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I,nº8Fechadepublicación:17deFebrero2012

artículos - ANPE BADAJOZ

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Música para violín. Béla Bartók. –Raúl García Galindo – ISSN: 1989-9041, Autodidacta ©haber sido incluido en una exposición que el nazismo ofrecía al respecto (donde síestaban Schönberg y otros compositores atonales, con los cuales Bartók nunca estuvode acuerdo en el plano musical). En 1934 se fue de la Academia Húngara de Músicatras 37 años de pedagogo, para ingresar en la Academia Húngara de Ciencias, dondesiguió ampliando sus estudios de música popular en Turquía (1936), liberado de sulabor como profesor, ejerciendo de Catedrático de Etnomusicología, puesto noreconocido en tal nivel hasta entonces.1.5 Fase tardía neoclásica. Últimos años en Europa y exilio a EE. UU. (1937-1945)Compone en 1937 la que va a ser su obra de referencia. Si anteriormentehabía escrito el Microcosmos en este caso va a componer su macrocosmos en el queva a emplear todos los instrumentos compositivos que ha ido investigando, ampliandoy refinando desde hace treinta años. Hablamos de la Sonata para dos pianos ypercusión. La obra es un auténtico paradigma de su estilo, y el más estricto ejemplopara hablar de sus técnicas. Compone, bajo encargo del violinista Zoltán Székely, elConcierto para violín y orquesta Nº 2, en el año 1938, una de las piezas concertantespara violín mas sobresalientes del siglo XX. Al año siguiente compone el último de suscuartetos de cuerda, el Cuarteto Nº 6, así como el Divertimento para orquesta decuerda, obra que terminó de componer en su estancia en Suiza, a la que se retiró parapoder trabajar con la calma y serenidad necesarias, ya que en su país el nazismoparecía estar contaminándolo todo.Una vez instalado en Nueva York, que era su destino, las cosas no le fueronmal en el ámbito profesional en un primer momento, pese a estar un tiempo sincomponer. Pero ese mundo no era el de Bartók y lo notaba; parecía no estar hechopara él, que estaba demasiado acostumbrado a su tierra y no al ritmo de vida de unametrópoli como Nueva York.En esta época compone los famosos encargos neoyorquinos de Paul Sacher,que le encumbrarían internacionalmente. El Concierto para orquesta (1943), Sonatapara violín solo encargada por Yehudi Menuhin (1944), y el Concierto para piano Nº 3.Pero esta última obra no pudo ser finalizada: pese a haber mejorado enormemente lasituación en Europa con posibles perspectivas de vuelta a la patria, su salud no lo hizoy no pudo terminar los últimos compases del concierto que estaba dedicado a sumujer, ni tampoco un Concierto para viola del que había comenzado solo fragmentos52

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