Mapa Poético de México. Poetas nacidos en el periodo 1960-1989

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IMAGINO LAS PALABRAS ESCAPANDO DE MI BOCAcon una fragilidad de mariposas en inviernoese lento aletear de aves oscurasy un pesado descenso de piedraQué voy a decir ahorasi sé que la tristezaera la última uva del fruterolos instantes de amarguralos bebo en mi caféy la soledad es esa tía lejanaque se tiñe el cabello a media luzen su baño de tina verdePuedo decir que estoy tranquilaque la felicidad es ese rostro en el espejosin embargo la sombra atraea seres de extraño linaje como el míoa los cuales un cambio en el peinadoun ligero gestouna ceja que se fruncenos hace estallar el corazóny delatarnosal volver hacia el abrigo del albaDel libro Cuaderno de Ariadna, Premio Nacional de Poesía “Salvador Gallardo Dávalos” 1999.Editorial del Instituto Cultural de Aguascalientes, año 20001202 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).

TARDE DE TEATROIExistió para nombrarlo oexistió al nombrarlo.Existes para ser nombradopara ser removido del fondo de la nada ycrecer como un relámpago sobre la calle.Correr, retroceder cauce vencido por el río.El árbol trueno crece a las orillas.Los ojos del relámpago se abren bajo su sombra.Son acaso lo mismo:voz, luz, trueno y relámpago.IIUn pájaro azulcanta a su agua azulísima en la panza y un látigo de colores forja un hombro para un brazo,una mano para los dedos. El personaje es una flecha que se incendia al tocar el suelo. Perola pesadilla está más clavada que una estaca de plata en el corazón tembloroso del poema.Es un cascabel de sordidez, una casa de espejos vacía, una flor que se desangra.Las plumas no son el vuelo; mi pluma es la libertad. Quien no ha saciado la vista está encontrandoalgo bajo las hojas muertas de los árboles. Yo busco algo con los ojos cerrados: una luz quecrece en mis orillas, una flama que arde con el carbón de las palabras que pienso, un fuegoque no se extiende.IIIDe pronto veo mis cabellos ovillarse en el suelo. Un ser nace de mi desgracia. Un ser queha sido atado a la enfermedad por un pelo color cobre y otro negro, por la mugre, las boronas,los restos de la cena, los hilos viejos de las sábanas. Soy yo en la locura, tendida muerta enuna parte diminuta, allí en el salón, luego sobre el escenario, volando con mis cabellos quebesan el aire. Estoy pesada como siempre y con las rodillas acalambradas, con la angustiade estar tendida sobre el mundo, absurdamente viva.Lo he descifrado: Hölderlin cruzaba su corazón cada tarde por un puente; después surebaño. Otro día trataba de regresar y no sabía cómo pronunciar las palabras para construirel puente ya olvidado, la tarde, las ovejas.Cruzamos puentes, como la aurora cruza la noche. No debo ir sola sobre el puente, nodebo caminar sola bajo el puente. Y el orégano refresca mi memoria como la brisa de latortura. Vuelo por encima del puente. Es una postal de la tarde en una bolsa de mi pantalón.Todo parece tan perfecto en el papel.Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 1203

TARDE DE TEATROIExistió para nombrarlo oexistió al nombrarlo.Existes para ser nombradopara ser removido <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> la nada ycrecer como un r<strong>el</strong>ámpago sobre la calle.Correr, retroce<strong>de</strong>r cauce v<strong>en</strong>cido por <strong>el</strong> río.El árbol tru<strong>en</strong>o crece a las orillas.Los ojos <strong>de</strong>l r<strong>el</strong>ámpago se abr<strong>en</strong> bajo su sombra.Son acaso lo mismo:voz, luz, tru<strong>en</strong>o y r<strong>el</strong>ámpago.IIUn pájaro azulcanta a su agua azulísima <strong>en</strong> la panza y un látigo <strong>de</strong> colores forja un hombro para un brazo,una mano para los <strong>de</strong>dos. El personaje es una flecha que se inc<strong>en</strong>dia al tocar <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Perola pesadilla está más clavada que una estaca <strong>de</strong> plata <strong>en</strong> <strong>el</strong> corazón tembloroso <strong>de</strong>l poema.Es un cascab<strong>el</strong> <strong>de</strong> sordi<strong>de</strong>z, una casa <strong>de</strong> espejos vacía, una flor que se <strong>de</strong>sangra.Las plumas no son <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o; mi pluma es la libertad. Qui<strong>en</strong> no ha saciado la vista está <strong>en</strong>contrandoalgo bajo las hojas muertas <strong>de</strong> los árboles. Yo busco algo con los ojos cerrados: una luz quecrece <strong>en</strong> mis orillas, una flama que ar<strong>de</strong> con <strong>el</strong> carbón <strong>de</strong> las palabras que pi<strong>en</strong>so, un fuegoque no se exti<strong>en</strong><strong>de</strong>.IIIDe pronto veo mis cab<strong>el</strong>los ovillarse <strong>en</strong> <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Un ser nace <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>sgracia. Un ser queha sido atado a la <strong>en</strong>fermedad por un p<strong>el</strong>o color cobre y otro negro, por la mugre, las boronas,los restos <strong>de</strong> la c<strong>en</strong>a, los hilos viejos <strong>de</strong> las sábanas. Soy yo <strong>en</strong> la locura, t<strong>en</strong>dida muerta <strong>en</strong>una parte diminuta, allí <strong>en</strong> <strong>el</strong> salón, luego sobre <strong>el</strong> esc<strong>en</strong>ario, volando con mis cab<strong>el</strong>los quebesan <strong>el</strong> aire. Estoy pesada como siempre y con las rodillas acalambradas, con la angustia<strong>de</strong> estar t<strong>en</strong>dida sobre <strong>el</strong> mundo, absurdam<strong>en</strong>te viva.Lo he <strong>de</strong>scifrado: Höl<strong>de</strong>rlin cruzaba su corazón cada tar<strong>de</strong> por un pu<strong>en</strong>te; <strong>de</strong>spués surebaño. Otro día trataba <strong>de</strong> regresar y no sabía cómo pronunciar las palabras para construir<strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te ya olvidado, la tar<strong>de</strong>, las ovejas.Cruzamos pu<strong>en</strong>tes, como la aurora cruza la noche. No <strong>de</strong>bo ir sola sobre <strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te, no<strong>de</strong>bo caminar sola bajo <strong>el</strong> pu<strong>en</strong>te. Y <strong>el</strong> orégano refresca mi memoria como la brisa <strong>de</strong> latortura. Vu<strong>el</strong>o por <strong>en</strong>cima <strong>de</strong>l pu<strong>en</strong>te. Es una postal <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>en</strong> una bolsa <strong>de</strong> mi pantalón.Todo parece tan perfecto <strong>en</strong> <strong>el</strong> pap<strong>el</strong>.Echeverría, A. (2008). D<strong>el</strong> sil<strong>en</strong>cio hacia la luz: <strong>Mapa</strong> Poético <strong>de</strong> México. 1203

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