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I,nº9Fechadepublicación:4deMayo2012

revista completa - ANPE BADAJOZ

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El Lenguaje científico en la sociedad – Javier Cano Plasencia –ISSN: 1989-9041, Autodidacta ©En este tema, afortunadamente, no se puede generalizar. De hecho todos, en unou otro momento de nuestra formación académica, nos hemos encontrado conargumentos para ello: profesores privilegiados que consiguen hacer de su materia unpasatiempo. Personas tan brillantes que han sabido conservar su humildad; capacesde desgranar conceptos complejos hasta hacerlos tan comprensibles que, casi porarte de magia, despiertan en uno inquietudes hacia el objeto de estudio. Pordesgracia, también casi todos hemos tropezado con la cara inversa de la moneda.Individuos que, lejos de difundir el conocimiento, cometen la irresponsabilidad deintentar preservarlo como un tesoro que fuera a desgastarse por el uso.Tampoco los medios de comunicación, tan eficientes a la hora de transmitir conexactitud milimétrica ciertas noticias de dudoso interés, pueden presumir precisamentede colaborar en la divulgación de la ciencia entre la sociedad: casi todo se reduce,salvo honrosas excepciones, a noticias puntuales – y no siempre del todo rigurosasenuna escueta sección de un periódico o en la parte final de un telediario. En esteámbito merece mención aparte el tratamiento que desde la publicidad se hace dealgunos términos científicos usados de forma ambigua, engañosa y, en la mayoría delos casos, completamente disparatada. En realidad, si se analiza un poco, es un hechocasi tan lógico como lamentable: presentar algo que lleva muchos años en el mercadocomo un producto novedoso resulta más fácil si nos ayudamos de un par desucedáneos de términos científicos que den el pego a primera vista. Así nosencontramos con jabones de baño con esencia de “Rosmarinum Officinalis” (nombrecientífico de la planta del romero), yogures con “L. cassei inmunitas” (la letra L hacealusión al género bacteriano Lactobacillus, presente en el 95 % de los yogurescomerciales) o cereales ricos en “forticalcio plus” (en este caso me van a permitir noentrar siquiera en explicaciones). Créanme: si un experimento científico consigueresultados exitosos, la claridad de sus conclusiones será absoluta. No hay por quéengañar si el trabajo es bueno. Es en los casos contrarios, aquellos en los que lo queprima es ocultar carencias, cuando se recurre a este tipo de tretas que acabanconsiguiendo que buena parte de la sociedad haga uso de estos términos científicoscomo objeto de mofa.¿Consigue la comunidad científica –término, por cierto, al que también convendríasacudirle la caspa- llegar hasta todos los sectores de la sociedad? A continuación seintentará, de una forma breve y muy personal, analizar algunas de las claves parallegar a contestar a esta delicada pregunta.2. ¿EXISTE UN INTERÉS POR LA CIENCIA EN LA SOCIEDAD?Dejando a un lado ciertos mitos sociales que evocan al científico como un individuode escasa cordura y ensimismado en sus propios pensamientos, resulta interesantepreguntarnos por el interés real que la ciencia despierta en la sociedad actual. Esevidente que en los tiempos que corren, el concepto de ciencia ha experimentado uncambio sustancial con respecto al pasado. Ya no se habla de una comunidad cerrada,ni de una exclusividad para acceder a cierto grado de conocimiento científico. Hoy por67

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