<br />

cardiovasculares ocurridos.<br />

Al año siguiente, los mismos autores reportaron que los mencionados<br />

componentes del patrón de bajo riesgo son protectores contra la<br />

aparición de diabetes tipo 2, ya que el riesgo relativo era de sólo 0,09<br />

en aquellas <strong>mujer</strong>es que cumplían con los 5 criterios 5 . De igual modo,<br />

observaron que el 91% de los casos de diabetes tipo 2 se explica por la<br />

ausencia de estas características.<br />

En el presente año, la Sociedad Europea de Cardiología agregó los<br />

siguientes parámetros como metas adicionales 1,6 :<br />

a. Presión arterial menor de 140/90 mmHg y en población de<br />

pacientes de alto riesgo menor de 130/80 mmHg.<br />

b. Colesterol total menor de 190 mg/dL y en población de alto riesgo<br />

menor de 175 mg/dL como valores deseables.<br />

c. Glucemia menor de 100 mg/dL.<br />

La Asociación Americana del Corazón recomienda limitar las grasas<br />

saturadas, el colesterol y el sodio: reducir el consumo de azúcar, comer<br />

pescado dos veces por semana, consumir abundantes frutas, verduras,<br />

granos integrales y alimentos ricos en fibra y productos lácteos sin<br />

grasa o bajos en grasa 7 .<br />

En vista de la enorme importancia que tienen los hábitos de vida sanos,<br />

y su poder para prevenir la aparición de enfermedades, se revisan las<br />

recomendaciones basadas en estudios clínicos, en cuanto a actividad<br />

física, alimentación y cesación del tabaquismo.<br />

En el estudio PREMIER se evaluaron las intervenciones en el estilo de<br />

vida para reducir el riesgo de EAC 8 . El objetivo planteado fue medir la<br />

modificación en el riesgo CV total según escala de Framingham, antes<br />

y después de cambios en hábitos de vida. Se evaluaron 810 adultos<br />

con prehipertensión no tratada o hipertensión estadio 1. De ellos el 62%<br />

fueron <strong>mujer</strong>es y 34% fueron negros, con edad promedio de 50 años<br />

y presión arterial promedio de 135/85 mmHg. La población se dividió<br />

en tres grupos: un grupo sólo recibió recomendaciones generales, otro<br />

recibió indicaciones para el control de la presión arterial que comprendió<br />

reducción del sodio, pérdida de peso e incremento de la actividad física<br />

y el tercero cumplió los cambios en los hábitos de vida junto a la dieta<br />

del Dietary Approaches to Stop Hypertension (DASH). El punto final<br />

primario fue el riesgo CV a 10 años estimado antes y 6 meses después<br />

de las intervenciones. Los resultados mostraron reducciones de 12% a<br />

14% en el riesgo CV estimado lo cual se considera sustancial. Por otra<br />

parte, esto se traduce en beneficios importantes para la salud pública 8 .<br />

Ejercicio<br />

Antes de iniciar actividad física, se debe determinar el estado de aptitud<br />

física de cada <strong>mujer</strong>, así como el cálculo de su riesgo cardiovascular<br />

total.<br />

La capacidad física se puede objetivar por varios métodos, siendo el<br />

más exacto el electrocardiograma de esfuerzo, generalmente conocido<br />

como prueba de esfuerzo (PE).<br />

En general, se utiliza la Unidad Metabólica Mets para cuantificar la<br />

actividad física: un MET es el consumo de oxígeno en reposo en un<br />

adulto y representa alrededor de 3,5 mL/kg/min. Las actividades se<br />

expresan como múltiplos de este valor.<br />

En la tabla 1 se lista el consumo en METs de diversas actividades de<br />

276 277


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

la vida diaria.<br />

Ejercicio y riesgo cardiovascular<br />

Numerosos estudios han demostrado que la capacidad funcional<br />

(CF) evaluada con PE, o la actividad física reportada a través de<br />

cuestionarios tiene una relación inversa con la mortalidad y el riesgo<br />

cardiovascular, sin embargo la mayoría de ellos han incluido solamente<br />

o preponderantemente a hombres. Por esta razón, nos referiremos<br />

principalmente a 2 estudios con número suficiente de <strong>mujer</strong>es o se<br />

hicieron exclusivamente en ellas.<br />

a. Blair y colaboradores 5 reportaron en 1989 los resultados del<br />

seguimiento hecho a 10.224 hombres y 3.120 <strong>mujer</strong>es durante<br />

más de 8 años. En las participantes se hizo una evaluación<br />

médica al inicio del estudio, que incluyó una PE. El grupo fue<br />

dividido en 5 quintiles de acuerdo a su CF, y observaron que<br />

durante el seguimiento hubo 39,5 muertes por 10.000 personasaño<br />

en aquellas en el quintil más bajo de CF frente a 8,5 muertes<br />

por 10.000 personas-año en las del quintil superior. La menor<br />

mortalidad observada en las <strong>mujer</strong>es más aptas físicamente se<br />

debió a una reducción en las muertes de origen cardiovascular y<br />

cáncer. En términos absolutos, esta capacidad óptima se ubicó<br />

alrededor de los 8-9 METs.<br />

b. Gulati y colaboradores 6 realizaron un estudio longitudinal en<br />

5.721 <strong>mujer</strong>es a quienes se hizo examen médico, de laboratorio<br />

y prueba de esfuerzo, con un seguimiento de 8 años. La edad<br />

promedio era de 52 años al inicio de la investigación. Observaron<br />

una relación inversa entre capacidad funcional y mortalidad que<br />

se mantuvo aún corrigiendo por otras variables relevantes. En<br />

comparación con aquellas con 8 o más METs de capacidad<br />

(riesgo relativo = 1), quienes tuvieron entre 5 y 8 METs el<br />

riesgo de muerte fue de 1,9, y de 3,1 en las que tenían menos<br />

de 5 METs de capacidad. Por cada MET ganado en capacidad<br />

funcional hubo una reducción del 17% en la mortalidad.<br />

En la tabla 1 se listaron algunas de las actividades generalmente<br />

recomendadas a los pacientes como ejercicios aeróbicos y que producen<br />

condicionamiento cardiovascular junto con el consumo energético.<br />

En años recientes se ha popularizado el ejercicio con técnica o<br />

método Pilates, el cual, integra actividad física con un componente<br />

de meditación por lo que también se le llama “yoga americano”. Este<br />

método ha demostrado ser beneficioso para mejorar la fuerza, movilidad<br />

y alineación corporal. Favorece mayormente la elasticidad y flexibilidad<br />

corporal, aportando estabilidad postural en adultos mayores. Plantea la<br />

existencia de un centro de poder corporal ubicado en abdomen y tórax.<br />

Existe evidencia de su utilidad en los trastornos de columna lumbar y<br />

sacra, así como en caderas. Sin embargo, en Cardiología no ha sido<br />

demostrado su utilidad debido a que tiene un componente isométrico<br />

muy alto por lo cual no se recomienda en <strong>mujer</strong>es con patología<br />

cardiovascular. Para las sanas puede ser una buena opción pero<br />

acompañado de ejercicios aeróbicos, cardiovasculares y deportes 12,13 .<br />

Es importante hacer notar que las actividades de la vida diaria también<br />

tienen un costo energético y por tanto también consumen calorías que<br />

deben ser tomadas en cuenta para determinar el grado de sedentarismo<br />

(Tabla 2).<br />

Ejercicio y síndrome metabólico<br />

Se sabe que la mejor aproximación a la <strong>prevención</strong> y el tratamiento<br />

del síndrome metabólico es multifactorial, se ha investigado el efecto<br />

de la aptitud física sobre la aparición de esta entidad. LaMonte y<br />

colaboradores hicieron seguimiento a una cohorte de 9.007 hombres y<br />

1.491 <strong>mujer</strong>es durante 5,7 años a quienes se les había realizado una<br />

prueba de esfuerzo al inicio del estudio. En relación a las <strong>mujer</strong>es que<br />

mostraron una capacidad funcional más baja, (grupo de referencia,<br />

riesgo relativo 1,0) las que tuvieron un nivel intermedio redujeron el<br />

riesgo de desarrollar síndrome metabólico en 20%, mientras que las<br />

278 279


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

que estaban en el tercio superior de capacidad funcional disminuyeron<br />

su riesgo en 63% 14 .<br />

Ejercicio como <strong>prevención</strong> secundaria en la<br />

<strong>mujer</strong> (rehabilitación cardiovascular)<br />

Como sucede en muchas otras áreas, la <strong>mujer</strong> está poco representada<br />

en los estudios y meta-análisis publicados sobre el impacto de la<br />

rehabilitación cardiaca en el pronóstico. El meta-análisis de Taylor<br />

y colaboradores 17 reporta una reducción de 20% en la mortalidad<br />

total y del 26% en la mortalidad cardíaca. Sin embargo, estudios<br />

hechos específicamente en <strong>mujer</strong>es han mostrado que la obesidad y<br />

la depresión están asociadas a una mayor tasa de abandono en los<br />

programas 18 . Otro estudio mostró que luego de completar un programa<br />

de rehabilitación cardiaca, 25% de las <strong>mujer</strong>es no continuó el ejercicio,<br />

y sólo 48% mantenía ejercitándose a los 3 meses 19 . En el Hospital<br />

Universitario de Caracas se hizo una investigación en el año 2003 que<br />

mostró una baja adherencia al programa de rehabilitación cardiaca y<br />

una alta tasa de recaídas con síndrome coronario agudo en las <strong>mujer</strong>es<br />

en comparación con los hombres (Antepara N., observación personal).<br />

En una investigación llevada a cabo en una cohorte de usuarios de<br />

Medicare que habían sido hospitalizados por un evento coronario o<br />

que habían recibido procedimientos de revascularización, Suaya y col.<br />

Encontraron que sólo 12,2% había hecho rehabilitación cardiaca. Entre<br />

ellos, la mortalidad por todas las causas durante 5 años de seguimiento<br />

fue 34% menor en relación a los que no hicieron rehabilitación. El<br />

beneficio fue más marcado en <strong>mujer</strong>es (n=25.490, con una reducción<br />

de 42%) que en hombres (n= 44.550, con una reducción de 28%) 20 .<br />

Ejercicio y depresión.<br />

Se han hecho muchos estudios sobre los efectos del ejercicio<br />

sobre la depresión, sin embargo la mayoría de ellos carece de<br />

calidad suficiente como para llegar a conclusiones definitivas:<br />

reducido número de participantes, seguimiento muy corto o<br />

metodología inadecuada de comparación con el grupo control.<br />

Un meta-análisis publicado en 2001 encuentra que el ejercicio es<br />

capaz de mejorar los índices de depresión, a un grado similar a<br />

las intervenciones cognitivas, sin embargo los autores hacen la<br />

salvedad que la calidad de muchos de los estudios analizados no<br />

permite llegar a conclusiones firmes 21 .<br />

Es bien conocido que el estrés psicosocial puede incrementar el riesgo<br />

y empeorar el pronóstico de la enfermedad arterial coronaria (EAC) en<br />

las <strong>mujer</strong>es. En el estudio Estocolmo de Intervención en <strong>mujer</strong>es con<br />

enfermedad Coronaria (SWITCHD) se utilizó un programa de control y<br />

reducción de estrés para <strong>mujer</strong>es e investigó si era capaz de mejorar<br />

la sobrevivencia en aquellas con EAC. Se evaluaron 237 pacientes<br />

de hasta 75 años, hospitalizadas por infarto agudo del miocardio,<br />

postoperatorio de puentes aorto-coronarios o revascularización<br />

percutánea. Fueron aleatorizadas a un grupo de intervención con un<br />

programa psicosocial o al grupo de cuidado usual. Después de 4 meses<br />

de la hospitalización, las pacientes fueron divididas en subgrupos de<br />

reunión de 4 a 8 <strong>mujer</strong>es, durante un total de 20 sesiones, realizadas<br />

durante un año. Se impartió educación sobre factores de riesgo,<br />

técnicas de relajación, métodos para automonitoreo y re-estructuración<br />

cognitiva, con énfasis en conductas de afrontamiento de situaciones<br />

copadas de stress en el trabajo y con la familia y autocuidado y<br />

conformidad con la recomendación clínica. Se hizo seguimiento hasta<br />

un promedio de 7.1 años y los resultados mostraron que en el grupo<br />

de intervención psicosocial, se prolongó la sobrevida, independiente de<br />

otros factores pronósticos 22 .<br />

Conclusiones<br />

Basadas en todas las evidencias disponibles, las guías internacionales<br />

recomiendan enfáticamente que la <strong>mujer</strong> debe realizar ejercicio de<br />

moderada intensidad al menos 30 minutos casi todos o preferiblemente<br />

todos los días de la semana, junto con la dieta saludable y cesación<br />

de fumar si lo hace, con énfasis en el ejercicio aeróbico, como una<br />

caminata vigorosa 1,9,23 .<br />

Estas simples medidas constituyen herramientas útiles para obtener las<br />

metas y mejorar el cuidado de la población en las áreas críticas de<br />

la <strong>prevención</strong> primaria de la enfermedad cardiovascular. La reducción<br />

de los factores de riesgo agregan beneficios en la promoción de una<br />

buena salud general que debe comenzar con una excelente salud<br />

cardiovascular 23 .<br />

280 281


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

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282 283


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

Tabaquismo y enfermedad cardiovascular<br />

Dr. Eduardo Morales Briceño.<br />

Introducción<br />

El uso del tabaco y sus productos se ha diseminado en la mayoría de<br />

la población, tanto en países industrializados como en los países en<br />

desarrollo, constituyéndose en una verdadera pandemia y representando<br />

un grave problema de salud pública a nivel mundial ya que está asociado<br />

con un aumento de la morbilidad, mortalidad y discapacidad, así como<br />

por los enormes costos económicos y sociales que genera.<br />

La evidencia científica permite afirmar que el consumo de tabaco es<br />

hoy día la principal causa prevenible de enfermedad y muerte en el<br />

mundo 1 . La prevalencia del tabaquismo tiende a disminuir en los países<br />

desarrollados y a aumentar en los países en vías de desarrollo 1 . Estos<br />

se encuentran en una transición epidemiológica, en la cual inicialmente<br />

los hombres incrementaron el uso del tabaco en mayor proporción<br />

que las <strong>mujer</strong>es (estadío 2) y posteriormente redujeron su consumo<br />

en respuesta al aumento de su mortalidad; mientras que las <strong>mujer</strong>es<br />

incrementaron de manera significativa el uso del tabaco, lo que traerá<br />

consecuentemente mayor morbilidad y mortalidad por dicha causa<br />

(estadío 3) 2 .<br />

A nivel mundial, aproximadamente 5 millones de muertes prematuras<br />

fueron atribuibles al tabaquismo en el año 2000 1 . La Organización<br />

Mundial de la Salud (OMS) proyecta que para el año 2030 las muertes<br />

atribuibles al tabaco serán de 3 millones en los países industrializados<br />

y de 7 millones en los países en vías de desarrollo 1,3,4 . El tabaco mata<br />

al 50% de sus consumidores a largo plazo, lo que quiere decir que<br />

del millardo de fumadores existentes hoy día, aproximadamente 500<br />

millones morirán a consecuencia del tabaco, independientemente del<br />

sexo 1 .<br />

El informe del Banco Mundial en relación a la mortalidad por tabaco, y<br />

las perspectivas en los próximos 50 años , nos muestra que para el año<br />

2050 ocurrirán 520 millones de muertes por tabaco; si la proporción de<br />

adultos jóvenes que empieza a fumar disminuye a la mitad para el año<br />

2020, se reducirán a 500 millones el número de fallecimientos, mientras<br />

que si la mitad de los fumadores adultos dejara de fumar para el 2020<br />

el total de muertes se reducirá de 520 a 340 millones, por lo que es muy<br />

importante desarrollar estrategias para lograr la cesación tabáquica de<br />

la población 5 .<br />

Se ha comprobado que el tabaquismo es un factor de riesgo para 6 de<br />

las 8 principales causas de muerte en el mundo (enfermedad cardíaca<br />

isquémica, enfermedad cerebrovascular, infecciones respiratorias bajas,<br />

284 285


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tuberculosis, cánceres de<br />

tráquea, bronquios y pulmón) 1 . Aunque potencialmente puede afectar a<br />

cualquier sistema u órgano de nuestra economía, su carácter adictivo<br />

hace difícil el abandono del consumo, y mantiene a los fumadores y<br />

fumadoras, recibiendo considerables cantidades de tóxicos, irritantes,<br />

mutágenos y carcinógenos para obtener la nicotina que satisfaga su<br />

dependencia.<br />

Estimaciones sobre el uso del tabaco y<br />

prevalencia en las <strong>mujer</strong>es<br />

Se estima que en EE.UU. el 18,1% de las <strong>mujer</strong>es mayores de 18 años<br />

de edad fuman 6 con los siguientes porcentajes calculados por edad:<br />

18-24 años (20,7%), 25-44 años (21,4%), 45-64 años (18,8%), 65 años<br />

y mayores (8,3%) 6 .<br />

La prevalencia del tabaquismo es más alta en <strong>mujer</strong>es que son<br />

Americanas-Indígenas o nativas de Alaska (26,8%), seguidas por<br />

las caucásicas (20%), afro-americanas (17,3%), hispánicas (11,1%),<br />

y asiáticas (excluyendo a las nativas Hawaianas y de otras islas del<br />

Pacífico (6.1%) 6 , evidenciando la importancia del componente étnico en<br />

la adopción del tabaquismo.<br />

Se considera que el tabaquismo es más elevado en <strong>mujer</strong>es con un<br />

mayor desarrollo general educativo: Diplomadas (38,8%) o con 9-11<br />

años de educación (29,0%), y más bajo para <strong>mujer</strong>es no graduadas<br />

de colegio (9,6%) o con un grado de colegio (7,4%) 10 . Las tasas de<br />

tabaquismo en varones y hembras en el bachillerato son casi iguales<br />

(22,9% para hombres y 23,0% para <strong>mujer</strong>es) 7 .<br />

El tabaquismo es más alto en las <strong>mujer</strong>es que viven por debajo del nivel<br />

de pobreza (26,9%) comparado con las <strong>mujer</strong>es que viven por encima<br />

(17,4%) 10 . Se estima que 18% de <strong>mujer</strong>es embarazadas entre 15-44<br />

años de edad, son fumadoras 8 .<br />

El uso de otras formas de tabaco diferente a los cigarrillos y tabaco<br />

sin humo entre las <strong>mujer</strong>es es generalmente más bajo: sólo el 1,9% de<br />

<strong>mujer</strong>es de 12 años fuman regularmente estas otras formas de tabaco,<br />

mientras que sólo el 0,3% usan tabaco sin humo 8 .<br />

Como consecuencia, más de 178.400 <strong>mujer</strong>es mueren por enfermedades<br />

relacionadas al fumar anualmente, con algunas muertes adicionales<br />

causadas por el tabaco sin humo. A pesar de que el tabaquismo daña y<br />

mata tanto a hombres como <strong>mujer</strong>es, éstas enfrentan mayores riesgos<br />

de salud que los varones fumadores 9 .<br />

Mûller y Wehbe en su revisión sobre la situación en América Latina,<br />

señalan que en esta región y en los países en vías de desarrollo,<br />

la pobreza y la falta de educación acerca de los peligros del fumar,<br />

hacen a la gente más susceptible de hacerse fumadores. Aún más,<br />

muchos de los países de Latinoamérica se han hecho dependientes<br />

económicamente de la producción del tabaco, lo que hace más grave<br />

el problema 10 .<br />

Según estimaciones publicadas en el “Tobacco Atlas” en su segunda<br />

edición, el consumo de cigarrillos por persona en estos países varía<br />

entre 500 y 1500 cigarrillos por año 11 , con la excepción de Ecuador,<br />

Bolivia y Paraguay, donde el consumo es menor de 500 cigarrillos 11-3 .<br />

Más de 120 millones de fumadores (aproximadamente 8-10% de<br />

los fumadores en el mundo) viven en Latinoamérica, siendo las tasas<br />

de fumadores muy altas y según la OMS, la mitad de ellos morirá<br />

prematuramente debido a enfermedades causadas por el tabaco.<br />

El consumo de tabaco en <strong>mujer</strong>es mayores de 15 años, varía en<br />

Latinoamérica, y es usual que existan diferencias en la data de acuerdo<br />

a la fuente de origen, sin embargo la región es un fiel ejemplo de la<br />

tendencia mundial al aumento de la adicción tabáquica con proporciones<br />

elevadas en Chile con 34,9% de fumadoras 10,14 ,Argentina(22,6-<br />

30,7%), Bolivia (28,6%), Cuba (26,5%), Uruguay (25,1%), y Venezuela<br />

(23,3%), siendo Guatemala el país con la menor frecuencia de <strong>mujer</strong>es<br />

fumadoras con una tasa de 0.9% según la Organización Panamericana<br />

de la Salud 10,14 .<br />

En el grupo de las fumadoras más jóvenes (15-18 años), Colombia<br />

es el país con la más alta prevalencia (31,0%), seguida por Chile<br />

(27.5%), Ecuador (27.2%), México (26,3%) y Nicaragua (25,6%), con<br />

proporciones más bajas en Venezuela (6,0%), Republica Dominicana<br />

(7,3%) y Brasil (9,1%) 10,14-16 .<br />

Impacto sobre la salud y la mortalidad<br />

Anualmente, el tabaquismo mata aproximadamente 178.000 <strong>mujer</strong>es<br />

en los EE.UU. por causas tales como: cáncer del pulmón (45.000),<br />

enfermedad cardíaca (40.000), y enfermedad crónica pulmonar<br />

(42.000) 6 .<br />

Karachi y colaboradores, después de 12 años de seguimiento en el<br />

estudio de las enfermeras, demostraron que las exfumadoras, en<br />

comparación con las que seguían fumando, tuvieron un 24% de<br />

reducción en el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular a los<br />

dos años de haber cesado de fumar. El exceso de riesgo para mortalidad<br />

total, cardiovascular y por cáncer entre las exfumadoras se acercó al<br />

nivel de las no fumadoras después de 10 a 14 años de abstinencia. Los<br />

beneficios sobre la salud estuvieron presentes independientemente de<br />

la edad de inicio y el número diario de cigarrillos consumidos 17 .<br />

Recientemente Kenfield y colaboradores muestran que el 64% de las<br />

muertes en fumadoras y el 28% en aquellas que dejaron de fumar,<br />

son atribuibles al fumar. Al dejar el tabaco se reduce el exceso de las<br />

286 287


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

tasas de mortalidad para todas las causas mayores, eliminándose<br />

rápidamente el exceso de las muertes por causa vascular; para las<br />

enfermedades pulmonares, en las cuales los efectos dañinos del fumar<br />

son mayores, este beneficio se logra en los primeros 20 años luego<br />

de suspenderlo. La iniciación temprana de fumar se asoció con un<br />

incremento del riesgo de mortalidad, por lo que el posponer la edad<br />

de iniciación reduce significativamente el riesgo de mortalidad por las<br />

enfermedades asociadas con el fumar 18 .<br />

Tabaquismo y cáncer. El 90% de todas las muertes por cáncer de<br />

pulmón en las <strong>mujer</strong>es fumadoras son atribuibles al tabaquismo 20 . La<br />

tasa de muertes por cáncer de pulmón en <strong>mujer</strong>es se incrementó en<br />

más de 600 por ciento entre 1950 y 2003. Para 1987, el cáncer de<br />

pulmón sobrepasó al de mama como la principal causa de muerte por<br />

cáncer entre las <strong>mujer</strong>es 9,21 . El riesgo de desarrollar cáncer de pulmón<br />

es 13 veces más alto para <strong>mujer</strong>es fumadoras comparadas con aquellas<br />

que nunca fumaron 9,22 . Lamentablemente, mientras las <strong>mujer</strong>es fuman<br />

menos que los hombres, muchas <strong>mujer</strong>es no fumadoras todavía sufren<br />

el incremento del riesgo de cáncer de pulmón al ser convertidas en<br />

fumadoras pasivas por sus esposos o compañeros 9,23 .<br />

Tabaquismo y eventos vasculares. El Centro para el Control de<br />

<strong>Enfermedad</strong>es de los estados Unidos (CD) en su publicación “Health<br />

efffects of Cigarette Smoking” refiere que los fumadores tienen 2-4 veces<br />

más probabilidad de desarrollar enfermedad coronaria comparado a<br />

los no fumadores, el fumar dobla el riesgo de una persona de padecer<br />

una enfermedad cerebro-vascular, y le confiere más de 10 veces el<br />

riesgo de desarrollar enfermedad vascular periférica, así como también<br />

de desarrollar un aneurisma de aorta abdominal 25 .<br />

Tabaquismo y enfermedad arterial coronaria (EAC). Las <strong>mujer</strong>es<br />

fumadoras tienen aproximadamente dos veces más probabilidad de<br />

sufrir un ataque cardíaco que las no fumadoras. El riesgo de desarrollar<br />

EAC aumenta con el número de cigarrillos fumados por día, el tiempo<br />

total de años fumando y la edad de inicio más temprano 9,26 . Un estudio<br />

de <strong>mujer</strong>es mayores de 44 años de edad encontró que había una fuerte<br />

relación dosis-respuesta en relación al infarto del miocardio, con un<br />

riesgo de 2,5 para aquellas fumadoras de 1-5 cigarrillos/día, comparado<br />

con las no fumadoras, dicho riesgo se elevó a 74,6 para aquellas que<br />

fumaban >40 cigarrillos/día 27 .<br />

Un estudio noruego observacional que incluyó 1784 pacientes ha<br />

mostrado que la edad de aparición de un primer infarto del miocardio<br />

ocurre más prematuramente en las <strong>mujer</strong>es cuando son fumadoras en<br />

que en sus contrapartes masculinos 28 .<br />

También las fumadoras tienen un mayor riesgo relativo de desarrollar<br />

enfermedad cardiovascular que los hombres. Las razones de esto no<br />

son bien conocidas pero se esgrime la posibilidad de un efecto adverso<br />

sobre los estrógenos 29 y sobre las lipoproteínas de alta densidad ya que<br />

por efecto del tabaquismo se reduce su concentración con menoscabo<br />

en su capacidad funcional de transporte reverso del colesterol 30,31 .<br />

Es importante señalar que aquellas <strong>mujer</strong>es fumadoras que usan<br />

anticonceptivos orales tienen hasta 40 veces más probabilidad de tener<br />

un evento cardiovascular que las que no fuman y que aquellas que no<br />

usan anticonceptivos orales 9,26,32 .<br />

Tabaquismo e hipertensión arterial (HTA). Recientemente Bowman y<br />

colaboradores en un análisis prospectivo de tabaquismo y riesgo de<br />

HTA hecho en <strong>mujer</strong>es de la cohorte del estudio Womens’ Health Study<br />

inicialmente libres de HTA, enfermedad cardiovascular y cáncer, y<br />

que fueron seguidas por un promedio de 9,8 años, se encontró que<br />

el fumar estaba modestamente asociado con un mayor riesgo de ser<br />

hipertensas, con un efecto que fue más fuerte entre las que fumaban al<br />

menos 15 cigarrillos/día, especialmente en aquellas con índice de masa<br />

corporal normal y presiones arteriales iniciales bajas.<br />

A pesar que el fumar es un factor mayor de riesgo para enfermedad<br />

cardiovascular, su relación con la hipertensión no está clara todavía.<br />

Si la magnitud del efecto es susceptible de confundir o de reflejar<br />

una verdadera asociación requiere de un mejor entendimiento de los<br />

mecanismos biológicos a través de los cuales el fumar puede llevar<br />

al desarrollo de la hipertensión. Sin embargo, el riesgo atribuible de<br />

la hipertensión asociada con el tabaquismo en la población, puede<br />

potencialmente ser sustancial, vista su alta tasa de prevalencia 33 .<br />

Tabaquismo y enfermedad vascular cerebral (EVC). El fumar constituye<br />

un factor de riesgo para la EVC, tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es 34 ,<br />

y así mismo aumenta el riesgo de mortalidad por esta causa; sin<br />

embargo, el incremento relacionado a la dosis visto en las <strong>mujer</strong>es no<br />

es tan pronunciado como en los hombres 35 .<br />

En el estudio de las enfermeras, Colditz y colaboradores evaluaron<br />

más de 118.539 <strong>mujer</strong>es americanas en edades comprendidas entre<br />

30-55 años, en un seguimiento de 8 años (1976-1984), y encontraron<br />

que las fumadoras tenían una tasa significativamente más alta de EVC,<br />

tanto no fatales como fatales, cuyo riesgo aumentaba con el número de<br />

cigarrillos fumados diariamente 36 .<br />

Por otro lado, Nelly y colaboradores, investigaron la relación entre el<br />

fumar y la mortalidad de EVC, en una cohorte de aproximadamente<br />

170.000 hombres y <strong>mujer</strong>es chinos, mayores de 40 años, seguidos<br />

por un período promedio de 8,3 años. El riesgo relativo de EVC y de<br />

mortalidad por EVC asociada con el fumar, comparados con aquellos<br />

que nunca fumaron, fue de 1,28 (IC 95%: 1,19-1,37) y 1,13 (IC 95%:<br />

1,03-1,25) para los hombres; y 1,25 (IC 95%: 1,13-1,37) y 1,19 (IC 95%:<br />

1,04-1,36) en <strong>mujer</strong>es, respectivamente, pareciendo existir una relación<br />

dosis-respuesta con los cigarrillos fumados diariamente y la duración<br />

del tabaquismo 37 .<br />

También se ha encontrado que el fumar potencia los efectos de otros<br />

288 289


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XI Intervenciones no farmacológicas en <strong>prevención</strong> cardiovascular<br />

factores de riesgo, tales como la HTA, dislipidemia, obesidad y el uso de<br />

anticonceptivos orales 1,14,32 .<br />

Tabaquismo y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Un<br />

aspecto importante es el reciente hallazgo de un estudio noruego de<br />

casos/controles que mostró que las <strong>mujer</strong>es tenían una peor función<br />

pulmonar y EPOC más severa que los hombres en los subgrupos<br />

donde la EPOC se inicio tempranamente (antes de los 60 años) con<br />

baja exposición al cigarrillo (menos de 20 unidades/día por menos de<br />

20 años) 38 .<br />

Conclusiones<br />

El tabaquismo por sus amplias cifras de prevalencia mundial y su gran<br />

impacto en la salud cardiovascular y general, representa un grave<br />

problema de salud pública. Las cifras de prevalencia de tabaquismo en<br />

<strong>mujer</strong>es son muy elevadas pero, aún cuando son menores que en los<br />

hombres, muchas <strong>mujer</strong>es no fumadoras tienen un riesgo aumentado<br />

de sufrir de manera pasiva una enfermedad cardiovascular por la<br />

exposición al humo de segunda mano, debido a que sus esposos o<br />

compañeros /socios(as) fuman 39 .<br />

Los beneficios de la cesación tabáquica son similares para ambos<br />

géneros y se magnifican con el transcurrir de los años de haber dejado<br />

de fumar.<br />

De acuerdo al estudio INTERHEART, la probabilidad de sufrir un infarto<br />

de miocardio antes de los 60 años es mayor en los hombres que en las<br />

<strong>mujer</strong>es; sin embargo, después de ajustar por los factores de riesgo,<br />

esta diferencia se redujo en más del 80% lo cual significa que ambos<br />

géneros deben recibir las mismas atenciones en cuanto a la reducción<br />

del riesgo cardiovascular 40 .<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

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292 293


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Capítulo XII<br />

Intervenciones farmacológicas<br />

e invasivas en la terapéutica<br />

cardiovascular<br />

• Diferencias de género en la cinética, metabolismo y<br />

excreción de medicamentos con acción cardiovascular.<br />

Dr. Eduardo Romero Vecchione, Dr. José Vásquez,<br />

Dra. Mélida Bermúdez.<br />

• Tratamiento farmacológico de la obesidad. Dra. Ada Vedilei.<br />

• Farmacoterapia de la enfermedad hipertensiva.<br />

Dr. Luis Díaz.<br />

• Terapéutica farmacológica de la dislipidemias.<br />

Dr. Jesús E. Isea P.<br />

• Terapéutica de las disglucemias. Dra. Dora Millar.<br />

• Estrategias en la cesación tabáquica en la <strong>mujer</strong>.<br />

Dr. Carlos I. Ponte N.<br />

• Antiagregantes plaquetarios en <strong>prevención</strong> primaria.<br />

Dra. Maritza Durán.<br />

• Revascularización percutánea. Dr. Carlos Galán.<br />

Diferencias de género en la cinética,<br />

metabolismo y excreción de medicamentos<br />

con acción cardiovascular<br />

Dr. Eduardo Romero Vecchione, Dr. José Vásquez,<br />

Dra. Mélida Bermúdez<br />

Introducción<br />

La respuesta farmacodinámica y los efectos adversos a un mismo<br />

medicamento entre <strong>mujer</strong>es y hombres pueden diferir bastante y esta<br />

variación, se debe en muchos casos, a la diversidad de la farmacocinética<br />

de las moléculas administradas. Estas diferencias farmacocinéticas<br />

son el producto de la disparidad en parámetros biológicos bastante<br />

bien estudiados como el peso corporal, el volumen de distribución,<br />

el metabolismo y los mecanismos de excreción propios del género y<br />

que en ocasiones son determinantes de la eficacia o la aparición de<br />

eventos adversos 1 . Por otra parte, el papel de las hormonas sexuales<br />

femeninas y androgénicas influye en cierta medida en la acción de<br />

algunas drogas por la acción que estas ejercen en una gran variedad<br />

de variables fisiológicas.<br />

En relación con el peso corporal y el volumen de distribución de las drogas,<br />

294<br />

295


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

es notorio que el hombre tiene un peso corporal promedio y volumen<br />

de distribución superiores que la <strong>mujer</strong>. Adicionalmente, la mayor<br />

proporción de grasa corporal en la <strong>mujer</strong> puede aumentar el volumen<br />

de distribución de agentes liposolubles; no obstante, esta proporción de<br />

grasa corporal aumenta en el hombre con el envejecimiento.<br />

Obviamente, las hormonas sexuales influyen en modelar la masa<br />

muscular y masa grasa entre hombres y <strong>mujer</strong>es ya que la testosterona<br />

y en general los esteroides androgénicos estimulan la formación de<br />

masa magra.<br />

Absorción de los medicamentos en la <strong>mujer</strong><br />

La cantidad total absorbida de los medicamentos no muestra diferencias<br />

entre hombres y <strong>mujer</strong>es, aunque la velocidad de absorción intestinal<br />

es ligeramente inferior en la <strong>mujer</strong>, pero esta diferencia es tan pequeña<br />

que no tiene relevancia en el efecto farmacológico. (Tabla 1).<br />

Absorción por la piel. La nitroglicerina administrada por vía transdérmica<br />

en pacientes con angor pectoris no presenta diferencias significativas<br />

entre el hombre y la <strong>mujer</strong>. Debe mencionarse que los medicamentos<br />

administrados por vía transdérmica no sufren primer paso por el hígado<br />

ya que entran directamente a la circulación sistémica.<br />

Metabolismo de las drogas y biodisponibilidad<br />

de los fármacos en la <strong>mujer</strong><br />

El metabolismo de las drogas dependiente de la enzima citocromooxidasa<br />

hepática del tipo CYP3A4 es ligeramente mayor en la <strong>mujer</strong><br />

que en el hombre 2 . La unión de un medicamento a las proteínas<br />

plasmáticas, mediada por interacciones químicas, tiene una proporción<br />

similar entre hombres y <strong>mujer</strong>es 1 .<br />

El metabolismo hepático de las drogas en la Fase I; es decir, por<br />

procesos de oxidación, reducción e hidrólisis a través de la actividad del<br />

citocromo P450 (CYP 450) de los tipos 1 A, 2D6 y 2 EI, es más rápido<br />

en el hombre que en la <strong>mujer</strong>.<br />

El sistema de metabolización hepático de drogas ejecutado por el<br />

citocromo P3A4 se manifiesta de manera predominante en la <strong>mujer</strong>, y<br />

la causa posiblemente se relaciona con la expresión de los genes que le<br />

sintetizan; estos son regulados por la hormona del crecimiento, la cual<br />

es secretada de forma continua en la <strong>mujer</strong> mientras que en el hombre<br />

se secreta de forma intermitente por la hipófisis 3 .<br />

Igualmente, es más rápida en el hombre la conjugación de metabolitos<br />

para su excreción por procesos de glucuronación y la conjugación por<br />

acción de la glucuroniltransferasas y deshidrogenasas.<br />

Es similar entre el hombre y la <strong>mujer</strong> el metabolismo de fármacos<br />

por acción de los citocromos CYP2C9, CYP2C19 y también por la<br />

N-acetiltransferasa.<br />

Función glomerular y secreción tubular en la<br />

<strong>mujer</strong><br />

La filtración glomerular y la secreción tubular son mayores en los hombres<br />

que en las <strong>mujer</strong>es y estos parámetros pueden tener incidencia en la<br />

excreción de los medicamentos eliminados por esta vía. Por esta razón,<br />

los algoritmos para estimar la tasa de filtración glomerular incorporan el<br />

sexo como un factor en la ecuación de cálculo; obviamente, también<br />

influyen el peso corporal y el volumen de distribución, como veremos<br />

más adelante en relación con el efecto del alcohol en la <strong>mujer</strong>.<br />

En los adultos atendidos por problemas cardiovasculares, el médico<br />

titula la dosis, es decir, aumenta o reduce progresivamente la cantidad<br />

del fármaco administrado monitoreando variables hemodinámicas,<br />

electrocardiográficas, metabólicas, de coagulación u otras que le<br />

permitan alcanzar el efecto óptimo del principio activo administrado, con<br />

ausencia en lo posible de efectos adversos.<br />

Reacciones adversas a medicamentos en<br />

<strong>mujer</strong>es y hombres<br />

Estos eventos son motivo frecuente de atención médica y en muchos<br />

casos de hospitalización (5 % del total anual de hospitalizaciones<br />

por año en los Estados Unidos) o de abandono del tratamiento. Los<br />

efectos adversos dependen en buena medida de los factores de<br />

riesgo que impone la enfermedad subyacente, la edad del paciente y<br />

la polimedicación, hecho frecuente en el tratamiento de enfermedades<br />

296 297


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

cardiovasculares.<br />

En general, las <strong>mujer</strong>es presentan mayor incidencia de reacciones<br />

adversas a los medicamentos que los hombres, en una proporción 1,5<br />

a 1,7 veces, particularmente las de tipo dermatológico 4 .<br />

Los mecanismos de esta mayor incidencia en las damas no están<br />

aclarados totalmente, pero se supone que influyen las diferencias<br />

farmacocinéticas, los factores hormonales y posiblemente algunas<br />

variaciones en la respuesta inmunológica; por otra parte, podría influir<br />

la menor masa magra de la <strong>mujer</strong>, menor velocidad de metabolización<br />

hepática mediada por algunas subespecies del citocromo P450.<br />

En atención a estas diversidades en las reacciones adversas han sido<br />

detectadas diferencias farmacodinámicas según el género, en particular<br />

con medicamentos de acción cardiovascular y psicofármacos (Tabla 2)<br />

estudios se venían realizando en sujetos de sexo masculino.<br />

Aparentemente, la depuración plasmática de los medicamentos, de una<br />

manera general, es menor desde la infancia en el sexo femenino, como<br />

lo revela un estudio en el cual se cuantificó la depuración de teofilina<br />

en el plasma de niños en crisis aguda de asma de diferentes edades 6 .<br />

En este estudio,la depuración de la teofilina administrada por vía<br />

intravenosa según el peso corporal, siempre fue 20 % más elevada en<br />

los niños que en las niñas, en todas las edades estudiadas (Tabla 3).<br />

Hipolipemiantes administrados en pacientes de<br />

sexo masculino y femenino<br />

Farmacocinética del verapamil<br />

El verapamil, un agente bloqueante de canales de calcio utilizado como<br />

antiarritmico y antihipertensivo, produce concentraciones plasmáticas<br />

superiores (a la misma dosis e índice de masa corporal) en <strong>mujer</strong>es que<br />

en hombres mayores de 65 años de edad. La administración de una<br />

dosis oral de 120 mg de verapamil de liberación normal o de liberación<br />

prolongada produce áreas bajo la curva mayores en las <strong>mujer</strong>es que<br />

en los hombres 5 ; la depuración plasmática es de 43 ± 15 mL/min/Kg en<br />

la <strong>mujer</strong> y de 75 ± 29 mL/min/Kg en el hombre para la formulación de<br />

liberación prolongada y de 35 ± 16 mL/min/Kg en la <strong>mujer</strong>, comparado<br />

con 65 ± 31 mL/min/Kg en el hombre (media ± desviación estándar),<br />

para la tableta de liberación convencional.<br />

En vista de las diferencias farmacocinéticas que pueden observarse<br />

entre hombres y <strong>mujer</strong>es, la Food and Drug Administration de los<br />

Estados Unidos ha recomendado que no sean excluidas las <strong>mujer</strong>es<br />

en los estudios de bioequivalencia, ya que tradicionalmente dichos<br />

Aparentemente no hay diferencias farmacocinéticas entre pacientes de<br />

sexo masculino y femenino que reciben medicamentos hipolipemiantes.<br />

Por ejemplo, la rosuvastatina, una estatina inhibidora de la síntesis<br />

de colesterol, no mostró diferencias según el sexo para una dosis fija<br />

administrada en condiciones controladas; la concentración máxima en<br />

plasma y el área bajo la curva de su concentración no fue diferente 7 .<br />

Vale la pena citar que la comida es el único factor de interferencia<br />

importante para la absorción de las estatinas sin importar el sexo del<br />

paciente.<br />

En relación con otros agentes hipolipemiantes como fibratos y niacina,<br />

no hay estudios demostrativos de alguna diferencia de eficacia y<br />

seguridad entre hombres y <strong>mujer</strong>es.<br />

Efectos adversos de los antihipertensivos en la<br />

<strong>mujer</strong> y en el hombre<br />

Varias diferencias entre el sexo femenino y masculino han sido<br />

detectadas en relación a los medicamentos antihipertensivos.<br />

Con los diuréticos, las <strong>mujer</strong>es hipertensas tienen mayor probabilidad<br />

de desarrollar hiponatremia e hipopotasemia cuando se les compara<br />

con los hombres; pero con menor probabilidad de presentar gota<br />

iatrogénica por retención de ácido úrico.<br />

En un estudio realizado en 19.889 <strong>mujer</strong>es hipertensas postmenopáusicas<br />

de 50 a 79 años de edad sin enfermedad cardiovascular y evaluadas<br />

298 299


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

durante 5,9 años, el empleo de antihipertensivos reveló que la<br />

monoterapia con diuréticos era igual o superior a otro tipo de monoterapia<br />

para prevenir las complicaciones cardiovasculares de la presión arterial<br />

elevada. Es necesario destacar que las que recibieron antagonistas<br />

de calcio junto con diuréticos tuvieron mayor riesgo de mortalidad por<br />

enfermedad cardiovascular en comparación con la combinación de<br />

betabloqueantes con diuréticos. El riesgo de mortalidad cardiovascular<br />

fue similar al combinar el diurético con un inhibidor de la enzima de<br />

conversión de angiotensina (IECA) o con un betabloqueante 8 .<br />

Los antagonistas de calcio son de beneficio similar en hipertensos de<br />

cualquier sexo, pero el edema periférico maleolar es más frecuente en<br />

la <strong>mujer</strong> que los recibe.<br />

Los IECA no muestran diferencias de eficacia entre hombres y <strong>mujer</strong>es<br />

hipertensos; sin embargo, es bueno recordar que los IECA son agentes<br />

teratogénicos y no pueden ser utilizados en <strong>mujer</strong>es embarazadas.<br />

Por razones poco claras, la tos desencadenada por los IECA como<br />

efecto adverso se presenta con el doble de la frecuencia en las <strong>mujer</strong>es<br />

respecto del hombre. Como precaución ha de destacarse que las<br />

<strong>mujer</strong>es que estén lactando no deben recibir antihipertensivos del tipo<br />

IECA.<br />

En cuanto a los antagonistas del receptor AT1 de la angiotensina II<br />

(ARA II), estos han demostrado igual eficacia en hombres y en <strong>mujer</strong>es.<br />

Hay que tener en cuenta que la misma advertencia sobre teratogenia<br />

mencionada para los IECA es válida para los ARA II e igualmente no<br />

deben ser administradas a la madre durante la lactancia por sus efectos<br />

tóxicos en el neonato 9 .<br />

Mortalidad por insuficiencia cardíaca en <strong>mujer</strong>es<br />

tratadas con digoxina<br />

En 1977, un extenso trabajo en insuficiencia cardiaca descubrió que<br />

la digoxina no reduce la mortalidad por insuficiencia cardiaca y las<br />

sociedades de cardiología de varios países establecieron normas para<br />

el uso de este medicamento. En el antes citado estudio no se evaluó<br />

si había diferencia en la mortalidad entre los pacientes según su sexo y<br />

para aclarar esta interrogante se realizó un análisis en 6.800 pacientes<br />

en el estudio Digitalis Investigation Group, controlado con placebo y<br />

doble ciego, con una duración (promedio) de 3,7 años, en el cual se<br />

detectó que las <strong>mujer</strong>es que recibieron digoxina excedían en 5,8 % (IC<br />

95 % 0,5 a 11,1) la tasa de mortalidad comparadas con los hombres<br />

tratados con el mismo medicamento 10 . La dosis de digoxina empleada<br />

fue ajustada de acuerdo al nomograma conocido que toma en cuenta la<br />

edad, el peso, el sexo y la función renal de cada paciente.<br />

El riesgo de mortalidad aumentó en las <strong>mujer</strong>es por eventos<br />

cardiovasculares y por agravamiento de la insuficiencia cardiaca. Las<br />

causas de esta diferencia no se pueden atribuir a la edad porque esta<br />

variable no modifica la eficacia de la digoxina, tampoco a mayores dosis,<br />

ya que fue similar por kg de peso y por índice de masa corporal (kg/m 2 ).<br />

Los niveles plasmáticos de digoxina fueron ligeramente superiores en<br />

las <strong>mujer</strong>es al inicio del tratamiento y es posible que tal variación sea la<br />

causa del aumento de mortalidad.<br />

El estudio tiene la debilidad de no haber tomado información acerca<br />

del uso de terapia de reemplazo hormonal y este punto es importante<br />

porque los progestágenos inhiben la glucoproteína-P y reducen la<br />

excreción de la digoxina en los túbulos renales. Recordemos que la<br />

glucoproteína P es un exportador de drogas que funciona en sentido<br />

opuesto a la reabsorción renal, la absorción intestinal y está presente<br />

en la barrera hematoencefálica, los enterocitos, el riñón y las células<br />

cancerosas.<br />

La única ventaja del uso de digoxina hallado en este estudio fue la<br />

reducción de la necesidad de hospitalización, el cual fue un punto<br />

secundario de evaluación.<br />

Erosión de la placa y disfunción endotelial en la<br />

<strong>mujer</strong> y en el hombre<br />

Varios estudios han demostrado que la <strong>mujer</strong> presenta menos incidencia<br />

de obstrucción de las arterias coronarias que el hombre, pero en las<br />

que tienen una placa de ateroma, la erosión de la misma es mayor 11<br />

que en el hombre; así como también es más prominente la disfunción<br />

endotelial 12 .<br />

Sensibilidad femenina a los antiagregantes<br />

plaquetarios<br />

El uso de antiagregantes plaquetarios y antitrombóticos ha sido rutinario<br />

en pacientes con síndrome coronario agudo de sexo masculino o<br />

femenino. Con el paso del tiempo se han identificado algunas diferencias<br />

según el sexo que se describen a continuación:<br />

a. Aspirina en <strong>prevención</strong> primaria y secundaria de infarto de<br />

miocardio. La aspirina protege por igual a hombres y <strong>mujer</strong>es<br />

en cuanto a <strong>prevención</strong> secundaria del infarto de miocardio y<br />

otros eventos coronarios agudos. Por cada 1.000 hombres y<br />

<strong>mujer</strong>es tratados con aspirina se previenen 37 y 33 eventos<br />

vasculares, respectivamente; pero se ha informado en un metaanálisis<br />

que sólo el 50 % de las <strong>mujer</strong>es elegibles recibieron esta<br />

medicación 13 .<br />

300 301


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Los cinco estudios iniciales de uso de aspirina en <strong>prevención</strong><br />

primaria de eventos cardiovasculares agudos sólo incluyeron 20<br />

% de <strong>mujer</strong>es en promedio, y en tres de ellos, las <strong>mujer</strong>es fueron<br />

totalmente excluidas. Aunque el primer estudio de <strong>prevención</strong><br />

primaria con aspirina (100 mg/día) fue realizado en <strong>mujer</strong>es con<br />

bajo riesgo, se excluyó a los hombres y el estudio no demostró<br />

efecto beneficioso en isquemia cardíaca, excluyendo el infarto<br />

del miocardio y con la demostración de 17 % de reducción<br />

de accidente cerebrovascular en las <strong>mujer</strong>es tratadas 14 . En<br />

el Nurse’s Health Study, realizado en 79.439 enfermeras, se<br />

demostró una reducción de 25 % de mortalidad por cualquier<br />

causa y 38 % de reducción de riesgo de muerte por causas<br />

cardiovasculares 15 .<br />

b. Sensibilidad femenina a los antiagregantes plaquetarios que<br />

inhiben la glicoproteína plaquetaria IIb/IIIa (GP IIb/IIIa). En<br />

varios estudios clínicos, las <strong>mujer</strong>es han presentado como<br />

efecto adverso de la medicación, una proporción de sangrado<br />

que duplica a la del hombre con el empleo de los inhibidores<br />

de agregación plaquetaria GP IIb/IIIa 16,17 integrilina y eptifabitida.<br />

Estos medicamentos son usados en pacientes con síndromes<br />

coronarios agudos y en estos eventos, estadísticamente la<br />

proporción de <strong>mujer</strong>es va en aumento, hecho probablemente<br />

relacionado con la mayor longevidad y a la presencia de más<br />

comorbilidades asociadas al evento agudo cardiovascular en<br />

comparación a los hombres.<br />

El estudio Can Rapid Risk Stratification of Unstable Angina<br />

Patients SuppressAdverse Outcomes With Early Implementation<br />

of ACC/AHA Guidelines (CRUSADE) investigó el riesgo de<br />

sangrado en las <strong>mujer</strong>es, comparadas con los hombres, al<br />

ser tratadas con inhibidores de la GP IIb/IIIa y las moléculas<br />

estudiadas fueron la eptifabitida (2 ug/Kg/min) y el tirofiban (0,1<br />

ug/Kg/min). Dicho estudió reveló que 26,9 % de los pacientes<br />

recibió una dosis excesiva de los inhibidores y con mayor<br />

frecuencia las <strong>mujer</strong>es (46,4 %) que los hombres (17,2 %). Se<br />

deduce de estos resultados que la dosis de estos medicamentos<br />

debe ser ajustada de acuerdo a la edad, el peso corporal y la<br />

depuración basal de creatinina.<br />

El sangrado como efecto adverso fue mayor en los pacientes que<br />

recibieron los inhibidores GP IIb/IIIa (10,1 %) que en aquellos<br />

que no los recibieron (6,8 %); y en los primeros, los sangrados<br />

graves fueron más frecuentes en las <strong>mujer</strong>es (15,8 %) que en<br />

los hombres (7,3 %) 18 .<br />

Se ha sugerido que la dosis de inhibidores GP IIb/IIIa sea ajustada<br />

en la <strong>mujer</strong>, de acuerdo con la depuración de creatinina; por<br />

ejemplo, una <strong>mujer</strong> de 70 años y 70 Kg de peso, con creatinina<br />

sérica de 1,3 mg/dL (dentro de los límites normales) requiere de<br />

un ajuste de la medicación porque su depuración de creatinina<br />

es de 42 mL/min.<br />

El riesgo más elevado de sangrado en las <strong>mujer</strong>es también ha<br />

sido observado en otros estudios con agentes trombolíticos,<br />

con heparina no fraccionada y con heparinas de bajo peso<br />

molecular 19 ; la explicación de esta mayor susceptibilidad todavía<br />

está por ser aclarada.<br />

Farmacocinética y metabolismo del alcohol<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

El alcohol se convierte en un factor de riesgo cardiovascular cuando<br />

se exceden los dos tragos por día y las <strong>mujer</strong>es se exponen más<br />

frecuentemente a este riesgo porque el número de <strong>mujer</strong>es consumidoras<br />

de bebidas alcohólicas ha aumentado en los países occidentales. Por<br />

esta razón, las lesiones causadas por el etanol han ido en aumento<br />

en las damas, tomando en cuenta que entre los adolescentes el<br />

consumo se ha incrementado. No obstante, desde el punto de vista<br />

estadístico, las <strong>mujer</strong>es todavía siguen siendo menos consumidoras<br />

de bebidas alcohólicas que el hombre. El gran problema reside en la<br />

mayor sensibilidad de la <strong>mujer</strong> al efecto del etanol, porque en ellas, en<br />

comparación con los hombres, se alcanzan concentraciones mayores<br />

en plasma para una misma cantidad ingerida; por esta razón, el riesgo<br />

de lesiones asociadas al alcohol es mayor en ellas que en el hombre.<br />

Las razones han sido estudiadas y las damas tienen menor actividad<br />

de la alcohol-deshidrogenasa en la mucosa estomacal, lo cual hace<br />

que el efecto de primer paso del alcohol (intestino-hígado) sea menos<br />

intenso.<br />

En realidad, lo que conduce en la <strong>mujer</strong> a alcanzar una mayor<br />

concentración de alcohol en plasma es su menor volumen de agua<br />

corporal y plasmática en comparación con el hombre. A este hecho se<br />

suma el menor peso corporal de la <strong>mujer</strong> y su menor masa magra. Por<br />

ejemplo, un hombre de 1,70 m de estatura y 70 Kg de peso tiene 50,9 L<br />

de agua corporal y una <strong>mujer</strong> de la misma estatura y peso tiene 47,1 L,<br />

lo cual equivale a 7,34 % menos agua corporal en la <strong>mujer</strong> adulta que<br />

en el hombre.<br />

En consecuencia, en comparación con los hombres, para cualquier<br />

cantidad de etanol consumida las concentraciones en plasma en las<br />

damas serán mayores.<br />

Vale la pena destacar que las hormonas sexuales femeninas no juegan<br />

papel alguno en relación con el metabolismo del etanol 20,21 .<br />

302 303


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Conclusión<br />

La <strong>mujer</strong> es más susceptible a los efectos adversos de muchos<br />

medicamentos y en particular la farmacocinética de agentes terapéuticos<br />

de uso en enfermedades cardiovasculares. Estas diferencias deben ser<br />

tomadas en cuenta al indicarlos a pacientes de sexo femenino y seguir<br />

de cerca la farmacovigilancia de los medicamentos suministrados a la<br />

<strong>mujer</strong>.<br />

Agradecimientos<br />

Este trabajo fue parcialmente financiado por el Consejo de Desarrollo<br />

Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela,<br />

Proyecto PI-09 7287 2009/1.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

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304 305


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Tratamiento farmacológico de la<br />

obesidad<br />

Dra. Ada Vedilei.<br />

Introducción<br />

Existen muchos efectos adversos de la obesidad, particularmente sobre<br />

la salud cardiovascular, por lo que es una de las enfermedades que<br />

inciden con mayor impacto sobre la salud pública a nivel mundial, cuya<br />

prevalencia ha aumentado hasta alcanzar proporciones epidémicas 1-3 .<br />

Siendo la obesidad una condición crónica de etiología multifactorial<br />

compleja, las bases sobre la cuales descansa el tratamiento están<br />

orientadas hacia el logro, en cada paciente, de un balance calórico<br />

negativo que conduzca a la reducción del exceso de grasa corporal,<br />

factor implícito de la obesidad. En consecuencia, el abordaje terapéutico<br />

siempre debe incluir un plan de alimentación hipocalórico equilibrado con<br />

aumento de la actividad física y la consiguiente educación nutricional,<br />

todo ello encaminado hacia la adquisición de hábitos saludables y, en los<br />

casos de fracaso, es donde está indicada la terapia farmacológica y/o<br />

cirugía. La decisión final dependerá de los resultados de la evaluación<br />

individual con respecto al tipo y grado de obesidad que padece y de los<br />

factores de riesgo o comorbilidades asociadas 4 .<br />

El considerar a la obesidad como una enfermedad crónica, en la que<br />

se evidencia una alteración de los neurotransmisores encargados de la<br />

regulación del apetito, ha hecho que cada día crezca más el campo de<br />

investigación de fármacos que, por diversos mecanismos, produzcan<br />

una modificación de las vías orexígenas y anorexígenas 4 .<br />

Identificación del paciente susceptible de<br />

tratamiento<br />

Los pacientes en los cuales está indicado el tratamiento farmacológico<br />

para la pérdida de peso son aquellos con 4,5 :<br />

• Índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 Kg/m 2 ,<br />

• IMC ≥ 27 Kg/m 2 , con comorbilidades o factores de riesgo<br />

cardiometabólicos asociados.<br />

• Disminución de peso


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

En el orden siguiente, los tres objetivos básicos son 6 :<br />

• Perder peso.<br />

• No volver a ganar peso.<br />

Los objetivos terapéuticos de la pérdida de peso deben estar<br />

primordialmente dirigidos a mejorar o eliminar las comorbilidades<br />

asociadas a la obesidad y disminuir el impacto de las futuras<br />

complicaciones médicas relacionadas con el exceso de peso 2,7 .<br />

Recursos terapéuticos<br />

El tratamiento del exceso de peso debe ser integral, es decir, que utilice<br />

todos los recursos terapéuticos, los cuales se pueden resumir en: no<br />

farmacológicos, farmacológico y las intervenciones bariátricas 2,6,7 . Este<br />

capítulo versará exclusivamente sobre el uso de medicamentos, su<br />

eficacia, reacciones adversas y contraindicaciones.<br />

Tratamiento farmacológico<br />

El empleo de fármacos para el manejo de la obesidad no debe ser<br />

ni la primera ni la única opción terapéutica. Además siempre ha de<br />

ser utilizado por un tiempo prolongado para evitar la recuperación<br />

de peso en el momento de suspenderlo y estar acompañado de un<br />

régimen regular de actividad física y alimentación balanceada. No<br />

deben utilizarse fármacos en <strong>mujer</strong>es embarazadas o en edad fértil sin<br />

métodos de planificación 2,5,7-9 .<br />

Al considerar el papel de los fármacos en el tratamiento del exceso de<br />

peso, se debe tener en cuenta su doble efecto terapéutico por 6 :<br />

• Una acción farmacológica propia y característica.<br />

• Un claro componente motivador para el paciente.<br />

El tratamiento farmacológico correcto requiere de 6,9 :<br />

• Estar siempre asociado a la dieta, al ejercicio y a la modificación<br />

de conductas alimentarias erróneas y nunca utilizarlos como<br />

tratamiento único.<br />

• Emplearlo sólo en pacientes con riesgo médico por su obesidad<br />

y no deben usarse en adelgazamientos “cosméticos”.<br />

• Requiere una estricta indicación y supervisión médica.<br />

• Indicaciones: las ya mencionadas<br />

Características ideales de los fármacos para el tratamiento de la<br />

obesidad 4 :<br />

• Disminuir el apetito.<br />

• Incrementar el gasto energético en todas sus esferas<br />

(metabolismo basal, termogénesis inducida por la dieta, efecto<br />

térmico del ejercicio y termogénesis adaptativa),<br />

• Reducir la absorción de aquellos nutrientes que tengan un mayor<br />

poder calórico.<br />

• Efectos secundarios mínimos y bien tolerados.<br />

• Ser capaces de actuar únicamente sobre el tejido adiposo<br />

respetando el resto de los compartimentos corporales (muscular,<br />

óseo, etc.)<br />

• Eficaces a muy largo plazo evitando el fenómeno “yo-yo” tras su<br />

suspensión.<br />

En la historia de la obesidad se han usado múltiples fármacos, desde las<br />

anfetaminas hasta los serotoninérgicos, fenfluramina y dexfenfluramina<br />

los cuales por diversas razones ya ampliamente conocidas han sido<br />

abandonados. En la actualidad, sin dejar de enfatizar la importancia<br />

de las medidas preventivas, cuando ésta falla, la terapia farmacológica<br />

puede convertirse en una necesidad y su uso ha de estar condicionado<br />

en el conocimiento de que la obesidad es una enfermedad crónica que<br />

raramente puede ser curada y que el medicamento ideal para producir<br />

un impacto significativo sobre el peso debería simultáneamente reducir<br />

la ingesta energética e incrementar el gasto energético, por lo que la<br />

terapia combinada será más efectiva que la monoterapia.<br />

El conocimiento de los sistemas de regulación del balance energético<br />

ha permitido establecer tres escalones o grupos de fármacos según<br />

actúen por 2 :<br />

a. Modulación de la conducta alimentaría (apetito y/o saciedad).<br />

b. Inhibidores de la absorción de nutrientes por acción enzimática.<br />

c. Aquellos con efecto termogénico que produzcan un incremento<br />

del gasto energético. De este grupo no hay fármacos disponibles<br />

en el mercado.<br />

a) Fármacos que modulan el comportamiento alimentario 4 :<br />

a.1. Anorexígenos con acción en sistema nervioso central 4 . Los<br />

fármacos que suprimen el apetito o anorexígenos, son los que<br />

modifican la saciedad (el hecho de no sentir hambre después<br />

de consumir alimentos) y el hambre, o sensación biológica<br />

que desencadena el consumo de alimentos. Al intensificar la<br />

saciedad y disminuir el hambre, dichos agentes permiten a los<br />

pacientes disminuir la ingesta calórica sin sentir que se les priva<br />

de alimentos.<br />

a.2. Anorexígenos noradrenérgicos 4 . Actúan a nivel central<br />

sobre la recaptación de neurotransmisores aumentando su<br />

biodisponibilidad y produciendo una disminución o supresión del<br />

apetito. En la actualidad, este grupo (anfetamina, metanfetamina<br />

y fenmetracina) se ha proscrito debido a la posibilidad de abuso<br />

y adicción.<br />

a.3. Anorexígenos serotoninérgicos, comprende los siguientes:<br />

a.3.1. Agonistas serotoninérgicos: Ejercen su acción sobre<br />

los receptores de serotonina, estimulando su liberación e<br />

308 309


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

inhibiendo su recaptación. Esta clase incluye la fenfluramina<br />

y la dexfenfluramina. Debido a sus efectos secundarios fueron<br />

retirados del mercado en 1997, tras observarse casos de<br />

valvulopatías y de hipertensión pulmonar tras la administración<br />

de la combinación dexfenfluramina-fentermina.<br />

a.3.2. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina 4 .<br />

Dentro de este grupo existen:<br />

• La fluoxetina inicialmente diseñada como antidepresivo.<br />

A dosis de 60 mg diarios reduce la ingesta alimenticia y el<br />

peso corporal. Su eficacia es especialmente evidente en<br />

los primeros 4-5 meses produciéndose con posterioridad<br />

un estancamiento o incluso recuperación ponderal.<br />

Adicionalmente, el fármaco mejora la sensibilidad a la<br />

insulina en diabéticos tipo 2. Los efectos adversos suceden<br />

con escasa frecuencia y entre ellos destacan ansiedad,<br />

nerviosismo, insomnio, astenia, temblor, diarrea y mareo.<br />

• La sertralina y paroxetina son otros fármacos que pertenecen<br />

al mismo grupo funcional y que son empleados como<br />

antidepresivos. Sin embargo, la experiencia acumulada con<br />

estos dos fármacos como moduladores del comportamiento<br />

alimentario es muy inferior a la derivada del tratamiento<br />

con fluoxetina. Se han publicado casos de hipomanía en<br />

asociación con drogas antidepresivas.<br />

a.3.3. Fármacos con actividad serotoninérgica y<br />

noradrenérgica 2,5,6,9,10 . El único miembro de esta clase es la<br />

sibutramina, la cual es el único anoréxico aprobado por la<br />

Food and Drug Administration (FDA) para utilización a largo<br />

plazo. Origina una pérdida promedio de 5 a 9% del peso inicial<br />

a los 12 meses. Se ha demostrado que subsiste dicha pérdida<br />

incluso durante dos años.<br />

Reacciones adversas: cefalea, xerostomía, insomnio y<br />

estreñimiento que suelen ser leves y las tolera adecuadamente<br />

el paciente. El principal problema es el incremento de la presión<br />

arterial y la aceleración de la frecuencia cardíaca (vinculados<br />

con las dosis) que a veces obligan a interrumpir el tratamiento.<br />

La dosis de 10 a 15 mg/día aumenta, en promedio, la presión<br />

sistólica y diastólica en 2 a 4 mmHg y de cuatro a seis latidos<br />

por minuto (lpm) en la frecuencia cardiaca. En consecuencia,<br />

es necesario vigilar estrechamiento al paciente.<br />

Contraindicaciones: hipertensión no controlada, insuficiencia<br />

cardiaca congestiva, enfermedad coronaria sintomática,<br />

arritmias o el antecedente de accidente vascular cerebral.<br />

Tampoco se debe medicar a <strong>mujer</strong>es embarazadas o en<br />

período de lactancia, ni a menores de 18 años. La sibutramina<br />

no interfiere con anticonceptivos ni tampoco potencia los<br />

efectos del alcohol. No debe emplearse en pacientes bajo<br />

tratamiento con inhibidores de la monoaminooxidasa o<br />

inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.<br />

En forma similar a lo observado con otros fármacos<br />

antiobesidad, la disminución ponderal es mayor si el fármaco<br />

se utiliza junto con la terapia conductual, y se ha observado<br />

que el peso corporal aumenta cuando se interrumpe el empleo<br />

del fármaco.<br />

Recientemente, la Agencia Europea de Medicamentos<br />

(EMEA) recomendó la suspensión del mercadeo del producto<br />

basado en los análisis del estudio Sibutramine Cardiovascular<br />

Outcome Trial (SCOUT) que mostró un mayor riesgo de eventos<br />

severos, cardiovasculares no fatales tales como accidente<br />

cerebrovascular y coronarios en el grupo bajo tratamiento<br />

con sibutramina en comparación con el grupo placebo 11 .<br />

Mientras que la FDA estableció la contraindicación que el<br />

medicamento no debe ser usado en pacientes con historia de<br />

enfermedad cardiovascular, incluyendo hipertensión arterial no<br />

controlada 12 .<br />

b. Inhibidores de la absorción de nutrientes por acción<br />

enzimática 2,5,6,9,10 . Comprende dos grandes grupos, aquellos que actúan<br />

por inhibición selectiva de la absorción de la grasa alimentaria como el<br />

orlistat y los que inhiben la degradación de los azúcares y reducen la<br />

absorción como la acarbosa y el miglitol.<br />

b.1. Orlistat. Al inhibir de forma selectiva la absorción de grasa<br />

alimentaria, induce perdida de peso por disminución de la grasa<br />

corporal, reducción y movilización de los depósitos de grasa<br />

(especialmente la grasa visceral).<br />

El bloqueo de la absorción de un 30% de la grasa alimentaría<br />

conlleva una reducción del 30% de la energía procedente de<br />

la grasa y, por tanto, una reducción del aporte energético total<br />

que hay que sumar a la reducción energética propia de la dieta<br />

hipocalórica. El resultado, desde el punto de vista clínico, es una<br />

mayor perdida de peso en comparación con la que se consigue<br />

con la dieta solamente.<br />

El fármaco actúa en el interior del estómago y el intestino delgado,<br />

al formar un enlace covalente con el sitio activo de las lipasas. En<br />

dosis terapéuticas de 120 mg tres veces al día, orlistat bloquea<br />

la digestión y la absorción de 30%, aproximadamente, de la<br />

grasa de alimentos. Una vez interrumpido el uso del producto,<br />

la grasa fecal vuelve a las concentraciones normales en término<br />

de 48 a 72 horas.<br />

Reacciones adversas: Flatulencia, urgencia fecal, incontinencia<br />

fecal, esteatorrea, manchas aceitosas y aumento de las<br />

defecaciones. Otros menos frecuentes, incluyen: dolor<br />

310 311


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

abdominal, nausea/vómitos, diarrea infecciosa, gingivitis, dolor<br />

de espalda, artritis, mialgia, dismenorrea y fatiga.<br />

Contraindicaciones: pacientes con colestasis, síndrome de<br />

malabsorción crónica. Además hay contraindicación relativa en<br />

obesos por causas orgánicas como el hipotiroidismo y hay que<br />

tener precaución en pacientes con historia de nefrolitiasis por<br />

oxalato de calcio con hiperoxaluria.<br />

No debe ser administrado durante el embarazo ya que no<br />

existen estudios clínicos controlados en <strong>mujer</strong>es gestantes, ni en<br />

<strong>mujer</strong>es lactando, ya que se desconoce si el fármaco se excreta<br />

en la leche materna<br />

b.2. La acarbosa y el miglitol son inhibidores de las<br />

alfaglucosidasas intestinales que se encargan de degradar los<br />

poli y disacáridos y así impedir la absorción de monosacáridos.<br />

Su indicación principal es el tratamiento de la diabetes tipo 2<br />

con el objetivo de reducir la glucemia postprandial. Su efecto no<br />

es importante en la reducción de peso, pero puede contribuir a<br />

reducir la aparición de diabetes en pacientes de alto riesgo 13 .<br />

Perspectivas de nuevos fármacos contra la<br />

obesidad<br />

El fracaso del rimonabant, un antagonista del sistema endocanabinoide,<br />

debido a sus efectos adversos ha obligado a la investigación de nuevas<br />

alternativas en el tratamiento de la obesidad sustentados en el mayor<br />

conocimiento de la biología del adipocito (incluyendo los mecanismos<br />

fisiopatológicos complejos de las adipocitoquinas) y de la disfunción del<br />

tejido adiposo.<br />

Conclusiones 5,6<br />

1. La <strong>prevención</strong> de la obesidad a través de la nutrición junto con<br />

el incremento en la actividad física continúa siendo la estrategia<br />

fundamental para reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad.<br />

2. La obesidad es una enfermedad que debe ser tratada, y hoy en<br />

día contamos con los recursos disponibles para poder hacerlo<br />

con éxito.<br />

3. Bajo la premisa que los objetivos terapéuticos de la obesidad<br />

están dirigidos a mejorar o eliminar las comorbilidades asociadas,<br />

la perdida de peso de un 10% es suficiente y ha demostrado<br />

ser altamente efectiva en la reducción de los factores de riesgo<br />

cardiovascular, además de mejorar la calidad de vida.<br />

4. La motivación del paciente para reducir de peso es un aliado<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

7.<br />

8.<br />

9.<br />

10.<br />

11.<br />

12.<br />

13.<br />

muy importante, por lo que debemos tratar aquellos pacientes<br />

con exceso de peso e inducirlos a perderlo.<br />

5. En la actualidad, la decisión de prescribir fármacos se hace<br />

mediante el juicio clínico basado en la evaluación individual de<br />

cada paciente en términos de los beneficios potenciales teniendo<br />

en cuenta los riesgos de los eventos adversos.<br />

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312 313


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Farmacoterapia de la enfermedad<br />

hipertensiva en la <strong>mujer</strong><br />

Dr. Luis Díaz.<br />

Introducción<br />

La hipertensión arterial (HTA) es la enfermedad de mayor prevalencia<br />

en la <strong>mujer</strong> adulta estimándose que está presente entre el 75% al 80<br />

% de aquellas en edad perimenopáusica y postmenopáusica 1,2 . La HTA<br />

no sólo representa un incremento en el riesgo a desarrollar enfermedad<br />

arterial coronaria (EAC) sino que además induce un daño vascular que<br />

lleva a la lesión de órganos blanco como cerebro, riñón y ojos, por ello<br />

la importancia en la determinación de la presión arterial (PA) por parte<br />

de los médicos de atención primaria y en este caso especial por parte<br />

del ginecólogo.<br />

La actividad estrogénica endógena de la <strong>mujer</strong> mantiene una condición<br />

vascular favorable durante la etapa premenopáusica que ha ayudado a<br />

explicar la menor incidencia de HTA en este grupo. A su vez, la caída de<br />

la actividad estrogénica se acompaña de un aumento en la PA haciendo<br />

a la <strong>mujer</strong> mayor de 60 años el grupo de mayor prevalencia de esta<br />

enfermedad. Es muy importante recordar que la HTA habitualmente<br />

se acompaña de otras comorbilidades como la diabetes, obesidad<br />

y dislipidemia, las cuales deben ser consideradas al momento de la<br />

decisión de tratar farmacológicamente a la <strong>mujer</strong> hipertensa y que<br />

determinarán el objetivo o meta final de la cifra de PA a alcanzar.<br />

A pesar de que existen diferentes clasificaciones de la HTA, en general<br />

todas coinciden que la PA igual o mayor de 140 mmHg de sistólica<br />

y 90 mmHg de diastólica se acompaña de un aumento en el riesgo<br />

a desarrollar eventos cardiovasculares y debe ser tratada tanto con<br />

medidas generales como con fármacos 3,4 . Si además tiene enfermedad<br />

renal establecida o es diabética la condición clínica cambia y entonces<br />

la intervención farmacológica está indicada si la PA sistólica es mayor de<br />

130 mmHg y la diastólica de 80 mmHg, todo esto independientemente<br />

de la edad de la paciente 3-5 .<br />

Tratamiento no farmacológico<br />

Los cambios en el estilo de vida representan una estrategia fundamental,<br />

no sólo para el control y tratamiento del paciente hipertenso sino también<br />

deben ser considerados en la población general con la finalidad de<br />

reducir el riesgo cardiovascular. Su sola implementación y logro permite<br />

el adecuado control de la PA en un porcentaje importante de pacientes<br />

en fase prehipertensiva o con HTA estadio I y a su vez favorece al éxito<br />

314 315


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

en el control u obtención de la meta terapéutica en aquellos pacientes<br />

en quienes además es necesario el uso de tratamiento farmacológico 6,7 .<br />

No es desconocido el alto grado de fracaso en la implementación de los<br />

cambios en el estilo de vida por múltiples causas, siendo una de ellas,<br />

la falta de compromiso en el médico tratante para explicar y persuadir<br />

al paciente a su cumplimiento, recordando que las medidas sugeridas<br />

como la dieta, el ejercicio, la disminución de peso se deben mantener<br />

por siempre y que repercuten no sólo en el mejor manejo y control de<br />

las cifras de PA sino que influyen favorablemente en las comorbilidades<br />

como la obesidad, trastornos en el metabolismo de carbohidratos y de<br />

los lípidos que habitualmente acompañan esta enfermedad.<br />

Tratamiento farmacológico<br />

En la actualidad se tiene claro que tanto la <strong>mujer</strong> como el hombre se<br />

benefician de manera similar de los diferentes grupos farmacológicos<br />

utilizados en el manejo de la PA elevada y de su adecuado control en lo<br />

que respecta a la morbilidad y mortalidad cardiovascular 3-5,8,9 . De esta<br />

manera, los algoritmos de tratamiento sugeridos en las diferentes guías<br />

de intervención terapéutica, ya sean europeas o norteamericanas, son<br />

totalmente válidos para ambos sexos.<br />

Es muy importante recordar que el objetivo principal para lograr<br />

beneficios en el tratamiento de la HTA es la disminución de la PA a las<br />

cifras ideales, independientemente del fármaco empleado. En términos<br />

prácticos una vez identificado un paciente con cifras elevadas de PA,<br />

según los criterios antes descritos, se debe iniciar tratamiento médico<br />

farmacológico: el manejo inicial puede ser con diuréticos tiazídicos,<br />

bloqueantes de canales de calcio (BCC), inhibidores de la enzima<br />

convertidora de angiotensina (IECA), antagonistas del receptor receptor<br />

AT1 de angiotensina II (ARA II) y/o bloqueadores beta-adrenérgicos<br />

(BB) o bien una combinación de acuerdo al caso 3,4,9 . Como se comentó<br />

al inicio, lograr la meta antihipertensiva es el objetivo principal mas allá<br />

del fármaco a utilizar, sin embargo existe suficiente evidencia clínica<br />

que muestra diferencias entre los grupos farmacológicos que influyen<br />

en su tolerabilidad, comportamiento metabólico y protección adicional<br />

de daño a órganos blanco en forma independiente al hecho de disminuir<br />

la PA, características estas que permitirán que el médico tratante pueda<br />

escoger el fármaco ideal según el perfil del paciente.<br />

A continuación se resumen las ventajas y desventajas de cada clase<br />

terapéutica que se emplean actualmente y están disponibles en el<br />

mercado venezolano:<br />

a. Diuréticos: la hidroclorotiazida es el diurético tiazídico más<br />

utilizado y estudiado, generalmente se emplea en combinación<br />

con otros fármacos antihipertensivos por su acción sinérgica. A<br />

dosis bajas son bien tolerados como monoterapia. Sus principales<br />

inconvenientes lo representan sus efectos secundarios<br />

metabólicos como la hiperuricemia, hipopotasemia y el impacto<br />

negativo sobre la glucemia y lípidos sanguíneos; sin embargo<br />

estos efectos son mínimos o clínicamente irrelevantes cuando<br />

se utilizan a dosis bajas como podría ser hidroclorotiazida a<br />

dosis de 12,5-25 mg al día. Los diuréticos han mostrado especial<br />

beneficio en la HTA sistólica aislada que caracteriza al paciente<br />

senil 10 .<br />

b. Betabloqueadores. Los BB han demostrado su efectividad<br />

antihipertensiva así como en la reducción de eventos<br />

cardiovasculares; sin embargo, al igual que los diuréticos su<br />

tolerabilidad, efectos sobre lípidos y la glucemia han limitado<br />

su uso como tratamiento antihipertensivo inicial y los han<br />

relegado a sus indicaciones precisas: presencia de arritmias<br />

en el paciente hipertenso o de EAC, donde pasan a ser la<br />

droga antihipertensiva de elección 11 . En los últimos años se ha<br />

demostrado en ensayos clínicos que la combinación de BB y<br />

tiazidas, si bien disminuyen la morbi-mortalidad cardiovascular,<br />

favorece la aparición de nuevos casos de diabetes, en especial<br />

en pacientes hipertensas con síndrome metabólico, obesidad<br />

o antecedentes familiares de diabetes 9,12 . Los BB de nuevas<br />

generaciones como carvedilol, metoprolol succinato, bisoprolol<br />

y nebivolol muestran características y comportamiento clínico<br />

diferentes al propranolol o atenolol, por tanto sus efectos<br />

metabólicos y tolerabilidad son diferentes, aunque sus efectos<br />

a largo plazo no han sido cabalmente examinados en estudios<br />

controlados en pacientes hipertensos.<br />

c. Bloqueantes de los canales de calcio. Los BCC comprenden<br />

los dihidropiridínicos como la amlodipina, felodipina, nifedipina<br />

y lercanidipina con acción vasodilatadora fundamentalmente<br />

y los no dihidropiridínicos, como el verapamil y diltiazem, que<br />

poseen una discreta acción vasodilatadora junto a una acción<br />

depresora sobre la conducción y contractilidad miocárdica. Los<br />

BBC, en general, son bien tolerados con un perfil metabólico<br />

neutro, ya que, no influyen en el metabolismo lipídico ni<br />

glucémico. El incremento en la prevalencia de la obesidad, la<br />

diabetes y el síndrome metabólico en la población de pacientes<br />

hipertensos, ha condicionado que en las combinaciones de<br />

fármacos antihipertensivos, los BCC sean cada vez mas<br />

preferidos por estas propiedades descritas, desplazando a<br />

los diuréticos como drogas de asociación 13 . Publicaciones<br />

recientes han mostrado ventajas sobre los diuréticos cuando<br />

por ejemplo son combinados con IECA 14 . La combinación de<br />

un BCC más un ARA II representa una de las asociaciones<br />

316 317


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

actuales más interesantes, ya que muestra sinergia en su acción<br />

antihipertensiva y un comportamiento neutro desde el punto de<br />

vista metabólico del BCC junto con los efectos favorables que,<br />

sobre el metabolismo glucémico, se conocen de los ARA II 13,15 . El<br />

principal problema de los BCC lo representa, en algunos de ellos<br />

como la amlodipina, y en menor cuantía la nifedipina y felodipina,<br />

el edema periférico (bimaleolar) y la cefalea, los dos efectos<br />

secundarios más frecuentes en este grupo farmacológico,<br />

siendo el edema su principal causa de suspensión. Los BCC<br />

son fármacos que pueden ser usados como tratamiento inicial<br />

en la HTA: a dosis bajas o moderadas como podrían ser 5 a 10<br />

mg diarios de amlodipina o felodipina, 10 mg de lercanidipina ó<br />

20 a 30 mg de nifedipina de liberación osmótica. La nifedipina<br />

de acción rápida (10 mg) ha sido proscrita del tratamiento de<br />

la HTA, especialmente su administración sublingual para el<br />

manejo inmediato en la crisis hipertensiva ya que las respuestas<br />

individuales son inespecíficas e impredecibles y la presencia de<br />

taquicardia refleja secundaria a su acción vasodilatadora puede<br />

desencadenar eventos isquémicos en pacientes con enfermedad<br />

coronaria.<br />

d. Inhibidores del sistema renina angiotensina (SRA). En los<br />

últimos años ha quedado en evidencia la importancia de la<br />

sobreactivación del SRA no sólo como unos de los principales<br />

disparadores de los mecanismos de inducción de la HTA sino<br />

más aún como el mecanismo mediante el cual se median<br />

los principales efectos de daño sobre los órganos diana en<br />

los pacientes hipertensos. Esto ha hecho que su bloqueo<br />

represente una de las principales vías para tratar y controlar<br />

la HTA y además para prevenir la aparición de daño orgánico<br />

por esta enfermedad 16,17 . El uso tanto de IECA como de ARA<br />

II o de inhibidores de la renina representa una elección ideal<br />

para el manejo inicial del paciente hipertenso, más aún en<br />

aquellos donde estén presentes las condiciones clínicas antes<br />

descritas. Estos fármacos han mostrado regresar o retardar la<br />

progresión de microalbuminuria, la proteinuria tanto del paciente<br />

diabético como la del no diabético, así como la hipertrofia<br />

ventricular izquierda (HVI) en forma más efectiva que el resto<br />

de los antihipertensivos, además de prevenir su aparición en<br />

un porcentaje sustancial de pacientes. Los IECA y los ARA II<br />

son fármacos muy bien tolerados, sólo la tos en el caso de los<br />

IECA representa el efecto secundario más frecuente y motivo de<br />

suspensión de los mismos.<br />

Estos medicamentos están absolutamente contraindicados<br />

durante el embarazo por su teratogenicidad, igualmente no<br />

se sugiere su uso durante la lactancia, por tanto deberán ser<br />

prescritos con precaución en la <strong>mujer</strong> fértil haciéndole saber de<br />

la necesidad de suspensión ante la sospecha de embarazo.<br />

Son muchos los IECA y ARA II disponibles en el mercado, con<br />

características y propiedades individuales distintas en cada<br />

uno de ellos, sin embargo las diferencias en efectividad como<br />

antihipertensivos son pocas cuando se comparan a dosis<br />

equiparables, lo cual permite el uso de cualquiera de ellos como<br />

terapéutica inicial en el paciente hipertenso. Estos fármacos<br />

se potencian con diuréticos tiazídicos y BCC, consiguiéndose<br />

en la práctica diaria combinaciones fijas de ellos que permiten<br />

una presentación con mejor capacidad antihipertensiva y que<br />

asegura una mayor adherencia al tratamiento.<br />

Por último, los inhibidores directos de renina, representados<br />

por el aliskirén, bloquean el sistema renina – angiotensina –<br />

aldosterona en su etapa inicial, esto es en la conversión de renina a<br />

angiotensina I, representando un modelo interesante con eficacia<br />

antihipertensiva similares a los otros grupos farmacológicos<br />

descritos, pero su principal atractivo lo conforma su capacidad<br />

para combinarse tanto con diuréticos, como con IECA, ARA II<br />

y BCC lo cual no sólo mejora su eficacia antihipertensiva sino<br />

que teóricamente podría favorecer el manejo y/o la <strong>prevención</strong><br />

de daño a órganos blanco. En la actualidad se llevan a cabo<br />

estudios de puntos finales sobre mortalidad y morbilidad 18 .<br />

Adherencia al tratamiento<br />

Este es un aspecto crucial para reducir el riesgo cardiovascular de los<br />

hipertensos y se refiere tanto a los cambios en el estilo de vida como a<br />

la medicación antihipertensiva. Tanto el o la paciente como el médico<br />

deben estar conscientes de que es un tratamiento de por vida. El hecho<br />

que las cifras tensionales se encuentren dentro del rango “ideal” no<br />

significa que ha desaparecido el problema, ya que hasta el momento los<br />

únicos casos “curables” de HTA son aquellos susceptibles de cirugía o<br />

tratamiento endovascular (coartación de la aorta, feocromocitoma, etc.).<br />

Por otro lado, los fármacos antihipertensivos no inducen fenómenos<br />

de tolerancia ni de acostumbramiento y su protección es mayor en la<br />

medida que transcurren los años de su cumplimiento.<br />

El impacto potencial de la falta de la observancia terapéutica en<br />

resultados de tratamiento y costes es elevado. Se ha estimado que de<br />

las más de dos mil millones de prescripciones anuales realizadas en<br />

Estados Unidos de América, sólo la mitad se cumplen adecuadamente<br />

y muchos expertos afirman que tal incumplimiento es responsable de<br />

una proporción importante del gasto sanitario y además, solamente en<br />

el tratamiento de la enfermedad cardiaca, puede ser causa de 125.000<br />

318 319


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

muertes evitables cada año 19 . Por tanto, la falla de la adherencia al<br />

plan terapéutico a largo plazo es uno de los problemas más importantes<br />

en el tratamiento de las enfermedades crónicas en la práctica clínica<br />

diaria. 20-22<br />

Conclusiones<br />

Es importante la detección oportuna del paciente hipertenso y la<br />

estratificación de su riesgo cardiometabólico, para iniciar el tratamiento<br />

de acuerdo a las sugerencias de las diferentes guías de manejo y<br />

tratamiento de la HTA. Se debe informar al paciente que la HTA es una<br />

enfermedad silente en la mayoría de los casos y que es su prevalencia<br />

en las <strong>mujer</strong>es es mayor que la del cáncer de mama y cuello uterino.<br />

Los pacientes no adherentes al tratamiento quedan sin la<br />

protección debida y ello puede contribuir a la elevada prevalencia<br />

de la morbimortalidad cardiovascular, especialmente en los países<br />

económicamente en vías de desarrollo. Todo médico debe educar a<br />

los pacientes sobre el debido cumplimiento del tratamiento, además de<br />

informarlo sobre sus beneficios en la reducción de las complicaciones de<br />

la enfermedad hipertensiva, especialmente en la <strong>mujer</strong> postmenopáusica,<br />

más vulnerable a estos eventos.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

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320 321


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Terapéutica farmacológica de las<br />

dislipidemias<br />

Dr. Jesús E. Isea Pérez.<br />

Introducción<br />

En Venezuela, al igual que en el resto del mundo, tanto en hombres<br />

como en <strong>mujer</strong>es, la enfermedad arterial coronaria (EAC) constituye<br />

la primera causa de muerte, mientras que los accidentes vasculares<br />

cerebrales permanecen como la primera causa de incapacidad 1,2 ;<br />

ambos síndromes tienen un denominador común: la presencia de la<br />

aterosclerosis como factor etiológico de primer orden.<br />

Hablar de aterosclerosis es referirse a sus factores de riesgo y,<br />

especialmente, a los niveles altos del colesterol unido a las lipoproteínas<br />

de baja densidad (LDL-C), o de su sucedáneo el colesterol total; el cual<br />

es considerado el único factor realmente indispensable y absolutamente<br />

independiente para el desarrollo de la aterosclerosis 3 . De hecho, esta<br />

enfermedad no se desarrolla si no hay, como mínimo, un cierto nivel de<br />

colesterol, independientemente de la presencia de los otros factores que<br />

actúan como catalizadores del proceso. Esta realidad en la asociación<br />

entre colesterol y aterosclerosis, ha sido ampliamente confirmada por<br />

evidencias epidemiológicas 4 y clínicas 5 y constituye uno de los pilares<br />

fundamentales del pensamiento científico contemporáneo. No obstante,<br />

la EAC ocurre con menor frecuencia, y más tardíamente, en <strong>mujer</strong>es<br />

que en hombres, hecho que se ha sustentado en las variaciones del<br />

efecto estrogénico sobre los niveles lipídicos de estas pacientes 6 .<br />

Variaciones del perfil lipídico en la <strong>mujer</strong><br />

Las distintas fracciones lipídicas del plasma en las <strong>mujer</strong>es se modifican<br />

según la edad, y pueden diferir en relación a su contraparte masculina.<br />

En la edad prepuberal, los niveles de lipoproteínas son similares entre los<br />

sexos; mientras que con la llegada de la pubertad aparecen variaciones<br />

en los niveles plasmáticos de colesterol unido a las lipoproteínas de<br />

alta densidad (HDL-C): las <strong>mujer</strong>es presentan, y mantienen a lo largo<br />

de toda su vida, aproximadamente, 10 mg/dL más de HDL-C que los<br />

hombres 7 . Los niveles de LDL-C y colesterol no HDL son menores en<br />

<strong>mujer</strong>es jóvenes y de edad media, pero esta circunstancia se revierte<br />

con la menopausia 8,9 . Los niveles de lipoproteína (a) [Lp(a)] también se<br />

incrementan en las <strong>mujer</strong>es, pero no en los hombres, con el paso de<br />

los años 10 .<br />

En la premenopausia las concentraciones de lipoproteínas varían a<br />

través del ciclo menstrual; mientras que con la llegada de la menopausia<br />

322 323


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

el perfil lipídico se modifica hacia un patrón proaterogénico: los niveles<br />

de colesterol total y LDL-C se incrementan, las partículas de LDL se<br />

convierten en pequeñas y densas; y se ha reportado disminución en los<br />

niveles de HDL 2<br />

, aunque el nivel total de HDL-C tiende a permanecer<br />

constante 11-13 . Más aún, el incremento en LDL-C, apoB y colesterol total<br />

se han podido detectar en el año correspondiente al cese del período<br />

menstrual 13 . Adicionalmente, las <strong>mujer</strong>es postmenopáusicas tienden<br />

a presentar mayores elevaciones postprandiales de lipoproteínas<br />

después de las comidas 14 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es obesas, diabéticas o con síndrome metabólico muestran un<br />

perfil lipídico mas adverso en relación al hombre, caracterizado por una<br />

mayor prevalencia del fenotipo B de LDL-colesterol, menores niveles<br />

de HDL-C y mayores niveles de triglicéridos 15-17 ; éste último factor, la<br />

hipertrigliceridemia, podría, incluso, implicar un riesgo más alto para las<br />

<strong>mujer</strong>es que para los hombres 18 .<br />

El uso de productos hormonales contraceptivos modifica el perfil<br />

lipídico dependiendo de la dosis de estrógenos y progestágenos, de<br />

la androgenicidad de éstos últimos, y de la vía de administración; se<br />

han reportado disminuciones en el tamaño de las partículas de LDL-C,<br />

aumentos significativos en los niveles de triglicéridos plasmáticos,<br />

y cambios menores en los niveles de LDL-C y HDL-C 7 . El uso de<br />

terapia hormonal postmenopáusica reduce los niveles de LDL-C y<br />

Lp(a) e incrementa los triglicéridos y el HDL-C, dependiendo de la<br />

preparación empleada: la monoterapia con estrógenos incrementa más<br />

los triglicéridos y favorece la aterogenicidad del LDL-C, mientras que su<br />

combinación con progestágenos atenúa el aumento de los triglicéridos,<br />

pero también reduce la elevación del HDL-C 19-21 .<br />

Factores de riesgo y enfermedad cardiovascular<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Se ha demostrado que la EAC aparece más tardíamente en la <strong>mujer</strong>; de<br />

hecho, en la edad media de la vida y durante el período perimenopáusico<br />

la prevalencia de esta enfermedad es menor en <strong>mujer</strong>es que en<br />

hombres y no es sino hasta diez años después de la menopausia que la<br />

prevalencia en ambos sexos se iguala 22 .<br />

Los distintos factores tradicionales de riesgo impactan de manera<br />

similar a hombres y <strong>mujer</strong>es, aunque su prevalencia y el momento<br />

de su aparición (hipertensión arterial [HTA], uso de contraceptivos en<br />

<strong>mujer</strong>es jóvenes fumadoras y obesidad) o tendencias de declinación<br />

(tabaquismo) varían 23 . Igualmente, en ambos sexos el riesgo de EAC<br />

o sus complicaciones está directamente relacionado a los niveles<br />

crecientes de LDL-C, e inversamente a los de HDL-C, pero la importancia<br />

relativa de cada una de estas fracciones de lipoproteínas difiere según<br />

el sexo: El LDL-C es un predictor más potente en hombres, mientras<br />

que los niveles de HDL-C y triglicéridos parecen estar más asociados al<br />

riesgo en las <strong>mujer</strong>es 18,24-26 . Adicionalmente, debe mencionarse que el<br />

riesgo debido a la alteración en las fracciones lipídicas también varía,<br />

aún dentro del mismo sexo, a lo largo de la vida: así, es mayor en las<br />

<strong>mujer</strong>es jóvenes, pero en las de edad más avanzad el riesgo total está<br />

determinado por la edad 27,28 .<br />

La proteína C reactiva ultrasensible (PCRus) se ha asociado, en ambos<br />

géneros, con un aumento en el riesgo de eventos cardiovasculares; en<br />

<strong>mujer</strong>es, incluso, niveles crecientes de PCRus se asocian con un mayor<br />

número de elementos diagnósticos del síndrome metabólico 29 .<br />

Aproximación a la <strong>mujer</strong> con dislipidemia<br />

No existen diferencias esenciales entre ambos sexos en la<br />

aproximación clínica a la dislipidemia. En todo paciente en quien se<br />

haga o se sospeche una alteración del perfil lipídico deberá hacerse<br />

un interrogatorio exhaustivo de los antecedentes, un examen físico<br />

cuidadoso y una determinación inicial del perfil lipídico mínimo, con o sin<br />

pruebas adicionales, a fin de caracterizar el tipo de dislipidemia y si ésta<br />

es primaria o secundaria a otros procesos patológicos, hábitos o uso de<br />

fármacos. Una discusión extensa de estos tópicos se encuentra fuera de<br />

los límites de este capítulo, por lo que se presenta a continuación sólo<br />

los lineamientos globales; pero se le sugiere al lector interesado buscar<br />

en otras ediciones especializadas que han evaluado extensamente este<br />

tema 30 .<br />

En general deben investigarse los antecedentes personales y familiares<br />

tales como: dislipidemia, disglucemias, hiperinsulinismo, HTA, obesidad,<br />

tabaquismo, pre-eclampsia/eclampsia, pancreatitis, hígado graso,<br />

síndrome de ovario poliquístico, alcoholismo, sedentarismo, hábitos<br />

dietéticos, tabaquismo, uso de drogas (estrógenos, glucocorticopides,<br />

anticonceptivos orales, tiazidas, betabloqueadores) y enfermedad<br />

aterosclerótica precoz.<br />

El examen físico debe incluir los signos vitales, medidas antropométricas<br />

(peso, estatura, índice de masa corporal, circunferencia abdominal),<br />

distribución corporal de la grasa, examen de pulsos periféricos y del<br />

índice tobillo/brazo, estigmas cutáneos (xantelasmas, xantomas y<br />

acantosis nigricans), fondo de ojo, examen cardíaco y palpación de<br />

tiroides, hígado y bazo.<br />

El perfil de laboratorio básico para las dislipidemias consiste en<br />

colesterol total, LDL-C, HDL-C y triglicéridos, y se debe solicitar para<br />

descartar dislipidemias en las siguientes situaciones: al menos una<br />

vez durante la edad escolar o adolescencia, en menores de 18 años<br />

con antecedentes familiares de enfermedad aterosclerótica prematura,<br />

324 325


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

en toda <strong>mujer</strong> mayor de 18 años especialmente aquellos que tengan<br />

al menos un factor de riesgo no lipídico para enfermedad coronaria<br />

(diabetes, tabaquismo, HTA), o sean portadores de enfermedad<br />

aterosclerótica, obesidad o prediabetes. Este perfil puede ampliarse<br />

según las circunstancias de cada paciente para incluir mediciones de<br />

PCRus, apolipoproteínas A-1 y B, Lp(a), fibrinógeno, microalbuminuria,<br />

homocisteína, respuesta a la sobrecarga oral de glucosa, prueba de<br />

tolerancia a las grasas y hemoglobina glucosilada.<br />

El perfil lipídico mínimo debe repetirse cada 5 años, en sujetos normales<br />

entre los 18 y 35 años de edad sin antecedentes familiares ni personales;<br />

anualmente en toda <strong>mujer</strong> mayor de 35 años y en aquellas menores<br />

a esta edad que tengan factores de riesgo; semestral o trimestral<br />

en los pacientes con enfermedad aterosclerótica y/o diagnóstico de<br />

dislipidemia bajo tratamiento hipolipemiante.<br />

Con toda esta información la paciente debe ser caracterizada en el tipo<br />

clínico y etiológico de su dislipidemia; y según existan otros factores<br />

de riesgo coronario, o la presencia de enfermedad aterosclerótica o<br />

síndrome metabólico, debe determinarse su categoría de riesgo, los<br />

puntos de corte para inicio de tratamiento, y las metas terapéuticas a<br />

alcanzar para cada nivel de riesgo.<br />

Bases para el tratamiento de la dislipidemia<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Una menor progresión, inducción de regresión de lesiones coronarias<br />

y/o disminución de eventos clínicos con cambios en el estilo de vida<br />

han sido demostradas en hombres con EAC pero no en <strong>mujer</strong>es 31-34 .<br />

Sin embargo, el valor indiscutible de la dieta, el ejercicio, la cesación<br />

del tabaquismo y el mantenimiento de un peso ideal hacen que estas<br />

indicaciones estén presentes en la primera línea de acción en las guías<br />

de <strong>prevención</strong> cardiovascular para las <strong>mujer</strong>es de todo el mundo 35, 30 .<br />

Los cambios en las lipoproteínas plasmáticas obtenidos con los<br />

hipolipemiantes parecen ser similares en magnitud y dirección en<br />

ambos sexos; sin embargo, varias sugerencias terapéuticas actuales<br />

(especialmente en <strong>prevención</strong> primaria) son una extensión de las<br />

recomendaciones inicialmente hechas para los hombres. Esto se<br />

debe a la ausencia de reporte diferencial de resultados por sexo, a la<br />

ausencia 36 o menor inclusión de pacientes de sexo femenino en los<br />

diferentes estudios clínicos de intervención en morbimortalidad 37 , y<br />

a la inclusión en éstos de sujetos en edades intermedias de la vida;<br />

y como las <strong>mujer</strong>es presentan más tardíamente las manifestaciones<br />

de enfermedad aterosclerótica que los hombres, hacían que estos<br />

estudios tuviesen un poder insuficiente para determinar la eficacia<br />

del tratamiento hipolipemiante en <strong>mujer</strong>es 38 . En general han sido los<br />

inhibidores de la hidroximetil-glutaril-CoA-reductasa o estatinas, las<br />

drogas más extensamente probadas en los diferentes escenarios de<br />

tratamiento para reducir el LDL-C. Esto ha sido así por el mayor efecto<br />

hipolipemiante y mejor tolerabilidad y seguridad de estas drogas que<br />

pueden emplearse extensamente en <strong>mujer</strong>es, salvo las gestantes, que<br />

intenten quedar embarazadas o están lactando, debido a la falta de<br />

data sobre el efecto de estas drogas para el feto o niño.<br />

En los últimos años se ha considerado que no existen suficientes<br />

evidencias que garanticen la reducción de eventos cardiovasculares<br />

con el tratamiento hipolipemiante en <strong>mujer</strong>es sin enfermedad<br />

aterosclerótica 39 . Un subgrupo diferente lo representan las <strong>mujer</strong>es<br />

sin enfermedad cardiovascular conocida pero con diabetes mellitus<br />

o con algún otro factor de riesgo coronario como el antecedente de<br />

historia familiar de enfermedad coronaria prematura, el cual parece ser<br />

un factor de riesgo particularmente importante en las <strong>mujer</strong>es 40-42 ; en<br />

ambos casos el uso de estatinas demostró una reducción en los eventos<br />

cardiovasculares. Estos beneficios fueron similares para hombres y<br />

<strong>mujer</strong>es e independientes de la edad y de otros factores demográficos<br />

basales 43 .<br />

Recientemente, un nuevo ensayo ha hecho que las anteriores<br />

consideraciones se hayan modificado. El estudio “Justificación del<br />

uso de estatinas en <strong>prevención</strong>: un ensayo de intervención evaluando<br />

rosuvastatina” (JUPITER) 44 , donde participó el mayor número de<br />

<strong>mujer</strong>es hasta la fecha ya que aleatorizó 6.801 <strong>mujer</strong>es con edades<br />

≥ 60 años, y 11.001 hombres de ≥50 años sin historia previa de<br />

enfermedad coronaria, diabetes mellitus o enfermedad cerebrovascular,<br />

con niveles plasmáticos de LDL-Colesterol < 130 mg/dL y de PCRus ≥<br />

2mg/L. Los pacientes recibieron 20mg od de rosuvastatina o placebo<br />

y fueron seguidos por apenas 2 años, ya que el ensayo se terminó<br />

prematuramente al obtenerse significativos beneficios con el uso de la<br />

droga activa. Dentro de este estudio, el subgrupo de <strong>mujer</strong>es fue objeto<br />

de un análisis pre-especificado que mostró similares beneficios que el<br />

subgrupo de hombres en la reducción del riesgo relativo de alcanzar<br />

el punto final primario compuesto por infarto del miocardio, accidente<br />

cerebrovascular, revascularización arterial, muerte cardiovascular u<br />

hospitalización por angina inestable (relación de riesgo en <strong>mujer</strong>es:<br />

0.54, p= 0.002 vs, en hombres: 0.58, p


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

de mayor número de <strong>mujer</strong>es lo que ha permitido conclusiones más<br />

concretas en este escenario de acción terapéutica. Varios meta análisis<br />

realizados 39,47 han permitido concluir que existe un claro beneficio<br />

de reducción de eventos cardiovasculares en las <strong>mujer</strong>es donde se<br />

logran reducciones entre 20 y 30% en la morbimortalidad por EAC y<br />

revascularizaciones, pero sin efecto en la mortalidad total 39 . Otros dos<br />

estudios que incluyeron alrededor de un 20% de pacientes de sexo<br />

femenino sugieren reducciones similares en eventos cardiovasculares<br />

sin impacto en la mortalidad total48, o del riesgo de presentar nuevo IM<br />

no fatal 49 . Ambos estudios dejaron claro que el tratamiento intensivo con<br />

estatinas podría beneficiar a hombres y <strong>mujer</strong>es por igual, sin incremento<br />

en la mortalidad no cardiovascular u otras reacciones adversas.<br />

Finalmente, el uso de estatinas en los síndromes coronarios agudos ha<br />

sido evaluado en varios estudios clínicos confirmando que un régimen<br />

intensivo de tratamiento produce mejores resultados en puntos de<br />

morbimortalidad que uno moderado 50 , pero, ambos, benefician en su<br />

magnitud individual, por igual, a ambos sexos 50,51 .<br />

Un escenario particular para el uso de estos fármacos lo representan<br />

los estudios de intervención en donde se ha evaluado directamente<br />

la modificación de la placa aterosclerótica con métodos no invasivos<br />

como el ultrasonido carotídeo para medir el grosor de la íntima<br />

media (GIMC), o con ultrasonido intravascular coronario (IVUS por<br />

sus siglas en inglés). En el caso del primero, existen dos estudios a<br />

considerar: uno, que comparó estatinas de alto poder liporreductor<br />

vs placebo (40% de <strong>mujer</strong>es) 52 ; y otro que evaluó dos regímenes de<br />

estatinas (60% de <strong>mujer</strong>es), de reducción intensiva versus moderada<br />

de los lípidos plasmáticos 53 . En ambos casos la respuesta fue la misma,<br />

independientemente del sexo la terapia con estatinas de alto poder<br />

liporreductor es capaz de inducir regresión o retardo de la progresión<br />

del GIMC.<br />

Un patrón similar ha sido obser vado con la técnica IVUS que es más<br />

rigurosa para evaluar las placas ateroscleróticas coronarias. En dos<br />

estudios se examinó el efecto de las dos estatinas de mayor poder<br />

liporreductor: en el primero de ellos 44 con participación de cerca de<br />

30% de población de sexo femenino, el uso de atorvastatina, redujo<br />

la progresión de la placa coronaria, pero no la simvastatina que era su<br />

comparador. El segundo estudio 55 , también con un 30% de pacientes<br />

femeninos, se demostró que una terapia de reducción intensiva de<br />

lípidos era capaz de inducir regresión del volumen porcentual del<br />

ateroma coronario. En ambos estudios, no hubo diferencias entre<br />

ambos sexos en los resultados obtenidos.<br />

Por último, un comentario especial en relación a la información sobre<br />

el impacto de los fibratos o niacina en las <strong>mujer</strong>es. En general, la<br />

participación de ellas en estos estudios clínicos ha sido nula 56-58 o muy<br />

baja y sin reportar diferencias con los hombres 59,60 lo cual, obviamente,<br />

obliga a extender a ellas los beneficios observados en ellos. Esta<br />

circunstancia es realmente paradójica, porque los niveles bajos de<br />

HDL-C y los altos niveles de triglicéridos plasmáticos tienen un mayor<br />

impacto pronóstico en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Recomendaciones clínicas para el tratamiento de<br />

la dislipidemia en la <strong>mujer</strong><br />

En líneas generales, las recomendaciones fundamentales pueden<br />

resumirse en 30,35 :<br />

I. Cambios generales en el estilo de vida:<br />

I-A) Mantenimiento/reducción de peso: A través de un programa<br />

organizado que incluya dieta adecuada y ejercicio, y eventual<br />

manejo conductual, para alcanzar/mantener un índice de masa<br />

corporal entre 18,5 y 24,9 Kg/m 2 y una circunferencia abdominal<br />

menor a 80 cm.<br />

I-B) Actividad física: Realizar, al menos, 30 minutos de ejercicio<br />

aeróbico de moderada intensidad en la mayoría, y preferiblemente<br />

todos los días de la semana. Este nivel debería incrementarse<br />

a 60-90 minutos en aquellas <strong>mujer</strong>es que necesitan perder o<br />

sostener la pérdida de peso.<br />

I-C) Dieta: Preferiblemente rica en frutas y vegetales, alimentos<br />

ricos en fibra; y pescado, al menos dos veces por semana. Limitar<br />

la ingesta de grasas saturadas a menos de 10% del consumo<br />

total de calorías (y, si es posible, a menos de 7%). Reducir la<br />

ingesta de colesterol a menos de 300 mg/día, el consumo de sal<br />

a menos de 2,3 gramos/día, y la ingesta de alcohol a no más de<br />

una medida/día (una botella de 360 cc de cerveza, una copa de<br />

150 cc de vino, o de 45 cc de alcoholes de alta graduación). El<br />

consumo de ácidos grasos trans debería ser lo más bajo posible<br />

(menos de 1% de la ingesta calórica total).<br />

I-D) Ácidos grasos omega-3: Como un complemento<br />

dietético, estos compuestos en suplemento farmacéutico<br />

(aproximadamente 850 a 1000 mg de ácido eicosapentaenoico<br />

[EPA] y docosahexaenoico [DHA]) podrían ser considerados en<br />

<strong>mujer</strong>es con EAC. Dosis mayores (2 a 4 gramos) son efectivas<br />

para el tratamiento de la hipertrigliceridemia.<br />

I-E) Suplementos de antioxidantes y ácido fólico: Tales como<br />

vitaminas antioxidantes (vitaminas E, C y betacarotenos), y el<br />

ácido fólico (con o sin suplementos de vitaminas B6 y B12) no<br />

deben ser usados para la <strong>prevención</strong> primaria o secundaria de<br />

la enfermedad cardiovascular.<br />

Es importante resaltar que tanto la dieta y la actividad física son<br />

pilares fundamentales de toda estrategia terapéutica y deben<br />

328 329


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

acompañar al tratamiento farmacológico.<br />

II. Intervención farmacológica directa sobre lípidos:<br />

II-A) En las pacientes con LDL-C elevado:<br />

- Pacientes de alto y muy alto riesgo (EAC o su equivalente,<br />

con o sin otros factores de riesgo): Utilice drogas para reducir<br />

el LDL-C simultáneamente con cambios en el estilo de vida<br />

para alcanzar un valor menor a 100 mg/dL. Lo mismo para<br />

<strong>mujer</strong>es con diabetes mellitus, otras formas de enfermedad<br />

vascular aterosclerótica (enfermedad carotídea, aórtica o arterial<br />

periférica) o con riesgo absoluto mayor a 20%.<br />

Una reducción del LDL-C a valores inferiores a 70 mg/dL es<br />

razonable en aquellas de muy alto riesgo y podría requerir<br />

combinaciones de hipolipemiantes 30 .<br />

- Pacientes con riesgo bajo o intermedio (sin EAC o su<br />

equivalente): Utilice terapia para reducir el LDL-C si éste es ≥ 130<br />

mg/dL a pesar de cambios en el estilo de vida, y hay múltiples<br />

factores de riesgo con un riesgo absoluto a los 10 años entre 10<br />

a 20%.<br />

En todas las pacientes con LDL-C ≥ 160 mg/dL a pesar de los<br />

cambios en el estilo de vida, y con múltiples factores de riesgo,<br />

debe emplearse terapia con estatina, aún si el riesgo absoluto<br />

calculado en 10 años es < 10%.<br />

Utilice terapia para reducir el LDL-C en todas las pacientes con<br />

LDL-colesterol ≥ 190 mg/dL, independientemente si hay o no<br />

otros factores de riesgo.<br />

II-B) Pacientes con LDL-C en cifras promedio con PCRus<br />

elevada: Luego del estudio JUPITER se considera que las<br />

<strong>mujer</strong>es postmenopáusicas (>60 años) con, al menos, un factor<br />

adicional de riesgo, especialmente si éste es el antecedente de<br />

historia familiar prematura de EAC y PCRus elevada, deben<br />

tratarse con estatinas hasta lograr alcanzar, probablemente, los<br />

niveles obtenidos en dicho estudio 45 .<br />

II-C) En pacientes con HDL-C bajo o colesterol no-HDL<br />

elevado:<br />

• Pacientes de riesgo muy alto, alto riesgo o con riesgo absoluto<br />

a los 10 años entre 10 y 20%: Utilice niacina o fibratos luego<br />

que la meta de LDL-C se ha alcanzado.<br />

Estado del tratamiento y de las investigaciones<br />

sobre dislipidemia en la <strong>mujer</strong><br />

A pesar de las evidentes similitudes en la presentación, impacto<br />

sobre morbimortalidad y beneficios derivados del tratamiento de las<br />

dislipidemias entre hombres y <strong>mujer</strong>es, éstas son frecuentemente<br />

tratadas en menor porcentaje o hasta metas menos adecuadas.<br />

Un estudio en pacientes dislipidémicos (45% de <strong>mujer</strong>es) con diferentes<br />

niveles de riesgo, en varios continentes 61 , mostró que ellas tenían una<br />

edad promedio y mayores niveles de LDL-C y HDL-C que los hombres.<br />

Así mismo, recibían terapia con estatinas menos frecuentemente y<br />

tenían una menor tasa total de éxito en la normalización de los niveles<br />

de LDL-C; ésta diferencia se debía fundamentalmente al menor uso de<br />

estatinas en el subgrupo de <strong>mujer</strong>es de alto riesgo, ya que en los de<br />

bajo y mediano riesgo no había diferencia entre sexos.<br />

En el escenario de la <strong>prevención</strong> secundaria, el mismo patrón se repite:<br />

El Tercer Registro Nacional de Infarto del Miocardio 62 mostró que entre<br />

los pacientes egresados con infarto del miocardio en los Estados<br />

Unidos en los años 1998 y 1999, las <strong>mujer</strong>es recibían medicamentos<br />

hipolipemiantes menos frecuentemente que los hombres, especialmente<br />

si eran jóvenes; pero esta diferencia basada en el sexo, luego del<br />

ajuste con otras variables, era solo un predictor independiente menor.<br />

También, en otros estudios de registro, hechos en pacientes con<br />

accidentes vasculares cerebrales 63 o con EAC, cerebrovascular, o<br />

ambas 64 los lípidos eran menos agresivamente controlados o era menos<br />

probable que se alcanzaran las metas recomendadas en <strong>mujer</strong>es que<br />

en hombres.<br />

Un problema de especial consideración lo constituye la baja<br />

representación de las <strong>mujer</strong>es en los diferentes ensayos clínicos, lo cual<br />

conlleva, implícita, a brechas significativas de información pronóstica,<br />

preventiva y terapéutica, a pesar que ha ocurrido un incremento en su<br />

participación en la última década. En los estudios de ambos géneros<br />

patrocinados por el Instituto Nacional del Corazón y Pulmón de los<br />

Estados Unidos entre 1997 y 2006, la proporción de <strong>mujer</strong>es fue del<br />

27% 65 , aumentando a 38,5% en el estudio JUPITER 45 . Las razones<br />

para esta baja participación son muchas: edad de las pacientes,<br />

riesgos relacionados con el embarazo y la lactancia, inercia clínica,<br />

errores médicos o de las pacientes en la interpretación de síntomas<br />

o la percepción de severidad de la enfermedad, y factores sociales,<br />

psicológicos o económicos 66 .<br />

Resumen y conclusiones<br />

La dislipidemia, como factor etiopatogénico de la aterosclerosis,<br />

afecta por igual a hombres y <strong>mujer</strong>es, pero las variaciones inherentes<br />

a la fisiología femenina determinan una aparición más tardía de las<br />

complicaciones derivadas de esta enfermedad. Así mismo, los diferentes<br />

factores de riesgo no lipídicos concurren de manera diferencial en las<br />

<strong>mujer</strong>es haciendo aún más compleja su definición pronóstica. Por<br />

otra parte, ellas han permanecido subrepresentadas en los estudios<br />

330 331


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

clínicos de intervención con drogas, lo cual significa ausencia de datos<br />

concluyentes sobre su respuesta al tratamiento en distintos escenarios<br />

clínicos, como es el caso de la <strong>prevención</strong> primaria; y en su evolución<br />

al tratamiento con drogas tales como los fibratos o la niacina. Las<br />

limitaciones de información han obligado a inferir, por extensión, que las<br />

conclusiones derivadas de estudios mayoritaria o totalmente, hechos en<br />

hombres apliquen por igual a las <strong>mujer</strong>es. Finalmente la utilización de la<br />

terapia hipolipemiante y el alcance de metas terapéuticas ideales en las<br />

<strong>mujer</strong>es no ha sido correcto, incluso en los escenarios clínicos de mayor<br />

riesgo. Se necesitan grandes esfuerzos para corregir estas limitaciones<br />

de información y de acción para ofrecer a las pacientes una optimización<br />

diagnóstica y terapéutica en el campo de las dislipidemias.<br />

1.<br />

2.<br />

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<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

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29.<br />

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Terapéutica de la disglucemia<br />

Dra. Dora Millar.<br />

La diabetes es una enfermedad con elevada prevalencia y carácter<br />

epidémico como lo ha demostrado el estudio donde se extrapolaron los<br />

datos conocidos a todos los 191 países miembros de la Organización<br />

Mundial de la Salud y se aplicó al estimado de la población para los<br />

años 2000 y 2030. Para el año 2000, la prevalencia mundial de la<br />

diabetes para todos los grupos de edad fue de 2,8% y alcanzará el 4,4<br />

% para el año 2030, lo cual significa que el número proyectado total de<br />

personas con diabetes se elevará de 171 millones a 366 millones en el<br />

año 2030 1 .<br />

Las estadísticas venezolanas se ajustan a la problemática mundial,<br />

estimándose una prevalencia entre 5,1 y 6%. Es importante mencionar<br />

que la diabetes es la cuarta causa de muerte en las <strong>mujer</strong>es venezolanas,<br />

siendo el riesgo de muerte mayor en ellas con respecto a los hombres,<br />

particularmente después de los 65 años de edad 2 . De manera, que el<br />

manejo adecuado de la Diabetes constituye una de las herramientas<br />

fundamentales de la <strong>prevención</strong> cardiovascular en las mismas.<br />

En el año 2003, se realizó en Venezuela el Consenso Nacional de<br />

Diabetes, que estableció las metas de control glucémico para adultos,<br />

exceptuando a la <strong>mujer</strong> embarazada. En la tabla 1 se comparan las metas<br />

propuestas por dicho consenso con las establecidas recientemente por<br />

la Asociación Americana de Diabetes (ADA) 3 y la Asociación Americana<br />

de Endocrinólogos Clínicos y el Colegio Americano de Endocrinología<br />

(AACE/ACE) 4 .<br />

Estas cifras deben ser individualizadas hacia metas más o menos<br />

exigente de acuerdo a la duración de la diabetes, edad/expectativa de<br />

vida, comorbilidades, complicaciones microvasculares o enfermedad<br />

cardiovascular reconocida, falla en la percepción de la hipoglucemia y<br />

consideraciones particulares del paciente 3 .<br />

El establecimiento de metas de control se fundamenta en numerosos<br />

estudios epidemiológicos que han demostrado el efecto beneficioso del<br />

control glucémico intensivo sobre las complicaciones microvasculares<br />

como el Diabetes Control and Complications Trial (DCCT) 5 y el United<br />

336 337


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Kingdom Prospective Diabetes Study (UKPDS) 6 . Existe controversia con<br />

respecto al efecto sobre las complicaciones macrovasculares. Estudios<br />

como el UKPDS han reportado reducción en el riesgo en pacientes con<br />

diabetes tipo 2, tratados intensivamente con el objetivo de alcanzar una<br />

HbA1c menor de 7%. Sin embargo, recientemente, el estudio Action<br />

to Control Cardiovascular Risk in Diabetes (ACCORD) 7 encontró un<br />

aumento de la mortalidad, sin beneficio sobre el riesgo cardiovascular<br />

en pacientes que fueron tratados a objeto de reducir la HbA1c por<br />

debajo de 6,5%. En este estudio, 38% de las participantes eran<br />

<strong>mujer</strong>es. Pareciera más sensato considerar la meta de HbA1c de 7%,<br />

intensificándola sólo en pacientes seleccionados, sin complicaciones<br />

cardiovasculares y sopesando el riesgo de hipoglucemia. Este punto de<br />

corte es el sugerido por diversas guías científicas internacionales 2,8 .<br />

La terapia médica nutricional y la actividad física constituyen la piedra<br />

angular en el manejo de la diabetes y toda <strong>mujer</strong> diabética debe<br />

recibir, conjuntamente con las modificaciones en el estilo de vida, la<br />

farmacoterapia necesaria para mantener la HbA1c < 7%, la cual incluye<br />

las drogas antihiperglucemiantes, en su mayoría de administración oral,<br />

y la insulina y sus análogos.<br />

Drogas antihiperglucemiantes<br />

Básicamente se clasifican de acuerdo a su mecanismo de acción. En<br />

la tabla 2 se describen las diferentes categorías y su efecto sobre el<br />

control glucémico junto con algunas características que repercuten en<br />

el perfil lipídico, cuando son utilizadas como monoterapia 8 .<br />

Si hablamos específicamente sobre la protección cardiovascular, la<br />

metformina es quizás la única droga que en estudios epidemiológicos<br />

importantes, como el United Kingdom Prevention Diabetes Study<br />

(UKPDS), ha demostrado reducir la incidencia de complicaciones<br />

macrovasculares en los pacientes diabéticos, específicamente se<br />

reportó una reducción del 16% en el riesgo relativo para infarto<br />

del miocardio. En cuanto a las sulfonilureas, existen controversias<br />

planteándose que algunas, como la glibenclamida, pueden deteriorar<br />

el precondicionamiento isquémico, mecanismo de defensa contra la<br />

isquémica miocárdica 9 . Sin embargo, hay que mencionar que el estudio<br />

UKPDS no demostró incremento en la morbimortalidad cardiovascular<br />

en los pacientes tratados con sulfonilureas a lo largo de los años de<br />

seguimiento. Las tiazolidenodinas duplican el riesgo de insuficiencia<br />

cardíaca y su papel en la cardiopatía isquémica debe ser individualizado.<br />

En un meta análisis de estudios, se informó que la rosiglitazona se<br />

asoció con un incremento en el riesgo de infarto del miocardio y de<br />

todas las causas de mortalidad cardiovascular 10 , mientras que la<br />

pioglitazona parece tener un efecto cardioprotector 11 . Los inhibidores<br />

de la alfa glicosidasa, particularmente el acarbose, demostraron en<br />

el estudio Study TO Prevent Non-Insulin-Dependent Diabetes Mellitus<br />

(STOP-NIDDM), realizado para <strong>prevención</strong> de diabetes, que reducían<br />

los eventos cardiovasculares 12 , lo cual resulta promisorio, pero amerita<br />

ser confirmado por otros ensayos. En cuanto a las otras categorías de<br />

drogas, no se les ha demostrado efecto específico sobre los eventos<br />

cardiovasculares.<br />

En la tabla 2 y 3 se listan las dosis recomendadas, la posología, así<br />

como los efectos adversos y las contraindicaciones de las diferentes<br />

drogas 13,14 .<br />

Adicionalmente existen combinaciones fijas de drogas que reducen el<br />

número de píldoras que consumirá el paciente, facilitando su adherencia<br />

al tratamiento.<br />

Insulina y análogos<br />

La terapia insulínica es la más antigua y por lo tanto la que cuenta con<br />

la mayor experiencia clínica. Es la más efectiva, reduciendo cualquier<br />

nivel de HbA1c y adicionalmente tiene efectos beneficiosos sobre el<br />

perfil lipídico. En cuanto a sus desventajas se reporta aumento de<br />

peso e hipoglucemia. La terapia con insulina es la única opción para<br />

los pacientes con diabetes tipo 1 y para la diabetes gestacional. Las<br />

insulinas utilizadas actualmente son de origen humano y desde la década<br />

338 339


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

de los 90, se emplean los análogos, que surgen de modificaciones en<br />

las cadenas polipeptídicas de la molécula natural, con el objetivo de<br />

mejorar los perfiles farmacodinámicos y cinéticos. En la tabla 4 se<br />

enumeran las principales insulinas y análogos disponibles, con su perfil<br />

de acción posterior a la administración subcutánea.<br />

Con el conocimiento de las características más importantes de las<br />

drogas, debe plantearse una estrategia para la implementación<br />

adecuada de las mismas.<br />

En el año 2006, la ADA y la EASD publicaron un algoritmo para ayudar<br />

al médico a seleccionar el tratamiento más apropiado para el paciente<br />

con diabetes tipo 28. Este algoritmo fue revisado en el año 2009 13 y<br />

toma en cuenta las características de las intervenciones individuales,<br />

su sinergia y el costo económico (Figura 1).<br />

De acuerdo a este algoritmo 13 :<br />

1. En todos los pacientes con diabetes tipo 2 se debe iniciar el<br />

tratamiento con modificaciones en el estilo de vida y metformina<br />

al momento del diagnóstico.<br />

2. La transición de una paso a otro debe ser rápida si no se alcanzan<br />

las metas, particularmente la HbA1c, que debe determinarse<br />

cada 3 meses.<br />

3. Las drogas recomendadas en el segundo paso incluyen<br />

fundamentalmente insulina y sulfonilureas. La sulfonilurea<br />

340 341


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

combinada con metformina conduce a ganancia de peso,<br />

así como mayor frecuencia de hipoglucemia en particular la<br />

glibenclamida en relación a las de segunda generación.<br />

4. Si hay síntomas de hiperglucemia o la HbA1C es > 8,5%, es<br />

preferible iniciar tratamiento con insulina basal (insulina de<br />

acción intermedia o análogos de acción prolongada a una dosis<br />

de 10 unidades o 0,2 U/Kg por vía subcutánea en la noche).<br />

5. Como drogas alternativas durante el segundo paso para los<br />

pacientes con riesgo elevado de hipoglucemia se recomienda<br />

pioglitazona o exenatide (particularmente en presencia de<br />

obesidad y HbA1c


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

15.<br />

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Estrategias sobre cesación tabáquica<br />

en la <strong>mujer</strong><br />

Dr. Carlos I. Ponte Negretti.<br />

Introducción<br />

De acuerdo a los más recientes datos de encuestas europeas y<br />

americanas, la prevalencia de tabaquismo disminuye de forma<br />

progresiva en los varones adultos, en tanto que aumenta en las <strong>mujer</strong>es 1 .<br />

Las jóvenes fuman con más frecuencia y con mayor intensidad que los<br />

jóvenes. En tanto que los niños se inician al consumo de tabaco a una<br />

edad media de 12,9 años, las niñas lo hacen a los 12,1. Además en el<br />

grupo de edad situado entre los 25 y los 45 años las <strong>mujer</strong>es fuman<br />

más frecuentemente que los hombres. En una encuesta realizada en<br />

la unidad de <strong>prevención</strong> cardiovascular del Hospital Domingo Luciani<br />

(Caracas), en 100 pacientes que acudieron a la consulta de cesación<br />

tabáquica, la edad de inicio en las <strong>mujer</strong>es fue 13,1 años frente a 14,2<br />

años para los hombres 2 .<br />

Estas diferencias epidemiológicas entre sexos, también se manifiestan<br />

cuando consideramos las actitudes con respecto al abandono del<br />

consumo del tabaco. Mientras que casi el 70% de los hombres mayores<br />

de 45 años que son fumadores, quieren abandonar el hábito, sólo el<br />

50% de las <strong>mujer</strong>es de esa misma edad lo desean.<br />

¿Tiene el tratamiento del tabaquismo alguna particularidad en el caso<br />

de las <strong>mujer</strong>es? Varias investigaciones han demostrado diferencias en<br />

cuanto a: a) grado de dependencia física de la nicotina entre hombres y<br />

<strong>mujer</strong>es; b) causas de recaída y c) eficacia de los distintos tratamientos<br />

ligada al sexo.<br />

Algunas publicaciones sugieren que el grado de dependencia física a<br />

la nicotina es más alto en <strong>mujer</strong>es que en hombres, en tanto que otros<br />

llegan a conclusiones distintas, matizando que no existen diferencias<br />

significativas entre uno y otro género en este aspecto.<br />

No cabe duda que cuando tratamos a <strong>mujer</strong>es fumadoras, debemos<br />

pensar en controlar algunas causas de recaída que no son tan<br />

importantes para los hombres:<br />

a. El incremento de peso que se asocia habitualmente al abandono<br />

del consumo del tabaco es responsable de reincidencias en el<br />

47% de las <strong>mujer</strong>es que quieren dejar de fumar. Y este es un<br />

factor que debe ser controlado muy de cerca para conseguir<br />

incrementar las cifras de abstinencia en las <strong>mujer</strong>es fumadoras.<br />

b. La depresión que aparece con mayor frecuencia en las <strong>mujer</strong>es.<br />

Después de 4-5 semanas de abandono, aproximadamente el<br />

25% de los fumadores sufre un cuadro compatible con depresión<br />

344 345


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

leve que suele desaparecer entre la 10 y 12 semanas. En<br />

<strong>mujer</strong>es, sobre todo, se puede hacer más intenso y prolongado<br />

y requerir de tratamiento especializado 3 .<br />

Resumiendo, el tratamiento del tabaquismo en <strong>mujer</strong>es tiene<br />

connotaciones especiales por el mayor grado de dependencia física, la<br />

mayor intensidad de consumo y las causas particulares de recaída, en<br />

comparación con los hombres.<br />

Tabaquismo una enfermedad mortal. El tabaquismo debe ser<br />

considerado como una enfermedad ya que se acompaña de una<br />

alta tasa de mortalidad por cáncer, accidentes cerebrovasculares y<br />

enfermedades cardiovasculares. Sólo en Estados Unidos anualmente<br />

más de 170.000 <strong>mujer</strong>es mueren prematuramente por enfermedades<br />

relacionadas con el tabaquismo 4 .<br />

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en<br />

nuestro país y el mero hecho de fumar aumenta la mortalidad en las<br />

<strong>mujer</strong>es hasta en un 32% 5 .<br />

Tratamiento del tabaquismo en la <strong>mujer</strong><br />

Los beneficios de dejar el tabaquismo son múltiples, la <strong>mujer</strong> que lo<br />

logra reduce su riesgo de morir prematuramente, y ellos son mayores<br />

cuanto más temprano ocurra dicha cesación.<br />

Luego de 10 años sin fumar, por ejemplo, la <strong>mujer</strong> exfumadora tiene<br />

un riesgo de enfermedad coronaria igual a otra de su misma edad que<br />

nunca halla fumado; el mismo fenómeno ocurre para la enfermedad<br />

cerebrovascular luego de 15 años sin fumar 2 .<br />

El 75% de las <strong>mujer</strong>es desean dejar de fumar, pero sólo el 2,5% lo<br />

consiguen y se mantienen sin fumar durante un año 6 . La intervención<br />

antitabaco es menos efectiva en las <strong>mujer</strong>es que en los varones 4 , y<br />

las dificultades añadidas a las que ya se ha hecho referencia hacen<br />

que el tratamiento de su adicción a la nicotina requiera de un abordaje<br />

individualizado que en ocasiones implica un mantenimiento de la terapia<br />

sustitutiva con nicotina (TSN) por más tiempo del que normalmente está<br />

protocolizado 7 .<br />

Deshabituación tabáquica e incremento del peso<br />

Las <strong>mujer</strong>es fumadoras están dos veces más preocupadas por su<br />

peso que las no fumadoras, preocupación que predispone al inicio del<br />

consumo de tabaco en las chicas adolescentes pero no en los chicos 5 .<br />

Existe una evidencia importante sobre la existencia de una relación<br />

inversa entre el consumo de cigarrillos y el peso corporal, aunque los<br />

beneficios de dejar de fumar exceden sobradamente cualquiera de<br />

los riesgos derivados del aumento medio de peso ocasionados por<br />

el abandono del tabaco 8 . Los fumadores pesan menos que los no<br />

fumadores pero tienen aumentada la relación cintura-cadera por el<br />

aumento de la grasa abdominal 9 lo que minimiza el beneficio del menor<br />

peso. El incremento medio de peso que condiciona el dejar de fumar<br />

puede ser de unos 3 a 4 kg al año de haber abandonado el tabaquismo 8 ,<br />

circunstancia a la que la <strong>mujer</strong> es mucho más sensible (la ganancia<br />

media de peso atribuible al abandono de tabaco en los varones es de 2,8<br />

kg frente a los 3,8 kg en las <strong>mujer</strong>es) 9 y este hecho puede ser la causa<br />

de una recaída, lo que, junto con la ganancia de peso ocurre sobre todo<br />

en los primeros meses del abandono del tabaco 11 , obliga, si se quiere<br />

controlar en lo posible “este efecto adverso”, realizar un seguimiento<br />

estrecho del proceso de deshabituación de cualquier fumador, y de las<br />

<strong>mujer</strong>es en particular.<br />

Este incremento de peso se deriva fundamentalmente de la pérdida de<br />

los efectos de la nicotina sobre el metabolismo graso, la pérdida del<br />

comportamiento tabáquico, del aumento de la ingesta calórica (sobre<br />

todo dulces) y de la ansiedad propia del síndrome de abstinencia<br />

nicotínica 8,13 , además del posible efecto que tiene la nicotina en la<br />

reducción de los niveles séricos y sensibilidad a la leptina, hormona<br />

que parece estar involucrada en la obesidad 12 .<br />

Algunas de las circunstancias anteriormente mencionadas no se<br />

pueden modificar pero otras sí, por lo que cuando se está ante una<br />

fumadora preocupada por su imagen corporal no se debe adoptar una<br />

actitud contemplativa durante su proceso de deshabituación tabáquica.<br />

De no existir contraindicación al tratamiento farmacológico, quizás sea<br />

éste el método más adecuado para controlar la ansiedad derivada de la<br />

supresión del consumo de tabaco 6-14 .<br />

En conclusión, ante una fumadora que quiera abandonar el tabaco y<br />

que esté preocupada por el incremento de peso que pueda derivarse<br />

del mismo, la terapia farmacológica con algunas de las opciones<br />

actuales ha de considerarse seriamente; sin olvidarse, por supuesto, de<br />

pautar un programa de ejercicio concreto (por ejemplo caminar durante<br />

30 minutos cinco veces a la semana).<br />

Deshabituación tabáquica y embarazo<br />

Durante el embarazo, el consumo de tabaco supone un mayor riesgo<br />

para el feto e impacto sobre la salud del lactante, resumidos en la<br />

tabla 1.<br />

Los hijos de madres fumadoras suelen pesar entre 150 y 250 gramos<br />

menos que los de las no fumadoras y este efecto sobre el peso no<br />

tiene relación con el antecedente de tabaquismo antes del embarazo,<br />

sino durante el mismo, e incluso, el riesgo es mucho menor si la <strong>mujer</strong><br />

346 347


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

fumadora embarazada dejara de fumar antes del cuarto mes 21 .<br />

Sería deseable que las <strong>mujer</strong>es llegasen al embarazo libre de la adicción<br />

a la nicotina, siendo por tanto el tratamiento del tabaquismo en sus<br />

diversos aspectos y opciones terapéuticas, una estrategia que debería<br />

formar parte de las actividades preventivas preconcepcionales 22 .<br />

Pero, ¿cómo ayudar a una <strong>mujer</strong> fumadora embarazada que desea<br />

abandonarlo?. Quizás sean las terapias conductuales y, dentro de<br />

ellas, la reducción progresiva de nicotina y alquitrán las más indicadas<br />

por su aplicabilidad y falta de efectos secundarios, asumiendo que en<br />

ocasiones puedan no ser suficientes para controlar las manifestaciones<br />

del síndrome de abstinencia a la nicotina. En estas situaciones podría<br />

estar indicada la administración de sustitutivos nicotínicos, ya que según<br />

los estudios realizados parece que la TSN durante el embarazo no está<br />

acompañada de efectos adversos en el feto 23-25 .<br />

La Administración Federal de Drogas de EE.UU. (FDA por sus siglas<br />

en inglés) ha cambiado la calificación de los sustitutos de la nicotina<br />

pasando de la categoría X (riesgo inaceptable para el feto; no se<br />

puede utilizar en el embarazo) a la categoría C para los chicles de<br />

nicotina (no se dispone de estudios controlados en <strong>mujer</strong>es; sólo deben<br />

utilizarse si el beneficio supera al riesgo) y a la categoría D para el<br />

resto de las formulaciones (hay un riesgo para el feto, pero el beneficio<br />

puede compensar el riesgo) 26 . Como consecuencia de este cambio, el<br />

embarazo no figura como contraindicación absoluta para la TSN.<br />

Advertencias sobre uso de la TSN durante el embarazo 27 :<br />

c. La embarazada debe ser altamente dependiente (fumadora de<br />

más de 10 cigarrillos al día y que el primer cigarrillo del día lo<br />

fume en los primeros 60 minutos después de levantarse) y estar<br />

muy motivada para dejar de fumar.<br />

d. Asumir que no va a fumar.<br />

e. Estar informada de los riesgos de la nicotina para el feto y dar su<br />

consentimiento para el tratamiento.<br />

f. Se utilizará una dosis de nicotina siempre menor que si continuara<br />

fumando y durante un tiempo corto.<br />

g. Se utilizarán preferentemente chicles mejor que parches y en<br />

caso de usar parches se recurrirá a los de 16 horas, para evitar<br />

el efecto continuo de la nicotina sobre el feto.<br />

Según las recomendaciones de la Sociedad Española de Especialistas<br />

en Tabaquismo (SEDET), en caso de emplear la TSN en <strong>mujer</strong>es<br />

embarazadas, esta debe utilizarse antes de la 18va semana de<br />

gestación, ya que posteriormente aumenta el riesgo de secuelas al<br />

aparecer los receptores cerebrales nicotínicos en el feto; y, por otra parte,<br />

las dosis empleadas han de ser inferiores a las que venía consumiendo<br />

antes del embarazo, ya que el feto se encontraría expuesto a altas<br />

concentraciones de nicotina que no podría metabolizar 25 .<br />

Por la falta de experiencia y desconocerse sus posibles efectos durante<br />

el embarazo no se recomienda el uso de bupropión ni de vareniclina<br />

durante la gestación.<br />

De lo expuesto queda claro que sí se puede ayudar a la <strong>mujer</strong> fumadora<br />

que está embarazada y decide dejar de fumar, siendo las opciones<br />

terapéuticas más adecuadas el consejo antitabaco firme junto a cambios<br />

conductuales y la reducción progresiva de nicotina; y en el caso de<br />

que estas no fueran suficientes o no se considerasen convenientes el<br />

tratamiento farmacológico indicado sería la TSN preferentemente en<br />

forma de chicles y siempre antes de la 18va semana de gestación.<br />

Deshabituación tabáquica y lactancia<br />

La lactancia es un período en el que el vínculo materno infantil es de tal<br />

magnitud que la <strong>mujer</strong> lactante se encuentra más que motivada en pro<br />

del beneficio de su hijo.<br />

Aprovechar esta situación es uno de los objetivos de los profesionales<br />

de la medicina y fundamentalmente de los pediatras, para prevenir el<br />

consumo del tabaco no sólo en los padres, sino también en los niños que<br />

atendemos, además de evitar la patología relacionada con la inhalación<br />

del humo ambiental en el hogar.<br />

El paso a la leche materna de la mayoría de los fármacos y, en el caso<br />

concreto que se aborda, de los sustitutos nicotínicos y del bupropión,<br />

con el consiguiente riesgo de efectos nicotínicos y convulsiones en el<br />

lactante, contraindican el tratamiento farmacológico del tabaquismo en<br />

la <strong>mujer</strong> lactante 28 . Durante la lactancia, en el caso que la <strong>mujer</strong> fume se<br />

debe insistir en la importancia de este período y sensibilizarla mediante<br />

un consejo firme y el apoyo psicológico correspondiente para que el<br />

abandono del tabaco sea un hecho 29 . La reducción progresiva sería una<br />

alternativa válida, que en el caso de que no fuera totalmente efectiva<br />

prepararía el terreno para un abordaje más intervencionista, una vez se<br />

suspenda la lactancia materna. Un aspecto importante en este período<br />

348 349


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

es prevenir las recaídas de las <strong>mujer</strong>es que abandonaron el consumo<br />

de tabaco durante el embarazo para asegurar el bienestar del hijo<br />

esperado, ya que una vez nacido el bebé muchas de ellas pierden la<br />

motivación para continuar sin fumar; según algunos estudios hasta en<br />

un 56% 6 . Para evitar esta situación sería aconsejable ofrecer, en los<br />

días posteriores al parto, intervenciones de apoyo que reafirmasen la<br />

condición de no fumadora, haciendo hincapié en las ventajas que tiene,<br />

tanto para ella como para los que la rodean, de mantener la abstinencia<br />

tabáquica.<br />

Deshabituación tabáquica y menopausia<br />

El tabaquismo en la menopausia es un factor de riesgo muy importante<br />

para enfermedades cardiovasculares y para patologías propias de la<br />

condición postmenopaúsica como la osteopenia acelerada, osteoporosis<br />

y fracturas de cadera 30 .<br />

En <strong>mujer</strong>es menopáusicas, sin otros factores de riesgo asociados, no<br />

existen contraindicaciones ni para la TSN ni para el bupropión. Sin<br />

embargo, debe sopesarse su uso, debido a la falta de experiencia clínica<br />

y a varias circunstancias como: el frecuente consumo de otros fármacos<br />

para procesos crónicos, como es la osteoporosis; la propia menopausia<br />

con la terapia hormonal sustitutiva; y procesos osteoarticulares que<br />

requiere el uso de fármacos analgésicos antiinflamatorios (algunos<br />

de los cuales, como ya se ha visto, puede condicionar el uso del<br />

bupropión) 30 .<br />

Debido a la mayor experiencia en la utilización de la TSN, ésta pudiera<br />

transformarse en la primera opción terapéutica a considerar en el<br />

tratamiento farmacológico de la cesación tabáquica 31 .<br />

Podemos concluir que el abordaje terapéutico de la <strong>mujer</strong> fumadora que<br />

quiere dejar de serlo, dadas las características de algunas de las etapas<br />

vitales por las que pasa y le son propias, ha de ser individualizado.<br />

Estrategias para la cesación tabaquica<br />

No todos los profesionales de la salud necesitan transformarse en<br />

especialistas en cesación tabáquica ya que esta tarea le corresponde<br />

a consejeros debidamente entrenados. Sin embargo, todos ellos han<br />

de intervenir activamente, ya que mientras más un fumador escucha<br />

un mensaje consistente su probabilidad de abandonar el tabaquismo<br />

se incrementa.<br />

Toda adicción es un trastorno conductual: para su tratamiento se<br />

necesitae modificar la conducta. Más que controlar el consumo<br />

directamente, se requiere dotar a la persona de una capacidad de<br />

control suficiente sobre las situa¬ciones y deci¬siones que, conscien¬te<br />

o automá¬tica¬mente, le conducen al consumo.<br />

Para conseguir este cambio, en el tratamiento del tabaquismo se<br />

dispone de recursos:<br />

• Inespecíficos: aquellos que aumentan las probabilidades de<br />

que se de el cambio de conducta sin entrenar al sujeto en una<br />

habilidad particular.<br />

• Específicos: son los que ayudan al paciente a enfrentarse o<br />

abordar conductas concretas.<br />

Entre los recursos inespecíficos más utilizados en el tratamiento del<br />

tabaquismo se encuentran: 1) aumento de la motivación; 2) aumento<br />

del apoyo social; 3) paliación de la sintomatología de abstinencia; y 4)<br />

tratamiento farmacológico, sea con TSN o con bupropión.<br />

El objetivo primordial de utilizar recursos específicos es individualizar el<br />

tratamiento, lo que en un trastorno adictivo –con toda la historia personal<br />

que subyace- es especialmente relevante. Por ello, en el tratamiento de<br />

cualquier fumador que presente dificultades para dejarlo por sí mismo,<br />

es necesario:<br />

• Conocer, reconocer y ser capaz de afrontar los estímulos que,<br />

a lo largo de los años, se han ido asociando a la conducta de<br />

fumar; no hay una forma unívoca de enfrentarse a un estímulo:<br />

haciendo uso de su bagaje personal cada uno desarrollará<br />

aquellas estrategias que le sean más convenientes.<br />

• Conocer qué aporta la conducta de fumar a cada persona<br />

concreta y decidir cuáles son las mejores maneras posibles<br />

de sustituir esos “beneficios”. Así, quien usa el tabaco como<br />

herramienta de afrontamiento de estados de ánimo negativos,<br />

necesitará formar mecanismos alternativos para enfrentarse a<br />

los mismos, ya que éstos no van a desaparecer sólo por dejar<br />

de fumar; por el mismo motivo si la nicotina se utiliza para<br />

paliar determinados déficits cognitivos, afectivos o de relación,<br />

se debe intentar encontrar sustitutivos químicos o ambientales<br />

adecuados.<br />

• Valorar adecuadamente las dificultades que salgan al paso en el<br />

proceso de cambio, dificultades –psicológicas o culturales- que<br />

pueden variar la percepción de perjuicios y beneficios, afectando<br />

indirectamente a la motivación del sujeto.<br />

Por definición, los recursos inespecíficos suelen ser similarmente útiles<br />

en hombres y en <strong>mujer</strong>es, aunque ello no implique que no existan<br />

diferencias: cada persona es muy distinta a la hora de ser motivada,<br />

la influencia y calidad de sus posibles apoyos resultan ser muy<br />

variables, y los efectos de una misma dosis de un fármaco pueden ser<br />

también heterogéneos. Por ello, los recursos inespecíficos han de ser<br />

individualizados.<br />

Como hombres y <strong>mujer</strong>es presentan diferentes patrones de estímulos<br />

350 351


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

asociados a la conducta de fumar y de valoración de las posibles<br />

consecuencias de la abstinencia, la aplicación de recursos específicos<br />

–fundamentalmente, por realizar una individualización del tratamientose<br />

presta a la mejora de las tasas de abstinencia.<br />

La Guía de Práctica Clínica sobre el tratamiento del tabaquismo y su<br />

dependencia recomienda el abordaje de las 5A 32 :<br />

Averigüar<br />

1. Preguntar sobre el hábito tabáquico:<br />

a. Nunca ha fumado<br />

b. Dejó de fumar antes del embarazo<br />

c. Dejó de fumar al comienzo del embarazo<br />

d. Fumadora<br />

Si responde a-b-c, felicitarla y motivarla para que continúe con<br />

dicha actitud, y la mantenga durante y después del embarazo.<br />

Si es fumadora pasar a los siguientes puntos.<br />

Aconsejar<br />

2. Comunicar un mensaje franco y contundente de los riesgos del<br />

consumo de tabaco sobre la salud para ella y para el feto.<br />

3. Ofrecer un consejo claro, firme y personal para abandonar el tabaco<br />

y mantener la abstinencia.<br />

Asistir<br />

4. Facilitar material de apoyo para dejar de fumar.<br />

5. Trasmitir la confianza de que siguiendo los consejos que se le<br />

ofrecen puede abandonar el consumo de tabaco.<br />

6. Animar a la paciente a que busque apoyo familiar y social para cesar<br />

de fumar.<br />

Acordar<br />

7. Fijar una fecha para la próxima visita y dejar visible en la historia la<br />

condición de fumadora.<br />

8. Evaluar el estatus durante el embarazo: si es fumadora, aconsejar<br />

dejar de fumar.<br />

Los recursos farmacológicos se resumen en la tabla 2.<br />

lo que puede ser causado por disfunción endotelial en la circulación<br />

coronaria 34-36 .<br />

Tabaquismo pasivo<br />

El riesgo de muerte por enfermedad coronaria aumenta en un 30%<br />

entre los individuos expuestos al tabaco ambiental en el hogar y será<br />

superior si la exposición es en el área de trabajo, donde los niveles<br />

de humo son mayores 32 . La probabilidad de muerte por enfermedad<br />

cardiovascular en fumadores pasivos, de acuerdo al estudio CPS-II de<br />

la American Cancer Society, fue de un 22%, el aumento del riesgo fue<br />

mas acentuado en las <strong>mujer</strong>es, que en los hombres (28% versus 10%,<br />

respectivamente) 33 . Ser fumador pasivo, incluso por breves períodos,<br />

disminuye abruptamente la velocidad de reserva del flujo coronario,<br />

352 353


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

1.<br />

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354 355


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Antiagregantes plaquetarios en la<br />

<strong>prevención</strong> primaria<br />

Dra. Maritza Durán.<br />

Introducción<br />

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte entre<br />

<strong>mujer</strong>es y hombres a nivel mundial; sin embargo, la evidencia actual<br />

es clara en demostrar que hay diferencias en el riesgo cardiovascular<br />

de acuerdo al sexo. Lamentablemente, éste es subestimado en la<br />

<strong>mujer</strong> ante la falsa creencia de que se encuentra “protegida” contra<br />

eventos isquémicos y al hecho de que las manifestaciones clínicas<br />

pueden ser diferentes de las observadas en los hombres. En la <strong>mujer</strong>,<br />

el riesgo cardiovascular se retrasa en aparecer alrededor de 10 años<br />

en comparación con los hombres, pero a medida que avanza en<br />

edad las diferencias se estrechan 1,2 . La edad promedio de aparición<br />

del primer IM en la <strong>mujer</strong> está alrededor de los 70 años. Entre las<br />

causas de muerte cardiovascular el primer lugar es ocupado por la<br />

enfermedad arterial coronaria (EAC). Si bien la incidencia de ictus es<br />

mayor en hombres que en <strong>mujer</strong>es, su pronóstico es peor en estas<br />

últimas y va a significar la segunda causa de muerte cardiovascular en<br />

el sexo femenino 3 . En los últimos años la tendencia a la aparición de<br />

eventos cardiovasculares es a disminuir en los hombres y a elevarse<br />

en las <strong>mujer</strong>es, predominantemente en aquellas de mayor edad 2 . Todo<br />

esto resalta la importancia de implementar adecuadas estrategias de<br />

<strong>prevención</strong> primaria en la <strong>mujer</strong>, donde destaca el uso de fármacos<br />

conocidos como antiplaquetarios donde el arquetipo ha sido el ácido<br />

acetilsalicílico (aspirina) y más recientemente, han surgido otros como<br />

el clopidogrel.<br />

Bases del uso de aspirina en <strong>prevención</strong> primaria<br />

La aspirina, inhibe la agregación plaquetaria al inactivar de manera<br />

irreversible la ciclooxigenasa 1 y bloquear la generación de tromboxano<br />

A2, un potente vasoconstrictor y agonista plaquetario 4 . En pacientes<br />

con enfermedad arterial oclusiva no cabe duda de que la aspirina a<br />

largo plazo ha demostrado que disminuye el riesgo anual de eventos<br />

cardiovasculares serios por aproximadamente un cuarto 5 ; pero, a pesar<br />

de los largos años de experiencia con el uso de aspirina, aún existen<br />

dudas sobre su uso en <strong>prevención</strong> primaria e, incluso, sobre cuál es la<br />

dosis más adecuada.<br />

356 357


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Estudios de aspirina en <strong>prevención</strong> primaria<br />

Las investigaciones pioneras en esta área incluyeron solo hombres<br />

sanos o con factores de riesgo, donde se usó aspirina por un periodo<br />

de 5 a 7 años, en dosis de 75 a 500 mg/día, con resultados divergentes:<br />

en uno de éstos estudios la disminución de la mortalidad total no fue<br />

estadísticamente significativa; en otro hubo disminución significativa en<br />

el riesgo de IM, pero la evidencia para ictus y muerte cardiovascular<br />

no fue concluyente; y en el tercero, la aspirina se asoció con una<br />

disminución significativa en la incidencia de ictus, EAC fatal y no fatal<br />

y eventos cardiovasculares en comparación con placebo 6-9 . En los<br />

primeros dos estudios en incluir <strong>mujer</strong>es, el uso de aspirina disminuyó<br />

la frecuencia de los puntos finales; a pesar de esto, cuando se<br />

revisaron los resultados en el subgrupo de las <strong>mujer</strong>es, no se observó<br />

diferencia alguna en relación al subgrupo de hombres 10,11 . El ensayo<br />

clínico que sirvió como referencia para evaluar la utilidad de la aspirina<br />

en <strong>prevención</strong> primaria en <strong>mujer</strong>es fue el Estudio de la Salud en las<br />

Mujeres (WHS por Women Health Study) 12 . Bajo un diseño factorial,<br />

doble ciego, aleatorio y controlado, 39.876 <strong>mujer</strong>es fueron distribuidas<br />

al azar a recibir aspirina 100 mg interdiario o placebo con seguimiento<br />

por 10,1 años, con los siguientes resultados:<br />

• No hubo reducción significativa en el combinado de eventos<br />

cardiovasculares (ictus, IM o muerte por ambas causas), infarto<br />

del miocardio, muerte por causa cardiovascular o mortalidad por<br />

todas las causas.<br />

• El beneficio de la administración de aspirina se limitó a la<br />

reducción de los eventos cerebrovasculares (ictus isquémico y<br />

ataques de isquemia transitoria).<br />

• En los análisis de subgrupos no se encontró evidencia de que<br />

cualquiera de los factores de riesgo considerados, excepto el<br />

estatus de fumador y la edad, modificaran el efecto de la aspirina<br />

sobre el punto final primario de eventos cardiovasculares:<br />

--<br />

Se observó un mayor beneficio entre las antiguas fumadoras<br />

y en las que nunca han fumado, con un mayor riesgo en las<br />

fumadoras.<br />

--<br />

La edad modificó consistentemente el efecto de la aspirina<br />

sobre el riesgo de los eventos cardiovasculares mayores y<br />

del infarto del miocardio:<br />

* En aquellas <strong>mujer</strong>es con edad igual o mayor a 65 años<br />

al momento de ingresar al estudio, el riesgo de eventos<br />

cardiovasculares mayores se redujo en 26% frente<br />

al grupo placebo (p=0,008); y el de ACV isquémico<br />

disminuyó en 30% (p=0,05). En este mismo subgrupo<br />

etáreo, la aspirina redujo significativamente el riesgo de<br />

infarto del miocardio en 34%, en comparación al grupo<br />

placebo (p=0,04).<br />

A raíz de los resultados de estos estudios han surgido dos importantes<br />

meta-análisis:<br />

a. En el año 2006, la publicación de Berger y colaboradores 13 tuvo<br />

como finalidad evaluar si los beneficios y riesgo del uso de la<br />

aspirina en <strong>prevención</strong> primaria variaban de acuerdo al sexo.<br />

Los autores compararon 51.342 <strong>mujer</strong>es vs 44.114 hombres<br />

enrolados en 6 ensayos de <strong>prevención</strong> primaria con dosis de<br />

aspirina entre 100 mg interdiario a 500 mg/día. El uso de aspirina<br />

en <strong>mujer</strong>es estuvo asociado con una reducción significativa<br />

del 12% en eventos cardiovasculares y del 17% en eventos<br />

cerebrovasculares (principalmente por disminución en 24% de la<br />

incidencia de ACV) pero sin efecto sobre la ocurrencia de infarto<br />

del miocardio. Por el contrario, en los hombres hubo reducción<br />

en los eventos coronarios pero no en los cerebrovasculares.<br />

Con esta diferencia de los resultados entre los géneros, se abre la<br />

puerta a una interesante controversia todavía no bien aclarada.<br />

b. Posteriormente, el grupo de Antithrombotic Trialists´ Collaboration<br />

(ATT) publicó su segundo meta-análisis con la finalidad de hacer<br />

estimaciones más confiables entre el beneficio y el riesgo de<br />

sangrado y compararon los ensayos de <strong>prevención</strong> primaria con<br />

los de <strong>prevención</strong> secundaria 14 . En esta publicación se cuestiona<br />

el concepto de diferencias en efecto basadas en el sexo, ya que<br />

el estudio WHS presentaba importantes debilidades 12 , como: a) el<br />

haber incluido una población de bajo riesgo (76% de la población<br />

tenía uno o ningún factor de riesgo, y el riesgo relativo a 10 años<br />

era del 2,5%) la cual tuvo pocos eventos cardiovasculares para<br />

detectar verdaderas diferencias, si es que existen; b) la mayoría<br />

de las participantes eran menores de 65 años y solo 4097<br />

pacientes, o sea 10% de la población total, tenía 65 años o<br />

más, y fue precisamente en este grupo donde ocurrió el 30% de<br />

los eventos cardiovasculares mayores, y además fue en el que<br />

la aspirina redujo significativamente el riesgo de un primer IM<br />

en 34%, de ictus isquémico en un 30%, y del 26% en eventos<br />

cardiovasculares mayores; c) La mayoría de los puntos finales,<br />

fueron cerebrovasculares. En consecuencia, el hecho de haber<br />

incluido una gran población pierde importancia ante la tasa muy<br />

baja de eventos ocurridos, lo que no contribuye con información<br />

relevante para el grupo que probablemente se beneficiaría más<br />

de la <strong>prevención</strong> con aspirina (aquellos con riesgo a 10 años de<br />

10% a 19%).<br />

358 359


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

¿Cuándo usar aspirina en <strong>prevención</strong> primaria en<br />

<strong>mujer</strong>es sanas?<br />

La primera condición es evaluar el riesgo de aparición de los efectos<br />

adversos, entre los que destacan: el ACV hemorrágico, las hemorragias,<br />

gastrointestinales o cualquier otro sangrado. En los estudios de<br />

<strong>prevención</strong> primaria, el aumento de estos eventos fue de 0,10% vs<br />

0,07% en el grupo placebo por año, en la población que recibió aspirina.<br />

Por consiguiente, se deben considerar tanto los factores de riesgo para<br />

ictus (donde hasta ahora se ha demostrado más eficacia en reducción<br />

de eventos) como para el sangrado gastrointestinal.<br />

Entre los factores a considerar para ictus, figuran: la edad, la presencia<br />

de hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, la historia de enfermedad<br />

cardiovascular, la presencia de fibrilación auricular y la hipertrofia de<br />

ventrículo izquierdo3. El rango de edad en el que el uso de aspirina<br />

ha demostrado beneficio está entre los 55 y 79 años 10-12 . En relación al<br />

sangrado gastrointestinal, los factores a considerar serían: la edad, la<br />

historia de dolor gastrointestinal superior y el uso de antiinflamatorios<br />

no esteroideos (AINEs). En <strong>mujer</strong>es menores de 60 años sin factores<br />

de riesgo, el número de episodios de sangrado gastrointestinal serio<br />

asociado al uso de aspirina, es 0,4 por 1000 personas. La tasa<br />

aumenta a 0,8 por 1000 personas/año si hay historia de dolor en el<br />

tracto gastrointestinal superior, y en 2,4 a 4 por 1000 personas/<br />

año para aquellas <strong>mujer</strong>es con historia de úlcera gastrointestinal. En<br />

relación a la edad, el riesgo de sangrado va a aumentar con la misma<br />

de 1,2 por 1000 personas/año entre los 60 y 69 años; a 1,8 por 1000<br />

personas/año entre los 70 y 79 años; y a 3 por 1000 personas/año a<br />

los 79 años o mas. El riesgo de sangrado se triplica o cuadriplica si se<br />

usan concomitantemente AINES. Con las preparaciones con cubierta<br />

entérica el riesgo de sangrado disminuye 1 por cada 392 en 5 años de<br />

uso de aspirina 3 .<br />

Según lo antes descrito, podemos concluir, que la población de <strong>mujer</strong>es<br />

que obtendría un beneficio sustancial en el uso de aspirina en <strong>prevención</strong><br />

primaria, sería aquella con alto riesgo para desarrollar un ictus, que no<br />

esté propensa a sufrir un sangrado serio.<br />

Es importante destacar que la mayoría de las participantes en los<br />

estudios realizados hasta mediados de la década del 2000 no estaban<br />

tomando estatinas, lo que podría haber contribuido a reducir el riesgo<br />

de IM e ictus. La sinergia de posibles efectos beneficiosos de ambos<br />

fármacos en combinación es una pregunta que futuros ensayos tendrán<br />

que responder 15 .<br />

Aspirina en la <strong>prevención</strong> primaria en pacientes<br />

con diabetes mellitus tipo 2<br />

Esta es otra área en discusión, ya que los resultados de los estudios<br />

clínicos controlados no han sido consistentes con lo premisa aceptada<br />

del uso de aspirina en <strong>prevención</strong> secundaria en los pacientes<br />

diabéticos 16 .<br />

En resumen, los distintos estudios y meta análisis han mostrado lo<br />

siguiente:<br />

• En el WHS 12 se documentó que en 1027 <strong>mujer</strong>es con diabetes,<br />

el tratamiento con aspirina, en comparación al placebo, estuvo<br />

asociado con una reducción no significativa de un 10% en<br />

el riesgo de eventos cardiovasculares mayores cuando se<br />

compara con placebo (RR=0,9;95% IC 0,63-1,29). Este efecto<br />

se debió fundamentalmente a una reducción en el riesgo de<br />

ictus (RR=0,46;0,25-0,85).<br />

• En el estudio Prevention of progression of arterial disease<br />

and diabetes (POPAPAD), que fue aleatorio, doble ciego,<br />

multicéntrico, factorial 2x2 y comparado con placebo, se evaluó<br />

el efecto de 100 mg de aspirina una vez al día y/o antioxidantes<br />

en 1276 adultos de mas de 40 años con diabetes tipo 1 y tipo 2,<br />

y un índice tobillo-brazo de 0,99 o menos, pero sin enfermedad<br />

cardiovascular sintomática. En este ensayo no se encontró<br />

beneficio al usar aspirina o antioxidantes para prevenir mortalidad<br />

o eventos cardiovasculares. En esta población tampoco hubo<br />

diferencias en los resultados de acuerdo al sexo durante los 4,5<br />

a 8,6 años de seguimiento 17 .<br />

• En el estudio Japanese Primary Prevention of Atherosclerosis<br />

With Aspirin for Diabetes (JPAD) se incluyeron 2539 pacientes<br />

diabéticos tipo 2 (cerca del 45% eran <strong>mujer</strong>es), sin enfermedad<br />

cardiovascular. Se comparó el efecto de aspirina a dosis de 81 ó<br />

100 mg contra placebo, durante 4,37 años en la <strong>prevención</strong> de<br />

eventos ateroescleróticos. No hubo diferencias significativas en<br />

el punto final primario de todos los eventos cardiovasculares, pero<br />

si en el punto combinado de eventos coronarios e ictus isquémico<br />

fatales (P=0,0037). La incidencia de eventos ateroescleróticos<br />

fue menor en el subgrupo de pacientes mayores de 65 años<br />

(6,3% versus 9,2%, p= 0,047). No hubo diferencias en relación al<br />

sexo. Los eventos hemorrágicos (mayores o menores) ocurrieron<br />

con mayor frecuencia en el grupo que recibió aspirina 18 .<br />

• Un reciente meta análisis sobre el uso de aspirina en <strong>prevención</strong><br />

primaria de enfermedad cardiovascular en pacientes diabéticos<br />

reveló que la eficacia de la aspirina para prevenir eventos<br />

cardiovasculares y mortalidad en pacientes diabéticos y no<br />

360 361


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

diabéticos es similar 19 ; esto destaca la importancia de la<br />

estimación del riesgo para enfermedad arterial coronaria en un<br />

paciente individual a 10 años. La multiplicación de este valor<br />

por un factor de 0,88%, que es el 12% de reducción de riesgo<br />

relativo que se obtuvo en el meta análisis del grupo de los<br />

trialistas, daría el riesgo revisado a 10 años para un paciente<br />

usando aspirina. Se debería poner esto en una balanza con el<br />

riesgo de sangrado gastrointestinal e intracraneal y la opinión<br />

del paciente. En este mismo meta-análisis no se establecen<br />

diferencias en relación al sexo.<br />

• El ensayo A Study of Cardiovascular Events in Diabetes (ASCEND,<br />

NCT00135226) es un estudio en progreso con la participación<br />

de 10.000 pacientes diabéticos sin evidencias de enfermedad<br />

cardiovascular, mayores de 40 años de edad que recibirán<br />

aspirina 100 mg/día vs placebo con o sin suplementación de un<br />

gramo diario de ácidos grasos omega-3 o placebo por 5 años;<br />

se espera que responda la pregunta de si debe usarse aspirina<br />

en <strong>prevención</strong> primaria en pacientes diabéticos.<br />

¿Qué recomiendan las guías en relación al uso<br />

de ASA en <strong>prevención</strong> primaria en pacientes<br />

diabéticos?<br />

La Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Americana<br />

del Corazón (AHA), en un documento conjunto, establecen el uso de<br />

aspirina para la <strong>prevención</strong> primaria de enfermedad cardiovascular en<br />

pacientes diabéticos mayores de 40 años o con otros factores de riesgo<br />

de enfermedad coronaria 20 .<br />

Por el contrario, las guías de la Sociedad Europea de Cardiología y<br />

de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (ESC/EASD)<br />

no mencionan a la aspirina para la <strong>prevención</strong> primaria de infarto del<br />

miocardio o muerte cardiovascular, mientras que si la recomiendan para<br />

la <strong>prevención</strong> primaria de ictus 21,22 .<br />

Estado actual del uso de aspirina en <strong>mujer</strong>es no<br />

diabéticas<br />

Las pautas americanas actualizadas del ACC/AHA 23 establecen que la<br />

aspirina sólo tiene indicación precisa en las siguientes situaciones:<br />

• En aquellas con alto riesgo de enfermedad cardiovascular a<br />

menos que estuviera contraindicada. En caso de ser intolerante<br />

a la aspirina se puede usar clopidogrel como sustituto. Dosis: 75<br />

a 325 mg diarios.<br />

• En mayores de 65 años o más se debería considerar aspirina<br />

a dosis de 81 mg/día a 100 mg interdiario si la presión arterial<br />

está bien controlada y el riesgo de ictus isquémico o infarto del<br />

miocardio sobrepasa el de sangrado gastrointestinal o ictus<br />

hemorrágico.<br />

• En <strong>mujer</strong>es menores de 65 años, considerar aspirina cuando el<br />

beneficio de prevenir un ictus isquémico sobrepase los efectos<br />

adversos de la terapia.<br />

Además, se ha de fomentar la toma de decisión en conjunto con el<br />

paciente, exponiendo claramente tanto los beneficios como los riesgos<br />

potenciales de esta estrategia de <strong>prevención</strong>; para muchas personas<br />

sería preferible evitar un ictus por su potencial de incapacidad que una<br />

hemorragia digestiva 3 .<br />

Actualmente está en progreso el estudio ARRIVE, un ensayo que<br />

determinará la eficacia y seguridad de 100 mg de aspirina con cubierta<br />

entérica contra placebo, en una población sin eventos previos, pero<br />

con un riesgo moderado de enfermedad cardiovascular (20 a 30% a<br />

10 años) 24 .<br />

Es importante destacar que diversas investigaciones han revelado<br />

datos interesantes sobre la reactividad plaquetaria en <strong>mujer</strong>es, tanto<br />

sanas 25 como con síndrome metabólico 26 , informando de un aumento<br />

en la reactividad y el recambio plaquetario, así como una respuesta<br />

disminuida a la aspirina. Más investigaciones serían necesarias para<br />

definir mejor este punto y si esto se traduce en mayor número de<br />

eventos.<br />

Conclusiones<br />

La enfermedad cardiovascular es la causa líder de muerte en la <strong>mujer</strong><br />

y además tiene peor pronóstico. Dentro del espectro de la enfermedad<br />

cardiovascular el Ictus cobra gran importancia por su potencial<br />

discapacitante. El desarrollo de adecuadas estrategias de <strong>prevención</strong>,<br />

es un aspecto fundamental y dentro de ellas el uso de aspirina ha<br />

demostrado, de acuerdo a la evidencia discutida anteriormente, ser<br />

efectivo para la <strong>prevención</strong> de eventos cerebrovasculares de origen<br />

isquémico, en el caso de la <strong>mujer</strong>, en el grupo de riesgo moderado a<br />

alto y a partir de los 55 años. De manera que la estratificación para Ictus<br />

isquémico, es primordial en el momento de la toma de decisión en la<br />

paciente individual. Así como la adecuada estimación de los riesgos de<br />

sangrado. Todo esto sin olvidar incluir a la paciente en el proceso de<br />

toma de decisiones. Mientras llega la nueva data esta es la conducta<br />

recomendada.<br />

362 363


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

1.<br />

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364 365


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Revascularización coronaria percutánea<br />

Dr. Carlos Luis Galán.<br />

Introducción<br />

El uso de la arteriografía coronaria en la <strong>mujer</strong> ha sido distinto que en el<br />

hombre. En un análisis retrospectivo de 80.000 pacientes se demostró<br />

mayor frecuencia de utilización de la arteriografía diagnóstica en el<br />

hombre (OR de 1,28 en Massachusetts y 1,15 en Maryland) 1 .<br />

En el estudio Survival and Ventricular Enlargement (SAVE) 2 , antes<br />

del infarto de miocardio (IM) índice que marcaba el ingreso al estudio,<br />

aunque la intensidad y frecuencia de angina así como la prescripción de<br />

antianginosos fue similar en ambos sexos, la posibilidad de referencia<br />

para coronariografía era menor en las <strong>mujer</strong>es: 15,4 % vs. 27,3 %.<br />

Sin embargo, en un centro único, que admitió a 2.473 pacientes con<br />

IM, aunque la frecuencia de uso de la arteriografía era menor en las<br />

<strong>mujer</strong>es, no había diferencias entre géneros cuando se ajustaban los<br />

números según le edad del paciente 3 . Si al momento del ingreso del<br />

paciente el diagnóstico de IM era más claro, no hubo discrepancia en la<br />

frecuencia de realización del cateterismo; pero cuando el diagnóstico<br />

de ingreso estaba menos definido, las <strong>mujer</strong>es fueron menos referidas<br />

para este procedimiento.<br />

El síntoma más común de enfermedad coronaria es el dolor torácico,<br />

pero las <strong>mujer</strong>es tienen a veces patrones atípicos de presentación.<br />

En 550 pacientes que fueron evaluados en la sala de emergencia<br />

(41 % <strong>mujer</strong>es), ingresados con el diagnóstico de enfermedad arterial<br />

coronaria (EAC), el dolor precordial fue el síntoma preponderante en<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es (71 % y 70 %); pero en estas últimas, la presencia<br />

de náuseas fue más común (OR 2,43), igualmente indigestión (OR<br />

2,13) 4 . Además, una encuesta de la Asociación Americana del Corazón<br />

(AHA por sus siglas en ingles) detectó que menos <strong>mujer</strong>es sabían que<br />

la enfermedad cardíaca es la primera causa de muerte, y mayor número<br />

lo atribuían al cáncer 5 .<br />

La disparidad en los criterios de selección de pacientes según su género<br />

estribaría en los distintos cuadros clínicos de presentación de la EAC,<br />

un menor conocimiento de los síntomas típicos de la enfermedad por<br />

parte de la <strong>mujer</strong>, y la percepción del médico tratante de que ella tiene<br />

un riesgo superior para procedimientos intervencionistas percutáneos.<br />

Este último hecho responde a datos obtenidos de ensayos y registros<br />

seminales sobre la angioplastia coronaria realizados hace varios años,<br />

antes de la utilización rutinaria de los stents y del fortalecimiento de la<br />

experiencia en el campo, no solo en las habilidades del operador sino<br />

también en los avances tecnológicos.<br />

366 367


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

Intervención coronaria percutánea (ICP) en<br />

la <strong>mujer</strong> con síndrome coronario agudo con<br />

elevación del ST<br />

En el infarto del miocardio con elevación del segmento ST (IM-CEST),<br />

un objetivo fundamental es la pronta restauración del flujo sanguíneo<br />

en la arteria ocluida. Dos estrategias son útiles para conseguir este<br />

propósito: la trombolisis y la angioplastia primaria (AP). Existen<br />

diferencias entre hombres y <strong>mujer</strong>es en los resultados obtenidos con el<br />

empleo de cualquiera de estas medidas terapéuticas.<br />

El estudio Primary Angioplasty in Myocardial Infarction (PAMI) 6 comparó<br />

el uso de AP vs trombolisis con t-PA en IM-CEST. Las <strong>mujer</strong>es incluidas<br />

tenían mayor edad con frecuencia más elevada de diabetes mellitus<br />

(DM), HTA o insuficiencia cardiaca (IC) que los hombres; y además se<br />

presentaron más tardíamente a la sala de emergencia. La mortalidad<br />

hospitalaria fue 3,3 veces mayor en la <strong>mujer</strong> que en el hombre (9,3%<br />

vs 2,8%). Después de ajustar por estas variables, solamente la edad<br />

avanzada se correlacionaba positivamente con mayor mortalidad. En<br />

el grupo tratado con t-PA la mortalidad de las <strong>mujer</strong>es fue mayor (14,0%<br />

vs 3,5%), y la incidencia de hemorragia subaracnoidea fue también<br />

más alta (5,3% vs 0,7%). En cambio, hombres y <strong>mujer</strong>es tuvieron<br />

similar mortalidad al ser tratados con AP (4,0 % vs 2,1%). Mediante la<br />

ejecución de un análisis de regresión logística múltiple de 15 variables,<br />

el tratamiento con AP en vez de t-PA, y una edad menor fueron<br />

independientemente predictivos de mayor sobrevida en las <strong>mujer</strong>es<br />

tratadas.<br />

Otro estudio en mayores de 65 años, demostró una reducción de<br />

la mortalidad a 30 días en ambos sexos con la aplicación de AP en<br />

comparación a trombolíticos (8,6% vs 10,5% en hombres, y 10,4% vs<br />

15,4% en <strong>mujer</strong>es), manteniéndose la diferencia al año 7 .<br />

Otros dos estudios revelaron mayor riesgo de hemorragia subaracnoidea<br />

en <strong>mujer</strong>es tratadas con trombolíticos 8,9 . Sin embargo la mayoría de<br />

estudios a gran escala con agentes trombolíticos no confirman este<br />

elevado riesgo después de efectuar los ajustes de las condiciones<br />

basales 10-12 .<br />

En el IM-CEST, independientemente de la edad, debe considerarse la<br />

AP el tratamiento preferido para restaurar el flujo de la arteria culpable<br />

del IM.<br />

La introducción de los stents en el IM-CEST ha contribuido a mantener<br />

mayor número de arterias abiertas durante más tiempo, y éstos se<br />

implantan en la mayoría de las ICP, reduciendo sustancialmente la<br />

reestenosis y por ende, la necesidad de otra ICP.<br />

Un registro reciente estudió los desenlaces en 230 <strong>mujer</strong>es y 789<br />

hombres quienes recibieron tratamiento con stents en IM-CEST 13 . El<br />

éxito temprano fue similar y satisfactorio en ambos grupos (97% y 98%<br />

respectivamente), pero las <strong>mujer</strong>es presentaron más complicaciones<br />

vasculares (6% vs 3%). La reducción de reestenosis con el uso de stents<br />

fue similar en ambos géneros. Después de los análisis de múltiples<br />

variables, el sexo no constituyó una variable que afectase la mortalidad<br />

a 6 meses, ni el desenlace combinado de eventos cardiovasculares.<br />

Por tanto, concluimos que en el IM-CEST la realización de AP seguida<br />

del implante de stent en la arteria culpable del evento está plenamente<br />

indicada en la <strong>mujer</strong> afectada.<br />

Si se analizan los pacientes más graves con IM-CEST con choque<br />

cardiogénico (Estudio Shock), se aprecia que no hay diferencias<br />

establecidas por el sexo en cuanto a mortalidad, tanto en aquellos<br />

sometidos a tratamiento conservador (estabilización médica) como<br />

en los que fueron revascularizados precozmente. La diferencia en<br />

mortalidad entre las dos estrategias fue más evidente a los 6 meses,<br />

favoreciendo esta última alternativa terapéutica (50% vs 63%) 14 . Los<br />

pacientes no elegibles para este estudio fueron enrolados en el registro,<br />

en el cual se exploraron las diferencias entre hombres y <strong>mujer</strong>es en<br />

el desenlace 14 . Después de ajustar por variables, no hubo variación<br />

en la mortalidad hospitalaria entre ambos géneros en el grupo para<br />

revascularización precoz (38% vs 44% respectivamente).<br />

Es interesante notar que las <strong>mujer</strong>es que arriban a la<br />

emergencia con un IM-CEST tienen más comorbilidades, mayor edad y<br />

más retraso en su llegada que los hombres. Tanto en <strong>mujer</strong>es jóvenes<br />

como mayores, la AP y el implante de stent en la arteria culpable brinda<br />

menor riesgo de mortalidad que la terapia trombolítica 13 . El uso de<br />

stents como contemporáneamente se aplica en este escenario clínico,<br />

hace que desaparezcan las diferencias en desenlaces clínicos debidos<br />

a la edad.<br />

Un interesante cambio se ha dado en el tiempo con los resultados de<br />

ICP. Los primeros ensayos revelaban un riesgo superior en <strong>mujer</strong>es,<br />

y los más recientes no muestran diferencia entre hombres y <strong>mujer</strong>es.<br />

Los desenlaces intrahospitalarios de múltiples ensayos y registros se<br />

resumen en la tabla 1.<br />

El Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI por sus<br />

siglas en inglés), acumuló datos de pacientes sometidos a angioplastia<br />

coronaria percutánea (ACP) en múltiples centros norteamericanos y en<br />

diferentes épocas. Desde 1977 a 1982 el NHLBI PTCA Registry recogió<br />

la experiencia inicial de angioplastia con balón en 3079 pacientes 16 . Las<br />

<strong>mujer</strong>es en este grupo solían tener mayor edad y severidad de la angina<br />

que los hombres, así como menor éxito angiográfico (60% vs 66%)<br />

y clínico (27% vs 19%) y más complicaciones (27% vs 19%), siendo<br />

esto último debido probablemente a las diferencias en el tamaño del<br />

los vasos y la composición de las placas. Las <strong>mujer</strong>es tuvieron hasta 6<br />

veces más una mortalidad hospitalaria y peri-procedimental mayor. A los<br />

368 369


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

18 meses, los hombres necesitaron más procedimientos relacionados<br />

con reestenosis (nuevas intervenciones), 18 % vs 10%, y la mortalidad<br />

acumulada fue mayor en <strong>mujer</strong>es, 2,2% vs 0,3%. Esto advertía una<br />

preocupación con las ICP en <strong>mujer</strong>es.<br />

Con una mayor experiencia y más avanzada tecnología, este mismo<br />

registro del NHLHBI, correspondiente a los años 1985 y 1986, evaluaron<br />

resultados a 4 años en 546 <strong>mujer</strong>es de un total de 2136 pacientes 17 .<br />

Las <strong>mujer</strong>es tenían un promedio de edad 4,5 años más, la severidad<br />

de la angina y el número de factores de riesgo era también mayor que<br />

en los hombres. Sin embargo, la severidad de la EAC analizada por<br />

angiografía no era diferente. El éxito angiográfico fue similar en ambos<br />

sexos, hombres y <strong>mujer</strong>es (89% vs 88%), pero las complicaciones<br />

fueron más numerosas en ellas (29% vs 20%) como: mayor número<br />

de disecciones, complicaciones vasculares en el punto de entrada así<br />

como mayor mortalidad peri-procedimiento. La talla del paciente, en<br />

hombres y <strong>mujer</strong>es tuvo una relación indirecta con el porcentaje de<br />

complicaciones.<br />

El Northern New England Cardiovascular Disease Study Group describió<br />

una tasa superior de mortalidad, cirugía de puentes aortocoronarios de<br />

emergencia o IM (5,29% vs 4,49%), sin embargo no se hizo análisis<br />

multivariable 18 .<br />

Los resultados de estos primeros registros destacaron mayor riesgo<br />

en la <strong>mujer</strong>, causado probablemente por un menor rango de variedad<br />

de dimensiones de balones y de catéteres guía, así como una menor<br />

experiencia en la ejecución de las ICP. Posteriormente no se apreciaron<br />

diferencias de complicaciones o éxito angiográfico y clínico entre sexos,<br />

y a veces los resultados podían favorecer a la <strong>mujer</strong>, posiblemente por<br />

tener menor cantidad de vasos afectados comparado con el hombre.<br />

En estudios más recientes, una vez practicados los ajustes demográficos,<br />

no hay diferencias significativas entre sexos, en los desenlaces<br />

inmediatos por ICP. En el registro del NHLHBI de 1997 a 1998, a pesar<br />

que en las <strong>mujer</strong>es fue más frecuente la diabetes, HTA, IC, mayor edad,<br />

el éxito peri-procedimiento fue igual en ambos géneros 19 . Sin embargo,<br />

a un año de la intervención la mortalidad femenina fue mayor (6,5% vs<br />

4,3%), igualmente el punto combinado de muerte, IM, revascularización<br />

quirúrgica (18,3% vs 14,4%).<br />

En el estudio Bypass Angioplasty Revascularization Investigation<br />

(BARI) 20 , un ensayo multicéntrico en el que se aleatorizaron pacientes<br />

con enfermedad de múltiples vasos para revascularización percutánea<br />

o quirúrgica, el punto final principal a investigar fue la mortalidad a 5,4<br />

años. Un análisis posterior demostró que en ambos grupos no hubo<br />

diferencias en mortalidad e IM 21 . La insuficiencia cardíaca fue más<br />

prevalente en <strong>mujer</strong>es (4,8% vs 1,4%), aunque la función ventricular<br />

estuvo igualmente preservada.<br />

Intervención coronaria percutánea en la <strong>mujer</strong><br />

con síndrome coronario agudo sin elevación<br />

del ST<br />

Esta clase de eventos coronarios incluye: angina inestable y el infarto del<br />

miocardio sin elevación del segmento ST (IM-SEST). Las <strong>mujer</strong>es con<br />

IM-SEST tienden a ser mayores que los hombres y más comorbilidades<br />

como diabetes e hipertension arterial 29 . Sin embargo, el tratamiento que<br />

ellas reciben, en general, es similar al de los hombres.<br />

Aunque el tratamiento invasivo se usa frecuentemente en pacientes<br />

con IM-SEST, los resultados de algunos estudios sugieren que esta<br />

estrategia puede no favorecer a las <strong>mujer</strong>es. A pesar del beneficio<br />

global a los pacientes aleatorizados a la estrategia invasiva en el<br />

estudio Fragmin and Fast Revascularisation During Instability in<br />

Coronary Artery Disease (FRISC II) y en el Randomized Intervention<br />

Trial of Unstable Angina (RITA 3) 30-32 , los análisis de subgrupos de estos<br />

estudios mostraron que dicha intervención puede estar asociada a un<br />

mayor riesgo de muerte o IM en las <strong>mujer</strong>es 33,34 . Por el contrario, la<br />

estrategia invasiva representó un mejor pronóstico, tanto en hombres<br />

como en <strong>mujer</strong>es en el estudio Treat angina with Aggrastat and<br />

370 371


<strong>Enfermedad</strong> cardiovascular en la <strong>mujer</strong>: <strong>prevención</strong>, diagnóstico y tratamiento<br />

Capítulo XII Intervenciones farmacológicas e invasivas en la terapéutica cardiovascular<br />

determine Cost of Therapy with an Invasive or Conservative Strategy–<br />

Thrombolysis in Myocardial Infarction 18 (TACTICS-TIMI 18) 35 , con un<br />

beneficio particular en las <strong>mujer</strong>es de alto riesgo identificadas por cifras<br />

elevadas de troponina. Por lo que el tema del tratamiento invasivo en la<br />

<strong>mujer</strong> continua controversial, aunque individualmente cada estudio no<br />

eran lo suficientemente numerosos para explorar confiablemente los<br />

desenlaces dentro de los distintos subgrupos.<br />

Un aporte valioso fue el meta análisis de O’Donohue y colaboradores<br />

diseñado para examinar los beneficios y riesgos de la intervención en<br />

las <strong>mujer</strong>es (n=3.075) versus hombres (n=7075) con IM-SEST en ocho<br />

estudios clínicos sugiere que, tanto en hombres como en <strong>mujer</strong>es de<br />

alto riesgo, definidos por la elevación de los biomarcadores de necrosis<br />

cardíaca, tienen un beneficio comparable en la reducción del riesgo<br />

de muerte, IM o rehospitalización 36 . Por el contrario, el procedimiento<br />

invasivo no estuvo asociado a beneficio alguno, antes bien se obtuvo<br />

un incremento no significativo del 35% en la probabilidad de muerte o<br />

IM en el grupo de <strong>mujer</strong>es con riesgo bajo (biomarcadores negativos).<br />

En cuanto a los participantes masculinos no se observó discrepancia<br />

alguna.<br />

Estos resultados representan un punto de apoyo para las pautas<br />

emitidas por la ACC/AHA que recomiendan la estrategia conservadora<br />

en las <strong>mujer</strong>es con IM-SEST y riesgo bajo 37 .<br />

A pesar de todas estas recomendaciones generales y el incremento<br />

de mortalidad, las <strong>mujer</strong>es con SCA-SEST son tratadas menos<br />

agresivamente que el hombre (33). En una revisión de la data Can<br />

Rapid Risk Stratification of Unstable Angina Patients Suppress<br />

Adverse Outcomes with Early Implementation of the American College<br />

of Cardiology/American Heart Association Guidelines (CRUSADE)<br />

National Quality Improvement de 36.000 pacientes, de los cuales 41%<br />

fueron <strong>mujer</strong>es. Entre el año 2000 y 2002, las <strong>mujer</strong>es fueron tratadas<br />

menos agresivamente que el hombre. Existen significativas diferencias<br />

en la posibilidad de recibir cateterismo cardiaco en las primeras 24<br />

horas de admisión (42% en <strong>mujer</strong>es y 49% en hombres) y hay menos<br />

probabilidad de que la <strong>mujer</strong> sea sometida a una ICP (44/52%). Las<br />

<strong>mujer</strong>es tuvieron mayor incidencia de muerte intrahospitalaria, reinfarto<br />

e insuficiencia cardiaca, pero después de hacer un ajuste los resultados<br />

fueron similares 29 .<br />

Conclusiones<br />

Aún las <strong>mujer</strong>es con enfermedad de múltiples vasos en la era moderna<br />

de las ICP han mostrado igual desenlace a corto y largo plazo al<br />

compararse con los hombres.<br />

La introducción de los stents ha reducido la tasa de reestenosis,<br />

especialmente después del advenimiento de los stents recubiertos con<br />

droga (SRD). Un reporte evaluando la mortalidad y la necesidad de<br />

una nueva revascularización en pacientes en quienes se implantaron<br />

stents entre 3 y 4 mm no mostró diferencias entre ambos sexos 38 . En<br />

estudios, utilizando stents recubiertos, hubo una reducción similar de<br />

nuevas reestenosis, revascularización y eventos cardíacos en hombres<br />

y <strong>mujer</strong>es 39,40 . No tenemos datos a largo plazo con los SRD, pero los<br />

resultados tempranos apuntan a desenlaces favorables 41 .<br />

La posibilidad de trombosis tardía intrastent en la era de las prótesis<br />

intravasculares recubiertas, aunque es poco frecuente no hay clara<br />

diferencia en su presentación entre personas de diferente sexo.<br />

En resumen, las ICP se realizan con menor frecuencia y con mayor<br />

retraso en las <strong>mujer</strong>es, por lo que es una prioridad el minimizar estas<br />

diferencias 42 . Las áreas específicas de interés en las potenciales<br />

candidatas a la intervención, incluyen 42 : 1) Mejorar las referencias<br />

para el tratamiento temprano; 2) Optimizar la terapia para pacientes<br />

con diabetes y enfermedad de pequeños vasos coronarios, lo cual es<br />

extremadamente prevalente en las <strong>mujer</strong>es y 3) Refinar las formas de<br />

tratamiento y estrategias para las <strong>mujer</strong>es con IM-CEST, en quienes las<br />

tasas de mortalidad y el riesgo de sangrado permanecen más altas que<br />

en los hombres.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

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